Escuelas de Negocios y la profecía autocumplida del Homo Economicus (post-340)
Parece evidente que las Escuelas de Negocios (EN) están necesitando un profundo ejercicio de autocrítica. Algunas ya lo están haciendo pero de forma reactiva, en privado y tímidamente, empujadas por la opinión pública que las señala con razón como co-responsables de la profunda crisis que estamos viviendo.
La primera pregunta que yo me haría es si una formación que busca preparar a personas para “hacer negocios” tiene una naturaleza distinta a aquella que persigue formar profesionales para “liderar o dirigir organizaciones”. El clásico dilema: ‘Business’ Education vs. ‘Management’ Education, que son objetivos que pueden parecer similares pero que no significan lo mismo. El propio nombre o etiqueta de “Escuela de Negocios” pervierte en gran medida las prioridades de su enfoque formativo.
En mi opinión, muchas de las críticas que se hacen a las EN son fundadas, y se podrían resumir en que han primado “su” negocio por encima del fin educativo, o como bien dice el profesor de ESADE, Josep M. Lozano: “La business education ha sido mucho más business que education”.
A ver, empecemos por esto: las EN tienen que revisar su relación con el Poder, y esa fascinación indisimulada que sienten por las élites. Es algo que no sé si tiene solución porque probablemente vaya incrustado en su ADN y las termine arrastrando a su total descredito y decadencia, pero que conviene plantearse como uno de los ejes de este análisis.
La redefinición de la relación que mantienen las EN con el poder es de los asuntos más complejos y delicados que tienen por delante si quieren ampliar su aceptación social y participar (probablemente no, y se equivocan) en los nuevos movimientos de transformación que afloran desde una sociedad civil cada vez más activa.
La opinión pública percibe que las EN son estructuras de adoración al poder que se posicionan claramente en la parte alta de la jerarquía social en defensa de un modelo de liderazgo no auténtico y practicando un “marketing de la exclusividad” que tiende a aislarlas en su torre de marfil. La percepción general es que han estado siempre al servicio de las élites, como un instrumento privilegiado para preservar el estatus-quo y que como tales se dedican a reproducir la cultura dominante. Esto las ha llevado a amparar los excesos corporativos desde una postura demasiado complaciente, y a arriesgar lo mínimo a pesar de que vendan innovación, que es algo que han hecho muy poco de puertas hacia adentro.
Es cierto que los altos precios que tienen sus programas formativos marcan en buena medida su carácter elitista, pero hay otros factores nada desdeñables como su tradición de dependencia del poder corporativo y de las grandes cuentas que las financian. Cuando la educación se convierte sobre todo en un negocio, ya sabemos lo que podemos esperar de ella.
Las críticas pueden llegar a ser muy duras, como las que hace Florence Noiville, periodista y economista graduada en la École de Hautes Études Commerciales (HEC) de París, que asegura que “en las escuelas de negocios el talento lo vuelven avaricia y devuelven a la sociedad tipos engreídos, cínicos y ajenos al bienestar colectivo”. Esta opinión coincide con el hecho cierto de que buena parte de los responsables del desastre financiero en el que estamos metidos desde 2008 son ejecutivos formados en esas instituciones. Según Joseph Stiglitz, esa crisis fue provocada sobre todo por una “disonancia entre los beneficios privados y sociales”, y éste es un problema que entra de lleno en las competencias educativas de las EN.
Yash Gupta, Decano de Carey Business School (iniciativa pionera en su tipo, y de la que hablaré en otra ocasión) critica que la mayoría de las EN han estado produciendo “másteres de ingeniería financiera, personas sin corazón, ni alma”; y esto entronca con la tesis de que la doctrina del management que practican las EN responde a unas premisas en las que el humanismo genuino nunca ha tenido cabida porque pone en entredicho sus valores.
Creo, además, que el “enfoque pragmático” del que hacen gala las EN para diferenciarse del resto de la educación superior ha tenido también un efecto perverso. Ese “pragmatismo” ha devaluado la importancia de las vocaciones humanísticas, y la posibilidad de articular un modelo más integral de formación que fomente una visión de largo plazo y cultive una mayor sensibilidad hacia valores no economicistas.
Otra asignatura pendiente dentro de ese proceso de autocrítica que deberían hacer las EN es redefinir el concepto de “éxito” en el ámbito empresarial. A mí esto me parece capital porque determina el “molde” o la “guía” que se tomará como válida para formar al alumnado. Por ejemplo: ¿Cuál es el arquetipo de “líder” que el Management oficial debe alentar? Como bien dice Juan López Sobejano: “El éxito no es llegar, sino llegar bien. No está en tener más, sino en tener mejor. El éxito ha de tener una dimensión humana, si no es así no es éxito, es contabilidad”. Así que tendríamos que dar la importancia que merecen a preguntas del tipo: ¿Cómo se han obtenido esos resultados? ¿Con qué legitimidad? ¿Con qué consecuencias? ¿Quiénes se los han apropiado? ¿En qué medida han contribuido a su comunidad?
Sumantra Ghoshal, en su magistral artículo “Bad management theories are destroying good management practices“ publicado unos meses después de su muerte (y que debería ser de lectura obligatoria en todas las EN), hace unas críticas severas al modo en que se forma en esas escuelas y la co-responsabilidad de éstas con las prácticas egoístas y deshonestas que imperan en el mundo empresarial. Explica así de claro lo que podríamos denominar la “profecía autocumplida del Homo Economicus”:
“The focus of business academics on simple-minded theories that assume all human behavior is self-interested has turned these theories into self-fulfilling prophecies, and MBA programs into producers of cognitive misers who make their own dismal predictions come true”.
Y asocia en parte ese diagnostico precisamente a la obsesión que existe en las EN con “el hombre práctico”, añadiendo este interesante razonamiento que enlaza con ideas de John Maynard Keynes:
“Obsessed as managers are with the ‘real world’ and skeptical as most of them are of all theories, they are no exception to the intellectual slavery of the ‘practical men’ to which Keynes referred. Many of the worst excesses of recent management practices have their roots in a set of ideas that have emerged from business school academics over the last 30 years”
Un tema relevante, y que no podemos obviar, es la gran dependencia que mantienen la EN de los sistemas de rankings, que son en definitiva los que marcan las pautas y delimitan el marco de juego en el que pueden moverse. Está claro que las EN han convertido a los rankings en su gran obsesión, y trabajan casi exclusivamente en función de ellos. Escalar posiciones se convierte así en un fin en sí mismo, a pesar de que ya se sabe que estos rankings utilizan criterios que pueden generar incentivos perversos como por ejemplo, el énfasis desmedido que ponen en la media de los salarios que cobran los egresados de cada promoción.
