1.5 vs. 2.0: velocidad, coherencia e indicadores (post-93)

En este post termino la comparación que vengo haciendo (ver post-91 y post-92) entre los enfoques 1.5 y 2.0 a partir de algunas ideas esbozadas por Julen Iturbe y Genis Roca en el video del seminario sobre Empresa Abierta que compartieron hace más de un mes en la EOI.
Voy a terminar esta especie de “trilogía” analizando las últimas tres diferencias que percibo entre ambos enfoques:
3) Replanteamiento profundo del contexto vs. foco-micro en la empresa
Veo diferencias importantes en la amplitud del zoom y sobre todo, en la ambición de cambio que ambos enfoques se plantean.
El video al que me vengo refiriendo refleja la sensibilidad de Julen de abrir el foco para replantearse otros tipos de recipientes donde contener el modelo 2.0 (por ejemplo, concede mucha importancia a la expansión de las entidades sin fines de lucro, y de las redes P2P), mientras que la mirada de Genis es más del tipo “Task-force”, centrada en proyectos puntuales, y no parece plantearse otros escenarios distintos a los corporativos.
Simplificando un poco, el enfoque 1.5 se acerca más al del “consultor” empresarial pragmático, mientras que Julen tiene una visión más de “sociólogo”, más humanista y sistémica (“a veces dudo de si estamos agotando un modelo o tipo de Capitalismo”). Esta perspectiva más sociológica está en línea con un post que escribí antes en el que intentaba resumir las “15 actitudes 1.0 que ayudan a entender lo 2.0”.
Estas dos escuelas emergen, obviamente, de dos tipos de sensibilidades individuales que terminan reflejándose necesariamente en los contenidos con los que se dota el trabajo del consultor. Un enfoque más profesionalizado y centrado en el problema puntual, y otro que se siente cómodo dentro de un planteamiento más holístico basado en una visión personal de lo filosófico, ético y social.
4) Filosofía y principios (procesos) vs. Herramientas (resultados)
La escuela 1.5 es más de herramientas, de tecnología, y se centra sobre todo en los resultados. Mientras que a la opción 2.0 le preocupa muchísimo más el proceso. Seguro que estoy simplificando un poco, pero mucho hay de cierto en esta comparación.
La primera apura los plazos y apuesta por ofrecer resultados visibles e inmediatos. Cree incluso que acciones puntuales basadas en las herramientas (Twitter, blogs, Podcasting, SEO, etc.) pueden generar avances significativos al margen de la filosofía y la actitud. Aunque no ignore del todo la importancia de esto último, su abordaje es más tecnocrático.
En este blog hace tiempo venimos hablando de este reclamo por un equilibrio entre la filosofía y las herramientas 2.0 porque creo que es un debate muy pertinente. En mi post-57 ya avancé dos preguntas en esta línea:
- ¿Apostar solo-por-las-herramientas puede llevarnos a un cambio profundo de Actitud, o por el contrario, un abordaje tan superficial supone un mayor riesgo de decepción que termine matando la validez del modelo?
- ¿Sería realista pensar que probando y jugando con las herramientas se llegue a desarrollar una predisposición positiva hacia un cambio más profundo de actitud? ¿Tendríamos que ser más porfiados en insistir que las herramientas no sirven sin una actitud, o convendría un enfoque más gradual que recete las herramientas como un camino hacia la actitud?
Recuerdo de David Sánchez Bote me respondía en ese mismo post que creía mucho en el uso de las tecnologías de la información como “caballo de Troya” que lleve en su interior la promesa de un cambio de actitud, pero advertía que poner las tecnologías no es suficiente aunque puede ser un buen “catalizador” del cambio cultural si las unimos a otras acciones.
En fin, volviendo al contrapunto que estábamos haciendo de las dos posturas, la opción 2.0 pone todo el énfasis en la actitud, en la filosofía que está detrás del cambio, y ve las herramientas y la tecnología como meros facilitadores. Aquí importa mucho más la naturaleza del proceso, la gestión del cambio cultural, confiando que los resultados se verán con el tiempo.
Esta escuela rechaza la idea de acelerar los plazos, del “resultadismo”, porque cree que el cambio 2.0 tiene un tempo que hay que respetar para que emerja de forma genuina.
