La mentira del Management (post-431)

Hubo un tiempo en que me atraían los libros y eventos de Management. Llegué a sentir una gran fascinación por ellos. Hoy me aburren, y desconfío de la mayoría de lo que publican. Prefiero navegar por otros territorios más frescos. Cuento esto a propósito del resumen que acaba de publicar Xavier Marcet sobre el 6º Global Peter Drucker Forum, en la web de Sintetia, al que voy a dedicar este post con algunas reflexiones de viejo cascarrabias.
Xavier Marcet es uno de mis expertos en innovación de cabecera. Siento respeto por su trabajo, y por lo que publica. Me parece un tío serio y que sabe de lo que habla. Lo leo y seguiré leyendo con gran interés. Así que las críticas que voy a compartir en esta entrada no van con él, sino con la propia naturaleza del Management. Ya he escrito sobre esto bastante. Aquí tienes un seriado de artículos sobre “Liderazgo Humanista”, en el que me cuestiono el modo en que se lee y usa el Management, y su adopción simplista por las Escuelas de Negocios.
Creo que me quedo corto cuando digo que la naturaleza científica de la teoría y práctica del Management está cada vez más en entredicho. Se ha abusado hasta la saciedad del manido “estudio de casos” para generalizar lecciones y buenas prácticas que no están contrastadas en absoluto. Es bastante habitual que extraigan los ejemplos que convienen para apoyar sus teorías, pero nada se diga de las evidencias que las contradicen. Los “casos de éxito” que se anuncian a bombo y platillo como modelos a seguir, si los sometes al test del tiempo, los examinas a largo plazo, resulta que muchos de ellos terminaron siendo un fiasco. La lista de afirmaciones rotundas, sin rigor científico, que nos ha regalado el Management es palmaria.
Lo siento, pero para mí el 6º Global Peter Drucker Forum es un ejemplo más de cómo la élite intelectual del Capitalismo se divierte jugando a las palabras huecas, mientras la realidad sigue su curso sin cambiar nada. Llama la atención que los managers que asisten a las conferencias y compran los libros de estos iluminados, son en su mayoría los mismos que vemos en las portadas de revistas empalagosas mirándose a sus ombligos encantados de conocerse.
La melodía parece resultona, pero es cansina. A mí me suena siempre a lo mismo. Es un pregón grandilocuente concebido para propagar titulares que después repite el rebaño a través de las Escuelas de Negocios, y se implementa por las grandes consultoras, empezando por las Big Five, que engordan el sistema con sus minutas infladas. Es un ciclo cerrado, endogámico, que se realimenta a sí mismo, porque en definitiva, esto de vender nuevas teorías es un negocio más. Antes de entrar en detalle sobre algunas de las conclusiones del evento que nos comparte Xavier, aquí tienes la “Reading List” por si quieres leerte los artículos de los conferenciantes más destacados, y hacerte una idea por ti mismo/a.
Cuando Roger Martin dice en el evento que hasta ahora la sociedad ha favorecido más a los que comercian con el valor que a los que crean valor, tiene razón, pero probablemente lo que le falta decir es que esa tendencia parece consustancial con el Capitalismo. Lo lleva en su ADN, y sus consideraciones sobre el “capitalismo democrático” se quedan en mera teoría a la luz de las profundas desigualdades sociales que genera. En pocas palabras, las reglas de juego del capitalismo no premian, ni estimulan el comportamiento a largo plazo, sino el cortoplacismo. Y lo que llaman hipócritamente “co-creación” no es más que extraer todo el valor que puedan de la inteligencia del “Crowd” para después cerrarlo y rentabilizarlo.
Nunca tendremos organizaciones empresariales que “cambien tan rápido como el propio cambio”. Ya sabemos que eso es imposible, siempre irán detrás del cambio. A lo único que pueden aspirar es a reducir ese gap, pero eso significa luchar contra su propia naturaleza de contenedores (y expresión) de poder. Por mucho que se disimule, las empresas son una forma más de hacer política, y sufren por lo tanto los mismos males que la política. Quien se empeñe en separar ambos mundos es que está mintiendo.
Que los “empleados comprometidos” sean ínfima minoría (se habla del 13%) no debería sorprender a Gary Hamel, ni a nadie. Habría que ver qué significa “comprometidos”, pero puedo imaginarme lo que quieren decir: que trabajen con la misma pasión y empeño que sus dueños y/o que los managers mejores pagados. O sea, como dice el artículo, ya no sólo se les pide las manos y el cerebro, sino también el corazón. ¿Y qué se les ofrece a cambio? Pues oye, promesas huecas y discursos bonitos. De compartir lo esencial, nada.
