Bienvenida la lectura portátil analógica
POST Nº 643
¿Qué te parece un mini-libro del tamaño y peso de un móvil, que te quepa en el bolsillo, con el que puedas hacer lecturas profundas en momentos de espera en vez de coger tu tóxico smartphone?
Ese es el concepto de Mouse Book Club, una colección que descubrí gracias al libro de Cal Newport: “Digital Minimalism” (uno más en cola para reseñar), que me atrapó a la primera. Aunque todavía no he tenido ningún ejemplar en mano, la idea me pareció fantástica.
El reclamo con que se venden es convincente: “Tómate un descanso de la tecnología y la distracción con libros físicos del tamaño de un teléfono. Los Mouse Books son accesibles, cuidadosamente seleccionados, hermosos y duraderos. ¡Llévalos contigo a todas partes!”. Y si lo quieres más resumido y potente, quédate con este eslogan en inglés: “Mobilizing Literature: Great Literature for a Mobile Life” que a mí me vibra perfecto.
Según la marca, la idea surgió de observar que la gente está leyendo más que nunca pero temas superficiales y en soportes estresantes. Las lecturas son la mayoría de las veces de redes sociales y noticias del periodismo online porque es lo que se encuentra con facilidad en los teléfonos y que por su brevedad se puede consumir por trozos en momentos de prisa. Reconociendo ese comportamiento, decidieron lanzar estos mini-libros que satisfacen a la vez tres objetivos:
- Formato ligero y compacto, apto para un estilo de vida móvil
- Diseño estéticamente muy vistoso, porque “son hermosos” (se aprecia en la foto)
- Títulos cuidadosamente seleccionados, que suelen ser grandes obras de literatura.
Hay que decir que esto de los mini-libros no es un invento original de Mouse Books. Estuve investigando y existían ya libros de bolsillo en miniatura como los “dwarsliggers”( una idea copiada después por la editorial Dutton Books for Young Readers), que son pequeñas libretas horizontales de bolsillo que se convirtieron en un formato muy popular en los Países Bajos. Según he leído, estas versiones diminutas son del tamaño de un móvil y no más gruesas que un pulgar, y el papel que usan es tan delgado como la piel de una cebolla. Se pueden leer con una sola mano: el texto fluye en sentido horizontal y las hojas se pasan hacia arriba, con un movimiento similar al que se hace en un móvil. En esta reseña de The New York Times lo cuentan en detalle, con imagen incluida, por si te interesa.
La primera colección de los Mouse Books se publicó en el verano de 2017. Según la editorial, para probar el concepto elaboraron a mano una “edición de vacaciones” de 100 copias y la enviaron como regalo sorpresa. La respuesta fue abrumadora, así que se pusieron a desarrollar más la idea. Crearon un club de lectura para discutir los posibles títulos de los mini-libros y comenzaron a entrevistar a expertos para comprender mejor el tipo de literatura que se estaba proponiendo. Gracias a ese trabajo tan delicado, el Mouse Book Club comenzó a crecer rápidamente. Lanzaron, además, una campaña de crowdfunding en el conocido portal Kickstarter para financiar su 2da temporada. En la primera, sus cofundadores David Dewane y Brian Chappell, captaron 50 mil euros aportados por más de mil financiadores.
Aquí tienes el catálogo de la colección, que se organiza por series temáticas. Por ejemplo, sobre la Justicia, el Tiempo, el Amor, el Rechazo, entre otras. También ejemplares únicos como La Ilíada de Homero, Sentido Común de Thomas Paine, El Cuervo y otras obras de Edgar Allen Poe, o Canción de mí mismo, de Walt Whitman. Por cierto, un requisito es que los títulos pertenezcan siempre a literatura de dominio público.
Este es el proceso que siguen para impulsar las colecciones:
- Curar: Los editores de Mouse seleccionan cuidadosamente los títulos en torno a temas o categorías que les parecen especialmente desafiantes.
- Diseñar: Cada libro se diseña con mimo, de principio a fin, para que la experiencia de lectura sea fácil, divertida y estéticamente estimulante.
- Comprar: Los lectores pueden adquirir un solo libro o un paquete temático de tres. La mejor manera de disfrutar de los Mouse Books, según la editorial, es siendo miembros del club. Estos reciben anualmente 4 paquetes trimestrales de 3 libros cada uno, además de otras sorpresas.
- Leer y compartir: Se organizan debates en línea, podcasts semanales y se apoya la creación de clubes de lectura locales.
