Relativismo absolutista (post-150)
Se están poniendo de moda las reflexiones abiertas y poliédricas donde caben tantas opciones que al final a uno le da la impresión que no se dice nada.
Me encuentro a menudo expresiones como éstas: “Todo está bien”, “cualquier cosa vale mientras te apetezca”, “eres libre de hacer lo que quieras”, “lo entiendo todo”, “cada uno a su bola”, “viva la espontaneidad”, “no hay normas, es Internet”, “dejemos que la cosa fluya, nada de orden” e incluso, “viva la incoherencia”.
Gracia me da cuando las leo, qué tramposillos somos. Tanto relativismo me huele a absoluto y suele ser un síntoma de tolerancia falsa.
Es cierto que en un post anterior hablé del pensamiento integrador, y lo resumía en la posibilidad de la “Y en vez de la O” como una forma de no ser excluyentes, e intentar combinar distintas opciones para conseguir algo superior. Sigo en la misma línea, más ahora después de leer “The opposable Mind” de Roger Martin, que reseñaré muy pronto.
Sin embargo, hay situaciones en las hay que mojarse, donde uno puede decir con certeza personal que una cosa es (bastante) mejor que la otra, y prepararse para capear el temporal por parecer tan seguro.
Vale, es verdad que el mundo de hoy es tan complejo que cuesta encontrar una única respuesta que escape indemne del test de las paradojas. No hay modelos que lo expliquen todo, y menos mal. Pero eso lo que exige, desde mi punto de vista, es más reflexión e investigación que antes.
Sin embargo, no es eso lo que se está haciendo porque empieza a ser común lo que yo llamo “la coartada de la incoherencia anunciada”. ¿Cómo funciona? Pues mira, lanzo una tesis rotunda en el fondo (aunque la adorne de matizaciones secundarias) y después advierto (por si acaso) que no pasa nada con caer en incoherencias porque de ellas no se salva nadie.
Eso es pensamiento fácil aunque se vista de complejo, y el dialogo tan líquido de la blogosfera es caldo de cultivo para esas prácticas. La dinámica es ésta: lanzas una tesis contundente, rotunda, provocadora, con un título de los que cuecen (y por cierto, generan tráfico), que ya veremos después cómo se demuestra.
Mientras tanto… pides a tus lectores una patente de corso que te resguarde de las incoherencias, de las que no eres responsable porque son hijas inevitables de la complejidad. Vaya, así cualquiera…
Una cosa es que aceptemos que este mundo es cada vez más complejo y que no cabe ser absolutos; y otra muy distinta que celebres las incoherencias como un modelo avanzado de pensamiento.
Si mi tesis contiene incoherencias, entonces mi deber intelectual es intentar resolverlas, reducirlas hasta donde pueda, abriéndome a “conversaciones” que aporten nuevas perspectivas, y que me ayuden a re-encajar piezas que antes no me cabían.
Es un trayecto más que un destino. Es una actitud que consiste en escuchar (¡¡pero de verdad!!) otros puntos de vista que me llevarán seguramente a depurar y matizar la tesis original, y por lo tanto, es un proceso sano porque introduce realismo y pone a prueba mis premisas.
Pero, insisto, esa mejora se produce porque parto de reconocer a las incoherencias como lo que son: un “problema” a resolver para mejorar la calidad de la idea, y no una demostración de mi rompedora independencia o de lo agudísimo que es mi pensamiento.
La coherencia será siempre mejor que la incoherencia y es una práctica sana seguir estrujándonos las neuronas (y de ser posible, colectivamente) para hacer más robusta cualquier hipótesis.
Sé que las buenas ideas son necesariamente imperfectas, pero conviene no abusar del pretexto de la complejidad para salvarnos del deber de seguir pensando, investigando y matizando.
Jorge
Es decir, que está bien aceptar la incoherencia y la contradicción en el acercamiento, para abordar una situación de forma compleja… pero una vez “abordada”, lo suyo es que el “timón” no quede suelto, o nos hubiera dado lo mismo dejarla a la deriva.
A lo primero lo he oído llamar “problematizar”, y me parece que lo describe perfectamente. Te dedicas a abundar en el problema, a manejar y juntar argumentos, posturas, reacciones o puntos de vista, incluso contradictorios… tiras de todos los hilos de la maraña, por así decirlo, como medio para luego poder encontrar soluciones más completas.
Muy interesante la reflexión, como siempre.
