Una mañana con el Senador Camilo Romero (post-336)

Llevo tiempo posponiendo este post porque no veía la forma de contar mi encuentro con Camilo Romero, el congresista más joven de Colombia, y una persona muy especial.
Nos vimos el 17 de octubre de 2012, unas horas antes de tomar mi avión de regreso. Nathalie Velez (¡¡gracias!!) nos puso en contacto, así que fui a verlo al Congreso, que tiene su sede en el Capitolio Nacional ubicado en la Plaza de Bolívar de la ciudad de Bogotá. Después de varios controles de seguridad, subí a su oficina y pronto comenzaron mis sorpresas. Contaré algunas de las cosas que suceden allí:
- Es la única oficina de los congresistas colombianos que está totalmente abierta, y llena de gente. Apenas asumió su cargo, Camilo Romero echó abajo las paredes y la hizo diáfana. En la entrada hay una placa que deja clara sus intenciones: “Oficina Publica Abierta y Visible – Camilo Romero, Senador”.
- Allí trabaja un equipo formado por unos 10 activistas que se dedican a atender por teléfono, Internet o a recibir a ciudadanos que quieran transmitir cualquier idea al Senador. Aquello parecía un avispero, trabajando con varios teléfonos y entrevistándose con gente que venía a verlos.
- El espacio está dotado de cuatro cámaras de vídeo que transmiten en vivo por Internet todo lo que ocurre en la oficina para aportar transparencia a lo que hace el equipo.
- Camilo sigue el ritual de grabar en vídeo todos los lunes un informe semanal con el resumen del trabajo realizado como senador durante la semana anterior para rendir cuentas de forma periódica de sus actividades.
Antes de seguir, me gustaría hacer una observación sobre el sistema electoral colombiano. Somos muchos los que en España defendemos las “listas abiertas”, pero no había visto hasta ahora un ejemplo tan bueno como el de Camilo Romero para ilustrar las ventajas de ese sistema. En Colombia los partidos pueden elegir entre listas abiertas o cerradas, y la mayoría lo hace con abiertas como es el caso del Polo Democrático Alternativo que por representación proporcional consiguió 8 escaños, pero que no se repartieron según una lista aprobada por la dirección del Partido (como ocurre en España) sino con arreglo a los más votados, gracias a unas casillas en la papeleta electoral que permiten elegir nominalmente. Y aquí viene lo interesante: según creo recordar, Camilo era el número 45 de la lista del Polo; sin embargo, los votantes lo “recolocaron” 41 puestos por delante del orden que había decidido el aparato al ser finalmente el 4º más votado. Una persona como él nunca hubiera conseguido entrar en el Senado según el sistema de listas cerradas porque probablemente sería visto como “un peligro” desde el estatus-quo que controla esas organizaciones. Es un buen ejemplo de cómo el criterio ciudadano puede imponerse sobre el del Partido fomentando así la independencia de los candidatos respecto del aparato que los gobierna.
Mi anfitrión me contó que está decidido a “perder dentro, para ganar fuera”, o sea, buscarse problemas dentro del poder (Senado, congreso, etc.) pero cumplir su compromiso con la ciudadanía que le votó y espera de él una postura valiente. Tiene claro que la batalla hay que hacerla a favor de los “de fuera” para que sean ellos los que contribuyan a cambiar a los “de dentro”. Y yo veo eso como un requisito sine qua non para que una persona, que llega a instituciones oficiales desde movimientos ciudadanos, consiga ser fiel al mandato dado.
Camilo honra ese principio. Está liderando, por ejemplo, una iniciativa para conseguir un referendo constitucional que permita revocar el mandato de los congresistas. En Colombia se pueden revocar a alcaldes y gobernadores si se junta un número mínimo de firmas, pero no a congresistas que están casi blindados. Necesita para ello 1.6 millones de firmas, y en eso está trabajando el movimiento “Nueva Ciudadanía”. Huelga decir el mérito que tiene que siendo uno más de esos congresistas, Camilo Romero se empeñe en promover leyes que van en contra de privilegios de sus colegas de bancada. No es ninguna tontería que un senador se atreva a repetir, una y otra vez en el Congreso, que éste no representa a la ciudadanía y que está deslegitimado. Ahí están sus vídeos como prueba.