Dado que estos sistemas son muy conservadores y se han construido a la medida de una visión del mundo nada humanista que glorifica los mandatos espurios del mercado, operan en la práctica como un corsé que frena el impulso de innovaciones disruptivas en la formación de ejecutiv*s que se salgan de los ideales que fijan esos rankings. Se trata de un tema muy complejo que las EN van a tener que abordar con valentía, porque buena parte de las innovaciones inherentes a la educación humanista, que es el modelo que yo defiendo, van en dirección contraria a los incentivos de esos rankings.
Por cierto, anuncio que publicaré muy pronto más artículos sobre esto, como parte de un seriado que estoy preparando sobre formación de líderes humanistas, que es un tema que como sabéis me interesa mucho.
Iván
El problema es que las Escuelas de Negocios tradicionales estaban dirigidas a las grandes empresas, muchas multinacionales. Otra parte se dedicaba a la ingeniería financiera, alejada de la ingeniería real. Lo cierto es que entrado el siglo XXI empieza a naufragar parte de un modelo, aunque creo que las alternativas de educación formal son poco realistas y serias, lo digo en temas de educación superior. Desconozco si las escuelas de negocios tradicionales, pero tampoco me gusta lo que veo en supuestas escuelas de emprendedores. El tema de las crisis suele sacar mucha mierda a flote y en otros lados trae innovaciones radicales, en el tema de la educación veo muy interesante todo lo que va alrededor de la educación gratuita y abierta. Un abrazo y gracias por las reflexiones.
Amalio
Amigo Iván:
Las “escuelas de emprendedores” repiten algunos de los vicios que comentamos aquí. Pero creo que son en general más informales, abiertas y no se plantean programas largos que permitan un recorrido formativo que den juego a las humanidades. Lo que sí es cierto es que se apuntan también a la corriente “pragmática” que tan bien se valora en el mundo de los negocios.
Un abrazo, y gracias por pasarte, Iván 🙂
Andres Schuschny
Amalio,
excelente post. Comparto totalmente tu visión. Hace tiempo que vengo proponiendo la incorporación de un juramento hipocrático en los MBA y Escuelas de Economía y Finanzas (ver http://kcy.me/erbk ) El tema nos confronta una vez más al “dilema del prisionero”: la no cooperación, el no-humanismo como estrategia ganadora a costa de esos “otros” que pierden, sea la competencia, sea la sociedad, sea el medio ambiente, se torna en estrategia ventajosa cuando hay una sociedad pasivizada en la anomia. Intuyo que la única forma de romper ese círculo vicioso del oportunismo es a través de la profundización de la enculturización virtuosa de la sociedad. Los free riders aislados, que son señalados por una sociedad concientizada, tienen limitadas posibilidades de éxito. Se trata pues, de promover una cultura de valores, asentada en objetivos como la felicidad, que se multiplica en la abundancia por sobre la mezquindad que provoca y es provocada por la cultura de la escasez. Es por eso que resulta tan importante, promover los liderazgos basados en valores y, por efecto derrame, irradiar dichos valores hacia el resto de la sociedad. De evolucionar, los MBA o Escuelas de Economia y Negocios podrían cumplir un rol fundamental en esta encrucijada.
Un gran abrazo
Andres
Amalio
Hola, Andres:
Un placer, como siempre, verte por aquí. Lo del “Juramento Hipocrático” es un buen apunte. Otra cosa es que se lo tomen en serio, y no se quedé en los cajones como los famosos planes estratégicos, que las mismas EN venden con inusitado entusiasmo.
El liderazgo basado en valores, y la urgencia de comprender que el fin no justifica los medios está en el nucleo de la posible salida a esta crisis.
Un abrazo
David Criado
Solo quería añadir que he apoyado este artículo y sus reflexiones públicamente en este otro artículo http://www.vorpalina.com/2013/01/29/integridad/ Gracias a todos por el artículo (Amalio) y las valiosas contribuciones posteriores.
Amalio
Gracias, David. Me he pasado por tu post, lo he RT y comentado. Gracias por citarme.
Un abrazo
Antonio Angel
Hola Amalio
Me encanta que abordes este tema. He dado clase en varias EN y todavía lo hago en una (por poco tiempo) y tu análisis es certero.
La complacencia con el poder, la ausencia de innovación y creatividad, la nula investigación y la obsesión por invitar a personajes famosillos que cada año marcan tendencia y hacen sus bolos por estas EN, depreciándose su caché conforme pasas de moda su mensaje.
Hay más, la nutrida presencia de “profesores” que son invitados en base al puesto que ocupan en su empresa, que a su vez, es socia, patrocinadora o contribuyente de la Institución.
Matriculas que crecen año tras año, y precios/hora sin tocar en 10 años de la “tropa docente” (no así con los elegidos).
El área económica y de marketing inunda los programas, y las mentalidades conservadoras de sus dueños, son incapaces de dar cabida a ningún planteamiento que cuestione el SISTEMA.
La idea es crear otras escuelas, de vida, humanísticas y de innovación social; de debate, de enseñar a pensar, de repensar modelos y de transformar nuestra forma de mirar, de estar y de relacionarnos con el mundo.
En un proyecto como el que habla Juan Sobejano, estamos embarcados un grupo de personas en Murcia (www.regeneraconsciencia.org), y os pediremos vuestra colaboración si el planteamiento encaja con los vuestros.
Muchas gracias y aguardo con impaciencia tus siguientes entradas
Amalio
Hola, Antonio:
Añades otro punto a la lista, y muy bien descrito: “la obsesión por invitar a personajes famosillos que cada año marcan tendencia y hacen sus bolos por estas EN, depreciándose su caché conforme pasa de moda su mensaje”.
Pues nada, si hay la posibilidad de construir alternativas, ahí estaremos colaborando. Creo que es momento de pasar de la crítica a la acción.
Gracias a ti,
un saludo
Jorge
Hola !!
