Gestión de espacios en co-working y hubs de innovación (post-299)
Esta entrada es una continuación del post anterior, en el que contaba la visita que hice el 23 de Abril al Centre for Social Innovation (CSI) de Toronto, por si quieres leerla antes.
Allí comentaba que en el CSI se esmeran en concebir el mejor espacio físico posible que ayude a crear comunidad, y prometí tratar ese tema en un post aparte, porque creo que aporta matices al modo en que gestionamos esto en España.
Si hablamos de crear espacios físicos, una reflexión de partida inevitable es preguntarnos si, en tiempos de Internet y la crisis del ladrillo, hace falta crear lugares como éstos, que no suelen ser baratos. Después de recorrer las instalaciones, y conversar con emprendedores, despejé mis dudas sobre el extraordinario impacto que puede producir un “entorno físico ideal” en la eficacia de su trabajo. Tener una buena red social por Internet está bien, aunque no parece suficiente; así que el CSI apuesta por la cercanía física.
Pero no vale cualquier espacio. Importa mucho cómo se diseña para que la innovación aflore. Asier Gallastegui suele hablar mucho de eso y lo explica bien en su post “Espacios que favorecen los procesos creativos”. También Ignacio Muñoz, mi compañero de eMOTools, explicaba con claridad en una de sus entradas que “un centro de co-working no puede ser un mero sitio para el alquiler de espacios”.
La gente con la que me entrevisté dice que el mejor sitio es aquel que “mezcla funcionalidad con fantasía”, para que sea realmente un lugar “energizante”. Los espacios, por ejemplo, tienen que ser abiertos para que inviten a seguir prácticas participativas y transparentes. No catedrales, sino bazares.
Está cuajando un movimiento que ellos llaman de “co-location”, que consiste en compartir espacios físicos de manera permanente entre varias personas y organizaciones independientes que les unen valores parecidos. Un ejemplo de esto son los “Multi-Tenant Nonprofit Centers”. Pero el CSI es más que eso, porque integra también el co-working (espacios temporales para FreeLancers y profesionales independientes) y el rol de incubadora (servicios comunes y soporte a los proyectos de los miembros).
Las instalaciones del CSI están accesibles las 24 horas, y la combinación de opciones para alojarse es muy flexible, con tres formatos: 1) “Offices”: oficinas privadas y cerradas, 2) “Permanent-desks”: escritorios en espacios abiertos y compartidos, pero de uso único por quien los contrate, 3) “Hot-desks”: escritorios compartidos, que no tienen propietarios, sino que se utilizan por cualquiera que los necesite.
Por cierto, ofrecen la posibilidad de que algunos paguen parte o todo su alquiler “en especie”, realizando trabajos o aportando servicios que son de interés para el CSI y la comunidad. Por ejemplo, dedicar parte de su tiempo a atender como staff en la recepción, o asumir encargos de diseño.
A mí me llamó poderosamente la atención lo bien optimizado que está el espacio, porque sacan provecho al más mínimo metro cuadrado, pero generando al mismo tiempo un entorno cálido y armonioso. Te invito a que veas las fotos que saqué durante mi visita y que subí a nuestro álbum de Flickr.
Les preocupa la viabilidad del proyecto en términos de autonomía financiera, pero su modelo de negocio es sencillo y funciona: alquilan o compran un espacio, que arriendan después a organizaciones y emprendedores. La renta incluye una serie de servicios comunes básicos que alivian las cargas administrativas de los miembros, pero éstos pagan un premium por los servicios adicionales que contraten. Los costes se gestionan con rigor, y nada de paternalismos acomodaticios. Gracias a eso el proyecto es un éxito, y sigue beneficiando a cada vez más emprendedores sin depender de subvenciones.
Veamos ahora lo más interesante. Las variables críticas que definen la idoneidad de estos espacios, según estudios hechos por el CSI, son éstas:
- La localización es un factor determinante: hay que buscar sitios en centros urbanos, muy accesibles con transporte público, y relativamente cercanos a clientes, proveedores y socios.
