Voz auténtica vs. Voz interesada (post-181)
Como le ocurría por las noches a aquel patético personaje, Dinio, esto de los Social Media me tiene cada vez más confundido.
Ya hablé hace un tiempo de cómo el amiguismo 2.0 le hace un flaco favor a la credibilidad de lo que aquí se cuenta.
También del riesgo de que la falta de transparencia oculte servicios de pago y en definitiva, de prácticas perversas que falsean la conversación.
Sigo en mi línea, en tono crítico, mezclando los mismos ingredientes, pues hoy toca hablar del batiburrillo de motivaciones que pueden esconderse detrás de un aparente mensaje sincero y desinteresado que discurre por las redes sociales.
No sé a qué atenerme cuando leo twits y blogs de gente que ocupa cargos en instituciones o empresas en los que celebra iniciativas, proyectos y personas con las que pueden unirle fuertes intereses. Gente buena, que uno aprecia y que respeta, pero de la que uno piensa: “y éste buen hombre qué va a decir si está metido hasta el cuello en eso”.
Ese caso quizás es el más fácil, porque uno puede establecer la conexión, y entonces te inmunizas, multiplicas por cero el elogio (#opinioninteresada = #nohagasnicaso). El problema viene cuando te falta información, que es en la mayoría de las veces, y el intercambio de favores o los lazos de dependencia van por cañerías subterráneas e invisibles.
A ver, por concretar más, se dan situaciones como estas:
- El susodicho trabaja en la entidad-X, y habla por Twitter divino-de-la-muerte de alguno de sus clientes (muchas veces ni sabemos que es su cliente).
- El susodicho está muy interesado en ser contratado/a por determinada persona, o que ésta le suba por un atajo al escaparate, y entonces RTea con cierta frecuencia lo que diga o piense ese portador de influencia.
- La susodicha ha invertido en el negocio-Z, y entonces se monta su propia campaña previa, con empaque informal (de las que cuelan), para posicionar sus activos entre sus miles de followers que desconocen la relación previa (interesada) que ya tiene en cartera.
- El susodicho/a escucha a un ponente-Y en una jornada, que es un personaje que tiene poder para contratarle o invitarle pagado a otras jornadas, y entonces twitea una retahíla de adjetivos generosos sobre la brillantez del ponente aunque lo que éste diga no valga un pimiento. Por cierto, esa debe ser la razón por la que a veces veo cada twits sobre eventos que no encajan para nada con la inteligencia que le supongo a quien los escribe.
Ains, mamá, me lío, me lío… con lo fácil que era la publicidad, que la veías venir. Qué sencillo era todo en aquel entonces, y es que hasta me entra la nostalgia (mentira, no me hagas caso).
El menjunje resulta cada vez más complicado de degustar. Los ingredientes naturales y los artificiales se mezclan por medio de argucias cada vez más sutiles. Ahora está todo liado en la coctelera, la opinión auténtica y la interesada, y entonces… ¿cómo discernimos?
No me gustan los mensajes negativos, pero igual el amigo @yoriento va a tener razón cuando twiteaba esta cita: “desconfiar es lo más fiable”. Él la ponía en el contexto de la investigación científica, de la actitud de duda que hay que tener en el enfoque científico, pero es cierto que en cuestión de redes sociales, estoy cada vez más mosca porque se necesita un volumen ingente de información imposible para descubrir esos juegos de intereses.
Pero por supuesto, hay hilos de esperanza de donde agarrarse. Quiero confiar en que las dinámicas de “vigilancia distribuida” que se ponen en funcionamiento de forma emergente en las redes como antídoto natural a esta confusa coctelera terminen depurando la mierda, y ayudándonos a superar, al menos en parte, esa confusión.
Soy un idealista, así que intento imaginarme un escenario en el que los mensajes auténticos y personales colonicen la mayoría de la Red, o que al menos consigamos construir algún imperfecto mecanismo meritocrático que asigne un hashtag (#opinión desinteresada = #digoloquesiento) que nos permita reconocerlos.
Y mientras tanto, ¿qué hacemos? Pues seguramente fijarnos más que nunca en las personas. Son ellas, con nombres y apellidos, los portadores de credibilidad. Para bien y para mal, todos nos vamos dejando una trazabilidad en las redes sociales, que queda ahí grabada y habla de nosotros.
A eso le llaman “reputación”, palabra horrorosa donde las haya, pero que rescato en lo que me sirve para discernir entre lo auténtico y lo falso dentro de este lioso mundo digital. Quiero creer que una sucesión de mensajes-publicitarios-camuflados-de-envoltorio-social debería terminar desenmascarando al emisor.
