¿Son los colombianos estúpidos al votar NO? (post-513)

Escribo esta entrada en el avión que me trae de regreso a casa desde Colombia, donde estuve toda la semana previa al plebiscito, incluyendo ayer domingo que se anunciaron los resultados. Antes de entrar en materia, quiero dejar claro que nadie en su sano juicio rechaza la paz. Este NO ha sido a un acuerdo concreto, no a la paz. La gente no es tan estúpida como algunos se empeñan en decir por amargura. En este post daré mis razones.
Sé que es fácil decir esto a toro pasado pero a pesar de que siempre me mostré públicamente esperanzado de que ganaría el SÍ, algo me decía que este descalabro era bastante posible. De cierta manera lo veía venir. En la semana que he estado en Colombia no encontré a nadie que contemplara en serio la posibilidad de que ganara el NO y eso ya me puso mosca porque las encuestas no eran tan rotundas para estar tan seguros. Hasta el punto que después se constató que ni siquiera había un Plan B por si ganaba el NO. Como se ve, todo esto se parece bastante a lo que se vivió con el #Brexit. Ciertos patrones se repiten en ambos casos, que estoy estudiando como parte de mi investigación sobre Inteligencia Colectiva.
Mi entorno en Colombia era demasiado optimista mientras yo sospechaba que como el NO era el voto anti-poder, podía estar más sumergido y no se expresaba de forma tan clara en las encuestas y las conversaciones. Percibía un exceso de confianza en el SI. En cambio el NO, que parecía navegar contra corriente, conseguía estar mas movilizado porque se alimentaba de dos fuentes de rechazo: Santos y las FARC, dos figuras que generan pocas simpatías en Colombia. Ya sabemos que el odio contra alguien o algo cohesiona y aporta siempre un plus de energía 🙁
Mientras que a Uribe (del lado del NO) le siguen cientos de miles de incondicionales, Santos y las FARC (del lado del SI) no cuentan con seguidores tan apasionados. Gústenos o no, Uribe es un líder para los suyos que Santos no es. Muchos votantes del NO, a pesar de también querer la paz, lo hicieron sencillamente por castigar a Santos y/o porque creían que el acuerdo era demasiado generoso con la guerrilla y no hacia suficiente justicia hacia las víctimas. Mucha gente se quejaba de que el acuerdo consagraba cierto grado de impunidad y que no reparaba adecuadamente a las víctimas. Me falta conocimiento para saber si eso es cierto, pero está claro que éste era de los temas más delicados y que más dudas generaba, incluso entre los partidarios del SÍ.
A pesar de mi frustración porque mis preferencias pierdan una y otra vez en los últimos procesos plebiscitarios o electorales (mi hijo pequeño ya me pregunta por qué «siempre ganan los malos«), sigo creyendo en los mecanismos democráticos y en que no hay otra forma más transparente y sencilla de aportar legitimidad en las decisiones políticas relevantes que la consulta colectiva.
Por ejemplo, a mí no me hace ninguna gracia que el PP sea el partido más votado en España a pesar de ser el más corrupto de la historia de la democracia en nuestro país, pero no por eso voy a pensar que los votantes españoles son estúpidos. Más bien creo que los humanos somos tan diversos que cada uno tiene razones legitimas para priorizar unas cosas más que otras, y debería aceptar que el algoritmo de decisión que usan muchas personas para comparar alternativas pueda dar como resultado que el PP sea la «menos mala» de las opciones para elegir. Insisto, la gente no es estúpida si decide votar al PP por mucho que a mí no me guste porque pueden estar ponderando otras cosas que yo valoro menos. La gente elige desde sus vivencias, intuiciones, creencias e intereses, que pueden ser distintos a los míos. En todo caso, cabría pensar que son las alternativas perdedoras las que son incapaces de demostrar que son mejores.
A todas esas, me gustaría resaltar una singularidad relevante que se da en el caso de Colombia. No cabe aquí la excusa tan socorrida (y a menudo justificada) de acusar al Estado y a los poderes facticos de manipulación en plan come-cocos. Si bien sabemos que el Uribismo apeló al miedo para impulsar el NO, resulta que en esta ocasión el SÍ estaba en el poder, en el gobierno, y contó con muchísimos más recursos para ganar. Hasta la élite económica parecía favorecer el SÍ para poder relanzar sus negocios. De hecho, la pregunta del Referendo era tendenciosa y estaba abiertamente sesgada en favor del SÍ (juzga tú mismo/a: «¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera?») poniendo en evidencia la falta de neutralidad con que fue diseñado. Por mucho que desee un resultado, no mola ganar con trampa. Me consta, además, que todo el aparato del Estado se puso en funcionamiento para favorecer el SÍ. Pero a pesar de todas estas ventajas ganó el NO, e ignorar eso sería un error. Nos tiene que decir algo.
Es verdad que mucha gente que apostó al NO ni se leyó los textos del Acuerdo de Paz y pudo haber ejercido el voto desde cierta ignorancia. Pero esa queja también vale para el SÍ. En todo caso, no se puede frivolizar la opinión plebiscitaria tachándola de “estupidez colectiva” como le he escuchado decir a unos cuantos sin profundizar en las posibles razones que han llevado a ese resultado. Esto ya se hizo con el #Brexit desde el resto de Europa pero, insisto, tienen que haber razones muy profundas para que aun en condiciones tan desfavorables ganara el NO.
¿Qué razones? No tengo una opinión definitiva, ya se verá, pero me atrevo a sugerir algunas. Por ejemplo, quizás las FARC pidieron perdón demasiado tarde. Tal vez Santos no era la figura más creíble para seducir y liderar un cambio tan atrevido. Quizás la gente percibió que la ansiedad de protagonismo de Santos (su personalidad no es que ayude mucho) pudo precipitar las concesiones hasta un punto inaceptable para la memoria colectiva de la mitad de los colombianos que no perdonan a las FARC ciertos comportamientos. Tampoco las fuerzas del SÍ, encabezadas por el Estado, fueron eficaces en la narrativa utilizada para explicar las condiciones más favorables del acuerdo o para desmontar las críticas que recibieron de exceso de benevolencia.
Por otra parte, mirar al pasado para reclamar una reparación justa no puede ser solo una aspiración de la izquierda española o latinoamericana. Salvando las distancias, los que creemos que eso hay que hacerlo con las víctimas del Franquismo y decimos que es difícil construir el futuro sin cerrar con justicia las heridas del pasado, también deberíamos entender que hayan muchos colombianos que aspiren a lo mismo. Esa reparación también se tiene que dar en Colombia donde en muchos sitios hubo algo muy parecido a una guerra civil.
Mi lectura de lo que ha pasado este domingo en Colombia, y a pesar de estar otra vez en el lado de los perdedores, es optimista. Quiero verlo como una oportunidad. Pienso que esto es un paso atrás para dar dos hacia adelante. Me explico.
Tengo claro que para las FARC ya no hay vuelta atrás y que van a estar dispuestas a más concesiones. Han llegado a un punto de no retorno. La razón de eso es bien sencilla: no es el gobierno sino la mitad de Colombia («el pueblo«, en lógica guerrillera) la que no acepta el acuerdo. No hay un gobierno enemigo a quien echarle la culpa. Por otra parte, el Uribismo ya ha conseguido lo que quería, que era castigar duramente a Santos por su traición.
