El timo de los títulos amarillistas en los blogs (post-329)

Ya sabemos la importancia que tienen los títulos para la difusión de un post. Elegirlos bien es casi un arte. El título es literatura en los blogs como lo es en otros soportes, y tenemos ejemplos estupendos de títulos con una factura ingeniosa que valorizan el texto que anuncian.
Visto al revés, yo mismo he devaluado muchos posts por elegir muy mal el título que, por cierto, es algo que no se me da bien.
El ingenio aporta chispa a la experiencia digital, pero en algunos casos puede resultar grosero. Por otra parte, no es bueno para el lector que el título de un post prometa muchísimo más de lo que el texto ofrece. Así que lo que en principio es un arte noble, algunos lo han convertido en el timo de los trileros, en una práctica recurrente del dudoso género de la viralidad pringosa.
Te encuentras un título molón, picas, entras al post… y resulta que se habla de cualquier otra cosa menos de lo que promete el titular. Cuando el lector descubre el amaño, ya habrá leído el post, sumó una visita a las estadísticas de tráfico, y hasta con suerte le ha gustado (por otras razones distintas a la que entró) y lo RT. Es así como funciona el timo.
Los periódicos (sensacionalistas) no saben qué hacer para atraer a los lectores. El amarillismo es tan viejo como la publicidad engañosa o el marketing chanchullero. Periódicos como El Mundo o La Razón son campeones ibéricos en la categoría. Ya ni te digo… el portal de Terra. Así que no debería sorprendernos que esta práctica tan obscena se replique en la blogosfera, donde vemos proliferar títulos troleros y exagerados para atraer tráfico engañoso dentro de esta crónica ansiedad que produce la ubicua Economía de la Atención.
He escuchado a algunos blogueros de postín defender esto como una destreza legítima, un truco al que tienen derecho porque es parte del “juego periodístico” y lo justifican diciendo que en las redes cada uno es dueño de hacer lo que quiera. Eso incluye hacerme perder el tiempo pulsando sobre un título frustrante. Yo pienso, en cambio, que eso forma parte de esa malacostumbre tan moderna (copiada de la publicidad) de perseguir los fines por cualquier medio. Vale todo porque se admira al listillo. Y si se envuelve de suficiente ambigüedad lo mismo cuela sin que nadie se entere. Menudo truco más bien pensado.
Hago la salvedad con aquellos posts que bromear con el título es parte de un juego ingenioso para sorprender al lector, que al picar descubre sus manías. La intención en este caso está bien lograda, porque sientes que parte de la chispa del post estaba precisamente en que cayeras en la trampa. El truco queda redondo, y no te sientes estafado/a. Me viene a la memoria un post de @Yoriento que iba por esa línea: “Ranking de los 100 profesionales más vendehúmos de España en…” o “Las tetas de Viana” para referirse a dos montañas gemelas situadas en La Alcarria. También se salvan los que usan en los títulos palabras que son susceptibles de un doble sentido jugando a la ambigüedad de un modo creativo.
Pero, a ver… ¿cómo son esos títulos amarillistas que tanto irritan? Ahí comparto nueve “malas prácticas” que se siguen para titular posts, y que me resultan tramposas:
- Anuncian una cosa, y en realidad cuentan otra
- Exageran en el título, llevando el mensaje a extremos dramáticos que no se justifican
- Juegan gratuitamente al morbo
- Proponen una paradoja falsa, un contrasentido que parezca inteligente, sorprendente, pero que después el texto lo simplifica de un modo grosero
- Juegan al ilusionismo optimista de la Psicología Positiva que va a salvar al lector incauto de alguna de sus desgracias o grandes dilemas
- Prometen contar lo que nadie ha contado aún, ideas rompedoras, que están más que dichas en foros más informados
- Afirman tesis sorprendentes que después no demuestran en absoluto
- Anuncian polémicas forzadas y artificiosas
- Provocan una curiosidad que el texto no resuelve
Puedo añadir ejemplos más concretos, que son reales, pero que he obviado enlazar directamente para no personalizar:
- Un recurso manido es “matar” algo, con su correspondiente esquela artificiosa. Por ejemplo: “La muerte de los blogs”. Después han enterrado a Twitter, los community managers, a Facebook, a los libros… y a un sinfín de cosas que siguen vivitas y coleando. Muy a menudo hacen sangre sólo para poder vender producto nuevo. En fin, gente que hace de profeta, porque el olor a funeral atrae gentío y produce morbo.