- Espacio cómodo, agradable, e incluso entrañable, para que la gente quiera pasarse mucho tiempo allí. No puede ser un entorno frío, ni oficinas en forma de silos, como algunos que conozco en España. El CSI está lleno de luz natural, techos altos, construcción de ladrillo-visto, oficinas con cristaleras, suelos y separadores de madera. No hay lujos, pero sí mucho gusto en la concepción del espacio buscando que sea cálido y estéticamente atractivo.
- Un sitio con historia: Puede ser muy deseable que no sea un edificio nuevo, sino un sitio que tenga historia, que inspire un espíritu o sentido al lugar. Por eso parece más conveniente reconvertir espacios antiguos que construir uno totalmente nuevo.
- Espacios horizontales: Es preferible elegir espacios horizontales, donde la gente comparta la misma planta, y sea fácil verse, en vez de edificios en vertical, de varias plantas.
- Muebles como estar en casa: Los muebles deben ser cómodos, informales, y que transmitan armonía: sofás en lugar de sillas, alfombras cálidas, mesas grandes, pizarras a la mano, y buena luz.
- Seguridad: Reservar taquillas y lugares seguros para que los miembros puedan dejar guardadas las cosas o documentos que exigen más privacidad. Esto es importante para los que no tienen oficinas privadas, sino despachos en zonas diáfanas.
- Zonas comunes: Habilitar zonas comunes para la socialización, que sirvan para que la gente se junte y afloren oportunidades. Esto hay que saber optimizarlo porque un exceso de zonas comunes puede poner en riesgo la viabilidad económica del proyecto (son zonas que no se rentan), pero un déficit hará el recinto muy poco atractivo porque no ayuda a construir comunidad. Según la experiencia del CSI, tiene que haber siempre un mínimo de 30% de espacio para la socialización. Su ratio, por cierto, es de 40/60 (zona común/privada).
- Animación física: Surgen más ideas en la cocina, mientras se socializa durante las comidas, que en las reuniones. Así que el objetivo es crear las condiciones para que la serendipia haga su trabajo, por ejemplo: 1) Convertir cualquier espacio posible en pizarras (en alguna foto que saqué se ve como las puertas de los armarios se usan como pizarras), 2) Colocar en la entrada fotos de los miembros con leyendas que describen sus misiones, 3) Poner croquis que muestran dónde se sienta cada miembro, para que sea fácil localizarlo y saber lo que hace, 4) Mantener un espacio con café y té disponible de forma permanente.
El co-working se basa en que la gente trabaje muy cerca físicamente. El modelo de referencia, y que a mí más me gusta, es el de los llamados “Hubs”, que se agrupan en “The Hub Network”. Tenemos en la capital un buen ejemplo, y que parece funcionar muy bien, que es el Hub Madrid.
Pero la idea de compartir espacios a base de “abrir” las oficinas y de crear zonas diáfanas con escritorios contiguos no tiene buen predicamento en nuestro país. Lo que a mí me atrajo del CSI choca bastante con la tradición española de aspirar a espacios aislados e independientes, y mientras más grandes, mejor. Aquí tenemos un sentido exagerado de la propiedad, no sólo por cultura, sino también porque es cierto que a menudo no se respetan los límites para que la convivencia sea satisfactoria.
Por eso, un tema que hay que tomarse en serio es el del ruido, para no castigar la productividad. En el CSI saben que un espacio compartido no es una biblioteca y que algo de ruido tiene que haber, pero establecen unas normas claras de autorregulación que deben respetar todos los miembros: Si vas a molestar con el teléfono, debes irte a una cabina especial. Si usas bienes comunes como la cocina, debes dejar todo en orden, tal como te lo encontraste.
Así que para que tantas personas juntas trabajen sin molestarse, y de forma armoniosa, han creado un entorno de autoservicio, donde la gente se hace co-responsable de lo que hace. En el CSI vi carteles, instrucciones y etiquetas por todas partes. En cada sitio hay una etiqueta que dice para lo que sirve, e instrucciones que definen las normas de uso compartido.
Al crear estos espacios conviene recordar que ya existe mucha superficie disponible fuera para oficinas, incluso más baratas. Así que ofrecer un buen precio nunca es suficiente. La clave está en dar un valor añadido en términos de comunidad, conexiones, servicios comunes de calidad, buena gestión, y sobre todo, un espacio agradable que mejore el bienestar de los que allí trabajan.
