Lenguas francas para gestionar la diversidad (post- 375)

Hace casi un año publicamos un libro con los resultados de un estudio de campo que hicimos en eMOTools sobre la “Economía de la Hibridación”. Algunas personas que lo leyeron me han convencido de escribir un seriado de posts cortos a partir de los temas más interesantes que tratamos en ese informe para facilitar su lectura, así que aquí me tenéis con el primero.
La hibridación es, sobre todo, gestión de la diversidad, porque las conexiones improbables afloran de enlazar piezas dispares. Pero no es nada fácil poner a trabajar juntas a personas con una gran variedad de disciplinas, métodos de aprendizaje, edades, culturas o talantes. No hay que obviar la dificultad que implica, por ejemplo, la mezcla inter-disciplinar. Superar la parcelación y fragmentación que reflejan los ámbitos particulares y su consiguiente hiperespecialización entraña, por sí mismo, un obstáculo importante.
Así que si queremos profundizar en la hibridación desde el punto de vista de la gestión de la diversidad, una parte fundamental es identificar cuáles pueden ser las “lenguas francas” que ayudan a generar entendimiento y fluidez entre actores dispares que manejan sus propios lenguajes gremiales. Hoy sé que encontrar unos códigos comunes de comunicación resulta determinante para el éxito de equipos con una gran diversidad entre sus miembros, y que manejar bien esos recursos-puente puede ser de gran utilidad para aquellos que dinamizan proyectos que se mueven en espacios de intersección.
Pues nada, paso a contar 5 de las “lenguas francas” que me parecen más efectivas para realizar esa labor de “celestino” entre diferentes:
- Visualización, uso de imágenes: Esto nos puede servir para evitar la naturaleza puntillosa del lenguaje textual/verbal y propiciar espacios de encuentro que despierten el imaginario colectivo a partir de imágenes, formatos gráficos, dibujos y la visualización en general. Dos empresas que estudiamos en nuestro proyecto, La Mandarina de Newton y Luki Huber hacen un amplio uso de estos recursos. Este último nos confesó que no le gustan las “reuniones habladas”, que sustituye por dinámicas de visualización (usando como soporte sus mapas) que, según afirma, son mucho más efectivas para generar implicación y que los miembros del equipo permanezcan activos, avanzando el proyecto conjuntamente.
- Construcción de prototipos: La vocación de acción y la cultura del “hacedor” favorece el consenso entre diferentes. En lugar de hablar la gente se pone a trabajar junta, a “amasar los materiales” y entonces intenta entenderse. Y curiosamente lo consigue, porque la acción colectiva ayuda al mutuo conocimiento y por esa vía se superan prejuicios. La cultura del prototipado obliga a asumir las restricciones tal como son y eso empodera al que quiere encontrar soluciones mientras que relega a un segundo plano al que busca la discrepancia superflua o no constructiva. Por ese camino es mucho más fácil que aflore el consenso que si se empieza intentando negociar un lenguaje aceptado por todos.
- Apelación a lo lúdico: Los “juegos serios” suelen ser una plataforma muy eficaz para crear las condiciones que faciliten la puesta en común entre perfiles disciplinares muy diferentes. El elemento lúdico relaja, reduce barreras, aunque el desafío está en saber convertir el placer lúdico en aprendizaje y reflexión colectiva.
- Uso de metáforas: El pensamiento metafórico basado en analogías suele ser un recurso bastante utilizado por los hibridadores en su labor de “coalition builders” dentro de los equipos multidisciplinares. Las analogías funcionan como puente o intermediario conceptual entre áreas de conocimiento, porque permiten tomar distancia del lenguaje-experto y echar mano de modelos y lógicas más universales que cualquiera entendería. Los buenos hibridadores hacen esto: se esfuerzan en comprender la esencia de la propuesta hecha desde una disciplina, la despojan de su rigorismo técnico y la traducen en una metáfora o analogía transversal que pueda ser entendida y asimilada desde otras perspectivas.
- Metodología de la ciencia: El pensamiento científico tiene unos principios que son válidos y generalmente aceptados por todas las disciplinas. Se basa sobre todo en cultivar una aproximación crítica a la realidad y de dar por ciertas sólo las afirmaciones que superan el ejercicio de la refutación. La ciencia se sustenta en verificar hipótesis, y corroborar la validez de las ideas con independencia del crédito y la influencia del autor. Esta lógica compartida también sirve a veces para construir consensos y para que grupos multidisciplinares se comprendan entre sí.
También estoy de acuerdo con un comentario que me hacía Ramón Sangüesa de que además de una “lengua franca”, se necesita fomentar una actitud de respeto y de auténtica curiosidad hacia lo que piensan los demás. Más que “tolerancia”, se trata de ver la diversidad como una oportunidad para el aprendizaje y una de las funciones más relevantes que tienen los hibridadores en sus proyectos es la de cultivar esa actitud.
Ramón me insistía, además, que es necesario construir un “léxico compartido” que se use en igualdad de condiciones para que ninguna de las partes absorba a la otra. Se comprende mejor esa idea con este ejemplo: un español y un chino podrían ponerse a hablar en inglés y encontrarían así una lengua franca, pero aunque con eso hemos avanzado (es indudable) no bastaría para provocar sinergias, porque no va a haber síntesis e integración de ideas si ambos no parten de una actitud de curiosidad y respeto hacia el otro. Conseguirán comunicarse, pero no construirán nada juntos.
Nota: La imagen del post es del album de Paul Bica en Flickr
juanpega
Es un buen post que ayuda a explicar el porqué de la utilización de esas «lenguas» en juegos creativos para equipos multidisciplinares. Me gustó mucho!
Merci!
Amalio Rey
Gracias, Juan Pedro 🙂
Manel [cumClavis]
Me gustan los 5 recursos que planteas Amalio, ya sabes que soy un entusiasta de la metáfora. Por asociación de ideas me ha venido a la cabeza el Esperanto y las expectativas que generó, un fracaso a la luz de cómo se desarrolló posteriormente…como bien dices, la convergencia en una lengua común es útil pero no resuelve la riqueza idiosincrática y conceptual de cada lengua. Reconocer la riqueza de la diversidad lleva a aprovecharla y a protegerla…Un abrazo!
Amalio Rey
Hola, Manel:
Sip, sé que compartimos simpatía por las metáforas, un género en el que tú eres el rey. Me consta que se te dá estupendamente. La idea del Esperanto estuvo sobrevolando el post de cabo a rabo, pero al final no quise ponerlo porque trataba de explorar recursos no verbales, ni textuales. Lo bueno del Esperanto es que es una lengua que no pertenece a nadie, y eso ayuda a cumplir la sugerencia de Ramón de emplear un «lexico compartido construido en igualdad de condiciones». Nadie tiene ventaja, como país o nacionalidad, a la hora de usar el Esperanto.
Un abrazo, maestro!!!