Hablemos de la dimensión política del Design Thinking

POST Nº581
La pregunta que me gustaría responder en este post es si un Design Thinking (DT) empoderador y especulativo es posible. Creo que era hora de que habláramos de la dimensión política de esta metodología, y también, sobre sus límites para resolver ciertos tipos de problemas.
En mi post anterior (“Cuando quien facilita se convierte en el guardián de los significados”), hice referencia al artículo que Natasha Iskander, profesora de la Universidad de Nueva York, publicó en Harvard Business Review, en el que acusa al Design Thinking (DT) de ser conservador y de proteger el statu-quo. Prometí en esta segunda entrada examinar más en detalle esta afirmación.
En mi opinión, la primera dimensión política del DT se da en el reparto del poder que se practica al usar la metodología. Si el diseñador centraliza y lo filtra todo, entonces estaríamos reforzando las asimetrías. En cambio, si su papel es más humilde y consiste en facilitar la apropiación del proceso por los afectados, habría un empoderamiento. Eso que se maneja a escala que yo llamaría micropolítica, suma y suma, a otros niveles.
Iskander se queja de que en los procesos de DT, el diseñador o creador de políticas es el que finalmente decide qué ideas y preferencias se incluyen en la solución. Esto ocurre a menudo, y entraña un empobrecimiento de los procesos -pretendidamente- participativos, pero el DT no propugna eso. El fallo de fondo, cuando eso ocurre, no está en la metodología, sino en quienes la compran como un maquillaje participativo.
A veces no hay una cosa única que resolver
Un artículo publicado en la revista Fast Co-Design: “Want To Fight Inequality? Forget Design Thinking” sostiene tesis parecidas a la de Iskander, y que vale la pena recuperar. En él se cuenta la experiencia de Antionette Carroll organizando talleres del Creative Reaction Lab en St. Louis, donde se abordan distintas cuestiones que afectan a las comunidades marginadas, como la educación, el empleo y las armas de fuego o la violencia doméstica. Ella defiende que el mayor valor del diseño está en la “exposición de los mecanismos invisibles de la desigualdad”, muchos de los cuales se han creado por diseño, o sea, son problemas de diseño. Esto plantea un reto de base: evitar procesos que contengan fallos de exclusión, o sea, que desdeñen la voz de los afectados.
En la propuesta de Carroll hay una idea que me parece aún más útil para replantearse la dimensión política del Design Thinking. Ella insiste en que la mayoría de los problemas que su laboratorio tiene que abordar responden a sistemas que están tan incrustados en la historia y la sociedad que son invisibles para muchos, lo que significa que “no hay una cosa simple que resolver”. Por eso, Carroll prefiere usar la palabra «enfoques» en lugar de «soluciones« cuando habla de los resultados de su iniciativa, porque sabe que ésta no puede aspirar a una solución tipo finito, sino que es parte de un proceso de construcción de capacidades.
El dilema entre empatía y especulación creativa
Si bien pienso que el supuesto conservadurismo del DT depende de cómo se aplique, quiero dar crédito a esa hipótesis, que me parece la más interesante del artículo de Iskander (Ricardo Amaste estará de acuerdo conmigo), así que voy a dedicarle una reflexión más reposada. Sospecho que puede haber parte de razón en su queja. Me explico.
Un dilema que tengo siempre con el DT es el siguiente. Mientras destaco lo mucho que ayuda, cuando es bien aplicado, a reivindicar las técnicas etnográficas y antropológicas como métodos de mejorar el enfoque de usuario frente a la hegemonía de la hoja Excel; reconozco que ese énfasis que pone en el trabajo de campo y en la interpretación empática de expectativas, puede aumentar el riesgo de encerrarnos en soluciones demasiado adaptativas. A más empatizas con las personas usuarias, más restricciones pones a la especulación creativa.
Aunque el DT identifica las necesidades de los usuarios o participantes de un modo más amplio y profundo, buscando aspiraciones no expresadas, latentes, lo que permite en principio desbordar el marco limitante del “esto-es-lo-que-quiero-y-pido-ahora”; no deja de ser una metodología que se basa, sobre todo, en empatizar, y por tanto, en respetar el espacio de soluciones que se fijan las personas usuarias según la experiencia que acumulan hasta ese momento.
Esa posible limitación se intenta compensar, no siempre con éxito, activando técnicas que disparen la creatividad, en su mayoría importadas de la disciplina del diseño. Pero no es fácil encontrar una combinación adecuada entre empatía y especulación creativa, que son dos atributos habitualmente en tensión. Por eso decía antes que, cuando empatizamos mucho, es posible que limitemos en exceso el espacio de soluciones, y caigamos en posturas más adaptativas, o sea, poco revolucionarias. Esta tendencia conecta con la sospecha de que desde el DT pueden potenciarse soluciones políticamente conservadoras.
¿Y si especulamos primero, y empatizamos después?
Esa es la razón de por qué se suele anteponer al Design Thinking el llamado Diseño Especulativo, una disciplina que precisamente busca desbordar las actitudes posibilistas proponiéndose explorar “cómo podría ser el mundo inventando futuros posibles”. Recuerdo que examinamos hace un tiempo esa alternativa en una divertida conversación que tuvimos en Málaga con Richi, Begoña y Nani, y allí me pregunté si tendría sentido invertir el orden y hacer la especulación creativa sin observación, ni trabajo de campo previo, para no dejarme atrapar por lo que las personas afectadas “nos piden” desde el hoy.
Yo estoy abierto a probar el orden inverso, o sea, especular y crear soluciones primero, sin profundizar en un diagnóstico previo, y después rebajar la locura hasta hacerla viable con trabajo de campo, para conectarla con la realidad. Eso es lo que proponía y defendía Ricardo y yo creo que, efectivamente, alterar el orden de los pasos puede ser válido para ciertos tipos de retos, por ejemplo, para los llamados “problemas perversos” que están cargados de incertidumbre e información incompleta.
Sin embargo, estando de acuerdo con que el trabajo de campo, el esfuerzo de empatizar, puede cortar alas a la imaginación; también valoro que hace la solución más viable. En esa investigación uno renuncia a parte de “lo deseable” porque quiere hacerlo “posible”, que es algo que a mí me interesa especialmente como sujeto político.
Siempre digo que el diseño generado solo con creatividad puede hacer que la gente se enamore tanto de la idea, que nunca consiga aterrizarla en un cambio concreto. Que quedemos atrapados en el prototipo eterno. Para que la euforia creativa se traduzca en impacto tiene que negociarse con la realidad, y esto exige entender las causas y efectos más profundos que subyacen en el entramado que dificulta la solución. Descifrar esos porqués nos llevan a la necesidad de empatizar y hacer trabajo de campo, que es algo que el DT hace muy bien.
En aquella conversación de Málaga también aprendí, escuchando a Begoña, que es antropóloga, que hay diferencias significativas entre el tipo de trabajo de campo que hace el DT, y el que se practica desde la Etnología. Según lo que entendí, parece que los design thinkers nos movemos más en los extremos de la Campana de Gauss. Somos menos científicos, porque lo nuestro es más cualitativo y lo que buscamos es dónde innovar. Los antropólogos y etnólogos, como ciencia, se esfuerzan por ser fieles a la interpretación de la realidad, y por eso tienden más al centro de la campana, persiguiendo muestras lo más representativas posibles. En cambio, el DT presta más atención a los llamados “usuarios extremos”, que es algo que lo acerca en cierta medida al Diseño Especulativo, porque en los extremos es donde habita la especulación.
¿Design Thinking vs. Diseño Especulativo?
En mi opinión, enfrentar el DT al Diseño Especulativo es crear un falso dilema. A mí me parece bien como ejercicio dialógico de mutuo enriquecimiento, pero al final creo que uno puede aprender del otro.
Por ejemplo, el buen Diseño Especulativo (hay también uno bastante malo, marketiniano, como en el DT) incorpora de forma genuina a las personas afectadas. Ellas son las que especulan, y no los expertos. Esa premisa supone que en la proyección de esas personas hay información y expectativas embebidas que podríamos decir que también son antropológicas. Es como si hubiera un «trabajo de campo» implícito, porque ellas se proyectan a través de sus prototipos. Pero resulta que ese tipo de ejercicios también se hacen en el DT, con resultados igual de efectivos.
Lo que es crítico es que seamos atrevidos en el prototipado colectivo porque éste consiste en probar cosas que no se han hecho todavía. Tenemos que ser arriesgados a la hora de ponernos límites. Por eso se trata de testar propuestas de solución que en principio parecen inviables o locas, porque si solo probamos lo que estamos casi seguros de que funciona, entonces no hacemos prototipado como lo entiende el DT, sino solo “validación” de hipótesis predeterminadas. En fin, lo que quiero decir que es posible practicar un DT más especulativo.
