Ni reyes, ni guardas: aprendiendo de la naturaleza (post-303)
En los dos posts anteriores (301 y 302) hice un resumen de 9 ideas-fuerza que me gustaron de la MIT Collective Conference 2012 celebrada del 18 al 20 de Abril en Cambridge (Boston).
Dije que era un aperitivo porque después haría entradas independientes para escribir con más detalle de algunos de esos temas.
Hoy continúo mi seriado, para hablar de cómo la naturaleza, y en particular los animales, pueden inspirarnos para explorar patrones de interacción emergentes que ayuden a entender mejor los modelos de Inteligencia Colectiva en grupos humanos.
Ya dije que una de la cosas que me sorprendió de la Conferencia del MIT fue escuchar a Deborah Gordon (Stanford) y Ian Couzin (Princeton), dos “etólogos” o “biólogos del comportamiento” (Behavioral Biology), que es una rama de la biología que se dedica al estudio de los patrones de comportamiento de los animales en sus hábitats naturales. Para ser más exacto, no estoy hablando de “biólogos” en su sentido clásico, sino de equipos multidisciplinares que hacen un uso creciente de las matemáticas y de las ciencias de la computación, así como de dispositivos de tracking y geolocalización para investigar el comportamiento colectivo de los enjambres, o “Swarm Intelligence”, un área que habrá que seguir muy de cerca en los próximos años.
Todo esto se enmarca dentro de un campo fascinante de investigación que llamamos “Biomimética” o Biomimesis, que estudia a la naturaleza como fuente de inspiración para resolver problemas humanos que van desde la ingeniería y la química a las redes logísticas de transporte o la inteligencia de enjambre, una rama de la Inteligencia Artificial que se basa en el comportamiento colectivo de sistemas descentralizados y auto-organizados. Por cierto, si te interesa esto de la Biomimética no dejes de visitar la web Ask Nature, del Biomimicry Institute, que reúne decenas de ejemplos de innovaciones de este tipo.
Volviendo al evento del MIT, hay un gran debate sobre si existen leyes generales que expliquen los sistemas complejos. Los propios investigadores reconocen que entender bien cómo funcionan esos sistemas parece una misión imposible; y que la única forma de intentarlo es focalizándose en los detalles de sistemas específicos, para después comparar y buscar patrones comunes entre ellos. Eso es lo que hacen Deborah Gordon y Ian Couzin.
Gordon estudia el sistema de forrajeo en las colonias de hormigas de Estados Unidos y Argentina. Mientras que Couzin está convencido de que “los peces proporcionan un fantástico sistema a pequeña escala para estudiar dinámicas colectivas” porque “son muy fáciles de entrenar y desarrollan fuertes preferencias”. Basta con echar un vistazo al listado de artículos que ha publicado este biólogo para darse cuenta que da para mucho. El experimento que contó Couzin en la Conferencia fue publicado en Science, y creo que merece que lo cuente porque es bastante curioso.
Una especie de peces de agua dulce (los “golden shiners”) que instintivamente se ve atraída en su hábitat natural por el color amarillo, se subdividió en dos grupos: uno mayoritario fue entrenado para asociar el color azul con recompensas de comida y entonces preferirlo, y otro minoritario para reforzar su tendencia a ir hacia el amarillo. Así consiguieron diseñar un experimento donde había una “mayoría débil” (preferían inicialmente el amarillo pero ahora se les había reorientado al azul) y una “minoría fuerte” (el instinto hacia el amarillo estaba doblemente reforzado con entrenamiento).
Pues bien, cuando el grupo fuerte-minoritario se dirigía “con convicción” al color amarillo, la mayoría-débil terminaba siguiéndole aunque hubiera sido entrenada para dirigirse al azul. O sea, los individuos más seguros terminaban arrastrando a la mayoría que tenía una preferencia débil por la otra opción. Hasta aquí suena bastante: unos pocos con las ideas muy claras pueden manipular y decidir el rumbo de unos muchos menos seguros. Pero lo paradójico viene después.
A medida que se iban agregando peces no entrenados para ninguna opción, o sea, un grupo “desinformado”, “ignorante” o “despistado”; el efecto que producía era inhibir el poder de la minoría fuerte, y decantar la balanza a favor de la mayoría débil que entonces pasaba a elegir el color azul.
