¿Debemos ser tan radicales en la innovación educativa?
El futuro de la educación universitaria es un tema que me interesa mucho, y por eso he publicado varios posts en esta casa sobre el tema. Creo que hay que cambiar un montón de cosas en la universidad, pero también conservar otras que hacen de ella el lugar singular que es y que debería seguir siendo. No quiero ser rotundo en nada de lo que diga aquí porque éste es un asunto demasiado complejo para recetas mágicas, pero me vais a permitir cuestionarme algunas premisas que se dan por definitivas desde el relato de la innovación disruptiva que circula cada vez con más fuerza en los foros educativos.
El debate actual no es si estamos ante un cambio de paradigma en la educación sino qué hay que hacer para resetearla. Leo en varios sitios que quieren “revolucionar” la educación superior y ya se habla de “diseño post-universidades” (fijaos que el prefijo “post-” se usa con bastante alegría últimamente). Yo me uno a esa corriente de inconformidad reconociendo estar harto de tanta titulitis, pero creo que cierta soberbia-del-innovador está colonizando la conversación.
La idea de escribir esta entrada me viene de ver íntegramente el vídeo de 2 horas de duración del evento “Esto No Es una Clase” organizado por la Escuela de Educación Disruptiva (EED) de Fundación Telefónica, en el que participaron expertos como Juan Freire, María Acaso, Paloma Barba y Alejandro Piscitelli. Si quieres saber más, puedes descargarte el libro que presentaron en el encuentro. También conecta en cierto modo con un dialogo (entre besugos) sobre el futuro de la universidad que se produjo el año pasado en Deusto entre Ángel Gabilondo, Gabriel Perez y Genis Roca (ver vídeo aquí). A esto se añade que llevo tiempo siguiendo con interés iniciativas como el programa LEINN (Grado Universitario en Liderazgo, Emprendimiento e Innovación) de TeamLabs y la Universidad Mondragón, que se cita a menudo como un ejemplo de lo que se da en llamar el “modelo post-universitario de aprendizaje”. Antes de seguir voy a aclarar que mi acercamiento a proyectos como LEINN es indirecto, por contactos esporádicos con estudiantes y con personas que lo conocen más de cerca, lo que implica seguramente que me falte información para hacer una valoración justa de su impacto y funcionamiento. Por eso debo ser cauto aunque me atreva a compartir intuiciones, no para juzgar ningún programa en particular, sino para reflexionar sobre su posible generalización a otros contextos o sobre la validez de principios subyacentes que se plantean como la solución para la educación del futuro.
Alejandro Piscitelli, en su intervención inicial del evento, invitaba a “sintetizar las polaridades entre lo digital y lo analógico”, y sugería que nos preguntemos cómo nos sentimos desde el mundo analógico cuando viene la invasión digital, reconociendo que vivimos en “una especie de incomprensión mutua”. Pues bien, después de escuchar eso lo que a mí me llama la atención de foros como los de la Fundación Telefónica es que el discurso sea tan homogéneo, que no haya casi discrepancia, lo que hace que se conviertan en “cámaras de eco”. No participan voces discordantes que planteen al menos la posibilidad de corregir sesgos de ombliguismo digital en las propuestas más recientes de innovación educativa.
El año pasado compartí las diez cosas que echo en falta en la formación de directivo/as dentro de un seriado de seis posts que publiqué sobre “liderazgo humanista” como contrapunto al modelo clásico de educación empresarial. Entonces avancé algunas ideas que ahora explico en este post. Por intentar organizarlas, voy a resumir en formato-lista, marca de la casa :-), algunas reflexiones que me sugieren estas propuestas radicales de innovación disruptiva en la educación superior:
- “Aprender emprendiendo” es solo una forma más de aprendizaje: Funciona muy bien sobre todo para, valga la redundancia, “aprender a emprender”. Debemos ser prudentes a la hora de generalizar sus virtudes a otras necesidades de aprendizaje.
- La narrativa empresarial está llena de ruidos que complican el itinerario educativo: Los programas educativos centrados en la lógica (y el relato) del emprendimiento tienen sus ventajas, pero corren el riesgo de acabar secuestrados por el sentido con que habitualmente usamos el lenguaje. Puede Juan Freire repetir, una y otra vez, que para TeamLabs “emprender” es una actitud, una forma de enfrentarse a la vida y no sólo crear empresas (y me lo creo, viniendo de él), pero si después usan empresas reales como contenedores de aprendizaje, trabajan con “clientes” ofertando “productos y servicios”, centran el proceso en “modelos de negocio” impelidos a vender, y usan la facturación como indicador de percepción de valor, entonces es bastante posible que acaben atrapados en el reduccionismo que evitaban.
- Conectar la universidad con el mundo profesional está bien, pero desconectarla también: Ese es precisamente un valor de la educación universitaria “tradicional” que está contenido paradójicamente en las críticas que ahora se le hacen. OJO, no propongo tomar distancia “de la realidad” sino “del mundo profesional” (que equivale a decir “empresarial”) y de las “demandas-del-mercado” que no necesariamente son las necesidades de la sociedad. No estoy diciendo que eso haya que hacerlo de forma permanente, pero sí tomar distancia a menudo, para ganar en perspectiva, y esa capacidad es algo que sabe poner en valor la Academia. Profundizo esta idea en el siguiente punto.
- La exaltación de lo práctico: Reseñando el libro de Nuccio Ordine “La utilidad de lo inútil”, compartía mis temores por la exaltación de lo práctico. Saberes que en principio se tachan de “inútiles”, por estar alejados de toda intención práctica, terminan siendo útiles porque nos ayudan a ser mejores. Por eso, si “desde que empiezas la carrera estas inmerso en el ámbito laboral”, como recomiendan los nuevos programas de innovación disruptiva en educación, igual te estás perdiendo la única oportunidad que tienes en la vida (y que te da el momentum universitario) de aprender y explorar sin un fin concreto. Una vez que estas sometido al día-a-día de la presión laboral, ¿dónde queda la estimulación por el saber, el pensar-por-pensar o la búsqueda de la verdad por el puro placer de encontrarla? Puedo estar equivocado, pero sospecho que la exploración abierta del conocimiento es incompatible con el paradigma del emprendimiento que es, por definición, una cultura muy centrada en proyectos y objetivos predeterminados. Esto último es bueno, y conviene promoverlo, pero quizás haga falta introducir mecanismos correctores a tanto utilitarismo, o sea, espacios para la divagación socrática, que como sabemos, no tiene nada que ver con lo que entendemos por emprender.
