¿Y tu libro para cuándo?
POST Nº 667
En mayo conté en esta casa que había terminado ¡¡por fin!! mi manuscrito del libro sobre inteligencia colectiva que llevaba escribiendo desde hacía diez años. Fue un proyecto titánico por el esfuerzo que me supuso, además del tiempo de dedicación que distrajo de mi trabajo y los elevados gastos en viajes que incurrí para realizar la investigación. 114 personas, todas ellas bastante relevantes, participaron en el estudio de campo aportando ideas de mucha valía.
Como todo lo que hago en lo profesional sigue una metodología abierta y colectiva, la búsqueda de la editorial no iba a ser una excepción. El post de mayo llevaba por título: ¿Comprarías un libro así? porque quería saber si a la gente le parecía interesante el tema, si compraría un ensayo como el que les presenté, y qué le dirían a una buena editorial sobre la conveniencia de que se implique (o no) en un proyecto como este. A fecha de hoy, esa entrada ha recibido 48 comentarios, muy bien fundamentados y que dan pistas de que existe una incipiente comunidad interesada en comprar y difundir el libro. En Facebook y Twitter también suscitó bastante interés, con un respaldo amplio por muchas personas que quieren que el ensayo se publique.
Expliqué en ese momento que llevaba un par de semanas en contacto con posibles editoriales. Que había elegido unas pocas, las que me parecían más adecuadas para la temática del libro y con cierto prestigio. También, que las primeras me habían respondido más rápido de lo que esperaba porque aunque tengo mucha confianza en este proyecto, sé que el mercado editorial está muy difícil y hay excelentes ensayos, de gente que escribe estupendamente, pujando por conseguir que le publiquen.
Sabía que no sería fácil acceder a una buena editorial y así está siendo. Hoy, después de cuatro meses, voy a contar mi experiencia por devolver algo a los que se molestaron en apoyar el proyecto, por mantenerlos informados, y también para compartir la carga de este viaje que a veces se me hace demasiado pesada de llevar en solitario. Escribir un libro, si lo quieres hacer bien, tiene lo suyo. Pero convencer a una buena editorial para que apueste por él puede ser un ejercicio todavía más agotador y, a veces, casi surrealista.
La búsqueda empezó bastante bien. Redacté una “propuesta editorial” explicando todos los detalles, desde la descripción del proyecto a un breve análisis del público objetivo, la actualidad e interés del tema y posibles argumentos de venta. También ideas para el texto de cubierta, una revisión rápida de libros de referencia y, por último, mi Bio. Gracias a eso, intuyo, la entrada del embudo se ensanchó generosamente porque no es nada fácil -me dicen- conseguir, como fue mi caso, que siete editoriales aceptaran valorar mi manuscrito.
De esas siete, cuatro ya me dijeron que no. Alguna dando el portazo con un escueto mensaje del tipo: “Le hemos echado un vistazo a tu propuesta pero no vemos que encaje en nuestro catálogo”, sin más explicación. Otra se enrolló más, entrando en ciertos detalles: “Es un libro ambicioso que bien podría encajar en un catálogo que busque dar respuesta a temas sociales de interés general, pero quizá demasiado amplio para un sello como el nuestro que busca un enfoque más práctico”. Esto me dejó bastante atónito porque todo el que ha leído mi ensayo resalta su utilidad y enfoque práctico, eso sí, desde el rigor.
Ante las dificultades que tuve inicialmente, y algunos buenos consejos, me di cuenta de que un hándicap del manuscrito era su extensión. Era demasiado largo, y eso implicaba mucho riesgo para las editoriales por su consiguiente aumento en los costes de impresión. Dediqué, entonces, la primera quincena de agosto a hacerle una poda considerable y el resultado que me quedó fue bastante mejor. En su nueva versión, el proyecto de libro se volvió más atractivo y viable. Ahora tiene 343 páginas, de ellas 317 componen el cuerpo del ensayo y 26 se dedican a la bibliografía, el listado de participantes, el índice y los agradecimientos. También aproveché para modificar algunos detalles importantes en la organización de los contenidos.