Conversando después con amigos colombianos sobre Camilo, me decían que “es muy verraco estar solo en un nido de ratas” porque “este flaco está luchando casi en solitario contra la mafia política tradicional”, poniendo incluso en peligro su integridad física así que por eso hay que cuidarlo. Va protegido por su equipo de escoltas, e incluso mientras nos movíamos dentro de las dependencias del Congreso, siempre nos seguía un guardaespaldas.
En medio de la amena conversación que teníamos en la oficina, se produjo un hecho que le obligó a dirigirse a la plenaria. Me invitó a acompañarle, así que le seguí no sin cierta perplejidad. A partir de ahí todo fue un poco surrealista. En el camino saludó a muchas personas, congresistas, con los que mantuvo un diálogo simpático y cálido, a pesar de ser de tendencias muy contrarias. Noté que Camilo no perdía nunca la sonrisa mientras les decía las cosas más osadas, transmitía una amabilidad que seducía, y le trataban con indisimulada admiración. Después me insistió que las ideas hay que defenderlas hasta el final pero “sin insultar”, y que ese es un principio básico para él porque “el respeto no se impone, sino que se gana”.
Me sorprendió el “Salón Social” que hay contiguo a la Sala Plenaria donde el Congreso realiza las sesiones oficiales (solo una puerta los separa, que se abría y cerraba sin mucho control). Aquello era un hervidero de personas, parecía una verbena. Muy informal, la gente entraba y salía, como si allí se estuviera produciendo un debate paralelo al de la plenaria. En ese espacio se conspiraba, se hacía lobby, y servía al mismo tiempo para relajarse y liberar tensiones.
Camilo me hizo entrar al salón plenario de Congreso, para que viera a los diputados en una de sus sesiones. Me sentía raro allí, entre tantas corbatas; pero la espontaneidad de mi anfitrión hizo todo más fácil. Me presentó como “experto español en innovación” al decano del Congreso, al Ministro de Trabajo y a varios senadores, y el trato que recibí de todos fue muy especial seguramente gracias a la consideración que le tienen a Camilo. No sé si le quieren, supongo que algunos no, porque “molesta” bastante, pero está claro que le respetan porque ven en él una figura auténtica, con voz independiente y un futuro más que prometedor.
Compartimos nuestro encuentro en la oficina con Liliana Pardo, persona muy cercana a Camilo y que forma parte de su equipo. Liliana es más conocida en Colombia como “la vieja que le entregó el huevo a Uribe” por su acto de rebeldía contra el ex presidente al que le entregó un huevo en señal de protesta por sus políticas (aquí el vídeo y una entrevista que lo reseña). Liliana es una luchadora, una joven activista llena de humanidad. Nos fuimos después de la entrevista a comer juntos, y me describió a Camilo como “un ser humano muy bonito, muy dado a la gente” con el que vale mucho la pena comprometerse por lo que es, y lo que hace.
Su movimiento no quiere caer en el maniqueísmo de cierta izquierda, y prefiere distinguir dónde están los verdaderos adversarios. Por ejemplo, están participando activamente en la Reforma Laboral de los Policías y Retirados del Ejército y han recibido críticas por eso desde la izquierda más tradicional, pero ellos tienen claro que una cosa son las jerarquías de los poderes hegemónicos, y otra las personas, los policías en su condición de trabajadores. Ese acercamiento al policía llano, para defender sus derechos, hace que se les mire con simpatía desde sectores que antes mostraban una gran desconfianza hacia perfiles como los de Camilo.
Colombia parece ir bien porque muestra indicadores de mejora muy notables, pero la desigualdad y la injusticia siguen siendo brutales. Camilo me ponía como ejemplo su Departamento de Nariño, y las diferencias tremendas que se perciben al traspasar la frontera con Ecuador, un país mucho más pobre que Colombia pero donde la gente vive mejor que en Nariño. Ahí faltan, se quejaba, políticas sociales que velen por un reparto más justo de la riqueza.
