Volver a casa, meterse dentro
POST Nº610
Muchas organizaciones se vuelven “adictas al crecimiento”, obviando lo verdaderamente importante que es servir con pasión a los clientes/usuarios. Al tratar de convertirse en megaempresas de una escala inapropiada para ellas, pierden de vista el mercado o ámbito al que sirven y diluyen la especificidad de su producto y marca: “El tamaño importa, pero no a todo el mundo le va bien la misma talla”.
Es el mensaje principal de un magnifico texto, “Get back in the Box”, que recupero hoy de ese fenómeno llamado Douglas Rushkoff, cuya edición en español se publicó en 2007 por la Editorial Tendencias con el título de “Renacimiento 2.0”.
Una idea recurrente del libro, y que justifica el título de su versión original, es su llamado a los directivos a “meterse dentro”, porque, según el autor, las empresas tienen miedo de meterse dentro de sus propios sectores para intentar hacerse genuinamente fuertes en ellos: “Nuestras firmas se convierten en algo más parecido a un holding: están en el negocio de los negocios”.
Es cierto que hoy todo está conectado, y es conveniente levantar la cabeza y mirar qué ocurre en otros sitios que pueden afectarnos directa o indirectamente. Tener esa mirada periférica es esencial para diseñar la estrategia a futuro en cualquier actividad. Sin embargo, las fortalezas se construyen empezando por casa. Si no has aprovechado al máximo el potencial de lo que ya tienes, no te distraigas intentando brincar por otras ramas. Primero lo primero.
Cuando las cosas van mal, dice Rushkoff, los directores generales acuden a consultores para que creen nuevas ideas, marcas o envases para lo que venden, cuando lo que tendrían que hacer es volver a la fábrica, a las tiendas o a los laboratorios de I+D que es donde se hace, vende o concibe su producto (…) Como regla general, recuerda el profesor estadounidense, en cuanto oyes hablar a un ejecutivo de un consultor que “nos comprende mejor que nosotros mismos”, sabes que tiene problemas 🙂
El fallo parece ser que los equipos directivos están cada vez más desconectados de las competencias fundamentales. Al descuidar lo que sucede dentro-de-la-caja, pierden el contacto con la esencia de sus industrias. Por eso: “si no amas lo suficiente todos los pormenores de lo que haces, hasta el punto de devorar los detalles, o si no te importa tu trabajo lo suficiente para averiguar todo lo que hay que saber de él, entonces nunca te meterás dentro y nunca producirás nada original”.
Volver a “meterse en la caja” para reinventar de-dentro-hacia-fuera, dejando de intentar resolver los problemas de-fuera-a-adentro, sino centrándose en lo que mejor sabe hacer la organización, invita a aprovechar mejor el potencial interno, sus “aptitudes esenciales”, en lugar de buscar siempre, sin criterio, las soluciones en los demás.
Las organizaciones que abrazan ese lado suyo, menos financiero-marketiniano, que no parece nada sexy (el de no apuntarse a las modas y reforzar una identidad convenientemente elegida a partir de sus fortalezas, al margen de lo que hagan los otros) acaban teniendo resultados sexys, al quitar sus egos de en medio.
Es fundamental recuperar la esencia de lo que hacemos en nuestro trabajo. Dedicar tiempo a comprender a fondo en qué consiste el ámbito o negocio al que nos dedicamos, y dejarnos de florituras y maquillajes que traten de hacernos parecer lo que no somos, mimetizándonos como clones. Comprender, de verdad, qué mueve a nuestros clientes o personas usuarias, así como llegar a dominar con maestría la “tecnología” del negocio, exige un tiempo y atención que se pierde si andamos distraídos tratando de estar en todos los sitios.
Vuelve a casa, nos dice Rushkoff, insistentemente…
Julen
Estoy leyendo ahora un libro que tenía pendiente, Organizaciones exponenciales, que básicamente es un canto al crecimiento y la tecnología. Cada vez me siento más crítico con todo este enfoque de más y más. Sin repliegue no hay autenticidad.
Amalio Rey
Jo, lo de las “organizaciones exponenciales” me pone muy nervioso. Es un concepto que no me gusta nada, pero nada. Tengo un post pendiente de escribir sobre eso. A mí me parece un despropósito…