Crónica estival (post-187)
Vuelta de vacaciones. Ya estamos en Málaga, dejados atrás casi 3 mil Km de ruta, y una quincena always-OFF del mundo digital. El post de hoy va de género on the road.
Extenso itinerario, quizás excesivo para tan poco tiempo si vas con tres “fierillas” como las mías (Ale, Anita y Gonzalito): Málaga-Benidorm-Costa Brava-Sur de Francia-País Vasco-Madrid-Málaga. Pero sarna con gusto no pica porque me gusta conducir, y manda la curiosidad.
Tantos km de carretera permiten ver de todo. Por ejemplo, el pressing chulesco de los que se te pegan detrás del coche con un vulgar exceso de testosterona (9 de cada 10 son tíos) para que te apartes como sea.
Benidorm. Iluso de mí que pensaba (de listillo) alojarme en el único oasis de tranquilidad de la zona. Pues nada, Finestrat mogollónica, como todo lo demás. He visto que anuncian a bombo y platillo la construcción allí del “hotel más grande de Europa”. Me pregunto si ese gigantismo vende, si el hotel faraónico puede atraer a alguien. Esa obsesión enfermiza por el que la tiene más grande es de locos, y no cabe en mis entendederas que pueda ser un atributo de marketing que sirva para entusiasmar a alguien.
Me sorprendió la altísima humedad de Benidorm comparada con Málaga. Tengo que preguntarle sobre esto a mi tocayo de Digitalmeteo, que lo sabe todo de esto.
Puedes pasar del mogollón si quieres disfrutar, y así fue. La Cala de Finestrat es ideal para los niños si tienes una buena balsa. El momento sublime fue nuestro baño nocturno, con Ale y Anita solos en la cala, bajo luna llena y ambiente de aventura. Le pones un poco de fábula, y te lo pasas pipa, porque los niños añaden el resto.
Dicen que la cara es el reflejo del alma. No falla. Estuve en un restaurante chino donde los empleados atendían con un encanto diferente, sonreían de forma natural. En la casa rural donde me alojé en el País Vasco también. Conocí a ambos dueños, conversamos, y entonces comprendí por qué sus empleados miraban así. El cariño (o falta de) que ponen los empleados en su trabajo es el test más fiable para saber lo bien (o mal) que los tratan sus jefes.
Tenía muchas ganas de enseñarle la Costa Brava a Ana María, mi chica. También a Karina, mi herma, que se unió a la troupe. Verde, montaña y mar se mezclan allí con un embrujo que siempre me tienta a repetir. Pillamos por Internet un piso de un particular que tenía una terraza impresionante. Vale, sí, Playa de Aro, otra vez el mogollón, pero bueno… cuestión de logística y relación calidad/precio, además de que ya sabemos lo que significa viajar con niños.
La terraza estaba para enmarcar. Solo ella valía el piso. Allí me zampé a Truman Capote, Irène Nemirovsky y a Juan José Millas en forma de libros. Lo malo: el acoso acústico que se practica en zonas de turismo de masas, como es Playa de Aro. Nos pusieron un tablao flamenco debajo del edificio que vomitaba tantos decibelios que aún estando en la sexta planta, los miércoles y sábados (por suerte, solo dos días) me parecía que estaba en la Feria de Sevilla.
Nos buscamos una calita en Playa de Aro, alejados de la multitud, que disfrutamos a tope. Un día sí, uno no, nos íbamos de tour en coche para visitar distintas localidades de la Costa Brava: Llafranc, Calella de Parafrugell, Cala Sa Tuna, Begur, Aiguablava, Cadaqués y la Casa de Dalí en Port Lligat, entre otras. Después rodeamos la costa hasta el Sur de Francia, hasta Coulliere, una preciosa villa con aire medieval que nos impresionó por su belleza. Pretendía visitar la tumba del poeta Antonio Machado, que está enterrado allí, pero los niños llegaron tan cansados de las curvas, que muy a mi pesar tuve que renunciar a mi plan. Si te mueves por ahí, no dejes de visitar Coulliere, y si todavía lo dudas, te dejo este hermoso video con música de Serrat que colgaron en Youtube sobre esa villa y la herencia que dejó el gran Machado.
