Consultoría en Social Media: dos enfoques en discordia (post-333)
Hace poco perdimos un concurso por invitación de una forma extraña. Sabemos que en esto de las licitaciones se gana o se pierde, y asumimos los riesgos. Lo que nos pasó es muy interesante como “caso de estudio”, y creo que vale la pena contarlo aquí.
Voy a obviar datos para no citar por su nombre a la entidad-cliente que organizaba la licitación porque no es mi objetivo apuntar a nadie, sino reflexionar sobre los aprendizajes que podemos extraer de esta historia. Me ahorraré, además, muchos detalles delicados (aunque en algunos casos sean relevantes) para no dar demasiadas pistas porque este post no es una pataleta de perdedor, sino una reflexión en voz alta sobre los dilemas que a menudo nos enfrentamos las empresas o profesionales que queremos prestar servicios en el ámbito del Social Media, o en las estrategias de Identidad Digital, como prefiero llamarlo.
Pero para que te pongas en situación, sí tengo que darte algunos antecedentes. Nos presentamos a una licitación para elaborar y arrancar una estrategia digital que incluía un Plan de Social Media, pero que era mucho más que eso. Nuestra posición de partida era muy ventajosa porque conocíamos muy bien a esa organización de una fase anterior en la que hicimos un profundo diagnóstico por el que fuimos felicitados. Este detalle es importante porque se trata de una entidad muy compleja, que se mueve en espacios híbridos con clientes variados y dentro de unas restricciones normativas que obligan a cuidar mucho los contenidos y las formas. En fin, que para poder canalizar las conversaciones en redes sociales de un modo adecuado, hay que conocerla muy bien, tanto en sus procesos o servicios que son muy variados, como en sus contradicciones.
El precio para adjudicar el contrato no fue relevante porque presentamos ofertas parecidas. Lo que determinó el ganador, en palabras del responsable de la entidad, fue que necesitaban “algo más práctico” que lo que nosotros propusimos, y que nuestro enfoque no había resultado ganador porque:
- Dedicábamos demasiada importancia a la estrategia, cuando “ellos sólo necesitaban un servicio técnico y operativo”. Buscaban “algo rápido y sencillo”.
- La lógica de nuestro enfoque se basaba en “facilitar” y generar un espacio colaborativo interno para generar una conversación distribuida, de-abajo-a-arriba, cuando ellos lo que querían era a alguien que “fuera al grano”, “les dijera lo que tienen que hacer”, porque en esa organización “lo que funciona es el ordena-y-mando” [literal, tal como lo estás leyendo].
En fin, ¿Cómo se te queda el cuerpo cuando escuchas una cosa así? Por lo visto, la propuesta alternativa resultó “más práctica, rápida, sencilla y operativa” que la nuestra, y todo eso al mismo precio.
Detrás de esos argumentos, que al menos agradezco que me plantearan de forma amable y con tanta honestidad (lástima que fuera después de hacernos trabajar tanto, porque si sé que ese era el enfoque, no nos presentábamos), había un deseo de que la empresa externa que contrataran “se encargara de todo” y “molestara lo menos posible” a la gente que apenas tiene tiempo para sacar sus tareas del día a día. No querían a nadie que “les diera trabajo”, cuando fue éste precisamente uno de los puntos que nuestra oferta dejó meridianamente claro en estos términos: “Para que este proyecto salga bien [dijimos] vamos a necesitar trabajar en equipo y una fuerte implicación de la gente de la organización”. En fin, que no nos veíamos los mendas de eMOTools como una especie de alienígenas que aterrizaban en la Tierra para hablar en nombre de ella.
Así que después de ponerte en contexto, voy ahora a lo que me parece más interesante; y es que yo veo detrás de este episodio un ejemplo claro de que en Social Media tenemos dos enfoques o modelos de consultoría en discordia. OJO, no es algo totalmente binario (ni tan puro) sino un continuo en el que a menudo se entremezclan características; pero todos nos situamos en un punto más cercano de un extremo o del otro. En la tabla que sigue intento resumir los dos enfoques:
En una reflexión interna que hicimos después, un compañero creía que quizás éramos demasiado “fieles a nuestros ideales” a la hora de entender la consultoría en Social Media, y que “debíamos adaptarnos más a lo que quieren los clientes”. No decía que tuviéramos que renunciar a la filosofía que defendemos, sino que con clientes como éste convenía vestir nuestra metodología de un aura mucho más práctica y directa. O sea, centrarnos más en los resultados a corto plazo (que el cliente quiere oír) y hablar menos del proceso, ni de las complejidades reales que tiene si se pretende hacer bien.
En fin, lo de siempre. Eres honesto con el cliente, y le adelantas antes de conseguir el contrato lo que significa trabajar bien juntos, lo que exige un proyecto de este tipo y la conveniencia de hacer una gestión prudente de sus expectativas; o le tranquilizas (en realidad, le mientes) presentándole un enfoque “fácil y rápido” para que escuche lo que quiere oír, y te contrate.
Sigo pensando que aterrizar en una empresa para llevarle el Social Media por expertos desde fuera, en plan-outsourcing, es una forma de engaño, y una chapuza. No voy a vender Social Media en ese formato. Y revisando “los ideales” de nuestra empresa me doy cuenta que a más fieles seamos con ellos, más vamos a cuidar las (verdaderas) necesidades de los clientes, porque nuestros ideales persiguen precisamente eso: cuidar al cliente. Otra cosa es que éste no se entere, y le compre a quien no le cuida.
Pero la pura realidad es que echamos varios días/consultor para elaborar esa propuesta, con gran ilusión y expectativas de ganarla; y el resultado final fue negativo. La perdimos por defender con rigor un modelo serio y honesto (no “idealista”) de hacer Social Media. Cuando esto te ocurre, y necesitas pagar nóminas para llenar neveras, entiendes por qué el pragmatismo mediocre y la consigna de “el-fin-justifica-los-medios” terminan imponiéndose en la mayoría de los casos. No digo que vaya a ser nuestro caso, pero reconozco que cansa y agota navegar contra corriente.
Bakio
Hola jóven:
Vagabundeando por el “ciberdespacio” he vuelto a tropezarme con tu blog. Aunque, en muchas ocasiones, el cine se empeñe en lo contrario… no siempre ganan los buenos y además… los malos duermen mejor que los buenos… pero no por eso vamos a dejar de serlo, no?