Amalio
Jorge, eso es. La incoherencia es parte de un camino de comprensión de la complejidad, y también es un testigo cruel de la película de nuestra vida, porque todos cambiamos. Ahora defiendo posturas que criticaba, tal vez, 15 años atrás. Esas posturas eran hijas de mi tiempo y de mis circunstancias. Vistas desde la perspectiva de hoy, las asumo como parte de mi proceso natural de crecimiento, pero sé que si hubiera sido mas coherente lo mismo hubiera conseguido crecer más. No me obsesiona, lo digiero con naturalidad, y cada vez mas, pero cuando me veo diciendo cosas que desdicen mis hechos, o intentando encajar a coj… dos actitudes incompatibles, intento comprender las razones y resolver el conflicto, para buscar la armonía. Jamás voy a vanagloriarme de mis incoherencias… aunque eso me haga mas aburrido y menos rompedor.
Economía Sencilla
Las aportaciones de los demás pueden enriquecer mucho las ideas de uno, y la blogosfera es una buena muestra de ello, pero este enriquecimiento no debe significar caer en la incoherencia, ni que yo pueda estar de acuerdo con lo que dice A, y con lo que dice B, que es justamente lo contrario.
El debate es bueno, y lógicamente el que postula puede estar equivocado en sus tesis, y es bueno ser capaz de reconocerlo, como no lo es empecinarse en mantener una idea cuando en nuestro fuero interno ya sabemos que estamos equivocados.
Pero hay que ser coherentes, lo cual, nos obliga, como bien dices, a estrujarnos más las neuronas, y fortalecer los razonamientos. Lógicamente, es más fácil ser coherente cuando lo que uno expone está bien argumentado, pero esta aparente sencillez requiere una profunda reflexión (a la cual contribuye en muchas ocasiones el debate con otras personas).
Un abrazo, y buen fin de semana
Pablo Rodríguez
Amalio
Pablo: Qué bueno volver a verte por aquí!!
OJO, se puede caer en la incoherencia, quiero insistir en ello. Todo pensamiento complejo y profundo te lleva necesariamente a conflictos de ese tipo. Así que no estoy diciendo que sea delito caer en incoherencias, sino conformarse e incluso vanagloriarse de ello.
A medida que vas profundizando, surgen conflictos, dudas, interrogantes. A veces sientes que te estas contradiciendo, y eso puede ser un síntoma de que huyes de lo simple. Es parte del camino que hay que transitar con naturalidad, pero ¡¡es un camino!! que debe llevarte a la coherencia. Ésta tiene mucha ventajas: 1) + armonía, 2) + constancia de proposito, 3) + credibilidad, 4) + efecto acumulativo. No hay comparación, amigo!!!
Esta claro que ser coherentes (sin ser fanáticos, porque esto sí que es lo mas fácil) es lo mas complicado, incluso arriesgado, le comentaba a Peter. Hay que romperse el coco, y ser consecuente con sus palabras.
Gracias, de nuevo…
Julen
O no.
Si vas a una empresa, el discurso imperante es el de alinear objetivos, el de “todos a una”, el de “estos son nuestros valores”, aquí está nuestra “misión y visión”. O sea, que no tienes problema alguno. El paradigma imperante en la empresa es la convergencia, el centro de la diana, la coherencia, lo centrípeto. No tengas miedo, vas ganando de largo.
No viene mal centrifugar un poco el consenso.
Amalio
Julen: No sé bien a qué dices que “no”, si al comentario anterior, si al post. Más perplejo me deja tu frase de “No tengas miedo, vas ganando de largo”.
Y lo que comentas de la empresa, tampoco lo entiendo porque no es de eso que hablo aqui. Ya me conoces, no voy a ser yo el que aboge por la convergencia falsa cuando hace muy poco he publicado un encendido post en favor de la discrepancia constructiva.
Este post no va de “convergencia”, ni de “uniformidad”, ni de lo “centripeto”. De hecho, lo uniforme puede ser estúpidamente incoherente, y lo contrario tambien se cumple: algunos centrifugan el consenso para buscar otro tipo de coherencia, la que ambiciona el que no se siente cómodo dentro.
Este comentario tuyo se alinea con mi defensa de la discrepancia constructiva de mi post-148, y así lo veo. Pero lo que he escrito hoy apunta en una dirección bien diferente: el deber intelectual de intentar resolver la incoherencia, de investigar mas, de profundizar en los conflictos y esforzarse por resolverlos en lugar de vender la incoherencia como un signo de pensamiento elevado (y que a mí me parece más bien cómodo).
Uno tiene todo el derecho del mundo a ser incoherente. Yo lo he sido y lo soy a veces. Pero al mismo tiempo el deber de corregir eso, de ser humilde para reconocer que está en ello, y que seguirá pensando. La “coartada de la incoherencia anunciada” es un buen cajon de sastre para terminar justificándolo todo.
G.L.
En lógica formal se sostiene que si se afirman a la vez una cosa y su contraria (a y no-a), entonces puede deducirse cualquier cosa; pero la deducción de cualquier cosa es el fin del pensamiento crítico. Los argumentos que más nos interesan son los que más prohíben.