En fin, se trata de un experimento muy simplista para sacar conclusiones sociales o electorales, pero los científicos sugieren que la influencia de grupos desinformados puede no ser tan negativa como se pensaba, dado que termina reforzando la elección de las mayorías o dicho al revés, “contrarrestando la capacidad de manipulación de las minorías más enérgicas”. Eso al parecer ocurre porque el individuo desinformado “no se entera” de la influencia de la minoría fuerte, y se guía más por las señales numéricas.
Aunque algunos investigadores van demasiado lejos al insinuar a partir de esto que los desinformados refuerzan el “sentido democrático” en la decisión de los grupos (están primando el factor cuantitativo de las mayorías a costa de la importancia de la calidad del voto), e incluso la prensa ha llegado a reseñar este estudio con títulos tan descabellados como que “la ignorancia es vital para la democracia”; lo cierto es que el experimento da juego para muchas conjeturas y es un buen ejemplo de cómo el estudio de una población de peces puede suscitar preguntas interesantes, y de ahí que lo traigo al post. Por cierto, he descubierto después que Rosa María Artal hizo referencia en su blog a este experimento.
Ejemplos como éstos nos vuelven necesariamente cautos a la hora de extrapolar a colectivos humanos conclusiones extraídas de estudiar agregaciones de (otros) animales. Sin duda que somos mucho más complejos que otras especies. Pero el hecho de que una hormiga, una langosta o un grillo sean como individuos mucho menos inteligentes que un ser humano puede explicar que tengan la necesidad de unirse y buscar mecanismos colectivos que aumenten la inteligencia grupal como comunidad. En el caso opuesto estamos las personas, que nos creemos tan listos individualmente que hemos llegado a pensar que con eso basta, que con ese “egoísmo (tan) inteligente” será suficiente para que las cosas nos vayan bien como especie, y éste puede ser un error fatal.
Opino que la especie humana es tan inteligente a escala individual que añade un exceso de complejidad a los sistemas, así que es probable que la única manera de encontrar un equilibrio socialmente óptimo (y que será necesariamente inestable), es poniéndonos de acuerdo alrededor de unas “reglas simples” de colaboración. Pero resulta que muchas de esas “reglas simples” se encuentran optimizadas en la naturaleza, y se manifiestan a menudo a través de los mecanismos de detección de señales con que los llamados insectos sociales se ponen de acuerdo para realizar tareas mucho más exigentes que las que permitirían su talento individual.
En algunos animales las señales que necesitan para tomar decisiones no se detectan de forma individual sino por agregación colectiva. En el caso de las hormigas sólo necesitan información local, la que tiene cada una a su alcance, para optimizar el rendimiento de la colonia. Así que desentrañar la complejidad de esos sistemas aporta metáforas alternativas a las del control central.
En resumen, lo que quiero decir es que estas historias-de-biología son mucho más que eso porque están llenas de metáforas sociales de las que podemos aprender y que nos deberían servir para pensar-fuera-de-la-caja, que bastante nos hace falta.
Estos enjambres actúan en conjunto de una manera sorprendentemente coordinada, adoptando una inteligencia-de-grupo que aflora de una optimización de sinergias. Sí, vale, entiendo que eso puede asustar un poco pero… hay muchas zonas grises todavía por explorar entre el egoísmo extremo del homo economicus con que se intenta “resolver” casi todo en el Capitalismo y el colectivismo forzado de los regímenes totalitarios.
Y digo más. Cuando se nos advierte que el comportamiento de los animales es demasiado colectivista, y que su aplicación al ser humano significaría reprimir la creatividad individual, uno se plantea si a escala social no hay ciertos tipos de desafíos que probablemente necesiten más coordinación que improvisación onanista. Ahí tenemos, por ejemplo, la noción del procomún, que a mí me parece un punto de vista que responde bien a muchos de los problemas colectivos a los que se enfrentan las “colonias” humanas.