Por eso el viejo Management se está atragantando con la idea del “liderazgo”, porque no sabe cómo incorporar en su ecuación el cambio radical que se está dando en las expectativas de los de abajo, en esos “empleados” que ya no se “comprometen” por lo mismo que antes. La “actualización radical” que se pide en el artículo implica una revisión profunda de algunas premisas del Capitalismo, que es algo que no va a hacer el Management ni harto de vino, porque vive precisamente de/en la cresta de esa desigualdad.
Yo me pregunto si el Capitalismo, tal como lo conocemos hoy, es compatible con el “human-centric paradigm” que defienden Richard Straub, Vineet Nayar y otros. Me vuelvo a preguntar si “dar un propósito a las empresas que vaya más allá de la orientación a beneficio” es algo que pueda hacerse a gran escala en un sistema que prima la competencia feroz y el crecimiento a toda costa. Digo más: ¿Cómo le puedes “pedir el corazón” a un empleado de una empresa en la que el ratio salarial entre los directores y los peores pagados puede llegar a ser más de 100? ¿Qué “liderazgo inspirador” puede haber en una organización que cotiza en bolsa, que se debe en última instancia a ella, y que por tanto vive bajo la presión asfixiante de los incentivos perversos y de las señales alarmistas de un sistema que prima la especulación financiera?
No puedo estar más de acuerdo con Rita McGrath cuando dice que (como cita Xavier) “el problema no es tener ideas, sino incubarlas y acelerarlas”, y que para eso se necesitan verdaderos emprendedores en las empresas (ya hablé ampliamente de eso aquí). Pero es que para que haya “emprendedores”, hacen falta otras lógicas de reparto de los retornos, un patrón mucho más distribuido del poder y un sentido de la co-responsabilidad que el liderazgo paternalista es incapaz de poner en valor.
La “victoria del capital sobre el trabajo” y como resultado de eso, el crecimiento de la desigualdad, es el desafío más serio que tiene la humanidad por delante. Tengo muy claro que ni el Management, ni ningún “Drucker Fórum”, van a aportar soluciones genuinas y relevantes para superar ese problema de fondo.
Por eso agradezco a Xavier que aporte al final de su entrada la clave del asunto, con esa frase tan sabia de Drucker: “No pueden existir negocios sanos en una sociedad enferma”. Por eso, insisto, me suenan vacíos estos mítines de sabios que hablan de “negocios con propósito”, y no puedo ser tan optimista como Xavier para pensar que está emergiendo “un nuevo paradigma del management”. Para mí es más de lo mismo: cambiar para no cambiar nada. Y si la solución está en desaprender, dudo que lo consigamos con estos gurús porque son los mismos que han contribuido a lo que tenemos hoy.
No hay cosa que me moleste más que la demagogia, y sé que corro el riesgo de que me acusen de eso, pero tengo que decirlo. Si estos super-gurús se creyeran de verdad sus críticas a la desigualdad, y quisieran contribuir a “desatar todo el potencial de las personas” como predican, empezarían por dejar de pedir las absurdas e insultantes barbaridades de dinero que cobran para estudiar en sus escuelas o para asistir a sus conferencias.
David Quesada (@DavidQuesadaR)
Gracias Amalio por esta reflexión clara y sin tapujos. Hay que pasar a la acción y aplicar el liderazgo auténtico con soluciones prácticas a la medida de cada organización. Mi propuesta es hacerlo desde la identificación y consenso de valores compartidos y las acciones que debemos llevar a cabo para honrarlos en el día a día. Siempre lejos de utilizarlos como simple herramienta de marketing al estilo de muchas multinacionales cuyos empleados los desconocen por no haber participado en el proceso.
Amalio Rey
Gracias, David. El conflicto de siempre: Autenticidad (gestión por principios) vs. Marketing (apariencia)…
Un saludo
Iván
Más que mentira yo quizá lo consideraría como algo que casa vez está más acotado en el tiempo, y es que mucho de lo que dicen queda obsoleto a los pocos años. Creo que aunque sean verdades ( o medio verdades) el mundo en que vivimos hace que muchas veces las nuevas formas de hacer o las tecnologías disruptivas entierren lo que hasta no hace mucho fueron verdades casi absolutas o pautas que todo el mundo opta por seguir en eso llamado Management. Con respecto a las lecturas de Management, sinceramente debo decir que una gran parte me parecen un auténtico coñazo y algo que hay que seleccionar con mucho cuidado. Sinceramente, en muchos casos se podría encuadrar en el rollo bestseller , parecido al que nuestra sociedad tiene hoy en día con la temática de autoayuda. A veces incluso creo que es mucho más sano y productivo leer materias transversales ( sociología por ejemplo) que un tratado de RRHH, o por ejemplo en el caso de la internacionalización puede tener más lógica el leer un libro de viajes o de Historia local que otra cosa. En los últimos tiempos cada vez leo menos de los gurús del Management y más sobre autores ( menos conocidos) que me ayudan a entender fenómenos vitales como puede ser China, la globalización, las tendencias y las nuevas formas de hacer. Un abrazo y como siempre gracias por las reflexiones.