Siendo optimista, creo que este varapalo plebiscitario va a introducir ajustes en la negociación que harán el nuevo acuerdo más sólido y consensuado. Como es evidente que detrás del referendo hubo también una vergonzante guerra de egos entre políticos obsesionados con pasar a la historia (Santos, Uribe, Pastrana, etc.), el éxito conseguido ahora por Uribe gracias al NO va a permitir repartir los méritos de la Paz final entre más gallitos. Santos podrá decir que impulsó el acuerdo y Uribe que lo mejoró. A más pejes gordos se puedan poner la medalla y salir en la foto por haber influido en el acuerdo final, más probable es que la paz sea duradera porque la sentirán suya y no la boicotearan. Así de asqueante es la política pero es lo que hay mientras no la cambiemos desde abajo.
El proceso hacia la paz será ahora más largo y más complejo, y esa no es una buena noticia para mis amigo/as colombiano/as, pero el reajuste que se dará al Acuerdo de Paz lo hará más robusto y sostenible en el tiempo.
Después de todo, tal vez no sea tan insensato querer buscar la paz pero bajo otras condiciones que generen un mayor consenso. Es verdad que vistos los precedentes de Colombia, a uno le queda la duda de si ese era el único acuerdo posible, pero la mitad de Colombia no parece pensar eso. Y yo lo que creo es que habrá paz con otro acuerdo mejor gracias a éste no refrendado, por todo lo que ambas partes aprendieron en el proceso, incluido el Referendo. Habrá un acuerdo mejor, y más viable, gracias a éste fallido porque quizás había que pasar por este trago amargo para llegar a la solución definitiva.
De hecho, tengo que reconocer que cuando vi que el escrutinio al final estaba tan apretado, empecé a preferir que ganara el NO para que eso obligara a corregir y renegociar el acuerdo. Un SI de 51/49 hubiera sido una victoria pírrica porque al otro día seguirían las dos Colombias enfrentadas. Hubiera sido un «posconflicto» falso, y tenía toda la pinta de eso.
Para terminar, me repito en la idea inicial. Estoy un poco cansado de tanto despotismo ilustrado, de acusar de ignorante o estúpido a todo colectivo que decide algo que contradice nuestras preferencias. Menos mirarse el ombligo y más autocritica. Igual los ineptos somos nosotros por no saber demostrar que nuestra opción es la mejor. Y tal vez ni siquiera es la mejor.
Gonzalo Martín
Es interesante añadir la reflexión post-referendum de The Economist. En su momento, apoyó el sí sin fisuras y por dos veces trató de forma desdeñosa la argumentación del uribismo de que el acuerdo suponía una entrada por la puerta trasera al «castrochavismo». Con el resultado, considera que el principal factor del no es el rechazo a las propias Farc. También las invita a aceptar lo que tiene votar y sugiere dos puntos para lograr un acuerdo renovado: «The FARC should be pressed for at least two additional concessions. The first is to accept that their recent promise to declare ill-gotten assets and pay reparations to victims should become a binding addendum to the agreement. The second is that the “effective restrictions on liberty” to be imposed on sentenced guerrilla commanders should look more like a prison farm than a holiday camp.»
Suena muy razonable. Y la pregunta es si los que como el periódico británico apoyamos el sí ex ante, por qué ahora creemos que esto puede ser lógico y razonable. Yo también lo creo. El semanario no lo explica, yo doy mi punto de vista. El contexto ha cambiado tras el voto y lo que tenía sentido de modo anterior, ahora no lo tiene por el juego de la democracia. Es el acuerdo al que llegaron los negociadores para decir «ya». Hubiera valido entonces, pero ya no. Y, sin duda, el acuerdo será mejor con esto. La gran diferencia es si será posible y si será bastante para el no, o si llegará a tiempo. Si lo es, bienvenido. Si no lo es y esto se deteriora, el primer acuerdo parecerá la gloria.
«http://www.economist.com/news/leaders/21708249-after-voters-reject-agreement-country-needs-political-accord-saving-colombias-peace
Amalio Rey
Gonzalo: Las piezas empiezan a encajar despues del Referendum.
A tu pregunta de si los que como el periódico británico apoyamos el sí ex ante, ¿por qué ahora creemos que esto puede ser lógico y razonable?, yo añado que la «opinión colectiva» ha servido de mecanismo de corrección y, por lo tanto, puede resultar ser más inteligente de los que muchos creían. La consulta colectiva ha puesto el foco en aspectos concretos del acuerdo que el «fast-track» del Referendum pretendía ignorar.
Por otra parte, las dos concesiones que reclama The Economist no son nada fáciles de conseguir. Veo muy complicado que las FARC reconozcan y entreguen los fondos conseguidos de manera ilicita. Y la idea de «meter presos» (de verdad) a los jefes guerrilleros condenados sería como dispararse en su propio pie. Son aspiraciones razonables pero creo que entran en el terreno de las concesiones mínimas que espera una de las partes. A medida que vamos concretando me doy dando cuenta que la cosa se complica 🙁
Elizabeth Ordóñez L
El No… realmente no gano por la peopaganda de Uribe y por que tiene demasiados adeptos….Una gran mayoria de Colombianos, estamos cansados de la politiqueria y de que los politicos todo lo hagan sacandonprovecho o mejor dicho beneficios personales cada vez que se aprueba algo importante en el pais…..la Paz no se negocia con terminos y acuerdos tan ligeros, la Paz se debe hacer con la participación del pueblo y beneficios totales para el pueblo, no vendiendo el pais, a unos pocos, por el silo hecho de pensar en ganarse un premio de Paz y ademas poder tener un periodo, segun los terminos del acuerdo, donde Santos seria y obraria como un dictador, siendo el unico que puede decidir en ese periodo a tido lo que el piense y determine, sin que ni siquiera el Congreso pueda intervenir…. eso es un acto en contra de la democracia….. y por eso muchos Colombianos votamos por el No…. no a los politicos como Santos, o como Uribe, los cuales tiene las mismas intenciones…. un eho totalmente hinchado, solo esperando sobresalir y sacar provecho de los resultados que se logren…. eso no es patria….. el pueblo si quiere la Patria, el pueblo si quiere la Paz…. pero con claridad, con justicia y sin protagonismos de ninguna clase…. una Paz del pueblo y para beneficio del pueblo.
