#Pildorines 7: Impulsos naturales y meritocracia
POST Nº 693
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Juzgar el mérito de lo que consigue la gente es ―ya sabemos― un temita complicado, y cada uno tiene su vara de medir. La mía es que depende de los «impulsos naturales», que es una manera de referirse también a las condiciones de partida. Llamo así a la tendencia innata que mueve a un individuo de una manera mágicamente fluida a hacer muy bien ciertas actividades y, por el contrario, a sus resistencias instintivas a hacer otras. Es como si estuviéramos fabricados según un molde que se expande o se encoge de acuerdo al tipo de material que le echemos. Como yo tiendo a asociar el mérito con el esfuerzo, con cuán capaz ha sido la persona de superar sus limitaciones de partida, es fácil entender que no celebre el éxito de quien ya juega con cartas ganadoras. Por ejemplo, si tú cuentas con muchos amigos teniendo por naturaleza (ese es tu «impulso natural») una personalidad simpática y carismática, para mí eso no tiene gran mérito. Pero si tiendes a ser tímido, poco social, incluso algo huraño, y aun así haces amigos y creas una red social poderosa, entonces eso sí que es meritorio porque has conseguido sobreponerte a unas condiciones de partida desfavorables. Una persona que es capaz de ser medianamente agradable y positiva teniendo una bioquímica tendente a la depresión tiene muchísimo más mérito que el simpático del grupo que solo tuvo que echar mano de su talento natural. Por eso, no soy muy de celebrar las conquistas de la gente que viene favorecida de fábrica. Me fijo mucho, a la hora de juzgar el desempeño, en las cartas que le ha tocado para jugar. Ahora que está tan de moda hablar de meritocracia, está claro que la gente que viene de fábrica con «buenos moldes», o sea, con impulsos naturales saludables que por defecto encajan con el tipo de cosas que esta sociedad recompensa, tiene menos mérito ―en realidad, ha tenido suerte― que los que salen adelante, como los salmones, gestionando como pueden sus instintos impopulares. No hablo aquí solo del factor socio-económico, de si naces en cuna rica con el pan bajo el brazo o en un entorno de bajos ingresos, que es un factor muy relevante para asignar méritos. Me refiero a lo innato que pauta la bioquímica, a los perfiles de personalidad. Corregir o canalizar en una buena dirección impulsos socialmente incómodos es una tarea dura, durísima, que consume mucha energía. Ese es el tipo de mérito que yo celebro más.
Bonus Track
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¿Te ha pasado, en alguna ocasión, eso de tener los pies en dos barcos y empezar a sentir que estos se separan tanto que ya no es posible estirarse para navegar en ambos a la vez?
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Leer en inglés tiene dos grandes ventajas para mí. Primero, consigo más concentración porque demanda más energía y no puedo despistarme. Después, llevar las ideas al castellano ―porque lamentablemente sigo pensando en mi lengua materna― me abre un espacio a la improvisación, en el que puedo descubrir adyacentes inesperados. Mientras reinterpreto y rumio en español lo leído, siento como si me despegara de la idea original. Eso me libera de la literalidad de las palabras. Así consigo generar nuevos razonamientos y conexiones que me llevan a otros sitios que poco tienen que ver con la fuente que los activó. Voy más lento, y si es un inglés complicado, sufro. Ese es el precio a pagar, pero el resultado me compensa. Será por eso por lo que mis reseñas de libros y artículos en inglés son más creativas que las que hago a partir de textos en castellano.
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Odio los libros que comienzan diciendo, con pasmosa rotundidad, que me van a cambiar, que van a transformar mi vida… ¿pero qué sabe el autor de mí?
PILDORINES anteriores:
0. ¡¡Y llegan los pildorines!!
1. Las rutinas pueden ser bellas
2. El fastidio emocional de hacer el equipaje
6. ¿Un teclado con impresora incorporada?
NOTA: La imagen es del álbum de Dannymoore1973 en Pixabay.com. Si te ha gustado el post, puedes suscribirte para recibir en tu buzón las siguientes entradas de este blog. Para eso solo tienes que introducir tu dirección de correo electrónico en el recuadro de “suscríbete a este blog” que aparece a continuación. También puedes seguirme en Twitter o visitar mi otro blog: Blog de Inteligencia Colectiva. Más información sobre mi libro la tienes en este enlace.
Julen
Hay que llevarse bien con las limitaciones y defectos propios 😉