Prescindibles (post-202)
En cuestión de una semana he escuchado varias situaciones parecidas, así que va de cañón que esto merece un post.
A ver si os suenan estas historias:
- Tenías un programador que era la pera, tremendo, que si se “te” iba estabas seguro que la empresa sufriría un varapalo irrecuperable, y vaya (qué casualidad) se te va. “Te deja tirado”, es la ruina, sales a buscar un reemplazo sin ninguna esperanza, y resulta que el nuevo que contratas termina demostrando con el tiempo que era bastante mejor que el que se fue.
- Erase una mujer que te tenía babeando, estúpido de la muerte. Qué harías tú sin ella. ¿Mejor que ella? Ni de coña, olvídalo, es lo máximo… pero la tía se pira (por lo visto no pensaba lo mismo de ti), te deja un vacío de esos que dan miedo. ¿Pero qué coño hago yo ahora sin ella? Así que por mero instinto fisiológico de conservación vuelves a la caza solo por distraerte, dubitativo e intentando olvidarla, pero la serendipia es caprichosa y te lleva (porque lo mereces) a un bombón que le gana por goleada a la falsa imprescindible.
- Un gerente de una empresa que ha liderado su crecimiento hasta el punto que parecía “de él”, a su imagen y semejanza, decide irse. Ains, se viene la debacle, qué será de nosotros, “como este tío es imposible que encontremos otro”. Entonces el segundón que estaba a su sombra asume su cargo provisionalmente para tapar el hueco. No tiene tanto carisma, pero (quizás por eso) delega más, es humilde y distribuye poder. Empiezan a destaparse talentos que antes no cabían, emergen dinámicas más participativas y al final resulta que la empresa va mucho mejor que cuando estaba el alfa-macho-dominante-de-carisma-arrollador.
- Michael Ballack, el crack del futbol alemán se lesiona y no puede jugar en Sudáfrica. Desastre nacional, va a faltar el número uno. Sin embargo, hoy no pocos piensan que el éxito de equipo de la selección alemana se debió precisamente a la ausencia de Ballack, demasiado crack para dejar que el potencial colectivo se revelara como lo hizo en el Mundial de las Vuvuzelas.
Nadie, absolutamente nadie es imprescindible. No, al menos, si tienes tiempo para recuperarte de la ausencia y construir alternativas.
A veces tener “mala suerte” es lo mejor que te puede ocurrir. Cuando alguien se va, es una oportunidad única para replantearte cosas. Se ha ido una pieza clave, así que el puzzle tiene que cambiar forzosamente. De pronto descubres que esa persona, la “imprescindible”, condicionaba muchas cosas, hacía que no se pudiera pensar de otra manera.
Se va, el hueco se hace enorme, y entonces buscando cómo taparlo con algo parecido descubres una pieza o solución diferente que cambia el puzzle por completo… y para mejor.
Eugenio Moliní
Jugando con las palabras de la máxima ¡Nadie es imprescindible! se me ocurren tres variantes:
1) ¡Todos somos prescindibles!
2) ¡Todos somos imprescindibles!
3) ¡Nadie es prescindible!
También son verdad dependiendo del momento y el contexto.
Amalio
Hola, Eugenio:
Pues si, podríamos jugar a esas combinaciones. Caben las tres opciones. Lo de “nadie es imprescindible” suena a rotundo, y hay que ponerlo en su debido contexto. Es un asidero para el optimismo. Bueno, tú de eso sabes mucho, y seguro que me entiendes.
un saludo 🙂
Juanjo Brizuela
Hace poco oí a un entrenador de futbol decir aquello de que “nadie es prescindible hasta que se considera imprescindible”. Con ello apuntaba sobre todo la idea del trabajo continuo l, del esfuerzo, del compromiso y también el sacrificio.
Personalmente, lo sabes, henpasado por ambas situaciones. Construir un equipo alrededor de una idea de negocio donde todos se sientan tan importantes como para lograr que todos ganemos y perdamos a la vez. y en cambio, obtuve-obtuvimos las dos cosas: reconocimiento y también sustitución.
Creo en construir, creo en ciclos, y creo que cada día se avanza no por convertiste en imprescindible sino en dar pasos. Este post es genial. La pregunta es por qué sucede todo eso y por que no reconocemos el valor del otro por encima del individual.
Amalio
Que bueno verte por aqui, Juanjo:
Vaya, entrenador sabio ese…. es una frase que va muy bien para la gestión de equipos, sí señor.
Yo tambien creo en los ciclos vitales. Marcan el rumbo de casi todo. Están ahi silenciosos, pero haciendo siempre su trabajo. Quizas el gran reto es sincronizarnos con ellos, comprender su cadencia y respetarla.