Gonzalo Martín
Quisiera disentir de la idea de «acuerdos tan ligeros». Doscientas noventa y siete páginas no son precisamente ligeras. Doscientas noventa y siete páginas repletas de tecnicismos y contrapesos para hacer – si se quiere la expresión – «tragable» el hecho de que nuestros deseos de ¿venganza?¿justicia?¿vindicación de la verdad? puedan verse razonablemente satisfechos cuando se ve el historial criminal de las Farc. Quizá de lo que pecan es de lo contrario: de ser un acuerdo extraordinariamente elitista en su concepción intelectual. Las complejidades filosóficas de lo que es redención, justicia transicional, etc. que son conceptos abrazados y trabajados por los juristas especializados en estas cuestiones fallan en algo que, al final del día, se vuelva necesario: que lo entienda el común. Desgraciadamente, y como sucede con muchos asuntos complejos de la vida, hay cuestiones que son contraintuitivas, pero que pueden ser más eficaces y útiles para el objetivo final de algo. Por ejemplo, la participación política: se hace porque se quiere garantizar el que se haga política y no la guerra basándose en las inercias humanas y no en la vana esperanza de virtud. Teniendo participación política la tentación de volver a tomar el fusil se reduce y el objetivo, se supone, es diremir las diferencias de agenda social por el voto y la discusión. Se puede estar de acuerdo o no, pero esto no lo hace un acuerdo «ligero», sino meditado. Lo ligero sería, en mi opinión, que basta con que se entreguen las armas y se cesen los disparos para garantizar que no haya movilización bélica. Y décadas de conflicto en Colombia sugieren que no es fácil que los diferentes intereses de una población tan maltratada tantas veces y con incentivos tan perversos demasiadas veces (y el precio internacional de la cocaína lo es) garantice que no se resuelven los conflictos sociales mediante el asesinato y el secuestro. Por eso este es un acuerdo difícil y no sencillo y seguramente no resuelto a la ligera. También añadiría que tras el desescalamiento del conflicto la sensación de que hay que llegar a un acuerdo es bastante menor…. porque ahora no tenemos muertos y se nos ha olvidado que hace tanto los muertos y los atentados eran la tónica de cada semana. Obviamente, hecha esta reflexión es legítimo estar en contra del acuerdo, pero me atrevo a señalar que la ligereza no creo que sea lo que caracteriza el texto. Creo que prevalece la solución o el intento de solución o de reducir los riesgos de la desmovilización de un grupo armado que sí, que se ha convertido en un horror vinculado al tráfico de drogas olvidando las posibles nobles causas de defensa de un campesinado – seamos honestos – maltratado, pero que forma parte de un conflicto demasiado largo ya y del que es casi seguro que todos estamos de acuerdo en que es más positivo ponerle fin que seguir alargando. El futuro es más importante que seguir contando muertos. Aunque puede tener todo el sentido que no sean Timoleón Jiménez e Iván Márquez los que tengan unas plumas para escribirlo.
Gonzalo Martín
Me extiendo un segundo más: parece ingenuo que en el momento de empezar a negociar, los líderes de las farc aceptaran «inmolarse» ellos y no seguir con su causa (como Ortega y otros líderes guerrilleros en el pasado) en elecciones abiertas. No querrían llegar a un acuerdo. Pero hoy y después de lo que ha pasado parece hasta inteligente solicitar de estos líderes su coherencia con el futuro del país y no convertirse en protagonistas u obstáculo para poner fin a un acuerdo. Que alguien les pida coherencia con sus aspiraciones declaradas de paz renunciando a tener carrera política pone en su tejado el construir una salida a la situación actual y puede que haga más aceptables las penas previstas en el sistema de justicia transicional. Y reduce los argumentos y temores del «no»: sin lideres claros, los guerrilleros actuales tienen que construir y buscar nuevos líderes limpios de la degradación de la guerra.
Amalio Rey
Gonzalo:
No son “acuerdos ligeros” en absoluto. Esas casi 300 páginas fueron paridas en 4 años de duras negociaciones. También estoy de acuerdo con que puede ser demasiado complejo para el ciudadano de a pie, pero eso tenía que ser así porque habían muchos «detalles tecnicos» que debían quedar reflejados en un documento que es de naturaleza jurídica. Lo que ha faltado, en mi opinión, es una «versión más ligera» (pero fiel en lo esencial al texto completo) para que fuera entendida y estudiada por los ciudadanos. En ese sentido ha habido, en efecto, un tratamiento elitista del asunto.
La via «meditada» que propones creo que se va a conseguir aún más con la renegociación. Solo concibo el NO para que haya un SI mejor. Yo prefería el SI, pero pienso que el NO va a ayudar a meditar de forma más responsable. Si había alguna «ligereza», ahora no cabe otra que ponerse serios.
Es cierto que el «desescalamiento del conflicto» puede desincentivar ahora a que se hagan las concesiones a la guerrila que prevé el acuerdo, pero sospecho que nadie puede estar tan tan seguro en Colombia que las FARC (aunque sea por puro orgullo o dignidad con los suyos) no tenga capacidad para revitalizar el conflicto y crear muchos problemas de nuevo. Esa sombra está ahí presente y es una amenaza creible que seguirá influyendo en la busqueda de una solución.
Gonzalo Martín
La sociedad colombiana es profundamente desconfiada para todo: se tiende a pensar que todo es lo contrario de lo que se dice, y lo que se dice un señuelo para confundir y producir el engaño. Piensa mal y acertarás parece ser la vida cotidiana muchas veces, pero con un sesgo más maldito: como si fuera el modo lógico y sabio de hacer las cosas, «el vivo vive del bobo» gustan en decir. Desde luego es ingenuo pensar que al menos los cuerpos de dirección de las farc no se han dejado una salida. Sin duda económica por si hay que salir corriendo, que también tienen familias. Muchas personas del común creen que existe o existirá una reserva de armas oculta para volver en cualquier momento, o que una vez conseguida la paz mostrarán sus verdaderas intenciones de forma violenta, por no hablar de réditos económicos. Y los antecedentes no ayudan a pensar otra cosa. Pero eso lo demostrarán ellos mismos con su conducta y creo que, si realmente ocurre o se demuestra, no irían en realidad contra la paz efectiva sino contra ellos mismos.
Por otro lado, los acuerdos son complejos, pero también repletos de retórica «progresista». Que nadie me interprete mal: no voy a acusar nadie por sus ideas y principios. Pero la redacción está más pendiente de recalcar, y lo digo humorísticamente y no literal, que hasta los micrófonos tendrán perspectiva de género que de cómo se hace posible lo que la letra pide con verbos repletos de intenciones: promover, fomentar… Mi lectura es que los negociadores del gobierno han concedido en dar un lenguaje programático de altos ideales sin que realmente exista una operativa verdadera que lo pueda garantizar. Mucho comité común, mucha igualdad, pero nada que garantice una operativa real. Y esto no creo que sea por una verdadera oposición gubernamental a los «ideales elevados» sino porque eso va a depender de los cargos electos y el presupuesto público. El uribismo se ha indigando porque les den medios de comunicación, pero en la práctica no se hace otra cosa de lo que ya se hace: que los medios públicos den espacio a las minorías y grupos «alternativos»- Y en la vida moderna, con la saturación de mensajes tampoco creo que sea tan dramático para la oposición al acuerdo si toman un sesgo contrario a sus ideas: conseguir ser oído es mas complejo y decisivo que tener los medios. El uso de whatsapp en esta campaña lo demostraría. En síntesis: que el acuerdo contiene excesos de buenas intenciones quizá demasiado para la galería (de las Farc) que enmascaran todos los elementos enjundiosos.
