Dos ejercicios para volver distintos después de la Pandemia
![](https://www.amaliorey.com/wp-content/uploads/2020/04/covid19-1200x769.jpg)
POST Nº628
Estoy leyendo en todos sitios que esta crisis nos va a cambiar como personas y como sociedad. Ya comenté en un post anterior que, muy a mi pesar, era escéptico. De hecho, me vi escribiendo una entrada aguafiestas que llevaba por título: “¡¡no me creo nada!!” cuando de repente me pregunté por qué no plantearlo en positivo, es decir, reconociendo que lo veo difícil pero sin renunciar a explorar posibilidades, a buscar recursos que ayuden a intentarlo.
Mientras pensaba en cómo darle la vuelta a mi escepticismo y repasaba algunos de mis posts sobre Gestión del Cambio buscando inspiración, me entró por WhatsApp un mensaje de Antonio Lafuente en el que nos compartía un texto del filósofo francés Bruno Latour que me hizo tintín a la primera. Fue la pista que necesitaba para tirar del hilo.
Primero voy a explicar por qué veo difícil que cambiemos tanto y después daré unas pistas de cómo podríamos romper esa inercia con un doble ejercicio inspirado en el texto de Latour.
Antes de todo, creo que la hondura y autenticidad del cambio va a depender de cuánto se alargue el confinamiento. Por ejemplo, si se cumpliera (espero que no) el durísimo pronóstico del Imperial College que dibuja un escenario que asegura que el estilo de vida que conocíamos no va a volver nunca, entonces los cambios forzados por las circunstancias sí que podrían tener más apego.
En temas prácticos, profesionales, muy puntuales vamos a cambiar en algunos aspectos. Creo que se va a notar, por ejemplo, en cómo entendemos lo presencial vs. teletrabajo; sobre todo porque los canales y herramientas que hemos aprendido a la fuerza en este tiempo hacen que cueste menos incorporar los nuevos hábitos. Pero ese aprendizaje “práctico-laboral”, empujado por las circunstancias, no se traduce tan fácil en un cambio filosófico o ético de más entidad. Son dos niveles distintos.
De hecho, intuyo que estamos tan ocupados con las herramientas y gadgets digitales, tratando de inventar nuestros nuevos productos/servicios, que este tiempo que era ideal para dedicarlo a “pensar mejor”, lo vamos a consumir en cómo “hacer mejor”, más rápido o desde casa lo mismo de antes, en vez de preguntarnos críticamente si eso vale la pena.
Sospecho que no estamos cambiando tanto como dicen. Lo que veo en las redes sociales es que un montón de gente -salvo salir a la calle que no se puede- sigue haciendo lo mismo pero en digital. De hecho, estamos trabajando más que antes pudiendo descansar, compartir con la familia, leer libros y mil cosas más que no hacíamos. “Nuestras vidas de cuarentena comienzan a verse tan sobre-programadas como nuestras vidas normales” cuenta Quartz, añadiendo que la gente está sufriendo “fatiga de videollamadas” y busca hacer lo que sea para quitarse el mono del no-trabajo.
Convertir esta pausa repentina y forzosa en una modificación de rutinas que sea sostenible tiene que ser un esfuerzo consciente. Además de pensar qué y por qué cambiar, se necesita un plan para metabolizar los nuevos hábitos. Si el cambio es forzado y no se interioriza con argumentos (y, si se puede, con algo de disfrute), lo más probable es que cuando se desactiven las palancas que nos fuerzan a hacer las cosas de esta manera, volvamos incluso con más ganas a los hábitos de antes.
Richard Beckhard, profesor del MIT, formuló una conocida ecuación del cambio que siempre me ha parecido muy elegante:
I x V x PP > R
La “I” significa la insatisfacción que tenemos con nuestra situación actual y por lo tanto nuestras ganas de que las cosas sean de otra manera, la “V” es la visión de a dónde queremos llegar a través del cambio, y “PP”, los primeros pasos que vamos a dar para empezar el proceso del cambio buscado. Como sugiere esa sencilla ecuación, para que el cambio sea viable la combinación de insatisfacción, visión y claridad de las acciones inmediatas debe superar las “resistencias al cambio” (R) que nos encontraremos por el camino. Y lo que es más revelador, que las tres variables de la izquierda son condición sine qua non para que el cambio pueda producirse porque si alguna tiende a cero arrastra al resto. Si la insatisfacción es tímida, la visión ambigua o no sabemos por dónde empezar, es difícil mover una rueda de por si pesada por las resistencias.
