El emprendedor temporal como opción de aprendizaje (post-343)
Hoy quiero escribir sobre la opción del “emprendedor temporal”, o sea, aquel que decide crear una empresa con el fin de vivir una experiencia distinta o dar respuesta a una necesidad o inquietud vital en un determinado momento de su vida. No tiene grandes ambiciones empresariales, ni se plantea el crecimiento o enriquecimiento como un fin, ni que la empresa dure muchos años.
Yendo al grano, quiero decir que puede valer mucho la pena crear tu propia empresa solo-para-aprender. Una vez que lo has hecho un tiempo, y te das cuenta después de probar que no es lo tuyo y que te apetece dejarlo, “desemprendes” sin dramas, ni culpabilidad, ni sensación de fracaso. Lo que has hecho es aprender un mogollón, y eso ya no te lo quita nadie.
Mi compañero Juan López Sierras ha escrito un artículo muy interesante sobre el tema: “Aprender a desemprender”, y yo no voy a negar que ese viaje no tenga su coste. De hecho lo tiene aunque las situaciones suelen ser muy variadas según el proyecto. Lo más común es que pierdas dinero, pero eso suele amortizarse con todo lo que has aprendido porque en principio debe servirte después para aspirar a un mejor trabajo o salario. Lo peor es si has contratado a personas y te ves obligado a mandarlas al paro. Esto es un problema, sin duda. Se pasa fatal, me consta. Pero la (di)gestión de ese mal rato puede ser más llevadera si has sido honesto/a con ellos, si has enseñado tus cartas sin trampas desde el principio y si te has preocupado de mejorar su empleabilidad en vez de ofrecer seguridad de empleo, que es algo que hoy no puede prometer nadie.
Siempre digo que yo soy emprendedor (de los que crean empresas) por accidente, y no por vocación. Cree la empresa porque las circunstancias me obligaron, o más concretamente, impelido por un cliente que me lo puso como condición para darme un importante proyecto que me ilusionaba mogollón. Después le fui cogiendo el gustillo, y seguí tirando del carro con mucha ilusión, pero a partir de un día empecé a sentir cada vez más su lado negativo en términos de bienestar de vida, lo que me llevó a aceptar que me venía bien un cambio de ciclo.
El “emprendedor temporal” crea una empresa, trabaja X años en su proyecto hasta agotar el ciclo, y después lo deja para volver a trabajar por cuenta ajena, como free-lance, o incluso como funcionario (¿y por qué no?). Todo bien, no hay nada malo en eso. Por eso me gustaría insistir en que al mismo tiempo que las “barreras a la entrada” se han reducido mucho para atreverse a incursionar en el mundo del emprendimiento, conviene verlo igual con las “barreras a la salida”. Tenemos que quitarnos el miedo de lo que significa entrar-y-salir, y eso implica juzgar con naturalidad a todo aquel que decida dejarlo.
Cuento todo esto porque últimamente he leído muchos posts y artículos que hacen un drama de los emprendedores que cierran su negocio para cambiar de opción de vida. Yo no lo veo así en absoluto porque haber pasado por la experiencia del “emprendimiento temporal” seguro que ha reportado grandes ventajas para quienes lo han hecho, y ahí van algunas razones de por qué lo recomiendo:
- Se adquiere experiencia en la toma de decisiones, y al menos has aprendido mucho sobre el tipo de cosas que fallan porque te han costado el bolsillo. Destaco en particular la diligencia y rapidez a la hora de tomar decisiones, que es algo que a mí me ha ayudado mucho para ser menos diletante.
- Se desarrolla un sentido de la iniciativa. Por muy mal que lo hayas hecho, algo te queda de proactividad, de nervio para anticiparte a los problemas, que es una capacidad muy valorada en cualquier organización que después te contrate.
- Se aprende a relativizar la asunción de riesgos, que suele mejorar después de pasar por la vivencia personal de crear y gestionar una empresa.
- Se cultiva un mayor respeto por el (buen) empresario, porque empezamos a comprender lo complicado que es. A partir de la experiencia se ve el ruedo desde los dos lados de la barrera, y eso añade justicia y equilibrio.
- Se aprende mucho, muchísimo, a vender proyectos, productos, servicios e ideas. Es de las habilidades que más tiene que desarrollar un emprendedor, guste o no le guste. Esa al final es una habilidad que siempre viene bien en cualquier ámbito en el que se trabaje.
En fin, como ves, no está nada mal vivir la experiencia de emprender-por-un-tiempo. Lo que aprendas ya no te lo quita nadie.
Sara
Hola Amalio.
