10 cosas que echo en falta en la formación de directivo/as (post-392)
Desde hace tiempo participo en la conversación que se está dando para intentar corregir la perversión sistémica que existe en el actual modelo educativo-formativo de las Escuelas de Negocio. Mi propuesta alternativa se llama “liderazgo humanista”, aunque ya he dicho muchas veces que no me siento cómodo con la palabra “liderazgo”. Esta es la 6ª entrega de mi seriado sobre el tema. Igual te apetece echarle un vistazo a las anteriores que he listado al final de este post.
Ya describi antes algunas habilidades, valores y competencias que se deberían promover en los nuevos directivo/as, pero hoy toca concretarlas más, entrar en algunos detalles prácticos que pueden marcar la diferencia. Allá van algunas ideas:
- “Soft skills”, que no son nada “soft”: Rasgos como la humildad, generosidad, prudencia o solidaridad deben sustituir perfiles destructivos como la soberbia, la astucia desmedida o el imaginario bélico del ganador. Estas son cualidades tan importantes como las competencias intelectuales o técnicas que se han privilegiado en las Escuelas de Negocio. Sigo en mis trece con que podemos tener directivo/as que transmitan confianza (incluso seguridad) desde la humildad y la aceptación del error. Según Warren Bennis, los ingredientes de la confianza son una combinación de competencia, constancia, atención, imparcialidad, franqueza y autenticidad. En mi opinión hay que incorporar (¡¡y creérselo de verdad!!) esta idea tan simple: “Las personas son buenas a menos que se demuestre lo contrario”, porque el Management parece concebido al revés, siempre desde la paranoia.
- Compromiso con la comunidad: La formación de directivo/as debería contribuir a fomentar una conciencia que ayude a mejorar la economía de su localidad y del territorio más cercano al que viven. Con la excusa de la “mirada global”, se están justificando lógicas de maximización de beneficios que llevan a impulsar estrategias de deslocalización oportunista, en vez de preocuparse por explorar fórmulas alternativas e innovadoras que sirvan para retener valor y empleo allí donde viven y trabajan.
- Pensar en proyectos con significado: De las tres contribuciones que Martha Nussbaum reconoce a las humanidades: 1) educación para el trabajo, 2) para el ejercicio de la ciudadanía y 3) para dar sentido a la vida; las dos últimas han sido sistemáticamente descuidadas en las Escuelas de Negocio a favor de la primera, y es una de las carencias que puede corregir la educación humanista. La capacidad de ilusionar que se le reconoce a los líderes auténticos se practica desde la convicción, pero sobre todo dotando de sentido al trabajo de los demás.
- Repensar críticamente el papel que juegan los incentivos: Una formación en exceso economicista (sin los equilibrios que aporta la mirada humanista) puede desembocar en modelos de pensamiento/acción que fomenten los “incentivos perversos”, es decir, resortes extrínsecos que conllevan a comportamientos socialmente perjudiciales. El origen de la actual crisis financiera pone en evidencia los errores cometidos en el diseño de los llamados sistemas de incentivos. Creo que nos queda mucho por aprender todavía sobre cómo alinear el “homo economicus” con el “homo humanus”, y dedicar a las fuentes de motivación intrínseca la importancia que merecen en la gestión de las organizaciones.
- Colaboración vs. competencia: La formación de directivo/as necesita aprender a reconocer los límites del modelo competitivo, o lo que es lo mismo, responder a la pregunta de: ¿Por qué en muchos ámbitos la colaboración es mejor que la competencia? Asimismo, fomentar una conciencia y reconocimiento de la “interdependencia” como un factor clave en la gestión de relaciones dentro y fuera del mercado.
- Sentido del humor: Cultivar el sentido del humor parece ser un atributo importante, y bastante descuidado en la formación de directivo/as. Es un valor esencial para saber gestionar la tolerancia al estrés y sazonar la acartonada estética corporativa. Kets de Vries solía hablar de las tres h del liderazgo: Humildad, humanidad y humor.
- Mirada crítica de la tecnología: La tecnología es un medio, y no un fin. Hay que crear espacios para la experimentación y reflexión crítica acerca de los dilemas sociales, culturales y políticos inherentes a los sistemas digitales, y cómo estos condicionan e influyen en los modos en que las personas se interrelacionan. Necesitamos una mirada crítica sobre la moralidad y ética de la tecnología, y discutir los valores inherentes a los sistemas y artefactos de información. Tendemos a ver estos sistemas como algo éticamente neutral, y tanto utilitarismo nos hace más vulnerables a las perversiones de la tecnología y de sus promotores (Una iniciativa interesante en este sentido es Critical Making Lab de la Universidad de Toronto).