Este viaje me ha hecho pensar lo mucho que los niños condicionan el tipo de vacaciones que hacemos los adultos. Nos gustan cosas diferentes, y el modo de negociar expectativas que seguimos pudiera no ser el óptimo. A veces pienso que los adultos sacrificamos demasiado, cuando somos los que más necesitamos descansar.
Si tienes hijos, me gustaría saber qué piensas de esto: ¿Cómo gestionas las vacaciones compartidas? ¿Deberíamos educarlos para que aprendan a disfrutar otros placeres “más elevados”? ¿Qué haces tú cuando tus niños lo que quieren es piscina ruidosa, playa con mogollón, Play Station y Nintendo, parques de diversiones atestados de neón, y todo eso de lo que intentas huir en períodos de descanso? Cualquier recomendación me viene bien excepto la de no tener hijos, o dejarlos con los abuelos, porque ya no me sirve 🙂
Todo hay que decirlo. También me da pena la gente que paga un altísimo peaje por escalar el Olimpo profesional a cambio de apenas disfrutar de sus hijos, ni de su pareja. Eso ya lo sabía, pero en vacaciones lo comprendo mejor. Los veo jugar y hacer tonterías a mi lado, me troncho con ellos, y lo que pienso es que eso no me lo puedo perder por nada del mundo. Joden un montón, renuncias por ellos a muchísimos placeres, pero los chavales pequeños aportan un tipo de alegría que no te la da nadie.
Nuestro siguiente destino fue el País Vasco. Repetimos visita del año pasado, y la culpable es Irune, una inmensa anfitriona que regenta la que debe ser una de las mejores casas rurales de España.
Ontxene se llama ese remanso de paz enclavado en el corazón del Urdaibai. Es un lugar donde se cuidan los detalles y tratan con un cariño especial. Las vistas son preciosas, y hay una tranquilidad que alimenta. Te sientes mejor que en casa, empezando por los desayunos que pone Irune. Llevo grabado en mi retina esa casa solitaria pegada a la ría, llena de misterio, que se divisa al otro lado de la ribera, y con la que tuve tantas ensoñaciones.
Ya me habéis escuchado repetir que soy un fan de la Costa Vasca. Me une una relación larga (y familiar) con esa zona, desde que llegué a España. Así que hicimos ruta por pueblitos con encanto como Lekeitio, Elantxobe, Bermeo, Mundaka y Gernika, entre otros.
Dos de mis favoritos recurrentes son las playas de Laida y Laga, pero sobre todo ésta última. Laga tiene algo que me hace volver y sentirme tan bien, sobre todo cuando cae la tarde. Ana María me sacó unas fotos allí que lo dicen todo, antioxidantes a tope y cara de felicidad. Otra ventaja: los niños tienen su propio espacio buscando cangrejos en las rocas, así que el silencio regresa a mí después de muchos días de jolgorio infantil.
En la playa de Laida hay un bareto-restaurante, el Arketa, que ponen un Bonito fresco pa’chuparse los dedos. Me pasé dos veces por ahí a buscar mi ración de gloria marinera, bien acompañada con el fresquito Chacolí.
Como buenos urbanitas, también nos dimos un largo paseo por Bilbao y San Sebastián. El primero me sigue gustando más, vale… soy así de raro.
Donosti tan afrancesado, es precioso no cabe duda, pero como belleza de postal. Bilbao tiene un vigor, un ajetreo, que me atrae más, y está sabiendo traducir su pasado industrial en algo que estimula los sentidos del visitante. Me recuerda a Lisboa, una ciudad que adoro. En San Sebastián nos hinchamos de pinchos por el Casco viejo, y me encantó subir al Monte Igueldo, con sus vistas increíbles a la Concha.