- Es usual ver títulos ambiguamente afirmativos como éstos: “¿España tiene los peores diplomáticos del mundo?” o “¿Izquierda Unida engaña a los españoles”? que se ponen entre interrogantes para no pillarse los dedos mientras generan la duda, la intriga, pero en el fondo están juzgando y se pasan tres pueblos sin aportar argumentos.
- El uso de palabras grandilocuentes funciona como gancho para captar la atención. Es común el abuso de términos como “éxito”, “fracaso”, “desastre”, “espectacular”, “tragedia”, “miseria”, y muchas otras totalmente desproporcionadas para lo que cuentan en el post. He visto uno titulado “Alerta mundial, nos están envenenando” y otro que anunciaba una “Grandiosa experiencia que cambió mi vida”, y que en realidad era un publirreportaje camuflado en forma de post emocional.
- También se da el género del visionario que te lleva de la mano a descubrir territorios vírgenes como el Paseo de la Castellana (¿?), o sea, anuncios rotundos de ideas supuestamente pioneras, “nunca dichas”, que son más manidas que la Belén Esteban. Ahí van dos ejemplos: “16 cosas que nadie nos había contado sobre #creatividad e innovación” o “Todo lo que quisiste saber (y que no sabías) sobre Design Thinking”.
- Hay unos títulos que me molestan especialmente y son los que abusan de la (mala) Psicología Positiva. Hace unos meses leí un post sobre la crisis que se anunciaba así: “Vamos a salir de ésta…” y después de leer el texto me quedó claro que no saldríamos ni de coña, porque los argumentos positivos eran banales mientras que las malas noticias eran mucho más creíbles. En fin, trucos que explotan el factor ilusión en un momento en que la gente está jodida; pero rascas en las “soluciones” y son puros refritos sin nada de chicha…
- También tenemos promesas embaucadoras en forma de títulos como éstos: “Convierte tu blog en el mejor del mundo” o “Cómo crear un blog y aparecer en las primeras posiciones de Google 30 segundos después” [SIC].
- Por último, nos regalan títulos con afirmaciones paradójicas que contradicen el sentido común y que lógicamente producen curiosidad. Por ejemplo: “Por qué estar en el top 10 de Google no te sirve para nada”, y cuando lees el post ansioso por descubrir una teoría nueva te enteras que el autor defiende el posicionamiento orgánico de toda la vida.
Algunos blogueros eligen el título antes de ponerse a escribir, porque lo usan como fuente de inspiración y para generar foco. Otros, como yo, ponemos el título al final, después de leernos varias veces el texto que hemos escrito. A veces se me ocurre al instante, porque lo tengo clarísimo; pero en otras me cuesta un horror encontrar un título que enganche. A menudo elijo mal, pero siempre procuro que los títulos sean fieles al texto. Me pongo serio a la hora de verificar que lo que prometo en «portada» se corresponde con lo que van a encontrar.
Todo esto se agrava por la nefasta práctica de RT contenidos que ni siquiera se leen, algo que engorda la bola del Spam/engaño a límites insoportables. No me sobra el tiempo, así que me gusta gestionarlo bien, y respetar el de los demás. Por eso te invito a criticar esas prácticas de títulos engañosos haciéndolo constar en los comentarios de los blogueros que las cometen.
PD/ La imagen es de la galería en Flickr de Raúl Orozco
Célebres Citas
Todos los que nos movemos por el mundo blogger, nos hemos sentido identificados en algún momento. Como bien han dicho en un comentario, los titulos fluyen de forma natural y surgen tal cual, hasta que en algún momento dado te quedas en blanco, no sabes muy bien que hacer y recurres a lo fácil que en realidad es lo más díficil para ti, porque quieres ofrecer calidad.