Luis
Si el odio cohesiona eh ahí la estupidez. El odio es un rasgo humano, muy humano y a su vez un rasgo estúpido. Si el odio fue la motivación del voto, entonces fue un voto estúpido.
Amalio Rey
Luis: El odio es un rasgo humano, como bien dices. Y el odio se concentró sobre todo en el NO, porque el SI apostó por «pasar página y avanzar», como dice David. Tengo muy claro que el odio cohesiona, y no digo que eso sea bueno precisamente. Pero ocurre. De acuerdo con que puede ser estúpido que el odio influya en el modo que votamos, pero no se vota solo de forma racional, sino tambien con las emociones. Te confieso que no soy de los que devaluan las emociones en la ecuación electoral. Creo que son tan validas como las razones. Por suerte, no somos máquinas. Nunca criticaré a nadie por decidir una opción teniendo en cuenta sus emociones
Luis
Muy amable por su respuesta, muy gentil. El punto que veo es que el odio en si, es estúpido. Y ese es el punto y al ser estúpido el odio pues es evidente que motiva un acto estúpido, por supuesto siempre habrá emociones en todo acto humano y mas cuando se trata de la emoción del poder o de ganar en lo que sea. por lo cual según eso el voto fue estúpido. Y ya los publicistas del no aceptaron que la emoción que manejaron en publicidad fue el de la ira o la indignación, que la gente saliera a votar con indignación. es decir estimularon la estupidez o el odio en si estúpido, lo cual podría reafirmar este hecho que el voto si fue estúpido.
Luis
Otro aspecto es que la gente no es estúpida, pero todos podemos cometer actos estúpidos. El resultado del no dejó al país inestable, empantanado en incertidumbre, los mercados caen y la confianza sobre el país se incrementa a nivel internacional, y los líderes hasta ahora no son capaces de salir de la parálisis política en la que se encuentra el país. Es decir están siendo inferiores a los retos de la historia. Todo lo anterior y la realidad que se ve confirman que el voto fue estúpido ya que estamos en una situación negativa y estúpida. Esto deja una radiografía muy clara, todos los lugares donde la violencia es directa y muy fuerte, ganó el sí ampliamente y quienes no sufren la guerra directamente, ganó el no. Eso debería ser un dato de profunda reflexión porque dice mucho de un país. Lo cual podría decirse que la única verdad de una guerra son las víctimas y son las verdaderas víctimas las únicas perdedoras con los resultados del no, lo cual es una situación estúpida ya que indica insensibilidad ante el dolor ajeno y… eso es estúpido.
Luis
Quise decir desconfianza. «…y la desconfianza sobre el país se incrementa»
Amalio Rey
Luis, entiendo perfectamente tus argumentos, que son muy validos. Los fundamentas bien. Puede haber estupidez, efectivamente, en parte del voto del NO. Aún asi, tengo dos comentarios que hacerte a lo que dices:
1) «El resultado del NO ha dejado el país inestable» = Insisto en lo que comenté en el post. Creo que el país iba a seguir inestable con un SI de 52/48, o un resultado tan parejo que dividiera a Colombia en dos. Dicen Uribe y Pastrana que «el NO unió al país». Por muy cínico que eso suene, tengo la sensación que el NO al final va a conducir a un nuevo acuerdo que una más a las dos sensibilidades ahora confrontadas. Lo que quiero decir es que ese aumento de inestabilidad del NO puede conducir a la larga a una estabilidad mucho mas sostenible, en base a un acuerdo apoyado por más gente. Ojalá no me equivoque, pero esa es mi lectura. Si eso ocurre, entonces el voto del NO no habrá sido tan estúpido como tú lo ves ahora.
2) Diferencia de percepción en zonas de violencia y de no violencia = Entiendo que te moleste que la gente sea insensible al dolor ajeno, pero dime tú en qué situaciones la gente decide según las vivencias de otros. Cada cual percibe la realidad según sus propias vivencias. Pensamos como vivimos. Eso suena insolidario, y lo es, pero vivimos en una sociedad (colombiana, española, norteamericana, y un largo etcetera) donde cada uno decide segun sus circunstancias. Así que no me parece tan raro que un votante de Medellin, que nunca ha visto la guerrilla en su vida campeando en el patio de su casa, sopese en su decisión otros factores como la composición de los tribunales, la financiación de las FARC, etc.
un saludo
Luis
Muchísimas gracias respetado Amalio Rey por sus amables respuestas. Tal vez, solo tal vez, la estupidez radica en la convocatoria del plebiscito así haya sido producto del mismo acuerdo. Muy en borrador y de manera no muy precisa pienso lo siguiente: Por ser la paz un bien mayor no se puede votar a favor o en contra, porque la anula, ya que los resultados si son adversos negarían los derechos de otros a un bien superior establecido en la constitución. El derecho a la paz es incuestionable y es un derecho de todos que no es susceptible de simpatías o antipatías porque LA PAZ ES UN VALOR ABSOLUTO que beneficia a todos. Así que someter la paz a una votación es solo un acto ridículo, irresponsable y nada ético. La paz solo se puede fortalecer cada vez más y solo es susceptible de mejoramiento y construcción. Construir la paz es un deber de todos los ciudadanos y no se puede poner en riesgo en urnas ya que abre las posibilidades a la incertidumbre, el miedo, la inseguridad, que es exactamente lo que está viviendo Colombia en estos momentos. Nadie puede negarle la paz a otro y eso fue lo que sucedió en el plebiscito colombiano. Por otro lado pienso que la sometieron a plebiscito porque es un deber del ciudadano construir la paz, aspecto que también aceptaron los que estaban por fuera del orden constitucional y jurídico. Me inclino a creer que lo que sucedió aquí fue un efecto de manipulación y mentira hecho que ya se evidenció por parte de los de la campaña del no, con el objetivo que la verdad histórica del conflicto en Colombia no se sepa nunca. Vaya enredo en que nos metimos y por consiguiente creo que este limbo si es estúpido, y los políticos responsables presidentes, expresidentes, senadores etc. están demostrando que son inferiores al reto que les puso la historia, es decir son mediocres, además de estúpidos.
Sandra Ramirez
Muy bueno el artículo y el análisis, pero con el mayor de los respetos, no deja de ser el análisis de alquien convencido del Si sin ver el punto de vista de los que votaron por el NO. Posiblemente en Bogota y en los c´rculos alrededor de ellos, el voto era Si en su gran mayoría como lo mostraron tanto las encuestas como la votación final. Ahi no hubo incoherencia. Concuerdo con Gonzalo Martin en que pudo ser error de método. En Antioquia, el voto de la gente en general era NO y eso tambien lo demostraron las encuestas. Tal vez si no se hubiera sido ciego a la hora de ver esos resultados, se hubieran corregido cosas desde un principio que hubieran dado resultados diferentes. No lo sabremos
Sin embargo, es corto decir que el voto del NO fue de seguidores ciegos por Uribe o por el odio a las FARC. La gran mayoría de gente , no todos, los que conozco que votaron a conciencia por el NO, no lo hicieron con animo revanchista ni vengativo, buscando castigo. El pasado es del pasado y si queremos una paz real debemos pensar en el futuro. Y en ese futuro fue que se baso la mayoria para tomar su decision por el NO.