- Énfasis en la economía real por encima de la financiera: Éste es un tema nuclear en la revisión autocrítica de la formación de directivo/as. Joaquín Rodríguez, vicedecano de la EOI, lo explica muy bien: “Cualquier persona que pretenda acceder a una escuela de negocios debería comprender que las finanzas no son un fin en sí mismo sino un instrumento que debe ponerse al servicio de la economía real y del bienestar social (…) Hay que impedir que las operaciones especulativas depreden la economía real”.
- Disfrute del proceso: Superar la tendencia del mundo corporativo a obsesionarse con el producto, con el “outcome”, y en su lugar aprender a disfrutar del proceso, de lo que significa “hacer cosas juntos”. Parte de este cambio incluye el desafío de “Aprender a aprender” como una expresión inequívoca de humildad y de búsqueda de disfrute por lo que se hace.
- Acercamiento a las manifestaciones artísticas: Creo, francamente, que disciplinas artísticas como la literatura, la pintura, el teatro o el cine contienen grandes enseñanzas para la gestión, y es algo que hay que estimular proactivamente en la formación de directivo/s. Por ejemplo, las buenas obras de literatura ayudan, con toda su complejidad, a comprender el comportamiento humano mucho mejor que libros de management escritos desde una inspiración más cercana al formato de Auto-ayuda.
Aquí te dejo los 5 artículos anteriores que he escrito sobre este tema:
Seis premisas de diseño para formar líderes humanistas
Ocho rasgos del liderazgo humanista
Escuelas de Negocios y la profecía autocumplida del Homo Economicus
Por qué necesitamos más Humanidades en la formación empresarial
¿Management Humanista, y eso qué es?
Nota: La imagen del post es del album en Flickr de jesuscm
Gonzalo del Val
Bueno, bueno… a veces pareces un sabio «taoísta», no se si conoces los pocos tratados taoístas traducidos al castellano o español, según prefieras, te relaciono los tres que más me han gustado y hasta cierto punto colmado de dicha y «paradoja», pero que me siguen permitiendo cuando los releo despacio y sosegadamente, que somos humanos y…
…»para el sabio, el mal material es el buen material»…, si mal no recuerdo es del libro «Tao The King» de Lao Tse
Traducido viene a decir, que las personas tal y como somos, somos el peor y mejor medio que tenemos para vivir, experimentar y… si fuera posible llegar a ser «hombres» o «mujeres» libres y dichosas… y en el mejor de los casos conscientes, aunque sea en una medida pequeña, humana y por supuesto «necia»…
Ahí, me encuentro cómodo y ligeramente consciente y a veces dichoso… esto por supuesto genera gran escándalo en las personas de método, serias y hacendosas… y a veces repulsa e ira, en los devotos de cualquier norma, credo o «camino» secular y aprehendido normalmente en la infancia o mantenido por miedo al que dirán y para evitar el descrédito, la discriminación y la expulsión de la «comunidad»… es duro, pero es así… los caminantes solitarios generan desprecio, miedo y a veces… repulsa y «linchamiento»…
Afortunadamente nuestra sociedad, preserva y hasta cierto punto garantiza la «individualidad»… pero el precio si no eres rico, aristócrata, futbolista o deportista de élite o famoso, es repulsa, desprecio e ira contenida…
Esperemos que el «progreso» y los valores «liberales», no pierdan la hermandad, la humanidad y la colectividad… La deriva liberal, separándose de la o las derivas o ensayos humanistas, está igual que esta ultima condenada al fracaso…
El hombre remedando al pensador francés Rouseau es un ser «social» y en la colaboración, la humanidad y la ética, tiene valores que superan credos, ideologías y ensayos descabellados de «individualidad» y hedonismo superfluo…
Comparto, aunque me falta la jerga económica o de «negocios», los valores y reflexiones que haces Amalio…
En la agricultura moderna o mejor llamada «industrial», hemos acabado matando a la «gallina» de los huevos de oros, por valores in-humanos, como el beneficio, el comercio desproporcionado y el hedonismo o modas culturales o de costumbres ajenas…
Y lo peor, nos hemos cargado el clima, las tierras de labor y la transmisión del sabio y genuino oficio de agricultor o ganadero y sus «valores» humanos, a la hora de producir los alimentos humana y de forma «ecológica» para las personas de hoy y lo que es más grave para la humanidad futura, si es que sobrevivimos como especie…
Desde aspectos técnicos, agrícolas y humanos, llegamos a la misma conclusión, que con los aspectos económicos, del rendimiento y beneficio máximo y de optimización de producción a bajo coste y con gran expectativa de beneficios… tanto en cuanto, la agricultura se ha impregnado o se le ha obligado a adoptar aspectos industriales y economicistas, ha perdido todo su sentido… humano, ecológico y lo que es peor, su adaptación a los cambios, impidiendo la sostenibilidad en el tiempo y su gran y fundamental función de alimentar a la humanidad, a la colectividad y por supuesto al propio agricultor, ganadero, su familia y su colectividad más cercana…
