Confesiones de investigadores (post-165)

Trabajo a menudo con investigadores universitarios en “Talleres de Valorización de Resultados de la I+D”.
Es algo que puede ser tan divertido como frustrante. Todo depende de con quién te toque.
Si no te mueves en este mundillo, ya explico de qué va eso. En pocas palabras, lo que hago en esos talleres es (intentar) ayudar a los investigadores a traducir a lenguaje empresarial sus capacidades y tecnologías.
Los investigadores hablan en jerga académica, y presentan lo que saben hacer como “líneas de investigación”, pero las empresas piensan en términos de problemas, de problemas que necesitan resolver. Así que me encargo de arbitrar, de crear puentes entre estas dos comunidades que apenas se entienden. Hago de traductor en la medida que soy capaz… y me dejan.
No se me da del todo mal porque la verdad, me siento mitad-Universidad-mitad-Empresa. Procuro huir del tópico del académico empollón y del consultor de corbata y maletita. Mantengo una relación de amor-odio con ambos mundos, grabada a fuego durante mis años de profesor en la Universidad Carlos III y de consultor en la Corporación IBV.
Pero a lo que iba. En esos talleres escucho de todo. Me enfado, aprendo muchísimo, me ilusiono y flipo en colores. Una vez traté de definir una taxonomía de grupos de investigación según su sensibilidad a cooperar con las empresas, pero rápido me di cuenta que intentarlo era una soberana tontería. Todavía hoy sigo sorprendiéndome de la variedad que hay.
Este trabajo es duro. Puedes encontrarte a un catedrático que derrocha vanidad, y que al recibirte en su despacho te diga “ala, ándate con prisa, que me espera un partido de baloncesto”, o a un titular de universidad que entre publicación y publicación (escritas en su mayoría por sus becarios), mantenga un chiringuito que facture más que una empresa. También a científicos puros que no tienen la menor intención de levantar la cabeza del laboratorio y a los que no les falta razón por eso de “zapatero a sus zapatos”.
En estos años he tomado muchos apuntes en los talleres. Me encanta escuchar lo que dicen, y cómo lo dicen. Así que he recogido en este post una tímida colección de confesiones que en voz alta me han hecho estos investigadores, porque creo que se puede aprender de ellas, tanto de lo bueno como de lo malo.
Incluso es posible que si conoces la universidad, te sientas identificado/a y/o asientas afirmativamente al leer algunas de ellas. Pues nada, te dejo por aquí 20 perlitas que les he escuchado decir:
- “¡¡Cuánto me gustaría a mí hacer entender a las empresas para qué necesitan las humanidades!!”
- “¿Qué criterio sigo para elegir las líneas de investigación?: ¡¡ostias, el dinero!!”
- “Si no publicas, no existes”
- “Los ingenieros van a las empresas que es donde hay dinero. En las ciencias básicas, el dinero está en la Administración”.
- “El mundo del papeleo me supera, pero mientras más trabajo, más papeles”
- “El mundo del becario es un espiral infinito. Una vez que te creas la necesidad, no sales nunca, perpetuas el modelo”
- “Contaminamos la ciencia si dejamos que se mezcle con la empresa. Nada de intervencionismo mercantil”
- “Si el profesor no va a la empresa, entonces no estará nunca en el mundo real, y solo podrá contar ‘el mundo de los libros’, y para eso ya no somos necesarios porque existe Internet”.
- “Algunas empresas están interesadas en hacer I+D, pero no tienen tiempo, ni recursos para hacerlo. Lo mismo nos pasa a los investigadores”.
- “Para las empresas ir a la universidad es como ir a un hospital y perderse en los pasillos, a menos que sepan a quien buscar. Si les das un nombre es mucho mejor”.
- “Lo primero que hace un investigador cuando le visita un empresario es examinarle, preguntándose: ‘y qué coño quiere este’”
- “Cuando una empresa contrata a un grupo de investigación, lo que quiere es aislar al grupo, y tenerlo en exclusiva”.