Gracias, Juanjo… 🙂
Lisandro Sosa
es verdad, todos son y somos prescindibles. A veces caratulamos a algo como imprescindible por miedo al cambio, pero es solo un espejismo o una forma de defenderse de ese miedo. Eso aplica en cada uno de los casos que nombraste.
Un abrazo
@lisosa
Amalio
Hola, Lisandro:
Es eso, el espejismo del miedo al cambio. Está presente todos los dias, y tendremos que aprender a torearlo
un abrazo
Francesca
¡Me encanta este post, Amalio! y además resulta que ando estos días dándole vueltas a una idea que parece la contraria, pero yo creo que es la misma: a veces, que te dejen, que te despidan, que te hagan la vida lo suficientemente insoportable como para que te marches de una empresa (o una casa, o un club de lo que sea) es lo mejor que te puede pasar en la vida.
Tú no te hubieses atrevido a romper una dinámica negativa, envuelta en un precioso lazo con la palabra “seguridad” y resulta que las circunstancias te “obligan” a cambiar y a mejorar.
Ya ves, aprovecho los comentarios para compartir contigo una inquietud propia 🙂 . Me vas a disculpar, es que vengo de pasar unos días en el frío berlinés y he venido a refugiarme a tu cálido blog caribeño.
Por si no ha quedado claro: lo suscribo todo, palabras, puntos, comas y espacios en blanco de este acertado post.
Un abrazo.
Amalio
Querida Francesca:
Graciasssss. Lo que planteas tiene tela. Puedo imaginarmelo, estamos en completa sintonia. Empatía pura…
Es asi como lo comentas. ¿cuantos matrimonios siguen ahi vegetando porque nadie se atreve a poner aquello lo suficientemente “malo” para que se vuelva irresistible, y haya que cortar? Entonces, “el malo” aprieta la tuerca, desencadena la crisis (una supuesta mala suerte), y es lo que provoca la transformación necesaria. Al final, cuando pasa el tiempo, los dos contentos y felices. Eso me ha pasado literalmente, y a mucha gente que conozco.
Sí, ese “precioso lazo llamado seguridad” es una trampa venenosa. ¿cómo romperlo? ¿como tener los coj… suficientes para hacerlo? Al final, es la perspectiva del tiempo la que aporta sabiduría. Lo malo es que algunos no aprenden, y vuelven al mismo error.
La asignatura pendiente es reflexionar con madurez, aprender de lo que hemos vivido antes, ser buenos “practicantes reflexivos”.
Ains, Francesca, qué buena eres. Agradezco que sientas que mi casa es cálida. Nadie había puesto a este blog el calificativo de “caribeño”.
Un beso pa’ ti, catalana…
Josean Rodriguez
#yoconfieso haber sentido en propias carnes ( y no hace tanto ) los puntos 2 y 3. Ciertamente comparto lo que dices, lo que vino después en ambos casos fue mejor…mucho mejor!!
Me ha gustado sin embargo la perspectiva del “otro lado” q nos propone @josemnuniez. Posiblemente, por los factores que indica, todos caigamos un poco en querer sentirnos de un modo sano “imprescindibles”…aunque luego está lo que dice Joanka, de cuidadín que la cagas y te quedas en eso para toda la vida…aunque por otro lado tengamos el peligro de que nos puedan ascender hasta nuestro nivel de “incompetencia”…y entonces nos convirtamos en unos capullos inaguantables!!
Uff que lío, no?? Pero en todo caso, a mi programadora ni se os ocurra tocarla, ni que se le ocurra dejarnos….No quiero conocer una mejor!! MI TESOROOOO!!
😉
Amalio
Josean:
Despues de escribir el post me di cuenta que el tema nos ha salpicado MUCHO y a TODOS. Mientras lo leía, antes de publicarlo, crecía mi satisfacción por la sintonía que encontraba entre lo escrito, y lo vivido. Eso muchas veces no lo consigo en mis posts.
Creo que es un tema esencial que tenemos que revisarnos para poder ser más felices. Es una herramienta poderosa para disfrutar mas de la vida, y dejarnos de agobios con chorradas.
Vaya, el pto.2 es importante… ¡¡a que esta guay comprobarlo en propias carnes!! Cuando estas disfrutando de la “sustituta” y te dices: “vaya, qué bien me ha salido el recambio, y que sabia es la vida que me ha llevado a esto tan bueno”. Es una pasada, subidon del bueno…
Ya comenté antes que no me gusta intentar ser imprescindibles. Eso, como bien dices, nos puede llevar a ser unos “capullos inaguantables”.
