2013, año de transición (post-387)
Un año más se está yendo. Son días de balance, de pensar qué hemos hecho bien, qué mal, y sobre todo, qué aprendimos. En fin, lo de siempre, mientras el calendario sigue a su bola.
2013 ha sido para mí un año intenso y agotador. Intuyo que he trabajado a un 30% por encima de mis posibilidades, y esto me produce más contrariedad que satisfacción. Vale, sé que debería sentirme afortunado con la que está cayendo, y es cierto porque el estrés de estar sin trabajo suele ser el peor de todos, pero es inevitable revisar las expectativas en función de lo que uno tiene y lo que cree que le falta.
No quiero parecer un desagradecido, pero sigo inconforme con mi ineptitud para encontrar un equilibrio que me haga sentir en armonía. Es posible que te sientas identificado/a con esa sensación, porque nunca ha sido fácil encontrar ese puntito mágico de la armonía, tan escurridizo, inestable y caprichoso, pero estarás de acuerdo conmigo que al menos necesitamos sentir que nos vamos acercando y que apuntamos cada vez mejor. En cualquier caso, me planteo el viaje sin flagelaciones, por aproximaciones sucesivas y siendo consciente de que la diana es bastante difusa.
En el retiro creativo que hice en Julio contaba que a mi edad me gustaría vivir más despacio, y hacer menos cosas pero con mucha más calidad. También que hay dos o tres grandes proyectos vitales que pospongo todos los años, lo que me agobia y me provoca un cierto enfado conmigo mismo. Encontrar tiempo para ellos implicaría apartar la morralla, o sea, tener los guevos bien puestos para quitarme de cosas que ahora no me valen y me dispersan.
Pero lo cierto es que, cinco meses después de mi “recogimiento”, sigo en las mismas. No he sido capaz de simplificar, ni de comprar libertad para dedicarme a las cosas que más me gustan. ¿Estás en una situación parecida? ¡¡Bienvenido/a al club!! A ver si te suena, la reflexión que hice entonces estuvo bien, pero volví a mis rutinas casi en piloto automático. De momento no me alarmo porque quizás se trate de un proceso de digestión por el que hay que pasar, de natural maduración, hasta conseguir ese puntito de energía que te hace dar el salto. Sin embargo, ya dije antes que el calendario sigue a su bola, y eso nunca hay que olvidarlo.
Pensándolo bien, 2013 puede que sea mi año de transición. A finales de 2012 se produjo un cambio de ciclo que me llevó a tomar una decisión difícil, casi traumática, de cambiar la naturaleza de eMOTools, que dejó de ser un equipo orgánico para pasar a funcionar de un modo laxo como una red de profesionales independientes. Me quité así una fuerte presión financiera de encima, que resultó liberadora para poder recuperar (relativamente) un espacio propio. Pero creo que fui iluso en pensar que a partir de ese momento encontraría pronto la armonía, porque los procesos genuinos de cambio son mucho más lentos de lo que uno piensa, y necesitan de cierto reposo para que se noten.
Digamos que todavía sigo en una “crisis” que, como dice Gramsci, perdurará mientras “lo viejo no acabe de morir y lo nuevo no acabe de nacer”. Es una manera perfecta de resumir lo que he vivido en este 2013, y que seguramente encaja a otros lectores de este post.
Sé muy bien que las transiciones pueden resultar engañosas porque sin coraje y disciplina pueden eternizarse. De nuevo es una cuestión de “¡¡hasta aquí hemos llegado!!”, y obrar en consecuencia. ¿Ese punto llega, o se provoca?, ains… todavía no lo tengo tan claro.
Que nadie se asuste porque estoy bien y no me falta ilusión. Mi lectura de esta crisis vital es positiva. Solo se trata de una buena excusa para el cambio, y eso me excita. Pero como es de sabios atender a las señales, sé que circulo a una velocidad inadecuada y escucho ruidos en la radio que indican fallos de sintonía. Si me atengo a los síntomas, va llegando el momento de dar el volantazo, y es bastante posible que eso ocurra en 2014.
En el siguiente post, que complementará a este, voy a compartir algunas ideas que reflejan bien las paradojas, dilemas y fantasías en los que estoy deliciosamente metido. Pero no serán reflexiones mías, sino citas que he elegido de otros autores, así hablo a través de ellos, que siempre es más divertido.
Nota: La imagen del post es de David Alayeto en Flickr
Jose Miguel Bolivar
Hola, amigo y compañero. Veo que andamos todos en período de reflexión, como si fuéramos a votar mañana 😉
Bromas aparte, yo también ando sumido en este saludable ejercicio y veo muchos puntos en común con lo que compartes. El principal, que estoy dedicando demasiado tiempo a cortar árboles y demasiado poco a afilar la sierra. Sí, es verdad que luego pueden venir lluvias torrenciales y estar largas épocas sin poder salir a serrar. Pero a veces me pregunto si no deberíamos ser un poco más cigarra y un poco menos hormiga. Tú me entiendes…
En lo positivo, aprendizaje «a carros». Y muchas preguntas, que siempre vienen bien…
En cualquier caso, me gusta el espíritu con el que te tomas esta transición. También aprendo de él.
Un abrazo fuerte!
Amalio Rey
Hola, Jose Miguel:
Perdona que no te contestara antes, pero estaba de vacaciones, y ya sabes que en esas circunstancias me pongo «missing total».