Esto de estar OFF-digital, durante un tiempo, tiene su aquel. No seguir el TL de Twitter, ponerte missing del blog, olvidar FB, desconectar el móvil, e incluso no ver TV, tiene efectos mágicos en el coco.
He comprobado que si miro una de esas pantallitas cansinas, o dejo sonar el chasquido casposo del móvil, se me rompe el encanto. Son pizcas de agobio que entran en mi vida y que no encajan con el trance del descanso.
Seguro que pensáis que exagero pero bueno, cuento mi experiencia, lo bien que me hace la desconexión. No pretendo dar recetas, cada coco es como es, y sé que el mío necesita esa suerte de lavativas cada cierto tiempo. Disco duro limpito de pantallas fluorescentes y de diálogos líquidos. O como dice Calamaro en su rajada de Twitter: “a seguir con mi vida, que es suficiente”.
Y que conste, me gusta mi trabajo, ¡¡me gusta mucho!!, así que no trato de huir de él, sino de introducir diversidad en mi vida.
Es lo que mi buena amiga Francesca llama acertadamente “hacer la fotosíntesis”, cuyos nutrientes en mi caso son: modorra, lectura sosegada, cachondeo familiar, buena mesa y vinos, refresco playero, vestuario hiper-informal, senderismo, rutas kilométricas, cero artefactos corta-rollos y sobre todo, lazos fuertes.
Por ejemplo, he conseguido no llevarme libros de ensayo, de esos que tienen muchos puntos en común con mi trabajo. Me refiero a conexiones directas y explícitas, porque al final todo enlaza con todo. Así que nada de libros de management, sociología, filosofía o economía. Mi maleta fue cargada de ficción, relatos cortos y poesía. Material nutriente y relajante que engullí por trozos, aunque no en la cantidad prevista.
Siguiendo con las reflexiones estivales, porque este post va de eso más que de mí; me doy cuenta que para disfrutar de verdad de las vacaciones se necesita cambiar-el-chip, entrenar ciertas habilidades para gestionar el ocio a un ritmo distinto, mucho más lento, que el del trabajo. Poner el freno no es fácil, lo sé por mí mismo. En los primeros días los fotogramas siguen pasando a velocidad vertiginosa, y uno tiene la sensación de que no disfruta lo suficiente. Después empiezas a paladear porque se empieza a ir el estrés acumulado.
Creo que tenemos mucho que aprender todavía sobre cómo gestionar el ocio. El aquí-y-ahora, esa quintaesencia del espíritu vacacional, es un arte que necesita entrenamiento y predisposición. Creo que somos vacacionistas mediocres. Salimos corriendo al siguiente destino, no reparamos en los detalles, ni dejamos pasar el tiempo como deberíamos. Hablo por mí, lo mismo tú lo haces mucho mejor 🙂
Siempre intento aprender. Voy a volver a innovar en mis próximas vacaciones. Practicaré más “slow movement”, y a ver si consigo reclutar para la causa a mis tres fieras. Por cierto, Gonzalito ha estado de película, chapeau para él. Con sus casi cuatro meses se adaptó perfectamente (eso sí, siempre teta cerca) a los ajetreos de los viajes. Es un encanto de niño, qué suerte hemos tenido, ¿a que sí, Ana?