También hablamos de España y del movimiento #15m, que ellos siguen de cerca. Comparando experiencias llegué a la conclusión de que para que estas iniciativas ciudadanas prosperen y tengan un impacto visible, deben centrarse en reivindicaciones concretas. Ellos convocan movilizaciones en torno a leyes y problemas muy delimitados: reforma de la justicia, revocatoria de diputados, reforma de la educación, etc. Identifican un fallo del sistema que es suficientemente importante, y se centran en él hasta conseguir resultados. No se dispersan en reclamos sistémicos y difusos que son más difíciles de tangibilizar o de sumar consensos mínimos.
Ese enfoque “gradual y con foco” me parece mucho más efectivo que el que hemos seguido con el #15m, donde se han abierto muchos frentes a la vez en lugar de focalizarnos en una o dos demandas puntuales que pudieran traducirse en cambios legislativos significativos. Estaba pensando que si empezáramos convocando manifestaciones para echar abajo, por ejemplo, la actual legislación hipotecaria (una monumental injusticia), y nos centráramos “sólo” en eso, quizás sería un buen comienzo para una vez que lo consigamos; seguir abriendo de forma secuencial nuevos frentes (uno a uno) que ayuden a percibir que lo que hacemos tiene un impacto tangible. Un triunfo ciudadano llevaría a otro, y así sucesivamente, hasta revertir la asimetría actual.
Después de conocer más su historia, se me ocurrió que existen muchos paralelismos entre Camilo Romero y el bueno de Alberto Garzón. Además de ser los más jóvenes de sus respectivos congresos y aportar una frescura inusual a la política institucionalizada, usan las redes sociales como estrategia de movilización y provienen de movimientos ciudadanos, una decisión por la que en su momento fueron criticados y que en ambos casos aplaudo porque sé que necesitamos personas como ellos en todos los sitios.
Sigo a Alberto Garzón por Twitter y voté a IU en las últimas elecciones sólo para conseguir que él entrara por Málaga en el Parlamento, pero no le conozco personalmente. Así que me encantaría que este post sirva de excusa para ponerlos en contacto, porque la gente buena se tiene que encontrar, y sé que habría química porque tienen mucho en común.
Pues nada, hay que vigilar de cerca a este joven político sudamericano porque si el mundo se volviera meritocrático, Camilo Romero tiene muchas posibilidades de ser algún día Presidente de Colombia. Mientras tanto, se va acostumbrando a que le pidan esto: “Vos no te podes torcer”, y me supongo que Alberto Garzón estará bastante habituado a que le digan lo mismo a su manera.
Tienes imágenes de mi visita en Flickr. Aquí algunos vídeos donde puedes ver a Camilo en acción:
Informe Semanal de Camilo Romero que reseña nuestra visita y entrevista (min. 2:35)
Descripción de la Oficina Pública, Abierta y Visible del Senador Camilo Romero
Camilo Romero, la voz de la ciudadanía indignada en el Congreso
paco
La demagogia,ese virus que carcome las cabezas de los resentidos de la izquierda en Colombia, de los que no pueden explicar el dinero de su campana al senado como don camilo, de los involucrados en recepción de dineros oscuros, desfiguran la verdadera lucha política en ese país. Don camilo sabe que no tiene valor moral para estar en el congreso, igual que la mayoría de ellos,mientras no explique el origen de la financiación de su campana. Gente como el senador le hacen daño al proceso de lucha por la igualdad y la liberación de colombia. Otro demagogo cooptado por el establecimiento y la podredumbre de la política de ese rico país. Que Ecuador es mas pobre que Colombia, de donde sacas esa conclusión?
Amalio Rey
Hola, Paco:
La demogagia se practica a raudales por todos los signos políticos, y no es un defecto exclusivo de la Izquierda. Es una patología de la clase política de alli, y de aqui. Respeto tus dudas, pero no las comparto. Camilo tuvo un seguimiento importante dentro de los movimientos en los que participó antes de postularse a senador. Eso seguramente ayudó a recaudar fondos, y a mí la ciudadanía me parece la fuente más legitima para financiar una campaña. No veo fuerzas ocultas ahí, y me extraña que Camilo Romero deba favores de ese tipo. Después de conocerlo, creo en su persona, y ojalá tuvieramos muchos más como él.