También dedico parte de mi tiempo a los asuntos e-sociales pero centrado en micro-empresas y, a la luz de mi propia experiencia, he publicado un par de post en mi blogcillo sobre el tema. Creo que puede complementar el tuyo, salvando las distancias, claro.
salu2
http://lekutxu.wordpress.com/2012/12/27/surfmiguelitoorellanaweb-2-0-i/
Marco
Gracias por tu reflexión Amalio. Mientras lo leo, me viene todo el tiempo a la cabeza la frase de McLuhan, uno de los padres de la sociedad de la información: “El medio es el mensaje”. Te escrito sólo para decirte que estoy totalmente de acuerdo contigo en la “visión” que tenéis.
Igualmente, quería decirte que haber leído tu reflexión me anima a seguir trabajando en la misma línea que hasta ahora. Veo que no somos pocos los que creemos en esta “mirada”. Sé que no te sirve de consuelo, pero tu reflexión me ha aportado un punto más de motivación. Nunca sabremos la trascencencia de un post.
Gracias Amalio.
Amalio
Hola, Marco:
Muchas gracias por tu comentario. No hay cosa que alegre más a un bloguero que descubrir que unos humildes apuntes que se hacen para compartir vivencias y generar conversación, han inspirado a alguien o le aportan, como dices, “un punto de motivación”.
Siendo realista, creo que los que defendemos esta postura, y la llevamos a sus ultimas consecuencias (me refiero a que no se quedan en palabras, sino que se traducen en hechos), somos una minoría. Pero te juro que eso no me produce ninguna ansiedad 🙂
Gracias a ti…
Antonio Pozuelo
Aunque vestido de palabras profesionales este post no deja de ser un lloriqueo del perdedor. Y digo más, un mal perdedor. Porque nadie me quitará de la cabeza que antes mil y una vez, os habéis aprovechado de estos contactos, políticas de pasillo y “avisos previos”. Eso si, sienta mal cuando eligen al otro.
Amalio
Antonio Pozuelo, ahí dejo tu observación tal cual, con la sensación de que no te has molestado en leer la cadena de comentarios que ha generado el post. Yo, francamente, no me tomaba el tiempo de escribir esta entrada, ni responder a todos estos comentarios, si mi motivación fuera un mero “lloriqueo de perdedor”. De hecho, hubiera centrado la pataleta en el cliente, con nombres y apellidos. Los tiros no van por ahí en absoluto, porque el contenido del post va en otra dirección. A raíz de lo que pasó, he hecho una reflexión sobre las lógicas de consultoría y los dilemas que se nos presentan con el Social Media.
Por cierto, doy por hecho que no me conoces. No me van las “políticas de pasillo”, no tengo relaciones privilegiadas en la Administración, ni me he aprovechado nunca de engañar a terceros para conseguir adjudicaciones en condiciones de privilegio. Lo que hemos conseguido en eMOTools ha costado siempre mucho, pero mucho trabajo… y así seguirá siendo.
Rodolfo
Sin duda Amalio, si aplicamos una hipótesis que corre por ahí, por la cual para que un tema en debate se considere exitoso, al menos debe tener un troll, creo que este hilo demuestra que es todo un éxito. 🙂
Un abrazo.
Amalio
Buenas, Rodolfo:
Te seré sincero. No veo ese comentario como un “Troll”, sino como una opinión sesgada por prejuicios y expresada en términos poco contenidos. Está en el límite, pero no me ofende, ni insulta. Además, es una lectura que entiendo puede hacer alguien después de leer mi texto, si ha pasado por frustraciones parecidas de perder injustamente convocatorias. Claro, todo esto lo digo sin saber quién es esa persona, y partiendo de la premisa de que no tiene ningún interés (oculto) en este concurso más que el de dar su opinión.
En fin, que entra dentro de lo “humano”, aunque yo nunca lo hubiera expresado así.
Gracias, colega 🙂
Odón Martí
Adjunto enlace a un post sobre este tema. Gracias al texto original y a los comentarios posteriores.
Un saludo.
http://www.odonmarti.com/2012/11/26/un-paso-adelante-dos-pasos-atras/
Amalio
Hola, Odón:
He leído tu post, y gracias por la mención. También lo he comentado. Totalmente de acuerdo con tu visión porque es cierto que la impaciencia que generan las presiones del mercado (y los recortes) dificultan en buena medida una gestión sostenible de los proyectos. Pero lo cierto es que corremos un gran riesgo si concebimos el Social Media solo desde su dimensión operativa.
Un saludo
Antonio
Aunque en comentarios anteriores te indican que estáis en el buen camino, no dejo de extrañarme como después de lo que estamos viviendo todavía hay empresas que no entienden que la cultura del pelotazo y trabajo fácil se ha terminado. Que los proyectos y continuidad de la empresa depende del trabajo en equipo y consolidación de sus proyectos teniendo en cuenta las necesidades del cliente enfocándolos directamente al servicio social que da el producto a estos.
Animo ese es el camino.
Saludos
Amalio
Antonio:
El entorno condiciona mucho las opciones que eligen las empresas y organizaciones públicas. Si bien el fracaso de la “cultura del pelotazo” debería habernos enseñado más, también es cierto que las tensiones financieras y los recortes generan la falsa percepción de que el único camino posible es el de urgencia de los atajos.
Saludos
José Francisco
Enhorabuena por el post. Está clara tu conclusión y que seguiréis haciendo las cosas como hasta ahora, a pesar de las dudas de algún compañero. Sabemos que trabajar de otra forma (con criterios de búsqueda del beneficio rápido y no siendo sincero con el cliente) es dinero efímero porque los resultados no serán los esperados por el cliente, ni tendrán el efecto que se busca, y tan rápido se toma la decisión de contratar como la de descontratar. Aunque en la Administración a veces se gestionan los fondos públicos con tan poco rigor que no se valoran los resultados sino que se tramitan los expedientes y lo único importante es que todo se haga en plazo y sin reparos de la intervención correspondiente.
Así que te animo a seguir con tus principios de trabajo como hasta ahora
Saludos
Amalio
Gracias, Jose Francisco. No siempre la honestidad técnica se traduce en buenos resultados empresariales, porque influyen también otros factores. Pero por simplificarlo, te diré que no sabría hacerlo de otra manera…
Un saludo
David
Buen post. Creo que es el eterno dilema de siempre. En mi caso, siempre trato de ofrecer lo que creo que mejor le puede ir al cliente, con los conocimientos que tengo en ese momento (se aprende hora a hora), pero entiendo que siendo una empresa puede resultar complicado seguir “tus ideales”. Te/os felicito por vuestra honestidad. A la larga es lo mejor para todos (incluso el cliente), lo malo, como dices, es el trabajo tirado a la basura (aunque de eso también se aprende).
