9 preguntas sobre reflexión colectiva (post-100)
Éste es mi post-100. Número redondo al que nunca pensé llegar.
Lo que empezó como un juego, se ha vuelto un hábito, un placer.
Pensaba hacer algo especial para conmemorar este hito estadístico, pero estoy viviendo un momento tan frenético en lo personal y profesional, que dejaré la celebración para la segunda centena, que al paso que voy no tardará mucho en llegar.
En todo caso, no parece casualidad que el post-100 esté dedicado a juntar ideas generadas en una conversación que tuvimos en esta misma casa. Se trata de un meta-post de reflexión colectiva sobre la reflexión colectiva.
En mi post anterior hablé sobre las dificultades prácticas que existen en los procesos de reflexión colectiva, y recibí comentarios muy interesantes, que completan, matizan o discrepan de mis observaciones. También preguntas, que ha habido varias.
Muchas gracias a Mkl, Yoriento, Nelson Diaz, Anna, cumClavis, Jose Miguel Bolivar, JT y Alberto por vuestras aportaciones e interés de pasarse por aquí.
Ese material generado por la conversación con estos colegas me parece valioso y útil, así que lo he recuperado de las “butacas del fondo” y llevado a la primera fila, como una entrada independiente. No quería que estas aportaciones, que añaden preguntas y perspectivas nuevas e interesantes, se quedaran allí olvidadas al final del post, así que las he editado en forma de preguntas-respuestas, y enumerado para facilitar su referencia en los nuevos comentarios que susciten. Pues nada, ahí van las nueve preguntas:
1) ¿Es tan difícil, como se dice, la reflexión colectiva en los entornos 2.0?
Mkl no ha tenido problemas para trabajar con equipos a distancia utilizando algunas de las herramientas que mencioné en mi post (“Si busco experiencias de este tipo, lo cierto es que, en general, han sido buenas”). Y añade que dificultades siempre las hubo, aunque opina que “el entorno 2.0 las suaviza y las gestiona mucho mejor”. Yoriento cree también que en los entornos 2.0 se facilita la colaboración y se suavizan las dificultades porque “compartir” es la meta natural de la Web 2.0, y “hasta los egos y las discusiones se atemperan en el foro público y transparente que suponen los blogs”.
Anna parte de reconocer que somos diversos, somos diferentes, y eso hace que cada cual afronte la dialéctica (igual le da que sea 1.0 o 2.0) bajo perspectivas diferentes: “los “problemas surgen cuando en vez de monólogos intentamos buscar conversación”, porque esto requiere un esfuerzo por converger en conversación a pesar de divergir en opiniones y matices.
Al respecto dice cumClavis que la forma incide en el contenido más de lo que creemos y, dependiendo de cómo abrimos, participamos o [tristemente] valoramos lo ajeno, se puede comprometer la más brillante de nuestras ideas por dejar en evidencia el respeto hacia con quien conversamos. JT, en la misma línea, culpa a la intolerancia como una de las mayores trabas del proceso.
cumClavis aporta una perspectiva nueva, digamos que invierte la tortilla. Afirma que si algo a uno le parece difícil, la pregunta que habría que hacerse primero es: ¿Qué de mí hace difícil la conversación o la reflexión colectiva? y apostilla que analizar la dificultad de la reflexión colectiva sin tener en cuenta el peso de uno mismo en ella es una forma de trasladarlo a los otros lo cual, generalmente, también entorpece la conversación. En su opinión, la autoconsciencia y la autocrítica son justamente competencias que brillan por su ausencia en estos entornos.
Mi opinión es que no debemos tener una visión edulcorada de esto, de las virtudes de la reflexión colectiva, porque al hablar con los empresarios, éstos nos bajan de la nube. Tenemos que ser honestos y reconocer las dificultades, para gestionarlas mejor. Coincido con @Anna que del monologo a la conversación hay un largo camino, y el combustible que necesitamos para el viaje se llama empatía, saber ponerse en el lugar del otro como bien nos recuerda @JT
A esto añado que lo peor es que nadie reconoce ser poco empático o intolerante, to’er mundo se cree guay… pero alguien tendrá que estar equivocado, digo yo. ¿Soluciones? Es posible que si hay un objetivo claro, unas expectativas realmente compartidas, se imponga la cordura y la generosidad. También creo que si se pierde la confianza, olvidémonos de la empatía.