He publicado una selección de fotos en mi álbum de Flickr, por si quieres verlas. Soy un humildísimo amateur en esto de la fotografía pero me encanta, y le dedico tiempo en mis viajes. Soy un pesa’o con la cámara, pero al final las imágenes las disfrutan todos. Te invito a que te pases por ahí, y compartas la belleza de algunos de los sitios que visitamos.
jessedziedzic
Thats an all around well thought out article..
laura
pues me parece un tema muy interesante amalio. leí el otro día tu post y no quería dejar de comentarlo. es un tema que, pese a que no me toca (por situación), sí lo vivo y lo veo en personas cercanas a mi. Este verano, nos citaron a toda la familia en una cena en la que nos dieron la noticia de que íbamos a ampliar la familia. lo primero que dijo la futura madre fue “bueno, pues ya se ha acabado todo, viajar, salir y disfrutar de ello”.
qué tengo que pensar yo como protomadre del futuro??
la noticia fue buena, pero el enfoque y la sensación que se me quedó fue horrorible (horroroso + horrible)..jaja.
y pese a que puede sonar radical, hay muchas parejas que piensan así, que al tener descendecia se acaba la posibilidad de viajar, conocer, disfrutar de unas vacaciones… no sé, me parece un enfoque muy pobre de la vida.
en fin, que personalmente pienso que hay muchas formas de viajar y viajar con los hijos (siempre que la cartera lo permita..) es de alguna manera seguir enseñándoles y, seguro, aprender más los unos de los otros..
saludos!!
Lecturalia
Muy buena lecturas las de este verano. Gracias por enlazarnos 🙂
QQ
Welcome back!
Josean Rodriguez
Hola Amalio,
Un gusto saber nuevamente de tí. Bonito resumen tu post vacacional. Coincido contigo y algún otro aquí en haber desconectado del ( casi ) todo de lo digital… En mi caso, siendo del norte ( Donosti ) elejimos irnos por la Costa de la Luz de Cádiz tres hermosas y relajantes semanas…
Los lugares de visita que has escogido en el País Vasco son francamente bonitos…mira hasta te perdono que te guste mas Bilbo que Donosti 🙂
Y por cierto, hemos coincidido en una lectura, la de Irene Nemirovsky. En mi caso “Suite francesa”, por recomendación de uno de esos libreros de toda la vida de mi ciudad.
Tienes una familia fantástica! Saludos
Amalio
Josean:
Es buena idea la de cambiar de puntos cardinales. Si eres del Norte, migrar al Sur, y viceversa. Cádiz es preciosa, sus playas y su gente. La tengo relativamente cerca, y por eso huyo en vacaciones. De hecho Málaga no está mal para quedarse en Agosto, pero es cuestión de cambiar de entorno. Un poco de “migración creativa” viene muy bien.
Lo siento por lo de Bilbao vs. Donosti. Menos mal que no he dicho nada del Athletic vs. la Real, ahora que estais juntos en la misma categoría 🙂
Leí el mismo relato de Irene Nemirovsky, por recomendación de @francescabcn, la que llamo con cariño mi “coach literaria”. Su nombre original es, en efecto, “suite francesa”, pero su edición actual la han llamado “El Baile”. Relato corto e intenso, una vendeta en toda regla.
Gracias por lo de la familia.
un abrazo
Zavrina
Your post captures the issue peyceftlr!
gallas
Hola compañero.
Parece que nos hemos cruzado estos días. Me hubiera gustado pasarte por nuestros barrios. Habrá que esperar unos meses ;D. Recuerdo un viaje a Lisboa cuando mi hija tenía 3 años. Sólo encontramos paz en unos columpios junto a la estufa (parque botánico) bienvenido.
Amalio
Asier:
¡¡hola!! así es, nos hemos cruzado. Le comentaba a Jesus que pensé en vosotros cuando estuve por el Norte, pero puedes ver en ese comentario por qué no os llamé. Espero que pronto nos veamos, tambien por esas tierras, y ya tendremos tiempo de hablar.
Muy bueno lo de Lisboa… “encontrar la paz”, siempre la buscamos, compañero
un abrazo
Jesús
Mira por dónde… tú por aquí mientras yo me iba…
Comparto contigo este año la desconexión digital, aunque la mía no ha sido tan absoluta como la tuya.
Lo malo es que, mientras que con la desconexión me parecía haber optado por un alejamiento muy sano, la vuelta a la rutina me está devolviendo con la misma rapidez que se fue… al punto en el que me encontraba antes de empezar.
