En Stuart School of Business (post- 28)
He venido a EEUU, sobre todo, a completar información para el diseño del modelo de innovación 2.0 que estamos desarrollando en eMOTools.
Quería, por lo tanto, conocer en qué medida el fenómeno de la Web 2.0 está afectando áreas multidisciplinares, que tienen una fuerte naturaleza horizontal, como pueden ser el diseño, la I+D, la gestión de las personas (RRHH) y el Medio Ambiente.
El pasado viernes tuve el privilegio de reunirme en Chicago con los principales responsables del Center for Sustainable Enterprise (Centro de la Empresa Sostenible) de Stuart School of Business, que es la escuela de negocios del Illinois Institute of Technology (IIL), para hablar de gestión medioambiental.
George Nassos y John Paul Kusz, Director y coordinador adjunto respectivamente del Centro, han sido amables y encantadores conmigo.
Ambos proceden de la industria, donde han ocupado altos cargos directivos en grandes empresas, y recalan en el Centro precisamente para favorecer con su experiencia las conexiones con el tejido empresarial.
Hemos tenido una animadísima conversación de casi dos horas, con una agenda en clave 2.0, es decir, abierta y sin temas predeterminados.
Es curioso, me han vuelto a preguntar cuál es el objetivo de mi visita, y constato una vez más que a veces cuesta comprender que una persona no tenga un interés concreto y evidente al reunirse con otra.
No persigo en concreto nada porque ya he aprendido que lo que importa es estar abierto (y emocionalmente alerta) a lo que ocurre en tu alrededor, y atrapar las oportunidades (de aprender) si se producen.
Les he respondido que mi objetivo es conversar, así de simple, sin agenda previa. He venido a conocer otras experiencias, a dialogar, a intercambiar ideas y en definitiva, a enterarme cómo EEUU está experimentando lo que a mí me gusta llamar la actitud 2.0.
Y si de la conversación salen otros temas que, teniendo que ver con la innovación, sirven para conectar piezas aisladas y propiciar nuevas ideas, pues bienvenidas.
Esto de arrancar con un papel en blanco genera un efecto estupendo. Primero la química, y después todo marcha solo. Entre personas inquietas, curiosas y buenas, todo va rodado, y el acto creativo está garantizado, como así fue.
Empezamos hablando de inmigración, que es un tema que me apasiona. Me flipan las películas de emigrantes y las historias personales de chinos en Bolivia, neozelandeses en Perú, cubanos en Australia, o islandeses en Angola.
Confieso que se me despierta mi tímido lado-cotilla cuando me encuentro ante situaciones como éstas, pues no puedo reprimir mi entusiasmo por saber cómo cada uno terminó en ese lugar tan “extraño”.
Pues bien, George y JeanPaul son de origen griego y polaco, respectivamente, algo que no debe sorprendernos tratándose de EEUU. Ellos saben bien lo que es la emigración, como el autor de este blog.
Aproveché para compartir con ellos mi sorpresa al ver las estadísticas demográficas de Chicago: 35% de población negra, 32% de blancos “europeos” y 28% de latinos.
La población latina en Chicago ha crecido a pasos agigantados en los últimos años, y se espera que en menos de un lustro sobrepase a la población blanca de origen europeo.
Les pregunté si eso no preocupaba a la gente, pensando precisamente en la situación española. Me respondieron que los norteamericanos son muy conscientes de que su país crece gracias a la inmigración.
Además, ¿qué es un americano.. sino, un inmigrante? Yo solo he querido imaginarme qué pensaríamos en España con un 20% de inmigrantes, y me ha dado envidia de la capacidad que tiene este pueblo para asumir la inmigración con la naturalidad (y el sentido pragmático) que lo hacen, sabiendo sacar lo positivo de todo esto.
Del intercambio salió un posible objeto de investigación, y es estudiar el impacto que puede tener la inmigración en la sensibilidad medioambiental de la población norteamericana, y en este caso, de Chicago. Por supuesto, no es un estudio que vaya a hacer eMOTools, sino una idea de posible investigación para el CSE.
Las preguntas que nos hicimos fueron: ¿los inmigrantes aportan una mejora en la sensibilidad medioambiental o significan un retraso? ¿Un inmigrante es más o menos sensible al cuidado del entorno que una persona que ya vive allí? ¿Sería posible comparar la actitud ante el medio ambiente de un inmigrante que acaba de llegar, con uno que lleve 5 o 10 años en el país?
Las hipótesis iniciales no son favorables a los inmigrantes. Se cree que el desarraigo del que emigra, y su escaso apego al país que lo recibe, no ayudan a que florezca una actitud responsable hacia el medio ambiente.
Por otra parte, los inmigrantes del Tercer Mundo ya arrastran demasiadas preocupaciones básicas, empezando por alimentarse, para que la sensibilidad medioambiental sea una prioridad. En todo caso, es un tema interesante para estudiar, y así lo vimos los tres, más aún en un país con tasas de inmigración tan altas como EEUU.
La web 2.0 y su impacto en las empresas, y en la gestión medioambiental, fue (como era de esperar) el tema estrella de la conversación.
Hemos hablado mucho de Gestión Medioambiental 2.0. Compartí con ellos algunos puntos de nuestro modelo de Innovación 2.0, y hubo plena coincidencia de que se trata de una oportunidad para democratizar la gestión medioambiental.