Tania A.Alcusón
¡Buenos días, Amalio!
¡Qué interesante reflexión sobre los títulos en los posts y artículos en general!
Afortunadamente, yo creo que me encasillo más en los blogs escritos para expresarme (como categorizabas por ahí arriba) por tratarse de un blog literario creativo. Siempre, siempre, siempre, titulo a raíz de la idea del texto, es decir, al final. Sobretodo parto de la idea que me lo ha inspirado a mi al menos. Pero me preocupa el hecho de revisar las fuentes de tráfico o las búsquedas que ha realizado el lector para llegar a mi, y ver que sólo ha sido una expresión metafórica o alguna palabra más subida de tono la que le ha «enganchado», más que el propio titulo. Suelo imaginar que, en las más de las veces, no han encontrado lo que buscaban… Sobretodo por la falta de comentarios. Ya no tanto de un feedback sobre qué les ha parecido el texto, sino ese intento de crear una conversación a raíz del tema del mismo…
Sin duda el titulo de este post esta puesto muy a conciencia, y para nada crea falsas expectativas, porque te encuentras un articulo original muy bien fundamentado.
Como ya te han dicho, a partir de ahora, más atención a los títulos y la crítica con ellos.
Un saludo y un placer leerte
Amalio
Hola, Tania:
Me alegro que te haya parecido útil la reflexión.
En cuanto a lo que comentas, pues mira, no lo sé. Esto a veces es un poco de misterio. Tal vez tienes que inspirarte un poco más en los títulos, dentro de la lógica acotada que estamos comentando. Lo mismo esa expresión metafórica debería ir en el título, si es que refleja bien el contenido de la entrada. Respecto de la falta de comentarios, no te agobies. Cuesta mucho que la gente comente. Y que no haya muchos comentarios tampoco evidencia nada. La gente lee, pero no suele comentar. Ves aquí un largo hilo de conversaciones, que yo agradezco un montón, pero créeme que esto es el resultado de más de 4 años publicando posts. Al principio no comentaba «ni el Tato» 🙂
Un placer verte por aquí…
Rayco
Hola Amalio, para compartir conocimientos de interés estas prácticas son nefastas, estoy de acuerdo contigo. Pero si se trata de una persona que intenta vender sus servicios por internet entiendo que use esas estrategias, es economía de la atención pura y dura, al igual que en comercio electrónico es importante el color de un botón, cuando ofreces tus servicios (algo muy diferente a compartir conocimiento) el título también es importante destacarlo.
La cuestión, como comentaba Josean, está en el grupo de clientes al que acudes, por ejemplo, si tu producto es de bajo coste y está orientado a principiantes, a clientes masivos, esto puede ser una buena estrategia.
Saludos 😉
Amalio
Hola, Rayco:
Bienvenido, como siempre 🙂
Si se trata de un profesional o una empresa, y tiene el blog para posicionarse y vender servicios, entiendo que cuide aspectos de SEO (nosotros los cuidamos en la web de eMOTools), así que me parece lógico. Y ya comenté que en todos los casos es bueno, y legítimo, preocuparse por poner títulos atractivos. Pero el sentido principal de mi post va más por «malas prácticas» que consisten en exagerar o desvirtuar los textos del post con títulos manipulados para atraer tráfico de forma artificiosa. En ningún caso me parece una «buena estrategia» hacer eso. Es comida para hoy, y hambre para mañana. Además de que éticamente repudiable, que debería ser lo más importante.
Saludos
Juanjo Brizuela
Amalio, justo acabo de leer tu post, como siempre inspirador pero sobre todo autocrítico con todo lo que hacemos. Lo cierto es que cuando escribo en mi post, el título me lo pienso muchas veces. Ha habido ocasiones en las que el título me ha servido de idea inicial para el desarrollo del post y en otras ocasiones el título ha sido lo último, tras leer repetidamente el post y dar con ese titular que pueda «enganchar», lo reconozco.