Amalio
Hola, David. Así es, “el eterno dilema de siempre”. En este caso no era una empresa, así que nuestros “ideales” puede que funcionen peor con entidades públicas, donde los criterios de selección son los que son, bastante raros.
Gracias 🙂
Rod Tiessler
Hola Amalio, me alegra mucho que finalmente traslades la experiencia al exterior para ser compartida, debatida y aprendida.
Al igual que un fraile del medievo, que para mi gusto debería haber sido quemado en la hoguera, que nos trajo la doble partida en la contabilidad; algún otro, no fraile, debió implementar la excusa aparente de la exigencia de disponer de, al menos, 3 ofertas que amparen cualquier decisión, usualmente por disponer del dinero público, a la hora de asignar un trabajo a un proveedor.
No voy a entrar en eso. Aunque merezca la pena. Lo que me planteo es su obligada ejecución cuando se parte de la nada. Tu llegas y descubres una necesidad, y con ella el valor que aporta la solución que puedes ofrecer.
Estamos llegando a un grado de esfuerzo en la promoción, que a la hora de presentar la propuesta, esta lleva implícita un elevado contenido de consultoría, de conocimiento y de un nivel de detalle suficiente para que otros, incapaces de poder haber llegado a la visión, si que, a partir de tu trabajo son ¿capaces? de llevarlo a término. … Y esto se va de gratis, (salvo las grandes consultoras que lo cobran siempre y bien) si finalmente ese proyecto se le asigna a otro.
Las causas pueden ser diversas, desde el precio hasta la relación personal o, incluso, la aparente garantía de una “marca”. Lo que esta claro es que para poner otra oferta en la mesa, alguien le tuvo que pasar la tuya. Ya digo, parto de que no había nada antes de la necesidad detectada.
Si a esto le añades que la consultoría en Social Media está en mantillas, los enfoques y alcances son tan diferentes, por no hablar de las metodologías, que una buena labia se lleva el gato al agua con el agravante que, a tiro pasado, la sarta de argumentos que justifiquen las razones por las que no se alcanzaron los objetivos previstos es enorme.
Es tremendamente complejo, y por tanto no puede ser barato, pasar a una empresa del 1.0 al 2.0, sobretodo cuando en realidad, la mayoría ni siquiera están en el 1.0, aunque no se lo crean. Y como bien apuntas, sin involucración activa y comprometida, nastideplasti.
Un abrazo.
Amalio
Hola, Rudolf:
Me alegra leerte. Tienes toda la razón en lo que dices de cómo “sobre-competimos” por los proyectos, y en especial, cuando te cuestionas “el elevado contenido de consultoría y detalle” que ya llevan implícitas las ofertas que presentamos. Y lo peor es que eso va en aumento, y parece que ya forma parte de la estrategia de los convocantes para “extraer valor” sin pagar un duro. Así de claro, y de triste. En este caso puedo decirte que tuvimos que dar muchos detalles, y adelantar buena parte del trabajo por el que en principio contrataban. Dedicamos bastante tiempo de consultoría interna a pensar cómo abordar el proyecto, a reflexionar sobre metodologías y estrategias adaptadas a ese cliente, que fueron explicadas en una presentación y documentadas en una oferta que se quedaron los [no]clientes. En fin, ya sabes a dónde va todo eso.
Un abrazo
Grissel Montiel
Hola, Amalio. Siento profunda empatía por lo que puedes estar sintiendo. Sabes, tengo muchos años investigando los procesos comunicaciones mediados por la tecnología, moderando comunidades virtuales desde antes de que se pensara en llamar a alguien “Community Manager”, y casi 4 años haciendo estrategia de social media y ejecución de esa estrategia “in house”, pero hace poco mi socio y yo nos atrevimos a emprender nuestra propia consultora precisamente porque ya lo estábamos haciendo y solo pasaríamos a hacerlo cobrando por ello. Comparto al 100% tu enfoque sobre hacer consultoría para medios sociales y aunque es lamentable, cada vez hay más oportunistas que piensan es en ofrecer un enfoque cortoplacista, cuantitativo, operativo y pragmático que a la larga no será sostenible ni logrará lo más aspectos más importante de estar en redes sociales que es conectar con el cliente o potencial, conocerle y satisfacerle.
Ánimo Amalio que lo que nos toca es duro, por lo pronto y durante un buen tiempo las marcas que no saben cómo reclutar bien a una agencia o consultor de social media, el enfoque 1 puede que gane las batallas pero tengo fe de que esa burbuja se explotará más pronto de lo que esperamos y que las marcas viendo perder su dinero replanteen sus criterios de selección. Sigue haciendo el trabajo como lo haces, sigue siendo honesto y cuidando los intereses del cliente, aunque ellos aún no se den cuenta de que eso es lo que hacemos al proponer una estrategia integral como la que describes en el enfoque 2, llegará el momento en el que sí lo vean. Insisto, tengo fe. Porque es que los atajos aunque te lleven más rápido a una meta, el camino laborioso, planificado y estratégico te lleva a mejores metas, metas cuyos resultados trascienden. Cuando las marcas que nos rechacen por nuestro enfoque de consultoría vean los frutos de los clientes que sí confiaron en nosotros y los comparen con sus frutos, producto de haber escogido el enfoque 1, se arrepentirán. Hacer las cosas bien, de manera honesta quizás no nos dé más clientes o más dinero que que a los que practican el enfoque 1, pero nos da la reputación que necesitamos para luego nuestro trabajo sea reconocido, así que nos desmayes en hacer de todo lo que emprendas algo con excelencia e integridad. No sé si eres creyente, pero Dios premia el actuar correctamente. En Venezuela, el enfoque 1 que describes tiene de paso añadidas otras prácticas tipo atajo aún peores como la compra de seguidores por montón para que las cuentas luzcan exitosas por tener miles de seguidores comprados, que NO hacen comunidad, y la compra de recomendaciones a artistas o personalidades con muchos seguidores, tal cual publicidad tradicional pero en medios sociales. Por cuestionar esas prácticas soy tildada de algunos marketers como “purista” o “intelectual 2.0” pero no me importa, porque sé, con propiedad, que esos modelos no trascienden y que el trabajo que proponemos, como el que tú también propones, sí que hace la diferencia. Un abrazo fuerte y no te desanimes por favor, que este mercado necesita de más gente como tú.
