¿No hay otra salida que un Referéndum pactado? (post-550)
PP y Govern lo han conseguido. Se han buscado entre sí en el juego del desprecio y la provocación, para llegar a un punto sin retorno: el Referéndum, o como se llame, es inevitable. No hay ningún punto de equilibrio sostenible distinto a la consulta, y me gustaría estar equivocado porque también sé que es harto difícil llegar a él.
Los que creen que el Referéndum es evitable, lo hacen pensando en dos posibles salidas. Una, los que siguen apostando por la postura suicida de las prohibiciones y el sometimiento legalista. La otra, quienes ven todavía la posibilidad de negociar una tercera vía de más autogobierno, un marco plurinacional que redistribuya cuotas de soberanía. En mi opinión, la primera no tiene ningún futuro y sólo sirve para fabricar más independentismo. La segunda tiene más posibilidades pero tiene dos grandes obstáculos que superar: 1) la resistencia de otros territorios autonómicos españoles a reconocer el hecho diferencial catalán con todas sus consecuencias, ejerciendo presión desde dentro de los partidos para que no se le trate de un modo especial, ni se le concedan privilegios a Cataluña, lo que reduce mucho el margen de maniobra para ofrecer contrapartidas atractivas, 2) la desconfianza (y la percepción de fuerza) acumulada en el independentismo, que no parece estar dispuesto a aceptar nada distinto al premio gordo de un referéndum que les abra a la hipotética posibilidad de la independencia. El escenario actual les parece tan favorable y han llegado tan lejos, que no se van a conformar con menos.
No entender esto y creer que la presión de los soberanistas catalanes va a cesar bien a base de represión o bien por “aguantar a lo Rajoy hasta que la tormenta amaine“, no comprende nada. Honestamente, no creo que renuncien al Referéndum ni siquiera a cambio de mayores cuotas de soberanía compartida y/o un marco de financiación que se perciba como más justo para Cataluña. Hemos llegado a un punto en el que el Referéndum se ha convertido en un fin en sí mismo, en una cuestión de dignidad, más allá de una mera cuestión de ver que te doy y que me das.
En cualquier caso, lo que a mí me parece claro a estas alturas es que todo esfuerzo de prohibir por las malas la realización de una consulta es alimentar por efecto-rebote el caudal independentista. A más se retrase lo inevitable, o se perciba el Referéndum como un mal necesario, hecho de mala gana (en vez de una oportunidad para recobrar la confianza y clarificar una situación ambigua), más antipática y perdedora será la opción pro-española cuando se llegue a las urnas, a las que se va a llegar, sí o sí.
Ya lo dije en un texto que escribí allá por 2015 cuando expuse mi opinión sobre 27S en Cataluña: me parece un insulto al sentido común que se defienda la idea de que los derechos de Cataluña se tienen que decidir en una votación de todo el estado español, o sea, que 39 millones de no-catalanes determinen las preferencias de los 7 millones que viven allí. Es como si para separarme o divorciarme de mi pareja me exigieran por ley que ella, mis hijos y mis suegros estén de acuerdo, que tengan derecho al veto, dado que ellos también tienen intereses y sensibilidades afectadas por mi separación. Ese es un absurdo que no se sostiene. Nadie más que yo puede decidir con quién quiero convivir. La autodeterminación de un territorio ha de ser una cosa exclusiva de los habitantes que viven allí, como lo sido en Escocia respecto del Reino Unido, en Quebec con Canadá, o incluso, el Reino Unido en su consulta del Brexit. Podemos entrar en todos los legalismos que se quieran, y es cierto que hay muy pocos precedentes internacionales donde se haya ejercido ese derecho sin haber una situación colonial, pero para mí está claro que, desde el punto de vista legítimo, si un territorio se plantea la posibilidad de escindirse de otro, el mecanismo de consulta debe limitarse a las personas que residen allí. El factor territorial plantea unos límites: ¿quién, en su sano juicio, puede esperar que un referéndum ampliado a todo el Estado ofrece alguna posibilidad de que gane el SÍ? Un referéndum tiene sentido si busca respuesta a un dilema no resuelto con unos resultados que no sean previsibles de antemano.
Quiero detenerme ahora en el efecto que produce dentro de Cataluña esta obsesión de prohibir el derecho a decidir. No es difícil imaginarse lo terriblemente antipático que resulta defender la opción de negar el voto. Mucha gente en Cataluña que está a favor de seguir dentro de España se queda sin discurso, ni argumentos, cuando se les recuerda que votar no hace daño a nadie porque siempre tienen la opción de votar NO. No es lo mismo defender el derecho a votar NO, que el de negar o prohibir que la gente se exprese. Por eso creo que, si se permitiera la posibilidad de votar, mucha gente que ahora parece invisible saldría de la cueva porque se sentiría liberada para defender su opción de permanecer en España. El bloqueo actual está sirviendo para confundir o equiparar el reclamo del derecho a decidir con el de querer la independencia, lo que refuerza la impresión de que hay más independentistas de los que hay, que a su vez puede terminar produciendo un efecto de profecía autocumplida.
La presión internacional va a crecer. Se va a multiplicar. Lo estamos viendo con el rechazo generalizado que ha provocado en los medios extranjeros las últimas intervenciones policiales del gobierno de Rajoy. La simpatía internacional hacia la causa catalana aumenta, y el independentismo es hábil para alimentar esa tendencia. Sabe hacerlo y le está funcionando. Los gobiernos son siempre conservadores y prudentes, pero la opinión pública llega más lejos, y puede terminar cambiando percepciones. Los excesos testosferónicos de Rajoy echan más leña al fuego, y en un escenario de confrontación, siempre atrae las simpatías el que parece más débil.