Nuestra sociedad se hunde… el dilema es saber si seremos capaces de usar las «botes» salvavidas o seremos tan prosaicos y falaces como para no ver el agua que hunde nuestro «barco» y no solo no consentiremos salvarnos nosotros antes del hundimiento… si no lo que es peor, solo subiremos a los botes nosotros y al resto del pasaje, marineros, músicos y demás, los dejaremos ahogarse, con un sentimiento de «bondad» y una sonrisa ebria y ramplona…
Un saludo y gracias por la reflexión
Gonzalo del Val
Juan Carlos Páez Núñez
Hola Amalio, excelente post, gracias por compartir tus apreciaciones. En mi experiencia personal, sin haber hecho grandes estudios o encuestas, he podido percibir en mis 18 años de trabajo en el mundo empresarial, que aquellos que han sido más humanos, han durado más en sus cargos, han obtenido mejores resultados por más tiempo, han mantenido mejores relaciones interpersonales con sus colaboradores, han sido más creíbles y han sido mis mejores amigos. Si me lo permites te dejo con un enlace, http://disolgich.blogspot.com/2016/01/como-ser-mas-humanos-en-la-gestion-de.html, para complementar mis comentarios y tu post, donde expongo mis 9 criterios personales, de cómo ser más humanos en la gestión de personas, no solo desde el área de recursos humanos, sino desde cualquier posición directiva. Saludos
María Luisa de Miguel
Me ha encantado este post. Me apasiona el tema del liderazgo y también me genera mis debates porque a veces siento que lo mañoseamos tanto que pierde su esencia. Este enfoque que planteas es vital porque si realmente queremos un cambio en las organizaciones hacia culturas más humanistas y centradas en las personas y en la comunidad, hay que empezar por formar líderes humanistas y no es lo que predomina ni en las escuelas de negocios ni en las formaciones in Company. Un saludo
Amalio Rey
Gracias, María Luisa. De acuerdo con tu apreciación. Un saludo
Kattya Matorras
Igual que no puedes sembrar sin antes arar o hacer el trabajo de preparación de la tierra para obtener una buena cosecha, entiendo que para llegar a lo que planteas habría que preparar tanto a formadores como a alumnos y futuros directivos en procesos muy anteriores de su educación y formación, para que pudiera darse el fruto esperado.
Amalio Rey
Kattya, qué te voy a decir. Hay que hacer tantas cosas, pero tantas 🙁
Iván
El propio ranking de las Escuelas de Negocio del Financial Times va regulado por lo que ganan los directivos que han pasado por las diferentes Escuelas de Negocio. Eso es por si mismo un argumento de peso que define el que la pasta es la parte importante del pastel. Nadie habla si alguien ha creado un proyecto social o si una persona es por ejemplo un blogger de prestigio o un creador de una nueva empresa, todo va regulado por los $ que entran en caja. Eso ejerce como reclamo para que la gente quiera ir a x Escuela de Negocio, uno invierte x y al cabo de unos años va a recuperar la inversión. La educación que se va a recibir va para mejorar en lo profesional y ganar pasta, es algo loable y digno, pero creo que si se habla con la gente y somos sinceros vemos el condicionante económico siempre. Hace años ya salío el artículo que decía sobre el necesario lavado de conciencia que las Escuelas de Negocio tenían que hacer http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/16/vidayartes/1329417550_857489.html. La crisis financiera global tiene un punto importante en esas escuelas que creaban y crean auténticos halcones financieros. Con respecto a la educación humanista de pisar el terreno aquí hay para debatir largo y tendido pues el contacto con poblaicón local suele estar regulado a la academía o a las empresas, no a la gente de la calle que vive ( y sufre) por ejemplo en muchos de esos países emergentes. ¿Alguna Escuela de Negocio ha tenido la valentía de criticar los problemas sociales, ambientales y políticos de los países BRIC o de la globalización?. Las asignaturas y lecciones que se dan en los MBA no tienen nada que ver con las humanidades, van reguladas por el negocio y la generación de riqueza, queramos verlo o no. Creo que las Escuelas de Negocio son una replica palpable de la sociedad actual donde el dinero y el poder rige parte de todo el pastel social, económico y político.Saludos
Amalio Rey
Ivan, das en el clavo: el escandaloso asuntito de los rankings, y la ponderación que en estos merece la mejora salarial despues de pasar por una escuela de negocios. Ya hablé de esto en mi post sobre estas escuelas. Creo que la clave está ahí, porque los directivos de las EN viven obsesionados con los rankings, y no van a hacer nada que vaya en sentido contrario a cómo se puntúa y premia a los ganadores de esa carrera. Según sean los «incentivos», eso van a hacer como el famoso experimento de Pavlov con los ratones. Tengo muchas ganas de escribir con más detalle sobre cómo evalúan esos ranking, la intrahistoria de ese sistema, porque tela, telita… Está claro que ahí hay un argumento de peso que evidencia que las criticas que hacemos están más que justificadas. Saludos
Juanjo Brizuela
Genial post Amalio. Interesantes reflexiones.