Es ahí donde la propuesta de Latour encaja perfectamente como ejercicio para explicitar cada una de las tres variables que aparecen a la izquierda de la ecuación de Beckhard. Necesitamos saber con QUÉ estamos insatisfechos, POR QUÉ queremos cambiarlo y CÓMO pensamos hacerlo. El francés, en un breve artículo que titula: “What protective measures can you think of so we don’t go back to the pre-crisis production model?” nos invita a pensar en medidas que sirvan para no regresar al modelo productivo pre-coronavirus.
Lo más útil del texto es un cuestionario que nos propone cumplimentar con unas preguntas que pueden ayudar a que la sociedad vuelva de una manera realmente distinta. Resalta el filósofo lo importante que es:
“Usar este tiempo de aislamiento impuesto para describir, inicialmente uno por uno, luego como grupo, a qué estamos apegados; a lo que estamos dispuestos a renunciar; las cadenas que estamos listos para reconstruir y aquellas que, en nuestro comportamiento, hemos decidido interrumpir”.
Voy a compartir el cuestionario de Latour, en el que aprovechando la traducción introduje algunos cambios que no modifican en esencia el texto pero que, en mi humilde opinión, lo hacen más sencillo y practicable. Estas son sus seis preguntas con mis pequeñas modificaciones (la versión original está en este enlace):
- Sugiere al menos 3 actividades, de entre todas las que se han paralizado con la crisis, que preferirías que NO regresaran una vez que superemos esta situación?
- Describe por qué cada una de esas actividades te parecen nocivas, superfluas, peligrosas o incoherentes y por qué su desaparición, suspensión o sustitución ayudaría a poner en marcha otras más convenientes? [Escribe un párrafo independiente para cada una de las actividades citadas en la pregunta-1]
- ¿Qué medidas propones para que las personas que no puedan desempeñarse en esas actividades que quieres que desaparezcan reconduzcan su actividad profesional?
- ¿Qué actividades, hoy suspendidas, te gustaría que vuelvan con más fuerza y/o reinventadas desde cero?
- ¿Qué te parece positivo de esas actividades y por qué crees que facilitan, armonizan o aportan coherencia, a la par que ayudan a luchar contra aquello que crees inapropiado?
- ¿Qué medidas apoyarías para ayudar a que las personas que se dedican a esas actividades obtengan los recursos y capacidades que necesitan para impulsarlas?
Las preguntas de Latour, como se ve, invitan a reflexionar sobre qué debe cambiar en la sociedad o cómo queremos que sea el mundo, España o la ciudad donde vivimos después de la Pandemia. Lo plantea como un ejercicio colectivo. De hecho, sugiere que se responda primero individualmente y luego compartirlo y discutirlo en grupo. El filósofo quiere aprovechar el cuestionario “para tabular las respuestas y componer el paisaje creado por las intersecciones” así que me parece una buena idea usarlo con más gente, para estructurar la conversación y también como ejercicio pedagógico con jóvenes y distintos colectivos.
Ya expliqué en un post anterior mi temor a que este parón, esta hambre forzada, nos lleve a una especie de Efecto-Rebote que sería aún más nefasto. Latour lo explica muy bien:
“Cuando el sentido común nos pide que ‘comencemos la producción de nuevo lo más rápido posible’, tenemos que responder: ‘¡Absolutamente no!’. Lo último que debemos hacer es repetir exactamente lo mismo que estábamos haciendo antes”
Pero si no explicitamos lo que (no) queremos, va a ser difícil que hagamos algo por conseguirlo. Unas aspiraciones ambiguas o demasiado genéricas no sirven para accionar nada. Por eso pensé que al ejercicio de Latour le faltaba un complemento. Echo en falta mover el foco de afuera hacia adentro, de la sociedad a nuestras propias prácticas. Sus 6 preguntas son muy útiles para tejer sensibilidades y construir un relato colectivo, pero me gustaría también que nos preguntemos sobre nosotros mismos.
Por eso he diseñado un segundo cuestionario, inspirado en el del Latour pero más breve y enfocado al aprendizaje personal que nos está dejando esta crisis. Estas son las 4 preguntas (van con letras, para diferenciarlas del anterior) que propongo que te hagas como ejercicio:
A.- ¿QUÉ hábitos y prácticas personales/profesionales estás viendo ahora que deberías abandonar o cambiar cuando salgamos de esta crisis?