En cuanto al respeto por el trabajo del otro dentro de un grupo de reflexión colectiva, pienso que todas las ideas valen (en principio) lo mismo, sin importar el orden en que se planteen, o se escriban.
No deberíamos rehuir tanto a la divergencia constructiva, porque he aprendido que se crece en la dialéctica, y la prefiero antes que el conformismo o la pasividad, bastante usual en los grupos de debate. Lo importante es que el contrapunto se haga con respeto, con argumentos, y aquí importaría menos la “cantidad” de réplica. Lo que vale es la intención, la honestidad, el esfuerzo de argumentar y también, la implicación.
De todos modos, aún pensando que la “cantidad” de contrapunto o de crítica es lo menos importante si se argumenta bien y con respeto, puedo entender que dosificar la crítica sea una práctica recomendable, para evitar que la pasión nos lleve a situaciones que puedan interpretarse como excesos.
Alberto hace referencia también a cómo se crean estos grupos de reflexión apelando al concepto de “comunidades de aprendizaje”, y coincido con él en que si se “crean solas, por cercanías y afinidades” ayuda a que funcionen mejor. Seguir un proceso espontáneo de acercamiento, donde la estrategia del grupo se define colectivamente, siguiendo un patrón emergente y autogestionado, constituye siempre un punto a favor. Como bien cita @Alberto de Etienne Wenger: “se escogen a sí mismos y dura lo que el grupo decida”.
2) ¿Qué papel juegan las herramientas en los procesos de reflexión colectiva?
Mkl opina que la reflexión colectiva existe con o sin herramientas, y que éstas sólo la facilitan porque es difícil que la dificulten, ya que son sólo un recurso. Jose Miguel Bolivar se queja, con razón, de que tendemos a culpar a las herramientas de carencias que no les corresponden. Una herramienta es inútil en manos que no saben usarla. Si no hay un “proceso” consensuado sobre cómo se va a utilizar la herramienta (esto es pre-requisito fundamental) en la reflexión colectiva, será un milagro que sirva para algo. Alberto, por su parte, duda de que con tantas herramientas que existen, no podamos encontrar una o varias que satisfagan el objetivo: Wiki, blogs, Twitter, webs, googledocs, Moodle, etc.
En la conversación he añadido que siendo cierto todo eso, no se puede negar que hay herramientas mejor concebidas para gestionar la reflexión colectiva que otras. Un google-doc rendirá mejores resultados si hay un “proceso” de uso bien definido, pero es posible que hayan otras herramientas que hagan ese proceso más intuitivo, más fluido, más cómodo… y tenemos que buscarlas. @Odilas me habló de una que conoció en EEUU, y sé que hay varias por ahí, pero que desconozco. Por cierto, un ratillo antes de pulsar el botón de publicar acabo de ver un post de @Mkl con una primera sugerencia: disgress.it así que a ver si os animais y compartis con nosotros más recomendaciones.
3) ¿Qué pasa con el ego? ¿Ego 2.0? ¿Afecta más en los debates virtuales?
Éste ha sido uno de los puntos más controvertidos del post, como ya suponía cuando utilicé el término “gestión de egos”, incluyendo el mío, claro, aunque es posible que esto último no quedara tan claro.
Mkl cree que el ego no tiene versiones (1 o 2.0), y es tanto una dificultad como una motivación para participar en un grupo de reflexión. cumClavis, en la misma línea, no piensa que el ego sea algo que se tenga que aplacar en la conversación, y lo explica así: “Normalmente sólo cuando hay un YO resuelto puede haber un TU. El problema entre egos sucede cuando estos no están resueltos y exigen de los otros su propia confirmación”. Alberto también cree que los egos son buenos para el aprendizaje mismo, y no ve diferencias entre el ego del “mundo real” y el que se manifiesta en estos debates telemáticos, incluso piensa que es más manejable en los entornos virtuales “donde pareciera que aprendemos de la cortesía”.