En esta línea habría que hablar de Steven Johnson con su libro de 2001 “Sistemas emergentes”, en el que nos explicaba de forma magistral qué tienen en común hormigas, neuronas, ciudades y software. Allí llamaba la atención sobre las estructuras auto-organizadas y cómo pueden generar comportamientos más inteligentes en la naturaleza que los modelos jerarquizados. Parte de lo que allí cuenta Johnson se nutrió de descubrimientos realizados por investigadoras como Deborah Gordon.
Estuve bicheando por Internet (nunca mejor dicho), y en mis búsquedas encontré un blog estupendo, de Nelson Piedra, muy didáctico, bien escrito y documentado, que habla sobre estos temas con bastante criterio, y que quiero recomendar. Pues allí Nelson dice esto sobre los llamados “insectos sociales”:
“Yo envidio a los insectos por su talento comunal; he intentado varias veces reproducir el modelo en las iniciativas que están a mi alcance: organización de emprendedores, de grupos de investigación, de docencia, de trabajo en equipo. Estoy contento con lo conseguido aunque sé que puedo mejorar si entiendo las claves de su funcionamiento. En este sentido, son tres los aspectos que hacen que los insectos sociales sean exitosos: 1) Flexibilidad: la colonia puede adaptase a un entorno cambiante, extremo, adverso; tiene capacidad de auto-recuperarse, 2) Robustez: cuando uno o más individuos fallan, se equivocan o mueren; el grupo puede seguir ejecutando la tarea, 3) Auto-organización: las actividades no se controlan centralizadamente, ni se supervisan localmente. No hay reyes, ni guardas…”.
Antes de terminar quiero comentar otro detalle, y es el alto grado de especialización que tienen estos expertos. Gordon lleva toda la vida estudiando a las hormigas, y Couzin observando a los peces. Hoy, en tiempos donde a los científicos se les exige que sean rentables a muy corto plazo, uno se da cuenta que la verdadera ciencia no funciona así, porque genera un conocimiento que necesita tiempo para valorizarse a través de la exportación de modelos a otros ámbitos donde sí producen riqueza.
Me quedo con esta reflexión de Nelson Piedra: “En general las ciencias complejas, y en particular la inteligencia de enjambres han determinado que si un individuo sigue reglas simples, el comportamiento resultante del grupo puede ser sorprendentemente complejo y altamente efectivo. A la larga la flexibilidad y la robustez son resultado de la auto organización”. Pues nada, a estas ideas les seguiremos dando vueltas para encontrarle aplicaciones en los mundos por donde nos movemos.
Francisco Camara
….efectivamente, Steven Jhonson y Sistemas Emergentes, precisamente el libro que me acabo de leer. A medida que leía tu post, me venía a la mente de continuo. Es muy interesante razonar sobre estos temas, dejarlos reposar y esperar a que puedan provocar algo nuevo.
Bueno, Amalio, sólo decirte que te organizas unos viajes que me quedo alucinado lo flipantes que son.
Gracias.
Amalio
Hola, Francisco:
Ese libro de Steven Jhonson es un «must». Muy provocador. Lo de los viajes no tiene mucho misterio. Investigas un poco y mandas e-mails pidiendo ayuda, y la gente suele responder. Gracias
marga guillo
hola, sólo te conozco por las redes y porque leo mucho a los amigos vascos de EDEX pero me fascinó tú viaje a Boston a través del TW porque me hago «cruces» (la cultura aprendida tiene estas cosas) con una asociación de doce, sí 12, asociaciones que tenemos aquí para defender territorio y viabilidad sostenible del mismo (largo de explicar), cada asocaición es de una índole, trayectoria y estrategia diferente y la verdad es que somos para hacer un estudio sociológico pero como «diri-gentilla» de la misma te comento que hay muchas similitudes con el mundo animal en nuestro devenir desde 2007 ya que para «convivir» hemos tenido que rebajarlo todo a grado cero de sencillez, sentido común, perspectivas y estrategias para que estas fueran comunes al objetivo principal, lo 1º fue declararnos apolíticos y practicarlo, lo segundo que aquello que creara conflicto se habría de solucionar «más adelante», lo tercero aprender a andar juntos, lo cuarto a mirarnos mientras andábamos y de forma sincera no tipo espía-recleo-envidia, lo quinto a avanzar todos a la vez (nunca dejar a nadie detrás ni de lado)….y así muchas más….te puedo contar que vamos más despacio que Sanpatrás pero también te digo que estamos forjando una red difícil de dividir, de hilos fuertes y flexibles….y que cada vez me recurda más el mundo animal…a quién sea gracias¡……..y esto la verdad es que está resultando muy difícil, pero gracias a personicas como tú nos animamos y seguimos para adelante «vendiendo» honradez, honestidad y dfensa de nuestra tierra….todo esto para decirte que gracias por hacernos llegar todo esta información y conocimiento ¡.