Madrid entra al trapo una y otra vez. Confiar todo a la respuesta policial y judicial es de una irresponsabilidad política grotesca. Lo grave es que el PP es un partido que no sabe moverse fino en la complejidad, y por tanto no parece apto para dar respuesta en este escenario. De hecho, el problema de Cataluña es tan grave, tan medular para España, que podría justificar una moción de censura y elecciones anticipadas. El PP y Rajoy reaccionan a las provocaciones del modo exacto que buscan los provocadores. No pivotan, no anticipan los efectos colaterales, ni el impacto político mas allá del apego a una legalidad interesada. En un momento de flexibilidad y búsqueda de espacios comunes, el PP ha gastado ya demasiados cartuchos, ha quemado tantas naves que su margen de credibilidad para una negociación tiende a cero. Por otra parte, un gobierno en la Moncloa que es antipático y muy rechazado desde Cataluña siempre genera un corrimiento de votos hacia la opción independentista que no se daría de tener en Madrid un gobierno que se perciba más integrador y progresista. He escuchado decir a muchos catalanes que no quieren estar en un país que elige como presidente a un tipo como Rajoy. Esa no debería ser una razón suficiente para querer la independencia, pero para muchos en la práctica lo es.
Para colmo, los grandes partidos españoles siguen actuando en clave de electorado no-catalán, del que vive en el resto del estado, y ninguno se preocupa realmente de conectar con la sensibilidad de la gente que vive en Cataluña. La inmensa mayoría de los gestos son para complacer al nacionalismo español, para mostrar firmeza ante toda sospecha de condescendencia hacia el diferendo catalán. Ningún partido español va a conseguir revertir nada si no empieza a pensar también en clave de sensibilidad catalana, lo que implica coraje, iniciativas atrevidas que reconozcan la diversidad, y asumir riesgos de perder votos del votante español más centralista, que es reticente a aceptar un trato especial con Cataluña.
Por todo esto, en mi opinión, al estado español no le queda otra opción que retomar la iniciativa, de forma proactiva, proponiendo un referéndum escrupulosamente negociado y pactado, para centrar los esfuerzos y la artillería argumental en cómo hacer que gane el NO. En vez de seguir batallando en una guerra interminable y perdida de prohibir la consulta, debe asumir que hay que hacerla, de buena gana, con una narrativa en positivo, para a partir de ahí poner todas las energías en defender el NO.
Insisto en la importancia del discurso en positivo. Hay que creerse la consulta desde una postura genuina de justicia y generosidad democrática. Ya es hora de que dejemos de especular con las estadísticas y que la gente hable con su voto.
El Referéndum, como he dicho, es inevitable. Pero no vale cualquiera. Toda la energía perdida en prohibirlo habría que canalizarla para pactar un ejercicio de consulta que ofrezca verdaderas garantías. Las condiciones de un eventual Referéndum deben ser negociadas al detalle, de tal modo que no quede nada a la improvisación. Esto quiere decir, y ahí voy a ser enfático, que si las dos partes no se ponen de acuerdo en las condiciones, no hay consulta. No puede haber nada vinculante si las dos partes no aceptan las reglas de juego. Insisto, puede haber desde Madrid una aceptación de hacer el referéndum, pero si no se llega a un acuerdo para pactar condiciones mutuamente aceptables, no se hace. Así que la aceptación de la posibilidad del Referéndum seria solo un primer paso de un largo recorrido para que realmente se haga. Lo más difícil va a venir después, en la negociación de las condiciones, para que se minimice la ambigüedad que solo sirve a los populistas.
He estado pensando en esas condiciones, así que voy a resumir en algunos puntos lo que para mí serían unas condiciones justas y mínimas. Opino que un “Referéndum pactado” tendría que cumplir estas reglas de juego, y que si fuera así, no habría nada que temer por ninguna de las dos partes para acordar una consulta, en la que voten solo los habitantes de Cataluña:
1. Imparcialidad y plenas garantías para ejercer el voto en libertad:
Tiene que pactarse una entidad absolutamente independiente, con todas las prerrogativas, para gestionar el referéndum con las máximas garantías de imparcialidad. No confío, ni harto de vino, en la Generalitat, ni en el gobierno de España, para gestionar una consulta de esas características. Esta entidad gestora tiene que empoderarse legalmente para denunciar e intervenir de forma expedita ante cualquier intento de manipulación o presión de la opinión de los votantes. No se puede permitir que se ejerza ningún tipo de represión, discriminación o presión social (como está ocurriendo ahora en Cataluña) sobre la opción de voto de cualquier colectivo. Las “minorías silenciosas“, estén en el lado que estén, deben poder expresarse con plena libertad. La libertad de opinión debe quedar protegida de forma clara e incontestable. Asimismo, ni el gobierno central, ni la Generalitat pueden usar recursos públicos para beneficiar o favorecer ninguna opción, más allá de los acordados y fiscalizados por la entidad independiente que gestione el Referéndum.
2. A las urnas se va con las cuentas claras:
Un referéndum pautado debe dejar claro de antemano qué significan las dos opciones, en caso de ganar. Me explico. No debería repetirse el desastre del Brexit donde los partidarios del NO (y la propia Unión Europea), como nunca esperaron que ganara el SÍ, descuidaron precisar qué costes reales implicaría una separación. En el caso de España habría que negociar de antemano qué pasaría si gana el SÍ, sabiendo que efectivamente puede ganar. De tal modo que cuando el votante vaya a las urnas sepa meridianamente qué va a ganar y qué va a perder, sin género de dudas, para que no se lleve sustos. Por ejemplo, deberían quedar claras algunas posturas como las siguientes: si España va a vetar la permanencia o entrada de Cataluña en la UE, qué parte de la deuda española le correspondería asumir a Cataluña si se independiza, cómo se reparten los activos comunes y las interdependencias, qué ocurre con la nacionalidad, que pasaría con los catalanes que viven en el resto de España y viceversa, y todas las demás consecuencias relevantes que para los ciudadanos de cada territorio implicaría una eventual separación, o seguir juntos. Todo en negro sobre blanco, para que a la hora de votar, las dos partes sepan bien las consecuencias, los costes reales y pactados que se van a derivar de elegir cada opción. Dejar eso abierto y ambiguo, como ocurrió con el Brexit, solo sirve para realizar ejercicios populistas de especulación que prometan un futuro escenario falseado. Tanto para el SI (separarse) como para el NO (quedarse), los votantes tienen que saber A PRIORI a qué se atienen si optan por una u otra alternativa, con las garantías de haberse documentado previamente entre las partes. Se ha visto que el “vota ahora, y ya se verá” es muy peligroso. Las consecuencias tienen que estar claras y eso también implica un larga y compleja negociación previa al referéndum.