100% de acuerdo… y estas reflexiones me traen otras a la cabeza. En cierto modo, la crisis actual se podría ver como la pérdida de la batalla entre el enfoque MACRO (Macroeconomía) frente al MICRO (Microeconomía). Osea lo “común” por lo “propio”.
No culpo demasiado a las EN, ellas han venido a cubrir el hueco que históricamente las facultades públicas siempre han dejado despreocupado; ya sabemos que los conocimientos prácticos para la gestión empresarial (MICRO) nunca han sido lo suficientemente buenos en estas instituciones, donde lo MACRO es lo que más peso tenía. Esto lo conozco de sobra; hice económicas en la pública (esp. Macro) y luego 1 master (Micro). Esta es una combinación que yo considero menos peligrosa que la de una universidad privada y luego un máster.. aquí el % de Tiburones de corbata rosa seguro que se incrementa. Pero volviendo al hilo, el rpoblema de dónde hemos llegado pueda verse en que los responsables de la Macro tampoco se mueven a la misma velocidad que los de la Micro (Gobiernos-Empresas). Hasta ahora, esto se ha venido solventando (antes de las EN) por la formación Macro y moral de las Universidades públicas que, con el auge de lo privado y su falta de velocidad de respuesta, llevan a problemas. No hay que olvidar, como hacen los egresados de las EN, que la economía del vecino puede llegar a afectar el futuro propio.
Parece curioso que sugieras implementar conceptos morales en estudios privados y específicamente técnicos (como si nacionalizásemos las EN). Otra posible solución sería dotar a la Universidad Pública de Conocimientos Prácticos Efectivos, que hiciesen innnecesario la proliferación de EN´s. Creo que habría que pensar estas dos vías.
Otra cuestón es la que comenté como “Velocidad”, o capacidad de respuesta de los supervisores Macro de la evolución de la economía. Si esta no se hace adecuadamente y las respuestas no se toman a tiempo, ocurre lo que ya conocemos. Habría que pensar en modelos de gestión de Macro más ágiles y preparados. U otro modelo de gestión (Pública me refiero) de la economía a nivel de estado.
En este juego Macro (Público) Micro (Empresa) en el que el factor predominante es la consabida “Competitividad”, podría (en plan ciencia ficción sugiero..), ¿¿ podría como digo darse el caso de que evolucione, en un futuro muy muy lejano, a una Mega-Empresa que fuese el reflejo de la máxima competitividad y por ello llegar a ser única en el mercado ??. Podría darse la paradoja de que Apple o Google controle todos los ámbitos o segmentos importantes de la economía.? Y qué pasaría con el estado?. Aquí hay para un libro a lo “Huxley”.
Sin más.. yo creo que una solución podría ser sustituir sencillamente el objetivo de “Competitividad” extrema por valores como El Bien Común.
Una propuesta interesante en este sentido es: Christian Felber – La Economía del Bien Común
Un Par de enlaces:
http://www.attac.tv/2011/10/2345
http://es.wikipedia.org/wiki/Econom%C3%ADa_del_bien_com%C3%BAn
Publicado el 25.10.11
Publicado el 25.10.11
Amalio
Hola, Jorge:
De acuerdo con eso que dices de que las EN “han venido a cubrir un hueco que historicamente las facultades públicas siempre han dejado descuidado”. Si es que esas escuelas tienen su sentido, aunque yo las reorientaría no solo a “negocios” sino a “liderazgo” y gestión en general.
Tambien coincido contigo (solo en parte) en que si la universidad, y las carreras de empresariales, se dotaran de conocimientos más prácticos combinandose a la vez con una visión más humanista (sostengo que ese híbrido es perfectamente posible) de la formación de los gestores, no harían falta las EN. Pero digo “solo en parte”, porque en tu análisis falta una parte de la historia, y que yo comento en el post. Las EN son un espacio de “networking del poder”, y buena parte de la pasta que se paga para entrar persigue ese objetivo. En su ADN está encrustada la idea de la exclusividad. Sin altas barreras a la entrada, ese networking (potencialmente) monetizable no sería posible.
Creo que la “competividad” sigue teniendo su sentido, como factor potenciador de la motivación o como herramienta para evitar que la gente se acomode. Pero eso es compatible con la idea de que en muchos ámbitos la colaboración es una mejor solución. Ambas naturalezas pueden coexistir y nutrirse mutuamente, si se gestionan desde la sensatez y poniendo siempre al ser humano como el gran objetivo. Esa idea es la que defienden las Humanidades y el humanismo.
Un abrazo, Jorge
David Criado
Brutal. Artículo 100% denominación amalio. Estoy de acuerdo con la mayoría de afirmaciones, especialmente con la idealización del héroe de negocios a partir de resultados (el QUÉ) y no del CÓMO ha llegado a ellos. Ayer envié un artículo hablando sobre esto. Ultimamente estoy en un “return to the basics” tras ver los enormes vacíos en el mundo del managament, las empresas y la innovación. Esta fase básicamente se basa en que vendemos la letra Z cuando vamos por la E y esto implica que prefiero invertir tiempo profesional a trabajar en valores que invertirlo en ser apóstol de una metodología o un modelo (algo que las EN hacen mucho más que frecuentemente). Siendo sinceros una EN coge un meme de negocio (que seguramente es una reinvención idiota de algo que se inventó hace 2000 años en la antigua Grecia) y lo explota hasta generar moda y dependencia. De nuevo, como siempre digo, lo que más hecho de menos en este establishment es humildad. Falta mucha y me agota.
Hemos llegado a una tremenda perversión cuando incluso nuestro proceso de aprendizaje está altamente determinado por una sesgada visión economicista de la realidad (http://www.vorpalina.com/2012/08/14/el-criterio-economicista/) Creo que es malo para todos, incluso para las propias escuelas de negocios. Hace poco hablaba con el director de una escuela de negocios altamente reputada en España para hablar sobre colaboraciones. Su respuesta fue: “En estos momentos solo estamos enfocados en vender lo que fabricamos, no nos interesa nada que nos puedan ofrecer de fuera”.
Personalmente estoy muy preocupado por la falta de relación entre la formación a directivos y líderes en España y la realidad inmediata de cualquier ciudadano de este país. De hecho existe una alta predisposición al mito que ha superado cualquier predicción de Lévi-Strauss en este sentido.