Algunas editoriales me han tratado muy bien. Otras ni me contestaron. Las tres que tengo aún pendientes de respuesta -todas muy relevantes- mantienen un incómodo silencio. Les escribí recientemente y no me respondieron. Quiero creer que es porque todavía no han tomado una decisión, que entiendo que pueda tardar porque es difícil y tendrán muchísimo trabajo. Pero echo en falta que al menos respondan con un mensaje escueto del tipo: “estamos todavía valorando, danos más tiempo”. Con eso bastaría para saber que el proceso sigue su curso. Y si no es así, me parece muy triste que no lo digan porque eso es jugar con la ilusión de la gente. Pienso, además, que es una cuestión de simple educación.
Tuve un intercambio muy interesante, mucho más cercano, con una editorial de bastante prestigio por lo selectiva que es para curar su catálogo. La persona con la que me comuniqué me trató estupendamente a pesar de su posterior respuesta negativa, que fue en estos términos: “Hemos leído atentamente tu manuscrito los miembros del consejo editorial y ya tomamos una decisión. Tras considerarlo mucho (y debatirlo intensamente) consideramos que XXX no es la editorial adecuada para este trabajo. Sin duda el texto tiene interés (especialmente para la gestión de equipos) pero creemos que, por su dimensión teórica, tiene, por una parte, un carácter académico y especializado para los lectores interesados en el análisis de los procesos colectivos y por otra, un cierto potencial para los que buscan libros de gestión de la empresa. No creemos que pueda funcionar comercialmente bajo nuestro sello. Sin embargo, recomendamos que lo presente a editoriales mucho más interesantes para su manuscrito, tales como…”, y entonces me propusieron dos sellos, uno de libros de empresa y otro de ensayos de ciencias sociales ☹
No entiendo. Mi ensayo no está orientado “especialmente” a la “gestión de equipos”, que es un tema del que ya se ha escrito bastante. Pone el énfasis en el escalado de los procesos colectivos, cuando la inteligencia colectiva tiene que dar respuesta a retos de multitudes o grandes organizaciones. Por otra parte, al leer valoraciones como esas me hace pensar que no he conseguido que se entienda mi intención de desplegar un estilo narrativo que mantenga un equilibrio entre el tono del ensayo y el del libro útil. En todo momento quise moverme en ese espacio híbrido y conector que significa facilitar la divulgación de las ideas entre los lectores medios generando a la vez simpatía, o como mínimo, sin incomodar a los más exigentes.
En resumidas cuentas, estoy ahora más perdido que un pulpo en un garaje☹ Me alegra escuchar que el manuscrito tiene mucha calidad, pero sellos “de gestión” me dicen que es muy «de ensayo general», y los segundos, que encaja mejor en catálogos de libros “más prácticos” como los “de empresa”. Yo que quería precisamente huir de etiquetas y desbordar segmentos estancos, porque conozco a muchas personas a las que les apetece leer libros de gestión pero con el estilo narrativo, la profundidad y el rigor de los ensayos, por lo visto me he quedado “en terreno de nadie”. Me propuse no renunciar al rigor pero intentando conectar con lectores que no leen papers, buscando un texto que se moviera en la frontera entre la mirada académica y la profana. Mi modelo de referencia en ese sentido ha sido “Sistemas emergentes”, de Steven Johnson, y todos sus libros. Sin embargo, a las editoriales parece atragantárseles este tipo de obras, a pesar de tener -en mi opinión- un creciente potencial de lectores que se mueven fuera de las etiquetas de marketing que tiranizan al sector.
Algunas editoriales tenían la programación de publicaciones ya comprometida hasta 2023, así que no aceptaron el manuscrito. En un intercambio con una de ellas, el director editorial se vino arriba y me propuso la opción alternativa que llaman de “edición híbrida”, en el que buena parte de la tirada la termina pagando el propio autor. Distribuyen un pequeño porcentaje de los ejemplares en las librerías y la mayoría los adquiere el autor con unos descuentos bastante ridículos a menos que compre un contenedor. Esos libros adquiridos de antemano son para “regalar a clientes” o “venderlos en formaciones y conferencias”, cosa en la que de momento no estoy interesado, ni creo que tenga tiempo (ni ganas) de hacer.