Amalio
Hola, Grissel:
Me alegro que me ayudes a contrastar mi historia con tu experiencia de trabajar varios años en este mundillo, porque aunque yo sienta en esto bastante certeza, tampoco me faltan las dudas. El enfoque “cortoplacista, cuantitativo, operativo y pragmático” se vende como churros, es el “atajo industrial” que mejor se entiende por los clientes, y con el que más pasta se hace. ¿Que no es sostenible a la larga? En fin, ya sabes… ¿y eso a quién le importa? si los niveles de autoexigencia son tan bajos, y el personal se entiende con un guiño, como quien dice: “oye, ya estamos en redes sociales, hacemos el paripé, y así no nos vuelven a preguntar por qué no estamos”. Sip, creo que el término “burbuja” es muy adecuado, y se va mereciendo un post. Cuando se desinfle, todos aprenderán a seleccionar mejor. Pero eso es verdad cuando el que elige se juega su dinero y su reputación, algo que no se da en las administraciones públicas porque los ciudadanos (todavía) les exigimos muy poco.
No soy creyente, pero llevo conmigo a un doble dentro que es un juez implacable y que me vigila para “actuar correctamente”. Sé que si le fallo, me castiga, así que procuro andar fino con él 🙂
Vaya… cómo me suena eso que cuentas de que algunos marketers te tachan de “purista” o “intelectual 2.0”. Es un clásico, un modo de justificar sus disparates, mientras siguen dándole a la máquina recaudadora dejando el terreno minado por donde pasan. Que cada uno asuma las consecuencias de sus actos… Un abrazo fuerte…
Mando Liussi Depaoli (@mandomando)
Crónica de dos mundos, el de antes y el de después. Me encanta como lo has narrado Amalio, (parece que lo vivimos en tu vértigo de protagonista) aunque no sea con un “final feliz”. Y una vez mas, sale enriquecido con los comentarios. De los que cierran hasta aquí con la reflexión de que probablemente estemos en una fase adelantada para la idiosincrasia del cliente.
Tal vez existan gerencias (mas que empresas o marcas) v0.0, v1.0, v2.0 y hasta algunas v3.0, ya pensando en “el después”. Tal vez requieran de proveedores con releases tecnicos y éticos menos avanzados. Ya quedarán las otras.
Abrazos y enhorabuena doble, por el post y por mantenerte fiel,
Mando
Amalio
Hola, Mando:
Gracias por la visita, colega. Es cierto que podemos estar en una “fase adelantada” para ciertos clientes, pero no para otros. Añadiría que al mismo tiempo, hay una consultoría “implantadora” y otra “facilitadora” que están colisionando un día sí, y otro también. Ya veremos a dónde nos conduce todo esto, y si ser optimistas es la opción más ajustada a la realidad…
Un saludo 🙂
Jesús Fernández
Hola, Amalio. Últimamente, en mis ya demasiado escasos comentarios en tu casa (como en otras), me pongo en el papel de cascarrabias… y no va a ser esta una excepción, aunque procuraré aportar algo al debate.
Todos los comentarios proceden del lado de la consultoría y a mí, que como sabes trabajo desde dentro de la empresa tratando de funcionar como un consultor interno, me ha apetecido al hilo de los comentarios ponerme al otro lado.
Porque lo que describes en el post lo vivo casi cada día y desde hace años… y de tanto “sufrirlo” uno acaba dándole vueltas a que alguna razón “razonable” puede haber del otro lado…
No pretendo universalizar la vivencia en mi empresa, sólo hablo de mi experiencia personal., así que cada cual valore si esto es extrapolable a otras realidades o si no. Pero en nuestro caso (y no acabo de ver el motivo) el estrés organizativo ha ido creciendo cada año de forma significativa durante los últimos 6-8 años… y no tiene ninguna pinta de que esta tendencia vaya a cambiar.
Tiene razón Odon Martí cuando dice que proponemos ideas que muchas empresas no son capaces de asumir. Pero es que incluso las que sí serían capaces tienen problemas para hacerlo: ya no hay proyecto de cambio que no exija la implicación de muchas personas de la organización y más específicamente de la dirección.
Pero es que el número de proyectos necesarios para seguir el ritmo que impone el mercado ha crecido y sigue creciente. “Priorizar” es ya un mantra, una cantinela impecable y racional pero imposible, porque cuando has identificado los proyectos necesarios ya has establecido prioridades, eliminando infinitos otros realmente atractivos.
Hoy ya nos resulta difícil comprometer a alguien para un simple brainstorming de un par de horas con un mes de antelación. Imagínate para un proyecto, sea el que sea, que multiplique eso por 3 o por 4… en un sistema en el que otros 3 o 4 proyectos de esa naturaleza coinciden continuamente en el tiempo tratando de captar atención, entre un tiempo disponible que en la práctica es… igual a 0.
Hay un terreno de innovación ahí para la oferta de la consultoría. Ya sabemos que para hacer un proyecto “de verdad” y no de fachada se requiere tiempo y dedicación. También sabemos que, a poco bien que se haga, si eso se da, el proyecto funciona. El reto es como hacer proyectos “de verdad” con menos demanda organizativa. El reto es cómo hacer “Y” en lugar de “O” en las necesidades a corto y la mirada a largo de una empresa. El reto es hacerlo compatible, digerible y deseable. El reto es entender que el largo plazo igual solo se le puede plantear a una parte de la empresa.
Y la duda es… si seremos capaces de conseguirlo. Porque en términos de mercado, conviene no olvidar que las empresas que “no son capaces de asumir” un proyecto así… son un segmento muchísimo mayor que las que sí lo son… 😉
Disculpa la longitud. Tenía que haber hecho un post de esto… y a lo mejor aún lo hago.
Un abrazo.
Amalio
Jjj…hombre, Jesús, de cascarrabias nada. Que escribas algo aquí ya es para celebrarlo porque bien sabes lo caros que están los comentarios en los blogs en estos tiempos tan líquidos.
Me parece bien que te pongas del otro lado, aunque no eres el único. Si revisas el hilo de conversación, verás que hay más gente que intenta hacerlo. ¡¡Claro que hay razones del otro lado!! por supuesto que las hay porque como bien dices, se repiten demasiado esas situaciones para que sea una casualidad o un mero capricho.