- “Con las empresas empiezo de apagafuegos, resolviéndoles problemas puntuales y de poco interés científico, para después instalarle un parque de bomberos permanente, con I+D incluido”
- “Colaboro con las empresas por el sobresueldo, ni más ni menos que por eso”
- “¿Y por qué no valen los “artículos tecnológicos? Debería haber un ‘sexenio tecnológico’ y no solo científico. Cada vez estamos publicando menos a partir de la colaboración con las empresas porque es materia que vale muy poco para el Currículo”
- “Las empresas solo buscan en la universidad mano de obra cualificada a precio de mercadillo”
- “Muchos de los grupos que aparecen en los listados son ficticios. Hay gente que no está en ningún grupo de investigación, y algunos figuran en varios. Cada uno ‘va a su bola’, solo que pone un macho alfa dominante como jefe del grupo para hacer el paripé formal”.
- “En la universidad nadie te puede obligar a hacer nada. Y si intentan obligarte, entonces como los niños, dices sencillamente que no”.
- «El investigador que se pone a crear empresas es porque no es bueno en lo suyo, no es un buen científico, y debería dedicarse a otra cosa»
- “Los investigadores son muy individualistas: lo mío es mío, y lo tuyo es de los dos”.
A todo esto añado la mía: resulta paradójico que la universidad sea quizás el lugar más difícil para la colaboración. Hay cosas difíciles que salen por simpatía, y cosas obvias que se vuelven imposibles por vanidad. Tenemos allí mucho ego por metro cuadrado, pero sigo pensando que es de los mejores lugares para trabajar en el mundo.
José Villanueva
Es cierto, lamentablemente son sucesos mundiales recurrentes que afloran a cada momento en la academia.
Sin embargo como se menciona en este lugar, encontrar el equilibrio entre la oferta y la demanda es un proceso complejo a la hora de evadir los intereses de ambos lados de la calle. Es aquí donde se plantea que debe existir un marco real de condiciones que permitan reglamentar el juego, y es aquí donde se percibe un tenor importante de «resistencia académica» para embarcarse en un sistema que permita medir con certeza los logros o resultados de tal o cual investigación.
Sin indisponer, al contrario validando la «negación», creo que el problema está más arriba, Yo no estoy seguro lo de «zapatero a tus zapatos», creo de que es necesario preguntarle al que va a utilizar el zapato que es lo que quiere… ese paso es fundamental para poder lograr entender el proceso de generación de valor, y en definitiva torcer la monotonía de los investigación «conservadora». No olvidemos, que los grandes hitos de la investigación a lo largo de la historia han demostrado que hay que romper las estructuras mentales para poder generar, ellos han logrado leer los signos de los tiempos y han reconocido el entorno que nos rodea, entonces yo me pregunto ¿porque muchos investigadores siguen abstraidos de la realidad? ¿será un problema de la universidad o de los investigadores o de alñguien más?
Otro caso mencionado en este lugar, son las malas prácticas. Un ejemplo, a nivel mundial, resulta vergonzoso como un «grupo de universidades» -mediante consultoras creadas por ellas- «intentan» constantemente vulnerar y utilizar los recursos disponibles por los estados para investigación, buscando financiar proyectos propios y que no tienen relación con el instrumento fuente de financiamiento, disfrazando las inicitivas de inversión, simulando actividades, falseando información, y lo que es peor sobornando a dirigentes sociales o ejecutivos para que los patrocinen en la presentación. Otro vergonzoso es el de algunas eminencias que se aprovechan del trabajo de sus estudiantes para rentabilizar su prestigio, ¿quien le pone tajo al tema?
Debo reconocer que a pesar de todo lo que he escrito, mi experiencia con las universidades -dentro y fuera de ellas- siempre ha sido grato y productivo. Existen muchos investigadores que están dedicados a resolver «lo urgente» y otros a «lo importante», pero en definitiva buscando aplicar el resultado. El tenor no es eliminar la «investigación no aplicada», la esperanza es fomentar con fuerza la investigación de aplicación directa, la dulce sensación de transformar la investigación en un caso exitoso de cambio.
Respecto del lenguaje, he tenido el agrado de poder presenciar a Doctores de variadas áreas transmitiendo, con soltura y agrado, su conocimiento a un auditorio de amas de casa con educación básica incompleta, con resultados impresionantes. ¿Se imaginan a una ama de casa analfabeta explicando lo que es el ADN? Por lo tanto la conexión es posible, pero debemos trabajar en ello, generar los espacios necesarios con los ambientes adecuados de comunicación.