Es genial el artículo, antes no me había planteado ver el emprendimiento como una forma para adquirir experiencia si no más bien como el camino alternativo a trabajar por cuenta de otros. Estoy terminando la carrera y sin experiencia alguna me parece una forma estupenda para seguir con mi formación. Además viéndolo desde este punto de vista, el miedo al fracaso o a cometer errores, se podría traducir en adquisición de experiencia y nuevos conocimientos con una menor presión que si emprendemos por necesidad.
Seguiré leyendo tus artículos, están cargados de motivación 🙂
Un saludo, Sara.
Charo
Me gustaría recibir por email, cada post nuevo que escribas. Trabajo acompañando a emprendedores y me encanta leer artículos como éste. Chapó por tu elocuencia!
Amalio
Hola, Charo:
Muchas gracias por tus palabras. Si quieres recibir los posts por e-mail, solo tienes que suscribirte metiendo tu dirección de correo electrónico en la la opción que aparece arriba, a la derecha, de “susbribirse por e-mail” de Feedburner.
un saludo
Aitziber
Nada más leer el artículo me vienen a la mente los jovenes, como yo, que nada más terminar los estudios nos vimos en el circulo de “Sin experiencia no hay trabajo, y sin trabajo no hay experiencia”. Para mi emprender esta siendo la forma de romper con ese círculo y a la vez la forma de ir descubriendo que quiero hacer con mi vida y a que lo quiero dedicar. Para algunos el proceso lógico es trabajar mucho, ahorrar y emprender. Mi opinión es, como bien has comentado en el articulo, que el proceso es flexible: Terminar estudios, emprender para conseguir experiencia y explorar, quizá trabajar en una empresa, en el futuro llevar a cabo proyectos de nuevo como emprendedora…
Cierto es que emprender conlleva algunos riesgos pero cuando no tienes trabajo y dispones de mucho tiempo libre no tienes nada que perder.
Un saludo,
Amalio
Hola, Aitziber:
Gracias por pasarte, y dejarnos tu experiencia. Así es, tenemos que afrontar el futuro con flexibilidad, sabiendo que vamos y regresamos, cambiando de rumbo, pero siempre aprendiendo.
Un saludo
Iván
Me identifico con cosas que dices en el post. Personalmente puedo haber vivido algo parecido, intentamos un proyecto arriesgado e interesante como el de Trendtrotters pero el mercado nos puso en nuestro sitio. He aprendido mucho en el camino con los mismos proyectos y la gente que tuve alrededor en MIK, pero llegó el momento de volver a un área profesional técnica como Ingeniero Agrónomo que aunque no dejé completamente, lo aparqué parcialmente de lado esos años. He aprendido mucho en esa aventura profesional, pero era tiempo de volver a ciertos campos donde mi crecimiento y capacidad técnica profesional fueran más adecuados y con posibilidades de proyectarme en el presente y el futuro.
Amalio
Hola, Ivan:
Se me había olvidado responder a este comentario. Perdona.
Creo que Trendtrotters fue, ciertamente, una experiencia parecida para tí. Pero aprendiste mucho de aquello, no?? Ahora estas trabajando como ingeniero agronomo, pero no en una labor convencional, sino combinandola con cosas que fuiste aprendiendo en aventuras anteriores, entre ellas la de Trendtrotters. Es un espiral, Ivan… nos vamos encontrando de nuevo en puntos por donde hemos pasado antes, pero en un nivel superior del espiral 🙂
Pablo Rodríguez
Hola, Amalio.
Estoy de acuerdo con todo lo que comentas, ser emprendedores/empresarios daría a muchos trabajadores una visión totalmente distinta del mundo empresarial, de manera que si volviesen a trabajar posteriormente por cuenta ajena, lo verían todo con otros ojos. En España se lleva todavía poco esto de emprender, quizás porque hay muchas trabas burocráticas, quizás porque no lo vivimos desde jóvenes (la mayoría se plantea en qué va a trabajar, por cuenta ajena, o ser funcionario, pero no “montar una empresa”) Tenemos mucho que aprender de otros países.
En cualquier caso, tampoco hace falta llegar a ser emprendedor o montar una empresa para tener esta visión más global. Muchas veces son los propios empresarios los que no proporcionan la información necesaria a los empleados, de manera que éstos sólo se preocupan de sus cosas. Yo he comprobado en diversas ocasiones que cuanto más conocen los empleados los diversos pormenores de la empresa y su funcionamiento, estado financiero, etcétera, más se involucran y piensan “en global”, y actúan de manera más proactiva.
