Los 25 millones de Zuckerberg (post-446)

Leo en la última recopilación de los siempre interesantes #causasyazares de @Antonello, un enlace a un artículo de Kiko Llaneras en Jot Down que lleva un título que me llamó la atención: “La paradoja de que Zuckerberg done millones (25 millones USD) y nosotros lo juzguemos duramente”.
El tema viene de viejo, y siempre despierta mucho debate; como demuestra el hecho de que el artículo en cuestión ya tenía hoy domingo casi 110 comentarios. Admito que el asunto tiene su complejidad, muchas aristas, y me recuerda al movidón que generó la donación de 20 millones € que hizo la Fundación Amancio Ortega en 2014.
El argumento central de Kiko Llaneras, y que celebra Antonio Ortiz, es que hay que separar el mérito de la utilidad, al juzgar el valor de un donativo. Según esta tesis, tendríamos que aplaudir con entusiasmo cualquier donación (al margen de su cuantía), o al menos, no criticar ninguna. Técnicamente suena bien, y es una tesis elegante, pero el ejemplo que pone y algunos razonamientos son para mí desacertados.
Reclama el autor que “si alguien se comporta con rectitud”, habría que celebrarlo. Bueno, a ver, ya que nos prodigamos de tanta relatividad, seamos serios: un señor que tiene un patrimonio de miles de millones de dólares, y dona sólo 25 milloncitos… ¿eso es “comportarse con rectitud”? A mí no me lo parece. La bondad es relativa, insisto, relativa.
Kiko utiliza el símil de que ayudar a un accidentado” es bondad, es portarse bien, en cualquier caso. Perfecto, pues sigamos con su ejemplo. Si vas por la carretera y ves un coche volcado, con una persona tirada junto a la ruta, y te pones a llamar como un loco a una ambulancia para que la recoja, pero no te la llevas porque resulta que tienes un compromiso al que no puedes llegar tarde. Oye, has ayudado, quién lo duda, pero no has hecho TODO lo que podías hacer. Espera, rectifico, has hecho MUY POCO de lo que podías hacer, que era esperar que llegue la ambulancia (porque puede ser tarde) y llevarte a la persona accidentada lo más pronto que puedas, renunciando al compromiso que tenías.
El ejemplo pega perfecto al señor Zuckerberg. Un tío que puede donar al menos el 10% de la insultante riqueza que gana, y seguir encantado de la vida (todavía, ni siquiera, sería un sacrificio real), y solo dona bastante menos del 1%, es un avaro, no es algo que merezca ser aplaudido. Es como el tío del ejemplo que se limita a llamar por teléfono (“ayudar”) en lugar de llevarse al accidentado.
Kiko amplia su reflexión a las empresas, cuestionándose por qué ponemos en duda las intenciones de las empresas cuando donan dinero. En fin, que a estas alturas pensemos como posibilidad que las empresas con fines de lucro donan dinero por convicción, o por altruismo, me parece una chorrada. Dejémonos de bobadas, y de falsa ingenuidad. Eso lo hacen, en última instancia, las personas. Las empresas lo hacen siempre con fines fiscales y publicitarios, porque está en su propia naturaleza, a menos que hablemos de una organización con una reputación bien ganada por perseguir otros objetivos. Si de verdad quieren hacerlo por ayudar, que lo hagan anónimas 🙂
En resumen, niego la mayor de Kiko: “deberíamos celebrar que alguien haga lo correcto: compartir su riqueza”. Francamente, me sorprende que diga en este caso que donar 25 millones sea “compartir riqueza”. Eso no es compartir, es dar las sobras; lo que no tiene ningún mérito, y así se juzga. No sé si tengo que recordar que esa donación representa apenas el 0.07% del patrimonio de Zuckerberg. Dime tú si eso significa algún sacrificio.
Vale, Kiko argumenta que deberíamos celebrar que son 25 milloncitos, que son útiles, vaya; y estoy seguro que van a ayudar al menos a salvar a unos cuantos enfermos de Ebola, pero los demás tenemos todo el derecho de exigir a los ultra-millonarios algo más que eso.
Igual “juzgando duramente” esas migajas conseguimos que mega-ricos como Zuckerberg se den cuenta que para impresionarnos (y limpiar su imagen) tienen que soltar mucha más pasta. No conformándonos estaremos obrando bien, porque con suerte conseguimos que algún día estos señores hagan realmente lo correcto, y es “compartir (de verdad) riqueza”.
Ya se sabe, algunos se conforman con muy poco, porque tampoco les va mal con lo que ya tienen. Es un tipo de relativismo que siempre nos lleva a un triste posibilismo, o sea, a cambiar para no cambiar nada.
dbillyx
Bien como dicen… solo son sobras. Talves necesitaba cuadrar algo en sus libros y colocar donaciones era algo mas efectivo que ajustarse o desajustar cuentas mas importantes.
Aparte de… poner de primero a todos los usuarios que han sido los que hicieron posible ese aporte (sin ellos no seria nada esa red social) y zuckerber solo fue el intermediario, eso si seria una agradable noticia.
