Lazos fuertes y lazos débiles (post-161)
El zoom puede ser tan o más excitante que cambiar de foco.
Pero no… no estamos cultivando las habilidades necesarias para usar el zoom (la paciencia es la primera), mientras nos entregamos a una carrera alocada por multiplicar el número de relaciones.
Hagamos un poco de historia. La llegada a nuestras casas del mando a distancia desplomó los “costes del cambio” e instauró la cultura del zapping.
Después vinieron Internet y las redes sociales, que han hecho añicos cualquier esfuerzo que implicara cambiar. Hoy mueves un dedo, un simple dedo, y saltas de un universo a otro. En un pestañazo bloqueas mi voz, dejas de leerme (hazlo ya, si quieres), y te vas con otro/a.
No tenemos tiempo para leer con tranquilidad un post, y menos sus comentarios. Alta demanda de píldoras en miniatura para poder embucharse muchas. El reloj cuenta más que el goce, o el goce se vuelve una cuestión de variedad. No lo sé.
Esa sed por la variedad y los flashazos emocionales es típica de la adolescencia, de la juventud que ansía quemar etapas porque va a favor del reloj. A los (técnicamente) jóvenes no puedes pedirles que disfruten de la serenidad, del “tempo” o la fluidez de experiencias profundas. Ese registro no les va, o les va menos. Pero el modo en que colonizan las redes sociales parece contagiarnos a los demás. ¿Será que nos estamos volviendo más inmaduros? ¿Volvemos a la adolescencia? ¿El valor de la experiencia ya no vale un pimiento?
Lo cierto es que cambiar de proveedor de ocio, ilusiones o experiencias excitantes es tan fácil, tan barato, que termina convirtiéndose en un fin en sí mismo. Ahora dedicamos mucho menos tiempo a cultivar lazos fuertes.
Antes la posibilidad de conocer a 20 personas era un verdadero hito de socialización. Ahora tener menos de mil “enlaces” nos parece poco, insuficiente, ¿Pero tiene sentido eso? ¿Qué valor real tienen esos enlaces? ¿cómo vas a poder “conversar” con miles de “seguidos” en Twitter, para qué sirve eso?
Los gurús de los medios sociales nos venden la idea de que ahora se lleva (y es bueno) “tener un gran número de lazos débiles en lugar de unos pocos lazos fuertes”. Cuando leo eso me pregunto: ¿Pero cuál es el objetivo de vida de esta gente? ¿Desde qué perspectiva se afirma eso? Sospecho que esa tesis es hija del marketing.
Nos estamos mimetizando con el mercado: cantidad en vez de calidad.
Insisto, los “lazos débiles” son buenos para lo que son, pero no les pidas más. Es un error confiar tanto en ellos. A esa excitación obsesiva por lo nuevo yo le ofrendo el acrónimo EFE: “Engañosa, Frívola y Estresante”.
¿Para qué sirven los “lazos débiles”? Pues mira, son cojonudos para:
- diversificar las fuentes de conocimiento
- generar chispazos aleatorios, creatividad por combinación
- provocar subidones de curiosidad
- generar la ilusión de que eres un tio/a muy social y querido/a (de las ilusiones también se vive, eso es verdad, hasta que te das el batacazo)
Pero que nadie se engañe. Mientras más tiempo dedicas a saltar de rama en rama, a perseguir el crecimiento de tus guarismos de followers o blogowers, menos paciencia tendrás para quedarte tranquilo en una rama a disfrutar del paisaje, o para contestar los tweets o comentarios que la gente te deja. Está clarísimo, negarlo es ridículo, ¡¡no se pueden hacer las dos cosas a la vez!!.
Los dichosos números son voraces (son también una forma de marketing) y se engullen la calidad de la experiencia.
Seguro que soy recurrente, incluso pesado, con las mismas ideas. No me importa, es de las pocas cosas que tengo claras dentro del mar de dudas en que me muevo.