Ecuador es, sin ningun género de dudas, un país más pobre (económicamente hablando) que Colombia, y ahí están los datos para demostrarlo. El indicador clásico que se usa para medir este aspecto es, como supongo que sabes, la «renta per capita» o el «PIB per capita», y según datos del Banco Mundial (ver fuente aqui), la media del PIB per capita o «renta per capita» del periodo 2008-2012 fue de 7.752 USD en Colombia frente a los 5.456 USD en Ecuador. Y según estimaciones del FMI para 2012 (ver fuente aqui) la renta per capita de Colombia (8.126 USD) ha sido casi el doble que la de Ecuador (4.760 USD). A los hechos estadísticos me remito, Paco.
Ricardo_AMASTE
Listas abiertas, movilizar focalizando retos-esfuerzos, abrir las puertas y las ventanas, debatir-defender sin perder el respeto. No parece tan complicado ¿no?
Amalio Rey
Pufff… no lo parece, pero es super-complicado, Richi,y tu lo sabes 🙁
Antonio Angel
Perdón he tenido una errata.
Quise decir que trabaje por su prescindibilidad, no por ser imprescindible
Antonio Angel
Hola Amalio. Impagable entrada.
Estamos muy necesitados de tocar de cerca ejemplos politicos innovadores, y el de Camilo, es potente.
Me gusta la concreción, el afinar el objetivo y lo estructurado de su organización y sobre todo, el tono del mensaje, directo pero conciliador, desconocido por estos lares, que estamos continuamente con el maniqueismo de nosotros y los otros.
Como Isabel seguré de cerca a este hombre y hago votos, para que trabaje por su imprescindibilidad y el equipo, supere con el tiempo al lider.
¡Muchas gracias viajero!
Amalio
Hola, Antonio:
Gracias por tu comentario. Un mensaje «directo pero conciliador» ayuda en la medida de que sirva para abrir espacios de convergencia, siempre que no renunciemos a principios básicos, que son los que la gente tiene en mente cuando le pide al Senador Romero: «Vos no te podes torcer». Hay que esforzarse por tener claro en qué hay que cambiar, y en qué no.
Un saludo
Guillermo
Llevo trabajando para y en las administraciones públicas desde hace muchos años, internamente como funcionario de carrera y desde fuera como proveedor de tecnología y lo que más echo en falta es una gestión «profesional» de las cuestiones públicas. El fondo del planteamiento del senador Romero tiene mucho que ver con aplicar modelos de calidad para el buen funcionamiento de la administración, Conceptos asumidos plenamente en las empresas privadas (la cuestión de si se aplican bien o mal en este entorno sería motivo de otra discusión), que en la administración pública normalmente ni se plantean. Al menos en mi experiencia, que he trabajado con administraciones locales, autonómicas y nacioneles, si se hacían las cosas «bien» era por el voluntarismo de los funcionarios no porque hubiera en ningún caso una estrategia basada en la calidad. Normalmente el motor de esas estrategias es la pura inercia.
Recuerdo que en una ocasión, como responsable de un departamento de un organismo dedicado a la formación plantee aplicar modelos de calidad basados en EFQM, que funcionan muy bien en este tipo de organismos adaptados al entorno formativo. El jefe que fue el que me propuso que aportara ideas, cuando le entregué el informe … lo ignoró, estoy convencido que porque representaba modificar la inercia de como se hacen las cosas.
Para mi es el gran problema de las AAPP, no se asumen los verdaderos problemas estructurales y de gestión que lastran el funcionamiento de esas administraciones.
Amalio
Guillermo:
En el fondo de cualquier cuestión que aspire a mejorar las cosas siempre hay premisas de calidad, pero la idea de «aplicar modelos de calidad» me da un poco de repelús si la cosa consiste en encajar la vida en esos sistemas que vende AENOR, y que han convertido la «innovación» en un corsé aburrido y pringoso.