B.- ¿POR QUÉ crees que esos hábitos y prácticas personales/profesionales son superfluas o inconvenientes para tu bienestar individual y el colectivo hasta el punto de que debas abandonarlas?
C.- ¿QUÉ nuevos hábitos o prácticas personales/profesionales estás descubriendo que te hacen bien a ti y a los demás, y que deberías incorporar a tu vida de manera permanente cuando salgamos de esta crisis?
D.- ¿CÓMO piensas convertir esos aprendizajes y propósitos de cambio, que la crisis te está revelando, en hábitos auténticos y permanentes? ¿Qué acciones prácticas podrías acometer ya para impulsar ese cambio?
De las crisis anteriores no aprendimos casi nada. Salvando las distancias, tuvimos una muy gorda, tremenda, y se nos olvidó casi todo. Igual que sorprende la rapidez con la que nos estamos adaptando a esta, nos puede pasar al revés con la vuelta a las rutinas.
Dice Juan Cárdenas, en El País, que “han quedado suspendidas las justificaciones sobre las que se había edificado aquel mundo de competencia desenfrenada, de destrucción del planeta en aras de una economía irracional e insostenible”. Yo estoy de acuerdo pero lo que parece tan evidente en medio del apocalipsis puede dejar de serlo cuando regrese la “normalidad”. El coste de oportunidad ahora tiende a cero porque tenemos pocas alternativas así que los patrones de comparación son engañosos. Por ejemplo, el teletrabajo nos parece ahora en medio del encierro la pera limonera y hacemos bien en gestionarlo así porque es lo que hay, pero cuando volvamos a tener más opciones, quiero verlo. Por eso al responder a ambos cuestionarios para identificar lo que queremos suprimir o fomentar, hay que trasladarse imaginariamente al mundo pre-Pandemia, y evaluarlo desde ahí aunque usando los filtros que esta crisis nos está revelando.
Dice el filósofo Nuccio Ordine que “la lucha de hoy es entre la memoria y el olvido”. A ver quién gana. Lo que está claro es que ahora tenemos más tiempo que nunca para pensar qué vida queremos después de la Pandemia. Te invito a que uses los cuestionarios (sobre todo el de Latour) y compartas el ejercicio con más personas a ver si ayudamos a la reflexión. Si podemos escribirlo, igual es verdad que lo hemos entendido y no se nos olvida.
René Castañeda
Me ha parecido realmente asombroso, sencillo y de fácil comprensión este artículo, pero amplio y profundo al mismo tiempo porque realmente me ha cuestionado (y estoy seguro que a muchos otros), sobre si es necesario y fundamental volver a lo mismo que hacíamos antes de la Pandemia. responderé los dos cuestionarios y esperaré ansioso el futuro.
Sandra Astrid Bustos
Me encantó!
Paz Sánchez
¿Y tu, Amalio, has pensado sobre tus respuestas a las preguntas? Nada fáciles.
Paz Sánchez
Y discúlpame que no te felicité por el post. Muy pertinente y necesario orientar la reflexión, Amalio. Nos sentimos perdidos entre tanta infoxicación, incluso a veces hasta mareados. Como siempre, ayudas a articular los pensamientos. Gracias!
amalio rey
Hola, Paz, gracias por pasarte, como siempre. Yo empecé a hacer el ejercicio y te confieso que me costó mucho más el de Latour. El segundo, más personal, fue más fácil. No quise mezclar mis respuestas con el post para evitar que se desviara la atención de lo que realmente importa y es que cada cual haga su propio ejercicio. Mi cuestionario sigue en abierto, porque lo voy nutriendo con nuevos descubrimientos. Estoy dejando que pase un poco el tiempo, y seguir mi experiencia de observación y reflexión, para escribir un post con eso, si sale algo interesante que valga la pena compartir aquí. Saludos!!