Pero cada vez veo más socialmedialcoholics metidos en el bucle de la búsqueda obsesiva de la cantidad, del resultado, e ignorando que la gracia está en la calidad, en el disfrute del proceso.
Ellos piensan que sí, que disfrutan del proceso. Pero en realidad se engañan, el subidón les viene del resultado, de la influencia, de la fama que van consiguiendo. A ciertos niveles eso funciona, se confunden las dos sensaciones (disfruto lo que hago mientras lo voy consiguiendo) pero llega un momento en que si no hay un “saboreo”, un masticar tranquilo, una mirada serena y profunda, los números pierden todo su sentido, toda su gracia, y hasta te pueden llegar a angustiar.
Decía el otro día a un colega que respeto mucho, mientras conversábamos en torno a un post, que si te juntas con un grupo a trabajar, te sientes cómodo con ellos, aprendes a no aburrirte tan rápido de la misma gente, descubres un propósito que valga la pena, encuentras motivos para contener tu individualismo y comprendes que los “lazos débiles” están a menudo sobrevalorados, puedes llegar a preferir cierto modelo de espacio de socialización más basado en la pequeñez y la calidad.
Creo que estamos en una carrera incomprensible por descubrir cosas nuevas, sin detenernos a saborear y profundizar en lo que ya conocemos.
Los “lazos débiles” tienen sentido si sirven para descubrir y entonces cultivar “lazos fuertes”, y eso requiere una actitud que empieza por tenerlo claro.
Los “lazos fuertes” se cultivan en la desvirtualización. Es cuestión de átomos, no de bits. A mí que no me vendan milongas, ese estadio volátil pero que perseguimos la mayoría que se llama “felicidad” depende, en última instancia, de nuestra capacidad para construir lazos fuertes.
¿Qué piensas tú? ¿Te preocupa lo mismo que a mí? ¿O crees que flipo en colores?
Nacho Gallego
De tu biblioteca de verano llegue al post, que como dice Arati no ha perdido vigencia. He dedicado mi media hora a leerlo con todos los comentarios. Muchas sensaciones, como con una buena película. Es un tema que me duele y me interesa. Me duele por la separación que implica el “escaparnos del ser en el mundo por querer atrapar al mundo”. Ese deseo de capturar cuantitativamente todo, como sucedaneo de la vida. Por eso me llega tu grito, que pide contacto intimo y autenticidad.
Amo los vinculos fuertes, cercanos, acogedores, aunque a veces me cuesta conectar, por miedo al compromiso y por indignidades. Somos humanos con heridas y carceles. También amo los vinculos debiles, vividos con calma, y que me hacen descubrir mundos y posibilidades.
Me gusta moverme en esta integración “en proceso” de este gradiente de vinculos. Desde los mas fuertes (y biológicos) hasta los más debiles (y mentales), pasando por todo tipo de matices y formas. Creo que podriamos hablar de que los primeros son más basales y los ultimos más evolutivos….
Más que buscar punto medio, yo busco vivir ambos de forma feliz, autentica, productiva e integrada. No renuncio a vivir plenamenta ambos, y para ello es clave que ninguno de los dos trate de tiranizar al otro. Cada uno es mi vida. No renuncio a amar. No renuncio a volar.
Gracias Amalio por abrir este post, que integra vinculos debiles en un espacio intimo y fortalecedor. Un abrazo!!
arati (judith gallimó)
Fíjate que sorpresa… hay cosas que no sólo no se desvirtuan nada con el paso del tiempo sino que mejoran, como los vinos buenos.
Podrías haber escrito este post ayer mismo.
Personalmente, mi evolución en SM es que cada vez valoro más los lazos fuertes que he ido estableciendo… y tal como están las cosas, me parece muy complicado que se desarrollen de nuevos. Mucho ruído, pocas nueces.
facilitymanager
Yo creo que tu post-blog es un buen ejemplo de lo que planteas; 16 opiniones y 32 respuestas, es uno a uno. No me quiero imaginar si entraran 1000 personas y dejaran 140 caracteres, tratando de generar contenido. Quizá te sentarías a ver la cantidad y a ver como crecen, y al final, hacer una especie de resumen y contestando a todos; asi como “gracias por su visita, se les agradece y se les quiere”.