De acuerdo con que el “estrés organizativo” influye bastante para que los clientes prefieran los atajos, y las soluciones externas que no le añaden trabajo. En ese escenario es más necesario que nunca “priorizar”, y yo creo que sí es posible. Pero las cosas se intentan hacer bien, o mejor no se hacen. Insisto, porque me parece importante, ¡¡mejor no se hacen si se van a hacer mal, por un simple paripé!! Siguen habiendo opciones correctas e incorrectas. Me gusta cómo lo explicas al plantearnos el reto de “desarrollar proyectos `de verdad’ con menos demanda organizativa”. Lo estoy pensando, y no veo la forma de “abrir” una organización a las redes sociales sin un proceso que implique a la gente, al menos en la primera fase. Los consultores tienen mucho que hacer ahí, y nosotros estábamos dispuestos a embarrarnos de grasa, que para eso nos contrataban, pero la idea de la “solución llave en mano” implantada desde fuera no me convence. Tampoco era todo “a largo plazo”, sino un viaje, un itinerario en el que íbamos a ir recogiendo frutos, pero con criterio y no de forma superficial.
Por resumir, Jesús, creo que la clave está en el verbo “priorizar”. Si no queremos añadir más estrés del que hay, y optimizar la “demanda organizativa”, entonces la solución está en hacer menos cosas pero de más calidad. No abordar proyectos por moda, sino porque interesan de verdad. Gracias, amigo, por compartir tus ideas…
Jesús
Hola, Amalio.
Ya sé que es difícil “abrir” una organización a las redes sociales sin un proceso que implique a la gente. Quizá imposible… yo tampoco veo la forma: si lo hubiera visto, ya lo habría practicado en mi casa.
Pero para eso deberían estar las empresas de consultoría, ¿no? Si fuera sencillo, lo haría yo y no necesitaría de nadie… Creo que precisamente porque nadie ha desarrollado procesos que se sitúen en ese terreno es por lo que hay una oportunidad. Creo que desarrollar procesos ligeros, que se sitúen a medio camino entre lo que sabemos que funcionará a largo haciendo bien las cosas y lo que sabemos que no funcionará aunque se implante a corto.
Ese terreno de grises, ni blancos ni negros, está por ocupar con propuestas creativas… que entiendo que las empresas de consultoría deberían ser más capaces de desarrollar que las que las contratan, porque su experiencia es mayor, más rica, más diversa.
Sobre lo de priorizar… le he dado muchas vueltas. Me parece una etiqueta con la que se justifican muchas posiciones dialécticas… y creo que hay terreno para profundizar ahí.
Pero definitivamente lo dejaré para un post en mi blog, no sea que acabe escribiendo otros 10 o 12 párrafos más aquí mismo… 😉
Abrazos.
Jesús
Y por cierto… no sé si felicitarte o compadecerte… Tener un blog tan lleno de comentarios te exige dedicar casi más tiempo a responderlos que a elaborar cada post, ¿no?
Así que gracias por esa disciplina personal que mantienes… 🙂
Amalio
Felicítame, Jesús… o mejor, a los que vienen a comentar por aquí (te incluyes, colega) porque como ya dije arriba, esto de recibir comentarios es algo que se ha vuelto caro en los blogs. No sabes lo que me gusta leeros, pensar en lo que decís, y devolver conversación. De hecho, creo que es (con diferencia) lo más gratificante de un blog. Ni me entero de que hay que tener disciplina… 🙂 porque lo hago como un hobby, me divierte, me ayuda a pensar, y me hace sentir acompañado…
Un abrazo, y gracias por tus palabras
Amalio
Jesús, a ver, te cuento. Los consultores sabemos resolver algunos problemas que son “difíciles” para las empresas, y por eso (en principio) nos contratan. Es cierto, pero oye, no hacemos milagros. El hecho de que sea difícil para ti, no significa que un consultor pueda resolverlo, y éste es un ejemplo claro. Sé que me repito pero la empresa que quiera un consultor para que le “abra” la empresa por control remoto, y le lleve las conversaciones en las redes sociales en plan tele-dirigido, se está equivocando. Claro que se pueden desarrollar procesos “más ligeros”, y en eso estamos, pero hay una “carga mínima” o una “dedicación crítica” que la empresa tiene que poner en el proyecto para que las cosas salgan bien. Perdona, y ahí me planto… no hay “propuestas creativas” que consistan en suplantar a la empresa por “conversadores externos”, ni generar contenidos enlatados sin la implicación de su gente. No hay “zonas grises” ahí, como tampoco es correcto desconectar los procesos de Social Media de la cadena de valor de la empresa. O te metes dentro del huevo, o te dedicas a maquillar cascaras; y lo segundo es insostenible, es tirar el dinero.
“Priorizar” es la clave de una buena gestión. Ha sido ayer, hoy y siempre. Y si quieres profundizamos más, pero un buen gestor lo que hace es centrarse en pocas cosas para poder hacerlas bien. Sabe decir que no, para no estar saltando de un palo a otro sin criterio. A eso, como sabes, le llaman “estrategia”. No es que yo sea un ejemplo inmaculado de eso, pero sí que sé que es importante. Mis mayores errores y chapuzas han venido precisamente de querer abarcar demasiado…
Espero tu post con gran interés… 🙂
Un abrazo
Isabel
Estupendo post, me ha hecho revivir un concurso al que nos tuvimos que presentar porque el organismo en cuestión prácticamente nos “obligó”, dado el conocimiento que teníamos tanto del tema como del propio organismo (mujeres emprendedoras y oportunidades de negocio, innovación y financiación). Era para llevar un servicio durante tres años y no sólo no nos gustaba el planteamiento sino que intuíamos que pretendían otra superficialidad más, al estilo de lo que cuentas, aunque en otro ámbito.
En el fondo no queríamos que nos lo dieran pero aún así lo preparamos a fondo. Y no nos lo dieron. Pedimos la puntuación y nos habían dado menos en algunas partes por “falta de experiencia”, justamente en los aspectos que más teníamos (y que fue por lo que nos presionaron a presentarnos). Lo llevó una empresa desconocida.
Nuestro cabreo fue de primera, después de habernos presionado… Pero luego nos fuimos dando cuenta de que el trabajo hecho nos sirvió como reflexión y documentación de lo que sabíamos y queríamos hacer, de que no queríamos perder nuestra condición artesana, y de que no estábamos dispuestos a ayudar maquillar los datos de la administración a costa de jugar con las personas (con las de fuera y con las de dentro).