Creo que por un lado también nos ha «confundido» el hecho del famoso SEO y esas cosas. Ya sabes, que si la identidad digital de uno asociado a determinados términos que nos vienen de perlas para nuestra actividad.
El caso es que sí, que con la velocidad que vamos hemos perdido las referencias. Y éstas son los contenidos que alguien escribe en su blogs. Los famosos RT están haciendo tanto daño que en esta economía de la atención siempre hay algo que nos pierde.
Pero no renuncio a un titular que realmente logre captar. Pero lo que te hace ganar la confianza es el contenido. Lo decía Churchill, uno puede engañar una vez a muchos, muchas veces a uno, pero muchas veces a muchos es imposible. Así que como estamos en el tiempo de la confianza, mejor que nos curremos un buen contenido (como tú Amalio, cosa que te agradezco) que no simplemente nos desgastemos en el titular.
Saludetes
Amalio
Juanjo:
Qué casualidad, porque acabo de responder ahora mismo a un comentario que me hiciste en un post anterior («Complejidad paralizante y arte noble de simplificar»), y que se me había pasado, cuando veo que entra este comentario. Un placer, como siempre.
Me imagino que un tío como tú, experto en marcas, ponga cuidado en los títulos. Y creo que se te da bien el asunto. Lo del SEO genera «ruido», y entiendo que descoloque bastante. Por suerte yo me siento liberado de esas ataduras. No me interesan.
Por supuesto que hay que esmerarse en crear titulares que enganchen, que capten la atención. Eso es bueno, pero sin engañar, ni exagerar, para forzar tráfico. Por cierto, hoy mismo comenté a un bloguero que su título era exagerado. Sin personalizar, se me cruzó un post con este título: «¿Por qué invertir en formación profesional cuando el 99% de la oferta formativa no vale para nada?». En fin, ¿qué te parece?
Un abrazo 🙂
Juanjo Brizuela
jajajaja… también vi el mail de respuesta al otro. 😉
Lo del titular de ese post, en fin… creo que nos falta algo más de «humildad», para no parecer ni presuntuosos ni exagerados. No me siento capaz de tener la receta milagrosa que salven «negocios» ni «marcas», pero bueno hay gente pa’tó, como diría aquél.
Seguiremos en lo importante: curremos un buen contenido, démosles vueltas a esas cosas que queremos compartir y, como no paro de decir, tratemos de aportar algo de valor a lo existente.
Ánimo compadre
Amalio
OK, compadre… seguimos en el tajo…
Un abrazo 🙂
Josean Rodriguez
No seré yo quien diga que un buen título no tiene importancia…¿pero no os parece que la elección de los títulos son sólo determinantes con el «público que no te conoce, que no te lee habitualmente…»?
Como lector no dejaré nunca de leer un post de alguien que me interesa por muy poco gancho que tenga su título …y pobre de aquél que utilice los recursos a los que aludes Amalio, porque será muy fácil que no vuelva a detenerme en su blog.
Quizás sea ingenuo en esta cuestión, pero aceptando como hecho que no es la «cantidad» de lectores lo que cuenta si no la «calidad» de los mismos…lo de la elección del título puede que esté sobrevalorado.
Así que en resumen, por no reiterar cosas que ya ha leído por aquí, muy de acuerdo con la opinión expresada por Manel…
Abrazo potolo!
Amalio
Hola, Josean:
Pues yo pienso que los títulos siempre tienen alguna importancia, incluso si el bloguero o bloguera te inspira confianza por conocerlo/a o seguirlo/a con frecuencia. Eso es así porque resulta complicado leer todo (ni siquiera la mayoría) de las cosas que publica una persona, así que el título hace que te animes a pulsar sobre un enlace, incluso cuando te falta tiempo.
Un abrazo 🙂
Manel [cumClavis]
Hola Amalio,
Me ha gustado el post y más porque se aparta del típico “Cómo tener éxito con un blog en 4 días” al que nos tiene acostumbrados la blogosfera facilona del branding sin esfuerzo. Me ha gustado el enfoque que le das y este estilo que va abriéndose paso, diría yo que muy acorde con esta serenidad que estás transmitiendo todo tú.