3. Derecho de autodeterminación, sí, pero para todos:
El derecho a la autodeterminación tiene que ser completo y hasta las últimas consecuencias. Esto quiere decir que si se ampara el derecho a que Cataluña, si lo desea, se separe de España, también habría que amparar el derecho a que cualquier territorio dentro de Cataluña quiera hacer lo mismo respecto de ella. Por ejemplo, esa posibilidad se activaría si una mayoría significativa de la ciudad de Barcelona, del Valle de Arán, o de un municipio de la costa catalana desea separarse de un eventual estado catalán independiente. Los que reclaman el derecho de autodeterminación de un territorio, con el que estoy personalmente de acuerdo, están en la obligación de ser coherentes. No puede valer solo para lo que les conviene. Hay precedentes internacionales de esto porque la llamada Ley Federal de Claridad, que regula las bases de la secesión en Quebec, consagra ese principio de forma explícita. Así que un Referéndum debe reconocer a la vez ese derecho al interior de Cataluña. Si no es así, me parecería una incongruencia como la copa de un pino.
4. Una mayoría simple no es suficiente:
Me parece imprudente e irresponsable que el resultado de un hipotético referéndum pactado se decida por unos cientos o miles de votos. Esto ya lo expliqué en mi post de 2015, pero me repito. La independencia es un cambio demasiado serio, estructural y de impacto a largo plazo (afectaría a varias generaciones), para que una decisión de ese enorme calibre se tome por una mayoría simple de más del 50%. Un cambio tan brutal, en el que hay tanto en juego, exige más garantías de estabilidad. Sé que este es un asunto delicado, polémico e incluso antipático para algunos, pero para mí está clarísimo: una declaración de secesión debería necesitar el respaldo de una mayoría cualificada de residentes de Cataluña, o sea, de una super-mayoría. Téngase en cuenta, por ejemplo, que un 2-3% de diferencia en votos es casi el margen de error de un empate técnico. No sé dónde poner los mínimos porque para eso están los expertos, pero creo que siempre por encima del 60/40. Digo esto porque lo que hoy es 46-54%, mañana puede ser 54-46%, así que un resultado relativamente ajustado sería muy inestable. Sé que en Escocia o en el Brexit no se planteó así, pero a mí me parece un enorme error que en casos como éstos se invoque una mayoría simple con márgenes tan estrechos.
5. La opción del NO debe ofrecer también algo nuevo, tiene que ser un SÍ al cambio:
Un referéndum en Cataluña que enfrente una opción del SÍ, que promete construir algo nuevo casi desde el principio con la ilusión que la novedad siempre genera, y un NO que solo ofrezca conservar el actual status quo, o sea, una permanencia a España en las mismas condiciones actuales, plantearía un escenario muy escorado en favor de la tesis independentista. Ofrecer a Cataluña lo mismo que tiene ahora no es una opción. El NO tiene que ser un SÍ a nuevas cuotas de autogobierno y de mejora de la financiación que hasta ahora el estado español ha negado a Cataluña.
6. ¿En qué condiciones se convocaría un nuevo referéndum?:
Esto también debe quedar bien regulado. No podemos estar haciendo consultas sobre un tema tan serio cada unos pocos años. Hay que dejar claro qué tiempo se comprometen las dos partes a esperar para poder convocar una nueva consulta. Tiene que haber un tiempo de pausa, de aceptación y de asentamiento del resultado, que genere una deseada estabilidad.
Antonio Romero
¿Dice usted que ama a España, farsante?
golondrina
Como se llegará tarde o temprano a una mesa de negociación, tu representas el tipo de personas que deberían sentarse a esa mesa; con capacidad para hacer análisis inteligente e imparcial como este y propuestas concretas y razonadas. ¡Hace tanta falta! Me has alegrado el día en medio de tanta incertidumbre, desinformación y retóricas interesadas llenas de falsedades.
Juanjo Brizuela
Extraordinario amigo y maestro Amalio… genial.
Creo que en la política de hoy en día no hay ni pizca de sentido de estado, ni pizca de visión a medio largo plazo y sólo se vive de lo que ocurre hoy y mañana y cuál de las decisiones tendrá más rédito electoral a cortísimo plazo.
A mí sólo me preocupa una cosa: por favor, que no hay ni un “cadáver” en el camino, ni uno solo porque eso sí sería el mayor descrédito en la reciente democracia española, sería sin duda volver a tiempos pasados que aflorarán con toda seguridad en este presente.
Amalio Rey
Gracias, Juanjo. Eres muy amable. Desgraciadamente, amigo, la política es un reflejo de cómo somos nosotros mismos. Ahí ves a las tribus patrioteras despidiendo a sus heroes con el “A por ellos”, y entonces entiendes el grado de esquizofrenia en la que estamos instalados. Penoso 🙁
Julen Iturbe-Ormaetxe
Buen intento de hacer prevalecer la razón, Amalio. Pero ten en cuenta que hay mucha viscelaridad en un proceso como el que está puesto sobre la mesa. Para mí, la responsabilidad hay que buscarla en el gobierno de un estado que no ha sido capaz de entender que sí, que hay nacionalidades históricas que algún día darían un golpe sobre la mesa. Porque son como icebergs, el sentimiento oculto (tras la transición) es enorme y poco a poco va aflorando. Después de Cataluña está Euskadi. Tiempo al tiempo.
