Un año plano y anodino (post-435)

El año que acaba de terminar lo tacharía en lo personal de anodino, desabri’o, con poca gracia, porque me han ocurrido muy pocas cosas que merezcan la pena reseñarse.
2013 fue para mí un “año de transición”, como conté en el post-387, en el que se produjo un cambio de ciclo intenso y agotador; así que yo esperaba que 2014 me ayudara a reencontrarme en un estadio superior con nuevas aventuras que me hicieran cosquilleo en la barriga, pero no ha sido así 🙁
Éste fue un año plano, con un volumen de trabajo bastante adecuado (en esto no puedo quejarme en absoluto), pero sin ese plus de deleite y encantamiento con que disfrutaba antes muchos de mis proyectos. De todos mis placeres y ocios varios, me queda sobre todo el de leer y escribir, que sigue regalándome momentos de agradable fluidez, con independencia del resultado que consiga. También el de viajar, pero cuando lo hago por ocio, y no exigido por trabajo.
Si bien he recuperado buena parte del tiempo vital que necesitaba para cuidarme a mí mismo, porque este año he viajado menos y me he implicado en un número mucho más manejable de proyectos; noto que ese despliegue me ha vuelto demasiado selectivo e incluso apático hacia actividades a las que antes asistía con entusiasmo. Ahora me he vuelto un poco tiquismiquis para dar ponencias o participar en grandes eventos, porque los mega-jolgorios sociales me abruman, y siento (quizás sea un error) que no me aportan nada.
Ser más selectivo no es malo per se, de hecho suele ser muy bueno; pero con tanto “downsizing” se corre el riesgo de perder capacidades y de instalarse en una postura demasiado contemplativa. Por ejemplo, a mí que me gusta tanto el mundo de la colaboración y la acción colectiva, tengo que reconocer que en este año ha habido bastante poco de eso.
La verdad es que en 2014 he tenido muy pocos proyectos de trabajo con clientes en los que me haya sentido tan bien como cuando estoy haciendo investigación, procesando artículos científicos en mi despacho a solas, navegando en mis elucubraciones o escribiendo en mi libro.
Otro sentimiento que me embarga es un hastío creciente de las redes sociales. Me cuestiono si vale la pena dedicar tanto tiempo a esos espacios (tan ineficientes) de vouyerismo social. Mi recelo crece, es cada vez más manifiesto, pero lo único cierto es que sigo ahí, al pié del gallinero, dejándome llevar como pollo sin cabeza. Quizás la solución no sea irse del todo, sino quitarse de algunas redes que aportan muy poco valor. En fin, no sé si todo esto es normal, o si tengo que salir corriendo a leerme el último libro del gran Leopoldo Abadía: “Cómo hacerse mayor sin volverse un gruñón” (que, de hecho, voy a comprármelo porque pinta fenomenal).
Como conclusión quiero pensar que mi “año de transición” se ha multiplicado por dos, convirtiéndose en el bienio 2013-14. No hay que tensionar expectativas porque los cambios de rumbo llevan su tiempo, si se quieren hacer bien. Esto de detenerse para repostar combustible vital implica a menudo que las cosas empeoren, para después mejorar. Tiempo al tiempo, caballero 🙂
Por terminar, tengo dos lecturas positivas del año que termina. La primera es que he disfrutado mucho más de la familia, y empiezo a tener una vida más equilibrada entre lo personal y lo profesional. A eso ha contribuido mi empeño en centrarme en unos pocos proyectos, y rechazar actividades que no me convencen. Voy ganando consciencia de que ese equilibrio no sólo es sano, sino divertido. La segunda tiene que ver con mi foco en temas de Inteligencia Colectiva, y los avances (aunque lentos, lentísimos) que está teniendo mi libro. Creo que he elegido muy bien el tema, y eso es algo que nunca es fácil tomando en consideración lo dispersamente curioso que soy.
Nota: La imagen del post es del album de Clement127 en Flickr
Juanjo Manzano
Tiempos de transición imagino que vivimos la gran mayoría de los que seguimos viviendo de esto que llaman consultoría. Si bien es verdad que hacen falta establecer metas concretas que saquen lo mejor de ti como profesional y como humano. Dejarse llevar está bien, pero imagino que no estamos para eso. Entreleo en tus lineas que “te falta marcha” y eso está bien por que lo tienes bien identificado. Te deseo las mejores marchas para este 2015 y que en lo personal siga siendo tan enriquecedor. ¡Abrazos!
Juanjo Brizuela
De lo que más aprendo en esta etapa es saber valorar el “disfrute” que nos da ciertos proyectos, frente a otros. O aquellas cosas que nos motiven más porque en ellas ponemos atención, pausa y dedicación. Creo que en el fondo no es malo, aunque nos vaya la marcha. Si has podido disfrutar de la family es porque quizá antes no podías, y eso sí que me parece importante.