Sí, da la impresión que en general se ha pasado de las ideas «economicistas», de los excel, a las visiones más humanistas, de las palabras y los hechos humanos. Me parece que es así. Al menos mi sensación de la sociedad de hoy, la de la calle, es ésa que quiere preocuparse de los demás y expresarse ante los demás. Si esto es así, insisto es mi percepción, creo que tenemos un gap formativo bastante grande.
El problema es que siempre habrá quien diga que esto «de las personas» son pájaros y flores y que lo que importa son los resultados, ¿verdad? Pero lo que queda claro es o nos acercamos a lo que ocurre en la sociedad desde todos los ámbitos o esta brecha no traerá más que disonancias y problemas.
Amalio Rey
Hola, Juanjo:
De acuerdo con que ahí está el problema. Los que hablamos de más humanismo, de introducir más humanidades, entonces nos dicen desde Marketing y Finanzas que nos dejemos de «pájaros y flores». Ya lo comenté antes. Es difícil conciliar ambas perspectivas del mundo y las organizaciones. Igual somos incompatibles. Lo admito. Un abrazo 🙂
@oskarpaz
Fantástico post Amalio!! Me recuerda a la serie de post que escribí en su día titulada «El modelo de empresa que no se enseña en los MBA» y que tengo recogidos en este PDF
https://www.dropbox.com/s/f1er8j3u5l74jqw/El%20modelo%20de%20empresa%20que%20no%20se%20ense%C3%B1a%20en%20los%20MBA.pdf
Y en la que trato temas como:
Consecuencias vs Objetivos
•
Reponsabilidad vs Seriedad
•
Sentido común vs Normas
•
Diversidad vs Estandarización
•
Humanos con recursos vs Recursos Humanos
•
Más Allá vs Definición de Puesto
•
Líderes (temporales) vs Manager (permanente)
•
Oportunidades vs Prejuicios (esta no aparece explícitamente en los
programas de los MBAs, pero haberlos haylos, como las meigas)
•
Naturalidad vs Protocolo
•
Intuición vs Planificación
•
Curiosidad vs Formación
•
Comunidad vs Plantilla
•
Colaboración vs Competencia
Sin más, a seguir luchando por empresas más humanas!!
Amalio Rey
Gracias, Oscar Paz, interesante tu aportación. La leemos y comentamos. Un saludo
Iñaki Jiménez Miranda
Estoy de acuerdo. El mercado global olvida las necesidades más cercanas … y ante todo somos ¡¡¡ personas !!!
Amalio Rey
OK, Iñaki, gracias…
Sergi Alern
Felicidades de nuevo, Amalio. Soy seguidor de esta serie a la que llamas «liderazgo humanista» y he compartido tus posts en varias ocasiones.
No es casual la existencia de las tendencias actuales y anteriores en managment. Recomiendo ver el documental Inside the job para ver parte de las relaciones entre grandes corporaciones y alas escuelas/ universidades más importantes en economía, dirección de empresas y managment. Suena a «conspiranoia» pero en ocasiones debemos dudar de grandes gurús, sean de donde sean.