Dicho de otro modo: Me encantan las películas de piratas pero a mí como jefe me gustaría tener a un indio. ;))
Por cierto, creo que este debate trasciendo el concepto de liderazgo. De lo que estamos hablando es de un sistema educativo reglado (profesional y personal) fuertemente condicionado por un mercado que se ha demostrado indigno de nuestra condición humana y que ha medida que se asciende en el grado de especialización contiene altas dosis muy cool y muy trendy de deshumanización y falta de civismo.
Personalmente he experimentado otros modelos de aprendizaje que sin ser perfectos están basados en aprender haciendo.
Última cosa: sobre las críticas a los MBA y su monopolio sobre “lo mejor para los negocios” muy recomendable la iniciativa de Kaufman: http://personalmba.com/manifesto/
Amalio
Hola, David:
Sip, lo de la “idealización del héroe de negocios a partir de resultados (el QUÉ) y no del CÓMO” es un clásico en este movida, y es de las cosas que más ofenden. Desde luego que hay que invertir en valores, y la mejor forma de conseguirlo NO es pregonando, ni dando lecciones, sino haciendo cosas que estén impregnadas de esos valores.
Pufff… “humildad”, esa palabra es blandengue para el liderazgo macho alfa dominante. Dirán que sí, que es bonita y plausible, pero olvídate… no les interesa, ni les pega.
¡¡Que bueno!! ese Director de EN al menos fue sincero, y te dijo la verdad. Es meridianamente cierto: “solo están interesados en vender lo que fabrican” porque tienen que darle salida, sea como sea. Y esos son los mismos que en las clases con los alumnos dan lecciones de “innovación abierta” y de “enfoque de cliente”. Todo es una pura mentira, una falacia. Muy poco de lo qee recomiendan se lo aplican a sí mismos.
Gracias por los enlaces…
Seguimos pensando 🙂
Guillermo
Estoy totalmente de acuerdo con el fondo del post, entre otras cosas porque he sufrido en mis carnes las consecuencias de la visión que planteas en las EN ya que he trabajado durante años rodeado de MBAs prepotentes. En algún sitio que ahora no recuerdo los llamaban, quizás demasiado radicalmente pero de una manera muy descriptiva; “fascistas con corbata rosa”.
Yo no soy (gracias a Dios 🙂 ) MBA, pero si tengo estudios y experiencia en la gestión “tradicional” de tecnología y me gustaría aportar desde este punto de vista a partir de un ejemplo que considero paradigmático.
Soy partidario del software libre pero me incomoda la visión excesivamente idealista, en muchos casos con un planteamiento que llega a ser talibán, en defensa de su “doctrina”. Estoy en contra de esa visión porque en muchos ocasiones su radicalismo, por oposición a lo tradicional impide aprovechar las cosas positivas que el enfoque contrario tiene. Por ejemplo, Steve Jobs y Bill Gates son el demonio y pobre de aquel que se le ocurra decir algo positivo de ellos. Lo peor de este tipo de actitudes es que impiden “competir” aprovechando las ventajas que per se tiene el software libre y el resto de planteamientos abiertos. Desde mi punto de vista esta realidad es la que motiva que Linux no haya triunfado todavía sobre otros OSs, a pesar de que tecnológicamente es superior, precisamente por ser abierto. De hecho su modelo está siendo imitado por el propio Microsoft, queriendo aprovechar la apertura pero manteniendo su filosofía “privativa”.
No estoy planteando, en absoluto, que tu visión Amalio vaya en este sentido, si no que hay que estar muy atento para no caer en posturas demasiado idealistas que impidan ver la realidad. Estamos en un marco distinto y como plantea PIerre Lèvy, los espacios del saber y del mercado no son excluyentes y seguirán conviviendo siempre, aunque el del saber esté ya por encima y controlando al del mercado. Estoy convencido que el secreto está en gestionar adecuadamente esta realidad, la integración entre los dos espacios a partir de la clara consciencia del momento histórico y social que vivimos. Como muy bien indicas, mucho trabajo por delante 😉
En otro comentario te dije todo lo que están influyendo tus ideas en los proyectos que estoy llevando a cabo y precisamente acabo de desarrollar una serie de posts donde se ve claramente esa influencia y además tiene mucho que ver con lo que aquí se está tratando.
http://goo.gl/kZaa0
Los espacios antropológicos a los que hago referencia, los desarrolla Lèvy en http://inteligenciacolectiva.bvsalud.org/
Amalio
Hola, Guillermo:
Bueno, lo de fascistas me parece obviamente una gran exageración. Por las EN ha pasado gente de todo tipo. Lo del software libre es otra historia. No tiene que ver con esto. Entiendo lo que dices. Por cierto, no creo que “el saber esté controlando el mercado”, lamentablemente 🙁
Gracias por los enlaces. He estado leyendo y me parecen interesantes tus reflexiones. Seguimos…
Guillermo
Que decepción Amalio, no crees que el saber ya está controlando al mercado 😉
Leyendo otra vez mi comentario también he pensado, que narices tiene que ver esto con el post de Amalio, y he recordado que quise dar otro punto de vista y que la base de mi planteamiento fue porque estoy convencido que no se pueden alcanzar los objetivos, sean los del software libre, sean los de una formación enfocada a desarrollar un mundo más digno o sean los necerios para que el saber dirija realmente al mercado sin asumir el contexto en el que nos movemos.
Ayer precisamente estuve viendo el programa de Salvados sobre la educación en el que exponían como era la educación en Finlandia. Está claro que lo que planteas en tu post en Finlandia lo asumirían sin problemas, también para las escuelas de negocio, porque tienen claro desde pequeñitos que, como decía un profesor español que trabajaba en Finlandia, lo de cada uno es importante pero es aún más importante lo de todos. Pero ¿como enfocar ese problema en una sociedad como la española? Nosotros no tenemos tan claro ese concepto. ¿Como hacer para cambiar esta situación cuando nuestros dirigentes son los primeros que no tienen ningún interés para realizar el cambio necesario?. Es el gran dilema.
Desarrollé el ejemplo del software libre porque, además de porque lo conozco, es un ejemplo paradigmático de que con el puro enfrentamiento al sistema no se consigue nada, son los que utilizan las herramientas que el contexto les da los que logran avanzar en contra del sistema. Esto también sería planteable si lo que queremos es otro tipo de formación, también para las escuelas de negocio … no se si me estoy perdiendo otra vez 😛 😉
Me resulta curioso que no creas que el saber ya está dirigiendo al mercado, yo sin embargo creo que es evidente que es así, lo que pasa es que aún no somos plenamente conscientes de esa realidad.
