BIC Euronova: cinco ideas- 2ª parte (post-54)
Continuaré el post anterior, donde ya comenté dos ideas que tratamos este miércoles en la charla sobre “innovación 2.0” en el BIC Euronova.
Ya decía que nos reunimos alli unas 50 personas, en su mayoría empresas, así que quiero agradecer la confianza que han tenido en eMOTools Alvaro Simón, Victor Tienda, Laura Calderón, Carlos Morales, Alberto de Azevedo y Sonia Palomo, que nos ayudaron amablemente a organizar la jornada.
Completo en este post el resumen de las cinco ideas con tres “leyes del innovador 2.0” que he elegido para compartir con vosotros en esta ocasión:
3) Ley del regalo
Los empresarios se están rompiendo la cabeza para gestionar la creciente abundancia de servicios gratuitos que antes se cobraban. Lo que antes vendían, ahora se regala, entonces… ¿Qué hacer con esto?
Lo primero es comprender que esa situación es el resultado natural de un mercado más competitivo que solo premia a los que aportan la diferencia. ¿Por qué los usuarios inteligentes van a pagar por algo que es tan abundante que se regala?
Por eso recomiendo a los empresarios que cambien-el-chip, y se den cuenta que el enfoque tradicional de “si-me-compras-esto-te-regalo-esto-otro” empieza a ser poco efectivo porque siempre habrá alguien más generoso que diga “te-regalo-esto-y-si-te-gusta-ya-sabes-donde-encontrarme“.
En definitiva, el regalo primero para construir confianza. Antes era un “extra” pero ahora es una condición para vender.
Esto es aún más importante en los mercados de servicios y productos innovadores donde la reputación y la confianza pesan tanto. Si no das muestras de regalo para que prueben, y comprueben, es difícil que vendas.
Un participante en la charla cuestionó si regalar puede ser, por el contrario, la receta perfecta para quebrar, y puso un ejemplo de una empresa que regalaba CD y que terminó cerrando.
Está claro que no puedes regalar sin criterio, y a cualquiera que pase por la entrada de tu empresa. Eso es estúpido y temerario.
Pero mucho me temo que ahora tienes que regalar mucho más que antes y agudizar el ingenio para que eso que regales: a) aporte valor, b) construya confianza.
4) Ley de la imperfección
Ésta es otra de mis leyes favoritas del innovador 2.0, que recomienda desarrollar prototipos imperfectos, pero conceptualmente robustos, que dejen cabos sueltos y opciones indefinidas para que sean los propios usuarios los que los prueben y mejoren.
Esta sana imperfección tiene mucho que ver con tres conceptos que se explican en el modelo de “innovación 2.0” desarrollado por emotools: a) tolerancia al error, b) experimentación, c) innovación abierta.
La lógica que subyace detrás de este principio es que cometer errores es parte natural del proceso por dos razones básicas:
- La innovación es acelerada: Lo que se busca es que el producto llegue rápido al mercado, y comience pronto a “manosearse”.
- La innovación es abierta: Se dejan “cabos sueltos” y opciones indefinidas para que sean los propios usuarios los que los identifiquen y mejoren (en lugar de “cerrarlo” internamente en el laboratorio como la versión definitiva)
Te invito, entonces, a que hagas tuyo este pensamiento del publicista Paul Arden: “No eches a la gente que se equivoca, sino a la gente que no tiene iniciativa”
Créeme cuando te digo que esto de ser más benévolos con la imperfección ha sido, como comenté en la charla, uno de los principios que más me ha costado digerir, y aplicar, en este largo viaje que sigo haciendo hacia lo 2.0.
Soy de naturaleza perfeccionista, y en su momento me creí a rajatabla la consigna de “hazlo bien a la primera“. Ahora sé que es estúpido exigir eso, porque así voy a tener resultados muy eficientes pero de innovación y de creatividad nada.
5) Ley de la transparencia
Sigue siendo el tema más polémico, y que más pone nerviosa a la gente en mis charlas. No hay confrontación directa porque se tiende a adoptar una actitud politicamente correcta, y siempre resulta antipático declararse públicamente en contra de la transparencia.
Pero ya estoy en condiciones de decir que alrededor de esta preciosa palabra se manifiestan cuatro posturas bastante diferenciadas.
