Elogio a la lentitud, la moderación en el lenguaje y el cuidado de las emociones en política
Lo cuenta, y muy bien, Gutiérrez-Rubí. Elogiar la lentitud en política es una idea muy sugerente porque hoy ser lentos es el peor insulto que te pueden hacer. «Si tarda, no vale», pero «tener prisa, en política, es el camino más directo hacia la arbitrariedad». Más de lo mismo con la crispación y agresividad verbal del lenguaje político. El sistema de incentivos de la democracia actual fomenta la precipitación, el ruido, la sobreactuación.