Ahora bien, después de escribir lo anterior he vuelto a re-pensar el asunto, lo he pensado mejor… y tendría que matizar que el mundo 1.5 no es nada homogéneo.
Quizás sea más exacto decir que hay prácticas “negativas” y “positivas” dentro de la visión 1.5.
Genis, por ejemplo, se desmarca personalmente de la visión tecnocrática, y afirma con razón en el video que “la tecnología es relevante pero es más importante lo social”. Yo añado que los que trabajan bien como Genis saben que las herramientas 2.0 necesitan de la gestión del cambio para ofrecer los mejores resultados. Pero hay otros consultores dentro del enfoque 1.5, y podría citar algunas marcas conocidas, que están entendiendo esto de un modo bastante distinto.
El estrés por facturar, y por cazar grandes cuentas, los están llevando a vender servicios que son totalmente incoherentes con el espíritu 2.0, por muy 1.5 que obligue la ocasión y la naturaleza del cliente. No voy a entrar en detalle sobre estas prácticas, porque estoy escribiendo un artículo que aportará muchos ejemplos de esto.
Todo no vale. Hay proyectos o prácticas que restan, que se cargan literalmente la credibilidad del modelo. Si un proyecto (pretendidamente) 2.0 apela, por conseguir resultados rápidos, a procesos o servicios que son de naturaleza 1.0, entonces estamos creando confusión. La facturación no puede ser un fin en sí misma. Tampoco las herramientas.
5) ¡¡Indicadores, indicadores!!
Este último punto es complicado. A ver cómo lo explico.
Genis en el video, a propósito de una pregunta que le hicieron y en la línea que le he oído pronunciarse en otros foros como el último de Sevilla sobre Redes Sociales, afirmó que “los indicadores son la madre del cordero” en la implantación de modelos 2.0 porque “son la clave de la venta interna”. Incluso fue más rotundo al comentar que lo primero que discute con los clientes en sus proyectos 2.0 es con qué indicadores se va a medir el impacto.
Julen no habló de esto, pero creo recordar que he leído algún post suyo en el que también destaca la conveniencia de usar indicadores, aunque pone menos énfasis que Genis en ese reclamo.
Mi opinión ha sido siempre favorable a trabajar con indicadores. Me gustan como herramienta para objetivar los avances. Pero en los últimos tiempos estoy cambiando un poco mi visión al respecto que resumiré en estos tres puntos:
a) En las grandes empresas se necesitan, efectivamente, muchos más indicadores que en las pequeñas. La necesidad de datos crece en la medida que la percepción de los avances se hace menos visible.
b) En las empresas pequeñas no hay que obsesionarse con los datos y los indicadores, porque hay otras vías más informales e intuitivas de percibir las mejoras. En entornos más informales, lo cualitativo captura mejor la realidad que los datos.
c) OK, vamos a usar indicadores, ¿pero cuáles? ¿indicadores 1.0 para medir avances 2.0? Eso no tiene mucho sentido, y por lo visto, es eso lo que se propone desde el mundo 1.5.
Este último punto es crítico y voy a detenerme en él. Mi postura es que si vamos a usar indicadores para medir la implantación de modelos 2.0, tendremos que ser coherentes al elegirlos, y va a hacer falta en muchos casos crear nuevos indicadores.
Aquí también veo diferencias entre las dos posturas. El mundo 1.5 sostiene que para medir los avances en estos proyectos hay que usar los mismos indicadores de resultado de toda la vida, vale decir: ventas, costes, número de quejas, beneficios, etc. El argumento es potente: ha de ser así porque son estos indicadores los que preocupan a la persona que te va a comprar el proyecto.
Por decirlo más claro. La tesis 1.5 sugiere entonces que un proyecto 2.0 tiene que prometer buenos resultados 1.0 para que el directivo 1.0 quiera comprarlo.
Es una premisa muy en la línea camaleónica del mundo de la consultoría pragmática e “industrial”, pero que puede ser falsa para los que creemos que los modelos 2.0 buscan objetivos “de proceso” y “de actitud” que no caben en los indicadores de toda la vida.
