¿Qué puede aportar de diferente un blog en tiempos de ChatGPT?
POST Nº 709
Esta es una pregunta que me hice al retomar este blog, después del año de parón: ¿Qué puede aportar hoy de singular un blog cuando parece que si le preguntamos a ChatGPT, puede respondernos relativamente bien sobre cualquier cosa?
En tiempos de una feroz competencia por la atención, quien escriba un blog con muchas ganas de que se le lea (y no solo para pensar y expresarse sin expectativas, que también es una opción), debería preguntarse si ofrece algo distinto a lo que abunda en canales y narrativas alternativas. Y en mi opinión, estas son las ventajas que cultivan los blogueros y blogueras que consiguen sobrevivir a los contenidos automatizados y a los formatos alternativos de digestión rápida.
Algunos de estos atributos son los que precisamente intento cuidar cuando escribo en esta casa, aunque no siempre lo consiga:
1. Una voz personal: Usar un tono, una voz, una manera de contar, que sea propia y reconocible. Ese «toque de autor», que hay que cultivar, es lo que nos hace diferentes. Debe notarse, hoy más que nunca, que quien escribe es una persona —que el lector tal vez hasta conozca— y no un artefacto entrenado por algoritmos. En este sentido, ayuda mucho tener un estilo consistente pero cuidando que sea humanamente imperfecto porque las máquinas son buenas replicando patrones estilísticos. Hay que despistarlas. Y esa voz singular la percibo en los blogs que leo más a menudo. Sus autores podrían publicar como anónimos pero yo sospecharía de quién se trata porque su registro me suena familiar. En mi caso, sé, más o menos, qué distingue esencialmente mi manera de contar, y me cuido de mimarla. Digamos que tengo unos «principios estilísticos» que procuro respetar siempre, y en los que me reconozco.
2. Opiniones y experiencias vitales: Tiene que haber opiniones y experiencias muy personales que hagan lo que escribimos humano, diferente. Es verdad que los datos son más fiables que las opiniones (según qué datos) pero las opiniones —sobre todo las periféricamente cognitivas— invitan al lector a adentrarse en un territorio reflexivo más abierto. Los blogueros más leídos se atreven a interpretar más allá de lo que fríamente dicen los datos. A mí me gusta hacer referencia a proyectos que he hecho, a situaciones que me he encontrado. Y también a emociones que he sentido aunque sean muy personales y, como tales, discutibles o, incluso, controvertidas.
3. Detalles y matices: Los contenidos deben aportar detalles y matices que habitualmente la IA no consigue transmitir, porque se mueve en un ámbito de conocimiento más general. Esta habilidad es típica de los bloggers que son expertos en lo suyo, y que suelen ser los más valorados. En mis posts trato de profundizar en los temas, entrar en detalles complejos, que solo puede dar quien está muy metido en algo y lo ha vivido. Procuro no quedarme en la superficie ni contar generalidades que se pueden encontrar en la Wikipedia.
4. Curación de calidad: Los blogs que más leo están escritos por excelentes curadores/as. En este formato se parecen más a las «newsletters», que para mí son un tipo específico de blog. Aportan la terrible ventaja de ahorrarnos tiempo de búsqueda y atajos increíbles a contenidos de calidad. Los mejores lo hacen con criterio, aplican filtros sofisticados y añaden comentarios muy enriquecedores. Se les nota un método, que a veces es tan asquerosamente bueno que a mí me encantaría saber cómo lo hacen, para poder imitarlos. Por el contrario, el filtrado que hacen las herramientas automáticas como ChatGPT es pobrísimo. Si eres un usuario exigente, los resultados que devuelve la IA de acceso público pueden parecerte ridículos.
5. Cazar la última y ser el primero en contarlo: Aportar contenidos muy actuales, prácticamente de hoy o de ayer, permite a algunos blogueros adelantarse a ChatGPT, que juega con retardo porque necesita esos nuevos datos para entrenarse. Los hay que juegan exclusivamente a esto, a cazar la última y tratar de ser los primeros en contarlo. Yo no soy de esos, me produce ansiedad, y no quiero hacer nada que me haga sentir así. Me gusta tratar asuntos actuales que están reposados, que no son tan dependientes de una ventana temporal de oportunidad. El criterio que sigo para elegir mis temas es precisamente este: «lo que no cambia tan rápido».