Si, tienes razon, lo ultimo que dices refleja lo dificil que es incorporar este pensamiento a la practica de la vida. Que no queramos cambiar es bueno en muchos casos, eso significa que valoramos lo que tenemos. Si tu programadora es un tesoro, valórala, disfruta el hecho que siga contigo, y si al final seguis juntos toda la vida, que sea porque los dos lo quereis. Eso también es tener suerte… Pero si se pone majadera, o simplemente quiere irse, ya verás que hay otros tesoros esperando por ti..
un abrazo
Joanka
Hay por ahí una frase que me gusta y que dice “no te conviertas en imprescindible en tu empresa; no podrán promocionarte”…
Por lo demás, estoy deseando tener mala suerte: qué gran oportunidad para crecer como equipo!
Gran post, Amalio. Gracias 🙂
Amalio
Gracias, Joan.
Buena frase…jjjj. Aportas un argumento más para desmontar la dañina teoría de la imprescindibilidad.
Ja… venga, a ver si empujamos esa “mala suerte”, compañero. Entiendo lo que dices, he pasado por momentos de ese tipo.
un abrazo 🙂
Amalio
Por cierto, el guru-enlatador-de-pastillitas-de-la-obviedad, Seth Godin, ha escrito recientemente un libro sobre “cómo hacerse imprescindible”. Como ves, no está de más insistir en todo lo contrario…
un abrazo
Andres Schuschny
Permanente impermanencia, así es!!!
Amalio
Eso, Andres… Budismo por un tubo, desapego, “permanente impermanencia”. Sintonizo mucho con esa melodía, Un abrazo 🙂
Mcallan
Ayer mismo tuve el mismo caso. Viene como anillo al dedo. Me guardo el post y pongo mi experiencia dentro de medio año. En lo musical paso lo mismo con Genesis se fue el supercrack peter gabriel y desde la batería salió un calvito rechoncho Phil Collins y . . . El resto es historia
Amalio
Mcallan: Pues mira, me alegra un montón que te venga “como anillo al dedo”. Es parte de la magia de postear. Guardate el post, y ya me cuentas dentro de seis meses si ese efecto-mejora del cambio se ha cumplido.
Me encanta el ejemplo que pones de Phil Collins, Peter Gabriel y Genesis. Es que me gustan los tres, aunque algunos piensan que despues que se fue Gabriel, Genesis nunca fue el mismo… pero lo cierto es que cambió mucho, y para mucha gente el cambio fue para mejor.
La verdad es que podriamos coleccionar muchísimos ejemplos de ese tipo, de ausencias que parecían definitivas, mortales por necesidad, y que despues se ha demostrado que hacían falta, que los que vinieron nuevos mejoraron lo que había.
Creo que disponer de buenos ejemplos de esos es una herramienta poderosa para hacer terapia en situaciones de ese tipo que se dan mucho en la vida. Me pondré con ello, porque creo que es muy útil para relativizar las cosas, y asumir el cambio como algo positivo. Lo acabo de descubrir mientras leo los comentarios 🙂
Gracias!!
Juana
Como no soy imprescindible, no voy a opinar jajajaja
¡Que mentirosa! …. me encanta esta frase:
“A veces tener “mala suerte” es lo mejor que te puede ocurrir. ”
O la Vida posee una sabiduría que desconocemos, atrévete a aceptar todo, absolutamente todo lo que te da.
Amalio
Juana:
Empiezas a ser imprescindible en este blog 🙂 Me encanta verte pasar por aqui, y empiezo a estresarme cuando no te veo. Asi que mi teoría de la “prescindibilidad” no se cumple en tu caso, eres una de las excepciones que hacen cumplir la regla…jjjjjj…. ¡¡no me abandones, Juanita!!
Sí, esa frase tiene tela. No dejo de sorprenderme de lo que uno aprende mientras postea. Si yo no tuviera un blog, no escribiera tanto. Y resulta que a veces me pasa esto: despues de escribir algo descubro que tenía dentro una idea que no sabía que la tenía, y que era muy buena.
Lo siento, puede parecer presumido, pero esa idea me gusta leerla, y descubrir que estaba ahí dentro y ha salido.
Me gusta porque juega a las paradojas, a la contradicción, y eso mola. Y además, porque es cierta. De hecho, ya verás, escribiré un post sobre el tema, ya lo estoy rumiando….
Un abrazo
Iñigo
Hola!
En mi opinión intentar ser imprescindibles ante otros (sea empresa, pareja, familia o amigos) no es beneficioso para nosotros en el largo plazo. Primero porque nunca lo llegaremos a ser (muy buena la del cementerio, @Enrique) y, segundo, porque nuestro valor no debe estar en que el otro sea excelente con nosotros sino en ayudarle a conseguirlo. ¿Que luego no lo aprecian, extraen lo tuyo y te dan una patada? Pues tanto si es empresa como pareja o amigos, a la larga te hacen un favor.