Es un buen ejemplo vivo de calidad Vs cantidad, que lamentablemente está asociado a la dedicación que cada uno de los que participamos, le pueda hacer a esta reflexión, y mucho mas aún, tu participación como autor-mediador de la discusión. No es lo mismo discutir en un blog, que en 140 caracteres; uno genera contenido y el otro informa. Uno crea lazos fuertes, el otro genera fans y seguidores, (que en el caso de twitter pienso todavía que es una moda).
Comparto y suscribo todas y cada una de las letras (muy bien escritas) de tu post. Mas aun con las observaciones que te han hecho al inicio, sobre que las relaciones débiles no necesariamente desarrollan las fuertes.
En las débiles hay como facilismo; son solo 140 y de una vez sirven para mucha gente; acá se crean lazos fuertes pues la comunicación en uno a uno. Lo que escribes es para alguien y además le sirve a los demas, para construir juntos el contenido. Sin embargo no niego la importancia de la comunicación rápida, es una buena fuente de información y de mercadear 2.0 tus opiniones en los blogs.
Por eso los blogs no han muerto; porque algunos pensamos que los lazos virtuales fuertes se generan en la discusión, en la generación de contenidos, en saber que aportaste un grano a un castillo de arena.
Gracias por la reflexión y por mostrarnos en forma real, cómo se contruyen relaciones fuertes en la web.
Alberto
FacilityManager
Fausto
Hola AMalio:
Creo que no flipas, sino que las cosas van tan deprisa que efectivamente no sabemos disfrutar del tiempo y damos prioridad a cosas que no la tienen y eso nos confunde.
Pienso como tu, que la calidad esta antes que la cantidad y que ademas esta siempre sera mas productiva y satisfactoria que la cantidad, que solo refleja numeros y no satisaccion.
Un saludo desde Huelva
Amalio
Estamos de acuerdo, Fausto. Ya sabes, el viejo dilema. En los ultimos tiempos parece ganar la cantidad, y eso deberia preocuparnos, no?. Saludos desde Malaga, y gracias por pasarte por aqui…
Julen
Amalio, ya te que se te ve “encendido”, mira lo que pasaba hace quince años. Es de un lazo medio fuerte, medio débil 😉
http://cuantics.blogspot.com/2010/05/la-vida-hace-15-anos.html
El mundo ha cambiado, para bien y para mal.
Amalio
Admirado Julen:
Te veo en tu linea, genio y figura hasta la sepultura. Adjetivo ambiguo y “motivador” me dedicas. Se te da bien, compañero 🙂
Pienso que es mucho más útil deternerse en lo que una reflexión de este tipo aporta de valor, que algo tendrá, con todos sus matices. Si queremos construir, construimos…
He leido el enlace que nos has pasado y aporta ejemplos muy ilustrativos de los cambios. Reconozco muchas de las mejoras que ahí se cuentan, y otras me parecen una verdadera chorrada. Como la vida misma.
No sé si sabes, porque apenas me conoces, que soy de los que piensan y defienden que el mundo de hoy es mucho mejor que el de antes. A mí no me van las ilusorias miradas nostalgicas.
Pero eso (como a tí) no va a acallar mi espiritu (auto)crítico, porque podemos moldear esa realidad. Tú intentas hacerlo desde tu blog, y yo desde el mío. Somos microbios que tenemos una voz diminuta y humilde, pero contamos en dosis infinitesimales que suman.
