Economía de la gratitud (post-143)

Hoy resumo en forma de post un artículo que escribí recientemente en la web de emotools.
Es un asunto que martilla mis entendederas desde hace tiempo, una incongruencia de las que duelen
Queremos cosas gratis, mientras más gratis mejor. Qué cómodo eso de usar sin pagar. Mola, es una gozada. Hablo del reino de Internet, del paraíso de lo gratuito.
Pero las cosas cuestan, incluso en el mejor de los casos en que no tengas que pagar por ellas.
No acabo de entender por qué nos parece tan normal que haya que soltar una pasta por un iPhone o un pantalón de marca, y nos quejemos de tener que hacerlo por un complemento de software que nos ahorra tiempo o por un curso de e-learning donde vamos a aprender un montón.
Lo que yo digo es que si queremos seguir disfrutando de cosas (buenas) que sean “gratuitas”, o a un precio tan bajo que implique cierta gratuidad, tendremos que ser mas agradecidos.
Así que me he inventado este raro palabro, “Gratuitud”, que significa “gratuidad con gratitud”, y que viene a decir que la gratuidad será viable solo si somos capaces de honrarla de algún modo, reconociendo a la fuente como merece y/o retribuyendo de algún modo a quien nos ha entregado algo de valor, en principio, a cambio de nada.
Como ves, lo que yo llamo “gratuidad” no es algo gratuito-de-por-vida porque ya he dicho que las cosas cuestan. Entiendo como tal a algo que puedes usar, probar, disfrutar, compartir… sin que te exijan pagarlo a priori, siendo tú quien decide después cómo gratificar y a qué precio. De este modo, “lo gratis” puede dejar de serlo por voluntad del usuario agradecido.
Lo que no podemos seguir haciendo es abusar de la generosidad. Muchos ni siquiera dan las gracias, como si regalar viniera de cajón en cualquier cosa que se sirva por Internet. Por ejemplo, ¿cuántos de nosotros hacemos donaciones o retribuimos de algún modo a los autores de complementos o aplicaciones de software que usamos todos los días?
Son gratuitas, pero nos avisan: “el desarrollador de este complemento te pide que le ayudes en su desarrollo, haciendo una pequeña colaboración”. Imposible, nada que hacer, eso no va con nosotros, que pague otro. El programa está genial, nos viene de perlas, pero si me lo “regalan”, hasta luego, Luca, no me ves ni el pelo.
Nos llenamos la boca celebrando estas iniciativas que ayudan a democratizar el conocimiento, pero una cosa es hablar, y otra muy distinta es ayudar a financiarlas.
Pero cambiar el mundo cuesta dinero, no se hace solo con ingenio. Y ese dinero lo tenemos que poner nosotros. No son cantidades grandes, ni mucho menos. Este modelo se basa precisamente en los micro-pagos, en que pagamos-entre-todos, con invitaciones tan nobles como éstas: “Please donate to support the theme development. Any amount is appreciated. Don’t be shy of donating small amounts. $X is better than $0”.
Voy a poner algunos ejemplos de incongruencias en la llamada “economía del afecto” por si nos sirven para adoptar una perspectiva más comprometida:
- Mozilla nos invita a realizar micro pagos por PayPal a los creadores de add-ons, de esos complementos tan útiles que machacamos todos los días, ¿cuántos de nosotros lo hacemos?
- WordPress, el conocido editor de blogs, también hace lo mismo. Insiste en esa variante de pago a posteriori en forma de donación, una vez que has comprobado que el complemento te es útil. ¿Usas complementos de WordPress? ¿Sueles contribuir de algún modo a costear el desarrollo de esos plug-in?
- Ahí tenemos a Soitu, el periódico online más independiente, participativo y diferente que hemos tenido en los últimos tiempos y que tuvo que cerrar a los 22 meses de vida. Miles de seguidores pero… ¿cuántos soltamos pasta para salvar su independencia cuando el BBVA le retiró la financiación?
- Un caso especialmente sonado fue el de Mobuzz TV, un atrevido proyecto de televisión online que según la Wikipedia “cubría noticias que normalmente no aparecían en los medios de comunicación de masas, con un estilo irónico, ácido, sarcástico, divertido y usando humor inteligente”. Era seguido por decenas de miles de usuarios que parecían comprometidos y leales hasta que se les pidió en plena crisis financiera que, por favor, ayudaran con 5 euritos para salvarlo. Esta petición de donaciones no tuvo el apoyo suficiente (aunque, todo hay que decirlo, recibió 30 mil de los 120 mil euros que necesitaba) y el canal cerró su programación en noviembre de 2008.
- ¿Queremos a la Wikipedia, “la enciclopedia escrita por la gente”? ¿La usamos mucho, nos saca de apuros, nos gusta su modelo participativo? Pues mira, todo eso cuesta dinero pero… ¿Cuántos de nosotros hemos enviado alguna donación a la Wikipedia? Por si se nos ha olvidado, en esta web nos dicen: “Wikipedia es un proyecto sin fines de lucro que existe por una razón: compartir el conocimiento libre y abiertamente. Tus donaciones hacen que Wikipedia continúe funcionando”.