También llegamos a la conclusión de que esta línea de trabajo no nos gusta. Preferimos trabajar en lo que puede haber en lugar de ayudar a poner parches que nada solucionan. Aunque es una decisión difícil porque como bien dices, los meses pasan rápido y hay que pagar las nóminas.
Saludos!
Amalio
Hola, Isabel:
Una alegría verte por aquí, como siempre.
Te engañaría si dijera que no sospechaba que este cliente estaba buscando algo distinto, más “superficial”, que lo que íbamos a proponerle. Yo estaba preocupado con la idea de presentarnos, porque queríamos hacerlo bien, y eso nos iba a llevar tiempo. Pero tenía la esperanza de convencerlo por el crédito que teníamos del proyecto anterior. Nos habían felicitado, y parecía que confiaban en nuestro punto de vista.
Ahora, después de saber las razones por las que no fuimos los ganadores (sobre todo con lo del “ordeno-y-mando”), sé que ha sido bueno no ganar, porque hubiéramos tenido muchos problemas.
En el ejemplo que cuentas, es evidente que os utilizaron. Es típico en los “concursos por invitación”. Ya tienen elegido al ganador, y te hacen trabajar para que el paripé parezca un concurso. Eso jode un montonazo, y me ha pasado. Pero no parece ser este caso, o al menos eso quiero creer.
Es cierto, Isabel… que lo que hemos currado para preparar esta oferta ya nos sirve muchísimo. Es un modelo que funciona muy bien para abordar estrategias de identidad digital, y que espero sea bien comprendido por otros clientes. Además de lo que hemos aprendido discutiendo los detalles dentro del equipo.
Ains… cómo coincidimos!!! El lío son las neveras, las tensiones financieras… pero hay que ser firmes, y seguir apostando por lo que creemos…
Saludos
Mariano Sbert
Hola Amalio.
Creo que es la primera vez que te leo y ha sido por recomendación de mi socio. Ha acertado de pleno, En tu post nos hemos visto reflejados y en el se describe uno de los debates internos que mantenemos. Esta situación se repite no solo en otras aa. pp. si no también en la empresa privada. Y no solo en el ámbito de la Consultoría en Social Media, también en la Consultoria de RR. HH. y en los análisis de necesidades formativas de las organizaciones: intentamos que surjan planes de formación a partir de las necesidades de los propios ocupantes de los puestos de trabajo y que se entronquen con las líneas de los planes estratégicos y resulta que eso no vende. “Mejor nos presentan un catalogo de cursos y nosotros escogeremos”.
Interesantes y esclarecedores la mayoría de los comentarios.
En positivo, no estamos solos, no somos bichos raros
Amalio
Hola, Mariano:
Gracias por pasarte por aquí, y también a tu socio por la recomendación 🙂
Ya… me imagino que esta historia refleja “debates internos” que se dan en muchas organizaciones. Y es totalmente cierto que muchos clientes se sienten más cómodos con ofertas en plan “catálogo”. Lo enlatado se entiende mejor porque es lo estándar.
Bien, soy positivo… y sé que no somos tan raros… 🙂
un saludo
Odón Martí
Excelente reflexión y magnífica tabla. Si me autorizáis la reproduciré en mi Blog citando la autoría, por supuesto.
Tengo cada vez más la sensación, que estamos proponiendo ideas que muchas empresas, sencillamente, no son capaces de asumir. Y también creo que vamos con el paso cambiado, de hecho adelantado, y que pasará cierto tiempo (quizá un par de años) hasta que estas propuestas empiecen a ser adoptadas de forma mayoritaria.
Saludos.
Amalio
Hola, Odón:
Utiliza la tabla como quieras, y te venga bien. Encantado de que te sirva, así que luz verde para eso.
De acuerdo con que muchas empresas (personas) no están preparadas, ni dispuestas a asumir modelos de solución como los que proponemos. Pero es que yo tampoco estoy a favor de entrar como elefante en chatarrería, y siempre defiendo un abordaje gradual. No me gusta la visión binaria del 1.0 “o” 2.0, porque creo honestamente que esto es un itinerario, un viaje. Así que no vamos por ahí dando sermones, ni pretendiendo montar revoluciones. Nuestro discurso es tan honesto como inclusivo. El que se asusta es porque quiere, y no nos conviene.
Saludos…
Fernando de la Riva
Ellos se lo pierden Como diría Andrea Fabra: “¡Que se jodan!”
Y acuérdate de aquello de “arrieritos somos…”, ya volverán cuando se les agote la receta.
Mientras tanto el asunto ha servido, como mínimo, para que elabores una excelente tabla.
Un fuerte abrazo
Amalio
Bienvenido, Fernando:
De esto tú sabes “tela” porque tienes amplio crédito de navegar contra corriente, pero oye… no creo que “vuelvan”. Lo que yo pienso es que cuando “se les agote la receta” (que la van a estirar hasta el infinito porque es la única que entienden), tendrán que cambiar de personas/jefes y sólo así habrá oportunidad para explorar nuevas terapias.
Es cierto, colega, el episodio me deja la nevera bajo mínimos, pero al menos me inspiró con la tabla, que espero sirva a más gente..
Un fuerte abrazo 🙂
Jorge Martínez
Hola Amalio
que gratificante es leer lo que ha generado tu post¡¡¡ capicua 333, para un final de semana un tanto tóxico esta bien esta destilación.
gracias a todos.
Amalio
Gracias, Jorge. Sip, curiosamente es mi post-capicua=333. Menos mal que tenemos este sitio para escribir, compartir y “destilar” el atracón tóxico que vamos cargando por el camino…
Un saludo 🙂
José López Ponce
Amalio tal como iba leyendo tu post, me surgían cientos de imágenes de mis 25 años trabajando para las AA.PP. en actividades relacionadas con la consultoría e implantación de la gestión de los procesos administrativos. Antes de existir el meme 2.0, ya planteábamos muchos de los temas que surgen en tu tabla comparativa entre el enfoque 1.0 y el 2.0. y el resultado, en la inmensa mayoría de los casos, era chocar con un infranqueable muro 1.0. ¿Cuál es el quid de la cuestión, ayer y hoy? El miedo al empoderamiento del personal interno y la búsqueda de resultados rápidos sin marear la perdiz. Todavía sigue vigente el diagnóstico de Hammer y Champy, realizado en 1994, sobre el impacto de las nuevas tecnologías en la gestión del cambio en las organizaciones: “El poder real de la tecnología no está en que pueda hacer funcionar mejor los viejos procesos, sino en que les permite a las organizaciones romper las reglas y crear nuevas maneras de trabajar; es decir, rediseñar”.