Se puede engañar una, dos y tres veces, pero no todo el tiempo. Lo malo es que a veces un consejo falso, una sola recomendación interesada, nos puede salir muy pero muy cara si creemos en todo lo que se dice en las redes.
Por cierto, aviso para navegantes: la reputación no es un activo estático que, una vez conquistado, se disfruta de por vida. Cuesta mucho ganarse la confianza pero se puede perder en un pispas, así que más vale que la cuidemos.
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Salvador Salva
Me resulta molesto esto de estar constantemente filtrando, si lees queriendo encontrar palabras o argumentos que te enriquezcan tienes que activar un filtro “eliminar palabras vacías”, pero creo que todos sabemos que no ser hipócrita en esta vida requiere un esfuerzo especial aunque reconozo que hay que tener cierta habilidad para ponerte un traje en el salón de casa, otro en el bar con los amigos y me cambio de zapatos y pantalón en twitter y en el trabajo.
Creo que es uno de las grandes dificultades de hoy día, topar con personas, individuos con actitud, criterio y crítica tanto off como on. Evidentemente la cómoda vida online del 2.0 ayuda a promover superficialidades, no por ello creo que tengan responsabilidad las herramientas de los medios sociales porque igualmente estas herramientas podrían dinamizar mulititud de jugososas voces y la superficialidad quedaría relegada a un ligero ruido de fondo, pero todavía en esta etapa de inmadurez como internautas hay que buscar mucho para encontrar algo sustancioso.
Es curioso pero aquella canción “quiero tener un millón de amigos y así más fuerte poder cantar” sigue teniendo vigencia, estamos ante la celebración de la amistad virtual, que en muchos casos ni es amistá ni es ná y al final viene a resultar que no con un millón de followers cantas mas fuerte.
Hay que ser honestos consigo mismos y con los demás y si no puedes tener en cuenta todo lo que dicen las personas que sigues, ve quedándote con la gente de la que dispongas de tiempo para seguir, luego filtra de nuevo y elimina quien comenta cosas que no te interesan y seguramente filtrando filtrando te quedes con una comunidad que realmente te aporte.
Creo que es necesario transformar la tela de araña en pequeñas agrupaciones, eliminando los superficiales hilos de salida y redireccionándolos hacia esa pequeña agrupación provocando una lluvia de inputs/outputs internos que retroalimenten una relación grupal de la que puedan surgir mejores ideas, colaboraciones, proyectos e indudablemente mejores profesionales, de manera multidisciplinar y con una actitud crítica.
Ante todo muchísimas gracias Amalio por este enriquecedor blog.
Amalio
Salvador: Gracias por compartir tu punto de vista conmigo.
Estoy de acuerdo contigo en algo que nadie puede negar: hay una tendencia bastante superficial de coleccionar “amigos” y “seguidores”. Los números parecen mandar, en una especie de competencia para ver quien la tiene mas grande 🙁
Vaya tontería, se sacrifica calidad por cantidad. La canción del millón de amigos me trae tantos recuerdos, y creo que sirve para ilustrar el relato.
Pues si, nos queda filtrar, filtrar y flitrar. Nadie va a pensar por tí, ni por mí.
un saludo!!
Amalio
Por cierto, interesante contrapunto de @marcapersonal en su blog que he comentado gracias a @Kotxean: “Por el interés te quiero Andres” http://ow.ly/2fsIS
Cristina
Hola Amalio, sigo tu blog, tras navegar por los interesantes contactos de JM Bolivar.
No os conozco en persona (parece que os conocéis todos), pero ambos me transmitís coherencia y honestidad en lo que decís. La autenticidad trasciende a lo puramente virtual.
He de reconocer que mi vida social 2.0 es escasa (comparando con vuestra prolífica aportación) además de desordenada, pero en el tiempo que llevo navegando por las diferentes redes, he conocido de cerca estas sensaciones de las que hablas.
No sé si estoy muy desenfocada o soy muy desconfiada, pero veo crecer mis contactos rápidamente y sinceramente mi aportación no lo merece aún.
A priori considero que todo el mundo lleva su “producto” debajo del brazo y está en este escaparate para que se le vea, no creo que hubiera tanta inversión de tiempo si no se consiguiera un retorno de visibilidad, reputación que tan poco te gusta, etc.
Ahora bien, los hay que les vemos venir y los hay que no y ahí veo yo el delito, sin embargo he visto más críticas hacia la gente que te aborda directamente para venderte, que de los que veladamente te adulan para que les compres, así que te felicito por adelantarte nuevamente.
Amalio
Gracias, Cristina, y también a JM Bolivar, porque es un estupendo prescriptor de nuevos (y buenos) vecinos. También por las bonitas palabras que me has dedicado.