Amalio
Hola, Marga:
Perdona que no te haya respondido antes. Se me había «traspapelado» tu interesante comentario, pero aquí estoy.
Me imagino que tropiezas con dificultades parecidas en la gestión de esa meta-asociación. A más complejidad, más parecido a la naturaleza. Creo que, como dices, el «sentido común» es un buen recurso para introducir sencillez en los modelos de autogestión.
Me ha parecido interesante eso que dices de que «aquello que crea conflicto se deja su solución para más adelante». También lo de «andar todos a la vez, no dejando a nadie detrás». Son conceptos difíciles de implementar, pero muy prácticos que agradezco que compartas aquí. Lo de posponer la resolución de conflictos puede ayudar a forjar sentido de comunidad, pero también ser contraproducente. Creo que hay dilemas o contradicciones que hacen mucho daño si se posponen. La idea de ser inclusivos a toda costa y funcionar según un «mínimo común denominador» puede tener un coste elevado en términos de comunidad cuando hay elementos o miembros que castigan o boicotean el resultado conjunto.
Los hilos fuertes y flexibles necesitan tiempo. Eso es clave que se entienda. El «tempo» es, efectivamente, parecido al de la naturaleza, y ya ves los pe’azos de soluciones que nos regala.
Muchas gracias por tu estupenda aportación. Me has dado buenas pistas.
Ánimo y suerte en ese proyecto…. 🙂
Angel
Hola Amalio,
Hace tiempo que no leía un post que me haya dado más que pensar. Es un experimento extrordinariamente brillante, y lo has contado y comentado muy lúcidamente.
Los resultados tienen múltiples interpretaciones, pero a mi me hace caer que a veces estar demasiado seguro de algo como los peces minoría-fuerte, pueden ser un peligro. Los talibanes están superconvencidos de sus ideas y con solo 2000 personas fueron capaces de hacerse con el control de todo un país por lo seguro y fuertes (violentos?) que se mostraban.
Los líderes religiosos, los demagogos, los dictadores, los abertzales, los nazis, etc, se hacen con tanto poder por haber una mayoría-débil, porque su convicción les da seguridad, aunque puedan estar totalmente equivocados.
Los equivalentes a los peces desinformados que generan esas dudas en la mayoría-débil en este caso pueden ser los humanos superinformdos que dudan de todo. Es decir, en el ser humanos no es el despistado sino el superinformado y super-reflexivo el que debilita la tendencia del grupo liderado por la minoría-fuerte.
Cuando más informado estás y más abres tu mente, más te alejas de los dogmatismos y menos identificado te encuentras con los rebaños dirigidos por mensajes demagógicos simples que niegan todo lo que haya de positivo de las opciones contrarias.
Respecto al éxito de los insectos en su autoorganización, yo diría que se basa en que ellos son altruistas 100%, y el ser humano alterna en una motivación altruista y egoista en mezclas distintas dependiendo del individuo. Existen todo el rango de niveles entre el psicópata (egoista 100%) y el héroe o misionero (100% altruista).
El sistema comunista basa su éxito asumiendo la premisa de un altruismo 100% del ser humano, aunque la motivación general para los que desean implantarlo van más que nada por la envidia (pensamiento egoista) y acaban imponiendose por la fuerza. Por eso no funciona.
El de libre mercado con mecanismos redistributivos y antimonopolios (es decir, regulado con leyes antiabusos y pro igualdad de oportunidades) es el que ha demostrado garantizar más progreso y libertad porque permite canalizar las dos motivaciones en el mismo sentido, para que gane más el que aporta más a la comunidad en forma de productos o servicios o puestos de trabajo (sabemos de las excepciones a esto, pero es para simplificar).
