Medellín 2012, hub de innovación (post-327)
Acabo de llegar de Colombia, después de visitar Medellin y Bogota. Sabiendo lo que me esperaba en casa, he aprovechado mi largo vuelo de regreso para ir escribiendo sobre esta nueva aventura americana.
No sé por dónde empezar porque fueron 8 días muy intensos. Me va a ser difícil resumirlos en formato-blog así que igual lo hago en varias entregas. Ya veremos qué sale de esto, pero de momento empiezo dedicando este primer post a Medellín.
Me encantó la ciudad, y su gente, que está despegando a una velocidad vertiginosa. Nada que ver con la imagen que nos llegaba a Europa del Medellín de los tiempos de Pablo Escobar. Está a unos 1300 mts. de altura, tiene un clima muy agradable, y resultó mucho más grande de lo que me esperaba. Es un gran valle rodeado de montañas por las que escalan como manchas comunas y barrios que le imprimen un aspecto muy pintoresco.
Los “paisas” tienen fama merecida de ser los más emprendedores y organizados de Colombia, y eso se nota. Su apuesta de cambio alrededor de una consigna o eslogan que me encanta: “Medellín, la más educada” contrasta con el desastre de modelo que se impulsa hoy en España. Esa política de priorizar la educación está teniendo, con sus luces y sombras, un impacto visible en la configuración social de la ciudad, aunque todavía les quede mucho por hacer todavía.
Me invitaron del Parque del Emprendimiento (Parque-E) gracias a una recomendación de la Oficina del Emprendedor de Base Tecnológica de la Fundación Madri+d, que agradezco especialmente. Del miércoles al viernes estuve trabajando a destajo. Los paisas me exprimieron sin compasión 🙂 entre talleres, reuniones, charlas y entrevistas. Pero no me quejo, porque entiendo que quisieran aprovechar mi viaje y fue una oportunidad de conocer a gente amable y competente. El equipo del Parque-E es puro Poder Femenino, una tendencia que está calando en las instituciones colombianas a medida que van saliendo del cáncer testosterónico de la cultura de la droga. Hablo de Patricia, Eliana, Catalina, Luz, Katherinne, Diana, Ana María… en fin… la inmensa mayoría del equipo estaba formado por mujeres.
El jueves di un taller para investigadores de Medellín sobre Marketing y Valorización de la I+D. Asistieron más de 30 (imágenes en Flickr). Me sorprendió saber que sólo en esa ciudad hay más de 40 instituciones de educación superior, y entre ellas 8 con una fuerte actividad de investigación (Universidad de Antioquia, Universidad Nacional de Medellín, Universidad Pontificia Bolivariana y Escuela de Ingeniería de Antioquia, destacan entre otras). Como podía sospechar, tienen problemas parecidos a los nuestros a la hora de promover la colaboración académica con las empresas. De hecho, allí también llaman “OTRIs” a las unidades que se dedican a gestionar esos interfaces, y a mí me parece que el modelo que están siguiendo es copiado del español (para lo bueno y lo malo… y no digo más). También comprobé que esto del Marketing de la I+D es un tema que despierta muchísimo interés y que los investigadores son muy receptivos a hablar de eso si se parte de comprender sus motivaciones, en vez de darles sermones sobre lo que “deberían” hacer.
Por la tarde me invitaron a dar una charla en la Tertulia de Emprendedores del Parque-E. Participaron más de 50 personas. Hablamos de “Wikinnovación” y de la experiencia de eMOTools, porque estas tertulias consisten en que vayan emprendedores a contar sus proyectos (Imágenes en Flickr). Me pusieron en aprietos con preguntas escabrosas e inteligentes, y también hubo momentos para la emoción gracias a una emprendedora septuagenaria que se sentaba en primera fila, y que lleva décadas luchando por los derechos de los discapacitados. La verdad es que si uno se toma estos encuentros como una oportunidad para aprender y poner a prueba sus creencias e hipotéticos logros, es mucho más útil y divertido que si va en plan comercial contando lo mega-guay que es. Allí se habló de las ventajas de colaborar y de abrirse, pero también de errores, voluntarismos y fallos que hemos cometido. Como debe ser.
Después de una larga entrevista con el principal periódico de Medellín, “El Colombiano”, me llevaron de juerga a una fonda antioqueña del Parque Lleras, un “must” de la ciudad. La fonda se llamaba Contraportón, y me encantó porque tenía mucha personalidad, un sabor super auténtico y muy buena música. Colombia tiene un registro musical muy variado, así que vi pasar por una pantalla gigante vallenatos, salsa, cumbia, etc… y lo curioso es que eran canciones de los años 70, 80 y 90 pero que los jóvenes tarareaban como si fueran de hoy. Probé el Aguardiente que es la bebida típica de ahí, y que no me gustó porque es muy anisado. Si vas por Medellín, no dejes de darte una vuelta por lo que lo que allí llaman “la zona rosa”, que no es de gay y lesbianas, sino “de farra”, de movida paisa.
