¿Formación 1.0 para habilidades 2.0? (post-166)
Los modelos participativos y el enfoque de “conversación distribuida” que asocio al auténtico espíritu 2.0 (o como quieran llamarle), necesitan una apuesta decidida por la [no]formación.
Parece obvio, pero todavía conviene recordarlo: Para que la autonomía y frescura de múltiples “conversadores” se ejerza con responsabilidad, primero hay que «formar» en actitudes y habilidades.
No puedes sacar la cocina del fondo y ponerla en la entrada, a la vista de todo el mundo, y esperar que todo vaya bien por arte de magia. Tienes que preparar a la gente para ese cambio. No se pasa de la opacidad a la transparencia, del síndrome del gabinete de prensa a la conversación distribuida, sin ayudar a la gente a asimilar lo que eso significa, sin propiciar una aCtitud y aPtitud proclive a ese cambio.
Pero esa «formación» para conseguirlo no puede hacerse a la vieja usanza, siguiendo esquemas del tipo experto-enseña-a-analfabeto, y es lo que se está haciendo todavía en muchos sitios. Pongo comillas a la palabra «formación» e incluso hablo de «[no]formación» para guardar distancia de los modelos tradicionales con que habitualmente se asocia ese término del que tanto se abusa.
Los modelos formativos que se están siguiendo para familiarizar a las empresas y a los empleados con los principios y las herramientas 2.0 suelen ser demasiado formales. No se practica el “learning-by-doing”, ni se integra el conocimiento desde abajo mediante la autogestión de ese aprendizaje.
A menudo la gente de la empresa lo ve como algo-que-se-importa-desde-afuera-de-forma-atropellada, y puede terminar asustando, en lugar de respetar un tempo que le ayude a descubrir por sí misma las oportunidades.
Para colmo de males ya se empiezan a vender servcios para «implantar» modelos 2.0, una palabreja horrorosa que heredamos de los sistemas de Calidad, y que retuerce el asunto hasta el punto de que parece que algún experto externo va venir con su manual y en un pis-pas va a certificar tu transformación con un bonito sello, sin que el personal tenga mucho que hacer.
En palabras de Jay Cross, se necesita una formación para “aprender a ser” (“Learning to be”) porque no basta con “aprender a hacer” (“Learning to do”) para gestionar este modelo de interacción con el mercado. Desde luego, no tiene mucho sentido impartir formación Top-down para proyectos y actitudes que pretenden ser Bottom-up
Tampoco que toda la formación se centre en las herramientas y la tecnología, cuando lo importante es facilitar el cambio de mentalidades, y generar una actitud proclive a las conversaciones, para que la gente pueda poco a poco asumir el protagonismo que necesitan los ecosistemas de comunicación digital.
En definitiva, la [no]formación en habilidades 2.0 exige un abordaje coherente con lo que se busca. Los objetivos se empiezan a conseguir desde el propio proceso, es decir, la forma de aprender que es parte del itinerario del cambio. El «formador» o, mejor, el «facilitador», debe irradiar una actitud 2.0 en su forma-de-hacer, y por eso no lo puede hacer cualquiera.
Pero tenemos un problema: muchos de los que «enseñan» se han apuntado al carro sin comprenderlo. Formadores 1.0 que se reciclan y adaptan al nuevo negocio. Toca vender esto, está de moda, vale… tiremos de herramientas, que esas se me dan bien. Les pongo unas cuantas diapos PPT contando la milonga ésta del cambio cultural (si es que me acuerdo de decirlo), y que se busquen la vida.
Un «facilitador» de habilidades 2.0 tiene que transmitir convicción, credibilidad, congruencia entre lo que cuenta y lo que hace. Es complicado, lo sé, pero también lo es el cambio «que vende». Si «formas» en solo-herramientas, los cacharros son neutrales, no comprometen, pero esto no va de herramientas. Es una cuestión de actitud, a ver si nos enteramos!!!
miguel angel
Enhorabuena por el post! Creo que la actitud es una parte de la moneda pero la otra es la facilidad con las que las nuevas herramientas permiten difundir una propuesta de aprendizaje informal o social o 2.0 como tu comentas. Sin las herramientas convencer de cambio de actitud es mas dificil. Las nuevas generaciones, no nos engañemos, tienen las mismas capacidades de aprender que nosotros, lo que pasa es que utilizan mejor las herramientas, pero esto no los hace mejores alumnos-profesores que nosotros.