Un abrazo,
Angel
Amalio
Hola, Ángel:
Puff, me ha costado lo suyo comprender el experimento e intentar explicarlo de un modo elocuente. Ian Couzin lo explicó muy rápido en la Conferencia, y los artículos que se han publicado contienen contradicciones, así que he tenido que ir a la fuente original y completar piezas en otras fuentes. Pero en fin, creo que ha valido la pena.
Lo que dices de los peligros de las minorías fuertes, o mega-fuertes, es totalmente cierto. De hecho, los investigadores interpretan como negativo el efecto de esas minorías porque parten de la premisa de que se trata de “posturas extremas”. Es una forma de verlo, pero no tiene por qué ser necesariamente así. Pienso que hay minorías muy sólidas y edificantes porque aportan un voto de calidad, informado, argumentado y responsable. Y lo que es más importante, su punto de vista podría aportar soluciones brillantes o efectivas que la “media representativa” no ha sabido ver por estar demasiado acomodada en el statu-quo (por eso está en la media). La innovación suele aflorar en los extremos de la Campana de Gauss. Pero de acuerdo, no hablo de talibanes, ni dictadores, ni demagogos, porque esos son todos peligrosos, y conforman una “minoría extrema”, que los buenos sistemas de inteligencia colectiva tienen que aprender a filtrar y decantar. En los seres humanos sí que es cierto que existe esa figura del “super-informado” que sigue a rajatabla la consigna de: “duda, y acertaras” 🙂
De acuerdo, el altruismo 100% me parece excesivo. No se puede anular al individuo. El “sistema comunista” que hemos conocido parte de esa premisa errónea, salvo para los que lo dirigen, que no se cortan un pelo. Al mismo tiempo, ya sabes lo que pienso del “libre mercado”, que no es “libre”, ni está coordinado por la “mano invisible”. Del mismo modo que el altruismo 100% del Comunismo Real se demostró imposible, tampoco creo en los cantos de sirena del liberalismo económico. Todo está manipulado por fuerzas cuidadosamente ponderadas, y eso seguirá siendo así mientras haya concentración del poder, y no pongamos en funcionamiento los mecanismos necesarios de vigilancia y transparencia. Y para eso, tenemos que repensar desde la A a la Z las instituciones que nos (mal) representan.
Un abrazo 🙂
gregorioalonso
Gracias Amalio, muy interesante. Me pregunto si lo de los peces que van al color amarillo no ocurre ya en los humanos. Me explico, creo que cada individuo tenemos una definición personal donde predomina un aspecto, bien emocional, instintivo o racional. Y nuestra percepción de las cosas suele dirigirnos por esos caminos.
Amalio
Hola, Gregorio:
Sí, son los «instintos». O si quieres, llámalos prejuicios o neuras. Pero por suerte, los humanos tenemos, o deberíamos tener, la capacidad de desaprender y aprender… así que vamos a aprovecharla.
Un saludo
josepgesti
Generoso post y generosas aportaciones! Después de responder mil veces a la pregunta «¿qué hace un biólogo como tú metido en el desarrollo local?» por fin un post al que redirigirles 🙂
Lógicamente el post suscita opiniones opuestas (es bueno, no?) en relación a las interpretaciones de determinados comportamientos y de los resultados de los experimentos que planteas, por ejemplo en los peces. Creo que no es trascendente llegar a un acuerdo sobre esas interpretaciones sinó que la parte interesante está en la posibilidad de observar «en vivo» modelos funcionales y extraer aquello que nos pueda servir. Es más, lo más probable es que encontremos en la naturaleza ejemplos contrapuestos: soluciones etológicas distintas ante un mismo escenario según el grupo o especie; soluciones parecidas para escenarios distintos. La diversidad natural es tal que es posible encontrar grandes divergencias entre las estrategias de colaboración (cada una de las cuales nos puede llevar a «metáforas» interesantes) a nivel de grupos poblacionales, de especies o incluso entre especies. Siempre pongo el ejemplo de las relaciones de simbiosis donde especies distintas interaccionan dando lugar a una solución que supera la suma de capacidades individuales. Pero (siempre hay un «pero») la simbiosis incluye matices que van desde el mutualismo (algo así como ganador-ganador) al comensalismo (ganador-indiferente) y el parasitismo (ganador-perjudicado). Será por interpretaciones….