Tuve varias reuniones de trabajo en plan coaching con distintos equipos de emprendedores para ayudarles con sus proyectos. Visité también la sede de Ruta-N que es una iniciativa paradigmática en Medellín y toda Colombia. Todavía es joven, pero tiene una pinta estupenda. Me fui a charlar con Rocío Arango sobre los proyectos que están impulsando y las posibilidades de colaboración que tenemos. El edificio de Ruta-N es espectacular y forma parte de un complejo donde también se ubica la sede del centro global de servicios de Hewlett Packard para Latinoamérica. Consiste en una intervención estratégica y urbanística de gran calado que tiene como objetivo integrar todos los esfuerzos de la ciudad a favor de la promoción de la innovación y el conocimiento, y liderar el desarrollo de un “distrito de innovación” en la zona de Nuevo Norte de Medellín, que hace unos años era muy decadente. En poco tiempo han conseguido cambiar el entorno drásticamente, y la intención es convertirlo en el espacio tractor de la I+D y la innovación de la ciudad.
Me llamó mucho la atención el sentido de la colaboración que tienen las entidades y personas que están trabajando por convertir a Medellín en un hub de innovación. Cuando pedí permiso a mis anfitriones para tener alguna reunión con personas de otras entidades que me habían contactado, siempre pensando en lo que suele ocurrir en España que quien invita (y paga) parece convertirse en el dueño exclusivo de tu agenda; la respuesta fue esta: “Somos compañeros, trabajamos juntos por lo mismo. Si alguien trae a alguien, es para todos”.
El viernes me tocó dar un taller sobre “Modelos de Negocio para emprendedores tecnológicos e innovadores” en el III Congreso Internacional de Gestión de la Innovación (COGESTEC 2012). Nos reunimos allí más de 80 participantes para darle cera a los lienzos de Osterwalder & Pigneur (nombro a propósito también al co-autor, que todos olvidan).
La verdad que estos canvas están bien como recurso visual para que no se nos olviden cosas importantes, y ayudan a aligerar unos planes de negocio que antes parecían tesis doctorales. Pero después de dedicar mucho más tiempo al libro, y analizarlo a fondo, me he quedado con la sensación de que no es para tanto, y que en algunos modelos y opciones que propone es bastante superficial. Dependiendo del facilitador que presente y use los canvas, éstos pueden ser un recurso útil para pensar organizadamente, o un corsé que lo convierta en un fin en sí mismo. Me están entrando ganas de escribir sobre las carencias que le veo al libro, pero eso ya será motivo de otro post, o no.
A lo que iba. Como el taller era muy breve, de solo dos horas, me limité a usar el modelo de Osterwalder & Pigneur para explicar los desafíos específicos y errores más frecuentes que se cometen en las empresas innovadoras de base tecnológica (EBTs) al abordar cada una de las 9 áreas del canvas. Estuvimos en ello algo más de una hora, y después hicimos un debate en plan taller sobre los puntos más polémicos y los dilemas a los que se enfrentan los emprendedores cuando tienen que elegir entre opciones. Fue una sesión amena, que se me pasó rapidísimo (imágenes en Flickr). Prometo convertir pronto en un post la adaptación que hice del canvas a las singularidades de las EBTs como parte de la preparación de mi ponencia para el Congreso.
Me reservé el sábado para descubrir Medellín en plan viajero. Y lo mejor es que lo hice sólo, como me gusta, desde la soledad que tanto ayuda a afinar la observación. Saqué fotos a mi ritmo, me detuve a conversar con gente variopinta, y en ocasiones anduve a la deriva para dejarme sorprender. Lo primero fue subirme al famoso Metrocable, que es un teleférico construido para revitalizar zonas muy pobres de la ciudad, y que se ha convertido en el principal medio de transporte para las personas que viven en esas comunas antes olvidadas y colonizadas por la droga. Lo usan también muchos turistas, pero lo interesante es que está concebido sobre todo como medio de transporte habitual de los residentes de esos barrios. Hay un artículo muy interesante que explica el impacto que ha tenido esa obra en la transformación del vecindario.
El Metrocable que yo tomé tenía tres paradas, a distintas alturas, para conectar las comunas instaladas en las montañas. El destino final era la Biblioteca España que donaron en 2007 los Reyes. Espera, que rectifico, fue una donación de los españolitos, con nuestros impuestos, aunque la placa de turno diga lo que dice, y la foto se la saque quien no debe, as usual… Después tomé desde allí un segundo teleférico que lleva hasta casi los 3 mil metros donde está el Parque Arví. Es un sitio que vale la pena si vas con tiempo, pero como yo no lo tenía, visité un mercadillo que han instalado allí y me bajé pronto. El recorrido es largo, pero además de las vistas sobre Medellín, lo que me pareció más interesante fue curiosear desde las alturas en la vida de esas comunas, ver las casitas, la vida que hay en sus calles y el ingenio con que sus habitantes sobreviven a la pobreza. Siguen siendo zonas deprimidas, pero es cierto que se van integrando a la ciudad, hay mucho menos violencia y se nota una apuesta clara por la educación.