Amalio
Guillermo:
No te decepciones, amigo 🙂
Pues mira, ya me gustaría a mí que “el saber esté dirigiendo al mercado”. Ahora mismo creo que el mercado se está engullendo todo, por mucho que nos pese. Y cuando digo “mercado”, me refiero a las intereses mercanchifles de los poderes facticos que lo controlan. El mercado determina lo que tiene valor y lo que no, y la fijación de ese “valor” tiene muchas veces poco que ver con “el saber”.
Si todavía lo dudas, mira a ver lo que se paga por las noticias de la prensa rosa, por las burradas que se venden en TV, o ciertas profesiones… y entenderás por qué tanta gente se dedica a eso, en lugar de a actividades basadas genuinamente en conocimiento.
Un saludo
Guillermo
Hay mucha gente que se dedica al conocimiento y, lo que es más importante, a compartirlo. Vivo y trabajo en esa realidad. Estoy desarrollando proyectos y utilizo herramientas que alguien creó y ha compartido y me formo para utilizarlas porque hay gente que desarrolla tutoriales y los comparte de manera gratuita, yo también colaboro con mi granito de arena y la satisfacción que me provoca es muy grande.
Digo que me decepcionas (sabes que te lo digo con mucho cariño) porque, como ya te he dicho, estoy aprendiendo muchísimo contigo y tus palabras me motivan continuamente a seguir en la brecha.
La problemática que hemos planteado la describe magistralmente Pierre Lèvy en el Epílogo de la Inteligencia Colectiva.
http://inteligenciacolectiva.bvsalud.org/channel.php?channel=1&content=25
No se me ocurre mejor sitio que tu blog para incluir algunos párrafos, que tienen mucho que ver con lo que estamos hablando, ya que la inteligencia colectiva no es otra cosa que la herramienta que hace fluir al conocimiento.
Preguntar si el proyecto de la inteligencia colectiva es utópico o realista no tiene gran sentido: ha sido lanzado y no sabemos aún, dentro de la esfera de influencia general, qué límites él desplazará y hasta dónde. … La inteligencia colectiva es una utopía de lo inestable y de lo múltiple. Ella responde a una ética de lo mejor más que a una moral del Bien. Estático, definitivo, fuera de contexto, el Bien se impone a priori, por encima de las situaciones, mientras que lo mejor (lo mejor posible) es situado, relativo, dinámico y provisorio. El Bien no varía, lo mejor difiere en todas partes. El Bien se opone al mal, lo excluye. Sin embargo, lo mejor comprende al mal ya que, por lógica equivalente al mal menor, se conforma con minimizarlo. ¿Proponer la utopía de la inteligencia colectiva es prorrogar el mito del progreso, de la avanzada hacia un porvenir siempre mejor? No, puesto que la idea del progreso lineal presupone un control total de su entorno por el colectivo. Ella hace sobre todo la hipótesis de la permanencia y de la uniformidad de los criterios de selección. De hecho, la noción de una progresión continua y monótona solo es una variante ligeramente perfeccionada de la moral del Bien. Coordinando sus inteligencias y sus imaginaciones, los miembros de los colectivos inteligentes hacen crecer a los mejores, ellos inventan un mejor siempre nuevo y variado.
… En lugar de ampliar las fortalezas del poder, refinemos la arquitectura del ciberespacio, el último laberinto. En cada circuito integrado, en cada chip electrónico se ve y no se sabe leer la cifra secreta, el emblema complicado de la inteligencia colectiva, mensaje irénico disperso al viento.
Llámame utópico o inocente, pero yo leo esto me emociono y me animo muchísimo 😉
Amalio
Hombre, Guillermo, no te me pongas así, colega 🙂
Cuando digo que el mercado sigue “sometiendo” al saber, me refiero a la lógica con la que el sistema premia y castiga el esfuerzo. Claro que hay mucho trabajo subterraneo, y gente compartiendo y colaborando. Ese “mundo paralelo” crece y crece, me consta, pero todavía es el mercado el que dice la última palabra. Y mira que me gustaría que eso no fuera así, pero siendo realista, reconozco que la cultura colaborativa todavía no ha superado a la competitiva. Si somos realistas, no deberíamos negar eso, por mucho que nos guste otro escenario.
Guillermo, nos movemos en micromundos de personas que siguen y comparten los mismos intereses, pero insisto, son minorías todavía. La mayoría se instala en el mainstream, y allí es el mercado y la competencia los que todavía dictan las reglas.
Espero no volver a decepcionarte con esto, pero te confieso que me cuesta muchísimo leer a Pierre Lèvy. Sus escritos son muy recursivos y llega un momento que me agota. Peca de esa complejidad del intelectual francés (mis disculpas por los estereotipos) que hace la lectura más tediosa. Cuando quiero profundizar en temas de Inteligencia Colectiva prefiero estudiar comunidades, proyectos e iniciativas que se están haciendo, y extraer de ahí lecciones prácticas. Y hasta ahora, siempre que lo he hecho, puedo decirte que el tema es bastante complejo, y que a menudo los resultados no son tan buenos como los enamorados de esto (entre los que me incluyo) contamos.
Cuando he dicho lo del mercado, no estoy diciendo que los proyectos de IC sean utópicos. Nunca me verás diciendo eso. Lo que estoy diciendo es que todavía son minoritarios.
No eres un ingenuo por emocionarte. Es muy sano ponerle emoción a las cosas.
Un abrazo 🙂
Guillermo
Como siempre, comparto el fondo de tu reflexión, pero creo que no es cierto que los proyectos de IC son minoritarios, todo lo contrario. En mi mundo (tecnología) es un hecho que incluso las empresas que pertenecen al mainstream no les ha quedado más remedio que bajarse los pantalones y hacer uso e invertir en proyectos basados en estrategia de Innovación Abierta, por cierto, concepto este que surge (o al menos se potencia) con los proyectos de software libre. Y se bajan los pantalones porque las ventajas de este tipo de estrategias son muchas. La mayoría de estas empresas lo hacen “adecuadamente” (iba a poner como dios manda, pero no es muy apropiado en este contexto 🙂 ), Microsoft va a su bola pero eso hace que la comunidad tecnológica no le crea.
http://www.smaldone.com.ar/documentos/docs/standtogether-es.html
Para explicar la consecuencia de la actitud de Microsoft me podria enrrollar intentando explicar porqué .NET está muerto, mientras otras plataformas (java, php, etc.) están llenas de vida, pero no, que me pierdo.