Me gustaria que no se calificara de «borregos inconsecuentes a» a los que votaron por el SI, ni de «fanaticos revanchistas» a los que votaron por el NO. Ahi comienza la paz. En respetar la opinion del otro, empezando por considerarlo un voto analizado y a conciencia. No un voto lleno de ignorancia y falto de conocimiento
Amalio Rey
Sandra:
No sé por qué haces esa lectura, aunque la respeto. He dedicado casi todo el post a enumerar las posibles razones de por qué tanta gente votó por el NO, y dejando claro que esa opción no era por ignorancia o falta de conocimiento. He explicado que hay muchas razones, además de Uribe, para votar NO. Sin embargo, me queda claro que un porcentaje significativo del NO fue por seguir a Uribe, y que ese voto hubiera cambiado si Uribe hubiera apostado por el SI. En la Antioquia que tú citas Uribe es un dios (allí nació «el mito»), y es ahí donde el NO cosechó uno de los resultados más aplastantes. No es casualidad.
El propio Uribismo se encargó de fantasiar, engañar y exagerar sobre lo que podía pasar con el futuro. En ese futuro al que te refieres. Como comenta Gonzalo, las «deformaciones terribles sobre una amenaza castrochavista» estuvieron adornando ese futuro que asustó a muchos de los que votaron el NO. Yo todavía me pregunto, y me gustaría que me ayudes a encontrar una respuesta, ¿qué aspectos del acuerdo de paz comprometían el futuro de Colombia? ¿qué temías tú del futuro post-acuerdo en caso de votar SI?
Entiendo que hubiera sed de justicia respecto del pasado, pero no me entero bien qué justificaba votar NO si solo pensabas en el futuro. Me encantaría conocer tu opinión. Igual me estoy perdiendo algo. Un saludo
Sandra Ramirez
La verdad comparto lo que dices sobre exceso de terrorismo de lado y lado. De Centro Democrático y el Ex Procurador con el castrochavismo y de Santos con la guerra urbana si no se apoyaba el acuerdo. Pero por encima de eso, el solo hecho de que los principales garantes fueran Maduro y Castro, quienes no gobiernan precisamente bajo la democracia a sus países, generó en muchos la desconfianza. Por otra parte, la idea que pregonaron en el sentido de que los acuerdos fueran inamovibles, inmodificables e inobjetables, daban el mensaje de «tómelo o déjelo», una manera de presión inadecuada. Que se creara un tribunal de justicia por encima de nuestras Cortes, con injerencia de cercanos a las FARC para la elección de sus integrantes, dejaba dudas sobre la imparcialidad para el juzgamiento de militares que igual que los insurgentes violaron derechos fundamentales, pero que dejaba una tela de duda sobre el equilibrio al juzgarlos. Una representación de víctimas no incluyente y acomodada, que llevaba a pensar que había sido seleccionada para no incomodar a las FARC. Una omisión completa al tema de los menores reclutados, que por más que hayan dado muestras al devolver 13 menores, el saldo sigue en rojo porque son miles y en el acuerdo este tema no se menciona. Un mensaje totalmente opuesto al trabajador honesto de nuestro pueblo, que cumpliendo la ley llega a un sueldo inferior al millón de pesos, mientras el militante raso de la guerrilla llega con mejores sueldos y prebendas a causa de qué?. Unas propuestas para el tema de las drogas y los cultivos ilícitos redactado de manera vaporosa que no concreta unos protocolos exactos, si no dejados a la interpretación de quienes los implementarán. Por otro lado, un fortalecimiento del centralismo que deja en manos del gobierno central las decisiones e implementaciones del acuerdo, sin darle la oportunidad a las comunidades que decidan ellas, por ejemplo, sobre la destinación de las tierras restituidas.Y finalmente,otro tema que jamás se menciona y es la incorporación de los miles de millones de pesos que están en poder de las FARC ya como negocios en los que lograron blanquear ese dinero, o como nuevos terratenientes de este páis o la fortuna líquida guardada en caletas por todo el país. Porque hasta ahora los de las FARC, como decimos en Colombia «no se han metido la mano al dril para nada» y esto debe ser un proceso en donde todos debemos aportar. Por eso vote NO.
Amalio Rey
Gracias, Sandra, por darnos tantos argumentos. Es lo útil de estas conversaciones que se dan en torno a los posts. Aportan mucho valor.
Comento tus ideas:
1) Que Maduro y Castro sean algunos de los garantes debe ser visto como positivo: ¿crees que la guerrilla hubiera avanzado algo con Estados Unidos de garante? Que estén Cuba y Venezuela metidos en el acuerdo debe ser visto como un claro reforzamiento de que la guerrila va a cumplir, ¿no te parece? Por otra parte, no es cierto que Cuba y Venezuela eran «los principales» garantes como tú dices. Ya eso implica una mirada sesgada, porque Noruega y Chile participaron activamente con el mismo peso, y no son gobiernos que generen dudas democráticas, ¿o también? No me parece un argumento razonable ese a menos que se quieran ver peligros donde no hay, que por cierto, mucho de eso hubo en el voto del NO.
2) No conozco ningun acuerdo de paz o negociación parecida a esta en el mundo que deje a todas las partes del todo satisfechas. Irlanda es un ejemplo de exito. Siempre hay aristas que molestan. Siempre se da una especie de «equilibrio inestable» entre los intereses de las dos partes. Un parto que dura 4 años es normal que se defienda como un todo, que «lo tomas o lo dejas». Ahora el NO va a introducir modificaciones, como parte de la renegociación, pero verás que serán minimas. En realidad, las suficientes para que Uribe pueda justificar por qué se opuso al acuerdo. De hecho, estoy seguro que Uribe hubiera firmado ESE acuerdo (tal cual) si hubiera sido suyo, y no de Santos.
3) La composición del tribunal tenía que ser negociada. Es lógico. Si tu hubieras sido guerrillera también hubieras puesto esa condición. El ejercicio de la justicia depende sobre todo de la composición de los tribunales, y ni siquiera vuestras Cortes son imparciales. Estan terriblemente politizadas.
Respecto de los siguientes puntos que criticas, agradezco que contribuyas al análisis con tantos detalles. Que cada uno juzgue si es correcto votar NO en base a esas inconformidades que planteas. A mí me parece, como dije antes, que cualquier acuerdo de negociación, y más este tan largo y duro, será imperfecto. Es imposible llegar al equilibrio perfecto en el que todo el mundo esté contento. Yo, a pesar de todo lo que dices, hubiera votado SI, pero no soy colombiano, ni víctima, ni nada de eso. Soy un humilde opinante que se lía aquí a compartir su punto de vista para aprender. Un saludo
Gonzalo Martín
Hola, por fin puedo comentarte.
«Me falta conocimiento para saber si eso es cierto»: sobre la reparación de las víctimas
Este tema, en mi opinión, depende de cada uno. Hay muchas «víctimas» no organizadas, pero los grupos organizados que han participado mediáticamente y en las negociaciones han jugado en general un papel de reconciliación. Piden verdad y reconocimiento. Hay una parte compleja del acuerdo en que las Farc dicen que repararán daños causados… pero es un lío con el origen del dinero, pues ya sabes que procede de secuestros y tráfico de drogas.
