Cosas que entiendes cuando tomas distancia
POST Nº598
Iba a ser un mes, pero fueron casi cuatro de retiro bloguero y de redes sociales. Sabía que tomar distancia era conveniente pero que en algún momento tocaría regresar. Nunca pensé que fuera definitivo, aunque hubo momentos en los que me entraron dudas. Estaba cogiéndole el gusto, me entró la pereza, así que decidí desmontar el retiro antes de entrar en modo no-retorno 🙂
A raíz del post que publiqué para explicar mi impasse, alguna gente me escribió por si quería conversar y soltar lastre. Les agradecí, pero era el momento de dedicarme a mí mismo. Creo que ha funcionado porque, una vez metabolizado a medias el ciclón emocional de estos meses, me siento con ganas renovadas. Mentiría si dijera que estoy como me gustaría porque, en realidad, sigo un poco flojeras, pero sé que ese estado es parte del proceso de aprendizaje por el que uno debe pasar. No hay mal que el tiempo no cure si se adopta la actitud correcta.
En esta vuelta al blog quiero compartir algunas ideas que he sacado de este parón o toma de distancia, por si sirven a alguno de los que me leéis por aquí.
Lo primero, insistir en lo importante que es “pensar bien”, emocionalmente hablando, porque eso lo determina todo. No prestar atención a cómo pensamos y su reflejo en las emociones es un error que cometemos demasiado a menudo. Hay que esforzarse en mejorar nuestros modelos mentales, sobre todo los que funcionan en piloto automático. Para eso se necesita frenar y observar, de forma crítica, esos filtros y diálogos interiores que usamos para interpretar lo que nos pasa.
Dentro de esa lógica de frenar-y-pensar-en-lo-que-hacemos-y-pensamos, encaja el deseo de “ser más estratégicos”, o sea, fijar unos pocos objetivos que hay que elegir muy bien. Esa es la parte más difícil, la de descartar opciones. El tiempo que nos quede puede no ser tan abundante como suponemos, así que eso implica usar la tijera sin complejos, decir que no a la mayoría de las tonterías que nos distraen cuando nos dejamos llevar por prioridades ajenas.
En “Felicidad por diseño”, de Paul Dolan, se hablaba precisamente de la necesidad de intervenir deliberadamente en cómo repartimos el uso de nuestro tiempo. En circunstancias normales, la felicidad está determinada por el modo en que asignamos la atención, así que merece la pena preguntarse si lo estamos haciendo bien, si nuestra agenda contribuye a vivir de forma significativa.
En línea con eso, desde el punto de vista profesional, he seguido incidiendo en el concepto de “trabajo profundo” porque me parece una clave imbatible para la efectividad. Esa habilidad, en mi caso, se puede afinar todavía bastante, cerrando o calibrando algunos canales de distracción. Me inspira la metáfora de lo quirúrgico, de la mirada laser, como metodología, para trabajar en unas pocas cosas con plena atención.
La improvisación, eso de: deja que ocurra lo que tenga que ocurrir, está sobrevalorado. Tratar de entender qué queremos que nos suceda puede marcar la diferencia. Algunos, con suerte, se lo encuentran de forma natural o, simplemente, se lo pide el cuerpo. La mayoría, como yo, tiene que hacer un esfuerzo de parar, y pensar, para explicitarlo. Un plan claro te alivia del tormento de elegir (y, sobre todo, de andar perdido).
Por otra parte, en momentos en que te sientes desorientado, hay que hacer algo para introducir dirección, algún mecanismo que disipe desorden. Si no lo haces, entonces llenas tu vida de lo que alguien llamaba “hábitos llena-vacíos”, que son neuróticos y compulsivos. Por ejemplo, hay que fijarse unas tareas y objetivos desde el día anterior, y echar mano del reloj en modo autoritario. Si has dicho que a la 1 toca preparar el almuerzo, pones la alarma, y paras a esa hora. Si sospechas que no eres capaz de gestionarte a ti mismo/a, tienes que “externalizar” el control a un dictador imaginario que te marque las pautas 🙂
En este tiempo, lógicamente, he seguido trabajando. No ha sido un sabático laboral (¡ya me gustaría!). Además de dedicar tiempo a mis proyectos, estuve escribiendo borradores, algunos de los cuales se convertirán en posts. Este período tampoco ha sido de auténtica “abstinencia digital” porque seguí leyendo posts y otros contenidos en Internet. Lo que no he hecho es reaccionar o interactuar. Adopté el rol pasivo de un lurker de libro, bicheando en el trabajo de otros, pero sin opinar o hacerme visible. Ha sido una sensación rara, pero muy liberadora. Sobre esto hablaré, largo y tendido, en otro post.