- Descubrir vocaciones es también una misión educativa: Me gusta la idea, planteada por Juan Freire, de que necesitamos una universidad, de grado único, que sirva para “prepararnos a continuar aprendiendo el resto de la vida”, porque siempre he pensado que la especialización prematura es contraproducente para jóvenes que todavía tienen que descubrir qué es lo que realmente les gusta. Hay gente que sus preferencias las traen grabadas a fuego desde la infancia (qué suerte tienen), pero las vocaciones se descubren probando muchas cosas distintas, a más diferentes mejor. Sin embargo, no estoy seguro que esa exposición a ámbitos dispares se logre trabajando un mismo proyecto o una empresa durante un tiempo prolongado, como se hace en el mundo emprendedor. El auténtico emprendizaje es una experiencia de foco y de priorización, y más si de ahí tienes que sacar dinero, así que no deja mucho margen para exponerte a una variedad de contextos. Si exploras y te dejas llevar, no facturas, ni creas empresa.
- El riesgo de quemar etapas: Esta observación es una consecuencia de la anterior. Si sometes a los jóvenes a la ansiedad del emprendimiento en un momento en que todavía no están preparados emocionalmente, puede ocurrir que tanta presión por “emprender” sature o produzca un efecto-rebote, y termine deseando más que nunca hacerse funcionario/a 🙂 Hay que saber encontrar el momento vital de cada persona, porque si no, se corre el riesgo de quemar etapas. Primero tienes que aprender a descubrir qué quieres y qué buscas en la vida. Emprender como actitud está bien, pero asociarlo a la iniciativa empresarial es una opción que exige mucha más madurez.
- Cultura del esfuerzo en educación: Este es uno de los temas más controvertidos que podemos poner sobre la mesa. Se habla mucho hoy de “aprender jugando”, lo que equivale en términos prácticos a minimizar la percepción de esfuerzo. No es solo eso, pero está claro que “jugar” busca lo que María Acaso llama “experiencias sexis” en educación. Todo estudiante se mostraría encantado con una propuesta así, y puntuaría con un Notable alto cualquier encuesta que le pregunte si le gusta esa idea, pero no estoy tan seguro que eso sea siempre lo mejor para él o para ella a largo plazo. El esfuerzo imprime carácter y llámenme carca, pero sé que parte del proceso de aprendizaje más genuino no es agradable, ni puede ser tan divertido como la experiencia de jugar.
- La hiperactividad del pollo sin cabeza: Navegar con criterio en una sociedad-red necesita de pozo teórico y metodologías. No subestimemos eso. Por eso, el gran desafío educativo consiste en aprender a analizar críticamente las ideas y extraer conocimiento de los datos. Sin embargo, lo que yo veo es que hay una especie de hiper-actividad que nos hace correr como pollos sin cabeza. Twitter me traía ayer esta frase de John Dewey: “No es que aprendamos haciendo. Aprendemos reflexionando sobre lo que hemos hecho“. Pues bien, “aprender haciendo” es, con diferencia, mucho mejor que “estudiar para aprobar”, pero eso es verdad sólo si se cierra el círculo dedicando tiempo suficiente a la reflexión. Tampoco me gusta que el “Si no se hace, no se aprende” se convierta en dogma, porque también hay un aprendizaje que no se adquiere con la acción, sino con la reflexión, incluso solitaria. Por ejemplo, se aprende y crece mucho con los buenos libros, y de ser posible, que no sean de Management, ni de emprendimiento. También escuchando a un maestro que inspire, a un profesor de los de antes. Se puede estar sentado en un aula (de esas que ahora parecen tan pasadas de moda), escuchando a un profesor que transmite toneladas de experiencia y nos ahorra caer en algunos de los errores que él o ella cometió. Escuchar con atención, sin apelar a acción ninguna, es también aprendizaje, y no debería frivolizarse con esto como si fuera una historia de abuelos.
- El docente sigue siendo una pieza clave: Retomo aquí el punto anterior. No voy a decir que tener un profesor o profesora es imprescindible para todo el mundo, pero es un error sobrevalorar la capacidad autodidacta de la gente (también, subestimarla). Ahí está el caso de los MOOCs, con sus altísimas tasas de abandono de participantes. Suponer que todo el mundo es autodidacta, y va a ser capaz de aprender a la primera sin la orientación de un buen docente, es una forma de elitismo y hace un flaco favor a la igualdad de oportunidades. Para aprender-a-pensar, por ejemplo, el profesor sigue siendo clave y puede marcar la diferencia. La figura del maestro hay que reivindicarla porque sigue teniendo mucho que aportar incluso dentro de lo que hoy llaman el mundo VUCA (volátil, incierto, complejo y ambiguo). Claro, los necesitamos desde una relación de poder más fluida porque ni el aprendiz puede ser pasivo, ni el maestro autoritario.
- ¿Escuelas de liderazgo?: No me siento cómodo con propuestas educativas que prometen “formar líderes” o que se conciben para preparar a los estudiantes “para ocupar puestos de liderazgo”. Creo que cimentar la educación en esa promesa es un error porque el liderazgo sano y constructivo no es buscado, sino atribuido. Eso de “Eres un líder ¡¡y lo sabes!!”, como diría el típico meme de Julio Iglesias, es socialmente peligroso. Puede ser que eso derive, como decía una amiga, en una falta de humildad profundamente desagradable. “Liderazgo” es un palabro casposo del que se abusa mucho, incluso desde el mundo friki, siempre que conviene.