Por otra parte, la actuación en los últimos tiempos del gobierno del PP es para echarse a temblar. Han hecho lo que tenían que hacer para que ese enorme iceberg fuera sacando lo que escondía. Casi diría que han obligado a hacerlo. Que impugnaran el estatuto fue memorable.
Creo que hay que desdramatizar los nacionalismos. Se plantean casi como el demonio. Pero si al final, la Europa de las regiones (o de más países que los actuales) seguirá necesitando de todos y cada uno de los estados que se constituyan como tales. Cataluña tendrá vínculos más intensos con quienes geográficamente están más cerca. Los lazos históricos seguirán ahí. A no ser, y este es el peor escenario, que haya que recurrir a la fuerza para conseguir los objetivos independentistas. Esto sí que sería un auténtico desastre.
Mientras, al menos, yo impulsaría la vía del humor para sobrellevar todo esto. Ahí, hay que reconocerlo, el barco de dibujos animados se lleva la palma: #FreePiolin :-))))
Amalio Rey
Hola, Julen:
A más visceralidad, más urge usar la razón. Sé que es un intento inútil, pero en fin, lo hago más por mí, que por los demás. No soy tan tonto para pensar que voy a convencer a personas que están demasiado seguras de su opción.
La responsabilidad del gobierno del Estado está más que clara y documentada. Es evidente que se han equivocado, y lo siguen haciendo. Siguen inflando el Iceberg con una ceguera que da vergüenza.
La obsesión con los nacionalismos tienen que ver con el inefable apego. Somos humanos, y tenemos ese problema. Ya me gustaría a mi que resolviéramos todo con humor, pero no es posible 🙂
Julen Iturbe-Ormaetxe
Hay un artículo de Charles Handy que siempre me ha encantado, Federalismo en la gestión empresarial. Se publicó hace mucho tiempo (el post que he enlazado es de 2005, ahí es nada jeje) y presenta cinco grandes principios que creo podrían ser útiles. De nuevo es cuestión de diseño, pero también de principios. En fin, por aportar otro granito de arena…
Amalio Rey
Gracias, Julen. Buen aporte. Ya sabes que el viejo Handy es una de mis debilidades. El Management ya no es lo que era 🙁
Hoy está más que claro que la solución óptima para gestionar las diferencias territoriales en España sería el Federalismo, pero quizás ya estamos tarde. Hay fuerzas centrífugas que ya piensan en otras soluciones, y están en su derecho. La paciencia tiene un límite.
Me gusta la premisa de que “la autonomía es fuente de energía”. Y también esta otra idea: “El concepto de federalismo resulta especialmente apropiado, puesto que ofrece una forma reconocida de enfrentarse a las paradojas del poder y el control, es decir: la necesidad de hacer que las cosas sean grandes, manteniéndolas pequeñas”.
Ahí tenemos, Julen, la pelea de siempre entre lo viejo y lo nuevo, la autonomía y el control, la confianza y la paranoia. El Federalismo es algo demasiado complejo para los políticos que tenemos (que son, lamentablemente, como nosotros), porque como bien dice el artículo: “siempre resulta tentador intentar imponer una autoridad única y un sistema único sobre un conjunto de objetivos complejo; pero si lo hacemos, no tenemos en cuenta la necesaria variedad de un mundo más amplio”.
Ese es nuestro problema, la obsesión por el control y el centralismo, que es muy consustancial con la herencia franquista que cala hasta los huesos las instituciones españolas. Es una pena…
Pere losantos
Hola Amalio, gracias por postear sobre el tema, no es fácil, lo sé, tanto desde aquí como desde allá. Coincido en gran parte con tus comentarios. Muchos de los que hoy nos manifestamos estábamos satisfechos con el Estatut sin cepillar, y lo estaríamos también con un pacto fiscal a la vasca y el mantenimiento del nivel de autogobierno que aparece en el Estatut.
Creo también que una cosa de la que no se habla es de que no es un gobierno contra otro, en Catalunya es la gente la que está enfadada y la que tira del carro, estibadores, amos de casa, autónomas, profes de universidad,… no es un gobierno de cuatro iluminados. De esto te doy fe.
Solo una nota, que no discrepancia. La independencia del Aran o de Lloret de Mar creo que en el imaginario colectivo sería perfectamente aceptable -previo referéndum pactado donde hablase el municipio o comarca correspondiente- aunque también creo que una masa crítica es necesaria para llegar a este punto.
Lo dicho, hace siete años era relativamente fácil encontrar soluciones, ahora está el tema enrocado, y más allá del referéndum pactado con supervisión internacional no veo otra salida para ambas partes. Pero ninguna voluntad de conseguirlo.
Amalio Rey
Hola, Pere:
Ojalá que la historia sea fiel con lo ocurrido, y caiga todo el peso de la responsabilidad de lo que ha pasado en los “cepilladores” del Estatut, y todo el oportunismo populista que acompañó a esa infamia.
Sé que tienes razón en tu tesis de que “es la gente la que está enfadada”, que no es solo un tema de intereses políticos entre gobiernos, pero eso no se entiende desde Madrid. No lo comprenden incluso muchos amigos que considero sensatos. Por ese camino, vamos mal.
Lo de la meta-soberanía, o la posibilidad de que Lloret del Mar o el Valle de Aran de independicen de una eventual Cataluña independiente funcionaría con las mismas reglas del Referéndum pactado, y con eso estaría resuelto lo que comentas de la “masa crítica”. Si para que Cataluña pueda independizarse de España necesita una supermayoría, digamos, del 60/40 a favor del SÍ, lo mismo se aplicaría al interior de su territorio.