Aquí difiero de mis compañeros. Para mí hablar de “ego 2.0″ tiene mucho sentido porque contraviene el principio de generosidad y de participación P2P (como uno más) que se espera de quien dice ser sensible a esta filosofía. También sostengo que hay mucho cuento en el mundillo 2.0 cuando se dice “oye, sé libre, haz lo que quieras, todo está guay”… porque hay hipersensibilidad hacia unas normas-no-escritas de las que nadie habla, pero que conviene respetar. El ego se salta esas normas.
Si un personaje 2.0 se hace mucho autobombo, incluso publicando tweets en los que anuncia el número de contratos que consiguió ese día (es verídico), entonces que no venda en sus charlas la cantinela de la humidad. En fin, “ego 2.0″ es el ego de la incoherencia.
Por otra parte, estoy convencido que el ego hay que aplacarlo si queremos una buena conversación, y que no ayuda a la reflexión colectiva. Una cosa es la autoestima y otra bien distinta el ego.
El ego es un fantasma, una ilusión de uno mismo, una máscara que busca aprobación, y así no es posible contribuir al diálogo. Es también muy ego-ista, y curiosamente, tiene obsesión con las formas y subestima el contenido. También con los nombres, en lugar de las ideas; y estas dos características tampoco ayudan a la construcción de consensos en grupos de reflexión colectiva.
Por último, me temo que no coincido con la opinión de @Alberto en cuanto a que los debates virtuales pueden ser más fáciles en este sentido. Mi experiencia me dice otra cosa. La comunicación virtual es peor, lo complica todo, porque amplifica virtudes y defectos. Idealiza al que te ha parecido el tío/a buena gente, y demoniza al que subjetivamente “no-te-gusta”.
Es un poco absurdo esto, y hay mucho de prejuicio y malos entendidos. Lo peor es que no puedes resolverlo con una mirada, un gesto cómplice o si cabe, una muesca de desaprobación. Estas expectativas que se crean a partir de textos fríos y estereotipados no valen tanto como uno cree, por mucho “sexto sentido digital” que uno piensa que ha cultivado.
4) ¿Cuándo una “reflexión colectiva” ha tenido “éxito”? (pregunta de @Yoriento)
Esta pregunta de @Yoriento es tan pertinente como difícil de responder. Para mí depende de los objetivos que se planteen. En todo caso, si hablamos de “reflexión colectiva” mediría el éxito más por el PROCESO que por los “resultados”.
Si el proceso ha servido para aprender mucho sin destruir confianza entonces ha sido un éxito. Como veis, aquí no vale todo, hay que comparar beneficios (aprendizaje) con costes (fricciones, destrucción de confianza).
También depende de la urgencia e impacto del “resultado”. Imaginaros que tenemos que juntar un grupo para decidir qué hacer con los problemas acuciantes de liquidez de una empresa que ponen en peligro su supervivencia el próximo mes. Pues mira, ahí los resultados dicen la última palabra. Pero si la reflexión es de otro tipo, como las que estoy participando en los últimos tiempos (tranquilas, con tiempo para pensar), me importa más el proceso. Si aprendo mucho, ha sido un éxito.
5) ¿Hay alguna diferencia significativa en la dinámica de comunidades-amateur (“por amor al arte”) respecto de las “profesionales”? (pregunta de @JT)
JT cree haber notado en los debates del primer tipo una cierta beligerancia propia de lo “amateur” que viene a decir “esto es lo que hay, si no os gusta, me largo y ahí os apañéis, que yo no saco beneficio de esto y no pienso calentarme los cascos”.
Tampoco es una pregunta fácil de responder. A mí me parece que hay factores que favorecen y limitan los dos tipos de iniciativas de reflexión. Las de “por-amor-al-arte” pueden generar más indiferencia o conformismo que aquellas en las que se juega algún interés “profesional”, y donde el debate puede ser más encarnizado. Pero honestamente, creo que en las dos siempre intervienen intereses de algún tipo, aunque sean sutiles o indirectos, y si no los hay (muy raro), pues ahí tenemos a los egos, que también hacen su trabajo.
