Un domingo de Inteligencia Colectiva (post-430)
Quien me conoce sabe que soy un ateo sin remedio y un terco defensor de la escuela pública. A esto se suma que me tengo prohibido hacer viajes de trabajo los fines de semana, y más si la cosa va de dar un curso de 8 horas un domingo. Nada de eso ha cambiado, solo que siempre hay excepciones.
La invitación dominguera me vino esta vez del Colegio Montserrat, para dar formación sobre Inteligencia Colectiva a un grupo de directoras titulares de los centros educativos que la congregación de las Misioneras de Nazaret gestiona en Cataluña, Madrid y Canarias. Ellas tienen colegios y casas de residencia en Venezuela, Colombia, Brasil, Ecuador, Paraguay, Camerún, Italia y España. El Colegio Montserrat, de Barcelona, es su buque insignia y referencia mundial en innovación educativa.
Desde que en junio de 2011 descubrí al equipo de Montserrat del Pozo, tengo que decir que estas monjas me tienen prendado. Son cultas, interesantes, afectuosas, listas, abiertas y encantadoras. Aquella vez me pidieron que les diera formación en Design Thinking, y la experiencia fue tan brutal que escribí dos posts que han sido de los más leídos en este blog: “Inteligencias Múltiples y el Colegio Montserrat” y “Montserrat para design thinkers”. No olvido mis conversaciones con la hermana Ana María, que es ¡¡astrofísica!!, o con Monika, licenciada en lingüística Inglesa y Alemana. La madre Montse debe ser, hoy por hoy, una de las personas que más sabe de Inteligencias Múltiples en el mundo. Howard Gardner, su mentor, asistió a la reciente inauguración de LEADERLAB, el Centro de Innovación y Liderazgo Educativo que abrió el Colegio el año pasado.
Como me encanta ir a los sitios que destrozan mis estereotipos, y estas religiosas lo hacen con facilidad, allí me tuvieron este domingo, y sólo me faltó decirles que a mí me ocurre con ellas lo de la canción: “si me dices ven, lo dejo todo”. Es así, se han instalado en mi zona ciega, y cada nueva oportunidad de trabajo en común con ellas aviva mis ganas de volver. El subidón empieza desde el aeropuerto cuando te esperan con una sonrisa de oreja a oreja, y la gente te mira extrañada, como diciendo: “a qué se dedicará ese viejo roquero al que le vienen a recoger dos monjas” 🙂
Mi fascinación es fácil de entender. El solo hecho de que una congregación e institución educativa religiosa se interese en realizar un curso sobre “Inteligencia Colectiva” con un ponente de mi perfil, ya dice mucho. Yo no vendí nada, ni sugerí el tema. Fueron ellas mismas las que me lo pidieron. Viajaron este domingo a Barcelona solo para asistir a esta formación, y la madre Montse, responsable mundial de la congregación, vino expresamente de Roma para estar presente.
Con ellas se puede hablar de todo, y con franqueza. Son curiosas y buenas dialogantes. La gran mayoría de las asistentes escribía en portátiles o tablets, y fue extraño para mí ver cómo en un curso de un día completo, ninguna cogió el móvil, ni se entretuvo haciendo otra cosa que no fuera estar allí con atención plena. No te pierdas estas fotos en Flickr, para que te hagas una idea 🙂
Los que me habéis escuchado hablar de este tema, sabéis que me gusta tratarlo con el mayor rigor posible, no dar nada por sentado, ni dejarme llevar por dogmas maniqueos. Para eso echo mano de un montón de papers y publicaciones académicas sobre investigaciones que se han realizado, e intento explicarlos en un lenguaje cercano. En otros sitios me pasa que algunos asistentes se abruman con tanta ciencia, esperan algo más periodístico, pero estas monjas no se han arrugado en absoluto, y se nota que disfrutaban de los experimentos que estuvimos contando en la sesión. Voy a compartir ahora algunas ideas que estuvimos trabajando en el curso:
1.- La importancia de la diversidad en los procesos de inteligencia colectiva fue el tema-estrella. Esa reflexión en las escuelas religiosas tiene aún más sentido, aunque las Misioneras de Nazaret tengan una larga tradición de entender muy bien este asunto desde la perspectiva de las Inteligencias Múltiples, que es un enfoque que prima la diversidad como un activo para el aprendizaje. Ha quedado claro que a más pequeño es el grupo, más necesario es promover la diversidad porque esta tiende estadísticamente a reducirse. Cuando los responsables de tomar decisiones se parecen demasiado, crece el riesgo de Groupthink, y la solución pasa por forzar la presencia de puntos de vista minoritarios y discrepantes.
2.- Les propuse utilizar la Wikipedia como material de estudio, y convertirla en “espacio de experimentación” para aprender lógicas colaborativas. Creo que la arquitectura participativa de la Wikipedia es una metáfora monumental. Que los chavales trabajen con Wikis me parece la mejor forma de aprender a colaborar. Estuvimos dándole vueltas a algunos proyectos educativos concretos en esa dirección.