Un saludo!
Amalio
Gracias, Josep. Un placer verte por aquí.
jjj…. eso está bien, estimado biólogo, currando en desarrollo local. Ya sabes, si es que al final todo es un tema de «ecosistemas», no??. Son seres vivos, así que lo mismo da 🙂
Es cierto, la diversidad nos lleva, como bien dices, a estrategias muy variadas de colaboración. Algunas sorprendentes y cargadas de metáforas. Las relaciones de simbiosis son dignas de tratar en un post aparte. A ver si busco tiempo para escribir sobre eso, porque son la quintaesencia del poder de la sinergia.
A ver qué tal va ese anteproyecto del que hablamos, y si podemos hacerlo realidad…
Un saludo 🙂
Nadir Chacín
Kiubo, Amalio 😉 Mientras más te leo más me gusta la película The Matrix jajjaja 😉
Yo he encontrado que lo más difícil de lograr es el control compartido y no centralizado de las actividades en un grupo, y el tema de quién supervisa dichas actividades y cómo lo hace o si nadie debería supervisar. :O
En mi búsqueda con diferentes grupos siempre termino preguntándome: cómo generar resultados colectivos óptimos (hacia una meta de grupo) sin desperdiciar/opacar/normalizar el potencial individual y sin desgastarme yo en el camino…
Creo que la flexibilidad y la robustez son más sencillas de obtener. No creo que estas últimas sean el resultado de la primera: auto-organización, parece que las otras dos variables no dependen de ella. A menudo sigo pensando que los grupos humanos necesitan líderes fuertes para obtener resultados significativos. Y en estos tiempos del siglo XXI donde necesitamos cambios fuertes y rápidos (que en 50 años ya no vamos a poder ni respirar en las ciudades) parece que la masa los necesitan más aún. Es todo un dilema porque yo creo que la solución está ciertamente en la colaboración y en la inteligencia colectiva … :S
Hay muchos biSHos en este circo:
1) Los que necesitan un líder y alguien que les diga qué hacer. Para éstos lo que ha cambiado son las características del líder (que no siempre es una persona, puede ser un estilo de vida, un símbolo, un arquetipo), qué es eso que tiene que tener el líder para que lo sigan. Es la masa «seguidora» que ahora la vemos en las redes sociales a todo lo que da. No saben ni siquiera qué es eso del sistema.
*Son payasos.*
2) Los que le gusta ser seguidos y toman decisiones por los demás. La lógica de esta gente es que la masa decidiendo sola es un peligro, porque ni ellos mismos saben qué es lo les conviene. Creen/Crear en el sistema.
**Son ilusionistas.**
3) Los que no quieren seguir ni ser seguidos y que ya están hartos. Quieren apoyo y colaboración de sus pares, no quieren mesías ni esclavos. No creen en el sistema por eso no crean en él. (¿Si no creas en el sistema algo va a cambiar?)
***Son los niños que no se ríen cuando van al circo, pero siguen yendo porque los niños qué hacen? los niños van al circo.***
4)
5)
y cuántos más-.