Bueno, hay mucha gente que invierte tiempo porque necesita “socializar”. Quiero insistir en la diversidad de motivaciones que motiva a la gente a estar en las redes sociales.
En mi caso, y voy de frente, hay una mezcla. Me encanta escribir, lo necesito, pero al mismo tiempo sé que esto favorece mi trabajo. Pero para no “cagarla”, siempre vigilo la premisa de escribir cosas en las que crea, por mi propia salud vital. Si después me ayudan laboralmente, pues perfecto. Pero no voy a mentir, ni engañar, por buscar ese interés, porque sé que despues termina pasándome factura.
Sí, tienes razon, la mayoría de las criticas se centran en la gente que te aborda directamente, pero a mí me preocupan más los otros, los más sutiles. Tenemos que hablar más de eso, entre todos…
un saludo, y gracias por compartir tu punto de vista
José Miguel Bolívar
Muy bueno el post y excelentes también los comentarios. Las redes sociales suponen sólo un cambio de medio. La esencia, el mensaje, el contenido, los actores… No cambian. ¿Por qué iban a hacerlo sus miserias y virtudes? Es cierto que las redes sociales hacen más difícil desenmascarar determinados comportamientos que en el mundo 1.0 serían evidentes con mayor facilidad. Pero como bien apuntas, para eso está la reputación. La gran ventaja de las redes sociales es que es humanamente imposible mentir coherentemente a largo plazo y, a diferencia del mundo 1.0, esa coherencia es fácilmente trazable.
Un abrazo, colega!
Amalio
Ya veo, Jose Miguel, que no pierdes la (buena) costumbre de compartir, incluso en plenas trabacaciones. Gracias, compi.
Sí, creo que en el hilo de la conversación ha quedado claro que a largo plazo no tenemos grandes problemas, sino que el lío lo tenemos cuando nos guiamos por recomendaciones y consejos de gente que todavía no conocemos bien, que tambien ocurre y mucho. Esto es dinámico, y uno va pillando de unos y de otros 🙂
También creo que la reputación puede cegar a algunos, y se pierde bastante objetividad a la hora de juzgar a un gurú. En fin, lo de siempre, necesitamos más pensamiento crítico!!
Gracias…
Alberto Blanco
Me ha gustado, Amalio [pongo voz auténtica :)]. Creo que esta forma de actuar es inherente al ser humano. La diferencia es que ahora también se hace utilizando internet.
Ahora bien, si me dan a elegir prefiero encontrarme estas prácticas en las redes sociales, hay mucha más transparencia y es más fácil detectarlas.
Un abrazo.
Amalio
Alberto: 🙂 acabas de adivinar el riesgo que corren las moscas cojoneras como yo, y es que algunos pueden creer que uno va de Pepito Grillo por la vida, y entonces se cortan de hacer lo que creen que uno crítica, o sencillamente te ignoran (“venga ya, no me jodas el negocio, vive y deja vivir”). No es tu caso, obviamente, porque ya nos conocemos. La trazabilidad por las redes de @alberto_blanco está ahí, y es reconocible.
Un abrazo, colega!!
sonia
Buenas Amalio:
Tema interesante el que expones y decirte que creo que cuando hablas con el “corazón” se nota. Que en un entorno virtual es más difícil notar un posible engaño, pues sí, pero a la larga lo palpas. Mantener una coherencia en un medio o largo plazo es difícil sino no la posees (tampoco me gustan las incoherencias). Creo además en el poder de las palabras, de la comunicación, de la magia que pueden transmitir y reitero , es difícil fingir en el tiempo.
Cómo dice Josean, en 1 año alguna desilusión se ha llevado. Yo he de confesar que bueno no me han desilusionado pero si que he visto del pie que cojeaban vamos que no era oro todo lo que reluce.
Y ya por último y haciendo referencia a algo que tú ya has aportado en algún comentario, la importancia del lenguaje no verbal( las miradas, los gestos, el tono…)que en un entorno virtual no es posible percibirlo y te dice tanto.
Un saludo.
@up_person/twitter
Amalio
Hola, Sonia:
Tienes razon cuando dices que “mantener una coherencia en un medio o largo plazo es difícil sino no la posees”. Como he comentado antes, el problema se produce a corto plazo, cuando (con perdon) te la meten doblada por iluso.
Pero no se trata de que nos volvamos paranoicos. Me gustaría insistir en ello. Creo en la confianza con motor esencial para las relaciones.
un saludo!!