Amalio
Gracias, Miguel Angel. El «mejor uso» de las herramientas, segun tu hipotesis, deberia ayudar a asimilar mas rapido el cambio de actitud. Puede ser. Ahi estas dando por hecho que podemos empezar «contagiando» a través de las herramientas. En todo caso, creo que esto exige de mucho más, como hemos comentado antes. Un saludo!!
Alberto Blanco
Muy claro, Amalio. En lo que se refiere a la formación y al desarrollo de habilidades, las modas han sido las que durante años han marcado la actividad de muchos formadores-facilitadores-coach-tutores-mentores-consultores-partners.
Ahora llega esta cosa del 2.0… no hay problema, le damos una capa de pintura a nuestros métodos y a seguir facturando. Es curioso ver a las grandes consultoras de renombre «implantando» modelos 2.0 para hacer trajes a medida del cliente pagador mientras se olvida del cliente consumidor.
Pero soy optimista, como bien dices esto te lo crees y lo vives coherentemente o el chiringo te durará poco.
Un abrazo.
Amalio
Alberto: Bienvenido, compañero. Pues si, «capa de pintura y a seguir facturando». Cambiar la chapa para dejar el mismo motor.
Pues si, grandes consultoras de renombre «implantando» sistemas 2.0, vaya paradoja, ellas que son el aladid de la deshumanización de las organizaciones (en la realidad, aunque vendan todo lo contrario a los clientes).
Yo tambien me identifico con tu optimismo. No hay otra. Vamos pasito a pasito, juntándose la gente buena, se notará algún día. ¡¡un abrazo!!
Fernando Gabriel Gutiérrez
En todo caso nos seguimos preguntando ¿qué es la formación 2.0?: aprendemos haciéndola, nos formamos en ella. Una especie de aprendizaje invisible. Nos convertimos a su vez en no-alumnos al decir de Piscitelli. Aprendemos en la red y con la red en la conversación permanente. ¿Cómo aprendimos a hablar?. ¿Mis padres fueron a un curso para que les enseñaran a hablar?. Nuestro ADN deviene digital distribuido en el aprendizaje informal en esto que llamamos 2.0. ¿Enseñanza 1.0?. Hay personas que tienen que comer y encuentra en estas cuestiones de la web 2.0 su sueldo o prestigio profesional en congresos, publicaciones y etc. ¿Puedo enseñar algo que aprendo haciéndolo y en la red?.
Redoblo mi apuesta: ¿se puede enseñar concientemente una actitud 2.0 sino se la tiene?. ¿Se la puede enseñar?. Para mí se acompaña. Amalio expresa la idea de la facilitación. Se invita con el ejemplo a la participación de la generación de la inteligencia colectiva. Un acompañamiento participante. Únete, decimos los que estamos enfrente de grupos y queremos que también sean en la red.
Ahora me quiero meter con el tema de la cuestión generacional como que algún día la «actitud 2.0» llegará por recambio. ¿Es tan así?. ¿Tenemos que esperar que caiga el «rey» para que el pueblo tome la «corona» es instaure un mundo 2.0 mejor a este en que vivimos?.
Igualmente discrepo con las ideas que enfatizan al cambio en las «nuevas generaciones». Ellas solas no podrán. Tendremos que hacer valer la conversación intergeneracional que los cambios culturales necesitan. Apoyando y modificando nuestro entornos y realidades posibles. A veces pareciera que las «nuevas generaciones» impodrán románticamente un nuevo ecosistema que no sabemos que será. Tampoco tengo respuesta, sino que nosotros los adultos con los jóvenes (que no son tantos en estas discusiones o conversaciones «revolucionarias» como creemos) los que podamos generar otra cosa. ¿Están las nuevas generaciones interesadas por estas cuestiones que discutimos en este post? ¿Cómo los podemos hacer integrar? (No vaya a ser que se les ocurra a los que venimos con la 2.0 que nos borren de un plumazo). Es más veo adultos que a veces manifestamos idealizaciones de lo que fuimos o no fuimos en otras épocas.