- Pensamiento científico y cultura estadística: Reconozco que esta es una de mis obsesiones (o de mis neuras, si lo prefieres). Si tienes tiempo, échale un vistazo a esto: “¿Qué podemos aprender de los científicos? No me cansaré de repetir que una de las prioridades de la educación universitaria es desarrollar el pensamiento científico, y una cultura estadística. Es cierto que eso se puede, y se debe, integrar de algún modo en al aprendizaje-basado-en-proyectos, pero para que eso se haga bien hay que sosegar el ritmo precipitado del espíritu “lean-startopero” que imprime la lógica del emprendimiento. Sabemos de sobra que la prisa se lleva mal con el rigor, y entonces yo me pregunto: ¿Cómo se desarrolla la capacidad crítica en un entorno que te presiona a facturar? ¿Podemos formar activistas adoptando a la empresa como contenedor para la acción? ¿Cómo creas “buenos ciudadanos” sin dar tiempo a la reflexión? ¿Qué hacemos con el sano pensamiento especulativo? Y aclaro, el menda que escribe esto siempre he defendido que la producción es de los mejores sitios para cimentar el pensamiento crítico, pero la naturaleza de lo que produces, la narrativa que le acompaña y los objetivos que te planteas, influyen mucho en lo que recoges del proceso.
- Escalabilidad y equidad en las propuestas educativas disruptivas: El elevado coste de algunos de los programas que se proponen como el futuro de la educación superior plantean un serio problema para la igualdad de oportunidades. Los ejemplos que ponía Piscitelli como Minerva Project (vives y estudias durante tu itinerario educativo en siete ciudades de distintos países), USC-Jimmy Iovine and Andre Young Academy (una experiencia académica multidisciplinar) o el propio programa LEINN, son muy inspiradores pero hay que aterrizarlos al mundo de las personitas de a pié. Igual me atrevo a enviar a uno de mis hijos a alguno de ellos, pero eso no me impide reconocer que son caros, tal como están diseñados. Nadie puede dudar que educarse viviendo en cuatro o siete países es positivo para entender el mundo global de hoy. Eso a estas alturas es casi una obviedad, pero quiénes pueden pagarse, por ejemplo, casi 10 mil euros cada curso durante cuatro años. Es cierto que los promotores se esfuerzan por facilitar la financiación para que “nadie se quede sin estudiar el programa por motivos económicos”; pero la realidad económica es testaruda así que un programa así es muy poco escalable, siegue siendo para privilegiados, así que su extrapolación como modelo educativo es inviable tal como está planteado, o al menos tenemos que ser muy prudentes a la hora de prescribirlo como “LA” solución. Los Erasmus han sido una aproximación brillante a ese abordaje, de lo mejor que ha hecho por la Unión Europea, precisamente porque la exposición internacional se conseguía desde la equidad.
Si has tenido la paciencia de llegar hasta aquí, permiteme añadir que la fiebre del post-it y del pensamiento divergente, sin una adecuada cultura de la síntesis, no lleva a ningún sitio. Asimismo, que el desarrollo de “competencias” sin “valores” no es educación. Como veis, “Hackear la educación”, un reclamo repetido en estos foros, tal vez vaya necesitando de ciertas dosis de meta-hackeo 🙂
Sé que empezar por enfoques “radicalmente diferentes” puede ser un buen camino sólo si se tiene la humildad de adaptarlos a lo que la sociedad está dispuesta a asimilar, desde su naturaleza esencialmente evolucionista. Claro que es bueno hacerse las preguntas más atrevidas que podamos, pero eso es válido tanto para abrirse a lo nuevo como para reivindicar lo viejo que funciona. Diré más, creo que buena parte de la innovación educativa que necesitamos consiste paradójicamente en volver a lo esencial (“Back to basics”).
Nota: La imagen del post pertenece al album de Storm Crypt en Flickr
Ricardo_AMASTÉ
Vuelvo después de unos días a este post para ver si había más comentarios y me encuentro que sí y muy sabrosos. Entre medio, he tenido también un nutritivo encuentro con Carol en Madrid.
He estado leyendo el post de David (también suculento) y de forma un poco ¿inconsciente-ingenua? he dejado un comentario que termina con el siguiente P.D.
¿Por qué la gente está dispuesta a pagar importantes sumas de dinero por aprender a cómo ser líder o directivo o no por aprender a cómo dejar de serlo?
David Criado @vorpalina
Richi, yo por mi parte te he dejado un tocho muy serio de respuesta en el blog. Discúlpame por ello y se compasivo. Este artículo y el mío cada vez los veo más relacionados!!! Abrazos a todos
Amalio Rey
David, tienes razón. Tenemos hilos hiperconectados. Me ha faltado “menear” tu post, cosa que voy a hacer ahora. A ver cuándo hablamos, porque también vi en tu propuesta algunos puntos que afloran y tensan la misma duda de Ricardo. No sé, quizás con cierto lenguaje se corre el riesgo de dejarse secuestrar por el mismo paradigma que nos cuestionamos. Un abrazo, David. ¡¡tenemos que juntarnos!!
Amalio Rey
Don Ricardo Amaste, por dios, ¡¡¡qué bueno!!! Menuda idea más buena nos has regalado. Sigo deleitandome con la frase, es muy potente: “¿Por qué la gente está dispuesta a pagar importantes sumas de dinero por aprender a cómo ser líder o directivo y no por aprender a cómo dejar de serlo?” => Seguiré dándole vueltas a esto, porque creo que tenemos que lanzar ya una formación conjunta que se llame: “¿Por qué es bueno dejar de obsesionarte con lo de ser líder?”. Es el tìpico curso en el que yo disfrutaría como un bellaco, pero sabiendo que no vamos a ganar ni un duro. Nadie pagaría por eso, pero pienso que se equivocan. ¡¡Yo pagaría!!!
