Populista, el Sambenito de moda (post-319)

Esta de moda tachar de “populista” cualquier propuesta que cuestione a fondo, y sin concesiones, las premisas del actual modelo de gobernanza.
Le ponen el Sambenito a todo aquel que no acepte el discurso oficial de cómo salir de la crisis, exija responsabilidades a sus grandes culpables o reclame un reparto más justo de las cargas del ajuste.
Que se pida a los diputados que renuncien a privilegios, se tacha de “populista”. Que se denuncien los abusos bancarios y se ponga al poder financiero en el centro de las críticas suena también para algunos “populista”. Que se cuestione por injusto el re-co/pago sanitario, es una maniobra “populista”. Que se insista en la creciente pobreza y desamparo de cientos de miles de familias españolas es “populista”. Y por si a alguno le falla la memoria, cuando ZP llegó al poder y decidió retirar las tropas españolas de Irak, también fue una medida tachada de “populista” por la oposición de derecha.
Por eso me he puesto a buscar cómo definen “populismo” los diccionarios, y la verdad, no me ha convencido ninguno. Ni siquiera la Wikipedia consigue desvelar lo que para mí es esencial del término. Así que he estado dándole vueltas al asunto para llegar a mi propia definición, que es ésta:
POPULISMO: “Adoptar acciones y/o anunciar propuestas con la intención de manipular las emociones con el fin último de granjearse la simpatía (o los votos) de la mayoría a sabiendas de que no es una solución factible, ni la más adecuada”
Subrayo la última parte porque me parece la más relevante. No se es “populista” sólo por proponer una medida que capte la simpatía de la mayoría, sino por crear además la falsa ilusión de que con ello se va satisfacer una necesidad a sabiendas que no es así. El populismo, en su sentido peyorativo, implica manipulación y promesas falsas.
Pero si un señor o señora es capaz de aportar datos, poner buenos argumentos sobre la mesa y demostrar por qué cree que su postura es la más sensata; el hecho de que se alinee con las creencias o aspiraciones de una mayoría (“el pueblo”) no es razón suficiente para endosarle la etiqueta.
Tampoco es (necesariamente) cosa de populistas esa capacidad que tienen algunos de entender los problemas y dificultades de la gente (por la sencilla razón de vivirlos a pie de calle o… de campo) y de traducir ese diagnóstico a palabras sencillas, que las pueda entender cualquiera.
Una de las definiciones que vi decía esto: “Usualmente, los líderes populistas explotan el sentimiento de opresión de las masas y las injusticias sociales para movilizar tanta gente como puedan, muchas veces en contra de los intereses de las elites sociales o políticas”. Pues mira, salvo la insidiosa sutileza del verbo “explotar”, me parece estupendo que haya gente que active los sentimientos en contra de la injusticia social y se revele en contra de los privilegios de las elites. Es lo que hace el #15m, un movimiento que yo aplaudo.
Insisto, que esas propuestas puedan servir hipotéticamente para ganar votos y ganarse la simpatía “del pueblo” no justifica en absoluto su descalificación si son válidas, sensatas y oportunas.
Yo pienso que los que abusan de adjetivos como “populista” o “demagogo” para descalificar ideas de sentido común, lo hacen habitualmente por interés y/o insensibilidad. Ellos ven idealista cualquier propuesta que ponga en entredicho el estatus-quo que les beneficia mientras intentan convencernos de que la única solución “realista” es la que ellos proponen. También hay quienes, aislados por sus cortafuegos, simplifican el mundo a su entorno más inmediato (su “mundillo”), que le hace creer que tanta indignación social responde a una fantasía, a un diagnóstico exagerado o a motivaciones de fuerzas oscuras.
Por cierto, conozco también una variante más intelectual-narcisista de los acusa-populistas. Son los que andan ansiosos por encontrar el recontra-argumento más sofisticado que los haga parecer más inteligentes. Me refiero a esos expertos rebuscados que en su obsesión por dar la nota, por no coincidir nunca con la opinión de la mayoría, hacen lo indecible por complicar lo sencillo y así escapar del hipotético riesgo de parecer rebaño.
Según estos expertos en matizaciones tiquismiquis, cualquier análisis que no contenga cargas de erudición y complejidad, es cosa de simplones populistas. Allí los vemos despellejando el discurso llano y directo de los Sánchez Gordillo y Cañameros con el desconcierto típico que genera en las élites opinadoras la sencillez de quienes hablan con convicción desde la experiencia.
El que me lea sabe que detesto el borreguismo, pero no se me caen los anillos, ni siento ningún complejo por sumarme a la opinión general y mayoritaria si entiendo que la razón está de su parte. No es “populismo”, sino sentido común y sensatez. Creo que hay argumentos fáciles, obvios, que por serlo no pierden un ápice de sentido, ni de valor. Si hace falta repetirlos, una y otra vez, para que calen en la opinión pública, habrá que hacerlo.
La realidad es compleja, desde luego que lo es; pero hay algunas verdades muy simples…
Riya Ahuja
Its really so nice information and I am very impressed.
Thanks.
Gonzalo
A mi lo que no me gusto de Sanchez Gordillo que se metiese a robar un supermercado eso si que me pareció de populismo barato querer ganar popularidad haciendo lo que es claramente un delito (hasta en la Unión Soviética seguro que seria delito robar una tienda) en cuanto a lo que dice Sanchez Gordillo tiene más razón que un santo pero en lo que nunca le apoyare sera en ese tipo de acciones tan claramente delictivas igual que no apoyo a los que incitan a romper escaparates y quemar contenedores
Fernando de la Riva
Ole!
Jorge (pulsotron)
Hola Amalio:
A descansar… y si de camino incluyes en tu biblioteca el libro «El Sistema» de Mario Conde, quizás encuentres alguna similitud a lo que planteas con su tésis sobre la «Inteligencia Ortodoxa».
Te podrá caer mejor o peor el sujeto… pero hay cosas que las clava, y más si consideras que es un libro escrito en el año 1994.
Merecen la pena algunas reflexiones y experiencias que propone en este libro…
Slds.. Jorge
MAD
Interesante post, porque hace reflexionar sobre el significado peyorativo que adquieren algunas palabras, Igual el calificativo de populista no es peyorativo en si mismo (de hecho, según la RAE, en su única entrada referente al término es:adj. Perteneciente o relativo al pueblo. El significado peyorativo de la palabra viene con su uso, pero le podríamos dar la vuelta y decir «si, es populista, es perteneciente al pueblo, al que tu te debes», en lugar de negarlo o intentar salir del concepto. Igual pasa con el idealismo; en el momento en que dejemos de buscar lo ideal caeremos en la apatía.
Jose Brillante
Amalio me parece acertadisimo el post,tengo que decirte que hace ya unos meses que he dejado de creer en los politicos ,no en la politica,la partitocracia y sus intereses endogamicos me aburren y he decidido mirar hacia la sociedad civil.Me gustaría focalizar en el 15M,yo tambien lo apoyo y es necesario,soy de la opinion que ha pasado el tiempo de los lideres y es el tiempo de Renacimiento donde no te acuerdas de quien reinaba sino de los descubrimientos del periodo.Hace falta un mundo más sostenible y solidario,porque es verdad que los nietos de mayo del 68 nos han arruinado economicamente pero nos han dejado un arma peligrosisima ,las redes sociales por las cuales compartimos el conocimiento y con él somos mas rentables que ellos.Un abrazo