No sé, sospecho que no hay grandes diferencias. Porque en la reflexión “amateur” (por usar el mismo lenguaje de @JT), puede haber tanto o más compromiso e implicación alrededor de un tema, o en la búsqueda de una solución, que termine prevaleciendo la generosidad y el sentido de propósito sobre los egos y los intereses.
6) ¿Son importantes los “roles” para que una comunidad de reflexión funcione bien? (pregunta de @Alberto)
Alberto sugiere que puede ser interesante analizar si los roles de Belbin tienen relevancia en el funcionamiento de un grupo de reflexión o una comunidad de práctica. Según él, pareciera que el líder, el estructurador y el facilitador son fundamentales para mantener el “espíritu” vivo del debate. @Alberto se pregunta si una comunidad sin roles puede estar limitada, ¿o puede funcionar bien?
Mi opinión es que cierto reparto de “roles” es positivo para facilitar la dinámica de un grupo de reflexión, y que el modelo de Belbin es una buena referencia para avanzar en esa línea. Es oportuno hablar de “roles” y de “reglas” porque a veces se cree que la “inteligencia colectiva” es anarquía, que todo tiene que ser espontaneo. Es un tópico tremendo. Deben haber reglas de “community governance”, con ciertas estructuras de funcionamiento y un reparto de roles que permita la autorregulación eficiente.
Pero OJO, no nos pasemos con esto, porque basta que hablemos de “principios” y “estructuras” para que lo convirtamos en “decretos” y “organigramas”. Otro problema que tenemos aquí es a la hora de poner nombres y apellidos a esos roles. Todo depende de personas, como siempre. Prefiero cierta gestión emergente y espontanea, que equivocarnos en los emparejamientos roles-personas.
7) ¿Foro abierto o cerrado? (pregunta de @Alberto)
Dice Alberto que no es posible tener al mismo tiempo un foro abierto y cerrado, planteándolo así: “Si abres un foro y lo divulgas por Facebook o Twitter, tienes que tener la capacidad de manejar el trabajo colectivo”, y no cree que en ese proceso se le deba decir a alguien “lo siento, estamos los que somos”.
Éste es un asunto complejo, pero de los que más necesita coherencia. Para mí valen las dos opciones, según para qué se quiera y cómo se plantee. Todos tenemos derecho a reunirnos en privado, o con un grupo de confianza, a debatir temas. Eso es legítimo y puede ser incluso, la mejor opción para ciertos tipos de reflexiones en las que hay urgencia y se necesita ir más rápido y/o tratar temas delicados que prefieres triturar relajadamente entre menos personas. Son grupos que se crean (llamémosle así) “por invitación”, de gente con sensibilidades compartidas y que prefiere mantener el debate en un entorno controlado de confianza. Este modelo es correcto y muy eficaz para abordar debates de muchos tipos.
El problema puede generarse, como sugiere la pregunta de @Alberto, cuando se empieza a publicitar la reflexión por diversos medios, se implican sensibilidades de gente, conviertes lo que se suponía que era un acto íntimo en noticia y además, lo presentas como un ejercicio “abierto y participativo”. Ahí hay una inconsistencia difícil de explicar, pero que se produce a menudo, y creo que es muy típica en el mundo 2.0, donde los círculos cerrados parecen generar complejo de culpa y hay cierta ansiedad por liberar conocimiento, e incluso posicionarse como un grupo con identidad que plantea cosas nuevas.
Insisto, si optas por un debate cerrado, entre gente de confianza, me parece perfecto, yo he participado en algunos de éstos, y funcionan muy bien hasta un “puntito crítico” en que apetece abrirlos cuando te das cuenta que tanta endogamia está contaminando el ambiente. Llegado a ese punto, haces coincidir la noticia o difusión con la apertura. Ahí anuncias: “hemos estado haciendo esto, es momento de darlo a conocer, y de que todo aquel que realmente esté interesado en esto participe”.