Por cierto, el esfuerzo que viene haciendo Medellín para reducir la violencia es impresionante Los datos son para enmarcar, conociendo como uno conoce las miserias de Latinoamérica. Ha sido un trabajo titánico, que va consiguiendo transformar la imagen y la vida de la ciudad (Ver este artículo de El País). Cuando uno visita un sitio como éste, e investiga sobre lo que ocurrió, es que entiende el impacto brutal que tiene la droga en todos los órdenes. El más visible y obvio es la violencia, pero la historia no termina allí. También genera una cultura del no-esfuerzo, incentiva patrones de consumo falsos e hipertrofiados, y destroza la autoestima de la sociedad civil. Por suerte, y a pesar de las secuelas que siguen presentes, este Medellín es totalmente diferente a aquel en el que campeaban por sus anchas los Pablo Escobar y Cía.
Desde el punto de vista gastronómico, tengo que decir que la experiencia no fue buena. Es cierto que la tradición mediterránea pone el listón muy alto, pero cuando viajo siempre estoy abierto a los experimentos, y me encanta dejarme sorprender por los nuevos sabores; así que lo intenté, buscando sitios populares y auténticos (en vez del famoso Hato Viejo que es el restaurante emblemático del Medellín turístico y de alto estanding), pero los platos típicos antioqueños son muy pesados y la variedad es bastante limitada. Sí que me gustó el mondongo, que es una especie de “Callos a la colombiana”; pero atreverse con la “Bandeja Paisa”, su plato más famoso, puede ser una aventura de alto riesgo.
Por el contrario, vengo admirado del lugar omnipresente que tienen las frutas en la dieta del país. Las calles están literalmente invadidas por puestos de frutas de todos los tipos, y con un aspecto que dan ganas de zampárselas todas. En los restaurantes la gente pide jugos naturales para acompañar a las comidas, y hay un surtido espectacular. Recomiendo el de Guanábana, si lo quieres espeso, o el de moras que es más líquido. Pero ofrecen infinitas combinaciones entre frutas, algunas que ni conocemos, y que están riquísimas… Me encantaría que en España se extendiera esa costumbre que, por cierto, sí tiene Portugal aunque no a la escala que vi en Colombia.
El modelo urbano de transporte es un buen ejemplo de la apuesta de la ciudad por buscar soluciones innovadoras. Han creado un sistema llamado “Metrobus”, que integra la red de metro que atraviesa la ciudad de sur a norte, con líneas de autobuses que conectan todas las paradas con barrios a los que no llega el Metro. Pero esto que no parece tan original, sí lo es por la forma tan perfecta en que están integrados ambos tipos de transportes. En las paradas de los “Metrobus”, uno sale del Metro y se sube al autobús por una especie de rampas que emulan a las del primero. Se usa un único billete para cubrir trayectos multimodales, de tal forma que uno apenas aprecia las diferencias entre ir en Metro o en Autobús. Además, éste último transita por vías debidamente aisladas para que no le interfiera el tráfico, consiguiendo así el mismo efecto de su complementario, el Metro.
Para terminar, me gustaría compartir una observación. Es algo que noté tanto en Medellín como en Bogotá, pero más en la primera. Aunque sé que los latinoamericanos tienden a ser positivos y optimistas, me sorprendió la alegría y el buen rollo que transmite la gente de Colombia. No es tan habitual ver allí a gente gritando, ni neurótica. Hablan bajito, de forma educada, y son sumamente agradables al prestar un servicio. Al ver esto, no pude evitar la tentación de comparar, y me di cuenta que en España estamos cada vez más malhumorados. No sé si es una simple diferencia cultural, o si es algo más grave: una expresión de la frustración que produce una sociedad en decadencia. Es algo que tengo que seguir sondeando, pero cuando uno tiene la oportunidad de comparar, es que se da cuenta de lo cascarrabias que estamos por aquí, y ya ni te digo con la crisis…
rafael
Pero prefiero este camino.
Lo expone a usted a quedar mal ante quienes fueron testigos de sus palabras y expresiones aquel 9 de agosto, ya que con su silencio y pasividad, probablemente, sea visto como un político hablador pero sin palabra.
http://www.elpais.com.uy/12/10/28/predit_672330.asp
ValeraMariscal
Hola Amalio:
Totalmente de acuerdo contigo, también soy español y llevo yendo con regularidad a Medellín desde el año 2003 y te puedo asegurar que el cambio está siendo espectacular.
Colombia tiene mucho que ofrecer
Y tienes mucha razón deberíamos aprender más del valor que le dan a la educación, aquí no solamente somos unos cascarrabias, sino que la mala educación y los malos modos se potencia en la televisión
cristian
Me alegro que te fuera muy bien 😉