¿Y ahora qué?, te preguntarás. De momento, intento contestar como puedo a la pregunta que sirve de título a este post, inspirada en la mítica canción veraniega de Jennifer López. Mi plan es dar como plazo máximo hasta noviembre para ver si responde positivamente alguna de las tres editoriales pendientes. Si no hay suerte, tocará “agachar la cabeza” y renunciar a mi deseo de pasar por el filtro reputacional y meritocrático de una buena editorial. En ese caso, activaré el Plan-B de la auto-publicación. Ya empecé, por si acaso, a investigar sobre esto, que es un mundo también. En esa línea cabe la posibilidad de que me atreva a lanzar una campaña de crowdfunding o financiación colectiva. Es una fórmula que me gusta y que creo que le pega a mi libro. Además, si puede ser con mis amigos de Goteo, mucho mejor. Soy muy muy fan de ellos.
Me cuesta entender que las editoriales no comprendan la pertinencia y oportunidad de apostar por un libro así, siendo una temática tan interesante. El recorrido que tiene este asunto, el de la inteligencia colectiva, en la agenda pública es brutal. Personas de mucho crédito me dicen que el manuscrito está muy bien escrito, que no tiene ningún problema de calidad. En fin, ya veremos, el mercado dirá la última palabra. Seguiré informando.
Ah, por cierto, si se te ocurre algo, tienes algún contacto editorial interesante, o me quieres dar alguna pista para desatascar esto, estaré encantado de escucharte. Bien en el hilo de comentarios o bien en privado usando el mail de contacto.
NOTA: La imagen de la entrada es de sunbeamphoto en Pixabay.com. Si te ha gustado el post, puedes suscribirte para recibir en tu buzón las siguientes entradas de este blog. Para eso solo tienes que introducir tu dirección de correo electrónico en el recuadro de «suscríbete a este blog” que aparece a continuación. También puedes seguirme en Twitter o visitar mi otro blog: Blog de Inteligencia Colectiva
Juanjo Brizuela
Jope Amalio.
No quisiera hablar de penas, porque en realidad tendrá su esperado y merecido final. Quizá el problema es que también las editoriales se están moviendo en un terreno «cómodo», en un terreno donde el riesgo comienza a ser mínimo y donde aquello que tiene cierto poso entre académico y práctico les puede hacer salir de ese camino tomado. No hay más que ver las publicaciones que existen flojas, libros que se leen en una espera en el aeropuerto y cosas así. No es por sacar balones fuera, pero desde aquí te animo a seguir insistiendo.
Por otro lado, lo de los autolibros sigue siendo creo una gran opción. Por ejemplo Fernando de la Rosa acaba de publicar que el suyo saldrá vía crowfunding, Goteo me parece una excelente opción y libros.com está llevando a cabo proyectos chulos.
Así que creo que puede ser una gran opción, que creo te puede ayudar más en tu objetivo de tener el libro publicado. Quién sabe qué vendrá después, Amalio
Amalio Rey
Si, claro, Juanjo, a veces las cosas ocurren porque conviene que sea así. Yo ya no estoy desanimado. Cambié mi actitud después de un saludable reajuste de expectativas. He dado un último plazo para abandonar el «modo editorial» y cambiar al «hazlo tú mismo» (DIY). Estoy convencido de que el libro se publicará y que irá bien, tome el camino que tome. En noviembre habrá noticias. Gracias por los ánimos. Un abrazo!!!
Julen
Bufff, tela lo que está pasando. Al final, la gran pregunta que me viene a la cabeza es: ¿el formato «libro» es una vía natural de comunicar lo que hacemos? Cuando digo «libro» no puedo dejar de incluir el entramado editorial que lo define. Es lo que estás conociendo de primera mano en la actualidad por lo que cuentas en el post. Destila un evidente pesimismo.
Una segunda cuestión: ¿cómo aplicaríamos design thinking a la publicación de un libro? Me temo que el prototipado y la permanente conexión con el «mercado editorial» son necesarias. ¿Escribimos lo que nos sale de dentro y luego buscamos quién nos lo compre? ¿O entramos en una dinámica de contacto desde el momento inicial para saber qué «funcionaría» y que no? ¿Escribimos para el mercado o escribimos para nosotros? Vale, no es blanco o negro: entonces, ¿en qué proporción?
La cuesti´ón de fondo es cómo divulgar nuestras ideas. Y en qué «volumen» de acceso al mercado. ¿Queremos llegar a nuestras pequeñas comunidades blogueras o aceptamos unas leyes de escritura/publicación que no son tanto nuestras sino del mercado? Si queremos llegar más allá, ¿el mercado de las editoriales al uso es la ´via?¿Tenemos capacidad de hacerlo de otra manera?