Sinceramente, no veo otro camino para conciliar independencia con servicios de calidad. Para que proyectos genuinos puedan ser viables sin renunciar a la comunidad. Pero la realidad es cruel y me dice que el camino de la generosidad y de la independencia está abonado de difuntos que murieron en solitario. Nadie los salvó, y mira que había gente que aplaudía sus buenas intenciones.
Puedes descargarte aquí el artículo completo en pdf.
La imagen del post es un dibujo de Erniebm en Flickr.
Angel
Lo que a menudo se nos olvida es que el gratis total no existe, y si tenemos wifi sin pagar en una plaza pública, en el fondo significa que el Ayuntamiento de tu ciudad lo ha pagado por ti y por todos los que no lo usan, cuando descargas un complemento como bien citabas el autor ha pagado (en horas de trabajo, en conexión de internet, en formación..) Por desgracia, la gente prefiere no pensar en ello y se abrazan al gratis total que no es sino otra consecuencia de la mitificación de la cultura del pelotazo y del no esfuerzo. Podemos decir que en 100 años hemos pasado del «que inventen ellos» al «que se esfuercen y paguen ellos». Así nos va.
Jorge
La falta de «conexión emocional» que comentáis más arriba parece que tiene que ver con la cultura de trabajo-por-dinero que tenemos tan bien grabada. Si le das la vuelta, resulta que todo lo que te dan sin dinero se percibe como si no tuviera trabajo detrás… salvo que tú hayas estado implicado en una situación similar y puedas sentir empatía hacia ella.
Valoramos (por ejemplo) al anfitrión que nos invita a comer porque de un modo u otro hemos sido anfitriones y podemos visualizar el esfuerzo de cocina, de organización, de preparación, de limpieza, etc. Y más importante aún, conocemos el valor del agradecimiento, y la satisfacción que provoca en el que lo recibe. Sabemos que cuando valoran algo que hemos hecho nos sentimos realizados y motivados a seguir haciéndolo. Y sabiendo eso, acabamos siendo más agradecidos.
Yo llevo un par de años inmerso en el mundo del software libre, de las licencias CC, etc. y poco a poco me he ido dando cuenta de que hacer una donación es algo bastante razonable… opinión de la que se han llegado a reír algunos de mis compañeros, aún inmersos en una nefasta cultura del keygen (como yo la llamo) que reacciona a la imposición del deber de pago con la rebeldía del derecho incondicional a la gratuidad.
Sin embargo, pese a que teóricamente lo tenía asumido, fue el día en que decidí aportar por mí mismo algo a la comunidad, trabajarlo y cederlo de forma abierta, cuando realmente lo asimilé y comencé a entenderlo como un hecho que pudiera formar parte de un modo de vida, de una ética personal e incluso de un sistema económico global.
Antes no pagaba por programas de pago, y ahora «pago» por programas gratuitos. La diferencia es que ahora lo hago voluntariamente, de modo que el «pago» se convierte en un símbolo de agradecimiento y apoyo y no en un simple trámite forzoso que nada tendría que ver conmigo.
Y además, sé que el que creó lo que estoy usando lo hizo pura y genuinamente porque quería hacerlo. Y eso… eso no tiene precio.
Y no digo que hacer las cosas por dinero sea incompatible con hacerlas por vocación, pero sí que surgen roces y francamente, yo disfruto más regalando que vendiendo, y ojalá pudiera vivir de ello. Trabajando y cobrando, pero de una forma totalmente diferente.
Amalio
Jorge: Como siempre, tus opiniones muy interesantes, y que añaden mucho valor al tema del post. Quiero agradecertelo, ya que hablamos del tema. Tenemos un problema con la asociación automatica que se hace entre gratuidad y falta de valor. Ahi tenemos una roca enorme que sortear, y para eso vamos a tener que currarnos mucho ciertos vicios capitalistas que arrastramos. ¿como? pues te confieso que no tengo ni idea. Lo mismo escribiendo estos posts, conscienciando, contando historias de agradecimientos y de ingratitudes, etc, etc.
Esa «nefasta cultura del keygen» es, como bien explicas, una reacción pendular, pasando de un extremo al otro. Se empieza crackeando legitimamente una oferta abusiva, y se termina crackeandolo todo, casi como un juego en el que gana el mas listillo. Demasiado simple y grosero. Creo tambien que es muy oportunista, y es gente bastante poco empática. No existe el «derecho incondicional a la gratuidad», ni es bueno para nada.
Me ha gustado este juego de palabras: «Antes no pagaba por programas de pago, y ahora “pago” por programas gratuitos». Es la virtud que tiene hacer las cosas por elección, de forma voluntaria, como simbolo de agradecimiento.
Soy muy sensible a lo que dices, Jorge.
Economía Sencill
Muy buena reflexión, Amalio, así que ¡gracias! antes de nada.