Me da que son tiempos que transitan y transitan… pequeños pasos de una isla a , a, a … no se sabe si otra isla, islote o península. El caso es que vuelve a aparecer eso de “enfocarse” como algo que sí que creo merece la pena.
De este 2015 que podamos disfrutar de nuevo de una charla… como la que tuvimos en mi ciudad. A ver si es posible de nuevo… en la tuya 😉
Abrazos y a por el 2015, como quiera que sea o que queramos que sea
Amalio Rey
Querido Juanjo:
“Disfrutar” trabajando es fundamental, el estado ideal. El lío empieza cuando se quiere abarcar demasiado, o cuando no se puede elegir y hay que tragarse sapos por mera supervivencia. Nnguno de nosotros escapamos de esos dos posibles escenarios. Yo me he visto atrapado por los dos. Con el primero se puede hacer algo, yo lo vengo haciendo, moderando mis expectativas. Con el segundo, desgraciadamente no, o sí, pero digamos que cuesta mucho más porque depende también de factores externos.
A ver si nos vemos, colegui… Un abrazo
José Miguel Bolívar
Veo colega que a ti también te ha resultado positivo en “enfocarte”, aun a pesar de los riesgos que comentas. La gestión de la atención es cada vez más un reto de dimensiones considerables y, al menos para mí, una de las claves para aprovechar nuestros más escaso recurso y ponerlo al servicio de resultados que merezcan la pena. Las transiciones son, en mi opinión, períodos indispensables para cargar pilas y ganar perspectiva. No se puede correr toda la maratón al 100%.
Fuerte abrazo!
Amalio Rey
Jose Miguel:
Sip, totalmente. Sabes que siempre he defendido el “enfoque”, buscar foco en lo que hacemos. Sin eso, no hay efectos acumulativos, ni sinergias. La “gestión de la atención” es la clave en casi todo. Más en estos tiempos, y a nuestras edades. Ese es un principio que me entró muy bien del GTD, mientras que otros (como sabes) ni con fuego entran porque sería luchar contra mi propia naturaleza, y no me apetece a estas alturas 🙂 Leí tu balance de 2014, y veo que llevas esta idea a tope, cosa que me alegra un montón. Disfruté mucho viendo cómo vas consiguiendo tus objetivos. Un abrazo, maestro!!
Manel [cumClavis]
Agradable esta valoración del año Amalio [desconfío y me aburren inmensamente las valoraciones espectaculares con propósitos mercantiles mal disimulados]. Me resulta agradable por sincera y porque empatizo con algunas cosillas…, ciertas dudas sobre lo que hago o sobre el cómo lo hago que se están volviendo más densas. Quiero pensar que eso se debe a que ahora las vemos más de cerca y porque estamos a punto de lidiar directamente con ellas. A la hora de buscar mis coordenadas para situarme me doy cuenta de que, sin saberlo, tomo muchas más decisiones de las que creo tomar conscientemente y este es un pensamiento que me relaja ya que, de alguna manera vamos virando y gobernando entre nieblas la nave… Quizás tú también lo estás haciendo, virando y poniendo rumbo hacia otras destinaciones que se mantienen veladas [aunque por lo que te leo veo que van cobrando formas…], de hecho, si hay alguna constante es la incertidumbre.
Feliz año, a ver si este 2015 no reúne entorno a una buena conversación Un abrazo!
Amalio Rey
Una alegría verte por aquí, Manel. Sip, “ciertas dudas… se están volviendo más densas”. Es como si tuviera que mover piedras más pesadas. Esa es la sensación.
Un síntoma de esto es que no me apetecía en absoluto hacer balance del año. Me faltaba un plus de motivación para hacerlo. Y no era tanto por los resultados, que son bastante dignos, sino por las escasas ganas que tenía de hablar de mi trabajo.
Ahora, manteniendo el mismo hilo conductor, porque a esta edad no se cambia, intento dejarme llevar en mi cambio de rumbo. Ya veremos qué tal.
Tengo planes para convocar a la peña este año. Ya os contaré cuando tenga el tema más claro. Mientras tanto, a ver si echamos una charleta en Barcelona o en Malaga, si vienes. Un abrazo
Julen
Será que la transición lleva su tiempo y que, quién sabe, a lo mejor hasta es un estado más acorde con tu forma de funcionar. No descartes que llegue un tercer año de transición. Solo que en vez de “anodino” puede ser que no hayamos sido capaces de entender lo que nos quería decir 🙂
Amalio Rey
Tiene pinta de que vas a tener razón y tendré un 3er año de transición. En cuanto a si interpreto lo que me quiere decir un año como este, por supuesto que sí. Solo que me estoy haciendo el sueco 🙂