Yo echo en falta en España lugares como ésos, que tengan alma y sean entrañables. Lo que veo son oficinas clásicas, zonas comunes sin encanto, salones que parecen esterilizados, y espacios bastante insulsos, donde nadie se sentirá jamás como en casa.
Guillermo
Estimado Amailo, un gusto en conocerte por este medio, te cuento que vivi en Málaga durante 9 años y hoy e regresado a Argentina y en mi experiencia de haber trabajado con Promalaga y Promalaga Coworking, se que a lo que te refierescon espacios sin alma. Hoy mi proyecto es realizar un espacio donde puedan cohabitar tanto el coworking como los despachos privados de trabajo, pero con esa sinergia y espíritu colaborativo que invite a potenciar y no a sectorizar las quintas. Me interesa mucho tu opinión ya que en el medio que me muevo, hay mucho por hacer y el sentido de comunidad en mi pais hoy está para atras… todo un desafío porque se del talento que hay desparramado y solo pretendo, antes que hacer negocio con ellos, que primero ellos sientan que son parte y sean co-creadores inside de esta idea. Gracias por tu aporte de antemano!!!
PD: La web esta enfocada actualmente en un servicio que presto ( el que quedará como servicio a la comunidad cowokers y empresas asociadas, pero va a ser reinventada con este nuevo proyecto.
Amalio Rey
Hola, Guillermo:
Volver a tu país despues de 9 años “expatriado” tiene su merito. Debes estar todavia en fase de semi-shock. Entiendo de lo que digo. Argentina es un país impresionante, al que vale la pena volver una y otra vez, pero seguramente vas a extrañar mucho a Malaga 🙂
Tu proyecto es bonito. Espero que te salga todo bien. Si lo que he escrito aqui te es util, mucho mejor.
Un saludo
Ricardo_AMASTE
Supongo que en la variedad está la diversión. Si este tipo de propuestas proliferan, habrá oportunidad de elegir, de aprender un*s de otr*s, de que esto no se quede en una opción guais, sino en un cambio de mentalidad a la hora de cómo pensar los espacios de trabajo. Por el camino, engendros, abortos, quieroynopuedos y también buenas referencias. Aprendamos de todas.
Amalio
Ricardo:
Lo de cómo (re)pensar los espacios de trabajo tiene más tela de lo que parece. No está, ni mucho menos, todo dicho. Yo creo en los híbridos, en la combinación de atributos. El “cambio de mentalidad” va por ahí. No pierdas la costumbre de venirte más a menudo por aquí. No lo hagas de “turista vacacional”, que te queremos de vecino del barrio a todos los efectos 🙂
Antonio Angel
Muchas Graciasas Amalio por tu amena y completa crónica. Me he bebido literalmente las descripciones y comentarios que hacías sobe todo lo visto. Tengo que dirgerirlo poco a poco y engarzarlo con mi vocación de emprendedor social.
Te aporto alguna reflexion sobre el HUB Madrid, del que soy Hubbit desde el primer dia.
El enfoque es de innovación. Punto. Aunque recoge iniciativas y da eco a emprendimientos y campañas sociales.
No hay lugar para oficinas, ni empresas estables; hay lugares libres y pagas por sentarte con tu ordenador en el que encuentres.
No se selecciona a los socios que alberga (profit-no profit) ni busca proporción, ni tiene el foco de incubadora, ni de apoyo a negocios que arrancan y creo, que no ha conseguido estimular la idea de comunidad y por supuesto de compartir.
Para los que no vivimos en Madrid, el benefcio por 15€ al mes (es la cuota más baja) además de pertenecer al red internacional de HUB….es mínimo. Las presentaciones tipo Fashion abundan y muchas veces me he visto fuera de lugar. Por supuesto es mi percepción, por si puede ayudar a alguien, y desde luego, voy a entrar ya en UTOPIC_US ¡Gracias Olivia!
Julen Iturbe-Ormaetxe
Y detrás del espacio hay personas. Mi eterna duda: ¿cuánto invertimos en espacios físicos?, ¿cuánto en personas bien retribuidas? Es la otra media naranja que a veces hace desconfiar de las grandes inversiones en ladrillo a la última.
Antes que buscar la arquitectura deberíamos preguntarnos por las personas que le dan vida.