Los títulos, según explican, pueden contener obras en distintos formatos, por ejemplo: 1) el libro en su totalidad cuando se trata de historias cortas (p.ej. Bartleby, de Herman Melville, o The Dead, de James Joyce), 2) capítulos seleccionados de un volumen grande (p.ej. dos capítulos largos de los “Los Hermanos Karamazov” de Fyodor Dostoyevsky), 3) un resumen de la obra (p.ej. extractos del libro “Orgullo y prejuicio” de Jane Austen).
Por cierto, si desconfías -como yo- de posts que celebran con entusiasmo un producto o una marca, te entiendo perfectamente. El patio anda bastante podrido de publirreportajes camuflados. Si es tu caso, necesito explicarte que nadie me paga por publicar esto. No escribo nada de pago. El único motivo que me mueve para hablar tan bien de los Mouse Books es que me enamoré del concepto por ese punto minimalista tan saludable (y desafiantemente analógico, como dice Newport) que tiene y que aprecio cada vez más.
Me animé a explorar esta idea porque me parece una metáfora potente que tiene largo recorrido. A mí todo lo que pueda sustituir al móvil me parece bienvenido. Mouse Books nos recuerda que, en ese sentido, sus libros tienen muchas ventajas: “No suenan, no vibran, no necesitan baterías y sus pantallas nunca se rompen” 🙂 La mala noticia: que yo sepa, solo publican en inglés así que, pregunto: ¿alguna editorial que se atreva a ofrecernos algo parecido en castellano?
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José Erigleison
Amalio, fue un placer visitar tu blog.
Esta idea de estos pequeños libros analógicos es fantástica. Es una forma de recuperar la lectura contemplativa en plena cultura digital.
¡Saludos desde Brasil! Volveré aquí más a menudo. Lo siento por mi español a la Google. 🙂
amalio rey
Saludos desde Málaga, José. Gracias a ti por visitar mi blog, y dejar tu rastro. Tu español es perfecto…
Carmen Seisdedos
Me encanta el post Amalio , muy sugerente y estás sugiriendo una idea de negocio.
amalio rey
Gracias, Carmen. Un abrazo
Julen
Aquí también vamos a discrepar 😉
Entiendo que el “tóxico smartphone” tiene boletos para que lo critiquemos porque es más que evidente que hay una proliferación de dispositivos con evidente obsolescencia programada que están jodiendo el planeta. Pero creo que para lectores intensivos como nosotros el ebook está ganando la partida. En mi caso, aunque sigo leyendo papel, me parece que el camino hacia el soporte digital no tiene vuelta atrás. He estado mirando algunas cosas para comparar impacto medioambiental del libro en papel frente al ebook y no queda claro qué es mejor. Parece que todo tiene que ver con el volumen de lectura.
Voy a ver si escribo un artículo algún día de estos respecto a mi evoluci´ón desde el papel al soporte digital. Creo que vamos a seguir discrepando, ya lo verás.
Dicho lo anterior, reconozco que por lo que cuentas en tu post, la propuesta está muy cuidada y bien pensada. Espero que les vaya bien.
Amalio Rey
Julen, no veo que discrepemos en lo esencial.
La idea de estos libritos analógicos es que enriquezcan y diversifiquen la experiencia. No veo, obviamente, que dejemos el móvil en casa y solo andemos con esos mini-libros.
Lo que pienso, francamente, es que si conseguimos reducir en un 10% el tiempo en que estamos enganchados a esos aparatillos (el tiempo en que lo estamos, insisto, es tóxico, porque es excesivo), algo hemos avanzado. Lo que critico de los smartphones son las dosis en que se consumen, los excesos, que alguien nos quiere hacer creer que es culpa nuestra pero que en buena medida se consigue “por diseño” embebido, es deliberada, aunque tú insistas en que lo controlas bien.
El ebook es otra posibilidad dentro del menú disponible y a mí me parece perfecto como una alternativa. Por eso digo que no discrepamos, dado que no siendo analógico, el ebook es un no-teléfono móvil, un dispositivo que te evita estar enganchado a una fuente constante de distracciones y de tracción comercial como son los smartphones. No tengo pega ninguna con el ebook como alternativa del libro. Pero sí con el móvil. Son contenedores profundamente distintos por su naturaleza.