Vaya plan…
Gracias,
Nadir
Amalio
Nadir:
Sip, reconozco que es un asunto complicado éste de los sistemas emergentes. En muchos casos se produce un gran desgaste. Creo que la flexibilidad sí que depende en parte de la auto-organización, porque no está condicionada por personas con nombres propios. Lo de que los “grupos humanos necesitan líderes fuertes para obtener resultados significativos” es una hipótesis que pongo en revisión una y otra vez. La respuesta fácil sería: “si el líder es bueno, es el correcto, puede ser la solución óptima”, pero tiene trampa: 1) ¿quién asegura que el líder sea bueno?, 2) ¿y qué pasa con el proceso de empoderamiento personal? El resultado puede ser bueno, pero seguimos generando la sensación de que dependemos de otro/a. No se invierte en autonomía y en sentido de la responsabilidad personal. Cada vez me interesa más el proceso, el desarrollo de competencias y el fomento de la iniciativa personal, que no es posible sin una adecuada distribución del poder. Una posibilidad puede ser el “liderazgo distribuido”, basado en la meritocracia, o sea, en grupos de personas que lleguen ahí por su trabajo y su capacidad. Pero no es “un” líder, sino varios, una gestión colegiada. Por otra parte creo que empezamos a tener herramientas digitales que permiten un modelo “asambleario” más eficiente, más dinámico, más participativo. Yo estoy ahora muy metido estudiando sobre las “propiedades de emergencia” en los colectivos humanos, y empiezo a descubrir “reglas simples” (como las que siguen las colonias de hormigas) que permitirían optimizar la gestión global sin castigar la creatividad individual. Nos vamos acercando a modelos de interacción que son más viables de lo que antes nos parecían. La “masa seguidora” lo es no porque quiera, sino porque no conoce, ni sabe (todavía) hacer otra cosa. Es una cuestión de entrenamiento. Son muchos años haciendo lo mismo, y reforzados por un comportamiento que el sistema alentaba, porque le convenía, y le conviene.
Pero de acuerdo, Nadir, el tema del “circo” es complejo, y me identifico con tu taxonomía. Es lo que hay, pero no me conformo. Ojalá tuviera más tiempo para seguir profundizando en estos temas porque esto de los sistemas emergentes es mi pasión. Pero seguro que encuentro ese tiempo, porque vale la pena… Gracias por tus estupendas ideas 🙂
luis.tic616
Hacía tiempo que no leía un post tan amplio, en él mismo y en las vías que abre. Me lo guardo para «bichearlo» bien
Y muy subversivo también, Amalio. Los poderes fácticos te van a cerrar el blog a este paso 🙂
Amalio
Gracias, Luis, por tus palabras. Más viniendo de ti. «Bichealo» y ya me cuentas, colega.
Oye, no es tan subversivo… Los poderes fácticos ni se molestan con el rollo escrito, o el palabreo. Sí que empiezan a preocuparse cuando la teoría se hace práctica, y de las palabras se pasa a los hechos. Mientras tanto, nos dejan jugar, porque así nos tienen entretenidos, y con la sensación falsa de que podemos influir 🙂
luis.tic616
¿Qué es eso de «más viniendo de ti»?… Es cierto que a mí con el «colectivismo» me salen sarpullidos pero no es de lo que estamos hablando aquí.
A ver si este fin de semana me dejan mis «bichos» de 7 y 9, y puedo dedicarle lo que se merece.
Y lo de que no es subversivo… ya veo que quieres pasar desapercibido 🙂
Un abrazo y muchas gracias por todo lo que aportas
Amalio
Hombre, Luis, lo de «viniendo de ti» era un halago, no iba con segundas. Me refería a que eres un tío con criterio, y que «curas» bien los contenidos que valoras. Ni había pensado en lo del «colectivismo»…. que no es lo mismo que «inteligencia colectiva» 🙂
De los «bichos» nadie te salva, me consta por experiencia… son garrapatillas encantadoramente absorbentes.
Un abrazo
Jorge Martínez
Hola Amalio gracias por las nueva pistas.
Yo empecé con esta nueva visión del mundo leyendo a Fritjof Capra en la trama de la vida y las Conexiones Ocultas que me llevaron a los biólogos chileos Humberto Maturana y Francisco Varela.
Estos a su vez me hicieron desaprender poco a poco mi formación cartesiana, lineal, mecanicista y simple del imperante modelo positivista la psicología de los años ochenta y fui recuperando a K. lewin, a Lev Vygotsky , Urie Bronfenbrenner……y los modelos de psicologia social de los años 50 que entre otras cosas intentaba explicar el fenomento Nazi.
La relación entre las abejas y las avispas asesinas son tambien un modelo ejemplarizante……dicen que la innovación está en la periferia de las organziaciones altamente capilarizadas.
Un saludo
Jorge
Amalio
Jorge:
Humberto Maturana es un paradigma en esto de inspirarse en la biología para dibujar modelos sociales. Un ejemplo clásico es su famosa teoría de la «autopoiesis», dentro de las distintas lecturas que se hacen de los sistemas emergentes y autogestionados. Maturana es un referente que conviene leer. A mí me ha inspirado mucho.
