De idiomas y eventos con vocación global (1º) (post-8)
Estamos en tiempos en que, para bien o para mal, los idiomas son noticia.
Este post va (probablemente) de idiomas y lo hago a propósito del evento en que participé la semana pasada: iFEST, organizado por Infonomía en Barcelona.
Antes de seguir me gustaría decir que este post no tiene nada que ver con patriotismos baratos, ni posturas provincianas, teniendo en cuenta que ni siquiera soy español de origen, los que me conocen saben que me siento ciudadano del mundo y hablo (mejor o peor) el inglés. Lo que voy a plantear es un mero asunto de eficiencia, eficacia y sentido común.
También es justo reconocer que se trata de un tema complejo. Esto de los idiomas y lo global afecta sensibilidades, y no es nada fácil de resolver. Por lo tanto, me limitaré a dar mi opinión, como uno más, estando totalmente abierto a escuchar otros puntos de vista. No pretendo criticar a nadie, porque insisto que es un asunto complicado de gestionar, pero sí que me apetece debatir un poco al respecto.
Lo que motiva esta reflexión es, como dije, mi participación en iFEST. Se organizó en Barcelona, y asistieron cerca de 250 personas, más del 95% de ellas eran españoles o hablaban el castellano como lengua materna, siendo la asistencia extranjera relativamente escasa.
A pesar de ello, el evento se gestionó en su totalidad en inglés, incluyendo la documentación que se repartió y todas las intervenciones de los presentadores y del personal de la organización, aunque había traducción simultánea al español, excepto algunas actividades.
Todos los ponentes, salvo los que rehusaron abiertamente a hacerlo (algunos por comodidad, y otros supongo que por principio), dirigieron sus ponencias en inglés porque era un mandato de la organización.
Por ir al grano, tengo que decir que la mayoría de los participantes con los que conversé del asunto me manifestaron sentirse inconformes con la gestión del idioma seguida por iFEST. He intentado preguntarme las razones de apostar por el inglés como única lengua vehicular del evento, y se me ocurren algunas:
1) Deseo de reposicionar el evento en Europa, 2) Oportunidad de traer a ponentes extranjeros de calidad, 3) Posibilidad de atraer a más asistentes extranjeros, 4) Ventajas para difundir y vender los contenidos y el material del evento, con sus ahorros asociados, 5) Una suerte de tercera vía para evitar el viejo conflicto entre el castellano y el catalán (del mismo modo que en el catering del evento teníamos comida «ibérica», en lugar de «española», sin jamón, ni nada que se pareciera).
El último argumento es especialmente delicado, y pienso que injusto para Infonomía, pero ciertamente ha sido una razón que se ha manejado por los asistentes, y debo ser franco en citarla, aunque pueda dudar de ella.
Por seguir con las razones, alguien puede alegar también a favor de esta práctica de que organizar eventos en inglés obliga a la gente a esforzarse en aprenderlo, o dicho al revés, que asegurar el español en los eventos globales acomodaría a la gente.
A mi las imposiciones no me gustan, y me causa cierto repeluz asociar la globalización con «idioma único«, cuando lo que deberíamos preservar es la diversidad.
Este planteamiento me recuerda situaciones similares que se han dado en proyectos europeos en los que suelo participar donde las reuniones hay que hacerlas en inglés, aunque se organicen en España, y la mayoría de los participantes sean de países como Portugal, Italia y el nuestro, que podrían entenderse bastante bien en español. No lo entiendo y me pregunto: ¿qué pasa entonces con acomodar a los británicos a que hablen solo inglés?
En verdad, no me interesa centrarme en iFEST, como hecho puntual, y menos aún criticar a Infonomía, porque su trabajo es realmente admirable en muchos sentidos.
Lo que me apetece es inspirarme en esta experiencia para extraer lecciones sobre el modo en que se gestionan los idiomas en eventos que se celebran en España y que pretenden llegar a audiencias más globales.
No es un tema baladí, aunque lo parezca, así que me gustaría profundizar en ello. Sé que hablar de idiomas en época de globalización suena algo rancio, y sobre todo poco cool, pero como sabéis, intento rehuir siempre del borreguismo mental, así que tengo mi propio punto de vista al respecto.
Me voy a mojar y resumiré mi postura, siempre partiendo del escenario específico en el que se celebró este evento, y que se puede repetir en muchos otros, donde la inmensa mayoría de los asistentes hablaban español:
1) El idioma no debe ser nunca un impedimento para traer a gente de calidad = Insisto, no quiero que se me acuse de provinciano, así que seré rotundo: si para traer a los mejores del mundo tenemos que escucharlos en ingles o en francés (por jugar con la hipótesis), me parece perfecto, siempre que se haga con interpretación simultánea. Pago con gusto el peaje de la incomodidad por escuchar a los mejores.
2) Magníficos ponentes hablan ya en español, bien como lengua habitual o aprendida (el propio Alfons Cornella, en el primer caso-, o Antonella Broglia, en el segundo). Por lo tanto, es posible tener excelentes ponentes que hablen en este idioma.
3) Si el ponente habla los dos idiomas, y encima tiene al español como su lengua materna, ¡¡entonces que hable en español!!, siempre que se garantice traducción simultanea para los que no lo entienden, sobre todo si son la exigua minoría.
4) Si hay alguna actividad paralela donde no hay traducción simultanea (por ejemplo, el Brain Bang, en iFEST), entonces se debe hablar en la lengua en la que haya menos personas que no entiendan. Observad que, en respeto a las minorías, no propongo hablar en la lengua que mejor domina la mayoría, sino en la que menos personas puedan quedarse sin entender. Si no hay traducción, entonces hay que optar por la solución menos injusta: hablar en el idioma que entienda la mayor cantidad de personas.
En resumen, la gestión de los idiomas en eventos de este tipo es una mera cuestión de eficiencia, eficacia y sentido común, pero también de flexibilidad y empatía.
Completaré mi reflexión en el siguiente post, así que te invito a seguir…
admin
Tiene razon quien pregunta si es cierto que la lengua materna de Alfons es el castellano, como inicialmente se decía en el post. Es un error, y lo he corregido porque no puedo afirmar eso. En todo caso, al ser una lengua «habitual», sigue valiendo lo que dije.