Un abrazo
Pablo Rodríguez
Amalio
Hola, Pablo:
Ese es un tema muy interesante, sobre el que me gustaría escribir más. Lo he tratado aquí muy de refilón, pero me parece importante. El ser emprendedor-empresario, aunque muy modesto, me ha dado una perspectiva de la función del empresario que no tenía, y a partir de vivirlo tengo que decir que respeto mucho más el trabajo y las presiones que sufren los que están al frente de empresas y cumplen ese rol con responsabilidad.
Un abrazo
Juan Bautista
Por fín encuentro un artículo con el que me siento identificado, estaba harto de leer todo aquello de… el emprendedor no se rinde, el emprendedor siempre se levanta, si emprendes porque las circunstancias te obligan o por salir del paro nunca triunfaras…. hasta he llegado a odiar la palabra emprendedor que tan de moda está.
Yo lo hice buscando dar un cambio a mi vida, lo hice con mucha ilusión, y pasado un tiempo vi que mi mentalidad no servia para ello. Estar 24 horas al día pensando en un negocio sin poder desconectar y teniendo niños pequeños no me hacia sentir bien. No me arrepiento de nada ni lo considero un fracaso, como dices aprendí mucho y para mi ha sido un curso de formación muy intenso. Yo por suerte no tuve que mandar a nadie el paro salvo a mi mismo, y lo peor fueron los problemas con mi socio ya que ha la hora de tomar decisiones cada uno quiso coger caminos diferentes.
Todavía he tenido que aguantar frases lapidarias como que “el emprendedor siempre lo arriesga todo por su negocio” . Enfín, si no querer poner en peligro a mis hijos o mi patrimonio personal es ser un cobarde pues si, lo soy y mucho, aunque yo más bien pienso que soy unicamente alguien responsable de sus actos.
“Quien no arriesga no gana”, otra frase lapidaria, debe ser que si haces pasar hambre a tu familia eres mas machote que nadie y te dan el título de emprendedor de primera.
Por suerte ni me siento un fracasado ni tengo complejo de culpabilidad, he perdido dinero y mas cosas pero me siento muy orgulloso de lo que hice, sobre todo porque yo nunca he tenido como ilusión de mi vida el montar un negicio, si acaso no aguantar un jefe.
Dicho esto darte la enhorabuena y las gracias por el artículo, por fín leo en algún sitio alguien que escribe sobre esto de “desemprender” de manera positiva.
Saludos
Amalio
Hola, Juan:
Te comprendo perfectamente. Parece que el “emprendedor” es un superman con atributos de invencibilidad, que no tiene derecho a equivocarse o peor aún, que es un viaje sin retorno porque dejarlo implicaría casi una traición o que eres un simple gilipo… 🙁
Yo también he llegado a odiar la palabra “emprendedor” entendida como la persona destinada por los poderes celestiales a crear empresas.
Agradezco un montón que compartas tu experiencia personal. Me identifico con cosas que cuentas. Coincido que el mayor “problema” es no poder desconectar.
Es estupido pedir a la gente que “arriesgue todo”, ¡¡y menos por un negocio!! En fin, hay mucho integrista-de-salón suelto por ahí…
Creo, francamente, que “desemprender” puede ser una cosa positiva. Lo importante es qué te has llevado de la experiencia, si has aprendido y crecido.
Saludos
Isabel
Anoto todos los puntos en mi curriculum 🙂
Por poner una nota menos positiva, o digamos menos tentadora, para una posible futura contratación, el gustillo por la independencia igual asusta, ¿no?
Amalio
Isabel:
Sip, y es bueno, porque te evita trabajar para alguien que no te conviene. Si esa autonomía e independencia que proyecta un ex-emprendedor asusta al futuro contratista, eso significa que no era el trabajo, ni el empleador, que le convenía. Sé que estoy simplificando, pero en cierto sentido funciona como filtro.
Paulino
Me toca de cerca lo que escribes y aunque no me me había definido de esta manera, me gusta lo de “emprendedor temporal”…
Añadiría a tu lista de puntos fuertes de este “oficio”, el CONOCER en profundidad a las personas que te acompañan en ese viaje.
Compartir ideas, inquietudes, miedos, sueños, alegrías, disgustos… es en la experiencia que me está tocando vivir, un tesoro difícil de encontrar en cualquier otro tipo de actividad profesional. Compartir emociones (fuertes) con el equipo, es suficiente excusa para aventurarse “temporalmente” en este tipo de actividades, SIN LUGAR A DUDAS!!
Un saludo Amalio!!
Amalio
Hola, Paulino:
Es cierto, podemos añadir tu punto a la lista. Emprender en equipo o compartir la aventura con otras personas permite también crear lazos muy profundos con los compañeros de viaje. Hay etapas en las que estas más con ellos que con tu pareja y tus hijos. Y si es gente interesante y divertida, resulta una razón más para atreverse, ¿no?
Un saludo