¿Por qué debes desconfiar de los GAFA?
POST Nº 650
GAFA es el acrónimo que se usa para agrupar a estas cuatro grandes compañías tecnológicas norteamericanas: Google, Apple, Facebook y Amazon. Su impacto omnipresente en la vida moderna, y la concentración de poder que eso trae consigo, es algo que preocupa cada vez más a los observadores.
De Amazon ya hablé bastante en este post: ¿Qué tienen en común Amazon y las tiendas chinas del barrio? Pero lo cierto es que soy un usuario frecuente de tres de esas cuatro plataformas como, me imagino, la mayoría de los que me leen aquí. Apple era la excepción, porque siempre mantuve una postura de resistencia hacia los de la manzana por su ecosistema cerrado y cautivo, hasta que me regalaron unos Airpods, que -muy a mi pesar- tengo que reconocer que son los mejores auriculares que he tenido nunca. Como se ve, aun adoptando una postura deliberada de no dejarme atrapar por uno de los cuatro jinetes de la apocalipsis (como algunos llaman a este cuarteto), he sucumbido a sus tentaciones. Que un tipo como yo, cultivado en estos menesteres y con un pensamiento (pretendidamente) crítico, no consiga escapar del magneto de los GAFA, lo interpreto como una señal más del poder que tienen.
De eso trata el libro: “Un mundo sin ideas: la amenaza de las grandes empresas tecnológicas a nuestra identidad”, publicado en 2017, cuya versión en castellano distribuyó Paidós. Que yo sepa, esta edición nunca se vendió en las librerías españolas. Me hice con un ejemplar de ella en el aeropuerto de México DF, en uno de mis viajes a ese país. Su autor, Franklin Foer, es corresponsal nacional de The Atlantic e investigador de la Fundación New America. Trabajó antes, durante siete años, como editor de la revista The New Republic. Es una voz reconocida en estos temas.
Traigo a esta entrada algunas citas extraídas del libro de Foer que ayudan a entender los peligros que significa el llamado Imperio GAFA. Me he tomado la licencia de comentar cada una aportando mi propia lectura, por si sirve de algo:
1. “Facebook es un sistema cuidadosamente gestionado de arriba abajo, no una robusta plaza pública. En realidad, es una maraña de reglas y procedimientos para clasificar la información, reglas diseñadas por la corporación para el beneficio último de la corporación”
Facebook (y Google) nos hacen creer que funcionan como una “plaza pública” natural y espontánea, y el desorden de las redes contribuye a ese imaginario, pero nunca deberíamos obviar que son empresas cuyo modelo de negocio depende casi exclusivamente de captar ingresos publicitarios. Si de eso viven, y eso define su existencia, eso será lo que realmente les importe. Un criterio así será siempre, insisto, siempre, manipulador.
2. “Aunque Facebook hable ocasionalmente de la transparencia de los gobiernos y las corporaciones, lo que desea promover en realidad es la transparencia de los individuos”
La transparencia de los individuos son datos, de los que se extrae información que convierten en dinero. Es también, y sobre todo, poder. Esto sin hablar de que el meollo de su sistema es un algoritmo totalmente opaco. Aquí se cumple ese axioma cínico que dice: “la transparencia es buena siempre que sea con los datos de los demás”. Los GAFA buscan que transparentemos nuestras vidas que después filtran a través de algoritmos que son secretos y que nos devuelven un espejo en el que mirarnos y reconocernos, que está distorsionado según unos criterios que nadie conoce.
3. “Google ha construido su motor de búsqueda de forma que refleje valores que tiene en alta estima. Por ejemplo, cree que la popularidad de un sitio web permite hacerse una buena idea de su utilidad (…) Cree que a los usuarios les resultará más beneficioso encontrar artículos recientes que viejos éxitos. Son opciones legítimas y quizás sabias decisiones empresariales; pero se trata de opciones, no de ciencia (…) son asunciones implícitas acerca del mundo”
Esas asunciones, agrego yo, se asumen como universales o las únicas válidas, porque todo el mundo, por ejemplo los medios, intentan adaptarse a ellas para acceder a más usuarios (el tóxico clickbait), y así consiguen que se multiplique ese efecto de homogeneización.
4. El proceso de guiar al público hacia la información es una fuente de tremendo poder cultural y político (…) En los viejos tiempos describíamos ese poder con el término gatekeeping, o sea, control del acceso.
Por mucho que el relativo desorden de Internet permita -al que quiera y se lo proponga- escapar de las burbujas que crean esos filtros, eso solo lo consigue una minoría que es consciente de esos riesgos. La mayoría queda atrapada, bien por ignorancia o bien por comodidad.
