Cuando el contexto cambia a las personas: una de Charles Handy
POST Nº635
Si me lees a menudo en este blog sabrás que soy muy fan de Charles Handy, ese irlandés sabio que escribe sobre gestión (management) de una manera que no parece que lo está haciendo. Es distinto a todos. Deja ver su impronta de filósofo pero con una mirada práctica, de gran sentido común, que invita a leer sus textos con muchísimo gusto.
He escrito otras reseñas sobre su libro “La organización por dentro”, en el que comparte 21 ideas sobre “por qué las personas y las organizaciones se comportan como lo hacen”. El título original es “Inside Organizations: 21 ideas for managers”, publicado en 1999. Mi post de hoy trata sobre uno de los bocados que nos regala el autor en ese libro y que llama “Los papeles del actor”.
En las organizaciones, dice Handy, necesitamos recordar más a menudo este hecho evidente pero a veces tan ignorado: “Todas las personas se comportan de modo diferente con personas diferentes. Todas las personas son diferentes en situaciones diferentes”. Fue leer esto y acordarme de esa frase del escritor Norman Mailer que dice: “Puedes convertirte en un hombre distinto en cada matrimonio” 🙂 Es así, no somos siempre los mismos y por eso poner etiquetas es tan absurdo. Ves a un individuo que se comporta de una manera en un sitio, tal vez mal o errático, y puedes encontrártelo totalmente transformado, pleno y brillante, en otro. Que actuemos de una manera o de otra depende mucho del contexto, de lo que este nos estimule y condicione. Tanto por el tipo de cosas o tareas que nos empuja a hacer como por las personas con las que nos relacionamos en esas tareas. Sacamos lo mejor y lo peor de nosotros por una combinación mágica del efecto de esos dos factores.
Por eso, es tan importante elegir con tino el papel que desempeñamos, la misión que aceptamos o se nos atribuye, porque eso influye bastante en nuestro modo de comportarnos. Lo mismo se puede decir si tenemos la responsabilidad de asignar funciones o roles a personas de un equipo. Conviene alinear muy bien el tipo de capacidades y compromisos que exige la tarea con las expectativas y fortalezas de la persona que la asume. Como dice Handy: “el secreto es elegir los papeles adecuados para nosotros, y solamente esos papeles (…) y admitir que algunos papeles no le van a uno”. Quizás por eso, las personas más felices son aquellas que, “por suerte o porque lo han planeado, encuentran pronto los papeles que les van”. Para transitar por esa senda del descubrimiento, “el secreto consiste en hacer más de lo que uno hace mejor”, pero también “ser sincero con uno mismo” para saber interpretar cómo nos sentimos y cuánto rendimos haciendo cada cosa, porque es fácil autoengañarse en la evaluación.
Trabajar y compartir con las personas que nos encajan también ayuda a aflorar lo mejor que llevamos dentro. Recordad lo que dijo Mailer: “puedes convertirte en un hombre distinto en cada matrimonio” según con quién te juntes 🙂 Por eso saber unirse a las personas adecuadas para hacer las cosas que nos pegan es uno de los retos más complicados y decisivos en la gestión personal y de las organizaciones.
Claro, todo hay que decirlo, calibrar bien ese ajuste para conseguir el matching adecuado se complica bastante cuando pasión y habilidades no encajan. Si es tu caso, como el de tanta gente, tendrás el doble de trabajo pero no dejes de intentarlo 🙂
Julen
No sé si has leído o usado la teoría de los roles de Belbin. Muy en línea con lo que dices: el contexto juega para que los roles que desempeñamos lo sean en positivo o negativo.
Amalio Rey
Sip, Julen, hemos hablado de ella en algunos comentarios que me has hecho en otros posts. Es muy interesante y útil…
Gonzalo Martín
Esto tiene que ver con aquello que comentaba contigo de la «discusión cualificada». Hay que suprimir ruido para poder deliberar de modo productivo.
Amalio Rey
De acuerdo, Gonzalo. Con el enorme ruido que hay ahora, resulta imposible centrarse en los argumentos. Además, el ruido contamina las actitudes, hace que se convierta en una guerra de gallitos. Todo el mundo está alterado. La «discusión cualificada» en este contexto es imposible. El contexto, en este caso, lo echa a perder todo 🙁