Comprendo perfectamente tu dilema, y me identifico con él. Yo también siento lo mismo, aunque no es mi conflicto principal. Creo que el reto está en aprender a decir que no, y a comprender que la sobriedad (entendida como un nivel digno de ambiciones) es la llave para reajustar expectativas y tener una vida más equilibrada. Usando tus propias palabras, creo que a veces somos hormigas hiperactivas, con deficit de atención, y eso nos lleva a correr como pollos sin cabeza. Por eso me parece tan importante detenerse, y darse tiempo para la reflexión. Un abrazo fuerte!!!
Iñaki Ortiz
Pero, bueno, ¿qué pasa? ¿Es que toda la gente que me inspira ha sufrido un ataque de melancolía? ¿Todo el mundo quiere cambiar ahora? A lo mejor terminamos antes si directamente cambiamos el mundo ;-).
En fin, la vida es una búsqueda constante. Supongo que perseguimos la utopía. Y está bien, porque así tendremos motivación para estar siempre en movimiento. Y lo dice un funcionario ;-).
Ánimo, Amalio!!! Seguro que descubrirás nuevos equilibrios. Abrazo fuerte, compañero!
Amalio Rey
Iñaki: Es evidente, hay melancolía en este post. Creo que son cosas de la edad, amigo. Pero está bien, no me disgusta sentir eso. Lo de «querer cambiar» excluye, como sabes, una serie de cosas esenciales que uno mantiene siempre porque son parte de mi identidad. El cambio del que hablo no es de espíritu, ni de actitud, sino organizativo, de cómo nos estructuramos la vida y a qué dedicamos la mayor parte del tiempo. Por resumirlo de algún modo, supongo que el reto está en no dejarse llevar por sueños de otros, y tener la sabiduría de reconocer los propios e ir a por ellos. Las inercias son como pulpos, y se alimentan de los halagos. Un abrazo fuerte, Iñaki 🙂
Asier Gallastegi
Me pillas haciendo el mismo ejercicio de reflexión. Aun me queda recoger algunos datos. Porque no paré hace 5 meses y de verdad que no soy todo lo consciente que creo debería de lo que he hecho este año. Gracias por compartir Amalio. Prometo hacerlo. Un abrazo
Amalio Rey
Asier, viene bien hacer este tipo de reflexiones. Son muy personales e íntimas, y podría no publicarlas. A veces me pregunto a quién puede interesar que yo comparta mis neuras. Pero ya he aprendido que eso es bueno. Primero porque nos libera un poco, y después porque contarlo a los demás me compromete en cierto sentido con el cambio. Además, porque después descubro que mucha más gente está en las mismas, rumiando cosas parecidas, y les viene bien cruzar puntos de vista.
Desde la distancia me parece que has tenido un año hiperactivo. Te veo en todos los sitios, y trabajando a tope. Te lo estas currando muy bien, y mereces que las cosas te salgan bien. Me alegro mucho por ti, colega 🙂
un abrazo, y feliz 2014
Peter Hodgson
Joven amigo Amalio, espero que no se me escape tu siguiente post. Las «ideas que reflejan paradojas, dilemas y fantasías» son muy sugerentes, más cuando se basan en tus experiencias.
En cuanto a lo que escribes en esta ocasión, creo que no se puede luchar contra la fisiología del cuerpo. Con el pasar de los años las funciones fisiológicas se van ralentizando. Esto, paradójicamente, no causa la sensación de que el entorno se está acelerando. De niño los días eran eternos. LLevar adelante las mismas actividades o más que hace diez años es peligroso para la salud y, posiblemente, contraproducente para la productividad. La productividad no siempre es más fácil de medir fuera de un contexto industrial.
Un abrazo y adelante con esos buenos propósitos para el 2014.
Peter Hodgson
Aunque sigo sin ser amigo de los decálogos, casualmente acabo de leer este: El «Slow Work Manifesto» http://www.slowwork.es/es/index.php 🙂
Amalio Rey
Me ha encantado, Peter. Muy bueno eso de «Crecer no significa engordar». Abrazotes
Amalio Rey
Jaaa.. «joven amigo»… suena bien, pero creo que tú y yo ya somos «viejos amigos»… de hecho tú eres, creo, el más antiguo que tengo en Málaga, porque contacté contigo incluso antes de llegar a territorio boquerón, ¿te acuerdas aquellos e-mails?
Y lo de «joven» a secas, ya tú te encargas de recordarme la fisiología (¡¡mamón!!), así que tomo nota y aprieto el freno 🙂
Un abrazo, compañero
Juanjo Brizuela
Seguro que encontrarás la vía que más cómodo te encuentres. Mola el discurso, molan las dudas porque en defintiva nos ayudan a ponernos en modo humilde y reconocer que en ocasiones las cosas no son como son ni como nos gustaría que fueran. Cuestión de reconocer que nos dejamos llevar por las rutinas y que a veces perdemos nuestro propio sentido.
Suerte en el 2014. Un placer, para mí, habernos encontrado tan intensamente en este año, para mí especial en parte gracias a ti, también.
Amalio Rey
Juanjo: La verdad es que no debería quejarme, pero es parte de la búsqueda que todos hacemos hacia el equilibrio. También es cierto que no hay que obsesionarse, y aprender a disfrutar de lo que se consigue, que no es poco.
Un placer para mí tenerte como compañero y amigo.
Un abrazo fuerte