Ya que lo dices, voy a investigar más sobre esa relación que comentas entre las abejas y las avispas asesinas, porque me huele que ahí hay paradojas jugosas que extrapolar a los colectivos humanos. Definitivamente: la innovación está a menudo en la periferia…
Un saludo
Ines Skotnicka
Interesante enfoque para estudiar. Parece que lo de la naturaleza está calando cada vez más en campos de ciencias sociales.
Amalio
Gracias, Inés. Sip, la mimética es una línea de investigación que ha traspasado el ámbito de la ingeniería y las ciencias exactas, para irrumpir con fuerza en las humanidades y las ciencias sociales como una fuente de metáforas muy inspiradoras. Gracias por pasarte
Francesca
Hola Amalio, este tema me interesa mucho desde que tengo memoria y me gustaría que hablásemos de muchos de los puntos que tocas aquí, pero empezaré por el principio. En el experimento de los peces me gustaría saber un poco más, tanto como cuánto tardó en dejar de ser fuerte la minoría adiestrada para elegir el color azul. Es decir, somos inteligencia pero también somos instinto (y ahora ya no hablo de los peces). Yo no veo ahí una interpretación única (nunca la hay ¿verdad?), es cierto, una minoría manipuladora pierde frente a una mayoría, pero ¿y si es la minoría lúcida? ¿cuánto tarda en ser no solo anulada, sino absorbida, por una minoría desinformada? Es decir ¿volvieron los peces adiestrados para elegir el azul a preferir el amarillo? Estoy pensando en la manipulación de mayorías débiles que se puede ejercer desde las grandes tribunas informativas o en estrategias que promueven mayorías débiles a base de rebajar la calidad de la educación de un país… Es que ayer hice una pausa para tomarme un café a media tarde y encendí la tele y me encontré con una entronización de la zafiedad que me dejó muda. Entonces recordé los recortes en educación que vamos a sufrir… y ahora, pensando en lo fácil que es manipular a los peces, de repente me ha dado como repelús… Gracias por el artículo, Amalio.
Amalio
Francesca: Siempre contento de verte por aquí, aportando ideas. Sé que el post es denso, cargado de pistas, y largo, pero ya sabes: escribo así, o no escribo. Me dejo llevar, porque son ideas que quieren salir y yo las dejo 🙂
Haces bien en preguntar sobre los detalles del experimento, porque «el diablo está en los detalles». Los tienes en el artículo publicado en la revista Science, que por eso lo enlacé en el post, para el que quisiera complete la información que falta. Algunos puntos no me quedan claros, como a ti, pero he confiado en los filtros y el rigor que habitualmente exige una revista como Science para aceptar la publicación de los resultados de una investigación. Si hubiera sido una revista con menos prestigio, lo mismo no citaba el experimento.
De acuerdo en que se pueden hacer muchas lecturas del experimento de los peces. Y yo no suscribo varias de las conclusiones, porque todo depende de cómo entendemos esa relación tan difícil entre cantidad vs. calidad de los votos. El efecto que puede tener el instinto es algo que habría que ponderar bien, pero yo no soy biólogo. Aunque estos artículos, como sabes, son revisados por pares que saben de eso, y hacen las preguntas adecuadas hasta cerciorarse que el diseño del experimento sirve para demostrar lo que se dice.
Lo interesante del experimento, y por eso lo describí, es las posibilidades que abre para plantear conjeturas, dilemas e interrogantes a escala social. A mí me puso a pensar, y ese efecto buscaba al compartirlo.
Un abrazo 🙂
Manel [cumClavis]
Las vias que se abren son muy interesantes Amalio! Un abrazo,
Amalio
Hola, Manel. Tenemos un campo de investigación y de aprendizaje muy jugoso en esto de la conexión naturaleza-sociedad. Está lleno de metáforas, que sé que a ti te gustan mucho porque ayudan a una narrativa más creativa. Un abrazo 🙂
diego soroa
Super interesante Amalio. Se agradece tu esfuerzo de difusión, mucho!
Amalio
Gracias, Diego. Me alegro que te sea interesante. Ahí seguimos con la difusión. Un saludo