Yo creo que donde falla el argumento del Diseño Especulativo cuando desprecia al Design Thinking es no aceptando que puede hacerse muy buena antropología o trabajo de campo, o sea, un buen diagnóstico, y a partir de ahí construir una solución disruptiva. Un diagnóstico certero puede conducir después a una solución disruptiva, ¿por qué no? Y desde el punto de vista político, comprender las fuerzas y actores en juego, que es algo que importa al DT, no impide en absoluto (más bien ayuda a) buscar soluciones que signifiquen una ruptura de paradigmas.
Cuando el conservador es el cliente…
Quiero añadir un último apunte que me parece bastante revelador. Se lo debo a Van der Heide, un lector del artículo de Iskander que hace un comentario que aporta mucha luz a las razones de por qué el DT a veces se vuelve posibilista. Lo resume así: “se necesita un buen cliente para entregar un buen diseño”, y en eso tiene toda la razón del mundo.
La mayoría de los proyectos y ejercicios de DT los financia alguien, que es el cliente. Bien sea una empresa, una institución pública o una organización de la sociedad civil, casi siempre hay alguien que “enmarca” el ejercicio según sus expectativas, y pone límites a las posibilidades de especular con soluciones no posibilistas. Unos clientes son más abiertos y acogedores hacia las ideas radicales o inesperadas que otros, y esto marca mucho la diferencia a la hora de romper fronteras con el Design Thinking. Si la entidad que acoge el proyecto es conservadora, el resultado también lo será, con independencia de la metodología que se utilice, así que tal vez no sea tanto un defecto del DT, sino del cliente que está inhibiendo las posibilidades. Sé de lo que hablo, porque he vivido muchas veces situaciones de este tipo.
En cualquier caso, me parece excesivo afirmar -como hace Iskander- que el DT presupone que lo técnico o estético está por encima de los condicionamientos políticos. Cuando desde esta metodología se defiende practicar una mirada integradora, se está pidiendo profundizar en el contexto, tanto cultural, como social y político. Es verdad que la escuela más tecnocrática o mercantilista del DT prefiere obviar la dimensión política, pero es injusto decir que ese sea un rasgo inherente a la metodología. Lo que a veces ocurre, desde lecturas desinformadas o de personas con poca experiencia práctica, es asociar el término diseño con frivolidad estética u obsesión con detalles tecnicistas de un producto, cuando en realidad lo que se pide es abrir el zoom y escudriñar desde una mirada integral. A ningún buen design thinker se le ocurriría ignorar los condicionamientos sociopolíticos que afectan el comportamiento o los marcos de solución de un problema.
Por resumir mi respuesta a esta cuestión, creo que el acto más políticamente inteligente consiste en usar el DT empoderando a los participantes para que, profundizando y definiendo bien el problema, lleguen lo más lejos que puedan en el cuestionamiento de premisas.
Juanjo Brizuela
Sólo permitidme decir una cosa: GRACIAS.
Espectacular el hilo. Hay muchísimas cosas que me cuesta entender, pero lo volveré a leer de nuevo todo.
Increíble.
GRACIAS.
Me quedo con una idea: la metodología la hace buena cada grupo que está inmerso en ella. No sé si es correcta pero de estas lecturas de este post y los comentarios me quedo con eso. Corregidme por favor si me equivoco
Sebastian Alexis Ghelerman
Excelente articulo. Como antropólogo y facilitador de procesos de transformación cultural veo que desde la academia suelen criticarse enfoques como el DT mientras que desde el DT y otras tecnologías sociales suele ignorarse el trabajo hecho por académicos respecto a las problemáticas sociales. Me quedo con esta frase: “A ningún buen design thinker se le ocurriría ignorar los condicionamientos sociopolíticos que afectan el comportamiento o los marcos de solución de un problema.” Yo creo que esto sucede más de la cuenta porque suele priorizarse la accion por sobre la reflexión de los propios facilitadores.
Amalio Rey
Gracias, Sebastian. De acuerdo con lo que comentas. A veces falta reflexión, pero a veces acción. La clave está en acercarnos a ser buenos «practicantes reflexivos»…
Javier Arteaga
No se imaginan lo que he disfrutado leer los puntos de vista que ha suscitado el magnífico post de Amalio. Por mi parte, no voy a tomar partido por una u otra postura, pero sí quiero aportar algunos elementos relacionados con el proceso que venimos realizando en Nariño (sur de Colombia) y que espero sirvan para enriquecer la discusión.
Hace más de 12 años conocí el design thinking (DT) siendo docente en el programa de Diseño de la Universidad de Nariño y realmente me pareció que era la solución para abrir la mente de los estudiantes, en especial los de Diseño Gráfico, quienes creían que su futuro estaba destinado simplemente a realizar trabajos de ilustración, marca o diseño editorial. Por eso, aplicando la teoría de DT, comenzamos con algunos docentes y estudiantes a crear proyectos que realmente se salían de la lógica tradicional.
Aquí quiero resaltar una primera consideración con el DT y es la importancia que tiene dentro de las facultades de diseño, pese a que la gran mayoría de docentes (sobre todo los diseñadores) están en contra de su utilización. Por mi parte (no soy diseñador), creo que el design thinking le da una dimensión mas integral, holística, humana y creativa al profesional en diseño.
Sin embargo, después de utilizar y enseñar el DT por varios años, comencé a tener algunos problemas que creo no tienen nada que ver con la metodología sino con la forma en que la estaba aplicando y sobre todo con el contexto en el que lo estaba haciendo. La decisión fue sencilla: aplicar Design Thinking al Design Thinking, y al hacerlo nació ‘Feeling’.
Feeling es una respuesta a la forma de ser de los latinoamericanos, una forma de ser que nos diferencia de los hombres y mujeres de otras partes del mundo. Nosotros somos más desordenados, más llorones, más románticos, mas clandestinos, en resumen mas emotivos. Y creo que el modelo de Stanford, de IDEO, de la d.school no nos permite innovar realmente con base en nuestras creencias, en nuestros comportamientos, en nuestro contextos reales.
El otro punto que me alejaba del DT fue el sentido neoliberal que lastimosamente se lleva una gran cantidad de esfuerzos que se hacen en el mundo de la innovación. Desde IDEO hasta pequeñas consultoras en países tercermundistas empiezan a darle un sentido marketero, donde la foto de jóvenes sonriendo frente a unos pos it se vuelve el símbolo del DT.
Por eso siempre consideré que feeling debía ser una metodología abierta, libre, humana, que no se aplique de arriba hacia abajo, pero que tampoco sea de abajo hacia arriba, que realmente sea líquida y creo que eso es lo único que explica que personas en Guatemala o en la a Patagonia Argentina envíen fotos de cómo están trabajando con Feeling sin que nosotros nunca hayamos tenido la oportunidad de explicar la metodología. Y hablo de feeling porque es mi forma de aplicar el DT, porque tiene la base teórica del DT. Pero como una vez nos aconsejó Amalio en Pasto: nosotros debemos hacer innovación a lo pastuso.
Y es precisamente haberle encontrado el otro lado al design thinking lo que nos está permitiendo hacer proyecto reales, fueras de las aulas, fuera de los talleres con expertos o empresariales. Es lo que nos permite aplicarlo en poblaciones donde de manera participativa la comunidad construye mobiliarios open source; en barrios donde hace 25 años no entraba el ejército; o capacitar a mas de 5 mil niños con cátedra futuro en escuelas de municipios cuya población es mayoritariamente campesina e indígena; o convertir al Gobierno de Nariño en un referente mundial en temas de gobierno abierto.
Y no sé si al analizar la real influencia de la metodología en todo el esfuerzo que hacemos desde Nariño por innovar colocando en el centro a las personas, se encuentre su impacto, porque nunca se ha trabajo con pasos y fases obligatorias, es más, muchas de las guías de feeling son hechas por terceros y aportadas por la comunidad. Cada día llegan a la oficina o me envían una nueva herramienta de feeling y eso demuestra lo emergente de la metodología. Pero de una cosa sí estoy seguro: la forma de pensar o de abordar cualquier tipo de problema sí ha cambiado, sí ha sido algo que va quedando en una generación, y eso, estoy seguro se debe a lo que hemos creado con la base teórica del design thinking.
En todo este proceso está feeling y obviamente el design thinking, pero no el de stanford, no el de IDEO. Está el que necesitamos, el abierto, el social, el realmente democrático, el que pone de vedad en el centro a los seres humanos y no los facilitadores, talleristas, o diseñadores.
Finalmente, quiero compartir algo que me preguntaron hace poco en Brasil: ¿Por qué si feeling es todo eso que dices, tiene un nombre en inglés y se inspira en un principito francés?, la respuesta es sencilla: Por amor.