Ahora te doy mi opinión sobre el no, sobre el que dices cosas interesantes:
En realidad, el sí ha perdido por una pura confabulación de mala suerte. Si no hubiera llovido en la costa, si los apoyos del presidente en una elección normal se hubieran movido, si Timochenko no hubiera aparecido tan prepotente en la última semana… los 60.000 votos hubieran sido como poco a la inversa. Ahora viene tu tesis de que eso es mejor. Puede que sí, porque si no hay consenso social suficiente, es malo. Pero las encuestas daban una aprobacón de más del 60% y lo que no sabemos es si era entre los que votan (porque la abstención colombiana es siempre de más del 60%). Las encuestas han fallado, pero habrá que ver si es por la metodología.
Voy a ver si desarrollo en otro post la idea básica que te paso: el uribismo ha dicho algo curioso al acabar la votación. Que las FARC han aceptado hacer política y que hay que proteger a los guerrilleros que se desmovilizan (recuerda que al M19 lo masacraron cuando decidió dejar las armas). Es decir que, al menos, no quieren aparecer como los del NO, el concepto «paz sí, ésta paz no» lo han desarrollado bien en esta campaña – aparte de deformaciones terribles sobre una amenaza castrochavista, etc. – ha funcionado y parece que ahora quieren aparecer como cooperadores. No tengo personalmente mucha fe en ello, pero puede que esté contaminado de la desconfianza genética colombiana.
Por otro lado, la guerrilla consideaba que su falta de popularidad entre la población colombiana (los odian) es una manipulacón del establecimiento y los medios de comunicación: de modo indirecto, en esta votación han comprobado el grado de rechazo que tienen, toda una lección de lo que es enfrentarse al electorado por el voto.
La tercera idea es que el conflicto está deshinchado y que cuesta imaginar volver a él. Ha habido una reducción de actividad militar, de muertos y secuestros tan grande, que simplemente ahora parecen débiles. Es decir, las cosas que ha aceptado Santos, si tuviera que empezar ahora, creo que no las hubiera aceptado. Que, incluso, cuesta imaginar que se pueda volver a disparar cuando se ha dejado de hacer. Incluso esto es una encrucijada para el uribismo: si vuelve a haber muertos, ¿de quién es la culpa? De las farc, de Uribe, de los malditos políticos????
Amalio Rey
Gracias, Gonzalo. Un gusto tener aportaciones informadas como la tuya, que vives alli y conoces Colombia. Sobre lo que dices, te comento:
1) Reparación de las víctimas: lo del origen del dinero es ciertamente un problema, y no lo había relacionado con la posibilidad de «reparación» tan ambigua que ofrece las FARC. Es un lío, sí señor.
2) Causas de que haya ganado el NO: De acuerdo. Sé que no ha habido una sola razón. El huracan en el Atlántico tuvo su impacto en la pérdida de votos por el SI, porque bajó mucho la asistencia a las urnas de un voto que estaba mayoritariamente a favor de los acuerdos. Pero es que, visto lo visto, la diferencia no hubiera sido en ningun caso la que decían las encuentas. Me sigue pareciendo que un 52/48 a favor del SI no era suficiente para conseguir el consenso necesario. Habia un rechazo de raiz al acuerdo, más serio del que parecía.
3) La reaccion del Uribismo: Lo que dijo Uribe después de anunciarse los resultados (que lo pilló de sorpresa, porque él tampoco se los esperaba) es una prueba evidente de que él no estaba tan en contra del acuerdo, sino que era un tema de celos con Santos y de sed de protagonismo. Esos mismos acuerdos los hubiera firmado él si hubiera sido el Presidente. La cuota de gloria que consiguió castigando a Santos le colmó el ego, y solo despues ha pensado en la paz, y en Colombia. Que se preocupe porque no se repita la masacre de los desmovilizados del M19 es puro cinismo. Ya sabemos lo que realmente le interesa a Uribe. Está también su interés ya conocido de meter en el mismo paquete a paramilitares, guardias, ejército, etc. Mi hipotesis es que Uribe va a apoyar ahora la renegociación por esa idea de que: «Santos impulsó el acuerdo, pero Uribe lo mejoró». Otro tema del que podríamos hablar es de la aspiración uribista de meter en el acuerdo una asamblea constituyente (algo que quieren los guerrilleros) que abra a la posibilidad de una reelección. Eso también puede estar influyendo para querer parecer más presidenciable.
4) La guerrila: Sip, lo explicaba en el post. Es «el pueblo» quien ha dicho NO. Ya no pueden culpar al gobierno pues el gobierno estaba de su lado. Por eso pienso que han llegado un punto de no-retorno, y tendrán que hacer más concesiones. Es difícil retomar el pulso militar despues de todo lo que ha pasado. Me imagino que los propios guerrilleros ya se habian hecho a la idea de abandonar la selva y regresar a la normalidad, donde estaran seguramente mejor.
Gonzalo Martín
A medida que pasan las horas y se extienden los análisis, creo que hemos ignorado un punto mucho más relevante de lo que parecía: el papel de las iglesias evangélicas y la visión del conservadurismo católico. El hecho de que el mismo Uribe en su discurso ganador ya mezclara la cuestión de la homosexualidad en Colombia y su reconocimiento institucional, algo que no tiene nada que ver con el acuerdo, nos lleva a algo importante: el profundo rechazo a Santos, casi superior al odio, por estos grupos. Si miramos la dimisión de Gina Parody con esta clave todo adquiere mucho valor: la ministra abiertamente homosexual con sus conlicitos sobre el papel de la identidad sexual en las escuelas se había convertido en un ogro para esta gente. He podido comprobar que la movilización y rabia de estos grupos religiosos y su voto decidido al no – y a Santos – supera lo imaginable algunas veces.
Amalio Rey
Gonzalo, todo eso puede haber influido, pero me cuesta reconocerlo como determinante. El conservadurismo católico ha tenido siempre un gran arraigo en Colombia, pero sigo pensando que había un rechazo de fondo que sirvió de caldo de cultivo. Es verdad que a la hora de decidir el SI/NO a los acuerdos, se han mezclado demasiadas cosas. Ese ha sido el gran lío. Mientras que la gente que votó SI lo hizo solo pensando en la paz, en que querían terminar con la guerra ya, los que votaron el NO son una extraña miscelanea de anti-Santistas, pro-Uribistas, defensores de una mayor reparación de las víctimas, legítimos críticos de partes concretas del acuerdo, conservadores rabiosos e incluso, no lo olvidemos, gente movida por los intereses de la industria militar, a la que no le conviene que haya paz en Colombia. Es una mezcla compleja de analizar, donde se combinan motivaciones justas, totalmente legítimas, con deseos oscuros.