Vale, reconozco punto pesimista, pero cuanto más me deslumbra un espacio, más desconfío de su utilidad. Sí, lo reconozco, reivindico lo cutre.
Amalio
Julen, totalmente de acuerdo, faltaba más!!! La clave está en las personas…
Tus dudas son legítimas y yo las comparto. Nuestra amiga Maripaz comentaba algo parecido en el post anterior, al ver las fotos. Y yo le decía que ver tanto orden y limpieza también me generó algo de desconfianza al principio, pero debo decir que allí había austeridad, no había “grandes inversiones en ladrillo a la última” como tú bien alertas. No es eso lo que transmite el CSI. O por decirlo más claro, no es un Citilab, ni un artefacto arquitectónico que parece un fin en sí mismo. Por otra parte, me hizo comprender que la “Y en vez de O” es factible, y puede ser la solución más equilibrada. Se puede crear un espacio estéticamente atractivo, con orden y limpieza, donde las propiedades de emergencia fluyan bien. Y si ese espacio aloja a mucha gente, como es el caso, parece imprescindible que haya orden y algo de estructura (2 mil m2 para 200 miembros solo es factible si se mima muy bien el espacio). La clave está en la auto-gestión y la co-responsabilidad.
Las personas son lo importante, mucho más que la arquitectura. Pero una cosa que he aprendido es que el espacio, la calidez del espacio, “el alma” del espacio y también su funcionalidad… ayuda mucho a que “el alma” de las personas conecte con mas facilidad. Si el espacio es austero, y “deslumbra” por su calidez y no por el fin de impresionar, creo que es una pieza que ayuda para que el sistema funcione.
Por cierto, “lo cutre” puede tener alma, o puede no tenerla. Es un adjetivo bastante ambiguo. Hay hoteles o restaurantes “cutres” que ni a tí, ni a mí, nos gustaría estar más de un minuto, y no creo que reivindiquemos eso. Pero si llamas “cutre”, a un sitio austero, informal, entrañable, con sentido, y concebido para que las personas se sientan bien, creo que es perfecto, y yo me apunto. Y si ese sitio es estéticamente agradable, para mí mucho mejor. Aunque de nuevo asuma el riesgo de la ambiguedad con ese adverbio… pero creo que tú y yo nos entendemos 🙂
Francisco Camara
Amalio,
Acabo de leer tu artículo, estoy de acuerdo en el análisis tan profundo que realizas en relación a la definición del espacio y la importancia que tiene en relación a la consecución real del concepto que hay detrás del Coworking. De echo en poco tiempo han surgido muchos centros y lugares,, más bien oficinas que a raíz de liberar espacio por despidos, ofrecen lugar para trabajar y se apuntan al carro del cowroking.
Mi mujer y yo, diseñadores de profesión, Ana diseñadora gráfica y, yo interiorista, gestionamos un espacio compartido de trabajo particular, al que dedicamos todo nuestro cariño para hacer del espacio un lugar agradable y con valor añadido para el trabajo. Acabamos de invertir una cantidad nada despreciable en ampliar las instalaciones con el fin de tener más espacio, pues tenemos demanda.
Ya que recomiendas la existencia de más espacios preocupados y pensados con intención para ubicar el trabajo en su modalidad coworking, te invito a que nos visites y a que te tomes un café o una cocacola con nosotros cuando tu quieras. Tienes nuestros datos en la página web.
Un saludo, atentamente
Francisco Cámara
Amalio
Francisco:
De acuerdo. Estan proliferando (como se ha dicho antes en otros comentarios) los coworkings, pero pensados más como espacios de oficinas tipo “centros de negocios”. Me alegra que tengáis demanda, porque eso significa que la gente va comprendiendo que compartir espacio no es tan problemático y tiene sus ventajas. Sumo tu coworking en mis visitas pendientes, Francisco, y os seguimos la pista. Solo que veo que “FreeLand” está en Madrid, así que a ver cuando surge la oportunidad. Dejo aquí el enlace por si alguien quiere echarle un vistazo: http://compartiroficinamadrid.es/
Un saludo, y gracias por pasarte por aqui a hablarnos de tu proyecto 🙂
Coworking Malaga
Interesantes reflexiones (como siempre Amalio), me gustaría aprovechar tu interés en el coworking, para invitarte a visitar ‘Coworking Teatinos’ cuando te apetezca conocer una iniciativa de coworking minimalista y austera, pero con encanto, a ver si nos das alguna idea para mejorar.