En términos de bienestar, una consecuencia de pensar bien suele ser recuperar la sistemática del ejercicio físico. Ahora estoy corriendo varios días a la semana. Un sencillo cambio de enfoque ha hecho la diferencia: modificar las condiciones “por defecto”. Antes fijaba, por ejemplo, tres días a la semana para salir a correr, pero si, por alguna razón, en alguno(s) de esos días no podía, como ocurría a menudo con mis viajes, entonces me saltaba ese turno y el resultado final era que terminaba corriendo, a veces, un solo día a la semana. Ahora no hay frecuencia establecida porque mi plan es correr todos los días que pueda, como si me salen 5-6 días seguidos, porque sé que habrá días que no podré. Esa continuidad ayuda a que el cuerpo se acostumbre al chute de endorfinas y él solito me pida ponerme las zapatillas.
Aprender a gestionar el silencio de forma inteligente es otro de los retos. Al menos los que necesitamos “gestionarlo” porque nos inquieta y tendemos a excedernos en la verbalidad. Este tiempo de silencio, conmigo mismo y con los demás, ha sido sabio y reparador. Me ha ayudado a apreciar las ventajas de una presencia discreta, en la que habilitas espacios para la empatía. A más hables, más probable es que digas alguna tontería y menos tiempo dejas para la escucha, así que seguro que te pierdes cosas que valen la pena.
Este primer post forma parte de una trilogía, muy personal, con la que quiero retomar mi blog. El siguiente tratará sobre las ventajas de la desconexión deliberada. Nos vemos…
Julen
Aquí seguimos, no nos hemos ido. Y admitimos diferentes formas de ser y estar, claro que sí. ¿Sabes? Te leo y me doy cuenta de que hay muchas diferentes formas de estar a gusto con uno mismo. Lo importante es que cada cual encuentre la suya y la disfrute. Ánimo 🙂
Amalio Rey
Desde luego, Julen. Así es… un saludo!!!
Eréndira Brito
Amalio, un gusto volver a leerte soy muy poco participativa, creo que es la primera vez que hago un comentario… solo me ha gustado leerte y tomar una serie de reflexiones tuyas como consejos… como todo, algunas concuerdo y otras no tanto… sin embargo, hoy me ha gustado mucho tu post porque me deja ver con mucha claridad el saldo de tu retiro temporal… la gran ganancia obtenida de hacer altos en el camino para rediseñarte hacia lo que quieres que suceda… pero hasta para hacer altos hay que hacerlo con propósito, a lo mejor al principio no sabes cual… pero cuando tienes una intención clara de que “voy ha hacer un alto, para reencontrarme y contestar mi duda existencial”, simplemente lo logras… Super wow el post! Muchas felicidades.
Amalio Rey
Hola, Erendina. Bienvenida a este espacio de comentarios. Agradecido por tus palabras, y porque participes. Es cierto, los altos o tomas de distancia, para que sean efectivos, necesitan enfoque. No siempre se consigue, pero hay que intentarlo. Gracias
Raquel
Pues me siento identificada contigo en muchos aspectos de este tu nuevo “yo”… pero para esta lurker de tus blogs, te animo a que sigas contribuyendo a aportar y mejorar lo que te rodea. Tus textos son pura inspiración y aire fresco. Me encantas antes y ahora y te deseo lo mejor en el nuevo camino que estás trazando.
Amalio Rey
OK, Raquel, seguiremos participando. Gracias por lo que dices…
Iván
Buen camino Amalio. Suerte en la nueva etapa.
Amalio Rey
Igualmente para ti, trotamundos, que se te viene encima una “nueva etapa” bien potente. Un abrazo
David Soler
¡BienRevenido! Será un placer leerte de nuevo por aquí y por las redes.
Amalio Rey
Qué bueno verte de nuevo por aquí, David. Un placer como siempre. A ver si repetimos birras en Barcelona, en Málaga, o donde se tercie 🙂
David Barreda Carrillo
…sigo en estado de identificación contigo… te sorprendería si entramos en detalles (en los que no vamos a entrar)… gracias por compartir tu experiencia, Amalio!
Un abrazo,
David Barreda
Amalio Rey
David, tenemos que “entrar en detalles” y buscar un pretexto para vernos. No estamos tan lejos… Un abrazo
Naiara
Bienvenido de nuevo. Me alegra volver a leerte y “sentirte” más animado. Un abrazo compañero.
Amalio Rey
Mil gracias, Naiara. Me encanta verte por aquí y leerte. Abrazotes…