Se ha instaurado de alguna manera esa cultura del gratis-total, y es difícil de cambiar, algunos medios intentan compaginar partes gratuitas con otros contenidos más completos a un coste asequible, y recientemente he visto otro ejemplo, un grupo pop que ofrecía su disco gratis en su web, y que cada uno pagase lo que le pareciese razonable por él (claro que en este caso, también le puede venir bien la difusión del disco de cara a los conciertos, por ejemplo, así que también es complementario).
Un saludo
Pablo Rodríguez
Amalio
Gracias, Pablo, como siempre. Lo de «paga lo que puedas y te parezca», a posteriori, despues de consumir algo, va in crescendo como practica hibrida para monetizar servicios. A mí me gusta mucho, pero estamos muy poco maduros para ser recíprocos con eso. Este tema lo estoy siguiendo muy de cerca, y creo que es interesante que lo trates en tu estupendo blog de «Economia Sencilla», asi que a ver si te animas a escribir un post sobre eso. un saludo
Economía Sencilla
Es un tema interesante, no te digo yo que no le dedique un post próximamente… Gracias, Amalio.
Un saludo
Pablo Rodríguez
Rafa Albaladejo
Estoy contigo Amalio. Creo que la gente está muy acostumbrada a poder conseguir las cosas gratis, y creo que eso está tan arraigado en la sociedad española que va a ser dificil de cambiar. Sólo hay que ver lo pilla que es la gente que trabaja sin contrato para poder así cobrar también el paro. Buscamos nuestro propio beneficio, y si me puedo descargar esto o aquello otro «de gratis» por qué voy a pagarlo? -es lo que piensan muchos- También es cierto que parte de la culpa también la tiene la industria comercial, sea la que sea, con precios abusivos que no se sostienen. Pero vaya, que todo pasa por la concienciación personal. Yo decidí ser consecuente con lo que pienso y dono a Wikipedia, pago por Spotify o busco soluciones Open Source. Pero «Spain is different» y el gratis total va a estar implantado por mucho tiempo en las cabezas de muchos. Recordemos sino el caso de Last FM, que pretendía cobrar como en otras partes y aquí cuando se anunció fue la estampida de usuarios total, obligando a la compañía a dar marcha atrás a su intención…
Amalio
Rafa: Lo de «todo-gratis-en-internet» costará cambiarlo, es asi. Aunque en realidad son algunas cosas las que hay que cambiar, porque otras merecen seguir siendo gratis.
Me alegro que seas de los que se rasgan el bolsillo por proyectos que democratizan el conocimiento y la cultura como Wikipedia, Spotify, etc. Uno más que añado a la lista, pero somos la excepción que confirma la regla.
A mí me da mucha pena y rabia cuando veo que la gente no es agradecida, la verdad. Tambien intento vigilar el asunto en mi mismo….
saludos
Julen
En general, creo que la sociedad de consumo presiona para que inmunizarnos ante la gratuidad que genera sentido del deber hacia quien te entrega esos productos/servicios gratuitos. Es más, la percepción gratis = sin valor… está muy extendida, ¿no crees? Creo que hay que estar alerta ante el uso perverso de la gratuidad. Siempre ha sido una estrategia para abrir mercado.
Moverse en el plano de «donar» tiene que ver con la conexión emocional. Pero al llevar la «emoción» a lo «pecuniario» la conexión se complica.
Me parece asunto complejo al que quizá merece dedicarle más reflexión.
Amalio
Julen, encantado de verte por aqui.
Es cierto, lo de gratis=sin valor está muy (lastimosamente) extendido. Es un tema que no traté en mi post de forma explícita, y que merece una repasada a fondo, tienes razón.
El tipo de gratuitad a la que me refiero en el texto no es la de uso perverso, aunque ese es un adjetivo que podriamos poner muchas matizaciones. No se si es «perverso» que una empresa ofrezca cosas gratis para abrir mercado, si lo hace sin trampas. Me explico: te doy esto gratis, pruebalo, ahi tienes la oportunidad de usarlo y solo si te gusta, entonces pagas el Premium. A mí eso no me parece perverso, sino una propuesta legitima. Lo que están haciendo ahora sí que es perverso: Cómprame por adelantado, paga, y ya veremos si te sirve, y sin derecho a devolución.
Por otra parte, existe la gratuidad por convicción, la llamaria yo, que no persigue ningun fin lucrativo, y se hace a titulo personal. Pero incluso en esos casos, que tambien tienen un coste, el hecho que hagamos donaciones o contribuyamos a su co-financiación tiene un efecto muy positivo: hacemos viable su sostenibilidad en el tiempo.
La «conexion emocional» a la que te refieres falta, falta mucho, y es lo que no entiendo. Es quizas la madre del cordero, lo que tenemos que re-encontrar: ¿por que no sentir emoción por el trabajo excelente de un tio/a que nos esta confiando algo muy bueno sin cobrarnos nada? Si esa persona dice: «oye, ayudame (si puedes) a mantener esto», ¿por que no conectamos con ese mensaje?
En cualquier caso, como bien dices, es un asunto complejo al que seguiremos dedicandole atención. Gracias por pasarte por aqui…