En todo caso, creo que es un mal que adolece a la economía en general. Su falta de humanidad, su alejamiento de la realidad. Quizás la revindicación de la empresa social, de la RSC, y la colaboración pretenden rescatar este lado social de las organizaciones, sus líderes y sus integrantes.
Todo es una revindicación de recuperar el lado humano de la acción empresarial dentro y fuera de la organización por nuestro propio beneficio y sostenibilidad.
Amalio Rey
Sip, Sergi, el documental «Inside the job» es un buen reflejo del impacto que ha tenido en la clase empresarial-financiera el desprecio por las humanidades, y la absoluta desorientación que existe hoy en algunas profesiones respecto de dónde están las verdaderas prioridades.
No es paranoia, ni mucho menos, visibilizar esa alianza de facto que existe en la élite, entre las grandes corporaciones y buena parte de las escuelas de negocio más molonas. Las primeras financian a las segundas, y de ahí aflora el cordón umbilical que mata el espíritu crítico de los que trabajan en la formación corporativa. Al final lo que vemos es una «formación» cargada de cínico pragmatismo, y muy poco de «educación» para el espíritu y el «buen ser». Dicho esto, comparto contigo mis dudas de si eso tiene solución dentro del sistema que vivimos. Se produce un bucle que habrá que cortar por algún sitio, y eso significa generar transformaciones de mucho calado.
Juan Antonio Mota
Hola Amalio,
Me interesa especialmente la realidad, ese ámbito donde el directivo se maneja, cuece sus habas. La educación contribuye a hacer al directivo y los modelos pueden ser más o menos acertados en las escuelas de negocios pero el auténtico núcleo de evaluación es la empresa y, por ende, la experiencia. En ese sentido, no es tanto la educación, la escuela de negocios sino como plasmamos esa formación en la empresa, en sociedad, entre nosotros.
Si me acerco a la empresa, observo que tu planteamiento, aún participando de él, dista de la realidad. De forma general, y atendiendo a esa visión simplista de los resultados de un ejercicio, la visión humanista queda relegada a un segundo plano, el homo economicus relega en posición y fuerza al homo humanus. Hay mucha literatura empresarial de fondo. Sin embargo, en la trinchera, cuando se trata de dirigir y gestionar personas, el aspecto humanista es esencial y los departamentos de RRHH se encargan de encontrar ese equilibrio entre capacidades, habilidades y esas cualidades «nada soft» que no solo venden sino que son el motor, la base diferencial de una empresa: activo humano.
El homo humanus se asienta en fases operativas, en el ejercicio de la actividad pero en la toma de decisiones relevantes que pueden afectar y afectan al grupo y a su desarrollo cuenta el balance, los recortes, etc.
He visto buenos profesionales salir de empresas por falta de equilibrio entre ambos «homos». El talento se fuga inevitablemente.
Estoy de acuerdo con esa necesaria transformación del directivo pero tenemos que eliminar barreras, jerarquías, acercarnos a un modelo de auténtica gestión compartida de pies a cabeza o viceversa. (Hablo de grandes empresas, la Pyme es otro escenario).
Buenos libros de literatura, por ejemplo, hacen mejores directivos, mejores personas, amplían la mirada sobre nosotros mismos y nos fortalece, aprendemos a aprender pero esto sigue siendo una cantinela para los centros de poder.