Josep Gesti
Gracias Amalio, por “meterte” en esto y dar tu visión!
Comparto mucho, mucho de lo que dices. Sólo me gustaría aportar una capa más a la discusión, en relación a la complejidad de interpretación del movimiento ciudadano que estamos viviendo en estos días en Cataluña.
Vaya por delante que, a estas alturas del siglo XXI, me parece un tremendo fracaso (o despropósito) político que la solución a los anhelos sociales, culturales o de qualquier otra índole del pueblo catalán pase por lo que estamos viendo.
En cualquier caso, y aun consciente del sesgo informativo que podemos tener los distintos lectores de tu blog, creo que podemos afirmar que las protestas de septiembre de 2017 concentran -por lo menos- tres sensibilidades: los partidarios del Si a la independencia, los defensores del derecho a decidir, y los que se revelan contra la erosión de libertades (de expresión, de manifestación, de prensa…) acontecidas recientemente. En algunos casos pueden coincidir las tres reclamaciones, pero no tiene por que ser así, y creo que eso no se está explicando correctamente.
Me preocupa (soy de los preocupados por las libertades en juego) que esa simplificación de libertades=referéndum=independencia está echando atrás a much@s catalan@s y español@s que, aun estando escandalizados con la respuesta que se está dando al conflicto o la vulneración de derechos, no se sienten interpelados. Y eso es algo que, en mi opinión, no nos podemos permitir, no importa que hablemos de Cataluña o de España.
Un abrazo!
Amalio Rey
Hola, Pep: me alegra verte por aquí. Tienes razón, se está produciendo una simplificación a la hora de equiparar soberanía o derecho a decidir con independencia. E intento explicar en el post que esa confusión solo sirve para justificar la vulneración de derechos y a sobre-visibilizar la opción independentista. Si hubiera un referéndum, las posturas quedaran mucho más claras. Se acaba la confusión 🙂
ismael
Esto es lo que la mayoría de independentistas – y muchos soberanistas no necesariamente independentistas – vienen pidiendo hace años, y muy en particular los últimos meses.
Tu texto, con a lo mejor algunos matices como Santi expone más arriba, se aceptarían de plano en cuanto se ofreciesen en una mesa de negociación.
Hay una parte que siempre ha estado dispuesta a lo que tú propones.
Falta la otra parte.
i.
Amalio Rey
Hola, Ismael:
Si es así, entonces qué pena no poder estar “en la otra parte” que se opone, para destrabar el acuerdo. De todos modos, yo no tenía tan claro que la parte independentista (no la soberanista, que es de un espectro más amplio y flexible) acepte todos esos puntos que yo planteo. Creo que no aceptarían algunos, pero bueno, es solo mi impresión. Tú estas mejor informado de este asunto que yo 🙂
Santi Cicres
Buenos días Amalio
Desde una postura claramente independentista, estoy de acuerdo con el 90% que expones en ese post.
De la introducción, en lo único que discrepo en dos cosas.
Cuando dices: “si dos partes no se ponen de acuerdo en las condiciones, no hay consulta”, solo lo podemos aceptar cuando las dos partes se presentan a negociar la misma, no en la situación actual.
Lo que no vale es que delante de la negación indefinida de la consulta, los independentistas nos quedemos de brazos cruzados esperando que algún día algo cambie en el otro lado. Y este es el escenario actual, gente en la calle dispuesta a defender este derecho, y a hacerlo pacíficamente, lo que espero que a pesar del gran riesgo que supone, no se rompa.
La segunda, y quizás no he acabado de percibir una cierta ironía, es que un referéndum de autodeterminación sea para nosotros el “premio gordo”. El premio gordo de verdad, seria la capacidad de gestionarnos colectivamente sin imposiciones de una serie de gobernantes que no es que solo no nos entiendan, es que actúan en nuestra contra. Un referéndum de autodeterminación no es un premio gordo, es un derecho fundamental.
Dicho esto, ojalá tus seis puntos fueran la base de una negociación para el referéndum, aunque a día de hoy el independentismo lo vería con mucho escepticismo. Respecto a ellos, mis reflexiones son las siguientes:
1. Imparcialidad y plenas garantías para ejercer el voto en libertad:
Estoy de acuerdo, una entidad absolutamente independiente, probablemente tendría que ser un organismo internacional. Creo que en Suiza se ha ofrecido alguna vez para ello.
En lo que no estoy de acuerdo es en que haya presión social para que la gente vote que SÍ. La presión se ejerce para que se vote. De todos los carteles que hemos pegado estos días, la mitad o más reclaman el derecho al voto. El hecho de que la parte del NO bloquee sistemáticamente la posibilidad de voto es lo que ha desembocado en presión social. La presión sobre los alcaldes socialistas ha sido para que no se pongan al servicio de que se pueda votar, y tal como he dicho antes, el bloqueo indefinido a la consulta solo provoca que “el agua se vaya embalsando y que llueva más, hasta que la fuerza sobrepase la presa”
También quiero puntualizar es que me hace gracia la gran desconfianza hacia la Generalitat se ha focalizado sobretodo sobre el hecho de que los “ex-convergents” se hayan puesto del lado de los históricos postulados de ERC en términos del independentismo. Cuando en Septiembre de 2009, se organizó en Arenys consulta independentista (https://ca.wikipedia.org/wiki/Consulta_sobre_la_independència_de_Catalunya_a_Arenys_de_Munt) en un ámbito municipal, se inició por iniciativa de la CUP pero ERC, CiU y los grupos independientes la apoyaron. Esto fue lo mismo que la consulta que se organizó en mi pueblo, donde la CUP no tenía representación y dónde prácticamente fue iniciativa de unos cuantas personas independentistas que no eran militantes de ningún partido, que enseguida tuvieron el apoyo incondicional de los militantes y simpatizantes tanto de ERC como de CiU. Pasó lo mismo en el pueblo de mi pareja, y en casi todos los pueblos de mis amigos y conocidos. Todos esos regidores de CiU, algunos de ellos en el gobierno y otros en la oposición, estaban tan legitimados como los de los demás partidos y la inmensa mayoría de ellos tenían tan poco que ver con la corrupción como la mayoría de los regidores de los demás partidos. Ahora esta Generalitat “tan sospechosa” es la herencia de toda esta gente, que se han apartado para siempre de la política tan “Pujoliana” del “peix al cove”, que era la que primaba en las élites de Convergència y sobretodo de Unió, que se ha quedado en nada. El actual posicionamiento de la Generalitat viene de entonces y de toda esta gente, y quien no quiera verlo es porque no se ha molestado en analizarlo.