Amalio Rey
Gracias, Javier. Tu aportación a esta conversación es potente y generosa. Sabes que respeto mucho lo que haces, porque además de que está muy bien hecho, tienes impacto. Cuando pienso en un DT políticamente inteligente, la primera persona que me viene a la mente eres tú. Nunca te he visto renegando del DT, sino reconociendo que tu metodología viene de ahí, y que te ha inspirado mucho. Después, has sabido adaptarla y expandirla. Eso merece mucho respeto.
Como bien explicas, el DT ha tenido un impacto brutal en abrir la mirada de los diseñadores, hacerla más humanista, especialmente en los gráficos. Esa es una dimensión muy política. De hecho, son los que habitualmente peor se llevan con las llamadas a la empatía del DT, porque se sienten más “artistas”. Los diseñadores industriales sí que entienden de eso, y lo asimilan mucho mejor. Parte del rechazo al DT en las escuelas del diseño responde a cierta actitud corporativista, porque lo ven como una metodología intrusiva. Pero es un celo que ya conocemos de otros oficios hacia el conocimiento que prospera fuera de la educación profesional.
Tu apunte sobre la importancia de los contextos me parece muy pertinente. Sabes de lo que hablas, y me encanta esto: “aplicar Design Thinking al Design Thinking, y al hacerlo nació ‘Feeling’”. Pos’eso, eres el inventor del “Meta-Design-Thinking”
Yo he visto tu Feeling, y me gusta mucho. Lo más interesante es que introduce la emoción, lo no-racional. Esto tiene que verlo Richi. Pásale enlaces, porfa, para que mire tu metodología porque creo que no la conoce. Pero, por otra parte, aunque “nosotros somos más desordenados”, tu metodología no lo es. Tú fijas también unas etapas, son cinco, e intentas trabajar de forma ordenada en ese viaje colectivo que haces con los participantes.
En la aplicación también demuestras que con DT se puede huir del sentido “marketero” que tienen hoy muchas de sus aplicaciones. Yo he visto tus proyectos, que son abiertos y con un claro sentido político, y los dinamizas usando tu metodología basada en el DT. Y me encanta el esfuerzo que estáis haciendo para que Feeling sea auto-explicativo, contenido en sí mismo, para que cualquier persona pueda usarlo sin necesidad de contratar un servicio de formación. Para conseguir eso, hay que “paquetizar”, sino es muy difícil la transferencia. Por eso yo defiendo eso. No tengo ningún complejo con la idea de paquetizar como mecanismo para la inclusión.
Yo también creo que “la forma de pensar o de abordar cualquier tipo de problema, o reto de innovación, ha cambiado” y que “eso se debe a la base teórica del DT”. Es, en esencia, lo que digo como respuesta a las críticas destructivas que se hacen hacia la metodología que me parecen injustas por exageradas. La mayoría de ellas viene de gente que no ha usado el DT en proyectos reales, o que le genera rechazo sólo porque se ha convertido en una moda. No me parece razón suficiente para “demoler” nada.
Por último discreparé en algo con lo que dices. Visto desde fuera, como un usuario de tu metodología, pienso que en Feeling también está el DT de “Stanford” o el de IDEO. Yo lo veo ahí, de alguna manera embebido. Veo las conexiones. Sin el segundo probablemente no hubiera nacido el primero, “la versión pastusa”, y tampoco pasa nada con reconocerlo. Tú has aprovechado una metodología “nodriza”, y la has hackeado, pero cualquiera, como yo, que conozca bien el DT, se da cuenta que ahí hay bastante del modelo de origen.
Jjjj… buen cierre con el tema de los idiomas. Un abrazo!!!
Ricardo_AMASTE
Aupa Javier (y Amalio).
Qué bien que se suman voces!
Y que bien que vengan de Latinoamérica y desde un lugar como Nariño, donde ciertamente estáis sabiendo adaptar metodologías, jugar entre los estándares y la cultura propia.
Una fórmula -esta de la adaptación y remezcla-, con la que creo que todas las que por ahora hemos opinado por aquí estamos de acuerdo. Porque claro que estándares y paquetizaciones como la del DT, nos ha influido y nos ha resultado útil. Y claro que en ese nivel más de meta-diseño, el DT ha contribuido a ensanchar los límites del diseño, a ampliar sus nichos disciplinares, a que el diseño sea algo más holístico. En ese sentido, siempre me ha gustado mucho una frase de Bruce Mau respecto a un proyecto llamado Massive Change, “No es sobre el mundo del diseño, sino sobre el diseño del mundo”.
Hace un rato, al hilo de esta misma conversación, mandaba unos twits. El primero iba sobre esta idea de recombinación, de multinivel: “Entre el thinking, el feeling y el doing. Entre la metodología universal, la contextual y el regionalismo critico”. Me gusta esta idea de regionalismo crítico, una propuesta proveniente de la arquitectura, que surge frente a la deriva homogeinizadora del movimiento moderno mal entendido y el regionalismo formalista posmoderno. Es muy interesante en este sentido el texto de Kenneth Frampton «Hacia un regionalismo crítico: seis puntos para una arquitectura de resistencia».
http://historia5fau.blogspot.com/2015/05/kenneth-frampton-hacia-un-regionalismo.html?m=1 Si en el texto sustituimos la palabra arquitectura por diseño, creo que tiene bastantes puntos en común con lo que venimos conversando aquí.
Sobre Feeling, me gusta mucho la manera de adaptar de forma situada la metodología y de sumar lo sensitivo, lo emocional, lo poético. Nosotras en ColaBoraBora también jugamos muchos con esos elementos: 1) adaptación o apropiación de metodologías provenientes de otros ámbitos; 2) incorporación de lo simbólico, de la poética, del relato metafórico; y 3) puesta en valor de los afectos, lo relacional, lo emocional, el copylove, la sosteVIDAbilidad en los procesos… Quizá el ejemplo más ¿paquetizado? sea KOOPtel, que pone la atención sobre todo en trabajar los preliminares de la colaboración (que también bebe de la estructura del DT y que además de algunas metodologías inventadas, adapta muchas metodologías de creatividad, trabajo grupal, etc) https://www.colaborabora.org/2016/09/06/publicamos-el-kit-de-kooptel/ La verdad es que más que los paquetes (que nos parecen sobre todo útiles para la percepción clara y la venta del servicio), a la hora de implementar, preferimos las cajas de herramientas, que no plantean tanto un itinerario establecido, como un kit versatil y adaptativo con el que acometer distintas posibilidades.
Y voy cerrando este reply hablando sobre esa idea de lo “sencillo”. Quizá el DT es sencillo o quizá se ha hecho “sencillo” (o nos lo parece) de tanto usarlo. Porque sigo pensando que el patrón DT se ha generalizado demasiado y hace de pantalla sobre otras muchas metodologías tanto o más útiles, que abren otros imaginarios, otras formas de pensar-sentir-crear-hacer, otras formas de diseñar. Nosotras ahora mismo estamos adaptando la metodología proveniente de la danza, Composición en Tiempo Real. Lo estamos llamando Gesto-Leer y tiene que ver con el cuerpo y el espacio, con aplazar el juicio, con no usar la palabra… http://ctrparacolaborar.colaborabora.org/ También nos encantan metodologías basadas en juegos con exágonos como las que proponen en Conexiones Improbables http://conexionesimprobables.es/v2/Recursos-Conexiones-improbables-esp O metodologías también de gente que tenemos muy cerca, que tienen más que ver con las artes, lo performativo, el juego, la introspección, las formas de colaboración experimental… como las que proponen Saioa Olmo, Idoia Zabaleta o Ixiar García, que poco o nada tienen que ver con la lógica del design thinking.
Amalio Rey
Gracias, Richi. Me encanta que añadas metodologías y enfoques a la caja de herramientas. Ojalá que se pase mucha gente por aquí para leer tus aportaciones, y así se llevan algo para investigar después. Voy a navegar por esos sitios que recomiendas. Tienen muy buena pinta. Un abrazo
Ricardo_AMASTE
Lo cierto es que el mundo está lleno de metodologías, muchas de ellas fascinantes, cada cual más adecuada para depende qué. Uno de nuestros repositorios inspiradores, que nos enseñó Idoia Zabaleta, es Everybody’s Toolbox, alrededor de las artes performativas http://everybodystoolbox.net/ También nos resultan muy inspiradoras todas las metodologías basadas en la acción y la creación comunitaria, como por ejemplo la metodología Oasis, que hemos conocido a través de la gente de Altekio http://www.3sbizkaia.org/Archivos/Documentos/Enlaces/1911_OTS_OTSAILA_2016.pdf O fijándonos en lo que se refiere a la parte relacionada con la facilitación de grupos, clave en todo esto del co-diseño, es muy interesante todo lo que plantean desde el Instituto de Facilitación y Cambio IIFACE http://www.facilitacion.org/ Estas y tantísimas otras, muchas de ellas menos indexadas y/o paquetizadas (lo que es cierto que dificulta su transferencia -se dedican pocos esfuerzos a narrar, paquetizar y abrir-). Lo interesante es la abundancia de posibilidades. La labor de quien facilita el proceso es saber escoger las más adecuadas, dependiendo del grupo, el reto, el tiempo, los recursos disponibles…
Amalio Rey
Pues muy bien, Richi. Súper agradecido de que compartas en este post un menú tan suculento y variado de metodologías. Es una forma de apartar «la pantalla» que puede estar creando, como comentas, el Design Thinking, como pensamiento único, y que veamos que hay mucha vida después de él. Con tus comentarios creo que este post ha quedado muy redondo. Un abrazo!!!