Para serte sincero, me traen sin cuidado lo amarillo de los títulos. Igual que con los libros, ya no tengo ningún problema por abandonar la lectura a la menor sospecha de “fraude” respecto de mis expectativas. En todo caso lo lamento por el/la autora ya que no tardo nada en crearme una impresión que suelo dar por válida [aún cuando, en mi historia me he equivocado cientos de veces] cuando sospecho que no va a haber o no quiero que haya una segunda oportunidad. Me alucina que haya alguien que prefiera las estadísticas a trasladar sus contenidos, o mejor dicho, me gustaría que me alucinase ya que hace el suficiente tiempo que ando en este mundillo como para haber comprendido que es una imagen especular del mundo de siempre, con sus maravillas y mezquindades.
Yo suelo escribir sobre una idea que suele ser con la que cierro el post. Normalmente escribo un título [y escojo una ilustración] que, de alguna manera delimitará el perímetro del discurso. Viene a ser como cuando los pintores hacen un cuadradito con los dedos de la mano para enmarcar el paisaje que van a pintar y, sobre todo, prescindir de lo que no quieren incluir. Si veo que “me salgo de la línea” o que el discurso ha cogido otro derrotero, reviso el título [y la ilustración] y sigo escribiendo. Siempre trato que el título esté a la altura de los contendidos y de la profundidad que quiero darles, otra cosa es si lo consigo… 😉
Un abrazo, Amalio!
Amalio
Hola, Manel:
Un placer, como siempre, verte por aquí. Buena frase: «la blogosfera facilona del branding sin esfuerzo» 🙂
Comprendo tu postura. Es evidente que algunos somos más sensibles al «fraude de los títulos» que otros. Y seguramente la gente como tú, que le trae sin cuidado el tema, se decepciona menos. Quizás eso se deba a que a mi me cuesta mucho más aprender, y que me siguen alucinando ciertas cosas que a estas alturas no deberían molestarme, porque como bien dices, ya conocemos este mundillo, con sus luces y sus sombras.
No sé, pienso que llevo cocido en mi ADN social la «cultura del indignado», y que siento la necesidad de protestar ante las tomaduras de pelo. Fíjate que, como le comentaba a Isabel, el tema no va tanto por expectativas no satisfechas en el sentido más personal o subjetivo de la expresión, sino por prácticas que considero de mala fe, en las que nos toman por estúpidos. Eso me molesta muchísimo porque en cierto modo se puede establecer una analogía entre esa forma de «vendernos» un texto, y las estafas que comete la clase política, o las mentiras del marketing de alcantarilla. Todo está mezclado, bien hilado, y forma parte de un paradigma de ver la vida que me parece nefasto.
Me acuerdo ahora que tú me contaste que elegir una ilustración o imagen te daba muchas pistas a la hora de escribir un post. Eso siempre me llamó mucho la atención porque me parece una práctica super-sugerente. Yo, lamentablemente, soy menos visual y más textual.
Es eso, Manel, intentar que el título esté a la altura de los contenidos. A veces se logra, y a veces no. Pero sé que no buscas engañar a nadie….
Un abrazo!!!
Iván
Gran post Amalio, parece la dictadura del SEO y de la Googlecracia. Y como diría Orwell la masa siguiendo los dictados de esas reglas del juego que hoy pueden ser lo correcto por much@s pues la cantidad es lo importante. Personalmente he visto como mucha gente escribe en sus blogs ( no solamente los de viajes así), para obtener más y más visitas o aparecer en rankings x y que se ponga cachondo porque x personales le han hecho click o añade nuevos cientos de seguidores en twitter. Tras descubrir eso pues la verdad he pensado que no me interesan esas guerras, quizá yo pertenezca a otra época porque me gusta viajar y escribir pero creo que lo haría aunque no hubiese internet. Veo quizá que todo es una mera mercancia, así que prefiero tener la capacidad de seleccionar, aunque en la mayor parte de las ocasiones un libro me parece mucho más honrado. Un abrazo
Amalio
Hola, Iván:
De acuerdo. Conocemos a mucha gente así, que se ha tomado esto de los blogs como una carrera desenfrenada por las estadísticas. En realidad es una metáfora de lo que está ocurriendo en muchos ordenes de la sociedad.