Juana
A mi me gusta observar y participar, tengo tiempo y espacio para ello, cuando lees mucho a alguien puedes saber “un poquito” de que van, pero no hay nada como el cuerpo a cuerpo, en la Vida 1.0 , más que engañarme, lo que me pasa es que tengo un punto “ciego” que “encoge” los defectos de algunos seres humanos, y sabía que pasaría pero no lo he evitado …. no sabría decir porqué.
A pesar de todos los defectos, este mundo de la Red me tiene fascinada, pero es que soy un ser muy curioso y, como dice la hija de una amiga mia, en una película de miedo moriría la primera …. me puede el querer saber.
Amalio
Juana:
Así es, “no hay nada como el cuerpo a cuerpo”, eso lo tengo clarísimo.
Ja, el dichoso “punto ciego”… tienes razón, lo tenemos todos. Es que si no, seríamos tristes máquinas, y eso no mola. Me haces pensar. Fíjate, ese aspecto está más cerca de lo que yo llamo el “amiguismo 2.0” que de las “voces interesadas”, y mirándolo seriamente, se puede entender.
Quieres a alguien, sientes afecto por alguien, y entonces le echas una mano, si hace falta. Por ejemplo, twiteando algo que le favorece, con un puntito que exagera la realidad. ¿qué te ha guiado? pues un sentimiento humano, y eso me sirve de atenuante. Cuando lo he criticado es porque se practica en exceso, hay gente que se pasa tres pueblos abusando de su reputación a la hora de ensalzar a su piña, y eso me parece un engaño.
🙂 qué pena, morirías de primera? Pues ya sabes, Juana, a espabilarse!!!
un saludo
Francesca
Hola Amalio. Tal vez porque yo entré en esto de las redes sociales para estudiarlas y, por lo tanto, con una actitud de “observadora participante” que nunca he escondido; o quizá porque en la vida presencial me han engañado unas cuantas veces, mirándome a los ojos (pero como a una pardilla, oiga usted), estoy en condición de decirte que, como bien dice Peter, la ética no se adquiere suscribiendo un código, por muy bien hecho que esté, así que olvídate de movimientos de ese tipo. No sirven para nada, el que es ladrón, firma y sigue robando, te lo digo yo.
Las redes sociales son la jungla, sí, pero no porque haya más tigres, sino porque les cuesta menos disimular que lo son… ¡cómo no te ven!. Pero es cierto, todo queda registrado y ni siquiera hace falta tener un memorión para que la misma persona no te engañe dos veces.
No se trata de ir por la vida desconfiando, se trata de no confiar, que no es lo mismo… A mí me vale mirar la gente con la que interactúa una persona, para saber si es o no de fiar y, por principios de salud mental, siempre le doy un voto de confianza a aquellos que vienen “recomendados”… pero el segundo se lo tienen que ganar.
Y no, no me he llevado decepciones en la red, porque esperaba poco o nada… y mira, algún bicho raro como yo encuentro de vez en cuando… y le comento en el blog y todo… 😉
Dicho esto, ciertamente, mucho mejor tomarse un cafetito con alguien y charlar un rato, pero por lo bien que se pasa, mayormente.
Sigue con el tema, sigue, que yo también creo que has abierto la caja de Pandora y esa siempre es bueno abrirla, porque ya sabes lo que había en el fondo… ¿a qué sí? 😉
Besos.
Amalio
Francesca:
¡¡buenas tardes!! ¿cómo va todo por ahí? Te veo lanzada, así que ya sabes, por aqui estamos para el empujoncito, aunque tú no lo necesitas…
Sobre lo que cuentas de la ética, ya le comenté a Peter. Creo que hay muchos grados de diversidad en el comportamiento ético. No hablo de los “ladrones”, esos que como tú dices, firman y siguen robando. Ni siquiera creo que haya que firmar, ni obligar a nadie. Eso no pega con las dinámicas en red.
Lo que yo digo es que nos pongamos de acuerdo a la hora de saber qué es una “falta de ética”, que al menos quede claro qué está bien y qué esta mal, para que nadie se esconda detrás del “silencio administrativo” (perdona por usar un término tan horrible, pero gráfico).
Yo desde aquí, en mi condición de microbio insignificante, pongo un granito para contrtibuir a que no seamos ni paranoicos, ni pardillos.
Una misma persona no te engaña dos veces, pero un solo engaño te puede salir muy caro, ¿a qué sí? Hay engaños muy elaborados de los que no te salva nadie, pero algunos te la cuelan por bajar en exceso las defensas.
Pues mira, aportas a la conversación más filtros para el discernimiento, y me gusta la idea de “guiarte por los que vienen recomendados”. Yo también uso mucho ese recurso, y funciona bastante bien: “los amigos de mis amigos”, o mejor: “usa gente de confianza como prescriptora”.
