El espíritu-Hacker en la empresa (post-318)

En septiembre de 2010 escribí un artículo sobre qué deberían aprender las empresas de los principios de funcionamiento de las Comunidades de Software Libre (ver post-189 donde está reseñado).
Era un artículo largo así que he pensado que puede estar bien recuperarlo y publicarlo por trozos, porque aborda temas diversos que conservan plena actualidad. En el post de hoy quiero hablar del “Espíritu Hacker” como un ingrediente clave para humanizar a la empresa y dotarla de una chispa que le viene muy bien a su vitalidad innovadora.
El término “hacker” suele malinterpretarse, así que voy a precisarlo. Se confunde con el “cracker” (expertos que rompen sistemas de seguridad informáticos), pero yo asumo la acepción positiva, o sea, el de una persona que domina una actividad o disciplina por pasión, que tiene un conocimiento profundo de algo porque lo disfruta y le entusiasma.
El axioma fundamental del movimiento open-source dice así: “Disfruta lo que haces”, y es una actitud vital que se describe a la perfección por Pekka Himanen en su libro “La ética del hacker”. Desde luego que hacer cosas que diviertan, que exciten, tiene un impacto impagable en la calidad, y ya sabemos que el entusiasmo no tiene horarios.
Llevar el espíritu del “Just for fun” a la empresa es posible, y abundan ejemplos que lo demuestran, porque se puede disfrutar también haciendo un trabajo de pago. No es un rasgo que debamos constreñir a la actividad de voluntarios. De hecho, Karim Lakhani y Robert Wolf demostraron en su momento que el 40% de las personas que trabajan en proyectos de Software Libre cobran por hacerlo.
Para eso hay que intentar acomodar lo más posible las expectativas y preferencias personales dentro de las lógicas de optimización empresarial. Si es verdad eso que dice Michael Nolan de que “la innovación no es más que la inteligencia grupal divirtiéndose”, los directivos deberían limitarse a definir las líneas maestras, la estrategia, y que cada uno se posicione en lo que más disfruta, en lo que se siente mejor haciendo.
El espíritu-Hacker implica también la existencia de un marco de trabajo donde sea posible cuestionárselo todo, donde se prime lo atrevido frente a lo conservador y se estimule el pensamiento divergente. Pedir esto es lógico porque el disfrute suele venir acompañado de una sensación de autonomía y de libertad, que no es posible en un entorno normatizado.
Para que la gente disfrute trabajando se tienen que dar también muchos otros condicionantes; pero hay una práctica esencial de las comunidades open-source que tiene un difícil encuadre en las dinámicas empresariales actuales, y que recibe el nombre de “No-deadlines attitude”.
Salvo en algunas excepciones, el estrés por los plazos atenta contra el disfrute y focaliza excesivamente la atención en los objetivos. Los desarrolladores de software libre que practican la ética hacker defienden el principio de que: “un programa se entrega cuando esté listo y no hay plazos que castiguen la fluidez natural del proceso”. Ni siquiera quieren escuchar hablar de hitos o entregables, que son el mantra de la gestión de proyectos. “Take it easy and enjoy what you do” es la consigna que les guía.
Si bien esto suena imposible dentro de los rigores de la empresa tal como la conocemos, hay degradaciones de grises que admiten más exploración. Yo lo veo como un imaginario que puede servirnos para encontrar nuevas formas de trabajar que ayuden a disfrutar más del proceso, a atenuar la dictadura de los plazos y a mitigar el estrés laboral… para que se libere la creatividad que acompaña al trabajo sin presión.
Tal vez esta intención podría no tener cabida en el contenedor-empresa. Quizás haya que explorar nuevas formas de organizarse a través de redes de profesionales independientes que emulen las lógicas de funcionamiento de las comunidades-OS. No tengo la solución, pero está claro que la convergencia que se está produciendo en los “trabajadores digitales” entre la vida personal y profesional invita a reflexionar más sobre esto.
Sé que con la crisis las expectativas se reajustan, y bastante tienen algunos con mantener su empleo con la que está cayendo. Pero aún así, disfrutar trabajando es una aspiración a la que no renunciaría nunca.
Iván
Sip, yo creo que hay escalas de colores. Ni todo en la pasión es bueno, ni creo que deba ahora soltarse cada dos por tres eso como la panacea de las empresas. Completamente de acuerdo en que a veces la pasión nos ciega, puedo incluso poner mi ejemplo 🙂 Hoy recordé por cierto el post de Julen acerca de aquel vídeo sobre los introvertidos y gente que puede ir un poco a su bola , pasión o no es gente que a lo mejor necesita estar en su onda particular 🙂 http://blog.consultorartesano.com/2012/03/pensar-un-trabajo-a-veces-necesariamente-introvertido.html
Abrazos
Julen
Disculpa, no había leído el comentario de David… se ve que nos repetimos jajajajaja
Amalio
🙂 pos’eso… ya ves… o lo tenemos muy claro o nos pilló el bucle 🙂
Julen
Yo añadiría algo: la pasión a veces es ciega y no deja ver el contexto. No digo que haya que olvidarla, no. Pero también que hay quien quiere usar la pasión ajena para fines no demasiado claros. Por eso me parece muy importante una toma de conciencia activa y un cierto control (hasta donde sea posible) de lo que produce la pasión.
Cada vez más las campañas de marketing se introducen en el campo de las emociones y ahí podemos perdernos pensando que hacemos lo que nos apasiona pero… sin tener control sobre lo que generamos.
Por eso en su día ya escribí aquello de Profesionalizar la pasión… ¡o no!