Ricardo_AMASTE
Bueno, parece que por ahora nadie se anima a entrar en juego. Ya hemos espantado a to el mundo!! Pues nada, al menos que no se pare el ping pong. Yo en realidad creo que todo el rato he respondido o he hecho feedback, solo que a veces más directo y otras más indirecto, porque claro, la conversación se va construyendo a veces también a base de necesarios rodeos. ¿El dar rodeos es una de las muchas metodologías que contempla el Design Thinking? ;D
Abro otro comentario, que ya no me deja responder en el otro hilo.
Al lío!!
SOBRE ARMAS Y CONSPIRANOIAS. Quizá IDEO solo propuso el DT como modo de ampliar mercado, de posicionarse. Pero no nos quedemos en el origen de la cosa sino en su evolución. Y no pensemos solo en el DT sino en otra serie de metodologías que para mi tienen que ver como por ejemplo las metodologías ágiles. Y luego la relación de estas metodologías con lo “abierto” (al modo en que abierto es-era por ejemplo Android para extender su uso, y marcando un claro gap entro lo abierto y lo LIBRE).
SOBRE QUIÉN PAGA LA FIESTA (Quedarse o irse de la fiesta, disfrutar lo que se pueda o cagarse en la ponchera). Hay que ver quién paga la fiesta y en este caso además, por qué nos deja entrar gratis (usar el DT de manera abierta). Me hace pensar en esa genial frase de “Si algo es gratis, es que el producto eres tu”. Porque el DT no está pensado como un procomún sino como una app gratuita (por muy adaptable que sea). Una app que en realidad no es tan nueva, sino que sobre todo es una combinación de metodologías pre-existentes, muy bien paquetizada, bajo una marca muy bien comunicada (no quiero quitar el mérito a esta operación de diseño y mercadotecnia).
Y con todo esto, no digo que haya que huir hacia adelante… Sino que si lo vamos a usar, entonces hay que hackear más el sistema. Entenderlo, desmontarlo, volverlo a montar de distintas formas, remezclar piezas de distintos sistemas. Tenemos que saber desactivar o al menos calibrar los peligros del DT y los usos y subjetividades que genera. Como decía en un comentario anterior, tenemos que saber quedarnos y apropiarnos de lo útil del design thinking, liberarlo y deshacerno del Design Thinking.
SOBRE PRIVILEGIOS. Un tema complejo. Identificarlos y ponerlos en juego. Hemos pasado del diseñar PARA las personas, al pretender diseñar CON y aspirar al diseñar DESDE la personas. Tratando de ir a la raiz de mi preocupación con todo esto, creo que la clave está en que el diseñador se ponga al servicio de las personas (las afectadas) y el reto. EL MEJOR DISEÑADOR ES AL QUE NO SE LE VE (esto entronca con tu primer post sobre el rol de facilitación). Y quizá el dispositivo del DT sigue siendo demasiado visible. Interfiere y formatea la percepción y los resultados, a través de elementos que pretenden ser neutros, pero que no lo son. PIENSO EN UN DISEÑO QUE UTILIZA LENGUAJES Y HERRAMIENTAS PROPIOS DEL GRUPO CON EL QUE VA A TRABAJAR.
Dejo para otro momento ese otro debate en el que no hemos entrado entre ¿lo realista y lo especulativo? ¿lo incremental y lo disruptivo? Y que papel juegan ahí la empatía, los afectos (afectarse), la imaginación, etc.
Amalio Rey
Aupa, Richi:
Ya te lo dije, que los hilos de los Pimpinela tienen un fuerte efecto disuasivo. Además de que hay mucha pereza dialógica en el ambiente, la gente nos teme ☹
Oye, me gusta la conversación cómo ha ido. El telefonazo del otro día ya la completó.
DAR RODEOS: Lo preguntas con una mezcla de ironía y cachondeo pero que sepas que, efectivamente, el DT promueve “dar rodeos”, para no atacar de forma directa ninguna pregunta o reto. Es lo que se recomienda siempre.
SOBRE ARMAS Y CONSPIRANOIAS: De acuerdo con que las cosas degeneran, pero hay que contarlas bien. Si no ha habido conspiración en el origen, no la ha habido. Si la ha habido después, entonces hay que demostrarlo. Lo que para mí está claro, y creo que es una obviedad, que a las grandes corporaciones no les interesa en absoluto “lo abierto”. Espero, corrijo, sí les interesa para trincar, para acceder a ello, pero después siempre intentarán cerrarlo para generar ganancias extraordinarias a partir una falsa escasez. De todos modos, que conste que el problema de fondo es cultural, educativo, y la culpa la tenemos nosotros mismos. Ahí tienes a los fieles seguidores de Apple mamando eufóricos de lo hiper-cerrado y alimentando a la máquina del “todo-pa-mí” que practican los de la manzana sin ningún disimulo: te meto en mi chiringuito y no sales más. Hasta que la gente no advierta esa dimensión ideológica, la ética embebida en esos comportamientos empresariales, no hay mucho que hacer. De hecho, no deja de sorprenderme ver a gente en los eventos dando lecciones sobre open-source y del paradigma abierto desde un Mac de Apple que despliega arrogante su manzanita mordida para decirnos eso de que: “estos son mis principios, pero cuando no me convienen, tengo otros”
SOBRE QUIÉN PAGA LA FIESTA: Claro que IDEO impulsó el DT de forma abierta para que se convierta en un estándar, y se usara. De todos modos, después de usar multitud de metodologías que se han lanzado desde empresas privadas, tengo que decir que IDEO ha manejado esto con una apertura y una cierta generosidad muy superior a la mayoría de los casos que conozco. Digo esto porque una persona cualquiera puede usar DT sin necesidad de contratar ningún plus de IDEO. Es una metodología autoexplicativa en sí misma, y el propio IDEO ha liberado todo el material que hace falta para poder usarla. No podemos decir lo mismo de muchas otras metodologías, que en su mayoría funcionan en modo Freemium, regalándote el básico para que pagues por lo que la completa. Ni siquiera se han puesto a exigir que se les cite como los autores intelectuales porque son conscientes de que, en realidad, no lo son. El DT es heredero de muchas disciplinas, de una combinación de varias que después ha sido “paquetizada”, así que sería atrevido apropiarse de él. De hecho, eso explica en parte que haya sido liberado, y no solo por lo que intuyes tú de que buscaban convertirlo en un estándar. Después, muchas personas la están “hackeando”, usando trozos, inspirándose en ella, adaptándola a contextos específicos. Ahí tienes Feeling, de Javier Arteaga, que acaba de comentar en este post, que es un ejemplo estupendo de “latin hacking”. Yo mismo la reinterpreto. Pero tanto Javier como yo reconocemos que el DT nos sirvió, y nos está sirviendo, para descolonizar cosas. Por todo lo demás, suscribo lo que dices de mezclar, de cabo a rabo.
EL MEJOR DISEÑADOR ES AL QUE NO SE LE VE: Perfecto, es un buen resumen de lo que quise decir en mi primer post sobre el rol de facilitación. También es cierto lo que dices, que es la crítica (algo exagerada) que hace Iskander: “el dispositivo del DT sigue siendo demasiado visible”, interfiere y formatea la percepción y los resultados. Todo lo que pones en mayúsculas me parece muy acertado. Tendríamos que diseñar un poster con esas ideas, y ponerlo en las entradas de todos los sitios donde se usa el DT.
LO REALISTA Y LO ESPECULATIVO: Este debate me interesa muchísimo. Yo creo que está en el meollo de las críticas al posibilismo del DT. Es la parte en la que más dudas tengo. Cuando lo hablamos en Málaga, me quedó muy patente ese dilema, que después intento corregir. Como explico en mi post, la empatía y la especulación creativa son dos atributos que suelen vivir en tensión. Estará bien que hablemos de esto en algún momento. Hay que darle unas vueltas, no??
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
Breves comentarios para pasarme luego al hilo que abre Javier.