Y para finalizar: Amalio, hay cuestiones que no se transmiten (sino estaríamos en lo 1.0 como decís), se contagian.
Muy bueno el post.
Amalio
Fernando: Estoy de acuerdo con casi todo lo que apuntas. Me gusta la idea que citas de Piscitelli de que el formado deje de sentirse «alumno» porque participa activamente en el proceso «haciendo» cosas bajo dinámicas P2P con el «formador»-facilitador.
No se puede enseñar una Actitud 2.0 si no te tiene, eso esta clarisimo. Enseñarias «teoria», pero sin solidez.
¡¡perfecto!! lo de «hacer valer la conversación intergeneracional». Me parece un aspecto clave. Yo tambien tengo muchas dudas con esa tesis que dice que las nuevas generaciones vienen con esto de la colaboración en vena. Serán muy digitales, sabran conversar en red como nadie, pero no estoy tan seguro que el espiritu participativo y colaborativo haya arraigado lo suficiente en su forma de ver la vida. La tecnologia esta ayudando pero ya sabemos que nunca la tecnologia es suficiente. ¿que pasa con la educación? ¿esta ayudando a reforzar ese cambio? desde luego que no.
Muy bien, «más que transmitir, contagiar». Esa es la clave, mejor explicado imposible. Te voy a tomar prestada la idea. La cuestión es que para el «contagio», ademas de «transmitir» bien una idea, unas recomendaciones, se puede hacer muchisimo mas. Y todo comienza por el ejemplo.
Gracias, Fernando, tus ideas me han sido muy clarificadoras..
un saludo!!!
Pablo Miozzi
Es muy cierto lo que mencionan de lo importante de las actitudes y aptitudes en el nuevo escenario que plantea la cultura 2.0. Asimismo coincido con aquello de «menos seminarios y mas talleres» de algún post anterior.
Es dificil desarrollar y cultivar habilidades transversales basicas para apoyar estos cambios, cuando sucede que durante mucho tiempo fuimos adoctrinados bajo el mandato de los resultados, donde el fracaso es castigado, donde el proceso no es lo principal. Entonces la conversación «gran protagonista de este nuevo escenario», que implica asumirse en la responsabilidad de la coconstrucción, nos enfrenta a nuestros miedos mas arraigados: al ridiculo, a reconocerme ignorante, a equipararnos en un nivel donde todos podemos aportar como iguales…
Muchas veces esos miedos impiden algo tan basico como «exponer un punto de vista» y participar en un debate o conversación, si bien la sola lectura es una forma de participación, enriquece mas y matiza la exposición por escrito de nuestro punto de vista, tan valioso como el del mas reconocido o con mayor número de «followers» 🙂
Nos sucede en nuestra práctica profesional, donde vemos como resulta dificil alentar la participación comunitaria, la adhesión a proyectos asociativos, el reforzamiento de instituciones intermedias en un sector, tal vez debido al aislamiento espeicializado de la hipercompetitividad … Cuando la ciencia hoy avanza hacia la Intersección, hacia recuperar la visión de un todo desarticulado, los especialistas, el modelo del cientifico solo en un laboratorio, se han quedado sin palabras para conversar.
En las organizaciones este miedo arraigado a las practicas de conducción tradicionales, acalla al mas sumiso y enerva al revolucionario, reforzando su status en la retribución conseguida por ambos 🙂 El cambio como por allí alguien mencionó, se profundizará con el «relevo generacional» sin dudas.
El camino es el ejemplo, porque en las organizaciones como con los niños debemos considerar la máxima: «Cuidado.., nos miran».
¡ Gracias por el post !
Amalio
Pablo: Pues si, muy bien resumido: «menos seminarios, y mas talleres». O sea, menos PPTs, y más «learning by doing». Por ahí va la esencia de mi post, y agradezco que focalices tan bien el asunto.