8) ¿Cómo influyen las expectativas? (idea de @Jose Miguel Bolivar)
Menudo asunto el que ha planteado Jose Miguel Bolivar. Tiene más razón que un santo. Aporta una perspectiva que no trataba en mi post, al referirse a las “expectativas” en dos sentidos: 1) expectativas de cada participante en relación con el proyecto u objeto de la reflexión (¿qué espero de él y cuánto me interesa?), 2) expectativas en relación con cada uno de los compañeros de grupo (¿cómo son, qué espero de ellos?), y nos recuerda que la asimetría en las expectativas condiciona enormemente los comportamientos, tanto a nivel de contribución, como de impaciencia y de ego. Mkl también hacía alguna mención al asunto cuando decía que “Puede que falten metas concretas y objetivos de trabajo bien planificados” dentro del grupo de reflexión.
Pues sí, hay mucha asimetría… y eso condiciona. Está claro que a más expectativas, más probabilidad de que te frustres, y eso vale en los dos sentidos que menciona @Jose Miguel. Si por el contrario, estas ahí sin esperar mucho, incluso “pasas” un poco, es difícil que te parezca “difícil” la reflexión (perdón por la redundancia).
¿Se puede hacer algo o es inevitable? Bueno, creo que hay algunos paliativos para minimizar el problema:
- Reclamar un mínimo de expectativas para participar = Si quieres participar, hazlo de verdad, porque realmente te interesa… si no, entonces mejor te quitas, no pasa nada…
- Invitar a la gente al principio de la reflexión que explicite qué espera del ejercicio, que diga por qué quiere estar ahí, y entonces a partir de esas ideas, intentar buscar consensos, para que las expectativas converjan de algún modo. Este ejercicio puede ayudar a que las divergencias de expectativas queden claras, y algunos opten por la opción “a)”, lo que ayudará a reducir la asimetría. Bueno, sé que esto no es matemático, y las expectativas son dinámicas, pero creo que empezar reflexionando-sobre-que-esperas-de-la-reflexión puede ayudar mucho.
En cuanto a las expectativas sobre las personas, ¡¡aquí tenemos un lio y bien gordo!! Ya dije antes que el entorno virtual magnifica todo. Pero algo podemos hacer aquí también:
- “Desvirtualizar” lo más pronto que se pueda (buscar excusas para la correspondiente “birra” de por medio que permita conocernos, vernos, tocarnos…)
- Si lo primero no es posible, entonces ser mucho más prudente con las etiquetas que usamos para juzgar prematuramente a los demás (Lo digo por experiencia, me he equivoca’o mucho, y me sigue ocurriendo)
9) ¿Prisa por conseguir resultados?
Alberto retoma este tema del que tanto hablé en mi post, con una anécdota que nos sirve. Contaba que en estos días dejó un comentario a @juleniturbe recomendándole que se debería escribir un libro sobre Consultoría Artesana para que otros “no se adelanten”, a lo que Julen le contestó: ”que se adelanten, no hay apuro”.
Pues sí, los ejercicios de reflexión colectiva tienen su tempo, el que marca el colectivo. No debe haber prisa por publicar cosas, porque poner las primeras piedras no da derecho a inaugurar el edificio. Si es una obra colectiva, entonces conviene tener paciencia para que se vayan sumando los demás albañiles. Se inaugurará, a bombo y platillo si quieres, cuando se haya conseguido la obra que refleje el sentir mayoritario.
Lo de las prisas es probablemente el tema en el que más pretendía incidir en mi post, aunque haya gente que se haya fijado más en otros. Esta sociedad invita a andar-de-prisa, y los ejercicios de reflexión colectiva se contagian de esa dinámica.
La idea de “adelantarse pa’ dar el campanazo” o esa obsesión por “ser el primero en contar algo” en lo que al debate intelectual se refiere, me parece absurda… e incluso equivocada. Puede que haya gente que te lea primero, y tengas mucha publicidad… pero ¿Qué va a quedar al final? lo genuinamente bueno, lo que se ha parido con la cadencia y la digestión necesaria. A mi esa locura por llegar primero me parece patética.
CC
Felicidades por el centenario, buena idea que sea un meta-post. Esto de los aniversarios (o ene-versarios) siempre tiene algo de recursivo…
Amalio
@mkl: Gracias, Miquel. Los meta-post son divertidos, y tu eres un heavyweight en esto, con tus semanales de anotaciones, todo un clásico.
@julen: ¡¡tu mismo, amigo!!