Otro ejemplo que no quiero dejar de señalar es el de Apple. Utilizo mucho a Steve Jobs cuando quiero soliviantar a los talibanes del software libre, porque como dice Levy el proceso nunca es lineal sino lleno de paradojas y bucles. A pesar de que, en ciertos aspectos, Jobs se convirtió en un talibán defensor del status quo empresarial (la sentencia contra Samsung es un claro ejemplo), su historia quizás ha sido el mejor ejemplo de que el conocimiento dirige al mercado. Cuando Apple estaba dirigido por “los del traje” (creo que así los llamaba Jobs), estuvo apunto de irse al garete. Por su gestión enfocada al producto, mediante la excelencia en la tecnología y sobre todo en el diseño y con un profundo conocimiento del mercado, Apple está donde está.
Hay una anécdota buenísima, del momento que Apple crea iTunes. Previamente Jobs tuvo una reunión con los responsables del mundo discográfico, preocupadísimos porque no sabían como salir del atolladero en el que estaban, Cuando el representante de Sony terminó su presentación Jobs dijo “Me ha quedado claro que tenéis la cabeza metida en el culo y no tenéis ni idea de que hacer”. Pues así veo yo al mercado sin el conocimiento, con la cabeza metida en el culo 😉 .
Un abrazo
Jesús J. de Felipe
El problema puede no estar sólo en la falta de “humanismo” y de valores de las EN, porque esa causa podemos aplicarla a cualquier empresa, institución y organización humana cuando entra en una crisis profunda.
Un aspecto más específico y posiblemente de mayor impacto es la naturaleza científica que se ha asociado a la teoría y práctica de la gestión, cuando en realidad no se compadece con ella salvo en aplicaciones muy concretas y limitadas. Para las escuelas de negocios, el aceptar que la enseñanza y aprendizaje de la administración de empresas o de la gestión, hoy en día vendida bajo la grotesca y grandilocuente idea de liderazgo e innovación, se asimilaría mucho más a la enseñanza de arte o de la literatura creativa que de la ingeniería o la medicina les supondría la negación completa de su modelo de negocio, hasta ahora tan perversamente rentable, así como el prestigio y la justificación social de sus profesores y mentores.
Es interesante al respecto reflexionar sobre la evolución de las teorías de gestión y de su aplicación en trabajos como “Hard Facts: Dangerous half-truths & total nonsense” por los profesores de Stanford Pfeffer y Sutton; paradójicamente Pfeffer sorprende por su maquiavelismo explícito (teoría de que el buen comportamiento no funciona para los líderes y para B. Russell El Principe era una guía para gánsters) cuando enseña “The Managing with Power” a sus alumnos del MBA — había un video de una conferencia suya en el IESE que permite captar la idea.
Otras pistas en el mismo sentido indicado pueden estar en varios escritos de Mintzberg, como en “Managers not MBAs” y “Strategy safari”, o en algunas historias de cómo funcionan las grandes consultoras de gestión, por ejemplo, en “Dangerous Company” de O’Shea, “The witch doctors” de Micklethwait, y “Consulting demons” de Pinault, y también en las contradicciones que la historia ha hecho evidentes de las publicaciones de las propias consultoras. Tampoco estaría de más una lectura crítica de las tesis doctorales y escritos de los principales profesores de las EN y ver cuáles son sus antecedentes, fuentes y la originalidad y validez “científica” de sus aportaciones.
Como una ilustración reciente de esta sobre-simplificación cuasi-científica de las teorías de gestión habitual en las EN, puede servir este video TED de la afamada Rosabeth Moss Kanter, de HBS, resumiendo las “Six keys to leading positive change” en:1 Show up, 2 Speak up, 3 Look up, 4 Team up, 5 Don’t give up, 6 Lift people up, y extrayendo en ella las historias de manera retrospectiva y a conveniencia tan solo para apoyar tus teorías, tan habitual por otro lado del método del caso.
http://www.youtube.com/watch?v=owU5aTNPJbs&sns=fb
Amalio
Hola, Jesus: Muy interesante tu aportación. Perdona que no haya respondido antes porque he estado con muchos frentes abiertos, y quería hacerlo tranquilo.
Creo que las dos cosas que comentas son un problema. Y la falta de “humanismo” lo es porque está en la base precisamente de que esa institución esté en una crisis profunda en la medida que el modelo de sociedad que propugna (y sostiene) también lo está.
El nuevo tema que introduces es muy pertinente, y ha sido siempre un motivo de inquietud intelectual para mi, como ex-profesor e investigador universitario.
Es cierto que la “naturaleza científica” de la teoría y práctica de la gestión está muy en entredicho, y creo que me quedo corto. Por ejemplo, se ha abusado hasta la saciedad del manido “estudio de casos” para generalizar lecciones y buenas prácticas. Tampoco se ha contrastado en el tiempo, a más largo plazo, si los “casos de éxito” que ellos proponen en un momento puntual (y que venden en sus revistas y conferencias) no terminan siendo después un fiasco. La lista es larga y jugosa.
Explicas acertadamente las razones empresariales de fondo de por qué a las EN les cuesta tanto dar un giro hacia una dimensión más humanista. Su “modelo de negocio” es muy rigido, deja muy pocos margenes de libertad. El pragmatismo de carreras como la medicina o la ingeniería les sirve mucho más para venderse, y para encontrar su espacio diferencial.
Pero yo pienso que esa premisa es hoy más discutible.Creo que estamos en condiciones de reevaluarla a la luz de los problemas que estamos viendo y de la necesidad de crear nuevos espacios.
Muy agradecido por las referencias que has aportado para reflexionar sobre la evolución de las teorías de gestión. Son excelentes, y prometo leerme todos esos artículos, porque es algo que me interesa muchísimo. Aventuro que de ahí pueden salir algunos posts para continuar esta conversación.
Ains, cuánta razón tienes cuando sugieres que hagamos una lectura crítica de las tesis doctorales y escritos de los principales profesores de las EN. Ahí hay muchísimo que rascar, y descubrir. La originalidad y validez (científica) de muchos de esos escritos es muy cuestionable. Una persona que entienda un poco de “pensamiento científico” sabría desmontar la mayoría de los consejos y recomendaciones que dan, porque no se sostienen.