Los “ideales” del enfoque 2.0, requiere una (re)volución cultural en todos los ámbitos de la sociedad que todavía no se ha producido. Los que están por la labor hoy están nadando contra corriente porque como tu bien dices el pragmatismo mediocre se impone. De cualquier forma pienso que vuestra línea de actuación es la correcta aunque el camino sea largo y la nevera esté siempre medio vacía.
Un abrazo
Amalio
Hola, Jose:
Sip, porque hoy hablamos de “Social Media”, pero son dos enfoques aplicables a multitud de ámbitos distintos, donde se comenten los mismos errores. En las AA.PP. es pan de cada día porque hay mucha gente que sólo busca una solución rápida y que le genere pocos problemas. No hay una vocación genuina de servicio, ni tampoco es su dinero el que invierten. En este caso, “romper las reglas y crear nuevas maneras de trabajar” no parecía estar en absoluto en la agenda del cliente. Eso lo puedo aceptar (aunque no lo comparta) en una empresa privada, donde los directivos arriesgan su dinero, pero que las entidades públicas no se adapten a los nuevos tiempos me parece penoso, y un gran despropósito social.
En vez de despedir a los funcionarios públicos que se equivocan, deberíamos echar a los que no tienen iniciativa, ni se atreven a asumir ningún riesgo.
Un abrazo
Guillermo
Amalio buenisimo el post y, como siempre, absolutamente aprovechable.
Vuelvo a coincidir contigo en el tiempo y en el espacio, porque acabo de sufrir varias experiencias parecidas con proyectos para las AAPP, alguna incluso se podría catalogar de surrealista.
Respondo al comentario de Jose porque coincido totalmente con su planteamiento. Lo que está ocurriendo es un cambio de paradigma, que muy pocos quieren o pueden o no están preparados para asumir. Coincido además con tu visión de que no hay medias tintas, no se pueden hacer proyectos a medias. Jesús Fernández más abajo plantea con mucho sentido común los inconvenientes, pero no hay elección, o se asume el cambio de paradigma o se fracasa, porque las empresas y los organismos públicos que subsistirán serán los que se adapten. No es asumible más gasto en proyectos por cumplir el expediente.
Amalio
Hola, Guillermo:
Ya ves, vivimos a caballo entre el mundo real y el surrealista. De acuerdo con que no se pueden hacer proyectos “a medias”. Es mejor centrarse en pocos, pero hacerlo bien.
Un saludo 🙂
Jesús J. de Felipe
Excelente post y mi plena empatía con la experiencia. Mi reflexión es que los profesionales de consultoría estratégica tenemos la necesaria obligación de diagnosticar correctamente las necesidades y actitudes del cliente antes de decidir si nos conviene como cliente y formular nuestra propuesta. Y eso es muy difícil en la mayor parte de las ocasiones, no solo porque el cliente no sabe o no manifiesta con claridad lo que quiere, a veces porque está aprendiendo en el propio proceso y gestionando sus contradicciones internas, sino también porque tendemos a asumir que nuestro modelo mental es el único válido y además universal y proyectarlo así a las necesidades y realidad del cliente, y esto, claro, no puede ser cierto.
Aunque comparto plenamente la aproximación general con la que proponéis vuestra consultoría, hay que aceptar que hay clientes que necesitan solamente operar mecánicamente algunos de sus procesos, bien porque sus procesos estratégicos clave sean otros o bien porque su dirección no está en condiciones de asumir y liderar el cambio organizativo necesario y sin embargo necesitan incorporar esos procesos. En cualquiera de los dos casos, proponer al cliente una consultoría que requiere dedicación, compromiso y actitud reflexiva crítica para alcanzar unos resultados inciertos y a largo plazo es una equivocación, y los profesionales somos responsables de evaluarlo con buen criterio y actuar en consecuencia.
Amalio
Hola, Jesús:
El “diagnóstico de necesidades” en este caso estaba hecho. O al menos eso creíamos. Pero como he comentado antes, lo que “quería” el cliente estoy convencido que no era lo que “necesitaba”.
Entiendo lo que dices en relación con lo operativo vs. lo estratégico. Pero si bien eso cabe en varios ámbitos de la consultoría, no es correcto al abordar un reto de Social Media. A ver cómo lo explico usando tus propias palabras. Una organización grande y compleja que pretende crear y promover “canales de conversación” con sus usuarios/clientes utilizando las redes sociales no puede limitar el reto a hacerlo “operando mecánicamente” los procesos. Lo que tú llamas “operativa” aquí sería contratar la versión minimalista de un community manager, ignorando la enorme importancia de preparar a la organización desde dentro para que genere contenidos interesantes y relevantes que hagan a esa conversación dinámica y genuina. Esto último, que sé que no estaba hecho, implica un abordaje integral y estratégico.
Disculpa que discrepe pero no hablo de una situación genérica, sino de un cliente para el que “conversar” con sus usuarios es estratégico, es parte de su “core”, y merece el máximo de atención (y no se trata de una empresa privada que puede hacer lo que le dá la gana). Así que si no quiere “dedicación y actitud reflexiva” para hacer esto bien, siguiendo un enfoque integral, entonces parece evidente de qué lado está la “equivocación”.
Para mí está claro que hay clientes y desafíos que no merecen que yo me adapte a ellos.
Gracias por tu reflexión…
Lucas (aka CalvoConBarba)
Qué identificado me siento !! Y qué frustración más grande supone encontrarse en esas situaciones. Por experiencia propia lo digo… 😉
Eso si, creo que es EL camino y LA forma de hacer algo que merezca la pena, aunque a veces parezca que nos estemos poniendo zancadillas a nosotros mismos.
A seguir asi !!
Amalio
Lucas: Pos’si, supongo que situaciones de estas se dan mucho por ahí. Cuando digo que refleja dos enfoques es porque me consta que varias personas han sentido frustraciones parecidas.
Gracias por los ánimos..
gregorio alonso
Gracias Amalio por compartir esta experiencia. Somos lo que hacemos, no lo que decimos que hacemos. Saludos y ánimo.
Amalio
De acuerdo, Gregorio: “somos lo que hacemos”
Saludos 🙂
José Miguel Bolívar
Me ha encantado el post, compañero. Entiendo el punto de frustración (me he sentido igual en ocasiones) pero, por si os sirve de algo, creo que habéis hecho lo correcto y que lo correcto siempre se traduce en buenos resultados, aunque tarden algo más en llegar.