Gonzalo Martín
La movilización e irritación de los evangelistas contra Santos es rayana en lo enfermo. Son muchos. Y se movilizan bien. En una elección perdida por menos de 60.000 votos, parece muy razonable pensar que este grupo ha creado un factor muy sólido en favor del resultado del no. Cualquiera en Colombia conoce personas en este tipo de iglesias. Y siendo normalmente personas tranquilas en la vida cotidiana, sacarles el tema Santos… Decir que son todos, pues es obviamente una reducción, pero es un bloque en algunas de las iglesias fírmemente movilizado y contrario. Fíjate además el clima de obstrucción y miedo a lo gay que se creó en las semanas anteriores al plebiscito.
Gonzalo Martín
Y si seguimos añadiendo factores sueltos, está el de los que temen perder con el acuerdo: la restitución de tierras es un tema estructural del conflicto colombiano en su integridad (ahora lo que vemos es la desmovilización de uno de los grupos armados que han entrado y entran en juego) y sobre el cuál las FARC difícilmente hubieran aceptado un acuerdo que no lo contemple de alguna manera: http://lasillavacia.com/historia/los-factores-del-no-en-el-magdalena-medio-58384
Juan
Hola, Amalio! Buen artículo.
Me surge una pregunta: si Uribe hubiese sido tenido en cuenta mucho antes y suponiendo que el resultado de eso fuese un acuerdo igual o no muy diferente del que surgió (dado lo que parece ser verdad y es que en el fondo se trató simplemente de una lucha de egos y no de diferencias de fondo), innegablemente quienes votaron por el NO, también habrían acompañado a su líder en su campaña y habrían refrendado este hipotético acuerdo. Esta votación mostró que tanto Uribe como Santos ganaron en donde siempre han ganado antes, y con esto pienso que un hipotético acuerdo más amplio habría logrado el respaldo tanto de los seguidores de un líder como los del otro (Con excepción de un grupo que independiente). En ese escenario de un acuerdo amplio, no muy diferente pero apoyado por las mayorías, solo por que sus líderes lograron ponerse de acuerdo y las invitan a apoyar el resultado, quisiera entender ¿en dónde está la inteligencia colectiva de una sociedad que camina simplemente hacia donde sus líderes les indiquen? ¿En dónde está la falla? ¿Qué es lo que no estamos viendo?
Amalio Rey
Hola, Juan:
Gracias por tu pregunta, que es muy pertinente. Veamos primero estas dos premisas:
1) Coincido con tu intuición de que un acuerdo previo entre Uribe y Santos se hubiera saldado con un triunfo del SI. Es cierto que en la geografía del voto se nota una fuerte correlación entre los territorios Uribistas y el NO, y lo mismo con Santos y el SI.
2) Pienso que ese acuerdo previo se hubiera dado sólo si Santos se hubiera imaginado que iba a ganar el NO, que es algo que sospecho que no estaba en sus cálculos. Esa guerra de egos me da por pensar que un acuerdo previo era imposible. Cada uno quería castigar, ganarle, al otro.
Y aquí viene tu estupenda pregunta: ¿en dónde está la inteligencia colectiva de una sociedad que camina simplemente hacia donde sus líderes les indiquen? que intentaré responderte:
– La opinión de la gente que conforma después el «agregado colectivo» es influenciable por la opinión de los líderes. Eso es así hoy y lo será siempre. Nadie debería creer que el liderazgo no tiene impacto en la Inteligencia Colectiva.
– Los líderes tienen ese peso en la opinión individual por varias razones. Para mí, la más importante es el elevado coste que implica informarse: ¿cuántos colombianos tú crees que se tomaron el trabajo de leerse los acuerdos de paz? Tengo entendido que el texto tenía casi 300 folios, y así es imposible. Mucha gente termina «delegando» la interpretación del Acuerdo a líderes en los que confía según esta lógica: «Si éste, en el que confío, opina eso, debe estar en lo cierto».
– A pesar de que efectivamente los líderes tienen un peso desproporcionado en la formación de la opinión individual, al menos hay que reconocer que las personas se guardan la última opción para decidir su punto de vista. Seguro que han habido Uribistas que votaron SI (condicionados por su propias circunstancias, que han pesado más que la opinión de su lídera) y gente de Santos que votó NO. El voto es individual y secreto, así que se consulte a la gente aporta una legitimidad al resultado del proceso que es imprescindible para la toma de decisiones tan relevantes como estas.
– Tienes razón al poner en entredicho que un patrón de formación de la opinión que se base en la influencia de unos pocos es, como mínimo, una «inteligencia colectiva» (IC) pobre e ineficaz. Eso destruye diversidad cognitiva, que es una de las bases para que la IC dé sus frutos.
– Aunque la consulta colectiva aporte legitimidad, habría que mejorar su eficacia. Si resultara ineficaz (por la manipulación de lideres, por ejemplo): ¿cuál es la otra opción? ¿consultar a expertos, delegar la decisión a una especie de «panel de expertos» o a los mismos políticos? Creo que la legitimidad es una premisa innegociable en democracia.
– Un problema para que la gente falle en estos procesos es que no está tan acostumbrada a decidir. Plebiscitos de este tipo no sólo dejan un resultado, sino que también son un proceso de empoderamiento del que se aprende, incluso de los resultados fallidos. Por ejemplo, el que no fue a votar y quería el SI tiene que haber aprendido algo de lo que significa no participar. Lo que más me gusta de estas consultas es que implican a la gente, generan co-responsabilidad. Estoy seguro que el debate que se ha dado alrededor de la paz y los acuerdos, gracias a que había que decidir el voto, contribuye a que la sociedad colombiana se conozca mejor a sí misma.
– Para mejorar la calidad de la IC, en línea con tu preocupación, se necesita invertir en educacion. A más educada está la gente, más confía en su criterio propio y menos se deja influir por líderes. Esa es una de las soluciones para Colombia, España, y cualquier país. La otra es «rediseñar la información» que se usa para decidir en los plebiscitos para que el «coste de informarse» sea más asequible.
En fin, Juan, no sé si he conseguido responderte. Gracias por la pregunta. Solo quería aportar algunas pistas más que no pude desarrollar en el post. Perdona por la extensión. Un saludo.
Isaac Rodriguez V.
De acuerdo con sus aprecisiones.Estuvieron 4 años en dialogos. Intentos fallidos para que dejaran de secuestrar. Arrogancia de los representantes de las FARC. Asi con la votacion hay mas de 6 millones de Colombianos que les creen y no se pueden decepcionar. El acuerdo no requería del plebiscito que lo hubiera labrado en piedra como parte de la Constitución y era inamovible.
Amalio Rey
Hola, Isaac: A ver si se recupera confianza y hay un acuerdo v2, que sea más integrador. Un saludo
Santi
Como me gusta y me hacen pensar tus reflexiones siempre bien ponderadas, estudiadas y analizadas, sobre los temas de actualidad, Amalio.
Un saludo desde Girona.
Amalio Rey
Gracias, Santi… Un saludo
Ricardo Muriel
Amalio, gracias por estas reflexiones. No es fácil escribir con calma después de un resultado tan sorpresivo en el plebiscito y mucho menos escribir sobre una mota política de un país tan complejo como Colombia.