Gran post.
Amalio
G.L. Gracias por pasarte por aqui. Cuando dices que “la deducción de cualquier cosa es el fin del pensamiento critico” supongo que la palabra “fin” la usas como final de algo, y no como proposito. Por eso al leer tu comentario, me generó cierta confusión. Si es asi, estamos de acuerdo. Si afirmamos una cosa y su contraria, y nos quedamos tan panchos… es que nos atacó la pereza. Sí que puedes hacerlo como inicio de un viaje, por eso que decía de “Y en vez de o”, como desafio para buscar un tercer argumento o modelo que combine lo mejor de las dos opciones. Esa alternativa cabe, y mucho mas de lo que nos hemos acostumbrado. Es gestionar la complejidad, algo que no se enseña en la escuela. Pero aceptar una cosa y su contraria sin mostrar la intención de encontrar una explicación “coherente” a ese conflicto, es oportunismo intelectual.
Peter Hodgson
“La coherencia será siempre mejor que la incoherencia” de acuerdo pero por más razones de las que te ha dado tiempo a exponer.
Una de las más importantes para la supervivencia, a mi parecer, es que la incoherencia puede ir de la mano de mayor riesgo. La incoherencia cuando menos nos dificulta interpretar la realidad que nos rodea. Puede incluso llegar a encerrar contradicciones en el sentido estrícto, por ejemplo, supuestos que no se pueden dar simultáneamente. Total, que es mejor tener las cosas claras.
En la medida de los posible y admitiendo la posibilidad de estar equivocado claro. 🙂
Amalio
Peter: Seguro que hay muchas mas razones para explicar por qué la coherencia es mejor que la incoherencia. La razon adicional que aportas (el riesgo) es compleja, puede tener efectos no tan lineales. Digo esto porque a veces somos INcoherentes precisamente por instinto de supervivencia, por adaptarnos a los flujos, por mimetizarnos con un entorno y unas fuerzas que condicionan la viabilidad de lo que decíamos. En otras palabras, amigo Peter, ser coherentes puede ser a menudo más peligroso…jjj.
“Tener las cosas claras” es una gozada, genera paz y constancia de proposito. Ese estado es purificador, y conviene intentar encontrarlo. Es un viaje que hay que acometer sin obsesión, porque si te obsesionas, entonces corres el riesgo de caer en fanatismo, o no estar nunca en armonía contigo mismo.
Tambien es verdad que cada cual es como es. A mí, lo confieso, me inquieta la incoherencia, y por eso digo que es “mi deber” resolverla.
Peter Hodgson
Para mi no sería coherente confundir la coherencia con actitudes estáticas e inflexibles. (Vaya con con el metadiscurso. Quiero decir que estoy de acuerdo contigo.)
Volviendo a un terreno menos resbaladizo y fangoso, leyendo el post junto con los comentarios y respuestas, parece que las personas que se vanaglorian de incoherentes están en contraposición con todos (¿casi todos?) de los que hemos dejado unas palabras. Pues, a riesgo de parecer incoherente, debo citar la colección de poemas de Walt Whitman “Song of Myself” donde en el penúltimo poema, el número 51, suelta con toda tranquilidad:
<>
Claro que más que incoherencia es rebelión contra páginas y páginas de búsqueda de la coherencia. Me parece bien como válvula de escape, pero no me vale que me lo pongan por delante como argumento. 🙂
Amalio
Peter: De acuerdo contigo. La coherencia no es ser estáticos o inflexibles. Te diré mas… el coherente puede desdecirse, cambiar de postura, decir ahora B cuando antes dijo A… porque la coherencia no consiste en no-cambiar-nunca, sino en saber explicar esos cambios, con argumentos que aporten un hilo lógico, de credibilidad.
Veamos en la política, por ejemplo. Un político que se aferra a una postura y no la cambia nunca cuando debería cambiarla, es un fanático, un cuadriculado. Eso no es coherencia. Sin embargo, he visto buenos políticos corrigiendo decisiones que habían tomando antes, pero explicando con razones convincentes por qué lo hacen.
En tu comentario ibas a citar un poema de Walt Whitman, pero supongo que algo ha fallado con el signo “<>“. Me gustaría que lo compartieras de nuevo con nosotros.
Otra vez de acuerdo. No deberiamos confundir las válvulas de escape (o la intención de ser diferentes, más bien) con el placer de escuchar un buen argumento.
Peter Hodgson
(El wordpress ha hecho de las suyas;-)
“Do I contradict myself?
Very well then I contradict myself,
(I am large, I contain multitudes.)”
La cita es bastante conocida aunque no todos conocen su origen.