Yo creo que algunas empresas investigan muy bien, el tema es como logramos un modelo de acceso que permita sociabilizar el conocimiento adquirido, a otras impedidas de hacerlo. Exite una tendencia perversa poco equitativa para los más pequeños, que en definitiva muchas veces les juega en contra, sin embargo otros reconocen que al ser más pequeños se pueden mover más rápido, y logran derribar la barrera… en fin… esto es para rato…
Un fuerte y afectuoso abrazo para todos…
JJ
Por mi experiencia, el problema es que muchas veces los empresarios quieren usar a la universidad como mano de obra de bajo coste, o bien meter nominalmente a la universidad en proyectos que son teóricamente de i+d+i pero que acaban siendo una subvención encubierta para la contratación de personal, que además en vez de estar en la universidad, tiene que estar permanentemente en la empresa.
Casi todos los que conozco yo están dispuestos a colaborar con la empresa, y a aportar conocimiento. Pero lo cierto es que pocas empresas habrán leído tu blog o un artículo divulgativo y vendrán a buscarte para hacer algo relacionado: te buscarán porque te conocen, para que les hagas una página web subvencionada por el plan Avanza o similar. El panorama cambiará entre capitales y provincias, y entre diferentes tipos de departamentos, pero en general el panorama no es nada halagador.
Amalio
Jorge:
Estamos de acuerdo. Podíamos hacer un post equivalente, un post «espejo» sobre la actitud de los empresarios respecto de colaborar e investigar con la universidad. Lo mismo tenemos un ejemplo más del problema de acción-reacción, o el clásico conflicto del huevo-y-la-gallina.
La empresa tampoco entiende las oportunidades que hay en esto, tanto porque no hay tradición, tanto porque a los investigadores no les interesa demasiado.
El panorama no es nada halagador, pero la mayoría confía en que cambie. La crisis está ayudando…
un saludo
E.WEE
Yo trabajo en la Universidad y comparto todas tus opiniones. Trabajo en una rama en la que desde hace mucho tiempo tenemos claro que no se puede desvincular ni el aprendizaje ni la investigación del papel social y económico que jugamos como expertos: la traducción e interpretación. Pero precisamente por eso, porque tenemos una visión realista de las cosas, nos llevamos más palos que una piñata, sobre todo por parte de las filologías tradicionales y las humanidades, que nos ven como bichos raros («estos modernos que no sueltan el ordenador nunca, con sus programas de software que no entendemos, sus traducciones de videojuegos y con sus cosas raras»)… lo último que he oído es que como pido a mis alumnos que cada vez que me entregan una traducción, me la tienen que entregar con un presupuesto y una factura, lo que hago es servir los intereses de la empresa (creo que sería tu punto 7). También nos obligan ahora a convertir nuestras clases que hasta ahora eran 100% aplicadas y prácticas (con las teorías oportunas integradas en la propia práctica de la traducción), en un 50% de teoría y 50% de práctica desvinculadas entre sí. Y yo me pregunto: ¿quiere un 50% de mis alumnos ser investigador? Pues no, no quieren. Entonces, para qué esta sobrecarga de teoría descontextualizada, que no ayuda a traducir tapoco…
¿Alguno de estos profesores que tanto miedo tienen al conocimiento aplicado ha preguntado a sus alumnos por qué vienen a la Universidad? Porque yo hasta ahora, no he conocido a ningún alumno que venga a la universidad a convertirse en ermitaño filósofo, la mayoría viene aquí para tener mejores posibilidades sociales y económicas el día de mañana y para hacer algo útil con un tipo de conocimiento que más o menos les interesa. Yo siento que estoy donde etngo que estar y mis alumnos están muy satisfechos con lo que aprenden: que nos dejen tranquilos.
Saludos
Amalio
Muy interesante tu comentario. Asi es, la investigación no se puede desvincular de su papel social. Y comentas algo importante: necesitamos que los investigadores contribuyan a la labor de «traduccion e interpretación» de los temas complejos que ellos entienden, pero que la sociedad, su entorno, necesita comprender tambien.
Siempre he defendido la figura del profesor-investigador que «prescribe» conocimiento, que «traduce» conceptos a un lenguaje aplicable por la empresa. Necesitamos muchos de esos «traductores» que acerquen los mejores resultados de la academia al mundo real.
No me extraña que te lleves palos y que a gente como tú se les vea como «bichos raros». También que se os acuse por la ortodoxia de estar contaminados por el mundo de la empresa. Ya ves, purismo obsoleto y nada mas. No se han enterado que el mundo pasa por la mezcla, la combinación, el intercambio. ¿por qué va a ser malo que un traductor entienda que todas las cosas tienen un coste?