No estoy diciendo tampoco que haya que olvidarse de indicadores como las ventas o los costes, no digo eso porque hablamos de empresas. Pero sí que ser consultor 2.0 implica necesariamente un esfuerzo de sensibilización del cliente, para ayudarle a ver que los avances en estos proyectos no son directos, ni inmediatos, ni unidireccionales, ni necesariamente cuantitativos.
No lo son porque se trata de aplicar soluciones integradoras, holísticas, que generan un impacto polivalente, en multitud de frentes. Estas sembrando un árbol que da muchos tipos de subproductos además del fruto inmediatamente “vendible”.
Juan Alberto
Excelente resumen de dos «escuelas» complementarias y necesarias entre sí.
Julen, y OBEA con él, manteniendo la visión del movimiento 2.0 y en cierta forma como garante de la no mercantelización del mismo. Importante en su forma de ver la vida es el paso por el mundo del cooperativismo (referente constante en sus post).
Genis, estableciendo los puentes para que las grandes empresas mejoren sus resultados mediante la incorporación de las herramientas y convencido de que convencerán y logrará transformarlas en empresas abiertas.
Pero la cuestión que aún no veo analizado en profundidad (a no ser amigo Amalio que me ilumines con tu extraordinaria capacidad de análisis) es cómo convencer a las micropymes de regiones como Canarias y Extremadura para que transformen su cultura empresarial.
Senior Manager
La medición 1.0 para la asimilación de proyectos 2.0 en empresas (grandes y pymes), todavía tiene mucho que ver con la madurez tecnológica de sus directivos, que ahora mismo ven lo 2.0 como una moda de la que no quieren quedarse fuera, pero que sus ajustados cerebros llenos de ideas preconcebidas y paradigmáticas, aún no logran comprender.
Esta situación es muy parecida a la llegada de las primeras computadoras de escritorio a las empresas… lo directivos sabían que eran algo «bueno» pero las adquirían sin comprender su uso … Por esta razón son tan útiles artículos como este, pues ayuda a comprender el nuevo ordenamiento y a derribar algunos paradigmas que sólo retrasan la implantación de una nueva forma de hacer consultoria.
Saludos
SM
Jaime Cuesta
Indicadores, Indicadores, Indicadores
100% de acuerdo, desde dentro de la gran empresa necesitamos indicadores para poder medir nuestras aventuras 2.0 y también para poder explicar nuestro trabajo a otros que no perciben los nuevos tiempos.
Yo me apunto al trabajo de los indicadores…
Amalio
Buen apunte, David, y estamos de acuerdo totalmente.
Aunque Julen, me consta, tambien se mueve con intensidad en el mundo de la empresa, y en su labor de consultor, Genis está mas centrado en eso.
En cualquier caso, el objetivo de estos posts, como sabes, no es personalizar, sino reflexionar en qué medida podemos extraer lo mejor de las dos perspectivas. Describir las dos opciones ayuda, pienso yo, a ver las lmitaciones y a potenciar las fortalezas que hay en cada una.
Como he dicho en los posts, veo actitudes positivas y negativas en los dos modelos = consultores-2.0 demasiado puros y excluyentes, y consultores-1.5 que de tanto vanalizar el tema, por donde pasan dejan tierra minada. Eso es lo que hay que denunciar…
Pues nada, continuamos la reflexión, gracias por pasar por aqui…
David Sánchez Bote
Gracias por estos posts, seguro que nos ayudan a todos a ordenar las ideas.
Para comprender las diferencias entre las propuestas de Julen y Genis creo que es interesante también entender sus respectivos contextos. Genis, creo, es una persona enteramente volcada en la consultoría, mientras que Julen tiene «una pata» en el mundo universitario (y OBEA pata y media). En la Universidad entiendo que es importante no mirar a mañana, ni a pasado mañana, sino más hacia al futuro investigando sobre ideas, modelos, etc. que puedan, o al menos, intenten vislumbrar un futuro mejor. Por eso, creo que la propuesta de Julen es más «revolucionaria», en el sentido de que está enfocada más a proponer futuros posibles (aunque no renuncie ni mucho menos a intentar hacerlos posibles desde ya en determinados contextos favorables como el de las nuevas y pequeñas empresas), mientras que la de Genis está más centrado en «solucionar» problemas concretos en el presente.
Bueno no se si me he explicado 😉