5. “Cuando externalizamos el pensamiento a las máquinas, en realidad estamos externalizando nuestro pensamiento a las organizaciones que dirigen las máquinas”
El efecto de usar mediadores que son privativos no es baladí. Eso es algo que se obvia demasiado a menudo al celebrarse las promesas, por ejemplo, de la Inteligencia Artificial. Cuenta el autor que cuando el historiador de la tecnología George Dyson visitó la sede de Google para dar una conferencia, un ingeniero le reconoció de pasada que no estaban escaneando todos esos libros para que los lea la gente, sino para que lo hiciera la Inteligencia Artificial. Es decir, estamos contribuyendo a hacer a las máquinas tan inteligentes que, salvo para quienes las manejen y controlen, el resto estaremos en evidente desventaja.
6. “Las empresas dominantes están trastornando nuestros hábitos intelectuales. Algo semejante a la revolución alimentaria de mediados del siglo pasado está reordenando en la actualidad la producción y el consumo de conocimiento”
Cambiar nuestros hábitos intelectuales es, a los efectos prácticos, cambiarlo todo. Por eso esas empresas valen tanto y pueden ser tan peligrosas.
7. “Es lógico que tengamos la sensación de estar entregando mucho más de lo que queremos y de estar siendo mucho más manipulados de lo que sabemos”
Lo chocante es que esa es una “sensación” con la que no hacemos nada. Las inercias -estimuladas por un diseño deliberadamente adictivo- adormecen nuestra capacidad de reacción. Tal vez necesitemos evidencias más rotundas o que ocurra algo que nos haga mucho daño para espabilar. Tiempo al tiempo…
8. “Empresas como las GAFA, a las que les resulta indiferente la democracia, han adquirido un papel muy relevante en ella”
Su poder intermediador y esa capacidad de filtrar la atención, tiene un impacto evidente en la fijación de preferencias. Eso no importaría si los filtros que utilizan estuvieran diseñados para mejorar la democracia, pero sabemos que el criterio de diseño no es ese sino maximizar el beneficios de sus accionistas, una motivación que tiene poco de democrática.
9. “Silicon Valley forma parte de la gran tradición estadounidense del populismo farsante. Llegó al poder sobre la base de su antielitismo (…) Pone verdes sistemáticamente a los guardianes culturales y económicos, mientras que sus propias empresas son las guardianas más imponentes de la historia de la humanidad”
Celtiberia mira a Silicon Valley con adoración bobalicona y una indisimulada ansiedad de imitación. El mensaje parece ser: cualquier cosa que pasé ahí conviene copiarla porque es el futuro. Sin embargo, la hipocresía y doble moral de Silicon Valley es un asunto al que deberíamos prestar mucha más atención.
10. “Lo que necesitamos es una autoridad de protección de datos con el fin de salvaguardar la privacidad, del mismo modo que el Gobierno protege el medio ambiente. Tanto el medio ambiente como la privacidad son bienes que el mercado destruiría si se le dejase actuar libremente”
La manga ancha con que estas compañías explotan nuestros datos no es solo el resultado de su poder, y de sus lobbies, sino también de nuestro consentimiento de convertirnos en el producto a cambio de gratuidad y comodidad. Hay que corregir esos fallos del mercado, pero también nuestra actitud política como consumidores. Lo primero nunca será suficiente. Y yo me aplico el cuento…
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Alberto
Estoy con que si a usuarios que presumimos de pensamiento crítico, que conocimos Internet en los 1990 y que tenemos capacidad para buscar y utilizar alternativas los GAFA nos atrapan qué no será de quienes han llegado a un mundo donde los GAFA están plenamente implantados. Y para los que incluso son los proveedores de educación (a distancia) desde la educación infantil.
En cuanto a la regulación ambiental… más nos vale que la privacidad se tome más en serio y más rápido. Llevamos décadas sabiendo de los efectos de las emisiones de efecto invernadero y los efectos para la salud de las emisiones de los motores de combustión y aquí seguimos… subvencionando el diésel en 2021.
Saludos y gracias por estas reflexiones.
Amalio Rey
Exacto, Alberto. Es complicado, y requiere un enfoque global, que incluye desde lo regulatorio a, sobre todo, lo educativo. Cada vez vamos entendiendo mejor los peligros, así que igual se produce algún punto de inflexión. Gracias
Julen
Lo malo de estas (crudas) reflexiones es que a veces es tan difícil encontrar el plan B a lo que se nos impone desde el gigiantismo de estos monstruos mediáticos. Pero no podemos abandonar el posiconamiento crítico. Si lo hacemos, entonces sí que todo se va a poner realmente negro.
Amalio Rey
Pos’si, Julen. Eso me produce mucha contradicción. Sé que tendría que huir, pero cuesta, nos atan por todos los sitios. Mientras tanto, nos quejamos y tratamos de espabilar, pero lo cierto es que seguimos ahí 🙁