Un saludo Amalio
Amalio Rey
De acuerdo, Juan Antonio:
El sitio donde se constata la validez de la formación es la empresa o las organizaciones donde se gestionan las personas. Es ahí donde podemos evaluar si la cosa funciona o no. La teoría puede ser muy bonita, que si no encaja en la realidad, a mí no me vale. En cualquier caso, lo que nadie puede negar es que debería producirse una fuerte retroalimentación entre lo que «se aprende» en la formación y lo que «se hace» en la empresa. Si no, la gente no perdería el tiempo formandose, aparte del rollo de las certificaciones y la titulitis. Por eso es tan importante que los profesores o formadores tengan una experiencia real de asumir responsabilidades en la empresa. Y al mismo tiempo, que esos «practitioners» estudien, investiguen, se abran a nuevas ideas, dialoguen y crezcan intelectual y emocionalmente. En cuanto al disonancia que se produce en la empresa, yo creo que es porque no hay una visión integrada del asunto. Da la impresión que si tú aprendes «humanidades», es para cultivar el espíritu no-laboral, como para que lo apliques en casa. No se integra en la actividad profesional habitual, ni se intenta hacer de forma natural. No puede ser forzado. De lo que se trata es de que el directivo o directiva, o sea, esa persona que asume más responsabilidades que la media, sea sobre todo PERSONA, y piense desde la perspectiva humanista a la hora de gestionar «recursos» de cualquier tipo. No estoy hablando de «pájaros y flores», no estoy haciendo demagogia, lo que digo es que esa perspectiva debe introducirse con todas sus consecuencias en la gestión. Gracias 🙂
Marco
Ya que habláis de los incentivos y que Amalio nos dice que un tema clave en la formación de estos nuevos directivos (cito: «Repensar críticamente el papel que juegan los incentivos»), ¿tenéis alguna experiencia en este sentido? sistemas de incentivos no convencionales, que no sólo midan la rentabilidad de los proyectos, sino que «midan más allá», ¿cómo medir la humildad, humanidad y el humor? ¿la debemos medir? Bueno, ahí lo dejo. Gracias a todos por vuestros comentarios 😉
Amalio Rey
El tema de (la estructura de) los incentivos es muy complejo. Tiene derivaciones de muchos tipos, y debe ser idionsincrático, o sea, adaptado a cada organización. Yo no me atrevo a dar recetas. Lo que sí puedo decir es que desconfío cada vez más de los incentivos monetarios cuando se trata de actividades creativas y de colaboración social, para no decir que prescindiría de ellos. A ver si otros compañero/as pueden aportar más ideas. Un saludo
Jose Salgado
Está demostrado que los incentivos (sobretodo económicos) en tareas complejas no solo no mejora, sino que empeora el rendimiento. Si asumimos que ser directivo no es una «tarea sencilla», todo bonus que sea económico es directamente perjudicial.
Yo recomendaría este libro, que es bastante interesante:
http://www.amazon.com/Drive-Surprising-Truth-About-Motivates/dp/1594484805
Amalio Rey
Sip, los estudios de Teresa Amabile demuestran científicamente el impacto contraproducente de los incentivos económicos en las actividades creativas. Gracias por el libro que recomiendas. Un saludo
José Salgado
Yo creo que la clave está en el punto cuatro, depende de que incentivas tendrás un tipo de directivo u otro. Como decía uno, sí pagas cacahuetes tendrás monos.
Amalio Rey
De acuerdo, José, el tema de los incentivos es muy importante. Hay que dedicar tiempo a eso. Como emprendedor-empresario he vivido eso de cerca, y me ha hecho reflexionar mucho. Ahí hay mucho trabajo de investigación que hacer todavía. Un saludo
Yoriento
Buenas tus aportaciones, Amalio.
En lugar de la idea «más persona y menos directivo», o como complemento, añadiría «más evaluación y menos status», en el sentido de analizar operativamente la verdadera eficacia del directivo en particular y de la función directiva en general.
Amalio Rey
Sip, Alfonso. Lo del «estatus» es un mal endémico del espíritu corporativo, y de las grandes escuelas donde éste se forma. Y lo de la «evaluación de la eficacia», ya sabes, ahí nos vamos a dar de bruces con otro asunto muy complejo: ¿cómo se define el «éxito» de un empresario o empresaria? ¿Qué es ser «eficaz» en este mundillo? Si introduces en el análisis parametros humanistas, puede que la evaluación cambie mucho, a si pillamos como referencia solamente la cuenta de resultados o el número de portadas de revistas en la qe ha aparecido el alfa-macho dominante de turno. Un abrazo 🙂
Marco
Muchas gracias Amalio por tus reflexiones. Coincido plenamente contigo en la visión desde la que escribes esta serie de entradas. En varias ocasiones, a lo largo de tus artículos, siento cómo «haces teoría» cosas que estamos viviendo en la práctica diaria muchos profesionales. Y es muy necesario convertir ya en teoría estas experiencias. Estamos viviendo nuevos escenarios y, por tanto, necesitamos nuevas teorías y, sobre todo, nuevos directivos. Gracias por todo, Amalio.