Como bien dices, enfrentarnos a «nuestros miedos más arraigados» necesita precisamente de formadores «especiales», gente que haya pasado por eso, o que esté en el camino. Que puedan contar desde su propia experiencia.
Pues eso, «el camino es el ejemplo» o mejor: «el ejemplo hace el camino».
Gracias a tí por «conversar» con nosotros!!!
Juan Martínez de Salinas
Hola Amalio,
Interesante tema el que planteas aquí.
El generar, aportar y enseñar contenidos y experiencias 2.0 requiere un tiempo de rodaje y asimilación de los formadores que lo imparten. Tiene que producirse en primer lugar un cambio de actitud, tener una visión global y estar dispuesto a desaprender hábitos adquiridos debido a que se esta dispuesto a cambiar el chip corporativo previo.
Las personas adecuadas para poder ayudar a las personas 1.0 en esta transición requieren que tengan un largo recorrido en el uso y conocimiento de estas herramientas. Igualmente deben saber enseñar la utilidad que tiene esto en las organizaciones.
Ahora pasa como en otras disciplinas que como esta comenzando y esta en pleno auge salen expertos de 2.0 por todos los sitios y algunos de ellos llevan 4 días en las redes y muchas otras herramientas ni las conocen (blogs, foros, wikis, podcast, etc.).
Saludos,
Juan
Amalio
Juan: Gracias por pasarte por aqui. Me parece bien que apuntes lo de que la formación 2.0 necesita «tiempo de rodaje». No es algo que puedes aprender de un día para otro en el típico curso de «formador de formadores». El reto de desaprender es el más duro, dímelo a mí, que sigo en la faena.
un saludo!!!
Salvador Zambrano
He visto un video de Redes y no puedo estar más de acuerdo con éste y con lo que dices, hasta donde puedo llegar. Mira los primeros 1′ 18″ de este video aunque todo el programa es interesante
http://www.youtube.com/watch?v=_qDYvdq1yQY&feature=related
«Tampoco que toda la formación se centre en las herramientas y la tecnología, cuando lo importante es facilitar el cambio de mentalidades, y generar una actitud proclive a las conversaciones, para que la gente pueda poco a poco asumir el protagonismo que necesitan los ecosistemas de comunicación digital».
Amalio
Hola, Salvador: Un placer verte por aqui, despues de tantas horas de curro desvirtualizado. Ja… he visto el video, y es genial. Aunque habla de la «ciencia de la compasión», es cierto que los dos primeros minutos dan en el clavo a la hora de explicar por qué las herramientas tienen el lugar que tienen en el desarrollo de habilidades. Recomiendo a los amigos que pasen por aqui, que vean el video, es muy bueno. Por cierto, Mattheiu Ricard, el biologo-budista, es un buen ejemplo que me va a servir para mis ponencias sobre hibridación, que ya sabes es otra de mis pasiones. Gracias, buen apunte!!
Charl
That’s a wehugtlol-ht-out answer to a challenging question
David Sánchez Bote
Bueno a veces las herramientas también juegan un papel de Caballo de Troya ¿no? A mi en algunas organizaciones me ha ido bien poniendo una tecnología a funcionar e ir viendo con las personas como evoluciona una realidad social, en la que tú les acompañas, donde ellos solo veían un «cacharro» más. Así, a partir de ese experimento piloto pueden imaginar ya ellos por su cuenta nuevas formas de hacer. Lo que ocurre es que esta forma de funcionar requiere cierto tiempo y todos queremos ser 2.0 para la próxima semana
Amalio
David: Es estupendo que volvamos a encontrarnos en esta reflexión. Me acuerdo que allá por Marzo de 2009, a raíz de un post que escribi sobre ese esquema que hiciste (y que por cierto, uso en algunas de mis ponencias) con el titulo «qué hay de lo mío 2.0», me comentaste de la oportunidad que las herramientas ofrecen como «Caballo de troya» para introducir cambios en la actitud, sobre todo en entornos donde no puedes entrar «de frente» planteando el objetivo maximo del cambio cultural. Eso me hizo pensar, y he seguido dándole vueltas al asunto, una vez que comencé a organizar cursos y talleres sobre Empresa 2.0.