Me ha parecido muy certero eso de la «sobrecarga de teoría descontextualizada», porque eso es lo que tenemos en muchos ámbitos universitarios.
¿Para que los alumnos van a la universidad? Pues ahí voy a introducir una puntito humilde de discrepancia. El factor utilitario es uno, pero no debería ser el único. La universidad es un lugar donde se aprende a pensar de verdad, donde se adquieren habilidades para que la reflexión tenga hondura, pozo. También para disfrutar del conocimiento per se, ¿por qué no? Pero es que yo creo que cabe tanto eso como lo otro. No me gustan los modelos puristas, se puede desarrollar una capacidad «profesional», útil para insertarse laboralmente, y al mismo tiempo una habilidad para pensar bien, para ser un verdadero «practicante reflexivo».
Si tu estas contento con lo que haces, y los alumnos lo valoran, pues adelante. Necesitamos de la diversidad, de los «bichos raros».
Muchas gracias por tu punto de vista que me ha sido muy interesante…
David Sanchez Bote
En mi experiencia (investigación en el mundo de la gestión empresarial) hay una confusión entre investigación aplicada y consultoría. Es decir, queremos que lo que hacemos desde la Universidad sea tan práctico que realmente nos saltamos de un sector a otro. Además, las empresas quieren resultados concretos, medibles y con plazos concretos y eso se lleva mal con la investigación. A mi me gusta mucho la frase de Einstein «si supiera lo que estoy haciendo no lo llamaría investigación» pero para una empresa jugar con esa incertidumbre no es viable. Necesitan personas que les arreglen problemas concretos y eso es otra profesión.
Eso sí, luego nos quejamos que no hay innovación, que no hay cambios radicales en nuestros productos, servicios y maneras de gestionar…normal. Todo el mundo mira a mañana por la mañana. Dichosa utilidad!
Amalio
Hola, David:
Está claro que la «investigación aplicada» es una cosa, y la «consultoría» otra. La investigación exige que explores un terreno relativamente desconocido, y no sabes a priori si vas a dar con la solución. Te mueves en territorios de frontera, de descubrimientos. En cambio la «consultoría» es transferir y aplicar un conocimiento («know-how») que ya tienes para resolver un problema en el que se supone que posees alguna experiencia.
La «consultoría» implica cierta experiencia «de calle», de conocer las empresas. Ahora bien, tenemos buenos consultores en la universidad, son minoría, pocos, pero los tenemos asi que eso demuestra que es posible. Creo que un profesor-investigador universitario en gestión empresarial si es empático y curioso, y sabe dirigirse a las empresas, va a ellas con humildad (tambien a aprender, y no solo a enseñar) y le apetece levantar la cabeza de los libros y las publicaciones, puede llegar a ser tambien un buen consultor. No son incompatibles. Otra cosa es que su entorno no lo estimule. Nosotros en eMOTools hacemos consultoria e investigacion aplicada, las dos cosas, pero es cierto que no estamos en la universidad.
Las empresas necesitan mas consultores que investigadores. Eso es verdad tambien
Gracias por pasarte por aqui, David!!
José Luis Gato
Hola Amalio,
Este es uno de esos casos en los que la realidad supera a la ficción. Intentaré dejar a un lado las mil y una anécdotas que se me vienen a la mente para centrarme sólo en un aspecto, ese puente que tiendes, esa traducción que comentas.
En alguna que otra ocasión he tenido la oportunidad de acercar estos dos mundos, y siempre me he planteado la misma duda: ¿Cuándo es el momento oportuno para arbitrar? Dejemos a un lado la jerga, supongamos que todos nos entendemos en un mismo lenguaje. Incluso que se comparte esa pasión por la investigación como cualquier emprendedor enamorado de su idea. Seamos aún más ingenuos, supongamos que no hay intereses empresariales «privados» dentro de los departamentos.