Amalio Rey
Gracias a ti, Marco, por pasarte. Esperemos que «hacer teoría» no nos haga perder el contacto con la realidad. En esas estamos…. Gracias 🙂
Iván
Gran post Amalio. Me identifico mucho con esa mirada humanista de la que siempre hablas. Creo que es una gran carencia a día de hoy en nuestras empresas, y obviamente en las escuelas de negocios, aunque voy más lejos para decir que es trasladable a una carencia de todo el sistema educativo. La imagen profesional que se ha incentivado en ciertos ambientes está en muchos casos basada en la jerarquía, algo con lo que mucha gente choca de lleno (como es mi caso) y que recuerda a sistemas feudales o militares. Me gusta lo que dices de relativizar lo de la tecnología, pues creo que muchas veces sería muy útil que las empresas se dedicasen a hablar, eso es algo que recuerdo siempre de lo que dice Koldo Saratxaga. Las «soft skills» de las que hablas creo que son cada vez más importantes, es algo que incide mucho en lo que yo llamo el viajaprendizaje, pues son cosas que se aprenden y fomentan muchas veces en entornos alejados del entorno de trabajo. El tema de cooperar vs competir en las grandes empresas es algo que no es sencillo encajar en muchas de las organizaciones, las barreras y el miedo van como en tantos casos unidas a unas formas de hacer que no han cambiado en décadas. Un abrazo y gracias como siempre por las miradas frescas.
Amalio Rey
Creo, Iván, que algunos de los fallos que aquí comentamos sobre las escuelas de negocio también pueden trasladarse efectivamente al sistema educativo, aunque veo también grandes diferencias. Si te fijas en las escuelas de negocio más conocidas, las que lideran el sector y terminan marcando tendencias (que después imitan las demás), te das cuenta que están atrapadas por las grandes empresas que las financian, y su peor mal es la complacencia y adoración al poder que proyectan en todo lo que hacen. Mientras más barreras a la entrada, más tufillo a élite, y más mamoneo endogámico. Es cierto que hay alguna variedad en ese mundillo, que se han colado algunos troyanos (que sobreviven como pueden) y que también hay gente de mucha valía, grandes profesionales. Pero el problema está en el sistema, en cómo está cimentado el edificio. Por suerte, y eso lo hablabamos por Twitter con algunas personas, esta formación humanista se puede dar también fuera de las escuelas de negocio, a través de fórmulas alternativas de formación. Un abrazo 🙂
Celso
Hola Amalio,
Aunque mucho (si no casi todo) de lo que dices lo comparto, creo que hay bastante de cliché y menos de realidad. Ya lo he comentado con anterioridad en entradas de tu serie, con la que comulgo en sus líneas generales, pero no en la demonización que intuyo se deprende hacia las escuelas de negocio.
En todo caso, me parece que muchos de los males que indicas no son ni mucho menos exclusivos de las escuelas de negocios, sino de gran parte de la sociedad. Hemos llegado a este punto y lo que tengo claro, es que hay que darle la vuelta como apuntas. Pero, insisto, la demonización de las escuelas de negocio (en genérico) me resulta exagerada y tal vez «las escuelas de negocio» solamente reflejen lo que ocurre en la vida diaria…
Los directivos no se crean en las aulas de una escuela de negocios como si una incubadora fuera, sino en los valores de cada persona como individuo que van mucho más allá de lo que te puedan enseñar en uno o dos años.
Un abrazo.
Amalio Rey
De acuerdo, Celso. No hay que demonizar nada. Pero yo reitero todas las criticas, una por una, que le hago a las escuelas de negocio. Son razonadas, argumentadas y constatadas. Es cierto que ellas son un producto de la sociedad en que viven, pero tambien que añaden sus propias dosis de miserias al sistema que replican y amplifican. El sitio donde se forman las elites de esta estafa tiene tambien su buena parte de responsabilidad. No te parece?
Celso
Entiendo tus argumentaciones y razonamientos y lamento tus experiencias con las escuelas de negocios. En esto último yo soy más afortunado, creo. Con sus miserias que también las tienen, desde mi experiencia personal y desde la de bastantes amigos directos (no amigos de amigos), en más de una ocasión hemos hablado del tema y mi impresión dista mucho de lo que dices. Y desde luego generalizar en el término «escuelas de negocio», a mí, me resulta un exceso que no está justificado, ni siquiera en alguno de los casos de «las reconocidas» donde supuestamente forman a esas élites que comentas (mucho me temo que el cortijo de la élite se cuece en otros ámbitos). Las escuelas de negocio, y en esto estoy absolutamente de acuerdo contigo, tienen que cambiar sus modelos de enseñanza y abrazar por un lado el humanismo que defiendes (y que comparto 100%) para conseguir gestiones más humanas y honestas. Y vuelvo a insistir, porque no me cansaré, no son las escuelas, son las personas y a las personas en uno o dos años por pasar por unas aulas no se les domestica ni pervierte para convertirlas en esos monstruos con cuernos y rabo (si, me permites la exageración y el humor). Claro que hay escuelas con formaciones hiperagresivas en sus planteamientos (y desconozco si en España), y en esos casos por supuesto que tienen su parte de responsabilidad pero desde luego no creo que sea, ni de lejos, la mayoría como se deja entrever.