Lo que yo veo bonito de esos libritos es la experiencia del tacto, el diseño, poder coleccionarlos físicamente, el trabajo que hacen de curación, y el manoseo analógico que parece estar muy bien logrado como experiencia de lectura. Y, de nuevo, repito, creo que has interpretado mi post por donde no va: no enfrento lo digital vs. lo analógico, si lo digital es algo distinto al móvil. Bienvenido el e-book. Y, sobre todo, bienvenida una mayor diversidad de dispositivos para acceder a la lectura profunda. Ahí está la clave, pienso yo. Gracias por comentar, como siempre
Julen
De todas formas, Amalio, aunque quizá he escorado demasiado mi comentario hacia la lectura digital frente a la del llibro clásico, hay algo que creo que también hay que tener en cuenta: ¿y si al final el ebook no tiene sentido porque la lectura la podemos hacer desde un smartphone que evoluciona y se parece cada vez más a un libro? Con los formatos actuales de smartphones “que se abren” quizá estemos caminando hacia dispositivos que nos acercan “sentimentalmente” más al libro tradicional.
Sé que estoy un poco pesado con la experiencia de lectura en digital pero el tiempo me está haciendo replantear bastantes cosas de cómo leía antes y cómo lo hago ahora. Y conste que llevo encima un montón de contradicciones. En mi caso la tesis doctoral marcó un antes y un después porque creo que no leí nada en papel y descubrí otra forma que ha terminado por engancharme.
Lo dicho, voy a ver si escribo algún que otro post de este asunto.
Amalio Rey
Julen, amigo, la clave de mi mensaje no reside en si el ebook puede simular mejor a un libro que un teléfono o, si quieres, al revés, si el móvil puede evolucionar hasta que “se coma” el ebook y sea un todo en uno (que es, efectivamente, lo que parece que va a pasar). El gran problema del móvil, en comparación con los soportes analógicos o el ebook básico, es su ecosistema always-on.
Fíjate, yo no uso ebook, pero cada vez tengo más ganas de hacerlo, sobre todo por dos cosas: 1) la posibilidad de “digitalizar” el marcado de cosas, dado que me paso todo el tiempo marcando textos con mis rotuladores, y eso queda en analógico, así que después tengo que pasar las ideas a digital, para mis posts, apuntes, etc., 2) cuando los libros son un poquillo grandes o están mal montados, resulta pesado manipularlos mientras lees. Eso se mejora con los ebook, que es un soporte digital. La experiencia de lectura puede mejorar. Sin embargo, si resulta que voy a leer obras de formato corto en las que no voy a marcar fragmentos (es el caso de la ficción), estos mini-libros me parecen muy agradables y así diversifico esa experiencia.
Sigo desconfiando del móvil, y cada vez más, por su diseño adictivo. No soporto que me metan en su ecosistema y me pongan constantes golosinas para distraerme. Por eso, como sabes, un día acepté reconocer mi vulnerabilidad a eso, o sea, que no soy capaz (por muy consciente que sea del problema) de autorregularme, dado que lucho contra un ejército de diseñadores, psicólogos, etc. con un montón de dinero detrás que saben mucho de lo suyo, así que decidí aplicarme la estrategia del “blindaje” de horarios, sobre la que ya hemos hecho frontón sobradamente. Es la única forma de aislarme: ¡¡con su misma estrategia: también “por diseño”!! => A tales horas, se apaga o prohíbe el móvil en mi vida, y ya está. Pues bien, ese efecto de desconexión lo consigo mejor usando soportes que no estén conectados a ecosistemas always-on, y los smartphones actuales son eso por definición, dado que están hechos, como sabes, para el negocio.
Julen
Entiendo la desconfianza respecto al móvil porque es más evidente que son el gran medio a través del cual entramos en el redil. En fin, es un temazo la manera en que cada cual se enfrenta con esta realidad que se nos impone.
Acabo de escribir un primer post. Creo que escribiré algo más en esta línea.
Conste que los dos argumentos que citas para leer en digital son inapelables. A diferencia de ti, yo también subrayo en las novelas 😉
https://www.consultorartesano.com/2020/09/lectura-digital-frente-a-lectura-tradicional-en-papel.html
Lola Artaiz Aguilera
Me ha parecido muy atractiva la idea y he leído hasta el final. Qué pena que no lo tengamos en castellano. De todos modos a lo mejor me animo y pruebo para conocer la experiencia. Todo lo que sirva para leer bienvenido sea. Gracias por compartir esta información.
Amalio Rey
Perfecto, Lola. Yo también voy a comprar. Tengo muchas ganas de tener una joyita de esas entre manos. Un saludo