No vamos a negar que el hecho de que nos lea mucha gente, o recibir muchos RT, es siempre un motivo de satisfacción porque entonces seríamos hipócritas. Pero ese «impacto» no hay que forzarlo, sino que es mejor que sea el efecto de una búsqueda creativa y de la propia calidad de la experiencia. Me cuesta entenderlo de otra manera. No me imagino siguiendo un plan robótico con el fin último de ir coleccionando estadísticas y trofeos mes por mes.
Ahora están de moda los premios, y me cuesta digerir los constantes reclamos que hacen algunos blogueros en Twitter para que les voten. No lo entiendo… ¿qué gracia tiene ganar un premio a base de dar la tabarra para que te voten?
Así es, como bien dices, no me interesan tampoco esas guerras.
Por cierto, los libros son más honrados en la medida que puedas abrirlos y hojearlos antes de comprarlos. Porque la práctica de los títulos engañosos también encuentra muchos adeptos allí. Curiosamente sufrí mucho el tema hace poco en Colombia, porque en las librerías los ponen plastificados, así que no podía abrirlos. El resultado fue que no compré ninguno.
Un fuerte abrazo, Iván 🙂
Constanza Lucadamo
Muy interesante tu post. Me siento muy identificada. Llevo poco tiempo en el Blogging , y viví una gran desilusión cuando me enteré en algún curso/foro que era importante titular bien para el SEO, y tmb lo que escribieras en el 1er párrafo. Vengo del periodismo , y para mí el título como el primer párrafo eran los lugares para lucirse, dónde podía desarrollar más mi espíritu literario, era el modo de enganchar con poesía a lo que escribía. Ahora resulta que aquí eso está penado, que no puedo jugar con eso, que debo pensar en el SEO para escribir. Y lo peor, es que me importa, escribo para que me lean, entonces estoy buscando fórmulas intermedias. Ahora hago como tú, escribo el título al final, y antes comenzaba por el título, que era un modo más poético.
Amalio
Constanza:
Me ha parecido muy interesante lo que cuentas. Y me siento identificado en parte con esa desilusión. Creo que al final todo depende de por qué y para qué escribimos en un blog, y en qué medida estamos obsesionados con el tráfico y las estadísticas. Es muy distinto escribir un blog (sólo) con fines profesionales o de negocio, que como una forma personal de expresarse. Si es lo primero, es lógico que se piense en el SEO, porque se busca tráfico. Pero si uno quiere disfrutar con lo que escribe, y es esa su prioridad, entonces pesa más la libertad creativa. Pero en cualquiera de las dos opciones, elegir un buen título sigue siendo importante, y creo que es bueno encontrar un equilibrio entre el «me gusta» y el «se me entiende», para que la gente quiera pulsar sobre tu enlace, y al hacerlo no se sienta estafada. Es lo que llamas «fórmulas intermedias»…
un saludo
arati
Que buen post! a menudo me he sentido «estafada» por ciertos títulos amarillistas. Me parece una pésima costumbre.
En mi caso pongo el título siempre al final y aunque intento, claro, que sea sugerente e invite a entrar, tampoco deseo que genere demasiadas expectativas: lamento decrpcionar 😉
Amalio
Hola, Judith:
Una alegría verte por aquí. Pos’eso, que coincidimos en poner a menudo el título al final. A mí me sirve para releer el texto, e intentar extraer lo que puede ser un titular sugerente y fiel a lo que he escrito.
Un saludo
Isabel
¿De verdad se piensa todo eso para poner un título? ¿No es algo que sale de forma natural al hilo de la reflexión? Me ha resultado tan sorprendente como divertido, aunque casi asusta pedirte opinión.