No sé si es tener mucha fe en la humanidad, pero me inclino siempre a favor de pensar que si algo nos parece absurdo es porque no hemos ahondado lo suficiente. Subestimar las razones del contrario es dar demasiado crédito a nuestra mente, que en sí misma actúa sospechosamente a favor nuestro. Así que tu postura, asumir que más allá de las apariencias se encuentra una multitud de causas que vale la pena traducir en aprendizajes (si te interpreto de manera correcta), me invita a tomarme una copa de vino y pensar de manera activa en una pregunta fundamental: ¿y ahora, qué puedo hacer yo para construir paz? Voté por un Sí, con la misma buena fe con la que asumo votaron por el No, así que ahora se trata de saber construir en conjunto, así se demore más. Y es que estoy completamente de acuerdo que si hubiera ganado el Sí en esas condiciones tan ajustadas, ese triunfo tendría el sabor de una victoria malograda, una suerte coja que hubiera dejado a la mitad del país sin ganas de ser partícipes de paz.
Amalio Rey
Hola, Ricardo.
Lamento mucho, de verdad, que como votante del SI, te hayas llevado tal frustración. No sabes lo mal que lo pasé yo, en un restaurante de La Candelaria en el centro de Bogotá, mientras comía e iba viendo la marcha de los resultados de la votación hasta casi el 98% del escrutinio.
Ante tu pregunta, ya das la respuesta: «ahora se trata de saber construir en conjunto, así se demore más». Soy optimista. Uribe ya consiguió la cuota de ego que necesitaba, y Santos la cura de humildad suficiente para aceptar compartir foto. Creo que se están acercando. Estoy totalmente de acuerdo a un artículo que leí hoy cuya tesis era esta: «Santos y Uribe tienen primero que llegar a un acuerdo, a la paz entre ellos, antes de firmarla con las FARC». Ambos se odian más entre ellos, que con las FARC. Sé que mi interpretación de todo esto se mueve demasiado en las capas del poder, y no tiene en cuenta al colombiano de a pié, pero mucho me temo que la situación que se ha generado con el NO se va a dilucidar en negociaciones de este tipo. Cruzo los dedos para que salgamos pronto de este atasco con un acuerdo más consensuado y con más futuro. Un saludo
Alfonso Romay
Poco que añadir a un texto tan atinado, Amalio. Comparto tu visión del asunto.
En las redes sociales, existe demasiada rotundidad. Y estos temas tienen muchas aristas y motivaciones. Los sondeos son una cosa, pero la única manera de saber qué piensa realmente la mayoría es preguntando a través de una consulta.
Ojalá, como dices, sea para tomar impulso hacia una paz definitiva. Se lo merecen, después de tantos años de sufrimiento.
Amalio Rey
Alfonso, gracias. A ver si mi optimismo es fundado. Lo deseo de corazón porque tengo muchos amigos colombianos, y ese país necesita la paz.
Walter Peralta
Estoy de acuerdo en mucho de tu escrito, solo que el tiempo nos lleva a una verdadera razón y a una sola verdad
Frank
No creo que tu conclusion suceda, conociendo a mi fauna politica alargaran la negociacion y haran exigencias que ningun contendor aceptara solo para al final decir que las Farc no tienen voluntad de paz y asi perseculum seculorum.
Frank
Y soy un colombiano que opina no desde la causa o la consecuencia, sino desde el material humano que posee el pais, incluso me atreveria a decir que si la pregunta fuera retorica, ej. «¿Usted no es capaz de avalar los acuerdos con las farc?´´, seguramente solo por llevar la contraria se hubiese logrado una votacion inversamente proporcional a la sugerida por la pregunta. En fin esta es colombia.
Amalio Rey
Cabe tambien esa triste posibilidad, pero intuyo que no será asi. Que se pondrán de acuerdo. A ese conflicto le llegó la hora de cerrarse. La historia funciona por momentos, y este es su momento. Aunque puedo equivocarme, pero ojalá que no sea así 🙁
David Soler
Hola Amalio
Estoy de acuerdo con todo lo que dices pero me parece que podemos encontrar una respuesta más simple o por lo menos a sumar a las que has dicho. Lo digo pensando en la comparación con la situación en España con ETA. Estoy seguro que hay muchas personas cuyo argumento final es el de que «se cumpla la ley» y no cambiar las reglas a mitad del partido. No les culpo, especialmente si pienso en las víctimas, su entorno más cercano y las asociaciones que crean para defender sus derechos.
Yo soy más partidario del pasar página y avanzar aunque eso supongo una derrota (que no la veo como tal) pero si tengo que imponer mi criterio por encima de alguien que ha estado tan cerca de las consecuencias del terrorismo no me atrevería a hacerlo, la verdad. Al menos por respecto.
Y asumiendo que muchos han votado NO porque lo decía Uribe, por ser contrarios totalmente a Santos y que no todos los del SI han ido a votar, creo que hay gente convencida de que se tiene que aplicar la justicia. Para mi es un error porque pienso que los más jóvenes, los que no han vivido las consecuencias, ni han vivido los atentados o secuestros, si esto se alargara, un día votarían por el SI sin problemas (como estoy seguro que pasaría, o pasará, en España en 30 años).
Es un tema complicado y me hace pensar, una vez más, en la diferencia de los países latinos con los anglosajones. En España estoy casi seguro que ocurriría lo mismo que en Colombia y en Irlanda ya viste que a la que pudieron lo cerraron rápido por la vía de la integración. Quizás si pensáramos, si se hubiera hecho pedagogía, lo bueno que es un futuro sin el temor a que las cosas vuelvan a pasar eso haría que la gente votará SI a una pregunta como esa.
Amalio Rey
David:
Muchas gracias por compartir aquí tu opinión.
Entiendo que prefieras «pasar página», pero habría que ver si piensas lo mismo cuando te han dado duro, o cuando sabes que se ha sido terriblemente injusto contigo. No es lo mismo pedir que se «pase página» desde la posición de víctima indirecta, que al final somos todos, a víctima directa. Y hay que solidarizarse, y ponderar también, a estas ultimas. Tu mismo lo dices cuando te muestras humilde a la hora de imponer tu opinión a una víctima,
«Pasar página» es bueno para avanzar, pero tiene el peligro de que los culpables no aprendan nunca de la historia. Eso también hay que tenerlo en cuenta.
Seguro que ha faltado pedagogía, y también, construcción colectiva. Un fallo claro es la falta de implicación ciudadana, y que muchos SIs no hayan ido a votar. Pero eso ocurrió tambien porque del lado del SI, como comentaba en el post,hubo un liderazgo bastante cuestionable, que no invitaba mucho al entusiasmo. Aun así, la gente debería haber ido a votar. Es lo que yo hubiera hecho, sin duda.
Nelson Martínez
Gracias Amalio por producir y difundir un documento desde una perspectiva neutral.
Independientemente de mucho sentimiento que inclusive puede ser diametralmente opuesto, lo valioso es que la colectividad validó un acuerdo, tonto es pensar en decirle NO a la PAZ.
Amalio Rey
Gracias, Nelson. Mi perspectiva te juro que no es neutral. Yo quería fervientemente que ganara el SI, pero ya ves, soy un perdedor seriado en estos plebiscitos. Lo que intento es ponerme en el lugar de la gente que vota por la apuesta ganadora, la que yo no quería, y pensar por qué lo hacen 🙂