Ahora se hace fuerte una tendencia del pensamiento (incluso en gente muy inteligente) que confunde evolución tecnológica con determinismo, y que parece decir: “Eso es lo que hay, adáptate”. Pero yo prefiero creer que todavía podemos intentar reforzar lo bueno, y filtrar lo malo, en la medida de lo posible. Algo podemos hacer todavia en esa linea. Nada es fijo, ni absoluto, y esto va también para los que glorifican la moda de los “lazos débiles” o la vida centrada en el yo-individualista-digital por mucho envoltorio socializador que le pongan.
Creo que en mi post y en los comentarios matizo la cuestión. Estamos conversando, participando, y lo mejor es centrarnos en las ideas. Los prejuicios mejor apartarlos. Un saludo…
Alberto Blanco
Decía Saint-Exupery que un hombre vale según el número y la calidad de sus vínculos. Desde luego no se imaginaba cómo iba a desmadrarse esta idea en nuestros días.
Coincido contigo pero quiero pensar que salvo algunos casos patológicos, aún sabemos distinguir entre el valor y lo verdaderamente importante de entre los miles de lazos que creamos.
Muy buena reflexión. Un abrazo.
Amalio
Alberto: Se ha desmadrado el tema, sí señor. Jjjj..
¿salvo casos patologicos? Pues mira, no lo creo. Somos microbios dentro de una batidora, y viene bien aprender a navegar con criterio, a pesar de las embestidas. Creo que nos dejamos llevar bastante, mucho mas de lo que reconocemos. Y cuesta resistirse. Lo primero es parar, y pensar. Es lo que intento. ¡¡gracias, Alberto, un placer como siempre!!
deiane
Observo algo diferente en este blog. El autor responde a todos los comentarios. Observo otra cosa también. No hay ningún RT entre los comentarios. Últimamente estoy observando todo lo contrario: mucho RT y poco comentario. Quizás eso signifique que detrás de este blog hay un tío que invierte en sus lazos. Me gusta.
Amalio
:-)) Deiane:
Qué amable eres!!! Que te voy a decir yo, mejor me callo. Lo de responder a los comentarios es porque me gusta (supongo que se me nota por lo que me enrollo), y porque siento mucho agradecimiento a la gente que se pasa por aqui. Con tanto blog “ofreciéndose” por ahi, que tú y otras tantas personas me dediquen un ratillo de su tiempo a leerme, es algo que valoro un monton.
Lo de insertar los RT como comentarios lo probé una vez, y lo quité, no me duró ni 24 hrs. Interfiere la conversación y no aporta nada. A mí lo que me mola es la conversación. Gracias, Deiane (lastima que no me dejes mas referencias tuyas), espero verte mas por aqui!!!
idoia llano
Me ha gustado. No voy a discutirlo. Esto tampoco es lo que yo esperaba y a quién me esperaba, pero no desespero 🙂
Me suena a este otro de Umair Haque que te recomiendo http://blogs.hbr.org/haque/2010/03/the_social_media_bubble.html?utm_source=feedburner&utm_medium=feed&utm_campaign=Feed%3A+harvardbusiness%2Fhaque+%28Umair+Haque+on+HBR.org%29
Supongo que como escribo poco no me contestarás. Lo entiendo . Ale un abrazo:-)
Amalio A. Rey
Idoia: mmm… creo que estoy espeso esta noche, a ver, :-(( ¿no es lo que te esperabas? ¿no te contestaré? Mujer, sabes que siempre contesto, y con mucho gusto.
Me he leído el articulo de HBR que nos has recomendado. No lo conocía, y la verdad es que está en la linea de lo que cuento aquí. Coincido bastante con el autor, y aporta argumentos interesantes. Recomiendo a los que lean este post que le echen un vistazo.
Gracias, colega, por pasarte por aqui. Un placer, como siempre… y a ver si pronto desvirtualizamos. Me mantengo a la espera de noticias de Salvador.
un abrazo
José Luis Gato
Hay grandes dosis de realidad en partes del contenido. Sin embargo, no puedo estar del todo de acuerdo con lo que expones. Al igual que hago caso omiso de los continuos “1000 tips para ser socialmente aceptado”, evito comparar constantemente las virtudes y defectos de los lazos, débiles y fuertes. Entre otros motivos, para mantener cierta coherencia mental y no establecer de una convención mi propia convicción.