Por cierto, nos vamos acercando. Tanto Carol como David me parecen personas muy interesantes, y con las que como sabes, también intercambio disquisisiones. Un abrazo, maestro
Ricardo_AMASTÉ
jjjjjj
Si seguro que sería un curso de lo más entretenido.
Recuerdo que hace ya unos años en EUTOKIA hicimos un primer cursos de ‘Escuela de liderazgo’. Era un formato en gran medida convencional, pero tuvo sus momentos hackeantes.
Yo ya me imagino los MBA de desliderazgo del IE y ESADE… El mercado lo absorbe todo y no para de buscar nuevos nichos.
Nosotras seguimos mientras tanto la senda de nuestras experiencias alrededor de todo esto con Hondartzam KitKrank, Translab Amarika, JuntasEmprendemos o WikiToki.
¿Ya viste la peli de ACEPTED?
¡Nos vemos pronto!
Alfredo Sánchez
Muchísimo que extraer de este artículo. Todos los puntos uno por uno han estado en mi cabeza en distintos y dispares momentos (creativos por su esencia, absurdos por su forma…).
Lo guardo para seguir masticándolo y encontrando puntos en común y puntos de ruptura entre tu síntesis y la mía, al fin y al cabo esas rupturas son las que hacen la educación algo maravilloso, siempre que los puntos en común sean los adecuados.
Gracias por el aporte
Amalio Rey
Gracias, Alfredo. Seguro que hay muchos puntos en comun que seguir masticando. La educación, desde luego, es un campo maravilloso para aprender y desaprender. Un saludo
Amalia
Amalio,
Felicitaciones: Este artículo es brillante y creo que abre muchas puertas a la reflexión. Y, entre ellas, la que más me llama la atención es la del análisis de los discursos. Por ahora, estas propuestas de “educación disruptiva” están más visibles desde el discurso que desde las prácticas y eso pide a gritos una buena reflexión. El “back to basics” NeilPostmaniano que sugieres al final podría ser el caldo de cultivo para una vuelta al estudio de la retórica, ¿no?
Para seguir pensando!
Amalio Rey
Hola, tocaya 🙂
El único motivo que me movió a escribir esto es la necesidad de hacer una buena reflexión sobre la reflexión. A veces me parece que se critica la educación actual desde un pedestal, como si las propuestas innovadoras fueran a su vez inmunes a la crítica.
Tenemos mucho para seguir pensando, desde luego….
David Criado @vorpalina
Amalio,
lo prometido es deuda. Llevo tiempo queriendo hablar de esto. He leído además el hilo de comentarios de Ricardo y Julen. Muy de acuerdo con Ricardo, sin más. Me ha encantado leer artículo y comentarios pero se me queda corto el formato comentario para aportar mi visión como profesor y alumno de viejos y nuevos modelos.
De modo que me he permitido compartir mis impresiones en el artículo ¿QUÉ FORMACIÓN NECESITA UN DIRECTIVO? http://www.vorpalina.com/2015/10/26/que-formacion-necesita-un-directivo/ donde comento la gran brecha que veo entre la realidad de las organizaciones y la realidad de la formación superior. Mis preocupaciones son 3 a partir de mi experiencia. Las resumo en frases-clave: “Ser bueno no puede salir caro”, “Dejemos de mirarnos el ombligo”, “La experimentación práctica no está reñida con el pensamiento crítico-constructivo”.
Para ir un paso más lejos además hoy mismo hago público el Plan de Aprendizaje del MAD (la Maestría en Acompañamiento y Dirección humanista de personas y organizaciones) en la web: http://www.vorpalina.com/mad/
Mi compromiso diario con el cambio en la formación de directivos va en una triple dirección:
– Formación seria en conocimientos rigurosos para favorecer el pensamiento crítico
– Entrenamiento en habilidades relacionales (que hacen mucha falta)
– Cultivo de actitud directiva (a través de programas de acompañamiento).
Y sí, nos queda mucho por mejorar, compi…
Amalio Rey
Hola, David:
Tu comentario no se habia publicado porque estaba “pending” de aprobación. No sé por qué, porque no tengo filtro ninguno. Los comentarios se publican directamente.
Me gustan las tres ideas que resumen tu punto de vista, y que destaco: 1) “Ser bueno no puede salir caro”, 2) “Dejemos de mirarnos el ombligo”, 3) “La experimentación práctica no está reñida con el pensamiento crítico-constructivo”. Muy de acuerdo con esa visión, compañero.
Me miro tu articulo, y te cuento. Lo del MAD tiene buena pinta. Se nota mucho curro ahi.
un saludo
Alicia Pomares
Amalio,
Excelente, como siempre con los pies en el suelo, me encanta tu visión realista del mundo.
Y gracias por compartirlo conmigo, no dejes de hacerlo.
Buen casi finde!
Amalio Rey
Muchas gracias, Alicia. Me alegra que compartas intereses conmigo.
un abrazo
Ricardo_AMASTÉ
jjjjj Demasiado tarde!
Ya me lo he leído… y ha merecido la pena.
Aunque hay mucho para hablar, voy más o menos en breve que no quiero resultar brasas.
En ColaBoraBora siempre hemos utilizado la acepción de ’empresa’ que no se refiere a la forma jurídica, sino la 1ª, que tiene que ver con “Acción o tarea que entraña dificultad y cuya ejecución requiere decisión y esfuerzo”. Y para eso, hacen falta todo tipo de conocimientos, experiencias y prácticas, depende del reto.
Comparto el tono general del proceso de buscarnos e irnos encontrando. El itinerario que dibuja Carol. El espacio de grises y de muchos colores que describe Iván (y que seguro ha visto en tantos de sus viajes, incluso a Las Indias). También se me quedan dando vueltas las preguntas del punto 11. Y me ha encantado esta gran verdad de tu última respuesta: “Los prototipos están para pensarlos y no para defenderlos”. Diría que para pensarNOS.