Amalio Rey
Seguramente, un “cuadre de caja”, y nada mas. Despues se adorna de social 🙂
Mercè
Estamos en la era de los archimegatrillonarios que quieren dejar huella de su paso por el mundo. Personalmente creo que sí importa cómo llegaron a megatrillonarios y no me impresionan demasiado las ideas de mejora de la humanidad de los nuevos filántropos. Recomiendo “El espejismo humanitario”, de Jordi Raich, para repensar todo este mundo de la caridad. Tal vez tenemos que hacer un reset de todo.
Amalio Rey
A raíz de lo que comentas, Mercè, quizás convendría que explique algo que no está en el post: ¿Por qué pienso que tenemos derecho a exigir a los ultra-millonarios como Zuckerberg a que compartan (de verdad, o sea, muchísimo más) su riqueza?
Responder a esa pregunta me parece clave para la cuestión que aquí se está discutiendo porque siempre existe la tentación de decir: “Oye, es su dinero, y hace lo que quiere con él, para eso es suyo”.
Bueno, ahí van mis argumentos:
1) Nadie (pero nadie) se hace obscenamente millonario (es el caso) sin comportamientos oportunistas y practicas abusivas de algún tipo (esto lo podemos discutir en otro post, pero es una premisa que para mí está clara) => Así que esto de que “es mega-rico porque se lo merece, (sólo) por su propio esfuerzo” podemos ir poniéndolo en roman paladino.
2) Buena parte del dinero que Zuckerberg ha ganado (como el de casi todos los ultra-millonarios) se explica por un grado alto de implicación de los usuarios, que han hecho buena parte del “trabajo” gratis. No hace falta que discutamos esto respecto de Facebook, no??
3) ¿Y qué pasa con los impuestos? Bueno, uno podría pensar… “oye, estos señores ya ‘redistribuyen’ mucho a través de impuestos, no? Ya han pasado por el cajero de Hacienda así que dejémoslos tranquilos”. Pues nop, eso también falla, y lo sabemos. Pagan una ínfima parte de los impuestos que deberían pagar, porque el sistema está montado de tal manera que los más ricos tienen la capacidad de evadir más, si tienen buenos asesores, abogados y recursos para hacerlo (como los tienen).
4) Un reparto tan desigual de la riqueza (33.000 dólares es el patrimonio de este pavo, o sea, muy superior a varios países juntos) no puede ser justo. Digan lo que digan, por sentido común, me niego a aceptar que pueda ser justo. Algo falla ahí para que este chaval de 30 años tenga tanto, y cientos de millones de personas tan poco. Eso significa que un porcentaje muy significativo de ese capital no le pertenece, debería ser re-distribuido.
Seguro que más de uno que lea esto me va a colgar el cartelito de moda de “populista”, pero en fin, no me importa. Al final todo depende de lo que cada uno acepte como normal. Las reglas de juego que cada cual admita como legítimas. Unos solo buscan dentro de la caja, y otros fuera.
MIguel Angel Garcia
Estoy de acuerdo contigo Amalio, me parece muy bueno que se donen 25 millones, pero me parece mucho mejor que se deje claro que las cosas se arreglan compartiendo desde la solidaridad como dice Galiano y en el caso de Zucherberg es la humillante limosna.
A titulo personal decir que prefiero al jubilado que colabora con el banco de alimentos, por que si todos lo hacemos tendremos un mundo mas igualitario. Si en cambio todos soltamos la humillante limosna tendremos medio mundo humillado y malviviendo y medio mundo sacando barriga y exculpando sus “pecados” con esa limosna, al tiempo que siguen pisando el crecimiento de la otra mitad con esos “pecados” No te digo nada cuando la cosa no va a mitades.
Es una opinión.
Amalio Rey
Miguel Angel:
En el post no he querido entrar en qué tipo de sociedad a mí me gustaría, porque entonces Zuckerberg quedaría aún peor parado. Digamos que me he limitado a juzgar dentro del marco tan limitado que fija la filantropía capitalista.
un saludo
Alfonso Romay
En esa relatividad está también el debate, desde luego.
Si he entendido bien, valoras más el hecho que una persona dedique su tiempo al Banco de Alimentos que esa aportación de 25M$, otra vez solidaridad vs. caridad.
¿Valdría ese argumento para Zuckerberg?
¿Sería preferible que dedicara su tiempo a un Banco de Alimentos y no donara esos 25M$?
¿O por el hecho de disponer de ese patrimonio ya lo estigmatizamos?
No me atrevo a dar una respuesta.