Amalio Rey
Ivan:
La temporalidad de las “lecciones” del Management obedece a que es un negocio más, que consiste en vender teorías y herramientas, y eso exige ponerlas de moda. Hay muy poco rigor, y por eso se vuelven obsoletas tan rápidamente. Al margen de los cambios, que es cierto que se han acelerado, siguen dándose pautas, leyes y principios estables, profundos, que afectan de forma esencial a la gestión. Para descubrir y explicar bien eso, se necesita menos espectaculo y más ciencia.
No es casualidad que los libros de “Management” que me han parecido más interesantes y enriquecedores han sido precisamente los que se alejan del estilo narrativo tan lineal y rotundo que caracteriza a esta “literatura”. Textos que citan investigaciones serias, que no son tan categóricos en sus consejos, que se abren a otras disciplinas, y que reconocen la complejidad en lugar de “enlatarla” en recetas simplistas. La inmensa mayoría de los libros de Management que se venden son, como tú dices, un auténtico coñazo. Y algunos títulos son de verguenza. A sus editores se les debía caer la cara despues de poner títulos tan ridículos y tramposos.
Totalmente de acuerdo contigo, Ivan => Se puede aprender mucho más de “gestión” leyendo biografías, literatura de viajes, novelas e incluso, poesía…
Un abrazo
David Criado (@vorpalina)
Hermano, hacía tiempo que no me identificaba tanto con uno de tus artículos. Suscribo, firmo y comento lo que dices. Ando también lejos de los grandes libros aunque no dejo de recomendar empaparse en el barro para poder hablar de la vida en los establos.
Existe una innegable burbuja de la gestión empresarial en la que nacen, se reproducen y mueren teorías a un ritmo más pasmoso que las cucarachas del anuncio de Cucal. Es cierto que hoy en día ya nadie puede controlar como antes (por fortuna y por desgracia, todo tiene su lado bueno y malo) la producción de contenido y teorías. Y esto implica que es imposible que mientras escribo otro iluminado esté creando un modelo, meta-modelo, marco de trabajo o paja mental bien empaquetada que venga a “resolver los problemas de la gente”. Soy crítico, muy crítico con las personas que se atarean en la teoría para luego dedicarse menos a la práctica. Sin embargo me temo que eso va implícito en nuestra mentalidad judeocristina.
PRIMER COMENTARIO: Mi experiencia me dice que es bueno adquirir nuevos conocimientos pero no instalarse en ellos. Creo que es hora de dejar de hablar de tantas cosas y hacer solo una pero al menos hacerla bien. En este foco ando ahora metido y aquí está la razón por la que a mi también me van a echar de clase. Porque no estoy -no estamos- de moda. Pero el caso es que llego -y llegamos- a la gente. El mensaje que algunos defendemos es claro: ESTÁ MUY BIEN QUE SEPAS SOBRE ALGO PERO ESTÁ MEJOR QUE SEPAS ALGO, Y ESO SOLO LO PUEDES APRENDER EXPERIMENTANDO. Algo así vine a comentar, amigo, marcándome un unted en un ted al que me invitaron hace poco: http://youtu.be/Gpa863O8Sbg
SEGUNDO COMENTARIO: En esto de la gestión de personas y de empresas, estaría bien que aprendieramos que a la gente no le gusta que le digan cómo tiene que hacer las cosas sino que la gente quiere saber qué puede hacer para luego investigar por sí misma cómo.
Gracias como siempre por tu trabajo por el cambio. Abrazo.
Amalio Rey
De acuerdo, David. “Hacer” es el verbo más honesto que existe. Por ahí van los tiros, y es “haciendo” como mejor se interpreta la realidad y se adquiere esa experiencia a la que te refieres. Gracias por la reflexión que has compartido. Un abrazo
Mercè
Alguien tenía que decirlo.
Amalio Rey
:-), ya ves Merce… gracias
Juanjo Brizuela
De nuevo un post salido de las “entrañas” y quizá de la rabia. A veces me pregunto qué relación tiene la teoría con la práctica. Si en realidad cuando se cuenta la “teoría”, se ha sido coherente con ello previamente o no. Y me da que en muchos de estos casos, no se es. Pero queda tan bien oiga!!!