Es un tema interesante, sí “bicha rara”, y vamos a seguir tejiendo conversación alrededor de él.
besos… de otro bicho raro
Iñigo Benedicto
Hola Amalio:
Me ha gustado mucho este post. Hay comentarios que son fáciles de “desenmascarar” pero hay otros que no tanto. Muchas veces es esa delgada línea entre hacer la pelota y halagarlo porque realmente lo sientes…
El problema es que cualquier etiqueta que te sirva para marcar a los opinadores desinteresados siempre puede ser dada la vuelta. Como pasa con la RSC, la ISO de Calidad o la reducción de emisiones… y no nos cabe más herramienta que el instinto. Eso sí, un buen parámetro para saber si alguien es “de fiar” puede ser el nº de críticas (constructivas) que uno emite, o lo que aporta al debate o, simplemente, saber que de vez en cuando puede opinar lo contrario que el bloggero o vendedor de turno.
Al final, como decían por arriba, es como la vida offline. Los buenos amigos son los que saben/pueden/quieren llevarte la contraria de vez en cuando. Y son los que pueden ser críticos de una manera constructiva. Y aunque la mayoría de las veces nos cabreemos :), una vez pasado el mosqueo les solemos apreciar más.
Salu2,
Iñigo
Amalio
Iñigo: ¿qué tal, compañero? Sí que resulta complicado reconocer esa “delgada linea”. Por cierto, veo bastante “peloteo” en Twitter y en la blogosfera que por principio me genera desconfianza. Bueno, todo hay que decirlo, ¡¡como en la vida real!! lo que pasa es que aquí lo ves escrito, registrado, y lo puedes leer muchas veces. El “peloteo” es algo que me pone de los nervios, no lo soporto.
OJO, no hablo de halagar, de elogiar, eso es bonito y me encanta. De hecho creo que hay un superavit de peloteo y un deficit de halagos sinceros. Los primeros enlazan con lo que aquí llamo las “voces interesadas”.
Sí, tienes razón. A mí la gente que siempre aplaude y celebra lo que dice otro me resulta cansina, para no decirte otra cosa. La gente honesta, que tiene criterio propio, juega con un registro más variado, y eso se nota cuando conversa.
un saludo!!
Peter Hodgson
Bueno Amalio,
Parece que algunos piensan que has destapado la caja de Pandora. Quedan muchos males, desde los más triviales hasta el robo de identidad. Hace muchos años, el siglo pasado, escribí un artículo donde asimilaba la situación de Internet a la frontera de las películas del Oeste. Entonces pronosticaba que llegaría el ferrocarril y la red se ‘civilizaría’. Está claro que un pulpo es más certero en sus pronósticos. No llegó el ferrocarril, llegó la Mafia.
Bueno, ¿y qué? Si aceptamos que no todo lo que nos llega en la calle viene de buena fe, ¿por qué suponer que esto sucede en el mundo virtual, que no virtuoso, 2.0? No estoy totalmente convencido que la interacción presencial sea la situación mejor. De la interacción en la red, hasta la de Twitter, a poco que uno se preocupe, queda un registro. Y, puesto que nuestra memoria es más que engañosa, esto puede resultar útil. Bueno, a lo mejor no soy un buen intérprete de posturas corporales. 🙂
No soy psicólogo pero sospecho que el comportamiento ético no se adquiere simplemente subscribiendo un código. Probablemente lo mejor que se puede hacer es lo que has hecho. Plantear abiertamente el problema, esperar que incluso los ‘twits’ se lean con espíritu crítico.
Tampoco estaría de más que se deje de considerar que tener un millón de amigos o seguidores sea algo bueno. Sé que estar atento a lo que hace el clan es una herencia evolutiva pero me parece que concedo mi atención con demasiada facilidad a ‘líderes’ (de opinión) cuestionables.
Claro, digo esto por tengo pocos seguidores. :))
Amalio
Amigo Peter:
Un placer siempre verte por aqui, maestro. ¿Qué tal Gloria?
🙂 qué gracia tienes. ¿así que no llegó el ferrocarril pero sí la mafia? Creo que estas cometiendo un ligero error histórico. Recuerda que en el Oeste americano, las verdaderas mafias llegaron JUNTO A el Ferrocarril. Los que estaban antes, esos “incivilizados”, eran muy artesanales, incluso ilusos, temerarios, se les veía venir. Con el ferrocarril llegaron los más listos, los que vienen después cuando hay negocio seguro y no hay que liarse con los pieles rojas. Tu símil me sirve, cómo no. Esto se está “industrializando” peligrosamente una vez que algunos se han dado cuenta que en los territorios virtuales hay minas vírgenes, gente entregada para embaucar.