-ANDY-
Amalio
Hola, Andy:
Sip, tengo ganas de pasarme por ahí a hacerte una visita. Ya ves, aumenta el número de paradas en mi recorrido por los coworkings. Sé que animas bastante en Teatinos, y eso está bien. Que sea minimalista y austera es correcto, si además le ponéis encanto. Y lo más importante, como sabes, son las personas…
Nacho Muñoz
Amalio, vaya envidia tu viaje 😉
He leido con mucho interés este artículo y quería hacer alguna reflexión “en voz” alta, que son casi preguntas y una casi afirmaciones a la vez, sobre el tema del money-money fundamentalmente. Todo ello, pensando en la viabilidad de un espacio equivalente o, al menos parecido, por este lado del charco.
Decías en el post inicial sobre el CSI (vaya nombre, por cierto) que se trata de “una organización sin fines de lucro gobernada por una Junta de Directores que lo hacen de forma voluntaria”.
¿Para hacer realidad un Hub de este tipo hacen falta personas de esta “calaña”, es decir, gente que esté dispuesta a no cobrar por dirigir un proyecto que come tiempo y esfuerzos?
–> Mi opinión es que no creo que tenga que ser condición necesaria el que haya gente que no cobre por su trabajo al frente. Es decir, que no pasa nada que haya gente a la que se le remunere por gestionar tanto el espacio como los contenidos que se generan ahí dentro. Tomando sus propias palabras, los promotores de un centro como este “no deberían sentirse culpables por hacer dinero”, ya que lo importante es en qué se está invirtiendo. Otra cosa diferente es que la organización se lucre por ello, cosa que no veo bien…
Además he visto que el CSI, además de ser un espacio cuidado al milímetro, es un lugar en el que ocurren cosas, porque se dan las circunstancias para que las cosas ocurran. De hecho, ellos mismos tienen la intención de dar ese “leve empujón” para que así sea. Al final, los espacios dependen de las personas y de lo que sean capaces de hacer, sí, pero al igual que en los teatros, los cines o las salas de exposiciones, el espacio ha de contar con un programa de contenidos que dinamice a la comunidad y que los incite a que “sigan ocurriendo cosas”, porque sin ese empujón la gente se desanima, se desconecta de la comunidad.
La última reflexión es que en caso de hacer algo equivalente por estas tierras, la dificultad sería encontrar no ya a 200 emprendedores que QUISIERAN instalarse, sino simplemente a 50 que PUDIERAN hacerlo. Al final, estar en la instalación supone tener que abonar una cuota, ya sea por una “hot desk” o una oficina privada, porque para hacer viable el espacio (teniendo en cuenta cómo está el metro cuadrando en el los centros de las ciudades) habría que cobrar un precio que no todos los emprendedores (sociales o no) que ahora trabajan desde sus casas se lo podrían permitir.
No sigo, que ya me he liado demasiado.
Un abrazo.
Amalio
Hola, Nacho:
Aquí estamos, colega… en el everyday de nuevo, como sabes.
Los que participan en la Junta de Directores lo hacen de forma voluntaria, porque es un órgano estratégico que se reúne cada cierto tiempo, pero el CSI tiene un staff que cobra por su trabajo, por las labores ejecutivas de llevar el Centro, aunque es pequeño. Así que está en la línea de lo que tú comentas.
El espacio sin un esfuerzo sistemático de animación de la comunidad no tiene mucho sentido. El espacio, como bien dices, “crea (algunas) condiciones para que ocurran cosas”, y para mí es condición necesaria pero no suficiente… así que hay que hacer mucho más. En el post anterior poníamos algunos ejemplos de lo que esta gente hace para fomentar conexiones y provocar dinámicas de serendipia… pero todo en la línea del “leve empujón” que ellos defienden, y no intervenir en exceso.
En cuanto a tu otra duda, es una cuestión de escalas. Si son 30 estaría genial… no hace falta ni 50. Creo que por aquí tenemos gente, tenemos talento emprendedor en el ámbito social que está haciendo cosas, pero que no tiene visibilidad. Tenemos que juntarlo.