Me rindo, Amalio, ante tu resiliencia con el libro (o «los libros»). Me parece encomiable lo que estás demostrando con tu paciencia. Si en un momento dado te animas a la autopublicación, piensa (también) en Amazon. Si quieres te puedo poner en contacto con alguien que creo que sabe bastante del tema: http://elcentinel.blogspot.com/2014/12/como-autopublicar-y-vender-libros-en.html (el artículo es de hace tiempo, pero es un hombre que ha autopublicado toda su obra y que creo que seguirá sabiendo mucho del tema).
Amalio Rey
Hola, Julen:
Buenas preguntas todas. Intento contestarte:
1) ¿El formato «libro» es una vía natural de comunicar lo que hacemos? Es evidente que no. De hecho, comunico mucho más a través de mis dos blogs, que son dispositivos dinámicos, como películas que nunca terminan. Los libros -en su forma tradicional- serían como fotografías que dejan su impronta para la posteridad, y en ellas hay mucho ego embebido.
2) El concepto de “libro” se está reinventando, desde la autopublicación hasta la posibilidad de publicar libros “abiertos”, “vivos”, en formato web, que se editan constantemente, casi en tiempo real. Yo estoy empecinado en el formato clásico, y ese quizás es mi error.
3) Estoy moderadamente pesimista, porque a más puertas se me cierran en el entramado editorial, más me voy convenciendo de que existen otros caminos y que quizás conviene dejar que fluyan las “malas” noticias porque me llevan a un sitio mejor, o sea, que lo que parece malo puede terminar siendo bueno para eso que ahora llamamos “libro”.
4) Lo que dices del prototipado iterativo de un libro, inspirado en el Design Thinking, es, por supuesto, la mejor forma de escribirlo. Pero para eso necesitarías un socio editorial desde el inicio, que te haga el encargo de escribir sobre un tema específico que le interesa y que se comprometa a publicar. Ese es el escenario ideal, pero no ha sido -como sabes- mi caso. Son cosas que uno va aprendiendo. Me gustaría que mi siguiente proyecto editorial fuera así.
5) En mis blogs, sobre todo en este, escribo básicamente “para comprender” y comunicarme con la comunidad que me lee. Ahí, como dices, hay una mezcla entre lo que me apetece contar a mí y lo que puede funcionar, pero lo primero pesa más. No “funcionaría” si no me apetece contarlo.
6) Respecto de tu cuestión de fondo, tengo claro que estoy dispuesto a aceptar reglas de publicación que no son tanto las mías, sino las del mercado, porque quiero llegar a mucha más gente que la que me lee en mi comunidad. Mi gran objetivo con este libro (es una pregunta que me he hecho muchas veces) es conseguir que la “inteligencia colectiva” gane mucha más presencia en la agenda de la conversación pública. Hoy es un tema secundario, invisible, mal tratado, y yo quiero cambiar eso. Para conseguirlo necesito acceder a plataformas e infraestructuras de distribución y de visibilidad en los medios. Las buenas editoriales son todavía determinantes para eso. Hacer la guerra por mi cuenta, con la autopublicación, es un camino que -me temo- difícilmente me lleve a ese escenario.
No sé, Julen, si lo mío con este libro es resiliencia o cabezonería. Paciencia sí que estoy teniendo, y mucha. Pero también la tuve para escribirlo. Diez años no es ninguna tontería. Ahora siento que tanto esfuerzo metido en este proyecto funciona como una trampa, porque intento controlar el resultado, para que no me defraude, y eso es un imposible. Es como un hijo que lo quieres tanto que no lo dejas ir, y ya sabes a dónde conduce eso. Trato de desapegarme para no esperar todas las mañanas un e-mail de una editorial aprobando la publicación de mi ensayo. Lo de la autopublicación está ganando fuerza. Gracias por el enlace al blog de Centinel. Tomo nota. Esa es la opción, por lo visto, que se antoja más probable. Daré el último cuartelillo hasta noviembre a las tres editoriales pendientes de respuesta y, si no funciona, entonces tomo otro camino. Un saludo
Iván
Hola Amalio. Alguna editorial de Universidad como UOC, Alicante u otras. Mira en Libros.com de donde han salido proyectos muy chulos y han ayudado a amigos a editar. Un abrazo y suerte.