OJO, es inutil seguir el debate de si por aquí se reproducen o no los mismos comportamientos de la vida offline. Está clarísimo que sí, lo comenté antes, son personas las que menean esto.
Solo me interesa enfatizar que: 1) Aquí es más fácil confundir/engañar, por lo menos a corto plazo, porque “los registros” sirven con el tiempo, 2) Aqui nos relajamos con el buen rollito, con “lo social”, algo que hacemos menos con la publicidad de la que aprendimos hace tiempo a desconfiar.
Eso implica ser más prudentes, y sobre todo, insisto, sobre todo, elevar nuestra capacidad de pensamiento crítico. Creo que es el mensaje principal que pretendía trasmitir en este post.
Bueno, Peter, el que falta a la ética en la vida offline, lo hará tambien en la online. Pero sí que creo que ayuda simplificar un poco las cosas, y tener claro qué se puede/debe hacer, y que no. Recuerda que hay una corriente por estos pagos que defiende la “barra libre”, la “libertad total”, el “todo vale”. Esas recetas circulan mejor en espacios de ambiguedad, cuando no nos esforzamos en explicitar lo que está mal.
Internet nos hace crecer pero también nos puede volver más tontos. Tú, que eres un observador crítico, sabes bien de qué hablo.
Lo de la cantidad, ya lo sabes, me la refanfinfla. ¿número de followers? eso no dice nada, pero nada del “seguido”. Lo que importa es la calidad, y el grado de interacción que consigas. Lo bien acompañado que te sientas con las personas de tu red.
Te digo más, y ésta es una suposición atrevida, pero me lo dice el instinto: un aumento exagerado de followers tiende a venir asociado con una “industrialización” de las relaciones y una pérdida de autenticidad. Pero bueno, ése es un tema para otro post.
Un abrazo, colega!!
Elena Sorribas
Hola Amalio!
La verdad es que a mí también me cansa pensar siempre que puede haber otras intenciones en lo que se meuve por las redes sociales, ante ello uso más que la desconfianza el filtro de “quédate con lo que te aporte valor”. Como persona muchas veces olvido, nombres, marcas y nombres de las empresas y me quedo con las ideas. Como persona que usa las redes sociales para dar a conocer su trabajo y sus proyectos personales hago más o menos lo mismo pero me voy quedando con esos nombres en el margen de un folio para ver como continuan sus conversaciones.
Al final, voy a usar un refrán aunque no me gusta hacerlo, “se pilla antes a un menitroso que a un cojo”. Y, probablemente pecaré de ilusa, pero el tiempo va poniendo a cada uno en su lugar (y si no es el tiempo serán sus formas de actuar en el tiempo).
Igualmente, es un tema que me crea muchos cambios de parecer. ¡Me has puesto alerta!
Me ha encantado la forma en la que has encauzado un debate realmente interesante.
Un saludo,
Elena
Amalio
Bienvenida, Elena, al barrio.
Me gusta tu enfoque: “quédate con lo que te aporte valor” y no te comas mucho el tarro. Esta bien, es una manera de simplificarlo, para seguir jugando a esto sin estresarte.
¡¡quedarse con las ideas!! que, en muchos casos, podemos gestionar con independencia de quien las ha dicho, no??
Quizás el problema está cuando confías en un “influenciador” para tomar una decisión. Estas buscando a un proveedor de algo o una solución, y entonces ves a uno de estos gurús hablando muy bien de alguien/algo, entonces dices: “oye, éste/a sabrá lo que dice, así que déjame hacerle caso”, y te guías por él/ella. Pero resulta que era una “opinión interesada” (es decir, “pagada” de algún modo). Eso es lo que me da miedo, y creo que es bueno que sepamos que ocurre, más aún con el aterrizaje de empresas en las redes sociales, y de (malos) community managers contratados para generar opiniones positivas por encargo.
Está claro que el tiempo pondrá a cada uno en su lugar, pero mientras pueden hacerte pagar una factura bien gorda por iluso/a.
Gracias, Elena
David Soler
Muy buena reflexión Amalio. Casi no me queda nada que decir. Tengo una amiga que tiene por principio no promocionar con sus cuentas a los clientes para los que trabaja. Pero es verdad que mucha gente sí aprovecha sus cuentas para dar un impulso inicial a las cuentas de clientes.
Al final supongo que hay que aplicar la premisa nº 1 del Social Media Marketing: observar. Si dedicas un tiempo a estar ahí y mirar al final acabas descubriendo que vale y que no. No es infalible, pero más o menos sirve.
Gracias por la reflexión!
