Y en vez de O (post-110)
Después de algunos días de viajes y compromisos, puedo por fin retomar mi resumen comentado de las ideas-Update de RE’09 que inicié en mi post anterior.
Pensaba inicialmente abarcar en este post las otras cinco ideas que seleccioné del Update de Updates de Alfons Cornella y Antonella Broglia, pero he cambiado de opinión en favor de un formato más ligero. Voy a tratar cada idea (o pares de ellas) en entregas independientes, sobre todo porque abordan temas distintos y así es más fácil centrar la conversación.
Si encuentro el tiempo, pienso escribir además estos posts: The Venturesome Economy, Gestión del tiempo y servicios multitarea, Trickle-up innovation y El futuro de la educación, que son las otras cuatro ideas que me faltan comentar.
Advertí en el post anterior que no pretendo hacer una transcripción literal de esas ideas, tal como fueron expuestas, porque ya hay estupendos resúmenes publicados por Infonomia. Prefiero inspirarme en ellas para pensar en voz alta, además de añadir otras perspectivas que las complementen, y esa es una razón adicional para que quiera tratarlas por separado.
6) “Y” EN VEZ DE “O”:
Me ha gustado este recurso tan simple, una sencilla “Y”, para sugerir la idea de esforzarnos por buscar respuestas híbridas y visiones compartidas entre modelos que suelen verse como opuestos irreconciliables. Es un tema apasionante, y que marca un cambio radical en el enfoque que seguimos habitualmente para la resolución de problemas.
En lugar de descartar tan rápido (“o lo uno o lo otro”), deberíamos seguir jugando y experimentando con opciones intermedias o híbridas que rescaten lo mejor de cada uno. Consiste en apostar por el “y”, posponiendo el “o” hasta el punto en que la realidad demuestre que no hay otra salida más que elegir, si es el caso.
La búsqueda de conexiones (“hibridación”) y de sinergias entre dos posturas aparentemente opuestas, siguiendo una lógica paradójica de “disyunción inclusiva” (“tanto lo uno como lo otro”), o practicar una visión integradora cercana al Pensamiento de Diseño o “Design Thinking”, pueden abrir un amplio abanico de oportunidades de innovación de tipo disruptivo.
Se citaron varios ejemplos que están en esa línea. En formación multidisciplinar destacan especialmente el Programa STIR que combina diseño, gestión empresarial e ingeniería gracias a un esfuerzo conjunto entre el Imperial College London y el Royal College of Art, la Aalto University en Finlandia, con un enfoque parecido al anterior, y la Rotman School of Management de la Universidad de Toronto, que destaca con luz propia entre las mejores escuelas de negocio gracias a su modelo formativo basado en el Integrative Thinking.
Roger Martin, de Rotman School, define así el “pensamiento integrador” como una expresión de la “Y” que se propone aquí: “La habilidad de enfrentar constructivamente la tensión entre dos modelos opuestos en vez de escoger uno a expensas del otro, de generar una resolución creativa a esa tensión en la forma de un nuevo modelo que contiene elementos de ambos pero que es superior a los dos”.
El propósito de combinar (en lugar de optar de forma maniquea) se manifiesta también en la propuesta de fusionar lo mejor del pensamiento de dos grandes economistas del siglo XX, Keynes y Schumpeter , cuyos planteamientos se han visto siempre como contrapuestos: Intervención estatal vs. Destrucción creativa basada en la energía emprendedora.
“K x S” supone encontrar enfoques híbridos que sean capaces de responder a retos del tipo: ¿cómo el Estado (y su poder) puede movilizar la iniciativa emprendedora más genuina? o, ¿cómo las ayudas públicas pueden reforzar y alinearse con el espíritu de “destrucción creativa” que busca la innovación Schumpeteriana?
En principio parece complicado combinar conceptos tan contrapuestos, pero que parezca así es también una señal para creer que hay oportunidades de innovación a la espera de ser aprovechadas.
Siempre se ha creído que el dinero público, que pretende corregir los abusos de la “mano invisible” (tan asociada a su vez al ímpetu emprendedor), tiene también un efecto adormecedor de la energía empresarial. La intervención estatal se ha criticado siempre, por el pensamiento liberal, como un factor distorsionador.
A las dos posturas no les ha faltado razón, pero siempre jugando en escenarios donde el péndulo ha estado moviéndose entre extremos. Una escuela o la otra han intentado denunciar el desequilibrio que generan, en cada momento, las modas.
La búsqueda de nuevos caminos inspirados en el “K x S” me lleva a preguntas más concretas como éstas: ¿Puede el dinero público propulsar con eficacia los motores de la innovación y del espíritu emprendedor? ¿Las subvenciones no generan precisamente el efecto contrario? ¿El papel protector del estado “adormece” la perseverancia empresarial? ¿La “mano invisible” favorece solo a las grandes empresas y por tanto necesitamos un Estado que haga “discriminación positiva” a favor del pequeño emprendedor innovador? ¿Tenemos que dejar que la “destrucción creativa” haga su trabajo en lugar de empeñarnos en salvar empresas y sectores en crisis?
También se podría pensar que la salida no está en el “Y” sino en otro “O” que reinvente todo lo anterior, y se aleje lo más posible de cualquier referente previo. Dicho en otras palabras, que intentar combinar lo mejor de lo precedente puede llevarnos a renunciar a la posibilidad de re-pensar todo de nuevo.