¿Acaso 20 años atrás no se establecían lazos débiles? Personalmente no me imagino asociando valores a un grafo ponderado o aplicando el teorema de Kuratowski en cada nueva relación, en cada nuevo contacto que establecí. Puede que las relaciones en sí sean las que estén sobrevaloradas. Cambian los tiempos, la forma de relacionarnos. ¿Y si lo que llamamos amistad no fuera en definitiva un lazo débil más? Aún peor, de menor valor que “uno virtual”. Apuesto que muchos podríamos encontrar al menos un ejemplo en nuestra “vida real”.
Detenernos a pensar en esta carrera [in]comprensible tiene un mérito incalculable. Pero no evitará que si alguien se tiene que estrellar lo haga. Todos o unos pocos, ellos o nosotros. Siempre he defendido que no tengo tantos por cientos de amigos ni constantes ni coeficientes de creatividad. Aplicar esta “matemática social” es tan peligroso como “socializar lo digital”. La capacidad para cultivar el vínculo fuerte quizá esté dependiendo en exceso de nuestra preocupación por clasificar diferentes entornos, diferentes estratos. Tiempo, dedicación y esfuerzo se aplican a la persona, no al medio.
No te quito razón, esto se convierte en una mera obsesión por tener un dígito más. Siempre hay excepciones, distinta finalidad. Puede que la sociedad no esté cambiando, que siempre haya sido así, sólo que ahora tengamos las herramientas que lo posibilitan. Mientras seguimos en esta transición de átomos a bits, aprovecho para hacer esta pausa acompañando tu artículo digital con un café analógico. Degustación visual.
Amalio
Jose Luis: Gracias por darnos tu opinión, siempre interesante. Está bien que no estes de acuerdo, es parte de la conversación :-))
Las relaciones son la pera, la sal de la vida. Nunca estarán sobrevaloradas. Y si hablamos de relaciones profundas, qué te voy a decir yo. Me voy a poner sensiblero, pero no puedo evitarlo. Una bonita amistad, de esas de verdad, no puede ser (por definición) un “lazo debil”.
Mis amistades reales, las que he desvirtualizado y cultivado en el tiempo, tienen el valor que tienen = casi siempre superior a las virtuales, y digo “casi” porque hay excepciones que confirman la regla.
Creer que un post va a evitar que unos cuantos se estrellen, si están deseando hacerlo, sería estúpido. Que cada cual apriete el acelerador como le dé la gana, es su vida. Sí que te digo que esta reflexión me la hice en su momento, y me ahorró unas cuantas frustraciones. Aprendí pensando, puse el freno.
Preguntabas que si hace 20 años no habia “lazos débiles”. Hombre, por supuesto que sí, pero ahora todo conspira para que los lazos débiles sean mas baratos que nunca, y a uno le dé por comprar por docenas. Si te gastas todo el dinero (tiempo) en eso, tendrás menos para lo otro.
Disfruta del café, deliciosamente analógico, degústalo. Es como los amigos, Jose Luis, es otra cosa..
Economía Sencilla
Yo creo que está muy bien traído, y refleja bastante la “hipervelocidad” con que nos movemos en el mundo actual, y más si es en el virtual.
Clic por aquí, clic por allá, abrimos y cerramos ventanas, pestañas, pinchamos links, escribimos tuits 140 caracteres, más rápido casi imposible), reenviamos, retuitamos, todo rapidísimo.
Leí hace poco que la cantidad de información que recibía un estadounidense medio se había multiplicado por… X, no recuerdo el dato, pero era exponencial, algo así como pasar de 300 Mb diarios a 20 Gb, por decir algo. Claro, estamos subscritos a N blogs, tuiteamos, escribimos correos electrónicos por doquier, vídeos, archivos adjuntos, etcétera.