Amalio
David:
Si fijaramos, como tu amiga, algunos principios básicos que eviten “incoherencias éticas”, nos iría a todos mejor. No tienen que ser tantos, creo que con 5 basta, y después tener el coraje de respetarlos 🙂
Observar, escuchar, contrastar, preguntar, discrepar, converger… todo eso configura ese “pensamiento crítico” que tanto necesita el medio, y del que hablamos sobradamente cuando hicimos la crónica del #thinkingparty.
Gracias a ti por acompañarme!!!
Andres
Generar interés (por lo tuyo), implica ofrecer algo interesante para captar/mantener el interés (de los demás).
Amalio
Andres:
Me suena, me suena a ese mantra de la “mano invisible” de Adam Smith, donde el egoismo individual marca el camino hacia el optimo social. Tiene parte de razón Mr. Smith, pero depende cómo se lea.
Generar interés por algo está bien, está muy bien, es parte del arte y la pasión de escribir un blog, o de twitear. También he aprendido que una condición necesaria (pero no suficiente) para conseguirlo es que lo disfrutes, y eso exige una dosis importante de autenticidad. No se, al menos me pasa a mí. Si escribo “solo” para llamar la atención, para atraer los focos, y no lo siento, no lo disfruto, o no me lo creo, entonces la hemos cagao. #yoconfieso que alguna vez he caido en la tentación, y esos han sido mis peores post, de los pocos que me averguenzo.
Tengo claro que no es bueno “forzar” nada para captar el interés. Y en cuanto a la pregunta que lanzabas en Twiter sobre ¿que es el interés “bueno” o “malo”?, me gustaría escuchar otras opiniones, a ver qué piensa la gente.
¿todos los “intereses” son validos? Para mí no, y como he dicho antes, tanto relativismo me resulta cansino. Y lo que es más importante: que las empresas emulen a las personas me gusta (eso las hace más humanas), pero que las personas se muevan como empresas me parece el peor de los caminos. Por eso, como sabes, no me gusta (lo siento) el término “marca personal”, aunque tú lo matizas muy bien, y eso se agradece.
un saludo, Andres, y gracias por pasarte por aqui
Josean Rodriguez
Cierto Amalio! Que pena tener que adoptar una posición previa de desconfianza…pero así como hemos aprendido a discernir lo bueno de lo malo en nuestras vidas y entornos, indudablemente tenemos que aprender a hacer lo mismo en los SSMM…y es mas dificil!
Te confieso que en el poco tiempo que llevo en este “ecosistema” ( 1 año aprox. ) me estoy llevando unas cuentas desilusiones acerca de actitudes, presuntos intereses y exceso de marketing de gente a la que sigo/seguía…
Que grandes cualidades la autenticidad y honestidad cuando van acompañadas de la inteligencia y el conocimiento. Creo que tu eres un caso de estos ( mi #digoloquesiento ) y es verdad que no es lo que abunda, pero sí lo suficiente para “marcar el terreno” a todos los que estamos en los SSMM
Amalio
Hola, Josean:
La postura desconfiada, creeme, no me agrada. Es poco constructiva, pero en fin, es lo que hay. La coctelera se hace más sofisticada, y también la desgustación. Hay que afinar el paladar y los olfatos, para discernir entre gulas y sucedaneos.
Ja, pues te diré que yo tengo mi “inventario de desilusiones” bien cargadito. Eso me ocurrió ya, como a tí, en el primer año. Pero también he aprendido a relativizarlo, y sobre todo, a agudizar los sentidos para que no me la cuelen. Pero como cuento en este post, seguro que me la cuelan, y bastante, entre tanta confusión.
Gracias por tus palabras 🙂
Yoriento
Creo que el interés partidista y el clientelismo existen tanto en la vida offline como en la vida on line.
Precisamente lo que ocurre es que la mayor transparencia de las redes sociales y de internet en general, nos permite apreciar mucho mejor esa parcialidad y, en ocasiones, incoherencia ética que en algunos casos puede disgustarnos o sorprendernos especialmente, pero que forma parte de las relaciones humanas con normalidad.
Fíjate por ejemplo que el hecho de que cites a una persona en un artículo hace más probable que esa persona venga a comentar y difunda ese post en las redes sociales 😉
Un observador externo podrá valorar el artículo y sus comentarios a la luz de informaciones como ésta, algo que le sería muy dificil en un entorno off line donde la conversación es menos interactiva y transparente.
Amalio
Alfonso:
Por supuesto que la vida online y offline se juntan, sería de tontos negarlo porque son personas las que menean las redes sociales. Pero ya le comenté antes a Juanra que aquí tenemos factores que tienden a amplificar la confusión.