Quiero decirte que no te falta razón, y que cada vez me parece más acertado tu punto de vista. La verdad es que el tema es jugoso, y merece un post en sí mismo, que voy a escribir pronto. Lo he estado discutiendo con amigos, y con clientes, y creo que es una buena formula para abordar de un modo pragmático ciertos entornos más «hostiles», donde sabes que no puedes entrar por la puerta delantera, como bien comentaba antes Alberto.
Así que estamos de acuerdo que para ciertos proyectos y clientes puede ser mejor explicitar una formación centrada en las herramientas. Pero, David, eso no te exime de «entender» muy bien lo que hay detrás de esas herramientas, y que cambio de actitud se necesita para sacarles el máximo de provecho. Lo que quiero decir es que para que la formación sea realmente buena puedes utilizar las herramientas 2.0 como pretexto, como coartada vehicular, pero mezclándolas con valores, haciendo que la gente «vivencie» lo que esas herramientas significan, con una mirada que supere la parte más mecánica o «eficientista» de las herramientas.
Un buen formador 2.0 puede enseñar valores 2.0 a través de las herramientas, pero tendrá que entender muy bien (vivirlo, creerselo) el sentido que tienen esas aplicaciones, y por qué (y cómo) su uso puede generar el cambio cultural que buscamos.
Yo he visto a gente explicando herramientas 2.0 de un modo tan tecnocratico, e incluso deslizando sugerencias de uso que nada tienen que ver con el espiritu para el que fueron creadas. A eso me refiero.
En todo caso, pronto publico un post más detallado sobre esta idea del «Caballo de Troya» que tanto me gusta..
Gracias por pasarte por aqui, compañero!!
Mireia Ranera
Un post genial Amalio, que comparto totalmente.
Creo que es fundamental familiarizar a las empresas y a los empleados con los principios y herramientas 2.0 en base a modelos formativos que trasladen los valores 2.0 y lleven a la acción bajo dicho prisma. De lo contrario, corremos el riesgo de que no se entiendan y se menosprecie su potencial.
Tiene que ser una formación impulsada por personas que irradien y contagien una actitud 2.0, que animen a la acción, a probar, testar, errar sin miedo y a ir descubriendo poco a poco, y por uno mismo, el valor y los beneficios de su uso.
La mejor manera para entender estos valores es sin lugar a dudas vivirlos y experimentarlos en la red. Y la mejor vía para asimilar y descubrir las grandes oportunidades que nos brindan es usándolas.
Como bien dices: Imprescindible “Learning by doing” para “Learning to be ”.
Amalio
Mireia: Gracias por tus amables palabras. Me alegro que compartamos visiones parecidas.
Los «valores 2.0» se asimilan con la acción, haciendo cosas… No es algo que se consiga con unas cuantas diapositivas PPTs. Eso hay que llevarlo de inmediato a proyectos, a acciones puntuales, para entenderlo bien, constatar su potencial y sus pegas. Y solo así vamos a «formarnos» de verdad.
Las personas que forman en esto, si hablan de «probar, testar, errar sin miedo, etc, etc.» entonces es importante que ya hayan pasado DE VERDAD por eso, que puedan contar su propia experiencia, para que sea creible. Esa actitud auténtica del formador tiene una eficacia extraordinaria.
¡¡un saludo!!
J.Cuni
Cambiar un poco para cambiarlo todo, estoy de acuerdo con ambos @arey y @albarte.
Un formador o facilitador ( como le queráis llamar) siempre tiene que transmitir con pasión….si no, no trasmite nada. ( como mucho, lee transparencias… puaaj)
Es un asunto de actitudes, de cambio cultural, nos educaron para un mundo estático, local y predecible…y nos tenemos que mover en otro dinámico global e incierto.
Pero también estoy muy de acuerdo que la forma tiene que ser «viral» no puede ser una «Implantación » al uso.