Tampoco creo, francamente, que muchos de los conceptos que propone Camilo Romero estén «asumidos plenamente» en las empresas privadas. Mi experiencia me dice que no. Si se aplican mal, entonces no están asumidos. No me vale que formen parte del discurso (en muchas ni siquiera eso), lo que quiero es que se apliquen.
Esos «problemas estructurales y de gestión» tienen un sustrato de fondo mucho más profundo, y tienen que ver con los incentivos, la motivación y la necesidad de una verdadera «vocación por lo público».
Un saludo 🙂
Guillermo
Un poco tarde, por los festejos, pero el tema creo que vale la pena retomarlo.
También estoy en contra de la aplicación mecánica de una norma, pero si el objetivo es desarrollar una estrategia de calidad incluso eso es mejor que nada. En todo caso la aplicación bien enfocada de un modelo tipo EFQM estoy convencido que puede aportar muchos beneficios. Este enfoque es obvio que no debe ser simplista; obtenemos el ISO y santas pascuas. Los verdaderos beneficios de la puesta en marcha del modelo se obtienen al aplicar las buenas prácticas que define, pero sobre todo al tener un medio para comparar nuestra actividad con la de otros organismos del mismo entorno. No veo porqué este enfoque pueda venir mal para fomentar la innovación, aplicado con sentido común puede ser un buen incentivo. El problema es el de siempre, el sentido común no es el más comun de los sentidos
Y … Feliz año nuevo 🙂
Alfonso Romay
No conocía a Camilo Romero, realmente motivador lo que cuentas. Al menos, te da cierta esperanza sobre la clase política, con su modo (amable, pero directo) de acercarse al poder para, desde allí, mejorar las condiciones de vida de la gente.
Esto de ir apuntalando cada iniciativa en vez construir la casa por el tejado puede parece obvio, pero no lo es en absoluto, como bien comentas. El mismo Alberto Garzón creo que, siendo un buen político, me parece que tiene cierta tendencia a divagar y eso hace que se pierda parte de su mensaje y los resultados se diluyan.
Especialmente interesante me ha parecido el ejercicio de transparencia de publicar (motu propio) un resumen semanal con toda su actividad. En España eso, a día de hoy, es impensable. Todavía andamos debatiendo si procede publicar las nóminas o los viajes de los diputados, pagados con dinero público… Sólo páginas como http://quehacenlosdiputados.net sirven para hacer transparente una labor que los partidos se empeñan en hacer opaca.
Amalio
Hola, Alfonso:
Un gusto verte por aquí. A ver si nos encontramos de nuevo en uno de mis viajes por el norte.
De acuerdo con eso que comentas de que parece obvio pero no lo es en absoluto. También con el comentario que haces sobre el bueno de Alberto Garzón. Coincido en que a veces tiende a divagar hacia la «macro-política» articulando un discurso donde la ideología suena a un fin en si misma. No seré yo el que diga que la política debe estar desprovista de ideología (eso es imposible, una gran estafa), pero pienso que es mejor que el matiz ideológico se transmita a través de propuestas y soluciones concretas sin necesidad de explicitarla tanto. De todos modos, Alberto está haciendo tanto por abrir las instituciones que ese detalle es poco relevante para lo que está aportando en términos de frescura y honestidad a la política española.
un saludo
Guillermo
En España a los políticos que se han opuesto a las locuras del sistema se les ha tachado de locos, cuando decían las verdades del barquero y aplicaban estrictamente el sentido común.
El problema importante no es que cuando las «cosas iban bien» la gente se creyera las mentiras de los que gobiernan, el problema es que ahora que está clarísimo que su democracia no es tal, que no defienden el interés común y que nos quieren retrotaer a la España que ellos anelan de señoritos y sirvientes, todavía hay gente que cree sus mentiras.
Acabo de leer esta noticia
http://www.europapress.es/nacional/noticia-afganistan-rajoy-dice-si-todos-espanoles-trabajaran-empeno-militares-todo-iria-mejor-20121222121017.html
según el presidente de nuestro gobierno, parece ser que el motivo principal de esta crisis es que no hemos trabajado lo suficiente. No tienen verguenza.