De todas formas, yo estaría muy de acuerdo que llegados a un pacto la consulta sea organizada o fuertamente supervisada por un organismo independiente.
2. A las urnas se va con las cuentas claras:
También estaría de acuerdo, pero francamente creo que esto es más utópico que la misma independencia unilateral, viendo como actúa el gobierno español y todos los poderes que le circundan. En Catalunya tenemos claro que hay varias incertidumbres importantes, pero eso no significa que no podamos asumir cierto grado de riesgo. Siguiendo con tu ejemplo introductorio, creo que muy muy poca gente se divorcia sabiendo exactamente todas y cada una de las consecuencias que un giro de timón tan brusco en su vida le va a acarrear. Ahora, esto no significa que haya parejas que se divorcien de común acuerdo y con un análisis completo de los pros i los contras en las dos partes. Como dirían los gallegos, “haberlas, haylas”, pero no son lo más corriente.
Por ello, en un escenario ideal en que el NO A LA SEPARACIÓN sea propositivo y no PROHIBITIVO, seria sin duda conveniente. Lo que no me parece de recibo es: Si el No a la Independencia no es propositivo ya no se puede votar… porque el Si genera demasiada incertidumbre… Este planteamiento plantea un bloqueo que los partidarios del SI tampoco nos podemos permitir. Es por ello que ha acabado imponiéndose en Catalunya lo de Referendum SÍ o SÍ.
3. Derecho de autodeterminación, sí, pero para todos:
No sólo estoy plenamente de acuerdo contigo con esto, Amalio. Es más, imagínate el escenario que Catalunya se independiza de España y que en España se producen cambios sustanciales porque sin duda será algo que podrá ante el espejo a muchas de las estructuras políticas y territoriales existentes en España. Si las distintas comunidades españolas se reconfiguran, no solo sería completamente lícito y coherente que algunos territorios interiores de Catalunya quisieran decidir su futuro dentro o fuera de Catalunya, además, también lo seria que la gente dentro de Catalunya promoviera confederarse con otros pueblos, de la forma que se acordara, y someter esto a referéndum, pudiendo afectar, por qué no? también a Catalunya entera.
4. Una mayoría simple no es suficiente:
Estoy completamente de acuerdo si se cumple el punto 2. Sería como imputar un porcentaje adicional como parte del coste del cambio. En lo que no estoy de acuerdo es que en el caso que nos ocupa, que tan aberrante es asumir los riesgos de quedarnos en un estado que no nos respeta, que nos ningunea, y que tiene toda la maquinaria del poder a su disposición para influir sobre la opinión pública, incluso amedrentándola. En este caso, un 50% + 1 voto nos legitima porque las incertidumbres del cambio que no están resueltas están compensadas con las amenazas, manipulaciones, y todas las patrañas que no solo practica el PP si no también una buena parte de la llamada izquierda española. Para pactar un punto como este el interlocutor tendría que ser un gobierno como el canadiense o el británico, donde los principios democráticos pasan por encima de la supuesta unidad indisoluble e inalterable de sus respectivos estados.
5. La opción del NO debe ofrecer también algo nuevo, tiene que ser un SÍ al cambio:
A eso solo le añadiría, que no solo es una cuestión de autogobierno o de financiación, como dices en la introducció, es de dignidad.
En ese aspecto, creo que el maltrato ha llegado para muchos a un punto de no retorno. Siguiendo con el ejemplo de la pareja, creo que lo que se ha hecho por parte del PP y Ciudadanos (que nacieron como una forma catalana de predicar dentro de Catalunya lo mismo que el PP pero en catalán), pero también por una parte importante del PSOE, ha sido cuanto menos maltrato psicológico. Crees que ante el divorcio en una pareja en la que se produce maltrato hay mucho espacio para cambios propositivos?
Además me cuesta mucho creer que tantos amigos madrileños, andaluces, asturianos, etc. que han interiorizado a nivel personal la catalanofobia (así, en general, “aunque contigo nos llevamos muy bien y eres muy buena persona”) cambien en poco tiempo su marco menta. Estamos en el punto que por respeto al buen trato y la amistad simplemente no se pueda hablar de este tema, el NO propositivo en forma de SÍ al cambio tendría que superar estos marcos mentales y ello conlleva mucho tiempo.
6a. (de mi cosecha) ¿En cuanto tiempo se convocaría un referéndum?:
Este punto tendría que ir antes seria la primera parte del 6, y es que tampoco se van a aceptar los cantos de sirena de que primero vamos a reformar la constitución, luego vamos a crear comisiones en el congreso para debatir el marco en el que se puede organizar un supuesta consulta, luego, hay que recoger las opiniones de los territorios y para ello hay que… etc. … Es verdad que ante una decisión tan importante no se puede meter prisa, pero es que afrontar una propuesta como esta en España tampoco puede ser una maniobra de dilación para “baja el suflé” hasta que todo vuelva a su cauce, implementar 4 migajas en forma de aumento de la financiación y autogobierno y dentro de 10 años tendremos las condiciones …. Esto es insostenible, la gente está HARTA. Ahora si la consulta no se celebra o no se consigue hacer en forma que se pueda legitimar internacionalmente, las movilizaciones pueden ser brutales (porque la ANC y Omnium sobretodo llevan 6 años trabajando con eso y la estructura creada es de órdago) … no vale decir que esto se hará cuando se den las condiciones para cumplir los 6 puntos que propones, hay que pactar un límite y que ambas partes tengan que cumplirlo.