De todo, me gustaría poner atención en el punto 12 referido a escalabilidad y equidad. Algo que me parece clave. Quizá en el proceso de prototipado podamos hacer una inversión alta, pero el diseño del modelo debe ir mejorando en el coste y replicabilidad para poder llegar a ser un bien común y no uno elitista que pueda llegar a acrecentar aún más la desigualdad. En ese sentido, me gusta muchísimo el proyecto de Arduino para la Junta de Castilla La Mancha de David Cuartielles. Para mi un ejemplo brillante de esta cuestión, de cómo ajustar en costes no tiene por que suponer perder creatividad e innovación, sino incluso al contrario. Pero es algo que implica un gran ejercicio de diseño (depurar mucho el prototipo). No sólo se trata de que sea atractivo, sino eficiente, responsable, inclusivo. Y en este caso además, incluye otra importante premisa: libre y abierto. Cómo surge y cómo va evolucionando el proyecto me parece que sería algo a copiar, a escalar en todo el sistema educativo público. Para mi eso es innovación educativa y cambio de paradigma. Un ejemplo que demuestra que es posible: http://castilla.verkstad.cc/
Y casi termino con un pequeño comentario sobre el punto 7. Juguemos un poco más y sí, seamos más sexis. Eso también a veces requiere rigor y esfuerzo. Con eso de que el esfuerzo imprime carácter, me has sonado un poco como unos que una vez me decían respecto a la disciplina, que “A ti lo que te habría hecho falta es haber hecho la mili”. Si.. ¡Ya te digo!
Terminando ahora ya si. Hay una típica película juvenil norteamericana, que nosotras utilizamos mucho para pensar sobre esto de transformar la universidad “ACCEPTED”. Hay gente que no se toma en serio semejante recomendación… Nosotras no nos tomamos en serio a quienes no se la toman: https://es.wikipedia.org/wiki/Accepted
Amalio Rey
Hola, Richi:
Ya “liberé” tu último comentario. No entiendo qué pasa contigo y mi atrapa-spams 🙂
De acuerdo con esa acepción de “empresa”. Yo también la utilizo. Pero para eso debes usar el lenguaje y los “moldes” apropiados, para que todo encaje.
Siempre han habido prototipos, pero al gran cambio que estamos dando ahora es el de entenderlos como artefactos para pensar juntos, y por tanto, objetos de experimentación. El prototipo que heredamos de la tradición industrial era aquel que se usaba como “herramienta para comunicar”, y por tanto, era un artefacto que servía para defender una idea. Se nota mucho cuando alguien lo entiende así, porque el prototipo se presenta lustroso, acabado, y con un relato que busca demostrar lo buena idea que es. Si está tan bien pensado, entonces no me invita a participar. Mi reacción ante dispositivos de ese tipo sólo puede ser binaria: me gusta o no me gusta.
Voy a investigar en el proyecto de David Cuartielles que comentas. Me parece super interesante. Ambos sabemos que el diseño es ideológico, transmite valores. Es el debate que se está produciendo ahora entre “Design Thinking” y “Diseño Especulativo”, y bendito sea!!!
Si en el nuevo diseño educativo no se contempla el delicado tema de la “escalabilidad”, entonces a mí no me sirve como “LA” solución. Vale, puede ser una opción más dentro de la diversidad de escenarios en los que podemos jugar, pero habrá que plantearlo con la humildad que eso significa. No se puede generalizar.
La equidad es un principio irrenunciable para cualquier “solución educativa” que a mí me valga, sino la educación seguirá siendo un mecanismo de perpetuación de privilegios de las élites, como está ocurriendo ahora con los colegios privados que venden una educación de high-cost.
Richi, no me vulgarices lo de que “el esfuerzo imprime caracter”. No estamos hablando de ir a la mili, y tu lo sabes. Vamos a tener que discutir mucho de esto, seguramente. Por eso decía que era un asunto controvertido, pero que sepas: !!yo defiendo eso!!! No es todo “jugar”, ni todo va a ser “sexi”, colega!!!
No he visto esa película (“Accepted”), y me la tengo que ver. La historia suena muy divertida.
Un abrazo
Iván
Hola Richi & Amalio,
Escribo de nuevo en el post tras releerlo, pongo algunas pajas mentales que me han salido.
Creo que deberían entrar las artes y las humanidades en la educación de personas con formación tecnológica y también en las empresas basadas en ciencias. La forma de hacerlo creo que es compleja, pero no imposible, al menos a pequeña escala. A nivel más amplio, lo cierto es que lo veo jodido, ya que una gran parte de los sistemas educativos vienen planificados por políticos y sus camarillas de asesores, los que todo sea dicho de paso, cambian dependiendo del pesebre que les da de comer.
Al final, como en tantas cosas de la vida, a lo mejor lo que nos quedan son los héroes solitarios, ese profe loco que en una escuela de pueblo revoluciona a los chavales con un blog tecnológico que inspira a que varios chavales opten por estudiar x o y, y quizá la heroína sea aquella profesora que desde una pequeña ciudad de provincias hace que un par de sus pupilos sean artistas que lleguen a creer en sus talentos.
Creo que Amalio ha dado en el clavo en muchas cosas con el post, también me ha gustado mucho lo que comentan en el post de las Indias.
Desde siempre me gustan cosas de algunos sistemas más alternativos, LEINN, Kaos Pilot, Knowmads, la verdad es que sigo los tres desde la distancia, tienen evidentemente cosas buenas, pero obviamente no todo el monte debe ser orégano. Se echan en falta reflexiones y autocríticas más profundas desde dentro, y porque no, también desde fuera, que alguna cosa menos buena debe haber. Por otro lado, son formaciones no apta para todos, los precios no son baratos.
En el fondo, cabe reflexionar si los sistemas alternativos van a terminar como los sistemas educativos tradicionales, es decir terminar siendo sistemas con sus estructuras, sus normas, sus reglas, su cultura, y sus formas de hacer. Desde luego que no hay nada malo en ello, pero quizá son pequeñas islas.