Parece que siempre esperamos a que «suene la campana». El grupo de investigación se «preocupa» por el mundo empresarial cuando cree (como todos) que puede monetizar su I+D. Les entra la prisa, externalizan y dejan en manos ajenas el fruto de su trabajo. No critico el proceso, pero me llama la atención el «timing». A la inversa, determinadas compañías una mañana se levantan con «ganas de innovar» y empiezan a caminar por los pasillos «a ver qué se encuentran». No todas las investigaciones tienen una aplicación más allá del puro documento académico, pero ¿qué pasa con las que sí? No se puede pretender adelantar de antemano «lo que sabrán hacer», pero quizá no estaría de más que una de las prioridades de cualquier línea fuese «saber qué hacer en su momento».
Quizá el «zapatero a tus zapatos» siga teniendo validez para muchos, pero esa sociedad utópica de Platón debería ceder unos pocos metros de ego aunque sea para respirar otros aires, mirar un poco más allá y luego engordar aún más.
Saludos!
Amalio
Hola, Jose Luis:
Introduces un elemento importante, y tienes razon. Cuando uno trata de “casar” empresas y grupos universitarios tropieza siempre con un problema, el de “sincronizar” oferta y demanda. Eso es muy complicado, y casi nunca se da. Es un tema que tenemos bien trabajado la gente que nos dedicamos a la TT. Segun mi experiencia, es casi imposible que consigas llegar a una empresa y ofrecerle algo que hace un grupo, y la empresa te diga “vaya, es lo que estaba buscando”. Eso se da muy poco. Pero aun asi, hay que “menear” esas ofertas entre las empresas con un visión más a medio y largo plazo. Se trata de sembrar, de generar visibilidad. Que las empresas sepan que ese grupo está ahí, y lo que ofrece, para cuando el “problema” aparezca, la empresa sepa a dónde dirigirse. Claro, es posible que cuando ésta vaya al grupo, entonces éste no esté disponible (como ves, no es como una empresa que “siempre” esta disponible para un cliente), pero en sucesivas iteraciones la conexión puede producirse. Al final, como siempre, es cuestión de generar redes de confianza…
gracias, compañero, por compartir tu opinion
José Javier Fernández
Yo, con vuestro permiso, voy a desviar un poquito el debate…
Es cierto que la Universidad está algo alejada de la realidad empresarial. Pero no lo está tanto como la educación secundaria e, incluso, la superior. En ese sentido, creo que el nuevo Plan Bolonia nos ofrece esperanza. Por supuesto, habrá que ir viendo su evolución, y esperemos no constatar que es «el mismo perro con distinto collar».
Pienso que el problema fundamental reside en la preparación de nuestros «pequeños», muy alejada de aglutinar conocimientos teóricos y prácticos, con un fuerte carácter crítico, que le permita llevar esos bagajes al mundo real, y aplicarlos para mejorarlo. ¡Nos lo dan todo hecho!
Amalio
Jose Javier: Esta bien tu matización. Te agradezco que «desvies» el debate con tu punto de vista mas optimista que yo apoyo. El nuevo plan Bolonia va a ayudar a que tengamos universidades mas abiertas, pero está por ver cómo lo aplicamos. Ya estoy viendo por ahí algunas aberraciones, formas como minimo «singulares» de aplicarlo.
Tienes razon, la revolución empieza por la educación básica. El enfoque holistico aqui es fundamental, todo esta integrado, todo depende de todo. No nos conformemos con esta realidad, podemos cambiarla. ¡¡un saludo!!
Oliver Serrano
Hola Amalio, sólo comentar que me da tristeza que la Universidad esté todavía tan alejada del «mundo real».
Pensaba que habíamos mejorado en ese aspecto, pero veo que todavía no se ha encontrado vacuna para el virus. Concretamente, en mi época de estudiante en la Facultad de Psicología de la Universidad de La Laguna este asunto era una de nuestras principales quejas. Investigaciones, experimentos, publicaciones, personas que se convertían en becarios profesionales y cuyas canas iban creciendo en los pasillos de la Facultad….pero poca aplicación para el mundo de la empresa.
Son innumerables veces las que se han hablado de este asunto: parece que la Universidad, como institución, va por un lado, y el mundo de la empresa va por otro, y si lo mezclamos, malo, malíiisimo….¿pero no debería ser al contrario? ¿No debería ser la Universidad la base sobre la cual mejorar en la empresa?
Lo que más me preocupaba en aquella época era tener profesores que me daban clase de psicología clínica sin haber visto un paciente en su vida…da que pensar.