Saludos.
Amalio
Hola, Julen: La pasión es (casi siempre) ciega. Es un problema. De acuerdo con cómo lo planteas: “tomada de conciencia activa y un cierto control”. Los budistas, unos tíos como sabes muy sabios, lo tienen clarísimo: ¡¡practicar el desapego!! para mantener cierta capacidad de autocontrol.
Que disfrutes en USA, maestro 🙂
Un saludo…
Iván
Gran post “as usual” Amalio.
Con respecto a lo que comentáis, creo que lo de la pasión es otra de esas cosas que empieza a repetirse demasiado y de la que incluso empieza a hablar gente que andan a años luz de saber de ello. Como David y Julen comentan al final creo que son espacios que se muven demasiado en la periferia, es decir casos puntuales, pero que a la hora de trasladarlos a balances, a grandes empresas de por aquí pues como que chocan. Eso si, haberlas haylas, pero para muchos de arriba incluso no son casos representativos o de dividendos interesantes.
Me explico, pasión con entrada en wikipedia y todo ” La pasión (del verbo en latín, patior, que significa sufrir o sentir) es una emoción definida como un sentimiento muy fuerte hacia una persona, tema, idea u objeto. Así, pues, la pasión es una emoción intensa que engloba el entusiasmo o deseo por algo. El término también se aplica a menudo a un vivo interés o admiración por una propuesta, causa, actividad, etc. ”
Es decir, tal como comenté alguna vez a Julen y David eso va muy ligado con aficiones con deseos, con cosas que te pongan…. Pero uno ve que ahora entra esa palabreja en la empresa e incluso se la oyes a Directivos con mente cuadriculada que se maneja en estilos y formas de la edad de piedra. La pasión como tantas otras cosas es jodido clasificar, definir, y a lo mejor es mejor que siga siendo así.
Comparto una cosa y es que las pasiones van muy ligadas con aficiones, con algo que se hace como comentáis muchas veces sin dinero de por medio, aunque siempre hay gente que curra en lo que le apasiona.
Encontrar esa pasión por ir a currar a una empresa de lavadoras o de tornillos y fichar de 8 a 18 h es muy pero que muy raro. Otra cosa es tener una pasión por cosas que te pongan, te atraigan, te sientas libre etc.
Abrazos
Amalio
Hola, Iván:
Ya veo que tu gira valcánica te permite hasta revisar los blogs… Te estoy siguiendo, y está siendo muy interesante tu #BalkanGhosts. A ver qué tal Rumania, colega 🙂
Respondiendo a tu comentario, la verdad es que yo no suelo usar la palabra “pasión” para referirme al trabajo (prefiero hablar de “disfrute”). De hecho creo que ni la uso en el post. Coincido con David, Julen y contigo en que es un término del que se ha abusado. Ahí ves los libelos del Manajemen cargados de arengas sobre la pasión, que es algo que yo dejaría más para la relación entre las personas.
Pero en cualquier caso es cierto que se puede sentir “una emoción intensa”, un gran entusiasmo, al abordar un desafío profesional. Me consta que es así, pero las veces que ha ocurrido ha sido dentro de una lógica en la que me he sentido con libertad y autonomía para imprimirle mi propio sello. Vivo sentimientos parecidos cuando, como dices, lo que hago se parece a “una afición”.
Un abrazo 🙂
dsanchezbote
Hola Amalio, como bien sabes en nuestra investigación sobre empresa abierta incorporábamos la ética hacker y la pasión por el trabajo a realizar como uno de los pilares de la misma. Cuando fuimos haciendo el trabajo de campo nos dimos cuenta de que esto de la pasión tiene un reverso peligroso, la autoexplotación. En su momento intente explicarlo en el siguiente post (http://bside.consultorartesano.com/2010/06/14/pasion-y-autoexplotacion/)
Encantado de leerte en la tranquilidad del verano 🙂
Amalio
David:
Una alegría, como siempre, saber de ti, y que compartas ideas en esta casa.
Siendo un fan declarado del CAR team, supondrás que estoy muy al tanto de vuestra lectura crítica, e inteligente, sobre la pasión como recurso de autoexplotación. Estoy de acuerdo en incorporar esa arista al abordaje de este tema porque aporta un ingrediente que siempre agradezco: anticuerpos contra el simplismo del Management, que ya sabemos al servicio de quienes está.
Dicho esto, entro a saco en tu argumento. Seré práctico. Que la gente disfrute mientras trabaja, pero que disfrute de verdad (no porque le coman el coco con el rollo de la pasión) podría ser bueno, incluso, aunque el resultado sea apropiado de forma asimétrica por el empresario. Me pongo en el peor escenario para recordar la complejidad que puede tener “medir retornos” en una relación empleado-empresario (hay intangibles como el aprendizaje que puede valer oro en paño). Pero lo que es más importante es esto: echamos demasiadas horas currando para que el “trabajo” sea un sufrimiento. Ten en cuenta, por ejemplo, que hay gente que está dispuesta a hacer cosas incluso gratuitas, porque disfruta haciéndolas. Si eso está claro, y las dos partes se ponen de acuerdo de forma transparente, no veo problema.
Eso es perfectamente compatible con tu idea, muy oportuna, de estar alertas para que no nos vendan la burra de la pasión como pretexto o coartada para explotarnos. Si sospechamos que el resultado de nuestro trabajo es monetizable y se lo apropia otro sin la debida compensación, tendremos que entrar en los detalles y ver si vale la pena… ya sabes, la terapia #15m….
Un abrazo 🙂