Lo siento, y no quiero hacer demagogia, pero a mí no me gustan las incoherencias éticas. Y si las cometo, por favor, que me las digan, para corregirlas.
La “normalidad” en las relaciones humanas es imperfecta, diversa, compleja, estamos de acuerdo. Pero tanto relativismo absolutista me resulta cansino, porque a mí hay cosas que me disgustan, me parecen peores que otras.
En cuanto a lo de citar a gente en un post, te diré una cosa. Si cito a alguien no es para que venga a comentar aquí, sino porque aporta valor a lo que quiero contar. Al menos yo lo hago así, y no me quiero hacer el más santo. Por ejemplo, cuando te he citado a tí, como en este post, lo he hecho porque dijiste o twiteaste algo que me venía perfecto para el argumento que iba a dar. De hecho, me da lo mismo que sea un tío como tú, super conocido, que un amigo que tiene menos de 50 followers. Lo que me importa es la calidad de la idea, el juego que me da para la reflexión.
Por cierto, para mí nunca (seteris paribus) una conversación online será mas “interactiva y transparente” que en un entorno offline, donde puedes mirar a la persona, interrumpirla, dejarte interrumpir, escuchar su voz, observar sus gestos, y un largo etcetera. Jamás de los jamases. Otra cosa es que nos conformemos con esto porque no podemos tener a la persona al lado nuestra…
Un abrazo, colega…. y a ver si nos dices algo del googledoc
Juanra Doral
Buenísimo, Amalio. Es cierto que a veces es difícil ver cuando hay una opinión objetiva y cuando una mezcla de sentimientos/intereses que (nos) hacen posicionarnos en donde nuestro ser interior no querría estar jamás. Eso ya pasaba fuera de Twitter, pero es cierto que Twitter lo amplifica.
Bueno, felicidades por el post y, ya sabes, págame la comisión por el comentario 😉
Amalio
Juanra, buen vecino de asiento en #thinkingparty. ¿qué tal va todo?
Ninguno de nosotros escapamos a esa mezcla confusa de sentimientos, que el Diablo me salve de creer en la perfección…. Pero hay grados y grados, desde la opacidad a la transparencia, desde la subjetividad al fraude. Nos movemos todos dentro de ese continuo, y es la consciencia de cada uno la que nos posiciona en el punto donde nos sentimos más cómodos.
Es cierto que eso pasaba antes que las redes sociales, pero ahora se juntan dos factores que lo amplifican: 1) Lees cosas que dice alguien que no puedes mirar a los ojos, 2) Lees cosas de gente que la comunidad le ha supuesto un prestigio (bien o mal ganado), y te guias por eso, 3) El buen rollito de las redes “cuela bien”, relaja las defensas que poníamos con la publidad.
:-), pásame tu cuenta corriente, colega, sino vas a tener que esperar hasta el proximo #thinkingparty
un abrazo
Angel Cabrera
Comparto contigo tu punto de vista. Sin embargo, no deberíamos de perder de vista que como usuarios “suponemos” mucho en base a un texto. El problema es que tomamos esas “suposiciones” como verdades absolutas. Categorizamos y opinamos sobre terceros basándonos en esas “suposiciones”. Hay que tener cuidado, desde mi punto de vista.
(Re-descubriendo tu blog, que hacía tiempo que no lo visitaba.)
Amalio
Gracias, Angel. Tienes razón, pero es lo que hay. Si lees lo que dice un tio/a que está a miles de kms, ¿qué vas a hacer que no sea “suponer”? Ya que no puedes echar una conversada o mirarle a los ojos, solo te queda confiar en que el texto hable por él. Entiendo que hay que matizar, y en ese sentido me parece bien que no nos tomemos eso como una verdad absoluta. Más de una vez he cambiado de opinión cuando he podido “desvirtualizar” a alguien, y me digo: “oye, no es como creía”. Las suposiciones son injustas pero necesarias, frente a tanta complejidad. Otra cosa es que después uno esté dispuesto a cambiarlas, a medida que tienes más información.
un saludo, y bienvenido a casa…
Angel Cabrera
Cierto, es inevitable. Ante tanta ingente cantidad de información es inevitable sintetizar y sacar conclusiones. Pero está bien no perder de vista esa “relatividad” ni olvidar que es fácil equivocarnos en las conclusiones. No caer en la intransigencia. Este es un tema que últimamente me interesa mucho.
Amalio
De acuerdo, de acuerdo, a mí también me interesa el tema. Hay que ser flexibles, pero hacerse de unas pocas ideas claras. Sigo creyendo que eso es muy importante para navegar en la complejidad…