– Que critique el DT no significa que no pueda aceptar su valor y utilidad para algunas cosas o que no sepa reconocer su influencia en algunas de las cosas que hacemos. Todo el rato en esta conversación he estado defendiendo la adaptación, apropiación, remezcla de metodologías para llegar a la más adecuada en cada caso.
– Mi crítica al DT, en realidad, principalmente tiene mucho que ver con la crítica que tu haces del modelo apple y “la ética embebida en esos comportamientos empresariales”. En realidad yo diría que tanto apple como IDEO comparten en gran medida una misma ética, más allá de que el modelo de negocio de una apueste por cerrar y el otro por “abrir”.
– Por último, de todo lo que dices, una cosa que no comparto: “De todos modos […] la culpa la tenemos nosotros mismos”. Yo diría que esa es la gran victoria de la “ética” de apple o IDEO, del neoliberalismo aparentemente liberador de Silicon Valley, que nos autoculpabiliza (del mismo modo que aquí pasó con la crisis y las hipotecas). Nos dice que si no lo logramos es porque no nos estamos esforzando lo suficiente. Nos hace responsables de no estar sacando todo el partido a las infinitas posibilidades que ellos ya están poniendo a nuestra disposición. Pero bueno, no quiero abrir este melón…
Amalio Rey
Abramos ese melón. Yo creo que hay que abrirlo. Si la solución no está en nosotros, y eso incluye entender que eso no nos conviene para querer cambiarlo, ¿dónde está? ¿vamos a prohibirle a la gente que se enclaustre en sistemas cerrados? El único camino posible, el único razonable, es que la propia gente se dé cuenta del fallo ético y el círculo vicioso que se genera aceptando esas reglas de juego. No es que «no nos estemos esforzando lo suficiente», no hay que autoculpabilizarse. Los tiros no van por ahí. Pero tampoco me gusta estar siempre echando balones fuera, como si el sistema fuera algo montando por y para extraterrestres. Algo de responsabilidad también tendremos, no??
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
Sabroso aquel encuentro malagueño.
Y esta vez poco que discutir. Solo dos pequeñas aportaciones:
1. SOBRE LAS METODOLOGÍAS
El Design Thinking ha sido muy efectivo paquetizando el modelo y ha generado una peligrosa homogeneidad, un monocultivo metodológico, que ejerce una peligrosa hegemonía o tiranía. Una forma de diseñar que formatea una forma de pensar, representada en una especie de ciclo o pasos (analizar, imaginar, prototipar, testear) o una determinada estética de grupos, fichas y postits. Esa hegemonía (unida por ejemplo a las metodologías ágiles, el mínimo producto viable, etc.) dificulta poder introducir otras lógicas de diseño, otros lenguajes, otras formas de pensar y hacer, por ejemplo más basadas en el despliegue de subjetividades, lo performativo, el juego, lo corporal, la creatividad no aplicada, lo ficcional…
El Design Thinking tiene que abrirse, deconstruirse, hackearse a si mismo, ir contra su propia hegemonía. Tiene que contaminarse, combinarse, metamorfosearse. En este sentido, por ejemplo desde ColaBoraBora, últimamente estamos hablando de diseño TRANS- https://www.colaborabora.org/2018/07/31/hacia-un-diseno-trans/
2. SOBRE TRANSFORMAR LA MIRADA Y CAMBIAR EL PARADIGMA
Creo que hay retos complejos, que deben abordarse de manera compleja, aplicando entre otras cosas un cambio de perspectiva, introduciendo factores disruptivos, pensando fuera de la caja o saliendo de la línea. Creo que especialmente en Europa sufrimos una importante estrechez de miras, estamos sometidas a la historia, la tradición, la lógica y el sentido común, como factores paralizantes que no nos permiten imaginar nuevas posibilidades y nos mantienen encadenadas a un modelo que no tiene capacidad de transformarse, sino que da vueltas en bucle sobre si mismo cada vez más agotado (esto se ve en retos que no estamos abiendo abordar en su justa medida como el envejecimiento, el empleo, la migración, lo público, el cambio de modelo productivo, la identidad, lo postcolonial, la socialdemocracia… por no hablar de todo lo que afecta a la crisis ecológica, con una dimensión planetaria). El modelo no se permite especular sobre el modelo (ni siquiera como pequeña posibilidad en paralelo). Para mi el mayor inconveniente del Design Thinking es que ofrece la herramienta perfecta, la alternativa conveniente, tabla de salvación a aquellos que creen que en realidad no hacen falta grandes transformaciones, sino únicamente pequeñas adaptaciones.
Por último, creo que es urgente hablar sobre la dimensión política del diseño, pero como algo que va más allá del Design Thinking como tipología, sino como algo que va a la propia raiz del diseño. Comparto otro texto, “Un problema de diseño”, que abordaba este tipo de cuestiones: https://www.colaborabora.org/2014/01/06/un-problema-de-diseno/
Venga, pues por ahora hasta aquí llego.
Y como siempre, eskerrik asko por dar el marco para que retorzamos estos temas.
Gabon!
Amalio Rey
Aupa Richi:
Aquí seguimos nuestro ping-pong. Me troncho, menos mal que esta vez teníamos “poco que discutir” porque leyéndote sigo viendo diferencias gruesas:
1) “Paquetizar” un modelo tiene mucho de bueno. Uniformar, ordenar, metodologizar, es muy positivo para replicar, difundir y extender el uso de un método. Sin eso, es imposible que el impacto llegue a ser significativo.
2) No veo la “tiranía” a la que te refieres. No la veo por ningún sitio en el caso del Design Thinking. Lo que veo es a mucha gente tomando de eso lo que le conviene, lo que le sirve, e inspirándose. A otros aplicándolo sin criterio, pero como ocurre con todas las metodologías. No ocurre nada especialmente alarmante con el DT. Además, no es cierto, Richi, que el DT dificulte introducir otras lógicas de diseño. Puedes usar un menú amplio de posibilidades. No es el “design thinking” el que lo dificulta, sino el “monoculture thinking” (me apalanco con tu palabro) con que se manejan muchas personas.
3) Las metodologías que citas (el despliegue de subjetividades, lo performativo, el juego, lo corporal, la creatividad no aplicada, lo ficcional…) son tan complejas, basadas en lo tácito, y dependen tanto de facilitadore/as con una alta cualificación y experiencia, que son difícilmente replicables. Esto es como una escalera, por la que vas subiendo en sofisticación. Al principio usas herramientas más sencillas (¡¡bienvenidas sean!!), y a medida que vas madurando y ganando en experiencia, te das cuenta de que con eso no te basta, y entonces echas mano de cosas más sofisticadas, si es que las entiendes. Lo que no puedes aspirar es a que las metodologías sofisticadas (esas que celebras por no seguir un ciclo, ni pasos, aunque puedan llegar a ser tan arbitrarias como lo sea el o la facilitadora) lleguen a todo el mundo. En mi opinión, tenemos menú y opciones para todos los grados de madurez. Desde esa lógica, si no existiera el DT, tendríamos que inventarlo, porque nos ha ayudado (y lo sigue haciendo) a socializar la importancia de lo cualitativo y de centrarnos en las personas. A veces de un modo simplista, pero por algo se empieza.
4) Leí con mucho interés lo del diseño TRANS. Es un intento de hibridación que a mí me gusta y que compro… pero, me repito, demasiado sofisticado para que mucha gente lo entienda y pueda aplicarlo. Echo en falta lo que tú odias: orden, pasos, metodología, simplicidad. Yo siento que te subes a los peldaños más altos de la escalera y desde ahí pretendes que la gente salte hasta donde tú estás por arte de magia. Yo predigo que hasta allí subirán unos pocos. La gente no salta a tu peldaño-en-las-alturas porque el Design Thinking se lo impida, como tú pareces sugerir, sino porque quizás estas demasiado alto. Simplificar es un acto político de inclusión que yo aplaudo. Este debate, por cierto, me suena a deja vu con otros que hemos tenido.
5) Efectivamente. Hay retos complejos que para abordarlos hay que salirse fuera de la caja. El pensamiento disruptivo es eso, y hay que activar procesos para que esa perspectiva tenga su sitio. “Imaginar nuevas posibilidades” es nuestra obligación. Por eso insisto en separar el momento del diagnóstico, incluido el trabajo de campo “empatizador”, del de la búsqueda creativa e imaginativa de soluciones, donde cabe todo lo especulativo que quieras. Te veo repetir en tu comentario los mismos latiguillos sobre el DT que intenté discutir y matizar en mi texto, así que estoy a punto de tirar la toalla, compañero, porque me da la impresión de que no estamos teniendo un debate que crezca a partir de discutir los nuevos argumentos que la otra parte pone sobre la mesa. Yo creí que el intento que hice de crear puentes entre las dos escuelas al menos serviría para abrirnos a espacios híbridos de exploración, pero veo que no lo he conseguido. Mil gracias, de todos modos, por ayudarme a pensar. Un abrazo
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
Tu bien sabes que tender puentes siempre es complicado. ¡No arrojes la toalla tan rápido! ;D Porque además, como te decía, creo que estamos bastante de acuerdo en la necesidad de combinar metodologías y enfoques, en sacar partido a lo mejor de cada cosa según el momento y la situación.