Sip, una de las tendencias de las que más se abusa por parte del Management de gurús, es la de elegir a conveniencia determinadas historias para apoyar sus teorías.
Por cierto, me gustaría ponerme en contacto contigo, para seguir profundizando en estos temas. Si quieres escribirme un mensaje privado a “contacto”, te lo agradezco.
Éste es un tema que me interesa muchísimo…
Un saludo
guiller
Buenos días Amalio,
Estoy muy de acuerdo con tus reflexiones, ya lo comentamos en nuestra última conversación en Bilbao. También comparto mucho el post que nos dejabas hace un año, con los 8 rasgos que caracterizan el nuevo estilo de liderazgo que necesitamos.
Mucho trabajo por delante, primero como dices en asumir responsabilidades, con llamar a las cosas por su nombre, por empezar a corregir el rumbo. Necesitaremos mucha ayuda, que este cambio no va a ser sencillo, ni rápido. Cuento con la tuya.
Cada vez más claro que si no abrazamos la utopía, si no nos esforzamos en cambiar las cosas, no habrá salida para esta crisis.
abrazo
Amalio
Hola, Guillermo:
Un placer verte por aquí. Sé que tienes sensibilidad hacia estos temas, y que estas dispuesto a explorar nuevos enfoques que ayuden a mejorar las EN. Ahora mismo ocupas un cargo que te sitúa en una posición privilegiada para entender a fondo lo que funciona y lo que no. Me encantará seguir conversando contigo, porque voy a aprender muchísimo.
Sé que el cambio no puede impulsarse como “elefante en chatarrería”, y que hay que ser inteligentes para aunar voluntades. También se necesita mucho coraje.
Gracias por la inspiración. Mucho trabajo por delante 🙂
Jose Luis Alonso Andreano
Egun on denoi,
Como me ocurre tantas veces estoy muy de acuerdo con lo que dices. Incluso lo ‘bajaría’ a las facultades de empresariales. Es un debate continuo el que mantenemos al respecto.
Un debate que empieza desde una de las preguntas mas básicas en una empresa: ¿quienes son nuestros clientes? ¿Los alumnos? ¿quizás las empresas? A mi me gusta pensar que es la sociedad… Nuestra misión tiene que ser transformar ¡mejorar! la sociedad, a través de las organizaciones como unidades transformadoras. Y ahí entran los alumnos, las personas, el factor humano, clave en todo esto….
De nuestras instituciones académicas, tienen que salir agentes del cambio, que produzcan bienestar en la sociedad, creando, mejorando y revolucionando empresas.
La diferencia esta entre lo que las empresas quieren y lo que necesitan, que no tiene por que coincidir. Al igual que garantizar la (auto) empleabilidad de los alumnos.
Seguramente las EN den a ciertas empresas lo que quieren y probablemente garanticen a los alumnos una alta tasa de colocación, lo que les permite seguir en su modelo actual…sus clientes son las empresas….
Un placer compartir! Y deseando leere la serie de posts con los que amenazas…:-)
P.d. nuestra Univeesidad por cierto no tiene un mal indice de empleabilidad…;-)
Amalio
Hola, Jose Luis:
Totalmente de acuerdo contigo con que parte de este análisis se puede extender a las facultades de empresariales. De hecho, en el ensayo que estoy escribiendo, las incluía junto a las EN, porque estamos hablando de “formación de directiv*s de empresas”.
El día que entendamos que los clientes de esas facultades es la SOCIEDAD, y no solo las empresas, vamos a mejorar mucho todos los enfoques. Formar a “agentes del cambio” es el gran reto, y eso exige un coraje para asumir riesgos, para poder cuestionarse el estatus-quo.
Yo estoy convencido que si queremos una sociedad mejor, no podemos excluir a las empresas, sino que tenemos que priorizar una formación más humanista de sus directiv*s.
Seguimos pensando 🙂
IgE
Yo he pasado por dos: una de reciente creación asociada a una facultad de económicas muy tradicional y antigua en España -aunque un poco perdida en los rankings-, y otra de las “TRES” grandes de España. En la primera los valores y la libertad de pensamiento crítico sí los he visto, en general (aunque hay excepciones). En la segunda, en cambio, sólo he visto ideología y chulería por su relación con el poder (de hecho, el actual ministro de economía debe de tener alguna relación académica con esa EN). Sí hay diferencias.
Amalio
Como refleja tu descripción, hay importantes diferencias en los valores y la libertad que se respira en esos dos tipos de instituciones. Empezando porque las facultades de económicas o empresariales más activas suelen pertenecer (todavía) a universidades públicas, y no sufren la dependencia financiera que ata a las EN a las grandes cuentas corporativas. Por cierto, conozco a muchos profesores de económicas y empresariales con una gran sensibilidad social.
Lo de la chulería (simulada o no) es un clásico en las “TRES y Cía”… Me consta, me consta. Pero eso a la larga se termina pagando….
Celso
Hola Amalio,
Comparto en parte lo que magníficamente expones, pero solo en parte. Vaya por delante que yo he pasado por una de esas EN y quizá peco por tanto de parcialidad, aunque también puedo hablar con conocimiento de causa por ese mismo motivo.
Quizá como generalidad, me una a la totalidad del artículo. Pero creo, que el pasar por una EN no te hace mejor ni peor, ni bueno ni malo. Te dan una serie de herramientas y pueden tratar de inculcarte una “ideología”, pero siempre está la voluntad y razón de cada uno para establecer la bondad de lo que te puedan transmitir. Entiendo que las personas, incluidas las que se forman en EN, tenemos la capacidad crítica de discernir, o al menos me gustaría creerlo. Es como decir, que por ir a misa, te vuelves mejor persona. Una vez te lo cuentan, te lo puedes creer o no.
No dudo, que tradicionalmente las EN han desarrollado mucho áreas de conocimiento “duras” y que desde luego, en eso coincido plenamente, no son suficientes para gestionar y ni siquiera para llevar negocios de manera sostenible (en su amplio sentido). En este aspecto, totalmente alineado contigo.