@leila: Muchas gracias por hacerme la visita. Es un placer, y me alegro que esté en sintonía con la experiencia formativa que estas teniendo. Me encantará que sigas pasando por aquí, y nos cuentes sobre tu curso sobre “conectivismo” y las conexiones que vasn encontrando.
@Alberto: jjj… acabas de usar un palabro que odio (“guru”)… jjj.. pero bueno, sentido del humor amigo… intentemos suponer que “Uber” es “anti”, y entonces nos quedamos tranquilos. Gracias por el post de Manel que me has recomendado…
Alberto
Hola Uber Gurú Amalio:
A veces uno habla de ciertas cosas, y sobre-entiende que todos lo han leido, eso pasa con el tema de los Mamuts. Resulta que CumClavis escribió sus ya famosas valoraciones trimestrales, y en la primera, hizo mención al trabajo colaborativo de los integrantes de la blogósfera y utilizó la metáfora de la caza de Mamuts.
Ahora siempre que pienso en trabajo en equipo, pienso en la caza artesana de Mamuts de Manel. Te invito a que la leas, que además es un aporte importante a este foro sobre las comunidades de aprendizaje.
Te darás cuenta que tenía nada que ver con Dinisaurios, jeje. Para Dino, Yo.!
http://cumclavisblog.blogspot.com/2009/03/primera-valoracion-trimestral-enero.html
Un gran abrazo,
Alberto
Leila Nachawati
Fantástico post, Amalio, es la primera vez que me paso por tu blog pero no será la última. Estoy haciendo el curso “Connectivism and connective knowledge” de George Siemens y Stephen Downes y veo muchos aspectos relacionados con lo que cuentas aquí. Se plantea como “intento de desestabilizar el concepto de curso” http://ltc.umanitoba.ca/connectivism/
Julen
Esto sólo me lo puedo leer imprimiéndolo 😉
Por si acaso, también vas a delicious.
mkl
Felicidades por el centenario, buena idea que sea un meta-post. Esto de los aniversarios (o ene-versarios) siempre tiene algo de recursivo…
Amalio
@Alberto: Si las “piedras talladas” son tan finas como las vuestras, es muy fácil construir castillos que luzcan. Gracias a vosotros.
Bueno, voy a tu comentario. El termino “exclusión digital” quizas sugiere otro significado, y tiene más que ver con la desigualdad que sufren muchas personas en el acceso al mundo digital, que termina excluyéndolos del uso de herramientas que marcan diferencias. Pero entiendo lo que quieres decir. Yo hablaría, más bien, del significado que tiene la “reciprocidad” en este mundillo. Hay que entenderla de otra manera, te confieso que a mi me ha costado. La gente es, digamos, más honesta a la hora de elegir a “su” grupo, y no se corta en “dejarte fuera” o mejor, en dedicarte el tiempo que puede (y que probablemente sea menor que el que tú crees que te mereces). Un problema que hay aquí es el de la abundancia de contactos y canales, lo que obliga a la gente a la discriminar, por mera supervivencia. ¿mira lo que ocurre en Twitter? ¿hay reciprocidad? la mayoria de las veces no… A mi eso no me molesta, y creo que debe ser asi: no tengo por qué ser “follower” de alguien por el hecho de que me elija como “following”. Dicho esto, también te diría que no es fácil saber si “estas dentro” o “estas fuera”… las fronteras son dinámicas y se diluyen. Pero el “estatus” es lo menos importante, lo que vale es aprender, y aprovechar las oportunidades de interactuar con gente interesante. Tambien la “desvirtualización” hace mucho…
En cuanto a lo que dices de que “Algo bueno para los grandes egos, es que la inteligencia, siendo colectiva, produce productos del colectivo. No hay heroes ni “super stars”, yo diría que para los “grandes egos” eso es desconcertante, y no les gusta. Es mas un problema para ellos que algo deseable, a menos que se sientan formando parte de una élite con mucha marca que, como grupo, sirva (de nuevo) para legitimar su “gran ego”. En fin, que los “grandes egos” no se llevan tan bien con la inteligencia colectiva, y apuestan mas por los “grupillos de expertos con nombres propios e impacto mediático garantizado”. Eso de aparecer como-uno-mas les fastidia…
Jjj… lo siento por dibujar “mamuts”…. y espero que sea por lo mastodontico y no por su obsolescencia… El post me ha quedao muy grande, pero qué le voy a hacer, soy incorregible…. lo siento
@cumclavis: Muchas gracias por tus amables palabras, y el enhorabuena. En la diversidad está la riqueza, asi que disfruto mucho de estos meta-posts.