Creo que cada uno de nosotros somos individuos, pero muchas veces, cuando eres un chaval de 20 años no tienes ni pajolera idea de lo que quieres ser y hacer con tu vida, es algo que lleva pasando durante generaciones, y en el fondo no creo que sea nada malo. La idea de crear empresas y generar dinero es una opción, pero creo que debe haber muchas otras opciones, no es apto para mucha gente.
No me encaja mucho la respuesta uniforme de una riada de gente joven que dice de forma constante eso de yo soy emprendedor, a veces incluso debo decirte que me hace mirar con desconfianza. Muchas veces me causa más confianza el que dice que en su casilla olvidada pelea por ser científico o lanzarse en aventruas artísticas. A veces parece algo forzado, mucha gente ves el Linkedin y no baja de CEO, Project Manager o cosas parecidas, de hecho no creo que los verdaderos emprendedores hayan escrito eso de yo soy emprendedor.
Quizá deberíamos educar para escuchar otras cosas como, me flipa: pintar, tocar la guitarra, cocinar, sacar fotos, grabar pelis, viajar , el vino, las manualidades, las matemáticas, la literatura, o hacer diseños locos y video juegos en el ordenata Pero no, ahora se les hace creer una cosa, y muchos se auto definen como emprendedores, algo que el vecino del 5 no es porque estudia veterinaria o Literatura inglesa. Creo que el sistema quizá también falla.
Recordemos el caso de ese súper emprendedor llamado Pau García Milá que era ejemplo para mucha gente. Al final, el sistema, la sociedad y él mismo crearon un fantasma que tenía los pies de barro. Un emprendedor que cobraba muchos mortadelos por conferencia, pero que al final si reflexionamos con el paso del tiempo, nos demos cuenta que quizá tenía más mérito el fontanero del cuarto que educó a sus tres hijos o la panadera de la esquina.
http://www.eldiario.es/hojaderouter/emprendedores/pau_garcia-mila-emprendimiento-EyeOS-Bananity_0_369213079.html
Que alguien deba facturar dinero puede ser bueno, generar riqueza, empleo y todo eso, pero desde otro punto de vista, quizá se necesite también a la Universidad como un sistema de paso, de experimentación, de búsquedas, y porque no decirlo, de deriva en algunos casos.
Tengo un amigo de Valencia cuyo colega más bala del barrio abandonó la Uni porque necesitaba volar, se pillo una paeillera, se fue a Londres a buscarse la vida y ahora anda de jefe de cocina en un hotel de 5 estrellas en los USA. Ese caso me recuerda cosas de los rebeldes, de los que pasan del sistema, tanto del imperante y del alternativo, y que al final, terminan saliendo a flote en el loco mundo en que vivimos.
Desde luego que los modelos educativos alternativos tienen cosas muy buenas, pero a veces creo que se les puede ir un poco la pinza, como a tantos otros extremos en otros ámbitos de la vida.
Un abrazo para los dos,
Iván
Amalio Rey
Espero, Ivan, que esto no termine siendo sola cosa de heroes y heroinas. Necesitamos sistematizar la innovación educativa, y eso es lo que más va a costar. Tengo claro que las propuestas alternativas merecen ser examinadas y discutidas con el mismo rigor que ellas lo hacen con las tradicionales. Casos como Pau Garcia Milá son paradigmáticos. Seguro que el chaval tiene su mérito, que ha hecho cosas muy bien, pero le hacemos daño endiosandolo sólo porque conviene al relato de moda.
Un abrazo, Ivan
Amalio Rey
Tu comentario, Richi, estaba pendiente de aprobación. No entiendo por qué, pues lo mio siempre es Publish-then-Filter, nunca filtro antes.
Lo que comentas de la charleta on the road con Felix y la leinner, me lo creo perfectamente. Me consta que Felix y Juan son tios sensatos e inteligentes, asi que puedo intuir que ellos ya han visto algunas de estas carencias. También estan en su derecho de no estar de acuerdo con otras que comento en el post. Bastante mérito tiene lo que hacen. Todos mis respetos para los makers.
Como dices, lo más importante es la voluntad de mejora, desde la premisa de que todo lo que se está haciendo son prototipos.
He visto lo de #tecnoblandas en Twitter. No sé, #yoconfieso que me sobra el palabro. Quizas sea un vicio profesional, pero nunca he pensado que las “tecnologías” sean necesariamente tangibles. Pensar en “tecnologías relacionales” es, para mi, pensar en una tecnologia más, de las de toda la vida. Por otra parte, hacer estas “piradas” con Bellas Artes es ponerse a dar vueltas en el Tio Vivo, es llover sobre lo mojado. A los artistas se le da bien eso de integrar “lo blando” en sus procesos. La sensibilidad le viene de fábrica. Eso es el jamón. Necesitamos entrar en el hueso.
Para “afectar la estructura” de la universidad no se puede entrar como elefante en cacharrería. Hay que camelarsela, poniendose el mono desde el respeto a la diferencia. Hay muchas razones, la mayoría legítimas, para que la universidad sea como es, con sus virtudes y defectos.
“Ir a la raíz” me parece cojonudo, pero cuidado con cómo manejamos el bisturí, no vaya a ser que quitemos tejido sano y necesario. Echaré un vistazo a los enlaces que me has pasado.
Un abrazo, Richi…
Ricardo_AMASTÉ
Para nosotras el palabro lo que hace es aportar matices y abrir conversaciones y espacios de visibilidad-legitimidad.
Es cierto que el concepto tecnología lo incluye todo, pero no deja de ser un genérico, que depende para qué conviene mirar y desentrañar con más precisión. Es como lo de los blancos y los esquimales.
Creo que vivimos en un mundo donde las tecnologías hegemónicas son (o han sido) las tecnocientíficas y muy ligadas a lo industrial. Lo organizacional, por intangible ha sido menos percibido-trabajado-problematizado, cuando en realidad, probablemente ha condicionado las formas de vivir, de relacionarnos, de producir, mucho más que las propias tecnologías hard (o al menos la necesaria combinación de ambas).