Hay que evangelizar con pasión y conseguir que nos paguen por ello.
Amalio
J.Cuni: La pasión, pero sobre todo la credibilidad, son importantes en cualquier acción formativa pero lo que yo pretendo resaltar es que en la formación de habilidades 2.0, se convierten en un requisito, en una condición necesaria que lo condiciona todo.
Me gustaría insistir en que el objeto de la formación, el tema que hay que tratar aquí, habla de nosotros, nos implica, así que la incoherencia canta mucho. No se trata de explicar cómo se enciende y se apaga una maquina, que es algo totalmente neutral a la escala de valores, sino que nos metemos en territorios donde la actitud vital, la convicción que emana del ejemplo, potencia muchísimo la capacidad de cambio que pretende esta formación.
Y en cuanto a la pasión, creo mucho en aquella que emana del ejemplo, de cómo HACEMOS las cosas. Hay «evangelistas» que venden motos de mucho cuidado, y cobran un pastón por ello, porque saben vender. ¡¡Pero no escuchan, no saben escuchar… !! asi que éstos que no me vengan con la milonga de lo 2.0, por muy «efectivo» que sea su discurso, porque no me entra, no me lo creo…
¡¡gracias por pasarte por aqui!!
J.Cuni
Oído y entendido el «Mensaje» ….Gracias.
Saludos
J.Cuni
Alberto
Hola, Amalio y «compañía»:
Como pedagogo, estoy de acuerdo con la línea central:
– Es un asunto de actitudes. Las herramientas solo son métodos (eso sí, muy potentes)
– No puede ser Top-down. Sería una contradicción con la esencia del 2.0.
– ¡Cuidado con los singermornings! (incluso con nosotros mismos…)
– Es clave «aprender a ser» junto a «aprender a hacer» (también lo es, creo yo, «aprender a aprender» y «aprender a emprender»)
– Lo 2.0 no es un proyecto más, sino algo que debería formar parte de la sustancia de todos los proyectos.
En lo que no sé si estoy tan de acuerdo es en que la mejor forma de culturización 2.0 sea empezando por actitudes y habilidades. Últimamente pienso mucho en que ésto tiene cierto parecido con el juego al que se refiere F. Tejada: no veo con claridad que aquí vaya a funcionar el paradigma del gran proyecto con sus indicadores de éxito y su GANTT. Veo más bien una «entrada por la puerta de atrás», un empezar con los ya contagiados por el virus del 2.0, una pequeña prueba piloto con la gente de RRHH… y que estas pequeñas incursiones sirvan para ir modificando comportamientos y actitudes poco a poco… El proceso como camino de aprendizaje y desarrollo.
En fín, que lo que propongo tiene poca pinta de vendible o «cojoproyecto» pero que en muchos casos solo se va a poder entrar con camuflaje.
Amalio
Hola, Alberto: Así es, si es Top-down estaríamos contradiciendo la esencia de lo 2.0. Parece una obviedad, pero es el error que más se comete en todas partes.
Es ridículo, ves gente dando charlas de esto, «vendiendo» principios como generosidad, colaboración, humildad, dimensión humana, participación… y resulta que miras su actitud, el modo en que HACE las cosas (e incluso cómo las cuenta), y te das cuenta que es lo mismo de siempre, que se contradice totalmente. Por ejemplo, algún personal que se hincha de criticar al mundo 1.0, y entonces no admite críticas, no es nada autocrítico consigo mismo. Ese «cantamañanismo» hace muchísimo daño, y yo estoy bastante harto de eso…
En cuanto a lo segundo que planteas, me parece interesantisimo. Es un tema en el que viene insistiendo hace tiempo David Sanchez Bote, como puedes comprobar en un comentario que ha hecho mas adelante. Ambos tenéis razón, y me habéis puesto a pensar. Estoy revisando ese asunto. Me gusta la idea pragmática de «entrar por la puerta de atrás», a través de experiencias tangibles, que pueden ser con herramientas, en lugar de abordar un tema tan grandilocuente como es el de las actitudes, que parece decir: «todo o nada». Pues eso, tomo nota, y retomo el asunto al contestarle a David.