6b. ¿En qué condiciones se convocaría un nuevo referéndum?:
También estoy completamente de acuerdo si se cumplen los 5 puntos anteriores.
En definitiva, nuevamente celebro leer y contrastar opiniones tan constructivas y razonadas como la tuya, pero creo que hay varios puntos tan extremadamente difíciles de cumplir a día de hoy (desde mi punto de vista por parte de los núcleos de poder del estado español) que solo veo dos salidas: Independencia o Sumisión.
Amalio Rey
Hola, Santi:
Gracias por tu argumentación. Respondo a tus comentarios.
Cuando decía que “si dos partes no se ponen de acuerdo en las condiciones, no hay consulta”, me refería a una vez que el gobierno acepte hacer el Referéndum y se ponga a negociar las condiciones con la parte soberanista. No me refería a la situación actual. En todo caso, está claro que no vale cualquier tipo de consulta, y que para que sea “pactada”, tiene que haber un acuerdo en las condiciones. En cuanto al segundo punto, si te fijas en el texto digo “premio gordo de un referéndum que les abra a la hipotética posibilidad de la independencia”, o sea, la consulta como paso previo a independizarse, que es su óptimo. Es obvio que el Referéndum es sólo el medio. De hecho, no les valdría en absoluto (más bien les perjudicaría, y habría que ver cuánto de democráticos serían entonces) si en la consulta ganara el NO.
En cuanto a los seis puntos, te digo:
1) Entidad independiente: Sip. La solución óptima sería una entidad internacional, cosa que veo muy difícil. Me inclino más por un “consejo electoral” formado por personas de aquí, independientes, que francamente no sé de dónde las van a sacar, porque en este tema todo el mundo tiene preferencias hacia alguna de las dos opciones. En lo que refiere a la presión social, vamos a ver qué pasa si se puede votar. Tengo la impresión que hay presiones también por llegar hasta el final, o sea, por el SÍ, en cualquiera de las formas,
2) A las urnas se va con las cuentas claras: De acuerdo con que ir con TODAS las cuentas claras, es una quimera. Lo que yo digo es que hay que ir con todas las que puedan quedar claras a priori. Es obvio que siempre se asume cierto grado de riesgo, pero todo lo que pueda negociarse y documentarse antes, debería hacerse. Siguiendo con mi ejemplo, si quieres divorciarte, deja atado antes todo lo que puedas dejar atado. Lo que no se puede permitir es que los partidarios de la independencia prometan a los votantes del SÍ algo que el estado español no puede, o no quiere, conceder a una Cataluña independiente. Los costes de la separación deben quedar claros, en la medida de lo posible, antes de la consulta,
3) Derecho de autodeterminación para todos: Me alegro que entiendas esto, porque es coherencia,
4) Una mayoría simple no es suficiente: Efectivamente, hay que imputar un porcentaje adicional como coste del cambio porque es innegable que el coste es demasiado elevado para implementarse en un escenario inestable. Y si estás de acuerdo con eso, no cabe lo demás que dices. Yo te diría que la “maquinaria de poder” también se activa sistemáticamente desde la Generalitat en favor de preferencias propias. He ido y trabajado en Cataluña, y eso me consta. Creo que esa lectura de los catalanes oprimidos es victimista y parcializada. Tu interpretación del 50%+1 no me convence, porque el NO es una opción que (tal como la veo) consagraría un escenario de más autogobierno y comprometería a Madrid a asumir unos compromisos que siempre serían más favorables a Cataluña. Con la opción del NO, no hay costes del cambio,
5) La opción del NO debe ofrecer también algo nuevo: Bueno, si hay Referéndum siguiendo unas reglas pactadas y claras entre las partes, ya no habría un escenario en el que podáis quejaros de falta de dignidad. De eso se trata, porque yo siempre estoy hablando de que se os deje realizar la consulta. Tengo claro que desde Moncloa se ha menospreciado (y subestimado) el reclamo de soberanía de Cataluña. Pero estamos hablando ahora de negociar y de pautar unas nuevas condiciones. En lo que estoy de acuerdo es que muy probablemente, para que eso sea posible, necesitemos nuevos actores que generen más credibilidad entre las partes. No veo a Rajoy y Cía. jugando limpio, ni inspirando confianza. Tampoco desde el lado independentista los gestos han sido tan amables, aunque entiendo que la impotencia puede haber llevado a la sobreexcitación. Creo que debes ser más flexible en tus premisas. La gente cambia y se replantea las cosas. Creo que hay muchos estereotipos y exageración con la catalanofobia, y lo dice alguien que no se casa con ninguna de las dos partes. También desde este lado podríamos quejarnos de las constantes alusiones catalanas a lo vagos que son los andaluces, extremeños, etc. o el mensaje tan repetido de que “los españoles nos roban”, cuando la corrupción ha sido endémica en la clase política catalana. Prescindamos de esos estereotipos simplistas, que a menudo usa una minoría, pero se amplifican para fomentar el odio que interesa a cierto poder. El “marco mental” se puede mejorar si nos dejamos de chorradas y pensamos más en lo que nos une, que es mucho.
Santi Cicres
Buenos días Amalio, en realidad, como dice Josep Gestí, esta claro que los catalanes estamos también influidos por informaciones sesgadas y tendenciosas. Es verdad que no es un asunto para nada simple y como bien dices la impotencia puede haber llevado a la sobreexitación, porque son tantas y tantas las conversaciones con reproches que uno llega al hartazgo, y se encierra entre los suyos, que en la búsqueda de una solución justa es completamente contraproducente.