Saludos,
Oliver
Amalio
Oliver: Gracias por pasarte por aqui. A mí también me da tristeza, pero es la realidad, y tenemos que afrontarla. Claro que hemos mejorado, a mí me consta que vamos mejorando, eso es innegable. Porque ponga esas «perlitas», no significa que eso es lo que piensa todo el mundo. Las nuevas generaciones, esos españoles que han viajado mucho, que han estudiado afuera, estan desembarcando en la universidad, y van a impulsar cambios.
Yo percibo que algo se mueve, y tenemos que ser optimistas.
Nuestras empresas tambien tienen que poner de su parte, porque tienen lo suyo. Veo muchos problemas en la visión de la empresa, demasiado cortoplaista. La I+D no puede gestionarse tan a corto plazo.
Pero al final, lo tengo claro. El cambio va a venir a partir de la escasez de financiación, cuando falte dinero, y ese no es el mejor camino para transformar el mundo académico.
gracias!!!
JFA
Amalio, debo decirte que eres un valiente. Mi impresión es que, en términos generales, tratar de acercar esos dos mundos es algo así como intentar mezclar aceite y agua.
Da que pensar que ninguna universidad pública española salga bien parada en un ranking global, o que la distancia entre formación académica y necesidades empresariales sea abismal. Si hay algo que tengo claro es que el modelo universitario de este país necesita una revisión urgente y profunda.
Mucha suerte para la lidia. Estoy seguro de que no te vendrá nada mal 🙂
Amalio
JFA: :-)) Mas que un valiente, soy un masoca… porque disfruto haciéndolo. Lo busco, me gusta, me presto con gusto. Es que se aprende un monton en la dificultad. Ademas, esta gente es muy inteligente, tiene argumentos, asi que entrenas la dialectica.
No nos queda otra que acercar ambos mundos, tenemos que trabajar mucho en el interfaz, si queremos que el conocimiento fluya y amorticemos socialmente lo que cuesta la universidad, y la I+D.
La revisión del modelo está en marcha. Ya veremos si las universidades se dejan, pero lo vamos intentando. La sociedad que la financia tendrá que decir la ultima palabra.
un saludo
Rayco
Hola Amalio, esas frases las he oído bastante, creo que la más fuerte fue la 7. Otra cuestión que me sorprende es que puedan existir profesores universitarios que no publican y que adedmás se niegan a colaborar con empresas, esto no debería ser opcional aunque tampoco ganaríamos nada con la obligatoriedad.
Creo que se debería cambiar el modelo, es decir, que el Investigador sea tutor u orientador, y el que realmente lleve a cabo el peso de la investigación sean alumnos de tercer ciclo o recién licenciados, y que lógicamente la mayor parte del beneficio económico se lo lleve el becario para que pueda seguir su investigación. Prácticamente se hace así, pero estaría bien que este perfil de investigador tuviera más protagonismo y más capacidad de decisión y que el profesorado y la propia universidad (recursos públicos) lo apoyen con un mayor grado de implicación. ¿Qué opinas?, al menos para proyectos menos exigentes sería una buena opción para retener talento.
También me parece buena idea los sexenios tecnológicos. Saludos y felicidades también por tu artículo sobre competencia desleal y chiringuitos.
Amalio
Rayco: Gracias por pasarte de nuevo por aqui. Un placer. La frase-7 es un clásico en la universidad española, de las que más han calado en el espiritu académico universitario, que es un purista para unas cosas pero para otras no.
A los profesores españoles se les exige publicar porque va directamente a su curriculum. Eso importa mas en unas universidades mas que en otras, y un problema que tenemos en las universidades mas élites, que son mas exigentes en eso, es que piden a los investigadores que lo hagan en revistas de gran impacto. En ciencias exactas o técnicas, eso no implica un gran problema, pero en ciencias sociales tiene un «efecto colateral» negativo. Me centraré en Economía, que es el área que mas conozco. La revistas de primer impacto privilegian estudios con muestras y problemas que muchas veces no tienen nada que ver con nuestra realidad inmediata. Terminamos haciendo investigacion de cosas que no tienen ningun impacto claro en la realidad, en esas personas que financian la investigacion (sueldos) via impuestos.
Las universidades son muy jerarquicas. Hay clases y castas. Algunos ya subidos a la parra estan muy lejos de ser P2P. Probablemente les ha costado mucho (digo yo) llegar alli, y entonces filtran la realidad desde esa perspectiva: un becario es un becario, y sirve para lo que sirve.
Gracias, compañero!!