No quiero que mi mujer no me abandone porque soy imprescindible para ella si no porque a pesar de que es independiente y es feliz, quiere estar conmigo. Lo mismo con la empresa: nuestro deber creo que es aportar el máximo sin crear una sensación de dependencia, compartir nuestro conocimiento, no esconderlo ni retenerlo para nuestro propio beneficio, hacer mejores a los demás,…
la contrapartida del post creo que está más en saber apreciar en el otro lo bueno que tiene. No porque sea imprescindible si no por lo que aporta. Las caras B de esas historias pueden ser las de gente que no se siente valorado por su empresa, su pareja, sus amigos, su equipo de fútbol y decide irse. El del otro lado también es imprescindible.
iñi
Amalio
Iñigo:
Bueno, ya veo que estas de acuerdo con mi comentario anterior, ahora que te leo. Suscribo plenamente tu enfoque, 100%. Mi relación con los otros tiene que sustentarse en la autonomía, en la libertad de elección. Si siguen conmigo es porque es lo mejor que pueden tener (de momento), y no porque tengan la sensación engañosa de que soy “imprescindible”. Me gusta que tengan claro que siempre hay alternativas, y que seguir conmigo es una decisión que parte de comparar opciones en libertad.
Los budistas explican genial esto cuando hablan del “apego” y el “desapego”. A mí me encanta ese enfoque porque dá en el clavo. Cuando empecé a leer filosofía budista, e incorporé el concepto de “desapego” en mi perspectiva vital, me cambió muchas cosas. Creo que soy mucho más feliz desde entonces…
Gracias por tu aportación, Iñigo 🙂
@josemnuniez
Déjame que me ponga en el otro lado del cristal, el de la persona que lucha por hacer que su trabajo sea digno e imprescindible para la empresa.
¿como gestiona “el jefe” esa lucha?¿como la premia y la potencia?¿qué hace para evitar la “fuga de talentos”?
Es más, ¿hacemos por hacernos imprescindibles? Conseguir ser imprescindible para la empresa es un reconocimiento tácito de que aportas valor a la misma.
Permíteme que cite a Joaquín Lorente: “Tenemos solvente conciencia de que nuestra actividad, la que sea, es aceptable e incluso aceptada. En este momento tiene un notable o cierto prestigio social; de no ser así, como mínimo se la reconoce como necesaria. Y como en todo trabajo, tiene competencia.
Si estás en la pista, te guste o no tienes que correr. Unos desempeñarán posiciones de liderazgo; otros darán incesantes vueltas en la pista cerrada y alcanzarán el podio de las imprescindibles y dignísimas clases medias.
Cualquiera que sea tu posición, en la carrera de la vida no te vas a poder parar. No es injusto: es la condición. Y si lo intentas, ni siquiera hace falta que te preocupes por irte; es el propio sistema el que a las pocas vueltas te acabará expulsando. “
Amalio
Jose:
Bien, de acuerdo en girar la figura, para ver otras aristas. Pero discrepo. No creo que debamos hacer NADA por “hacernos imprescindibles”. Ese no puede ser NUNCA nuestro objetivo. Y perdona que use términos tan rotundos, pero es que esa visión tiene lo suyo, no es ninguna tontería.
El trabajador que busque ser imprescindible para su empresa lo tiene crudo, porque esta gestionando mal sus expectativas. En eMOTools reconozco el valor que aportan mis compañeras, y no me canso de decirlo en todas mis charlas. Estoy muy contento con ellas, tengo mucha suerte de contar con gente tan válida y competente, y se los digo. Pero ni ellas, ni yo somos “imprescindibles”. Eso no es bueno para nadie, creeme.
un saludo
Enrique
Como siempre digo, el cementerio esta lleno de gente imprescindible
Amalio
Pues sí, Enrique, un proverbio muy oportuno para la ocasión… Es otro de los “efectos perversos” de creerse la teoría de la imprescindibilidad…
senovilla
Siempre tan acertado.
Un abrazo.
Amalio
Gracias, pamplonica. Y tu siempre tan amable 🙂
cumClavis
Qué bueno Amalio!
Si es que eso de que se es imprescindible se ha inventado para evitar que te encuentres con algo/alguien mucho mejor y más adecuado #comprobado.
Amalio
Gracias, Manel. 🙂 tienes razón… #comprobado: es la coartada perfecta para quedarse quieto, paralizado… como si el mundo se acabara en esa persona. Es increible lo imbeciles que podemos volvernos a veces…