Pero también es cierto, como dices, que hay desde hace algún tiempo un replanteamiento o inclusión de nuevas disciplinas más sociales, lo cual me parece un acierto y además absolutamente necesario. ¿Llevados por la nueva forma de puntuar en los ránkings? Probablemente, pero si esa presión hace que los contenidos mejores, bienvenidos (por cierto, soy muy poco partidario de los ránkings, en general)
Creo que no se puede culpar a las EN de manera exclusiva ni fundamental, pero sí a sus egresados, si es que no hemos sabido aplicar lo aprendido con la ética necesaria.
En todo caso, y aunque discrepemos en parte, nunca está de más este tipo de crítica constructiva para pensar en ello. Enhorabuena!
Espero con ganas esa serie de entradas de la que nos informas, sin duda será muy interesante.
Saludos.
Amalio
Gracias, Celso, por compartir tu experiencia. El haber pasado por dos EN no te hace “parcial”, sino que añade credibilidad a lo que cuentas.
Discrepo en lo que dices de que “pasar por una EN no te hace mejor, ni peor” porque: 1) las herramientas no son inocentes, sirven para entender al mundo de una determinada manera, y esa visión puede terminar siendo mejor o peor que la que tenías al entrar, 2) no sólo enseñan “herramientas”, sino también teorías, modelos, filosofías,valores y una manera de interactuar con el mundo.
En cuanto a esto último, te diré que los valores que proclaman las EN son formalmente muy bonitos, yo mismo podría suscribirlos, pero la realidad es otra cosa. Cuando hurgas bien en las lógicas de networking que ellos fomentan (que venden y que cobran muy caras como parte de la matrícula), te das cuenta que hay una fascinación premeditada por las élites, por apuntar lo más alto que se pueda, y por la competencia feroz vs. la colaboración. Eso es lo que ocurre en la realidad, pero que no expresan en sus “valores”.
En las EN se enseña, y se inculca, mucha ideología. No tengo la menor duda de eso. Y estoy de acuerdo que habrá gente que sea capaz de resistirse y filtrar lo que le hace bien de lo que no, con mucho criterio; pero hay muchos alumnos que no, que terminan entrando por el aro para recoger los beneficios de ser aceptado por esas élites.
Sobre la inclusión de nuevas disciplinas sociales en los currículos de las EN voy a escribir en otro post. Es un tema que he investigado, y puedo adelantarte que en la inmensa mayoría de los casos es totalmente insuficiente. Son parches, piezas aisladas, que no cambian el modelo educativo de fondo.
Reconozco que estoy generalizando, y eso puede ser injusto. Seguro que hay excepciones. En el post cito a una EN que está haciendo las cosas bien. Tendremos alguna por aquí.Pero en general, el panorama que describo se ajusta bastante a la realidad.
De todos modos, siempre digo lo mismo: “escribo para comprender”, así que bienvenida la conversación….
Celso
Hola de nuevo Amalio,
Efectivamente, las herramientas sirven para entender el mundo, pero como resultado del análisis que se realiza, no por su mero empleo. Mucho influye la destreza del usuario. Así mismo, una buena herramienta mal usada, nos lleva a un final poco deseable.
Aunque en todas las EN se impartan finanzas, no en todas se hace igual. Lo mismo puedo decir de otras asignaturas. En mi caso (quizá no sea lo habitual, lo desconozco) si algo me sorprendió de la EN en la que estuve, quizá por venirse abajo los propios prejuicios que comentas, fue precisamente que los profesores, con independencia de la asignatura, insistían siempre en la visión más profunda de una empresa, más allá de la mera máquina de hacer dinero (aunque salvo las B, es uno de sus objetivos, tampoco lo vamos a negar) y la posibilidad de debatir sin cortapisas en las aulas con profesores y compañeros así como el espíritu de colaboración que había entre el alumnado. Por ello, me sorprendo cuando se habla de como las EN inculcan ideologías. Es cierto y me consta, que no siempre es así y por tanto, como dices, resulta un tanto injusta la generalización.
En cuanto al elitismo, lo comparto solamente a medias. Es cierto, que el las EN existe una cierta endogamia, pero como puede ser en otros muchos sectores. Quizá algo mayor, no lo niego, pero muy alejado de esa idea cuasi organización secreta que a menudo escucho.
De todas formas y en eso sí que estoy absolutamente de acuerdo, las EN deben esforzarse por acercarse a la realidad y aumentar sus disciplinas humanísticas, para formar mejores líderes y gestores. Quizá Juan Sobejano tenga razón y debe animarse a lanzar esa escuela de gestores. Sin duda que tendría una gran acogida.
Apasionante, enriquecedor y necesario debate…
Sin duda seguiré el hilo de la serie. Saludos.
David
Amen. Sólo añadir que cada día veo más alejado ese modelo a la realidad. Y que me gustaría oír hablar de estallido de la burbuja de las EN (aunque es probable que el modelo aguante alguna generación más).
Amalio
Sip, hay una burbuja de EN que va a estallar pronto. Creo que están demasiado atrapadas por el paradigma simplista de los MBAs, un producto importado y obsoleto. Las que no se especialicen y encuentren una identidad auténtica que las diferencie, van a desaparecer.
Juan Sobejano
¿Pues qué quieres que te diga? Que no puedo estar más de acuerdo. Creo que has hecho una radiografía perfecta de muchos de los problemas de las EN. Creo que también tienen cosas positivas, pero tengo claro que hay una total desintonía entre la sociedad y las EN. No veo por ejemplo cabida en las EN tradicionales de proyectos como las Empresas B o estrategias de innovación desde la base.
Hace un tiempo un par de amigos y yo soñamos despiertos con la posibilidad de crear una escuela de negocios atípica en la que se impartieran otro tipo de asignaturas en las que el componente humanista fuera fundamental.
Igual va a ser hora de retomar ese proyecto
Amalio
Por supuesto que también hay cosas positivas, Juan. Te diría, además, que hay distintas “ligas” de EN, y algunas no son tan elitistas. En cuanto a lo que dices, me consta que las EN están trabajando muy mal en general los temas relacionados con la innovación. Tienen una visión muy arcaica del tema, porque lo “departamentizan”, y lo tratan como una especialidad “funcional” más. No es algo que gestionen de forma transversal, y se lo apliquen a sí mismas.
Tienes razón. Hay un espacio ahí para crear “escuelas de gestores” (no sé si llamarlas “de negocios”) con un componente humanista. Entraré en detalles sobre esto en los siguientes artículos que voy a escribir en mi seriado…
Un abrazo