Pero bueno, como te veo peleón, voy a entrar un poco al trapo. Voy a profundizar y problematizar más, porque si es que hay un puente más vale que tenga buenos cimientos y sea de ida y vuelta.
Creo que en general en nuestros diálogos, tu te situas en la posición de quien defiende lo eficiente y efectivo, lo sencillo, lo sensato, y me sitúas a mi como el alocado, el que antepone su deseo egoico y su ansia creativa, generando más complejidad de la pertinente, porque me encuentro cómodo en ella. Planteas el Design Thinking como metodología inclusiva frente a lo menos pautado, lo performativo, lo especulativo, como algo más elitista y alejado de la gente. Del mismo modo señalas la objetividad o neutralidad de la metodología del Design Thinking en cuanto a su propuesta de investigación etnográfica, lo que de algún modo invalida otras posibilidades más relacionadas por ejemplo con la investigación participante, que proponen implicarse, afectarse, plantear la etnografía como un proceso de aprendizaje e intercambio, de coproducción.
En relación a todo esto te diría que sí, que aunque dispuesto a tender y transitar puentes, me relaciono y utilizo el Design Thinking con bastante recelo. No dejo de verlo como una metodología colonial, una tecnología blanda aleccionadora, proveniente del ámbito anglosajón (o del norte y sus empresas transnacionales), que una vez más quiere hacernos ver como natural algo que no lo es, algo creado para pensar y hacer de una determinada manera, que se naturaliza a base de repetirlo insistentemente, de generar y distribuir conocimiento, imaginario y herramientas de forma masiva. Una colonización y generación de dependencia que se instala también de la mano de la eficiencia ¡Funciona muy bien! Es cierto, igual que todo el entorno Google, funciona tan bien que ya casi parecería que no hay vuelta atrás…
¿Por qué consideras más sencillo y accesible pensar a base de posits o rellenar fichas que de otras metodologías más ligadas al juego, al cuerpo y sus otros sentidos a los lenguajes artísticos…? Conozco un montón de gente (participantes) a la que toda esa parafernalia del Design Thinking, su procedimentalismo, también le genera rechazo o le parece una barrera. Lo que pasa en que en los últimos años hemos visto tantas fotos de gente cocreando en grupos a base de Design Thinking que ya parece que siempre hubiese así. Es lo mismo que nos ha pasado con los smartphones o las RRSS ¡Pero cómo podíamos relacionarnos antes de que existiesen! No usar estos avances o tratar de generar otros alternativos que nos permiten ser soberanas… ¡¡Es demasiado complejo!!
Tirando del mismo hilo ¿Qué tiene de complicada la propuesta de diseño TRANS-?…(una aclaración antes de seguir: nuestra intención con esto de lo TRANS- no es tratar de instaurar un nuevo palabro o tipología de diseño, sino simplemente juntar ideas y poder debatir en torno a ellas y su práctica en el campo del diseño)… ¿¿De verdad te parece complicada?? ¿por qué? En esencia, ese diseño TRANS- simplemente propone que cualquier dispositivo de diseño que pretendamos transformador debe ser cooperativo, ecológico, libre y abierto y adaptativo. En realidad yo diría que tiene bastante que ver con ese “design thinking” correctamente aplicado que tu reivindicas.
Voy terminando volviendo a lo que creo que era el origen de este post: la dimensión política del Design Thinking. El proceso de diseño debe considerar y problematizar las asimetrías y relaciones de poder (sobre todo no ser inocentes con el papel que juega quien hace el encargo, quien paga), los distintos capitales puestos en juego, también lo tácito u otros límites y tensiones que afectan al propio proceso. El proceso de diseño debe ser emancipador; debe dotar a las participantes de autonomía desde la consciencia de interdependencia.
En definitiva, creo que el verdadero reto de quiénes nos dedicamos a esto del diseño, es conseguir ponerse de verdad al servicio del reto desde la comunidad afectada. Sea como sea. ¡Incluso usando procesos y metodologías dentro de la lógica del Design Thinking! (nosotras desde luego es lo que hacemos). Y esto de ponerse al servicio de la comunidad y su reto, es ciertamente complejo o por lo menos complicado (quizá no en teoría, pero si en la práctica, donde se activan multiples dimensiones y factores muchas veces tan incontrolables, donde se produce mucho barrillo).
¿Qué propongo? Potenciar un pensar implicado-afectado, un pensar-hacer-actuar-sentir, que va mucho más allá del Desing Thinking. Liberar al binomio pensamiento-diseño de la marca Design Thinking. ¡¡Las etiquetas son la muerte del pensamiento!!
Cierro con un texto que acaba de publicar Amador Fernández Savater, “Tener necesidad de que la gente piense” https://www.eldiario.es/interferencias/izquierda-pensamiento_6_816878305.html
¿¡Seguimos!?
Amalio Rey
Aupa, Richi:
Cuesta seguir tendiendo puentes, querido, entre tanta rotundidad. Temo que, como siga así, me van a acusar de comisionista de IDEO.
Yo no estoy peleón. Todo lo contrario. Soy conciliador, buscando mezclas ricas de lo que hay disponible. Mi post va en esa dirección. Sí que me parecen excesivas algunas afirmaciones, y por eso las he puesto en duda. Nunca me han gustado las generalizaciones. Este mundo complejo necesita matizar. El artículo de Iskander, algunas cosas que dices tú, más las conclusiones que saca Corsin del artítulo que @gleemie, me parecen excesivas. Hay mucho sesgo de confirmación en esos juicios.
El artículo que presenta Alberto Corsín como “demoledor”, a mí me parece, con todos los respetos, un batiburrillo de hipótesis que no se demuestran por ningún sitio. En lo único que ese artículo es claro es en algo que ya sabíamos de sobra (y que yo mismo cuento en tono crítico): que lo que motivó a IDEO a impulsar el Design Thinking (DT) fue una necesidad de rentabilizar su negocio. La relación inicial (y posterior) de IDEO con el DT es ampliamente conocida y cuestionada. Pero es que el DT es mucho más que la consultora de Silicon Valley. Yo uso mucho DT, como sabes, en innovation publica y social, y jamas «emphasize an approach to design as market strategy» o «focus on the identification of market opportunities» como afirma categóricamente el artículo. No pienso nunca en términos de búsqueda de negocio, ni en oportunidades de mercado, ni eso está embebido en la metodología. La idea de que el DT nace como respuesta a la amenaza competitiva del diseño industrial chino, me parece simplemente interesante, pero no es más que eso, una hipótesis más que podríamos considerar. No hay nada “demoledor” en los argumentos porque no se demuestra nada. En realidad, la explicación es mucho más simple: no hubo tal conspiración, sino una estrategia de IDEO para diversificar su negocio del product design a otros ámbitos de diseño de intangibles, a la que después se apuntaron otros. Más adelante, se habla de que el DT no sigue prácticas feministas y que su cultura metodológica implica supremacía racial, lo que a mí me parece flipante.
En ningún momento del debate que estamos teniendo, Richi, he sugerido la idea de que tu postura sea “alocada”. Tampoco he hablado de creatividad, ni de “ansia creativa”. Esta vez, como puedes comprobar, ni siquiera me he metido con los artistas Que haces lecturas complejas, para mí está clarísimo. Eso es bueno, buenísimo, pero también tiene sus pegas.
No es el DT la metodología inclusiva, sino que simplificar enfoques usando protocolos y métodos que siempre llevan alguna “paquetización” ayuda a la inclusión. Es fácil meterse con eso, “demolerlo” por simplista, pero siempre olvidamos el lado bueno que tiene para facilitar la transferencia. Sip, lo especulativo es algo más elitista. Lo veo así. Pero que digas que yo “invalido” otras posibilidades de “afectarse” es faltar a la verdad. Lo que yo digo es que si “facilito”, facilito. Si tengo sesgos, debo reconocerlos. Que puedo ser afectado, por supuesto. Mucha de la etnografía que hacemos en DT se basa en investigación participante. Claro que hay coproducción, pero en mi post anterior dejé bastante claro que lo que yo cuestiono es la relación asimétrica de poder que a veces se produce entre el supuesto “facilitador” (que llamé “diseñador/a”) y los participantes. Es lo que critica Iskander, dándole una lectura política al asunto, y que yo digo que es una mala praxis, y no un defecto de fábrica del DT.