Además en el ámbito y el lenguaje tecnológico, las prácticas artísticas, culturales, de producción de subjetividad no están ni presentes, ni asumidas ni legitimadas. El entorno científico reconocido, con pedigrí, han sido las ciencias puras. Se ha ganado mucho terreno desde las ciencias sociales, pero no aún desde otras humanidades o las artes. Y por eso es importante también construir mapas desde esos ámbitos. Al menos para equilibrar, para señalar otros posibles caminos, puntos de interés, etc.
En realidad, la educación es quizá la principal tecnología blanda.Hay mucho que trabajar ahí, mucho que (des)aprender, que expandir, hackear, porque es lo que conforma nuestras mentes. Desde las asignaturas, las aulas, los cursos, las notas, la competitividad, los ritmos, las inteligencias que se contemplan como importantes y las que no, la orientación al mercado, la burocratización… ¡Tantas cosas!
Creo que al final se trata de generar entornos y situaciones que permitan desarrollar la creatividad, el deseo de aprender y de hacerlo de forma compartida, desde las capacidades de cada cual, dando lo mejor de una misma para recibir lo que cada cual necesita. Algo que nos haga ciudadanas libres, autónomas pero interdependientes, en armonía con nuestro entorno.
Eso no puede hacerse desde la arrogancia o negando el valor de lo precedente, no se trata de eso. Pero una cosa es el respeto y otra el miedo, que nos puede inmovilizar desde el más vale lo malo conocido.
Todos los días, en el sistema que vivimos, se mete el bisturí y se cercena tejido sano mientras se sigue alimentando la cangrena. Y lo que es peor, en muchos casos se hace conscientemente, para seguir manteniendo la enfermedad. Frente a eso, a veces hay que tomar medidas arriesgadas, no digo que no haya algunos daños colaterales. Pero creo que el mejor antídoto para eso es el diálogo, un diálogo que no tiene miedo de afrontar los conflictos, los lados oscuros, las vulnerabilidades de los prototipos.
Por eso me gustó el viaje con Felix en el coche, porque hablamos de lo problemático. En ese coche también venía (conducía) Antonio Lafuente, para mi todo un ‘señor científico’, alguien que me encanta, no sólo por su gran sabiduría y ganas de compartirla aprendiendo continuamente de forma porosa, sino porque es alguien con capacidades complementarias a las mías y eso es lo que necesitamos, capacidades diferentes federadas con intereses comunes. Y eso por ahora no lo enseña demasiado bien la academia tradicional (o cuando menos la academia neoliberal al servicio del mercado, hacia la que peligrosamente tendemos).
Bueno, menuda matraca… ¡Y eso que aún no me he leído el artículo con calma! ;D
Amalio Rey
jjjj…. vaya, Richi, te has despachao a gusto. Buena matraca, sí señor!!
OK, si quieres repensamos la educación como una “tecnología blanda”, aunque yo a eso le veo sus peligros, pero esa es una historia que mejor la discutimos en otro sitio 🙂
Ni arrogancia, ni miedo. Hay que ser atrevidos, y corregir los errores con el dialogo. Lo que está claro es que los prototipos están para “pensarlos” y no para “defenderlos”. Son más una herramienta para pensar que para comunicar lo bien que hemos pensado. Entendidos así, hay un gran espacio para participar con generosidad.
No tengo el placer de conocer personalmente a Antonio Lafuente, pero le he leido mucho, y me parece un tipo extraordinario. Se me hace la boca agua pensando en el nivelazo que debe haber tenido una conversación entre Lafuente, Felix y tú. Pocas cosas que añadir. Con eso, Richi, ni pierdas el tiempo en leerte el articulo con calma 🙂
Ricardo_AMASTÉ
Aupa Amalio.
He leído en transversal el post, pero veo que merece una verdadera lectura reposada.
Así tras la primera ojeada, que quieres que te diga… Por lo que he visto, lo podría firmar con mi propia sangre. Se nota que lo venías rumiando, porque aunque es largo, es como una pastilla de Estarlux, bien sintetizada. Y muy bien escrita. ZORIONAK!!
Es curioso, el otro día vine de Madrid a Bilbao en coche con Felix Lozano y le compartí muuuuchas de estas inquietudes. Lo interesante es que creo que son inquietudes que muchas tenemos (Felix, Juan y otr*s muchos también -en el coche también venía una leinner y fue muy interesante su actitud y perspectiva). En realidad, aún estamos en pleno prototipado y los prototipos tienen muchos fallos. Lo bueno que tiene es que los vamos identificando y hay voluntad de mejora y capacidad de hacerlo, quizá además colectivamente.
Lo malo que tiene esto de comprometerme a una lectura sosegada, es que tendré que buscar ese momento (y estas semanas voy a estar un poco a mil por hora). Pero por ahora comparto unos links de esas cosas que me tienen ocupado, que creo tienen que ver de alguna forma:
> Justo ahora estamos empezando una pequeña investigación colectiva sobre tecnologías blandas http://www.tecnologiasblandas.cc/ Empezamos a las 12:00 con un hangout con Saioa Olmo http://www.tecnologiasblandas.cc/saioa-olmo/
> Este año hemos hecho algunas formaciones que tienen que ver con emprendimiento. Hemos remezclado cosas que hacíamos en las colonias de verano como Kit-Krak y metodologías como las planteadas para Hondartzan o KOOPtel. El caso en el que lo hemos aplicado de forma más satisfactoria ha sido ‘Juntas Emprendemos’ http://www.juntasemprendemos.net/es_ES/category/territorio/euskadi/
> Cada vez más, estamos haciendo intentos de acercamiento a la universidad, a través de activar pequeñas investigaciones y de buscar porosidades y maneras de hackear sus protocolos (y que la uni también hackee los nuestros en cierta forma). Es complejo, sobre todo porque ves que es prácticamente imposible pasar de la grieta a la falla y afectar a la estructura. Esto de las #tecno_blandas lo estamos haciendo con Bellas Artes y desde el año pasado, junto a Zaramari estamos en urbanBAT, que también se hace en parte dentro de la universidad (con Kultur Basque y Cibersity). Este año va sobre #alterotopiak http://urbanbat.org/portfolio_page/una-alterotopia-es/
Son todo cosas que tiene nmucho que ver con aquel ‘Educación expandida’ que organizó Zemos98 (en el que Juan estuvo tan presente) y con planteamientos tipo comunidad de práctica o aprendizaje comunitario como los que por ejemplo trata Transductores.