Amalio Rey
Alfonso, el “heroismo” de una persona depende del grado de sacrificio, y de riesgo, que muestra en un determinado acto. Ni siquiera estamos juzgando el resultado. Estamos poniendo la actitud en contexto para saber el mérito que tiene. No sé qué tiene de “heroico” que un señor con un patrimonio superior a los 33 mil millones de dólares, donde 25 millones. El mérito de hacer eso (esfuerzo, sacrificio, etc.) no es comparable en absoluto al esfuerzo que implica para una persona dedicar horas a trabajar en un Banco de Alimentos. Ahora, si me preguntas qué es “más útil” (factor: utilidad), entonces no sabría qué responderte. Igual el impacto de los millones de Zuckerberg se notarían más.
Tener ese patrimonio no lo estigmatiza, pero es evidente que contextualiza (y relativiza) claramente el mérito de lo que haga. No tener en cuenta quién es Zuckerberg es obviar buena parte de la historia, ¿no te parece?
Amalio Rey
Alfonso, entiendo tu punto de vista. Y la reflexión de Kiko es, sin dudas, interesante. Pero no puedo compartir esto: “Me parece tan heroico Zuckerberg como un jubilado que dedica su tiempo al Banco de Alimentos”. Perdona, compañero, pero no!!
En cuanto a juzgar los dos aspectos por separado, claro que estoy de acuerdo, pero si te fijas, la propuesta de Kiko al final termina ponderando en exceso el criterio “utilidad” en detrimento del “mérito”, porque en el fondo nos está diciendo que no debemos “juzgarlo duramente”.
En términos prácticos, y adoptando la lógica de Kiko, yo mismo podría decir: 1) Utilidad = Vaya, que bueno, tenemos 25 millones de dólares más (donados por el Sr. Zuckerberg) para destinarlos a luchar contra el Evola, así que bienvenido sean, 2) Mérito = Lo que ha hecho este señor no tiene ningún mérito, porque pudiendo donar 500 millones (y con eso salvaríamos muchas vidas más, sin que a él le tiemble el bolsillo), sólo aporta unas migajas.
Como ves, he separado los dos criterios = Los millones están bien (utilidad), pero la actitud del rey de FBK (mérito) no es ni heróica, ni recta.
Insisto, creo que el matiz está aquí = Si profundizas en el espíritu y el mensaje del artículo de Kiko, no nos propone que juzguemos separando ambos temas (que es precisamente lo que yo he hecho), sino que el factor “utilidad” pondere más, mucho más, de lo que pesa ahora en el juicio global, y es ahí donde yo discrepo. Si me pides que juzgue la actitud de una persona, no hay bondades absolutas, hay que poner esa actitud en su contexto, y ahí Zuckerberg se desinfla.
Gracias por el enlace. Le echo un vistazo
Alfonso Romay
(Iba a recuperar mi blog con este tema de la filantropía, pero te has adelantado y casi me parece más adecuado dejarlo en un comentario)
Empezaré diciendo que estoy de acuerdo contigo, en parte, pero también con Kiko.
Primero, digamos que me parece perfecto que alguien done parte de su patrimonio (o su tiempo) para una causa filantrópica, sea la cantidad que sea. Me parece tan heroico Zuckerberg como un jubilado que dedica su tiempo al Banco de Alimentos. Sin embargo, no me veo capacitado para (pre)juzgar si es un avaro por donar el 0,07% o el 0,7% o el 7% de su patrimonio, sencillamente porque no me parece posible determinar dónde está esa línea roja entre algo correcto e incorrecto, entre avaricia y altruismo.
Hay muchos matices de grises, y más cuando el patrimonio es de otra persona. Y estoy de acuerdo con Kiko en la separación de utilidad y mérito, son aspectos diferentes que se deben juzgar por separado.
Al final, no me parece tan importante el “qué”, sino el “por qué” (motivaciones) y el “para qué” (intenciones). ¿Qué lleva a un filántropo a donar millones de $ de su patrimonio? ¿Solo bondad, empatía u otra preocupación por los beneficiarios (!) u otras intenciones?
En mi opinión, aquí está el quid de la cuestión. Ese altruismo SIEMPRE tiene derivadas. La experiencia demuestra que hay agendas ocultas: eludir impuestos con Fundaciones -como bien apuntas-, es solo la punta del iceberg. También consecuencias en términos de reputación social, construyendo relaciones estables con grupos de decisión y, en último caso, sustituyendo la acción pública. En definitiva, la vocación decidida de influir sobre el entorno y, en particular, sobre los procesos de formulación de políticas públicas.
Todo es mucho más complejo que el simple acto de donar. Quizá un indicador de una buena motivación es que se trabaje en canalizar adecuadamente esa aportación, haciendo énfasis en los resultados.
Por otro lado, está el viejo debate entre solidaridad o caridad. Eduardo Galeano que lo resume bien: “La caridad es humillante porque se ejerce verticalmente y desde arriba; la solidaridad es horizontal e implica respeto mutuo”. Sólo esta valoración ya nos llevaría varios posts, lo dejo aquí. 🙂
PD: Sobre el tema, cuando me estaba documentando, encontré este documento que recoge muchas ideas al respecto del tema. http://www.revistasice.com/CachePDF/ICE_872___42ADB6F8BDE04BAECA54825E166A6E1E.pdf