Yo siento recelo hacia todas las metodologías. Es saludable eso, así que no eres el único que se relaciona con el DT desde esa perspectiva crítica. Y según mi experiencia, y en eso estamos de acuerdo, todas las metodologías si se convierten en pensamiento único se vuelven aleccionadoras. Ya, en su momento, hice una crítica bastante comprometida al formato TED como ideal de comunicación. Lo que no me gusta del TED es cuando se usa como el único código aceptable del buen relato, pero reconocí sus ventajas para ciertos y determinados objetivos. Esa matización es aplicable al DT.
A ver si me explico. La “dependencia”, insisto, no viene del DT como metodología, sino de la pretensión de algunos en convertirla en pensamiento único. Estas son dos discusiones distintas. “Lo colonial” es pretender que el mundo se tiene que explicar solo por el DT, pero no el DT como metodología propiamente dicha. No hay nada “aleccionador” en el DT si lo usas como espacio de encuentro y de trabajo colaborativo de construcción colectiva. Otra cosa es que haya gente por ahí vendiendo la idea de que va a ser la revolución para casi todo. Por ejemplo, yo defiendo (a partir de mi experiencia y la de otros compañeros) que el DT aporta cosas interesantes en innovación educativa, pero nunca se me ocurriría decir la tremenda bobada de que es LA metodología que va a transformar a la educación. Esos son los matices, y la mesura, que echo en falta en algunos de los juicios lapidarios que suelta gente por ahí.
El DT tiene poco que ver con la eficiencia. Es, más bien, una metodología que desordena las cosas, que intenta desmontar premisas pensadas para la eficiencia. Que use un método, unos pasos, es bueno porque lo hace más didáctico. Más fácil de transmitir y asimilar. Pero supongo que sabes que después vas y vienes, es iterativo, así que avanzas y retrocedes según lo demande el reto. De hecho, uno de mis posts más leídos sobre esta metodología lleva por título “Al Design Thinking no le van las prisas”.
Lo que yo creo es que si de verdad respetamos la diversidad, y somos coherentes con ella, deberíamos aceptar que tenemos menú para todos los gustos, estadios y tipos de retos. No se trata de “demoler” ninguna opción. Tienes razón cuando dices que para algunos, el juego y el cuerpo pueden ser más sencillos y accesibles que los post-its. Te agradezco que me hagas ver eso, y me ayuda. Cada sistema tiene sus parafernalias, así que de lo que se trata es que busquemos un “matching” adecuado para que podamos potenciar lo mejor de cada uno. Por cierto, el DT contempla técnicas para expresarse a través del movimiento del cuerpo, para aquellos que lo prefieran así.
La complejidad de lo TRANS me viene de mi experiencia, y mis estudios, sobre “hibridación”. Lo TRANS tiene la misma complejidad que lo híbrido. A mí me parece muy enriquecedor, y lo compro como ya te dije, pero a más multidisciplinar, a más híbrido, más complejo, para bien y para mal. Tu descripción del diseño-TRANS va mucho más allá de que sea cooperativo, libre y abierto. Hablas de una combinación compleja de subjetividades y afectaciones. Eso no es nada fácil. Pero, fíjate, a mí me gusta como meta de destino, como orientación. Si tú y yo llegamos a la conclusión de que dentro del diseño TRANS caben combinaciones de DT, Diseño Especulativo y otras expresiones, a mí me parece perfecto. Pero esa mezcla enriquecida no se consigue despotricando, y abusando de los adjetivos, para referirte a algunos de los ingredientes posibles de esa mezcla enriquecida. Echo en falta un poco más de mesura y de matices en los adjetivos que usamos.
En mis dos últimos posts he dado importancia a las “asimetrías de poder”, tanto a escala micropolítica (lo que ocurre, por ejemplo, en un taller cualquiera) como en lo macro que tiene que ver con la desigualdad. Inocencia hay poca por aquí. Por eso el diseño, como bien dices, tiene que ser emancipador, y yo veo al DT como una herramienta que lo posibilita, si se usa bien. No como pensamiento único, sino en combinación con otros enfoques.
A ti no te gustan las etiquetas, pero las usas para adjetivar. Algunas etiquetas descalifican y hacen imposible la mezcla. Hay que abrirse a nuevos argumentos y tratar de distanciarse de los sesgos de confirmación. En fin, como ves, no he tirado la toalla, pero confieso estar cansado. Solo faltaba poner un disclaimer aclarando que no cobro comisiones de IDEO.
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
Ante todo repetir que comparto la idea de combinar prácticas, de complementarlas, de usar lo más conveniente en cada caso, de saber sacar partido a lo mejor de cada cosa… Y reconozco los aspectos positivos del design thinking, aspectos que tu muy bien planteas y desarrollas en este y en otros muchos post. Y no es un reconocimiento retórico, sino algo que en ColaBoraBora llevamos a la práctica, usando directamente o adaptando o remezclando la lógica del DT o algunas de sus fases o metodologías tipo. El el propio artículo sobre diseño TRANS- se trazaban esas relaciones que comentas. Te copio un párrafo: “Un diseño en el que se cruzan el co-diseño participativo con el diseño crítico y especulativo. Un diseño que combina dispositivos relacionales, tecnologías duras y blandas, lo físico y lo digital y todo un repertorio de metodologías que van de la facilitación de grupos y las dinámicas dialógicas, al design thinking y prototipado ágil, pasando por prácticas artísticas y performativas, juegos o herramientas de las ciencias sociales”.
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Pero a la vez que reconocemos sus valores y utilizamos el DT, mantenemos una posición crítica -si quieres muy crítica-, con algunos aspectos que ya he ido planteando por encima en comentarios anteriores. Ese acercamiento crítico creo que tiene que ver con el matizar que tu reclamas, claro que el matiz a veces es más sueve, a veces es más grueso. Puede suponer quedarse con una parte de algo, pero rechazar otra parte de la misma cosa (entre limarse las uñas y amputar un brazo). En realidad, es porque hay parte del DT que me interesa, por lo que lo problematizo y trato de modificar lo que no me gusta, lo que no me interesa, lo que me inquieta y preocupa. Por eso me interesa este debate sobre la dimensión política, porque creo que ahí hay mucho que rascar. Y voy a tirar un poco más del hilo de tres aspectos:
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1. EL ARMA SOLA NO MATA. Tu basas parte de tu argumentario en que el problema no está en el DT per se sino en su mala praxis, pero eso me recuerda a esas trampas dialógicas que dicen por ejemplo que no es la pistola la que mata sino quien la dispara. Además dices que muchas de las críticas que hacemos al DT son un tanto conspiranoicas, cuando en realidad la historia está llena de casos bien reales que dejan en pañales a cualquier conspiranoico, muchas de estas historias relacionadas con lo cultural y las tecnologías blandas, desde Disney a Cambridge Analytica, pasando por la Operación Condor, la sitcom de la BBC Yes, Minister o una de mis ejemplos favoritos que se detalla muy bien en ‘La CIA y la guerra fría cultural’, de Frances Stonor Saunders.
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2. ¿QUIÉN PAGA ESTA FIESTA? Creo que más allá de las aplicaciones bienintencionadas que tu planteas y practicas hay que ampliar el plano para tener una visión más general, para fijarse en quienes son las grandes operadoras de DT y para quien trabajan, al servicio de quien se pone la herramienta, quienes realizan las mayores inversiones y con qué fines. Me pasa algo similar con el tema del marketing y la publicidad, que son herramientas creadas para persuadir, para vender, ya en su propia genealogía están formateadas de una determinada manera, pero es que además, no podemos verlas como herramientas neutras, porque su implementación depende en gran medida de la cantidad de capital a movilizar, tanto en la fase de creación del mensaje como en al de su distribución. La grandes agencias, las que contratan a los grandes creativos, son las que trabajan para las grandes marcas y mueven grandes presupuestos. Del otro lado queda la contrainformación, la comunicación de guerrilla u otro tipo de estrategias basadas en la movilización social que en general tienen mucho menos impacto (salvo momentos puntuales). Además, estas formas contrahegemónicas, normalmente están sometidas a un importante saqueo, apropiación y/o instrumentalización por parte de las fuerzas del capital.