El cerebro se especializa y adquiere destreza con ello, pero quizás tendemos demasiado a lo efímero. Probablemente, la mayoría de quienes navegan por el 2.0 aspira a las dos facetas, a tener muchos lazos débiles y a tener buenos lazos fuertes, así que seguramente sean aspectos complementarios (unos se dedican más a la cantidad, otros a la calidad, y otros tratan de mantener el equilibrio).
Un abrazo
Pablo Rodríguez
Amalio
Pablo: Eso es, rescato el oportuno comentario de JM Bolivar en el que insistía sobre la naturaleza complementaria de ambos tipos de lazos. Él tiene razón, y me ha llevado a matizar alguna de mis afirmaciones. Es mas enriquecedor reconocer lo que aportan los “lazos debiles”, así que por ahi estamos de acuerdo. Si al final tienes buenos “lazos fuertes”, si te ocupas de ellos y comprendes lo que (realmente) significan, adelante con su complementario, pero sin olvidar que existen los costes de oportunidad…
¡¡un abrazo, Pablo!!
adoracion
Me ha gustado mucho este artículo “me ha tocado la fibra”. Yo soy informática y en la informática una estructura de datos muy frecuente es el árbol y hoy las posiblidades en Internet son un arbol n-ario con n tendiendo a infinito a lo ancho y en profundidad.
Puedes estar horas y horas divergiendo cada vez más a partir una búsqueda inicial que hiciste sobre un tema que te interesa…
a mi me ocurre, no sé si definirme como una persona muy curiosa, pero me gusta saber sobre todo, quizás sin especializarme demasiado,
incluso en mi profesión me pasa, no existe un tema concreto que me defina, no puedo decir soy una experta en …
pero me manejo bien en muchos palos.
Y parecido a lo que me ocurre a mí, le ocurre a mucha gente es como una especie de “bulimia digital” consumen y consumen Internet
sin llegar a ningún punto en concreto, leer, oir, mirar… sin que cree poso, porque con el exceso de información es lo ocurre.
En el llamado Social Media tener más y más seguidores en Twitter, cientos de amigos en Facebook, una vida 2.0 que quita muchas horas a la 1.0 pero SIN CALIDAD,
sin sacar algo realmente enriquecedor, a parte de la satisfacción del propio ego.
Yo creo que como se suele decir en el término médio está la virtud, y en Internet es necesario aplicar una buena dosis de sentido común para
aprovechar lo grandioso que puede llegar a ser.
Un saludo
Amalio
Adoración: Ese dichoso “punto medio” que es tan dificil de conseguir, no?? Es bueno saber donde puede estar, e intentar tirar hacia él si es que vale la pena, pero todos sabemos que al final gana el desequilibrio.
Me quedo con tu idea de “bolumia digital, consumir y consumir Internet sin llegar a ningun sitio concreto”. Tambien ese reclamo sutil en favor del sentido común. Pero si es que al final todo esto es un bendito “problema” de sentido común.
No quiero que parezca que me pongo en el papel del “quejica conservador” que se resiste a los cambios por su incapacidad de seguirlos. No es eso. Me encantan los medios sociales, ya me ves por aqui cómo doy el palique, pero un poco de reflexión sobre todo esto nos va a enriquecer a todos. ¡¡gracias!!
adoracion
Gracias a tí.
Efectivamente la reflexión y el sentido común es imprescindible en todos los aspectos de la vida. Un mundo tan cambiante como el 2.0, a veces da vértigo! Y puesto que ahora co-existimos en él, es saludable pararse y pensar ¿qué estamos haciendo? ¿dónde nos lleva este camino? ¿está bien así o se podría hacer mejor? ¿qué nos aporta? y ¿qué podemos aportar?
En fin… parar y pensar.
Por cierto es la primera vez que leo este blog y creo que no será la última.
Un saludo 🙂
Amalio
Adoración: Eso es, eso es: “parar y pensar” al mas fiel estilo de “practicante reflexivo” que nos recomienda el maestro Sangüesa. Un abrazo!!!