Amalio
Hola, Guillermo:
Se les tacha de algo más tramposo: de idealistas o peor, demagogos. Está de moda que cualquiera desde dentro-del-poder que se atreva a cuestionarse premisas básicas, se le acuse de estar haciendo demagogia. Es el modo con que el estatus-quo busca desacreditar y anular los intentos sensatos de echar abajo sus privilegios, que parecen consagrados por Dios y la madre Naturaleza.
Claro que hay gente que se cree las mentiras, y las habrán siempre. El poder de manipulación que se concentra en los medios oficiales es brutal. Es difícil luchar contra eso. Las redes sociales son hormiguillas al lado de esos elefantes-mamuts. Pero lo que necesitamos no es que la cosa se ponga peor para que la gente despierte, sino más educación y pedagogía desde el ejemplo, para que la opinión cambie por motivaciones intrínsecas.
Esa noticia que citas es un esperpento, muy típico y coherente con el embuste sistémico que tenemos de presidente 🙁
Julen Iturbe-Ormaetxe
Buenooooo, por fin lo has publicado. A lo mejor has descubierto la gran táctica: batalla a batalla hasta conseguir ganar la ¿guerra? En fin, quizá mejor dejar a un lado el lenguaje bélico. Muy interesante toda la reflexión. Administración abierta pero con asuntos concretos. A más generalidad, menos interés.
Ánimo, compañero 🙂
Amalio
Hola, compañero:
Sip, ya conocías esta historia que te avancé en Bilbao, y las vueltas que le estaba dando. Me ha costado metabolizar las emociones y conseguir un texto asumible en extensión. De acuerdo en que hay que ir paso a paso, resolviendo asuntos concretos. Es algo que vamos aprendiendo.
Gracias por pasarte, como siempre 🙂
Isabel
Magnífico post! Independientemente de que hay personas que parecen estar hechas de una madera especial, probablemente el principal talento de Camilo está en esa capacidad de focalizar, actuar y sumar logros. Y en una increíble energía por lo que parece.
Muy interesante como ejemplo de listas abiertas ya es un sistema que también tiene sus peligros porque puede dar pie a protagonismos individualistas peligrosos cuando no hay formación política y sentido de la responsabilidad de la sociedad. Hay mucho camino por andar.
Coincido en lo de los reclamos sistémicos y difusos que comentas sobre el 15m, algo que también ocurre en la red donde sobran mensajes apocalípticos y recomendaciones de expertos. Parece que nadie somos responsables de nada. Tal vez por eso parece que cuesta concentrarse en reivindicaciones concretas y se tiende a saltar con cada síntoma, y eso sólo cuando afecta de forma directa. Sin embargo, la única forma de avanzar es ocupándose de los problemas, no sólo hablando de ellos y es cierto, un triunfo lleva a otro. Estaré atenta a la trayectoria de Camilo.
Se me ha hecho corta la lectura. Un abrazo.
Amalio
Hola, Isabel:
El mayor piropo que pudiste regalarme fue la frase con que terminaste tu comentario, porque no sabes lo que me ha costado procesar y recortar las extensos apuntes que me traje de la visita, y tuve grandes dudas a la hora de publicar el post porque me parecía (y me sigue pareciendo) demasiado largo. Pero es que no quería dejarme en el tintero ninguna idea más, después de meter tijeras por muchos sitios.
Camilo me pareció una persona muy equilibrada. Mucha energía pero sabe gestionarla bien. Es empático y muy humano. Desde luego que está hecho de madera especial, y tiene un estupendo equipo a su lado (esto es especialmente importante).
De acuerdo con lo de las «listas abiertas» pero: ¿qué sistema que valga la pena no «tiene sus peligros»? Además, lo que tenemos es tan malo, tan deficiente y tan amañado, que abría las listas sin pensarlo, aunque después tengamos que seguir corrigiendo y mejorando el sistema.
Un abrazo 🙂