3.- Las Misioneras de Nazaret hablan de crear “espacios lúdicos de expansión”, una idea que encaja perfectamente con la premisa de que los procesos de Inteligencia Colectiva funcionan bien si el diseño de interacciones induce a disfrutar del proceso, en vez de generar estrés por los resultados.
4.- Una fuente de fracaso en los proyectos de Inteligencia Colectiva es ignorar o subestimar la influencia del “gen egoísta” en la estructura de motivaciones que mueven a las personas, creyendo erróneamente que con el “gen social” es suficiente para atraerlas y movilizarlas. Este sesgo es más probable en iniciativas impulsadas por colectivos con un fuerte compromiso social, porque tienden a creer que los demás se mueven por sus mismas razones. El beneficio individual es tan importante como el resultado colectivo, y en esas estuvimos hablando de conceptos como el de “individualismo en red”.
5.- Uno de los mayores retos que tiene la educación es desmontar el monstruoso andamiaje burocrático que se ha construido en torno a ella. El tiempo que dedican profesores y equipos directivos a torear normas rígidas y sobrecargas administrativas, es el que se quitan para mejorar la experiencia de aprendizaje del alumnado. La burocracia educativa, por ejemplo, es un constante incordio para explorar formatos más innovadores que saquen provecho de la diversidad.
6.- Un diseño adecuado de las arquitecturas participativas, puede hacer mucho por la igualdad de oportunidades. Hay “mecanismos correctores” que se pueden introducir en el diseño de los procesos de reflexión/acción colectiva para, por ejemplo, conseguir que las personas que tienden a inhibirse, participen y se les escuche más; mientras que los que acaparan la conversación, respeten unos límites. Los estudios que estoy haciendo, y el intercambio que generan estos cursos, me están ayudando a comprender mejor las distintas patologías que se dan en los procesos grupales, y qué estrategias se pueden seguir para atenuar su efecto.
7.- Una idea importante: La Inteligencia Colectiva no funciona bien sin responsabilidad individual. Por eso, los procesos de reflexión colectiva se deben organizar en dos actos: 1º) Esfuerzo individual previo, para construirse un criterio propio, 2º) Trabajo colectivo de interacción entre “individuos informados”. La Inteligencia Colectiva bien entendida lo que hace es agregar información (antes) procesada individualmente.
La curiosidad me mata, así que después de explorar las aplicaciones del tema en el mundo educativo, que es para lo que me llamaron, quise preguntar sobre cómo aplicar la Inteligencia Colectiva a la gobernanza de la iglesia. Menuda pregunta que nos lleva a lo que para algunos es un auténtico oxímoron. Por ejemplo, cómo casa el “voto de la obediencia” tan medular en la doctrina de la Iglesia, con la apertura de espacios abiertos de reflexión que pueden entrar en fricción con el dogma jerárquico. Intenté hurgar un poco en esta línea, con escasos resultados. No sé, me pareció que no se sentían cómodas, como si prefirieran hablar de ello sólo entre ellas, así que respeté esos límites y puse mi momento de “mosca cojonera” en modo OFF. En fin, hubo tiempo para todo. Hasta para hablar de #Podemos, y sus contradicciones con el escalado participativo. Pronto escribiré sobre este tema.
Iván
Me ha gustado mucho el post Amalio, también la cercanía y la forma en lo que has vivido la experiencia. Yo también debo reconocerte que aunque me considero una persona no creyente, intelectualmente he aprendido algunas cosas importantes de algunos religiosos extremadamente inteligentes y con una visión global brutal. Hay que ser justos y debo decir que fueron gente con una mente muy abierta y que se pueden considerar de la iglesia social y del ala progresista de tan curiosa institución. Bien por las monjas, por ti y por la inteligencia colectiva :).
Amalio Rey
Gracias, Ivan. Así es, se puede crecer mucho desde la diversidad. Creo que tenemos que abrirnos a otras perspectivas con atención plena. La «iglesia social» merece todos los respetos. Lástima que no son «la» institución, sino movimientos que empujan desde abajo para abrirse un hueco. Un abrazo
Julen
Amalio, no sé si en tu investigación te has topado con la teoría de roles de Belbin, pero es otro argumento en la línea de las inteligencias múltiples de Gardner. Digo por si sirve para afianzar aún más el andamiaje teórico. Bonita experiencia, ¿no? Ya te veo poniéndole dos velas a San Antonio para que el Betis suba de nuevo a primera jajajajaja
Amalio Rey
jjjjj…. buena idea lo de las velas, pero creo que ni poniéndole veinte, ni con la ayuda telúrica de estas misioneras de Nazaret, mi Betis sube a primera este año 🙁
Sip, claro que conozco la teoría de los roles de Belbin. La descubrí precisamente leyéndote en tu blog, porque la has citado a menudo. De acuerdo con que encaja muy bien con la de Inteligencias Multiples. Es como llevar a escala de grupo, lo que Gardner planteaba de forma individual. Gracias!!!