Pero bueno, no hago más spam.
A ver si continuamos esta conversación tan nutritiva, porque va sobre cosas muy muy importantes.
Termino respondiendo a la pregunta inicial, así, a lo bruto:
Sí, queremos y necesitamos ser radicales, más radicales, verdaderamente radicales. Profundizar. IR A LA RAIZ.
Abrazos!
Julen
Bueno, compañero, me uno a las felicitaciones. Impresionante de verdad este artículo. Voy a recomendarlo como oro en paño en mis círculos académicos, empezando por la dirección académica y el propio decanato. De verdad, vas a ir al cielo 🙂
Creo que no me queda sino ponerme a escribir algo en esta línea para poder contribuir a una reflexión global. Me lo apunto para postear, Amalio. Vaya capacidad la tuya de vomitar argumentos…
Nos leemos.
Amalio Rey
Gracias, maestro. Lo que más deseo es que el post sirva para la reflexión, y que se mueva en los círculos académicos y educativos, como tú comentas. Estamos en un momento en que vale la pena poner sobre la mesa estos dilemas y paradojas, que no van a desaparecer a base de martillazos del tipo “todo ha cambiado, nada vale del pasado”. Me encantaría leerte, porque sé que tienes mucho que aportar sobre este tema. Un abrazo
Iván
Excelente post Amalio, te felicito. Tremenda la cantidad y calidad de información que nos dejas. Es uno de esos posts que he marcado y guardado para releer varias veces y tener de referencia para pensar y reflexionar. Creo que tienes mucha razón en lo que comentas y que entre blancos y negros hay un amplio espacio no ya de grises, también de colores . Pienso que la Universidad es un espacio donde no solamente se debe pensar en el mercado y en ganar dinero, también debe ser un lugar de pensamiento, experimentación y búsquedas (de todo tipo), aunque muchas veces ya no se dean. Como en tantas otras cosas en la vida, quizá lo mejor sea el camino del medio, ni tanto ni tan poco. Por cierto, hoy precisamente leí otro excelente post en El correo de las Indias sobre el tema https://lasindias.com/educacion-es-promiscuidad-no-adiestramiento . Un abrazo
Amalio Rey
Hola, Ivan:
Me tranquiliza que una persona como tú, tan de “aprender-haciendo”, con la crediilidad que te dan tus “viajaprende’s”, diga eso. Confirma que no vamos tan despistados en la reflexión. Estoy de acuerdo con que quizás se ha pasado de un extremo al otro, olvidandonos del sano equilibrio. Lo disruptivo es glamoroso, muy chic, y eso explica que a veces se caiga en cierta soberbia del innovador. Yo mismo he caido en errores de ese tipo. Leeré con interés el artículo de Las Indias. Un abrazo
Pedro
Me he quedado sin palabras Amalio: no es que esté de acuerdo (que lo estoy) es que me parece fascinante la capacidad de síntesis que demuestras para abordar algo tan complejo.
Por otra parte quiero felicitarte también por la oportunidad, pues en estos momentos en que la innovación lo ocupa todo, la reflexión pausada y profunda se hace vital.
Enhorabuena Amalio.
saludos
Pedro.
Amalio Rey
Gracias, Pedro. Hace tiempo que quería escribir este post, y lo estaba rumiando casi sin darme cuenta, de conversaciones que voy teniendo, y de los vídeos sobre educación disruptiva que circulan por ahí y que parecen todos cortados por la misma tijera. Un poco de pausa siempre viene bien 🙂
Carol
¡Qué capacidad de análisis y de síntesis! Francamente, impresionada!
¿La universidad como laboratorio ciudadano?
Un lugar desde donde aprendemos a observar la realidad que nos rodea (desde lo local y lo global),
Observación que nos lleva a la reflexión, primero individual y luego, colectiva,
Una reflexión que nos lleva a un debate donde se ejercen las habilidades, competencias de escucha, de análisis, de argumentación, de construcción del pensamiento, de comunicación, !y de indignación!
Un debate que nos despierta la curiosidad, que nos incentiva a seguir profundizando aprendiendo a buscar, a contrastar, a leer, a cuestionar,
Nuevos aprendizajes que nos llevan a atrevernos a plantear nuevas preguntas,
Nuevas preguntas que nos llevan a aprender a imaginar nuevas respuestas (siendo creativos),
y quizás nuevas respuestas que nos lleven a querer buscar cocrear soluciones a problemas reales tomando acciones (individuo con mirada crítica ejerciendo una ciudadanía activa, activismo, emprendimiento, política).
Todo ello, desde lo individual y lo colectivo, volviendo a lo individual y de nuevo llegando a lo colectivo…generando redes de personas, vínculo social, identidad comunitaria…que no nos permitiría nunca perder de vista el Bien Común como finalidad última, incorporando como nuestro, los valores de justicia social, equidad, sostenibilidad, ética, generosidad y la diversidad como riqueza.
La Universidad como lugar donde valorar y disfrutar del saber por saber, un lugar seguro, inspirador y empoderador desde donde explorar(se), cuestionar(se), experimentar, atreverse, un lugar desde donde crecer como individuo, ciudadano/a y profesional.
Un lugar desde donde ser (Vs donde obtener/consumir) y como no, un lugar desde donde soñar, volviendo a conectar con el mundo, un mundo de oportunidades.
Habrá que empezar a dar pasos.
Amalio Rey
Hola, Carol:
Gracias. Creo que está bien entender la universidad como un laboratorio, con todo lo que eso implica de flexibilidad y de resistencia a la burocracia. El escenario que describes en tu comentario es casi una hoja de ruta. Un saludo