Al final tu marca es lo que haces y si lo que haces son “proyectos de mentira” para figurar y cubrir el expediente, eso acaba pasándote factura, sí o sí, antes o después, por no hablar de la insatisfacción que produce a nivel personal. El aprendizaje que yo sacaría de todo esto es cualificar muy, muy bien las oportunidades (no digo que no lo hagáis ya) y hacer un análisis riesgo/oportunidad lo más objetivo posible antes de tomar la decisión de ir/no ir. El cliente, ni siempre tiene razón, ni siempre sabe lo que quiere ni necesariamente sabe lo que necesita. Y el que dice lo contrario, miente. Así que cuando, por el motivo que sea y después de intentar que cambie de opinión, el cliente sigue empeñado en comprar “una mierda” (con perdón), mi decisión es clara: que sea otro el que se la venda.
Abrazo fuerte.
Jon Saez
Totalmente de acuerdo contigo José Miguel;
Me gusta eso de: “Al final tu marca es lo que haces y si lo que haces son “proyectos de mentira” para figurar y cubrir el expediente, eso acaba pasándote factura, sí o sí, antes o después, por no hablar de la insatisfacción que produce a nivel personal”.
Un saludo,
Amalio
Me alegro que te haya gustado el post, JM.
Como comentaba antes, ese análisis riesgo/oportunidad se hizo, y considerando la satisfacción que tuvo el cliente con el trabajo anterior que hicimos y lo bien currada que estuvo la nueva propuesta, teníamos mucho a favor. Valía mucho la pena presentarse. Se podía ganar o perder, es parte del juego, pero los argumentos que dieron son los frustrantes.
En este caso el cliente “sabe lo que quiere”, pero no “lo que necesita”. Nuestra propuesta intentaba dar respuesta a lo que necesita (porque además, conocíamos muy bien su situación), pero ya ves, teníamos percepciones muy distintas. En fin, lo dicho: dos enfoques en discordia… y que parecen irreconciliables…
Un abrazo
José
Buenos días Amalio,
Pertenezco a otra de las empresas que nos presentamos al mismo concurso del que haces referencia.
Tampoco hemos sido los elegidos, supongo, que porque hemos defendido un modelo de consultoría y servicio similar al que tu expones en este post.
No puedo mas que estar en total acuerdo con todo lo que dices.
Siento compartir el mal sabor de boca que deja que Instituciones de este tipo actuen de tal forma.
Un saludo,
Amalio
Hola, José:
No sé si hablamos del mismo concurso, pero es lo de menos. Lo que de verdad importa es descubrir las miopías institucionales y los dilemas de fondo que se aprecian claramente en este “caso”. Pues nada, colega…. a seguir buscando (buenos) clientes 🙂
Un saludo…
Jorge Martínez
Hola Amalio
que bueno el post ¡¡
Yo creo que el ajuste de la demanda es el proceso mas delicado que realiza un consultor de procesos organizativos frente a un consultor experto. En el proceso de ajuste se ofrece una parte muy importante del valor añadido a unas personas concretas y con poder dentro de la organización……y puede suceder que despues de nuestra oferta tienen o piensa aclarado el tema y ofrecen el trabajo a los “pragmáticos” que puede incluso que lo enriquezcan con nuestra aportación.
Desde fuera por los datos que puedes ofrecer y por lo tanto simplificando, yo creo que de los errores se aprende . pienso que no es tano preservar el modelo que yo tengo pocas dudas sino caminar hacia la tener la competencia de elegir los clientes…….y en el proceso de ajuste recomendar otra consultoría. Otra posibilidad que compartió con nosotros un consultor en DO cuando le hicimos esta pregunta que tú planteas fue mas o menos así…..- ya ya en estos casos tengo acciones en otra consultora que es para los clientes que quieren comprar artefactos….hay que vivir ¡¡.
Me ha gustado mucho la tabla comparativa ……¿cómo quieres que te cite cuando lo comparta?. Muchas gracias por tu generosidad.
Jorge
Consultor en gestión y procesos de Desarrollo Organziativo.
Amalio
Hola, Jorge:
Lo de que los “pragmáticos” van a enriquecer su solución con nuestra aportación, no me cabe la menor duda. Hemos dejado al [no]cliente un estupendo documento que describe nuestro enfoque, y que supongo van a utilizar aunque no hayamos sido los adjudicatarios. Ya me ha pasado en otras ocasiones, y sé que es así. Si te digo la verdad, no me preocupa. A partir de que supe que fuimos descartados (y el tiempo perdido se convirtió en lo que en economía llamamos un “coste irrecuperable”), sólo deseo que ese proyecto salga lo mejor posible, y espero que quien ganó el concurso aproveche bien su oportunidad.También a ellos les deseo lo mejor, francamente.
Oye, no me interesa “vender artefactos”. No es mi plan. Seguro que encuentro opciones para vivir sin tener que hacerlo 🙂
Usa la tabla si te parece útil, compártela, y cita con sentido común…
Un saludo
Paco Punzano
Ánimo Amalio, es el vuestro el buen camino. Quizás parte del aprendizaje (igual ya lo tenéis realizado) podría ampliarse a :
1. Cómo filtrar vosotros a empresas, antes de estudiar su propuesta, si os convienen o no trabajar con ellas, si están dispuestos a dejarse ayudar.
2. Cómo podéis hacerles ver, lo que van a conseguir con vosotros y no con “otros” y que vuestros ingresos, dependan de ello, obviando que para conseguirlo ya que trabajáis a éxito en parte, necesitáis su colaboración.
Por si es útil.
Amalio
Gracias, Paco. En cuanto a tus dos preguntas, te comento.
1. Lo de analizar bien con quiénes trabajamos, es algo que siempre hemos cuidado mucho. Miramos cómo es el (potencial) cliente y si vemos que no nos conviene, lo evitamos. En este caso nos apetecía bastante porque habíamos tenido una buena experiencia con ellos antes, y este proyecto era como una continuación del anterior, y nos iba a permitir “completar” el trabajo que hicimos antes.
2. La idea de vincular ingresos con resultados siempre me ha gustado, porque transmite confianza. Ahí el problema es definir qué se entiende por “resultados”, pero con clientes sensatos siempre es posible llegar a un acuerdo. En este caso era imposible porque se trataba de una licitación pública, que es algo muy rígido.
Un saludo…