Ahora bien, mis interlocutores tenían la idea (como mucha gente) de que el apellido 2.0 sugería un paso posterior una vez que se conquistara el 1.0, y se quejaban de que en el mundo de la gestión medioambiental todavía no se había llegado ni siquiera a “lo 1.0”, así que lo que yo proponía podía ser un lujo.
El profesor Nassos pensaba en “lo 2.0” como un segundo escalón, y le reconocí que el término, en efecto, es confuso y tiende a asociarse a la jerga que utilizamos para enumerar las versiones de un borrador, es decir, primero hagamos el 1.0 y después el siguiente, pero que no tenía nada que ver con eso, sino más bien todo lo contrario.
La actitud 2.0 no se conquista como una evolución natural y continua de lo 1.0 (tal como ocurre al redactar borradores sucesivos), sino que es una rebelión en toda regla ante el paradigma precedente.
De hecho, muchas organizaciones y proyectos que emergen en el ámbito de la gestión medioambiental nacen directamente como iniciativas 2.0, porque reniegan del estilo tan poco participativo del modelo anterior.
Términos como los de transparencia, iniciativas de-abajo-a-arriba (buttom-up), gestión genuina, plataformas colaborativas y una ética 2.0 pueden tener una importancia creciente para la mejora de la eficacia y eficiencia de la gestión y control medioambiental.
Desde luego que las herramientas 2.0, y el espíritu colaborativo y participativo que inspiran a esta filosofía tienen mucho que decir en la formulación de iniciativas de mejora medioambiental.
Por ejemplo para:
- Concebir proyectos de mejora medioambiental del tipo “button-up” (de abajo a arriba), es decir, creando las condiciones y facilitando las herramientas para que sean los propios ciudadanos los que se organicen en comunidades para vigilar y mejorar su entorno, en lugar de crear estructuras burocráticas “de-arriba-a-abajo”, todo decidido, y sin ningún sentido de pertenencia.
- Aprovechar las ventajas del crowdsourcing, para descentralizar y democratizar las iniciativas de recogidas de datos y control “in-situ” de variables medioambientales, y para vigilar posibles violaciones del entorno natural (del mismo modo que el libro “crowdsourcing” de Jeff Howe describe cómo la acción de miles de aficionados observadores de pájaros contribuyen a la investigación en el campo de la ornitología).
- Desarrollar plataformas-web colaborativas, abiertas a todo el mundo, donde se puedan denunciar abusos al medio ambiente, incluso con videos y fotografías, hechas por los propios ciudadanos que los detecten.
- Conectar con trabajadores de las grandes empresas, en plataformas del tipo de “redes sociales“, para que sirvan como activistas para denunciar prácticas internas que sean dañinas al medio ambiente. Estos activistas ayudarían a asegurar que las empresas son realmente transparentes en sus actividades relativas al medio ambiente.
El futuro, y el presente, de la Gestión Medioambiental 2.0 son muy prometedores. Los tres estuvimos de acuerdo en que:
la transparencia es, con toda seguridad, el atributo de la filosofía 2.0 que más puede contribuir a la mejora del medio ambiente. Sin transparencia en las empresas, es poco probable que el medio ambiente llegue a ser un verdadero derecho de los ciudadanos.
Por cierto, les interesó mucho nuestro modelo de innovación 2.0, porque están convencidos que el medio ambiente no es un problema legal, sino de innovación.
Otro tema de conversación que tuvimos podría bautizarse con la etiqueta de Profesor 2.0. Estuvimos hablando de la actitud que mantienen algunos profesores universitarios poco enterados del nuevo mundo de Internet que está cambiando radicalmente nuestras aulas.
JohnPaul se mostró vehemente con la idea de no considerarse un “experto”, y dice que no le gusta que le llamen así. Se siente un canalizador, un propiciador del diálogo, una persona con experiencia dispuesta a compartir lo que sabe, pero siempre abierto a mantener un diálogo entre iguales (P2P) con los alumnos.
Ambos profesores coinciden en que es inútil e ineficaz, en estos tiempos, imponer un “libro de texto” en las asignaturas. Es “tonto” hacerlo porque la materia está abierta, está “viva”, y es mucho mejor que los alumnos mezclen distintas fuentes y no tengan que ceñirse a un documento del tipo “todo en uno”.
Lo que ellos hacen es sugerir referencias clave, que son “seminal pieces” de sus disciplinas, casi siempre artículos e incluso libros, como referencias históricas que sirven de cimiento para profundizar en los temas de la asignatura, pero que el resto de la información y del conocimiento deben buscarlo (y aprender a filtrarlo) en Internet, que es donde está realmente el “living book” que recomiendan para la universidad de hoy.
En esa misma línea del “profesor 2.0”, dedicamos un rato a hablar de las virtudes de dejar espacio para la experimentación y la sorpresa. En el calor de la conversación emergió esa palabra mágica que es “serendipity” o “serendipidad“.
Es un tema apasionante al que le voy a dedicar un post aparte, pero cada vez me convenzo más que no se produce solo por casualidad, sino que es el resultado de una actitud, de una predisposición a ser flexibles ante las oportunidades que se cruzan por el camino. El encuentro con estos dos buenos amigos lo demuestra.