Creo que el cambio que defiendes es necesario, pero el planteamiento base me resulta algo extremo. Y dicho esto, comparto contigo tu visión humanista de la formación directiva en su futuro (como otras muchas que defiendes y otras no tanto).
Una serie de entradas francamente interesantes Amalio.
Saludos.
Amalio Rey
Muy bien, Celso, dejamos aquí tu opinión que seguramente enriquece la conversación sobre el tema. Miradas desde otras perspectivas siempre aportan. Muchas gracias por darnos tu punto de vista. Un saludo 🙂
Marta Domínguez
Hola Amalio. Muy interesante el intercambio de opiniones entre Celso y tú. La educación es una de esas cosas en las que tendemos a los extremos, también la educación de directivos, y una de sus herramientas para hacerlo, las escuelas de negocio.
Todos y cada uno de los puntos de tu post suenan a lírica para mis oídos. Uso y promuevo muchos de ellos. Algo que, cuandingenierao menos, se puede ver como interesante habiéndome formado (y ejercido) como .
Tengo experiencia en varias escuelas de negocio, unas españolas y otras americanas, y en todas se incluyen, en mayor o menor medida, aspectos humanistas. Como proyectos sociales, innovación abierta, herramientas de colaboración, estancias locales en regiones como Africa y Suramérica que sustituyen a la visión «americana» o «europea» de hacer proyectos, emprendimiento en hubs, etc.
De hecho, se cubren muchos de los aspectos de la lista en tu blog. Incluso el del humor. En el IE, por ejemplo, hay profesores que fomentan la enseñanaza del teatro para mejorar la comunicación y la resolución de los problemas.
¿Por qué la sensación de que el «consumismo» es la doctrina de la escuelas de negocio? ¿Porque las asignaturas, digamos humanistas, son más de elección personal que de elección por currículum? Quizá.
Amalio Rey
Marta:
Ya comenté en su momento, en otro post de este seriado, que efectivamente la mayoría de las EN integraban algunas asignaturas de humanidades en las curriculas, pero que la solución no va por ahí. Esas asignaturas se tratan como compartimentos-estancos, tienen importancia residual porque se consideran la parte «soft» de la formación, mientras los alumnos se centran fundamentalmente en los «huesos», en las asignaturas que de verdad importan como Marketing, Estrategia y Finanzas. Lo que pasa en realidad es que las humanidades no están integradas de forma transversal, no «calan» en el modelo educativo, ni forman parte de su concepción integral. Son esfuerzos aislados y puntuales que tienen un impacto muy pobre en el resultado final de la formación. He revisado las curriculas de muchas ENs de primera linea, y en su inmensa mayoría es asi. Da la impresión que han «metido con calzador» las humanidades como una forma de lavar la conciencia, y atenuar las críticas que reciben por esa obsesión que tienen de impartir sólo formación «práctica». Y después vemos en lo que se convierte, como decía Keynes, el «hombre práctico».
Insisto, no hay una visión humanista integral de la formación, sino retazos aislados con impacto testimonial. Un saludo y gracias por pasarte…
Celso
No sé si enriquece la conversación (si es así, me alegraría) pero en todo caso agradezco que en tu casa dejes hueco a opiniones que difieren de la tuya. Un saludo.
Julen
Un problema de fondo es esa idea rancia de «directivo» como casta aparte y privilegiada. Claro que el precio como barrera de entrada lo ha favorecido. De lo que dices me quedo con «más persona» y «menos directivo». Sé que es resumen muy bestia, pero según te leía me quedaba ese mensaje de fondo. Buen viaje y a ver si vemos 😉
Amalio Rey
Entiendo lo que dices, pero quieras o no, te guste o no te guste, Julen, habran personas que tengan que asumir mas responsabilidades que otras, tanto por aPtitud como por aCtitud. Y esa formacion especifica para adquirir capacidades como gestores, con una carga de responsabilidad por encima de la media, siempre va a ser necesaria, y es a la que me refiero. Ademas, aunque hoy funcionen como una casta, eso es precisamente lo que hay que cambiar con la educacion humanista. Lo del precio como barrera de entrada (y negocio, no lo olvidemos) es otra historia que forma parte de esa «perversion sistemica» a la que me referia. Quedate con el mensaje, Julen, y no tanto con los detalles o la semantica.