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3. NO SER CONSCIENTES DE LOS PRIVILEGIOS PROPIOS. Sobre el colonialismo, la imposición hegemónica y los juegos de poder y de privilegios (de los que uno puede ser más o menos consciente, lo que no impide que los tenga y los ejerza -quien mejor percibe el sistema de privilegios es quien carece de ellos, porque sufre las consecuencias-), pues yo la verdad cada vez lo veo más claro. Y te lo digo como hombre blanco europeo heterosexual universitario… Eso no me invalida como ser humano, pero si me obliga a ser consciente de ciertas asimetrías o flujos desequilibrados de capitales que se dan de manera automática y que hay que esforzarse continuamente por reequilibrar (toca repensarse, deconstruirse, hacer un ejercicios de dejar de hacer uso de esos privilegios). Me parece muy interesante como se da esto en el marco del feminismo: el papel de los hombres, la necesidad de espacios solo de mujeres o la señalización de privilegios que hacen por ejemplo las feministas gitanas a sus compañeras payas o las feministas del sur a las del norte. En mi caso por ejemplo, al ser ciego, si sufro las consecuencias de una sociedad que no es inclusiva y accesible, que está lejos de estar adaptada a las personas con diversidad funcional (una de mis aversiones metodológicas al DT tiene que ver con esto mismo ¿como participa en igualdad de condiciones un ciego en esas dinámicas de postits? -puede parecerte algo anecdótico, pero para mi no lo es-). A lo que voy es a que creo que nos podemos sentir “cómodas” con el DT porque es una herramienta creada a nuestra medida, a la medida del capitalismo relacional y de la socialdemocracia liberal participativa. Además es una metodología lo suficientemente flexible para hacernos creer que podemos adecuarla, llevarla a nuestro terreno, pero ¡CUIDADO!, porque en su sofisticación, no vaya a ser que cuanto más creamos que la estamos adaptando más nos esté arrastrando a su propio resbaladizo terreno.
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Venga, pues por hoy hasta aquí. Vuelvo a dejar la pelota en tu tejado. Y a ver si con un poco de suerte alguien más se anima a entrar en la conversación.
Gabon!
Amalio Rey
Aupa, Richi: Estos comentarios que añades ahora me gustan más. Creo que vamos entrando en detalles y argumentos más trabajados. También porque me haces feedback a lo dicho antes, que es como progresa una conversación saludable. Mi respuesta se va a centrar en los tres aspectos de los que tiras del hilo:
1. EL ARMA SOLA NO MATA: A ver, Richi, creo que aquí fuerzas artificialmente el argumento. Veo un poco de retorcimiento (una trampa, en sí misma) por tres razones: (a) El arma, una pistola, es dañina siempre, porque mata per se. Igual que algunas metodologías que están diseñadas per se para hacer daño o para manipular la realidad en favor de ciertos intereses. Yo insisto que no es el caso. El DT no es una pistola, no lo es. Lo que puede ocurrir es que haya personas que la conviertan en un arma, pero dejar claro eso es una distinción importante, (b) Que alguien pueda convertir algo en pistola, nos obliga, en cierta manera, a regular su uso. Ahí entran los matices en los que intento entrar yo, pero no me cargo la herramienta en su totalidad, (c) El juego retórico que haces con lo “conspiranoico” está muy forzado. Que haya situaciones que después se haya demostrado que respondían a conspiraciones no justifica a convertir las suposiciones, o meras hipótesis, en hechos definitivos. Ese pensamiento perverso es, como sabes, una de las fuentes de la posverdad. Tenemos derecho a desconfiar, incluso a ser escépticos. Yo mismo lo soy. Pero hasta ahora nadie ha demostrado que el DT responde a una conspiración mundial para defender al diseño americano de la amenaza del diseño industrial chino. Como hipótesis, está bien, pero nada más. Incluso si esa hipótesis está desarrollada con un estudio etnográfico hecho en el ámbito corporativo. Es una observación a considerar, que añado a las respuestas posibles. Pero, francamente, me parece mucho más creíble que el origen de fondo fue un movimiento de IDEO, por puro interés egoísta corporativo, de ampliar sus fuentes de ingreso.
2. ¿QUIÉN PAGA ESTA FIESTA?: Yo me fijo, por supuesto, en quiénes usan el DT y, sinceramente, no son solo las “grandes operadoras”. Aquí pasa lo de siempre: vemos lo que más visibilidad tiene. Por supuesto que se va a ver más lo que hace IDEO o Telefónica, a lo que hacen unos mindundis como Amalio y Cía. Yo, en cambio, estoy viendo a un montón de gente, gente corriente, que se está inspirando en ese “paquetizado” del DT para introducir lógicas más humanistas en el rediseño de procesos o en el diagnóstico de sus carencias. Empresas y organizaciones públicas, que no aparecen en las noticias, que están usando el DT (incluso por la razón perversa de que “está de moda”) para reenfocar su forma de verse a sí mismas, entender que trabajan para personas y no… para hojas de cálculo. Siguiendo tu lógica, compañero, cualquier metodología del mundo puede terminar siendo perversa, si la juzgamos por “quiénes realizan las mayores inversiones”. Basta con que una gran corporación perciba que puede usar una metodología para manipular sus fines, y lo hará, pero yo no estoy dispuesto a pasarme la vida huyendo a nuevos territorios, para inventarme cosas nuevas, porque el poder fáctico haya colonizado un relato que a mí me parecía útil y acertado. Ahora mismo, por ejemplo, hay toda una corriente que no sabe qué hacer, y que se cuestiona el adjetivo “participativo”, porque resulta que se lo están apropiando los poderes de siempre para su cosmética de paripé. Pues no, yo seguiré defendiendo un relato saludable de lo “participativo” por mucho que unos mierdas se apunten a “pagar la fiesta”. Esto no es óbice para que permanezca alerta y crítico, que es una postura que nunca debe abandonarse. Las herramientas no son neutras dependiendo de cuánto retorzamos el continuo, pero algunas tienden más al centro que otras. Algunas están sesgadas per se, por ADN. Otras son manipulables. El DT no necesita capital, ni inversiones, para usarse. No hay que pagar licencias a nadie como en algunos casos en los que tienes que pasar por caja para acceder a un conocimiento. Desde ese punto de vista, lo puede usar cualquiera. Por cierto, y me repito, yo puedo ser “contrahegemónico” usando el DT. Que una empresa de Silicon Valley como IDEO, una organización pro-capitalista hasta la médula, use el DT no me invalida a mí, en absoluto, para utilizarlo de un modo contra-hegemónico. Ya comenté en mi post que lo que me preocupa de la metodología es su apego a la empatía, y en ese sentido sí que le veo cierto techo, pero eso también tiene solución, impulsando con atrevimiento la fase especulativa de desarrollo de soluciones disruptivas. Lo puedo hacer perfectamente, a pesar de IDEO.
3. NO SER CONSCIENTES DE LOS PRIVILEGIOS PROPIOS: Todo eso que has contado en este punto se resume en la palabra “empatía”, y tú no sabes las veces que repito esa palabra en mis talleres. De hecho, tengo que decir que un servidor ha desarrollado ese atributo gracias a profundizar en el DT. Yo antes de usar esa metodología era mucho más cartesiano. No era un “consultor humanista”. El DT me abrió a ver las cosas de otra manera. Claro, después puedo, y debo, enriquecer mi arsenal de herramientas, y no quedarme ahí, pero mi propia experiencia me dice que el DT, por su relativa sencillez, es un primer paso muy potente para abandonar la tiranía de la hoja de cálculo, o de la investigación de campo puramente marketiniana. Esto sonará ridículo para algunos, que pensarán que mi recorrido intelectual ha sido bastante frívolo, pero gracias al DT llegué de verdad a apreciar la antropología (mi formación es de economista) y a explorar otras ciencias sociales que tenía descuidadas. Yo también soy, como sabes, un “hombre blanco europeo heterosexual universitario”, y eso obviamente genera sesgos enormes en mi forma de ver la vida, y de juzgar las posibilidades de los demás. Soy muy sensible a todos los ejemplos que comentas de mujeres, gitanas, ciegos, etc. Trato de mejorar siempre en ese sentido, a pesar de lo mucho que sigo equivocándome. Pero, por cierto, Richi, ¿por qué reduces el DT a ejercicios con Post-it? ¿quieres que te haga un listado de un par de docenas de técnicas que usa el DT que no necesitan post-its, y que pueden ser aplicadas por personas con limitaciones visuales? No puedo más que entender tu “aversión metodológica” a los post-its, porque a esa limitación que tienes tú (y no, de momento, yo), a mí me aburren bastante como dispositivo, aunque reconozco que son muy prácticos para poner en común los puntos de vista de un grupo.
Me han gustado las tres pelotas que has dejado en mi tejado, y sobre todo tu apuesta híbrida de combinar metodologías. Esta forma de conversar me parece constructiva. También me encantaría que entre gente a aportar su punto de vista, pero mucho me temo que estamos generando un efecto-paralizador a medida que nuestro bis-a-bis se extiende, pues tener que leer una cola tan larga de mensajes antes de participar disuade mucho. A ver si hay valientes que se atreven a entrar y destrozar con matices ricos algunos de estos argumentos. Lo agradecería muchísimo. Un abrazo!!!