Bueno… Lo bueno, que estamos de nuevo por aquí para leernos.
Y está muy bien lo de las fotos: vernos en familia nos hace sonreir de nuevo ¿no?
Abrazos.
Amalio
Pues eso, me acordé de tí cuando estuve rulando por el País Vasco, y también de otros amigos. De hecho hubo gente que me invitó, pero no quería mezclar historias. Estaba dedicado a la familia, porque durante el año, con tantos viajes, a veces los tengo un poquillo abandonados. Así que quería dedicarme totalmente a ellos. Si empezaba a mezclar, ya me liaba, perdía el foco. En fin, soy consciente de mis debilidades, y por eso mi gestión del ocio es así de dogmática, y la verdad, noto que me funciona. Los resultados son excelentes.
Oye, no importa regresar al punto en que estabas antes. ¿quién te quita lo bailao? como comentaba antes. Por otra parte, eso no es verdad. Eso crees tú. Esa “limpieza” quedó convenientemente registrada, hizo su bien, refrescó el sistema, aunque a tí no te lo parezca.
Es tambien, como siempre, un tema de gestión de expectativas. Cuando “descanso” asi, de forma radical, no aspiro a levitar, ni a que me dure dos meses. Sé que la “lavativa” hace su efecto, creo en ello, y lo noto. A mi regreso ya curraremos de nuevo como gilipollas… o intentaremos mejorar en la medida de lo posible.
Nos seguimos leyendo, como siempre 🙂
Odilas
Bienvenido Amalio.
Bonita ruta…y bonitas vuestras caras 🙂
Hasta pronto, un abrazo.
Amalio
María Jesus:
Pues eso, una alegría verte por aqui. Sigo con ganas de leer tus crónicas mexicanas. Las estas racionando, y eso genera hambre… A ver cuándo regresas con tus nutritivas entradas.
un abrazo 🙂
David Soler
Bienvenido a la ¿fantástica? rutina. Seguro que con pilas más que cargadas.
Te veo en tu próximo post.
Amalio
Gracias, David. Hoy mismo estoy viviendo con cruel intensidad la “fantástica” rutina. Las pilas vienen cargadas, asi que vamos aguantando. A ver cuánto duran. Pero como cuento en el post, “nadie me quita lo bailao”, y de eso se trata, del aquí-y-ahora.
un saludo
José Miguel Bolívar
Veo que has disfrutado de lo lindo con las vacaciones. Me alegro mucho. Mis chicas son algo más mayores, así que lo de veranear con ellas es mucho más fácil, y diría que incluso más divertido, que cuando eran peques 🙂
Amalio
José Miguel:
Gracias, compañero. Es cierto, cuando los niños son mayores se vuelven mas independientes, y eso ayuda a que cada uno tenga su espacio. Tambien supongo que aparecen otros tipos de problemas, los potenciales “conflictos” de intereses cambian de naturaleza. Pero conociéndote, y sabiendo que formas tamdem con Paz Garde, estoy seguro que lo gestionais de maravilla. Por cierto, tú que eres tan buen bloguero, te invito a que escribas algo sobre esto de gestionar el ocio. Seguro que aportas ideas interesantes. Lo mismo Paz.
un abrazo, y gracias por pasarte por aqui
Julio Pérez-Tomé Román
Voy a escribir un post sobre ocio (descanso) e innovación inspirado por este. A ver qué sale. Lo único claro que tengo es que si en algo hay que innovar es en este campo donde la gente se ha quedado sin imaginación.
Muchas gracias y bienvenido.