Al leer el post, inevitablemente me puse a pensar en cómo lo hago yo y lo cierto es que no lo sé muy bien. También depende porque soy muy de citar y enlazar así que a veces tengo anotaciones que por algún motivo establecen una conexión que no voy descubriendo hasta que me pongo a escribir (para mí es casi metodología de reflexión) con lo que el título suele ser un “producto de”. Otras veces hay una frase que lleva tiempo como sujeta con una chincheta en la mente y empiezas poniéndola como título que a veces se queda, pero otras termina perdiendo el sentido.
Creo que intento que resuma el concepto de fondo del contenido pero claro, ¿quién sabe? Esto de la percepción es algo tan personal… Yo creo que todos leemos con gafas propias e tendemos a interpretaciones muy personalizadas según lo que estamos buscando. Es cierto que me he sentido estafada en alguna ocasión, pero creo que a quienes somos lectores de reader nos pasa menos porque el seguimiento de enlaces ya lleva la prescripción incorporada.
Lo que estoy segura es que ahora me he de fijar más en eso de la “intencionalidad”. En el fondo es divertido 🙂
Amalio
jjj…. Isabel, ya ves… las manías que tenemos algunos.
A veces los títulos salen, como dices, de manera natural. Fluyen y fluyen… Pero en ocasiones (más de las que me gustaría) no ocurre eso. Me quedo dudando entre varias opciones, o simplemente no se me ocurre nada que en pocas palabras transmita el espíritu de la entrada.
Lo que dices de tener una frase «sujeta con un chincheta en la mente» y que la pones como título desde el principio también me ha pasado. Es genial porque añade foco a la escritura, y es el tipo de post que sale solo.
Llamo «timo» a esos títulos en los que no caben interpretaciones personalizadas para sentirse estafados porque es bastante evidente (una vez que abres el post) que están forzando tráfico de visitas a partir de propuestas engañosas.
Muchas gracias, Isabel, por pasarte 🙂
Alfonso Romay
Curioso que trates este tema, esta mañana pensaba en lo mismo al leer un típico post de «10 cosas que deberías saber sobre…».
En el fondo, el título amarillista sólo puedes descubrirlo una vez lo has leido así que poco podemos hacer. Personalmente, hay otras técnicas que tampoco me gustan, como usar preguntas en el título o para finalizar el post, con el único fin de provocar el clic o el comentario fácil. Me refiero a preguntas como «¿Qué pensáis de esta situación?», «¿Lo habéis vivido alguna vez?» o «¿Cómo lo hubiérais resuelto vosotros?».
Amalio
Estimado Alfonso:
Así es, y por eso me parece una práctica nociva. Te hacen perder el tiempo, al mismo tiempo que sientes que intentan manipularte.
Lo que comentas de preguntar al final del post a mí no me molesta en absoluto. Yo mismo lo he hecho en varios de mis posts. No veo nada malo en eso, porque en realidad, no buscamos con eso el «comentario fácil», sino la conversación, que es como el comer de un bloguero. Pero también es cierto que no hace falta ser tan explícitos, y quedaría más elegante que la pregunta se desprenda del interés que genera el texto. Tomo nota, Alfonso…
Un abrazo
David Soler
A mi me pasa lo mismo… me cuesta horrores encontrar un título «decente» a mis post, casi más que escribir el contenido.
En un par de ocasiones he escogido esos «títulos amarillos» y, debo reconocer, son una forma rápida de generar muchas visitas. No me gusta hacerlo, pero hay que admitir que es así como funciona. En el fondo los principios de la profesión periodística siguen funcionando
Amalio
Hola, David:
Entiendo lo que dices. Que el título cueste más que el contenido me pasa bastante a menudo, pero intento huir de la tentación de buscar «formas rápidas de generar muchas visitas». No creo en eso. Es comida para hoy, y hambre para mañana. También te diría que veo muy bien buscar títulos atractivos e ingeniosos, que enganchen, pero siendo fieles al contenido. Eso es lo que hace un buen periodista. Un abrazo 🙂