Mireia Ranera
Gracias Amalio por tu post. Me ha gustado mucho. Muy ocurrente tu paralelismo sobre si estamos volviendo a la adolescencia con este boom de las redes sociales. Para los que somos aún “Beginners” quizás la inexperiencia, el querer abordarlo y seguirlo todo hace que nos perdamos un poco. Pero yo creo que todo es un proceso y que el tiempo nos irá poniendo a todos en nuestro sitio y sabremos ir descubriendo lo que realmente tiene valor para nosotros. Sabremos aprovechar la cantidad y centrarnos en la calidad, en lo que realmente nos enriquezca y aporte, consiguiendo lazos fuertes entre tantos lazos débiles.
Amalio
Gracias, Mireia. Me alegro que te haya gustado el post. Se trata de pensar, y de avanzar en ese viaje hacia la calidad. Un placer que ta pases por aqui, saludos!!
Franck
Interesante artículo
No sé si sera bueno o malo, pero todos sabemos que si quieres recibir tráfico en la red necesitas lo que llamas los lazos débiles, y cuanto más mejores.
La tecnología te permite establecer contactos que antes un un mundo offline/1.0 no era tan fácil. Para un negocio, esta segmentación de la tribus online es una mina de oro. Entra en ella, y sácale lo que pueda/quiera
Que haya que construir algo más duradero con estos contactos “debiles”, no ha cambiado desde la creación de la actividad comercial (leads, colaboraciones, conversiones, compra, etc..).
Por fin creo que el valor de trabajo no esta cambiando. Solo se valora el valor añadido y el esfuerzo, la perseverancia. Con las redes sociales, ahora recibes un feedback que antes no te llegaba. Mejor un RT que nada, ¿no crees?
Para mi es tan sencillo como esto: no entres en un campo de fútbol vestido de jugador de Hockey…no va a funcionar.
Adaptate al entorno, no lo juzgues
Amalio
Franck: Volvemos al mismo debate de siempre: cantidad vs. calidad. Es que al final todo va a redundar en lo mismo, terminamos dándole vueltas al dichoso conflicto.
Por cierto, no hablo como una empresa, sino como una persona. No busco tráfico como fuente de rentabilidad, ni siquiera me obsesiona el tráfico. Prefiero compartir con gente interesante y sensible, aunque sean menos. Si aumenta el número de ese tipo de gente, perfecto, pero no me planteo el tráfico como objetivo. Y mira que me dan consejos para que escriba posts sobre temas menos escabrosos o que “haga algo” para aumentar followers, en fin… todos esos consejos para “aumentar tráfico” que andan tan en boga, pero yo sigo atrincherado en mis neuras, en mis dichosas neuras.
Tu punto de vista es puramente “de negocio”, y por eso hablamos de cosas distintas. Yo hablo de personas, de postura vital, y conviene separarlo. Por ese camino de confusión yo no entro, o al menos intento escapar en la medida de lo posible.
Lo siento, pero tu axioma final es demasiado cómodo: ¿”adaptate al entorno, no lo juzgues”? Pues mira, NO. Por ese camino tendríamos todavía Apartheid en Sudáfrica, y por esa razón (probablemente) Franco duró lo que duró. Perdona que eche mano de la política y de ejemplos fáciles, pero hay que juzgar, tener criterio y adoptar posturas proactivas. El entorno se moldea, se cambia.
Saludos…
Franck
Tienes toda la razón Amalio. Estas enfocado a la persona y yo al negocio.
Aun así, creo que en muchas situaciones para cambiar las reglas de un juego, tienes que entrar en él mismo, entender cuales son las debilidades de la fuerza dominante y empujarla hacia la salida
Amalio
Franck: Agradezco tu generosidad. En cuanto a entrar y entender antes de cambiar, es un camino posible. En algunos casos es inexorable, pero en otros lo mejor es no entrar. Desde afuera percibes el “tufillo” y ni siquiera te arrimas. Pero sí que estoy de acuerdo con el principio de que no se puede moldear algo si no se entiende. Un saludo!!