Amalio
Julio:
Sí, ya publicaste tu post, que he comentado. Me ha encantado, por cierto. Propones ideas muy interesantes. Sugiero a los que leen esto que se pasen por el post de Julio pulsando sobre su nombre. Coincido contigo plenamente: nos hemos quedado sin imaginación en esto de gestionar las vacaciones, y vale la pena que empecemos a hablar de “innovación vacacional”.
un abrazo
Julio Pérez-Tomé Román
Muchas gracias de nuevo, Amalio. Ahora que me has puesto tarea –un honor, por cierto– no paro de darle vueltas al coco, así que me voy a tener que tomar unas vacaciones 🙂
Julen Iturbe-Ormaetxe
Ya se ve que no has perdido la capacidad de juntar letras 😉
Suena bonito lo que cuentas. Me alegro.
Amalio
Gracias, Julen, me hace ilusión verte por aquí. Tus “trabacaciones” son legendarias, te considero un innovador en esto de la gestión del ocio, y te sigo. Un abrazo
Francesca
Todavía recuerdo mis primeras vacaciones con niños y como, tras la primera semana, me sentía agotada física y mentalmente. Entonces alguien me dijo que los padres que estamos poco tiempo con los hijos durante el año, en vacaciones nos parecemos a esa gente que riega compulsivamente las plantas… ¡los ahogamos!. El resto del tiempo lo pasé haciendo excursiones y actividades todos juntos, pero también leyendo tranquilamente mientras ellos correteaban a sus anchas. A veces alguno dejaba los juegos y se acercaba a darme un abrazo y yo me sentía levitar. Y esto pasaba en Euskadi, que es donde suelo ir todos los años desde hace mucho tiempo.
Yo también prefería Bilbao, hasta que un día me pilló un tormentón en plena Concha y descubrí el señorío de Donostia, erguida frente a un mar embravecido, disimulando el miedo… ese día dejó de parecerme una postal y me pareció más auténtica y más bella.
Bienvenido, Amalio. Por lo que dices deduzco que has hecho bien la fotosíntesis y regresas al mundo reverdecido ;-). Besos.
Amalio
Mi querida Francesca:
Oye, no es mi caso. No soy de los que “riegan compulsivamente las plantas” en materia de niños. No los ahogo, más bien son ellos los que me “ahogan” a mí 🙂
Eso de que “correteen a sus anchas” mientras yo leo es, lamentablemente, una moda del pasado. Ahora juegan a la Nintendo, y son muy “liquidos” en sus expectativas para el ocio. Al rato te vienen con la frase lapidaria de: “oye, papá, estamos aburridos”. Los tiempos han cambiado, o los padres de ahora educamos peor, o las dos cosas.
No somos nada posesivos, ni Ana, ni yo. Pero es que nuestras “fierillas” son la pera. Antes de juntarnos eran hijos únicos, y todavía eso pesa. Me gustaría que fueran más independientes, y en eso estamos, pero todavía no hemos sido capaces de encontrar esos espacios de convergencia, donde se disfruta sumando. Por eso pregunto a la gente, me interesa saber cómo gestionan esto.
Sí, lo de Donostia es cierto. Su señorío es tremendo. Eso hay que reconocerselo. No he vivido esa experiencia, y las veces que he ido estuve pisando terreno calmo y “estirado”. Bilbao me vibra, siempre está agitado, y eso me gusta.
Pues sí, me he encantao lo de la “fotosíntesis”. A ver si mejoramos los nutrientes cada año.
Un fuerte abrazo, amiga 🙂
jemarba
Me alegra que hayas disfrutado de tus vacaciones, sobre todo me alegra que también tu familia lo haya hecho. Desde luego Gonzalito está de impresión, hay fotografías que es la misma imagen de un Buda. Bienvenido.
Amalio
Hombre, un placer verte por aqui. Gracias, la verdad es que he disfrutado mucho dentro de la “movida” que significaron tantos kms. Lo de Gonzalito es verdad, mucha gente me dice eso, lo del “budita”. En fin, espero que no sea la proxima reencarnación, y ya empiezo a preocuparme porque estos de Dharamsala también leen posts en Internet 🙂