Formando a gestores de transferencia en León (post-21)

He estado durante última semana impartiendo un taller intensivo de formación para 25 gestores de transferencia de tecnología de la Universidad de León.
Hace más de 8 años que no iba por León, y me he llevado una gratísima impresión de la ciudad, con mención especial al Barrio Húmedo, por razones comprensibles.
Allí, como en todo el Norte, se come de escándalo, pero también se engorda, así que conviene andarse con cuidado.
Esta formación se enmarca en un proyecto que organiza la FGULEM (Fundación General de la Universidad de León y la Empresa), para preparar a un grupos de técnicos que serán destinados a distintas áreas de investigación de la Universidad y a empresas de la provincia con el fin de identificar oportunidades de colaboración y promover la transferencia de tecnología.
Ha sido un curso muy ambicioso de unas 48 hrs. de formación, que hemos cubierto en seis días. El grupo de gestores es excelente, con una estupenda calidad humana y un entusiasmo contagioso.
Tenía varios objetivos: 1) Ayudarles a comprender el complejo mundo que rodea la colaboración universidad-empresa, así como las obstáculos y oportunidades que existen, 2) Formarlos en la identificación y selección de competencias tecnológicas de los grupos universitarios y su traducción al lenguaje empresarial, 3) Guiarlos en la actividad de comercialización de tecnologías y resultados de investigación.
La FGULEM organiza este curso con ayuda de la empresa FORMAS ASESORES, que dirige mi buen amigo Javier Villoslada. Es un proyecto con varios puntos en común con el «Taller de Dinamizadores« que inauguró hace más de cinco años la Fundación de la Universidad de las Palmas (FULP), que ha sido el pionero en su tipo en España, y con el que colaboro desde su nacimiento.
Si la transferencia de tecnología (y la cooperación universidad-empresa) se produjeran de forma natural, es obvio que no harían falta «promotores», ni «gestores».
Pero no es el caso, así que hay que empujar el carro de algún modo, y para eso necesitamos personas motivadas que acerquen a dos mundos que todavía se dan la espalda.
Curiosamente, en la organización de este curso he aplicado algunos principios de la innovación 2.0.
Por ejemplo, dejé muchos ejercicios abiertos para que fueran los alumnos los que «descubrieran» por su cuenta las alternativas, sin tener yo la certeza de cuál pudiera ser el resultado.
Me he dejado llevar, planificando menos e improvisando más, y la verdad es que los resultados han sido muy gratificantes. Veo que es una buena manera de disfrutar del proceso, y con ello conseguir mejores resultados.
También hemos hablado mucho de provocar proyectos de hibridación (innovación multidisciplinar) entre los grupos universitarios, y de practicar un marketing honesto que permita realzar las ventajas que realmente tienen las ofertas tecnológicas de la universidad, que las tienen.
Varios participantes venían con una visión bastante peyorativa del marketing, pero comprendieron que es una herramienta que bien utilizada, sin trampas, puede ayudar a mejorar la eficacia de la comunicación, y a que un mensaje genuino se comprenda mejor.
Los chicos han estado geniales, muy implicados. Han trabajado mucho, muchísimo. Jorge, las dos Anas, Inés, Raúl y el resto del equipo de la FGULEM nos han apoyado en todo momento, y estoy seguro que llevarán este programa a resultados muy satisfactorios.
Regreso en Noviembre, para continuar la formación, así que para entonces espero volverme a casa, otra vez, con cecinas, morcillas, quesos de Baldeón y demás premios que las tierras leonesas regalan a sus visitantes.
¡¡nos vemos en noviembre, amigos!!