Paz Sánchez Zapata
Gracias por tu respuesta. La verdad es que el cuestionario me sirvió para saber que no sé responder a las preguntas…..y a ser consciente de la dificultad que supone pensar de manera constructiva cuando estamos viviendo en una maraña de incongruencias y contradicciones que nos impiden ver el norte. Mas fácil identificar lo que no quieres…. como siempre.
daniela
Hola amalio me gustaria leer tus respuesta seria de profundoi analisis
Marcela Uroz Castaño
Buenas tardes, Amalio,
Llevo un tiempo acompañando a colegios en su proceso de innovación, viendo como en muchas ocasiones no hay disposición para ese cambio porque no se entiende el porqué, no sé ve la necesidad. Y aunque se haga un análisis de lo que está pasando alrededor, eso no es suficiente para llegar al convencimiento interno que impulsa a la acción y a asumir riesgos y posibles pérdidas.
Esta situación nos ha dado una dosis de (i)realidad que nos pone delante de la disyuntiva de hacer o no hacer, y como dices en post «ahora es tiempo de pensar que queremos después de la Pandemia», y de conectar con ese convencimiento interno, a partir de la cual podemos actuar y buscar la forma de construir con los demás.
Nada será exactamente igual, pero será cómo hayamos decidido.
Muchas gracias por tus reflexiones.
Amalio Rey
Hola, Marcela: Entender los por qué es esencial. Sin eso, no se cambia de forma genuina. La necesidad empuja mucho pero una vez que esta desaparece, si no se entienden los por qué, volvemos a los viejos hábitos. Gracias a ti
Jaír Amores Laporta
¡Buenas! Aquí Jaír, de EfectiVida
Coincido contigo en que, aún con pandemias por medio, no es nada fácil que una persona cambie.
Además, está ocurriendo un efecto curioso (espero no ser el único que lo ve). Me parece que estamos pasando del estado de shock inicial, al de aceptación y adaptación, sin ningún tipo de resistencia. No hay negación, no hay resignación, no hay espíritu crítico. Y sin todas las fases, no hay, ni mucho menos, aprendizaje.
¿Será que estábamos dormidos y todavía no nos hemos levantado?
Al final, como de costumbre, solo algunos aprovecharán el impacto para un cambio real.
Espero equivocarme, y espero que te equivoques. Veremos…
¡Saludos desde Las Palmas de Gran Canaria!
Amalio Rey
Gracias, Jair. Creo que sí hay resistencias y son las del cambio. Es normal que ocurra porque esto es muy bestia. Por otra parte, creo que es bueno que intentemos adaptarnos porque van a ser algunos meses. Es un mecanismo de defensa. Lo del espíritu crítico va por barrios. De hecho hay gente que está «procesando» aunque no lo diga. A mí me parece bien observar para pensar tranquilos. Están ocurriendo cosas buenas y otras malas o muy malas. A ver si hay suerte. De momento, me parece un buen ejercicio responder esas preguntas. Un saludo!!
Ricardo_AMASTÉ
Bien traído.
Bien trasladado.
Bien complementado.
ESKERRIK ASKO!
Julen
Algo va mal. El chaval de WikiToki de acuerdo a la primera y lanzando parabienes. Es el fin. Nos extinguimos.
En fin, todo sea por quitar un poco de hierro al asunto. Ando empeñado en colocar una sonrisa en los labios y, hasta donde puedo, practicar un optimismo realista.
Hay que ver las vueltas que le damos al mundo ahora que andamos con la pandemia encima. Que sea para bien, que dice mi ama.
Amalio Rey
Sip, my dear, nos exinguimos, ¡¡literal!!
Está bien lo de que quitar hierro a los asuntos. No está el horno para bollos… ¡¡a cuidarse!!
Ricardo_AMASTÉ
En realidad todo esto lo estoy viviendo un poco como «ya estábamos aquí y ahora puede que empiece a llegar más gente». Eso sí, siempre es triste que los cambios lleguen a la fuerza más que desde el deseo. Tiempo al tiempo. Y si no, pues sí ¿¿¿EXTINGAMONOS!!!
Amalio Rey
Vamos a ver si llega la cantidad de gente que hace falta para que cambien de verdad las cosas. Estoy convencido que eso depende mucho de cuánto se alargue el cruce por el desierto. A más se tarde la «recuperación», más tiempo para adoptar los nuevos hábitos. No deseo que el sufrimiento se alargue, pero es como lo veo. Por lo menos que nos quede el aprendizaje
Amalio Rey
Gracias, Richi, y no le hagas caso al tp… de Julen, que tú eres un hombre sabio y sí que vas por buen camino 🙂 🙂