@JT: Pos’si… esto de generar conversacion es una pasada. Soy un “yonqui” de los comentarios, es lo que mas me ilusiona recibir… paso bastante de las estadisticas de visita… lo que quiero es esto, ¡¡conversar!!
JT
Vaya, muy bien construido el post-debate.
A mí este tema me viene grande pero cada vez me interesa más, y he disfrutado mucho leyendo, comentando y volviendo a leer. Una de las maravillas de la web: en un mundo 1.0 yo no habría podido participar en esto más que oyéndoos hablar desde la mesa de al lado 😉
Gracias.
cumClavis
Excelente integración de las diferentes aportaciones en el debate. Sin lugar a dudas este post número 100 [por cierto, ¡¡¡enhorabuena!!!] integra una diversidad enriquecedora de perspectivas respecto a un mismo tema. Gracias por la aportación.
Alberto
Hola Amalio:
Impresionante capacidad de construir castillos de piedras talladas. Me parece bien interesante como estructuras el dabate y va a ser bien interesante leer los comentarios que se generen. De hecho, yo tengo unos cuantos que voy a aportar.
Leí con mucho detenimiento todos los comentarios que colocas y es por su construcción, de obligada segunda lectura posterior. Quizá mañana regreso a volver a leer. Gracias por incluirme en tus reflexiones.
Comentarios:
1. De la inclusión y exclusión digital. Me refería al hecho, de que tanto visitar a ciertos blogueros y coincidir con ellos, te vas como sintiendo parte de la comunidad de aprendizaje. Lo malo es, que cuando uno piensa que forma parte, en verdad no se encuentra en el equipo “autoformado”. Es como un sentimiento de “exclusión digital”, si es que el término existe. (si no, lo invento, no?)
2. De los procesos. En esta primera lectura, me he acordado de los procesos de la formación de equipos de alto desempeño, que pienso, son aplicables al mundo 2.0. Dice su autor, Truckman, que se denominan, Forming, Storming, Norming & Performing. Igual puede pasar en la red. la formación, o mejor dicho, auto selección de los integrantes; la tormenta, o el duelo de los “egos” de lo cual saldrá seguramente la definición de roles, (como una vez construi en mi blog con mis amigos españoles); la formación de normas (no tantas para que no produzcan parálisis), y por último, el desempeño, o la obtención del producto.
Coincido contigo, en que el proceso, es mucho mas importante que el producto. Si no, no hubiera tanta gente en querer trabajar dentro de la CP.
3. “Por amor al arte” es quizá uno de los mejores incentivos que tiene, participar en comunidades 2.0. Se hace por creencias, por conocimiento holístico del proceso de aprendizaje. Algo bueno para los grandes egos, es que la inteligencia, siendo colectiva, produce productos del colectivo. No hay heroes ni “super stars”. Es bien interesante, ver como el todo se fortalece, y se hace mas “pesado” que la suma de sus partes.
4. La prisa. Igual, como se hace por “amor al arte” no hay apuro, mas si lo que importa es el proceso, mas que el producto. Sin embargo, conseguir, productos a lo largo del camino, estimula mas a trabajar, a conservar el grupo, a comunicarse, a colaborar. Es un orgullo 2.0., mostrar un trabajo colectivo, que además pueda impactar a otros y tener un efecto multiplicador. Algo hay que aspirar. Para los que crecimos “por proyectos” (soy arquitecto), es dificil no pensar en un entregable. Es como la “visión” colectiva. Me recuerda la caza de Mamuts de Manel, en unas de sus reflexiones trimestrales.
Por ahora, esto es.
Seguro regreso a leer interesado, lo que otros aporten a la discusión. Este es, un Mamut “bien grande”.
Un abrazo,
Alberto