Me pasa de vez en cuando con alguna charla en clase, cuando explicas algo y te hace pensar si en algún proyecto está probado o no. Y te das cuenta de que a veces esos pequeños fracasos son mejores que los simples “copy-paste” que a menudo se hacen (hacemos)
Touché
Amalio Rey
jjj…. nos pasa a todos, colega. Yo me he visto a veces repitiendo tonterías, como papagayo, porque las he leído en algún sitio, y ni siquiera me he molestado de confirmar si eso está probado, si es una lección generalizable, o es una simple anécdota. Contrastar (buscar evidencias) implica esfuerzo, hincar el codo, y vamos demasiado de prisa. Y si lo dice un gurú o una escuela de negocios con caché, basta para que la idea se viralice. Hace no mucho escribí esto sobre el pensamiento científico: “¿Qué podemos aprender de los científicos?” y creo que viene bien para lo que estamos hablando. Un abrazo 🙂
Alfonso Vázquez
Magnífico post, Amalio! Por si sirve como modesta aportación, te dejo aquí dos citas.
La primera, de un artículo mío próximo a publicar:
“Sin embargo, el neomanagement es lo más opuesto a la idea de comunidad: Pone todo el acento en lo individual, si bien siempre referido a líderes y directivos, en el “hágase a sí mismo”, emprenda, cree su “marca personal”, y similares eslóganes. Para ello se despliega un enorme negocio de libros de autoayuda, seminarios de inteligencia emocional, sesiones de coaching, talleres de constelaciones organizacionales, cursos de liderazgo…”
La segunda, de Byung-Chul Han, de su libro “Psicopolítica”:
“La psicopolítica neoliberal encuentra siempre formas más refinadas de explotación. Numerosos seminarios y talleres de management personal e inteligencia emocional, así como jornadas de coaching empresarial y liderazgo prometen una optimización personal y el incremento de la eficiencia sin límite. Todos están controlados por la técnica de dominación neoliberal, cuyo fin no solo es explotar el tiempo de trabajo, sino también a toda la persona, la atención total, incluso la vida misma. Descubre al hombre y lo convierte en objeto de explotación.”
Un abrazo
Amalio Rey
Gracias, Alfonso. Me parecen muy pertinentes las dos ideas que me has pasado. Está claro que hay mucha ideología en el Management.
Te confieso que escribir este post me costó lo suyo, porque sé que hay gente muy susceptible con este tema, porque para algunos es casi el centro de su vida, su profesión, el asunto del que más hablan en las RRSS. En esas condiciones, es arriesgado poner un título así. Pero al final me decidí, porque es sencillamente lo que pienso 🙂
un abrazo
Luis
Un enfoque diferente sobre el mismo tema:
http://competitivenessfactory.blogspot.com.es/2013/06/el-genero-literario-del-management.html
Amalio Rey
Bueno, Luis, tu hipotesis es diferente a la mia. Hablamos de cosas parecidas, pero tu diagnóstico es distinto, más benevolo. Creo que estoy de acuerdo contigo en que la literatura del Management a veces es consumida como “libros de autoayuda”, y ahí se queda. En cuanto a su dificultad de implementación en la realidad, la achaco a la línea argumental de mi post: las recetas del Management son incompletas y no atacan los problemas de fondo. Se quedan en lo superficial, no se atreven a cuestionarse el contexto, porque están escritas para ser consumidas por el establishment.
Luis
Totalmente de acuerdo con tu comentario.
Solo pretendía, desde otro ángulo, sumarme a ese grupo creciente de personas, que cada vez leen menos el titular y lo más fácilmente digerible de los mensajes, vengan de donde vengan, y bucean en el contexto y las reglas de juego, encontrando a ahí muchas de las variables ocultas que tal vez permiten identificar con más claridad las causas de los problemas de esta sociedad y sus posibles soluciones. Cómo llegar desde aquí a la voluntad de las personas es todavía para mí un misterio.
Amalio Rey
Correcto, Luis. Estamos en sintonía 🙂
Julen
Heyyy, te van a echar de clase como sigas así, jajajaja. Que hay una élite que se autorecrea revolviendo ideas que se disfrazan de nuevas y siguen siendo viejas es más que evidente. Pero hay que vender y entonces la pelea tiene que ver con quien capta más la atención. Y ahí está el asunto. Ver quién luce más. Me temo que esto no va a cambiar tan fácilmente. Todos, en parte, me temo que contribuimos a que se mantenga el circo.
Amalio Rey
Buaj, esta claro que esto no va a cambiar tan facilmente. Es más, no va a cambiar. Lo de contribuir al circo, todo está conectado, así que incluso las críticas sirven para echar leña al turbo-capitalismo 🙁
Lucir más o menos es irrelevante. Perdemos más que ganamos escribiendo en modo cascarrabias. Me refiero a la posibilidad de que nos contraten o nos hagan la vida más fácil. Esto nos pone “out of market”, y lo sé por experiencia, pero a estas alturas eso me importa un pepino 🙂
Cachondeo aparte, este es un debate que está por hacerse, con fondo y sustancia.