Roberto Cerrada
Amalio… Un impresionante post, no solo por cómo está escrito, hay verdadera maestría en el fluir de las palabras, sino y sobre todo por la esencia del contenido.
Yo no creo que estés flipando, al contrario, la cultura de lo rápido, de lo inmediato, nos hace perder la perspectiva de lo que es realmente importante y a lo que dedicamos menos tiempo.
Y es que cómo tu dices, cultivar relaciones, conseguir lazos fuertes, requiere cierto grado de serenidad, esfuerzo y constancia, tres virtudes que parecen desvanecerse en los entornos 2.0. ¡Recuerda que la materia tiende al mínimo estado de energía!… Es decir que somos “vagos” por naturaleza y nunca, nunca, nunca, lo tuvimos tan cómodo. ¿no crees?
Felicidades nuevamente por el post…
Un abrazo
Roberto R. Cerrada
Amalio
Gracias, Roberto. El post va por ahí, por insistir en la necesidad de cultivar relaciones profundas, de esfuerzo y constancia. Son atributos devaluados.
Los “costes del cambio” tienden a cero, y eso está teniendo algun efecto. Esa “vagancia” a la que te refieres se hace notar. Quizas por eso convenga corregir el sesgo. un abrazo!!!
José Miguel Bolívar
No me gustaría caer en el relativismo fácil, pero lo cierto es que no estoy por completo de acuerdo con el post. No creo que los lazos débiles sean peores que los fuertes, sino que realmente depende de lo que se busque en unos o en otros. Para mí los lazos débiles no son un medio hacia los lazos fuertes. Es más, veo los lazos fuertes como un efecto colateral positivo pero no buscado que resulta de la existencia de los lazos débiles. Definitivamente crear lazos fuertes no es un fin de mi presencia y actividad en la red, lo que no significa que no esté abierto a ello. Supongo que habrá múltiples enfoques y finalidades entre los usuarios de las redes sociales y no creo que unos sean mejores que otros.
Amalio
Jose Miguel: Como siempre, la verdad se construye a retazos. Es multicolor. No te falta razón cuando adviertes que los lazos débiles aportan cosas diferentes, y pueden ser complementarios a los lazos fuertes.
Estamos de acuerdo, de hecho en el post indico algunas ventajas que aportan los “lazos debiles” como diversificar fuentes de aprendizaje o generar chispazos de creatividad.
Pero sigo pensando que hay una enorme diferencia de “calidad” entre los lazos fuertes y los débiles que a menudo olvidamos, porque estamos metido en una carrera por los numeros o por lo nuevo.
Siguiendo tu lógica cualquiera me podría decir: “oye, Amalio, y por qué unos vs. los otros, si pueden ser complementarios”, pero es que como siempre, el tiempo que dedicas a unos se los quitas a los otros.
Si encuentras el equilibrio, me parece OK, pero si empiezas a descuidar lo que es verdaderamente importante, lo veo jodido. Y sostengo que lo más importante, con diferencia, son los “lazos fuertes”.
Tu reflexión me lleva a corregir algo que afirmé en el post y que tienes razón, es muy matizable: los lazos débiles no “necesariamente” deben verse como un medio para conseguir lazos fuertes.
Pero la esencia de mi post, al menos lo que yo quería destacar, es que esta sociedad liquida de lo efímero sobrevalora la importancia de los “lazos debiles”, y lleva a muchos por un camino de obsesión por los resultados. El proceso deja de disfrutarse por la angustia de los numeros, de los trofeos.
Si gente como tú sabe sacar provecho de los “lazos débiles”, es seguramente porque tus “lazos fuertes” estan bien cuidados.
Gracias, compañero, porque aportas un matiz que me ha sido muy útil, nos leemos!!