Las actitudes más frecuentes y contrapuestas ven a la transparencia como:
- Una oportunidad: Los que ven a la transparencia como una oportunidad, y por tanto la abrazan por convicción y con todas sus consecuencias
- Un mal necesario: Los que son realistas y la ven solo como un mal necesario, de modo que la aplican pero por mera conveniencia, y obligados por las circunstancias
- Una utopía: Los que opinan que es “bonita” pero imposible de aplicar en la realidad, así que renuncian a ella como prueba de su pragmatismo posibilista
- Una amenaza: Los que ni quieren escuchar hablar de tamaño disparate porque la perciben como una amenaza y dicen que solo generaría caos y problemas (además de un franco deterioro de su poder, aunque esto no lo digan)
En fin, es más de lo mismo, porque esto de los patrones 1.0/2.0 cuadra de maravilla, es tan coherente todo.
En la jornada surgió un debate que sí es interesante, y es si la transparencia salarial es viable en las grandes empresas.
Algún asistente, con experiencia en la gestión de una gran compañía, opinó que no es factible, que no ayuda, y que puede generar grandes conflictos.
Otro nos recordó que “nadie está contento con su salario” así que una política de transparencia salarial va a contentar a muy pocos.
Es un tema complejo, que merece un debate aparte pero me voy a posicionar. Quiero creer que la transparencia es buena en todo, incluyendo la información salarial.
Pero es posible que en una gran compañía no quepa tal afirmación, y prefiero ser menos rotundo porque nunca he gestionado una empresa de ese tipo, así que seré humilde en mis argumentos.
Por otra parte, no me atrevería a asegurar que la transparencia salarial va a contentar y a hacer feliz a la gente, ni es ese su objetivo. Más bien se trata de actuar con justicia y de crear los mecanismos de autorregulación necesarios que eviten la toma de decisiones arbitrarias en materia salarial.
Reconozco que diseñar una política salarial transparente es algo muchísimo más complicado, y engorroso, que asignar los salarios a ojo de buen cubero. Está clarísimo que esto último es más cómodo, y también, más estimulante para el poder.
De modo que para mí es difícil separar con rigor las razones objetivas de inviabilidad de las que responden más a una actitud cómoda, mimética o interesada de concebir la gestión.
A mí me parece que si se dedica el tiempo que merece al diseño de una política salarial justa, equilibrada, flexible y creativa, entonces la transparencia sí va a añadir valor.
Pero si se pretende abrazar la transparencia sin revisar lo que hay de fondo, es decir, qué criterios seguimos para pagar más o menos a cada cual, entonces es mejor que sea posible evitarse problemas… aunque sigo pensando que, quieras o no lo quieras, los tendrás porque en tiempo de Internet, todo se termina sabiendo.
NOTA: Si quieres guardar o circular una copia de los posts 53 y 54, descárgalos aquí en PDF
RiverDD
Buenas, Amalio
Veo que en una de tus transparencias el título que es “La Catedral Vs el Bazar”, el artículo de Eric S. Raymond donde se muestra cual es el modelo desarrollo de desarrollo software sobre el que se basa en Software Libre frente al software propietario. Creo que básicamente es el el modelo del mundo 2.0, el modelo colaborativo.
Una reflexión que saqué en su tiempo de este modelo venía a ser algo así como:
Si crees que lo que haces es bueno deja que lo juzgue todo el mundo. Lo peor que te puede ocurrir es que recibas críticas, y si sabes aceptarlas te servirán para mejorar.
Saludos!!!
Ale
Me ha encantado la transparencia total en la empresa. Además, estoy de acuerdo en que es una oportunidad para la innovación empresarial de la que extraer beneficios, y junto con algún otro elemento de la innovación 2.0 como el de los prototipos imperfectos (éstos debidamente soportados por mecanismos a disposición del cliente), pueden generar cambios francamente positivos, y muy necesarios en estos tiempos de indefinición del futuro. Quizás el apartado de transparencia salarial lo sacaría del concepto, pues creo que en ese punto termina el concepto de empresa y comienza el de persona, ¡qué une más a un trabajador con la empresa para la que trabaja que su sueldo! Sin un sueldo no existiría tal relación.
Un saludo 2.0 🙂