Lo de «entrar con camuflaje» me parece un simil perfecto para entornos «hostiles». Buen apunte, compañero!! Por cierto, ¿qué Alberto eres? ¿nos conocemos? Me gustaría ubicarte… ¡¡un saludo!!
F. Tejada
Sinceramente creo que el 2.0 va a aplicarse realmente cuando haya un relevo generacional. Ahora estamos «jugando», probando. Nuestra responsabilidad es facilitar a las nuevas generaciones el acceso a estas herramientas y darles total libertad para su uso, no coartarles.
Me encanta tu blog. Un saludo.
Amalio
F.Tejada: No te falta razon en lo que dices. El adverbio «realmente» de tu comentario apunta en buena dirección. Porque sí que podemos ir aplicando cosas, cada vez mas, de la web social en nuestras empresas. Además, las generaciones se mezclan, unos pueden aprender de otros, tenemos que mezclarnos y eso puede ayudar a que se produzca cierto trasvase cultural, pero siempre va a estar condicionado por los hábitos que arrastramos de una sociedad jerarquizada e inmovilista como la que hemos vivido la generación «que manda» todavia.
La idea de «facilitar», no coartar, es solo una de nuestras responsabilidades. Creo que tenemos aún mucho que hacer todavía con nuestra propia generación, en aplicarnos a nosotros mismos algunas de estas estupendas recetas. Desde emotools lo intentamos, y puedo asegurarte que la reacción suele ser muy buena, a veces es un shock, la gente sale haciéndose muchas preguntas, dudando de premisas que eran antes inamovibles. Todo eso se puede hacer siendo conscientes de que es un proceso lento, gradual, autogestionado, que no se puede, ni se debe forzar. Esa es la condición para ser genuinos en esto de «lo 2.0», o como le llamen. ¡¡gracias, por tu apoyo y por pasarte por aqui!!!
José Miguel Bolívar
Ese es en mi opinión el gran reto que supone todo esto del 2.0: evolucionar desde modelos obsoletos a otros nuevos. Formación 1.0 para habilidades 2.0, externalizar las conversaciones de la empresa, pensar que el 2.0 es tener cuenta en FB o LinkedIn y demás «lindezas» me parecen cosas algo difíciles de evitar. Con esto del 2.0 pasa como con el coaching. Que cualquiera puede poner «experto» en su tarjeta de visita y como el que compra no suele tener criterio suficiente para discernir si en realidad es experto o cantamañanas, pues se irá generando un grupo creciente de «descreídos 2.0».
No veo más antídoto que la generación de otras realidades y experiencias auténticamente 2.0. A fin de cuentas a día de hoy se puede «googlear» a cualquiera y ver por ejemplo cuanto tiempo lleva generando contenidos, participando en CoPs, conversando… 😉
Si entre los convencidos de los valores 2.0 logramos que estas experiencias alternativas adquieran suficiente masa crítica, puede que sea suficiente para contrarrestar esas otras «falsas experiencias».
Me ha encantado el post.
Amalio
Jose Miguel: ¡¡por fin puedo sentarme a contestar los comentarios, como a mí me gusta!!, porque es que llevo una semana de locos, entre viajes y lios…
Pues nada, aquí estamos de nuevo.
Estoy de acuerdo en que aquí ocurre lo mismo que con otras «modas» del management. No hay razones para que ocurra algo distinto. Una golosina se pone a tiro, y ya sabes, hay mucho glotón por ahí que se lanza a comérsela. Ni le importa enterarse primero de qué va eso…
Lo que a mí me preocupa, y coincidimos, es el efecto de «descrédito» que eso genera en el trabajo de los demás que se toman esto un poco más serio.
Propones una opción dentro del arsenal de soluciones que podemos usar: Si alguien «se vende» como experto en esto, entonces gloogeamos un poco para constatar los hechos. Si sabe de esto de verdad, estará ahí, con un trackrecord que se puede comprobar. Si no deja trazos, entonces es un/a vendemotos…
Tomo nota de la sugerencia como recomendación…. ¡¡un saludo!!