Ahora se me ocurre que el pensamiento que subyace en la gestión del “bien comunal” o pro-común, tan referenciado después del último Premio Nobel Elinor Ostrom, podría ser un ejemplo de búsqueda de un tercer “O” que nos aleje del pensamiento maniqueo de “mercado o estado”, de la opción entre propiedad privada o estatal. Pero mientras digo esto, me pregunto: ¿El “procomún” es un “o”, al ser algo totalmente distinto a las dos opciones anteriores, o un “y” porque extrae lo mejor de ellas?
Los “terceros caminos” provocan la tentación de ser criticados de blandos y ambiguos. Son complicados de comprender, como la vida misma, porque se resisten a las taxonomías fáciles a las que estamos tan acostumbrados. Pero no nos va a quedar otra que bregar con la paradoja y la complejidad, y eso exige dominar cada vez mejor el arte de la combinación. ¿Qué piensas tú?
Amalio
@Peter: Por supuesto que estamos hablando de política, y de un cierto posicionamiento ideológico. Está claro. Del adoctrinamiento maniqueo, ya sabes, basta hoy con ser un poquito listo para quitárselo de encima, porque los argumentos son realmente de risa. Lo que ocurre es que la gente no se molesta mucho en buscar por su cuenta, estudiar, investigar y ejercitar el criterio propio. Somos comodones, y ahí estamos, tragando doctrina TV por un tubo.
Lo de las aplicaciones sucesivas de K y S, que dices, tiene mucho de razón. Es el péndulo con que nos tienen mareaditos. Asi «cambian» cosas para no cambiar nada y que el show de la «aparente confrontación» de la sensacion que se mueven. Van de un estado a otro que conocen, no quieren incertidumbre, ni asumir riesgos ¿quien se atreve a cambiar de verdad el problema de fondo? Por eso buscamos el «y» aunque la formula no tenga que ser necesariamente 50-50, y pueda haber más de «S» que de «K» o al revés, pero huir de los adoctrinamientos puristas o maniqueos.
Tu sabes mucho, eres un hombre holistico, asi que no te limites a escuchar, amigo mio…. sigue escribiendo y hablando, que lo haces muy bien, y me consta.
@JT: Jorge, me gusta mucho lo que cuentas de los hibridos arquitectónicos, y esos ejemplos que mencionas, incluyendo tu proyecto final. Ya nos contaras, porque suena muy interesante. Detrás de todo eso, efectivamente, estan las «sinergias impensadas» que nacen de la combinación. Es posible que esa «convivencia» a la que te refieres es lo verdaderamente revolucionario, lo que exigiría cambiar mentalidades «de un plumazo».
JT
A nivel empresarial no sabría decirte, pero esto se nota en muchas disciplinas. En la propia arquitectura sigue creciendo una corriente de ese tipo: la separación de usos y la centralización/zonificación racionalista del movimiento moderno han dejado paso a la convivencia, a la hibridación. ¿Qué pasa si combinamos el área de maternidad con la de geriatría? ¿Si fundimos un teatro con una fábrica? ¿Si fusionamos un aeropuerto y un museo? ¿Si debajo de una autopista elevada se construye un centro comercial? Yo mismo como proyecto final estoy tratando de dar forma a una fusión de incubadora + workhosting (coworking/centro de negocios/vivero de empresas) + promotora + laboratorio arquitectónico, todo ello ligado o combinado con un uso residencial.
Y está resultando que muchísimas de estas combinaciones generan sinergias impesadas y a veces muy positivas. Lo que parece un mezclijo puede resultar un plato bastante comestible e incluso suculento.
Para mí, y hablando en general, la convivencia es la lección por aprender del siglo XXI. Convivencia entre ideologías, entre culturas, entre posicionamientos, entre formas de hacer, entre naturalidad y artificialidad, entre usos y actividades, entre lo propietario y lo open source, entre la centralización deslocalizada «en la nube», el peer to peer y lo local, entre la «lucha por la supervivencia» capitalista y la «ayuda mutua» de la filosofía 2.0, etc. etc. Los cambios «de un plumazo» los veo poco factibles, me parece que más vale continuar aprendiendo a convivir con nuestra propia diversidad, y destilando de esta, poco a poco, lo que realmente valga la pena. Y la hibridación o la simbiosis que se comentan aquí son en realidad formas de convivencia.
Peter Hodgson
Hablar del papel del estado, aunque sea en persecución de la innovación o desde la teoría económica, de forma decisiva siempre será una declaración política. Como las democracias occidentales tienden a ser de por sí maniqueas, con la defensa del bipartidismo como forma estable de ejercicio del poder, no es de extrañar que cueste romper nuestro adoctrinamiento (léase nuestra educación, formación…) y lanzarnos a la búsqueda de soluciones integradoras y/o totalmente distintas. Sin embargo, si la dialéctica alemana tiene algo de razón, está es en realidad, la salida más natural cuando un sistema entra en crisis. En la actualidad desde la política, al menos la occidental, se niega la propia crisis. Considerando la pasividad de los afectados (léase nosotros mismos) igual tienen razón y con aplicaciones sucesivas de K o S podemos vivir en un mundo feliz (bastante parecido al de Huxley). Yo no lo creo y estoy más que dispuesto a estudiar las nuevas tesis que me puedan proponer.
Amalio sabes de economía. Yo casi nada, así que, quedo a la escucha.
(PS. Las aplicaciones de K o S se hacen con independencia de quien gobierne. Hace tiempo que esto es así. Pero se hace uso de K y S a nivel de discurso político para mantener un grado de aparente confrontación.)