Sip, todos pagan una cuota porque las cosas cuestan. Y los que pueden hacerlo es porque han pensado ya en cómo conseguir autonomía financiera para sus proyectos, y en eso el CSI los ayuda mucho. La premisa del CSI es que para que estas transformaciones puedan conseguirse, y sean sostenibles en el tiempo, hay que pensar también en cómo generar fondos que sirvan para financiar las iniciativas. Gracias, Nacho… seguimos la reflexión…
olivia
El post es interesante, pero no estoy deacuerdo con el final “Yo echo en falta en España lugares como ésos, que tengan alma y sean entrañables.”
Vente a utopic_US y verás que en Madrid, el espacio de coworking más grande de España, es uno de los más entreñable y que tenga alma!
Amalio
Olivia:
OK, gracias por tu comentario. Creo que conviene matizar. Es cierto que Utopic_US puede ser un ejemplo de esos centros “con alma y entrañables”. No lo he visitado, pero había leído de él a través de comentarios que me llegan por Twitter, y son buenas referencias.
Cuando decía que “echo en falta”, no significa que no los hubiera, sino que hay pocos, o que hay muchos menos de los que a mí me gustaría, y si lo prefieres, que sobran los que han sido concebidos como meros “centros de negocios”. Por el Sur es el concepto dominante, y casi nada del modelo que promueve Hub Madrid o Utopic_US.
De todos modos, te agradezco que hayas mencionado vuestro proyecto, ya tengo ganas de haceros una visita en un viaje a Madrid. Dejo aquí el enlace para invitar a los que pasan por aquí a conocerlo: http://www.utopicus.es/
un saludo
Sole
Muy buen artículo! De hecho, fue este fue uno de los temas más importanes de los que se habló en la coworking conference en Berlín el año pasado. Además, el CSI de Toronto forma parte de la red de Hubs y colaboran mutuamente ya que surgieron a la par. Tonya Surman la fundadora de CSI es una mujer increíble!
Amalio
Sole:
Tonya Surman es co-fundadora de este proyecto, y su líder más visible. No la conozco, pero me han hablado muy bien de ella, de su empuje y de las ganas que le mete a todo lo que hace.
Un saludo, y gracias por pasarte…
Cristina
Hola Amalio,
muy de acuerdo con casi todo lo que has escrito, sobre todo eso de que los espacios de coworking tienen que tener alma, y ese “alma” son las personas que trabajan en estos centros. Desde http://www.graciaworkcenter.com en Barcelona llevamos 5 años con nuestro centro de coworking y muy involucrados en el movimiento coworking. En todo este tiempo hemos visto como ha ido evolucionando el movimiento en todo el país hasta llegar al momento en el que estamos dónde hay una explosión absoluta de centros en nuestro país.
Amalio
Hola, Cristina:
Esa “alma” son las personas que trabajan allí, es cierto, pero creo que el entorno, el ambiente, contribuye a que esas personas conecten. Fíjate que digo “contribuye”, y no “determina”. La clave está en las personas en última instancia. Pero si tu metes a personas que quieren colaborar en un sitio frío, desangelado, insulso, es posible que se les corte el rollo, que el ambiente contagie.
He entrado a vuestra página, y está muy bien el sitio. La gente trabaja cerca físicamente una de otra, y seguro que eso tiene que hacer chispas…
Un saludo
Ara
Hola Amalio,
Totalmente de acuerdo con tu definición de espacio coworking, como algo totalmente distinto a un centro de negocios.
De hecho, por eso mismo hemos abierto Nido (http://www.nidomalaga.com). Después de una temporada en Berlín trabajando desde un espacio coworking allí, quisimos traer el concepto a Málaga.
Nido intenta ser un espacio coworking tal y como lo planteas en tu post. Te ánimo a que lo conozcas un día, y compartamos experiencias.
Saludos!
Amalio
Hola, Ara:
Lo de establecer como antónimo los “centros de negocios” me parece muy práctico, porque ayuda bastante a darse cuenta de lo que estamos hablando. He visitado la web de Nido, y me gusta el concepto. Berlin es un sitio donde este tipo de iniciativas ha volado muy alto, y tiene una gran acogida. A ver si un día busco un ratillo y os voy a visitar,
Saludos!!