Sabes? cuando alguien me saca el tema de los andaluces, yo siempre tengo varios ejemplos (porque conozco unos cuantos) de la cantidad de empresas andaluzas que son punteras en sus sectores y soy el primero en ponerle el contrapunto a esos estereotipos absurdos.
En definitiva, si el marco general fuera la gente que escribe, lee y se interesa por los contenidos de este blog, el problema no habría llegado a tal dimensión y seguramente ni tan siquiera estaríamos hablando de indepedencia porque tomaría todo el sentido del mundo que es mejor cooperar, cohabitar, y regular de forma justa la colaboración entre todos los pueblos de España sin ningún problema.
Ricardo_AMASTÉ
Y ya de paso, aprovecho para poner sobre la mesa uno de los debates macarrónicos que solemos traernos.
¿No crees que ante situaciones de este tipo, tan enquistadas y solipsistas, en barrizales de esta proporción, además de soluciones de diseño lógicas y de mejora incremental… no podrían venir bien propuestas de diseño especulativo e innovación disruptiva, que ayudasen a desatascar, a abrir juego desde lugares ahora no contemplados, a romper la inercia, a imaginar otras posibilidades? No digo que se fuese a encontrar la solución si o si, pero…
Amalio Rey
Sip, Richi, ya te respondí antes. Pero me atrevo a pensar que ya hay gente trabajando en eso. No subestimo para nada a las personas que, en primera línea, están más interesadas en desatascar esta situación. Me consta que hay gente buena, honesta, bien intencionada (no hablo necesariamente de los políticos que están tomando las principales decisiones), que intenta ser ingeniosa en la búsqueda de soluciones originales. Hay muchas personas muy afectadas con esto. Pero a más macro y visible es el problema, más simples suelen ser las “soluciones” que se terminan implantando. Yo creo en tu propuesta para desatascar problemas “micro”, pero veo complicado aplicarla a ese nivel, en el que hay que poner de acuerdo a tanta gente. ¡¡Ya me gustaría estar equivocado en este texto!!
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
Siempre es de agradecer que alguien vaya a meterse en este tipo de barrizales
Veo en tu post sentido común y argumentación lógica. Estoy de acuerdo.
Todo debería funcionar. Un problema complejo, razonado y sintetizado para hacerlo sencillo, debería dar como producto una solución posible. Pero por una cosa u otra… se complica.
En la fórmula del amor, gran parte de la ecuación parece que tiene que ver con la química, pero entran en juego muchos otros factores. En un divorcio, también pueden tener mucho que ver (o puede venir provocado por) los hijos, los suegros o incluso por el equipo de fútbol (y en que liga va a jugar).
Cualquier separación es traumática, pero puede hacerse de mutuo acuerdo y manteniendo otro tipo de relaciones, más allá de las de pareja, o terminar tirándose los trastos a la cabeza. Es en este último caso cuando se suele terminar recurriendo a la ley, a la justicia reglada. Cuando eso pasa, los únicos que tienen algo que ganar, son los abogados.
Está bien tener una constitución, unas leyes, unos procedimientos garantistas, pero en realidad, lo único que mantiene a la comunidad, que salva la relación, es que se mantenga vivo el sentimiento de CONFIANZA-RECONOCIMIENTO-RECIPROCIDAD entre las partes.
Creo que antes de (o a la vez que) empezar a diseñar el próximo referéndum (o lo que sea), haría falta activar espacios-tiempos de encuentro no confrontacional, no binario. Mucho más que urnas y papeletas o medidas de excepción, necesitamos poner las tecnologías blandas (pedagogía, sicología, sociología, economía…) a trabajar más en favor de las personas y menos de las ideas (o ideologías) Necesitamos mucho copylove, mucho hamor, con h de habitar pero sin colonizar.
¿Cómo (y cuándo) incorporamos esto al dispositivo de diseño?
Amalio Rey
Richi, totalmente de acuerdo, ¡¡¡plas, plas, plas!!! Te juro que a mí me hubiera gustado escribir un post que defienda ese camino, el de activar mecanismos de recuperación de la confianza mutua, de tecnologías blandas, de una inteligencia colectiva España-Cataluña no confrontacional, ni binaria. Ya sabemos que tomar decisiones vía plebiscitos o referendums es el mecanismo más pobre posible: unos ganan y otros pierden. Creo sinceramente que el punto de equilibrio más constructivo sería ese que propones, que ambas partes se sienten a hablar. Pero, lamentablemente, hemos llegado a un punto en que se han quemado las naves. Llevo tiempo resistiéndome a reconocerlo, pensando en que hay una salida más de afectos y de reciprocidad, pero hoy no es posible. El bloqueo al que hemos llegado tiene pinta de llevarnos al otro extremo. Las posturas están cada vez más enconadas. Ninguno confía en el otro. En un escenario así, tan contaminado, el único dispositivo de diseño posible es que hablen las urnas. La democracia en su forma más primitiva. Siento mucho percibirlo así. Estoy viendo a amigos sensatos e inteligentes adoptando posturas tan beligerantes que me dejan muy poco espacio para ser optimista. No consigo imaginarme cómo sería un dispositivo soft, de consenso, que desactive tanto enconamiento.
David Quesada
Gracias Amalio.por este artículo tan completo y que explica con claridad y pragmatismo la situación que estamos viviendo y las posibles salidas. Espero que entre todos pongan sentido común, respeto y ganas de dialogar de verdad. Solo será posible si dejan de lado egos, vanidades e intereses personales.
Amalio Rey
Gracias a ti, David. No es fácil poner sentido común en esto. Hay muchas emociones…
Jesus M
Ta ha salido bordado, Amalio. A veces todo se ve mejor desde fuera.
Un gran abrazo
Amalio Rey
Gracias, Jesús. Quizás mi origen ayude a ser equidistante, pero también me haga perder matices…