6. Construir y mantener una comunidad: Esto es algo que hace diferente a los blogs, sobre todo cuando sus autores reservan tiempo para interactuar con sus seguidores respondiendo a los comentarios. Este ha sido uno de mis fuertes porque disfruto haciéndolo. La pena es que la gente cada vez publica menos comentarios, y eso ha resentido mucho la vitalidad de estos espacios. También es interesante que haya conversación entre los lectores, sin necesidad de que el autor o autora intervenga.
7. Humor, gracia, ironía: Esto es algo en lo que la IA es (todavía) terriblemente mala. Un blog cualquiera podría no ser singular en la profundidad de los análisis pero, si se comunica con un salero muy disfrutón, tener muchos seguidores. Este enfoque, si se usa bien, es el más «humano» de todos, y probablemente el más eficaz para diferenciarse de las máquinas, y de los demás. Aquí, debo reconocer, juego en desventaja, porque no creo que esa sea una de mis fortalezas. Digamos que soy un bloguero «demasiado» serio, pero ya aprendí que no conviene forzar las cosas. Ese es el registro en el que me siento cómodo y punto.
Las estadísticas de lectura de blogs han ido en franco descenso, mucho antes de que la IA se hiciera popular. En esa tendencia cuenta mucho el crecimiento de formatos alternativos que son más ágiles, sobre todo para la gente a la que le cuesta leer. Por eso, una buena pregunta —distinta a la que he planteado aquí— sería qué aporta un blog escrito, como este, frente a un canal de vídeos, tipo YouTube, que es un formato más ligero de consumir que el texto. O si se compara con los hilos de Twitter o los posts en LinkedIn.
Sabiendo que cada formato tiene tus ventajas y desventajas, lo audiovisual y el relato breve ganan terreno y atraen a más seguidores. Con ellos se llega a más gente. Los blogs, en cambio, son el territorio de las personas que disfrutan de la lectura reposada, de degustar las palabras. Tienen, además, la gran virtud de que los contenidos se publican en la propia casa del autor, su gestión no depende directamente de un mediador (Twitter, YouTube o LinkedIn) que decida caprichosamente qué va a hacer con su trabajo. Eso a mí me da mucha tranquilidad.
Si tuviera que resumir lo que he contado en una única recomendación, diría que un autor o autora de un blog, si quiere ser leído, y suponiendo que cuenta cosas realmente interesantes (que a veces es mucho suponer), debería someter sus textos a lo que me gusta llamar el «Test de Wikipedia/ChatGPT». Esto es, como sugiere el nombre, asegurarse de que eso que ha escrito es sustancialmente diferente y, en algún sentido, mejor que lo que se puede encontrar en la Wikipedia o le puede responder ChatGPT.
¿Y qué piensas tú? ¿Sigues leyendo blogs? ¿Qué aprecias más de los que sigues con frecuencia?
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Julen
Me alegro de que estés de vuelta por aquí, Amalio.
Creo sinceramente que los tiempos actuales poco tienen que ver con aquellas fechas en que comenzamos a escribir. Yo lo hago de 2005 y cuando, en breve, cumpla los 20 años, será un buen momento para repensar qué hacemos con este “juguete”. Conste que hay algunos principios básicos que no han cambiado: voz propia, trazabilidad de lo que hacemos y pensamos, ayuda para la reflexión propia… Pero todo esto, en un mundo inundado por miles de altavoces con un ruido atronador, por supuesto que ya no es lo que era.
De todas formas, en el fondo “lo hacemos porque nos gusta”, al margen de los réditos que obtengamos.
En mi caso no he dejado de escribir, pero en los últimos tiempos he reducido mucho la producción “seria” para centrarme en mis viajes en bici o en mis recuerdos de la infancia. Quizá soy muy egoísta: cada vez escribo más para mí. Eso sí, si a alguien le sirve, perfecto. Y si a alguien puedo ayudar en algo, encantado.
Amalio Rey
Gracias, Julen. Siempre es bueno leernos, “de bloguero a bloguero” 🙂 Es verdad que esto ya no es lo que era, pero no alcanzo a explicar por qué me sigue apeteciendo escribir aquí, aunque me lea menos gente y haya menos conversación. Debe ser porque “nos gusta”. Un abrazo
Julen
No te quepa la menor duda