Amalio Rey
Hola, Iván. Gracias por el feedback, amigo. Propuestas de editoriales pequeñas sí que tengo, pero no es -de momento- lo que busco. Libros.com es una opción interesante para la autopublicación con crowdfunding (aunque a ellos no les gusta que se diga que es «autopublicación», a mí me lo parece) y está entre las posibilidades de mi Plan B. Un abrazo
Erendira Brito
¡Hola Amalio!
Yo no soy escritora, solo una simple projec manager que te ha seguido casi los 10 años, el tema se me ha hecho super interesante desde que te lei y pienso que da respuesta a muchas preocupaciones del mundo entero, creo que pronto llegará quien tenga esa visión de querer hacer que está investigación llegue el mundo entero. ¡Mucho éxito!
Por cierto, yo si lo compraría. Saludos cordiales.
Amalio Rey
Hola, Erendina. Gracias por tu amable comentario. A ver si hay suerte, porque no cabe duda que es un temazo. Saludos!!
Gonzalo Martín
Te doy mi opinión: no merece la pena tratar de entender los noes y los síes. Que los síes son tan tontos como los noes es algo que nadie dirá, porque todo el mundo piensa que es por su talento inconfundible. Nadie sabe con los productos creativos lo que va a funcionar y lo que no. Sean libros, películas o la dichosa publicidad viral. Digan lo que digan no se sabe: Hollywood lleva décadas tratando de inventar m´étodos para acertar lo que gustará, que no es moco de pavo porque las inversiones son cuantiosas. El riesgo es tan incierto, que lo que han perfeccionado es el mecanismo para recuperar todo el dinero posible y no darle nada al inversor. Las editoriales hacen lo mismo con los libros y los autores, espera a ver la liquidación. Por tanto, los que te dicen que no es porque creen saber lo que gustará a su público, eligen un número de riesgos limitados a los que decir sí por las mismas creencias por las que te dicen que no. Así que las informaciones son contradictorias, las interpretaciones inesperadas etc. Luego llega el libro, triunfa, y todos verán evidente por qué. Y, si no, nadie se acuerda. Pero tu talento es el mismo. Y no es poco.
Amalio Rey
Bueno, Gonzalo, ya sabes que no soy tan drástico. Creo que en las respuestas de las editoriales puede haber pistas útiles cuando te dicen que no. Sé que los criterios que siguen son muy comerciales, y muy propios, para filtrar las propuestas, pero algo puedo intuir cuando dan detalles. Se prodigan muy poco en las respuestas negativas pero como vuelvo a preguntar, a veces consigo saber más.
Soy consciente de que porque las editoriales me digan que no, eso no significa que me falte talento o que al libro le falte calidad. Aunque me frustre no poder alcanzar mi objetivo, sintiendo que el libro lo merece, no me tomo las respuestas de esa manera. Pero visto al revés, en positivo, si alguna me dijera que sí, y aceptara publicarlo, sentiría que el ensayo pasó ese filtro reputacional y me alegraría mucho. Quiero vivir esa experiencia como autor. Por mucho que dudemos, con razón, de los criterios «caprichosos» que siguen las editoriales para conformar sus colecciones (no hay más que ver ciertos títulos que han publicado algunas de las que me respondieron negativamente), sigo pensando que hay un baremo de calidad que está presente, que lo aplican, al menos en las buenas. A mí me apetece ponerme a prueba ante ese filtro. Deseo pasar por eso, aunque sea la última vez. Si lo consigo, fenomenal. Si no, ningún trauma, buscaré otros caminos, pero el libro se terminará publicando. Un saludo
Ricardo Antón
Ánimo Amalio!
Espero que una de esas editoriales que falta por responder te de una respuesta positiva. A mí una de las que está pendiente es la que me parece más pertinente.
Y si no, la opción de Goteo es una posibilidad perfecta, aunque en principio no sirva para que el libro esté en montoncitos en las librerías de aeropuerto… También hay editoriales interesantes que están utilizando Goteo como plataforma para lanzar algunos de sus libros, lo que me parece una inteligente estrategia. Una de ellas que me gusta es https://pol-len.cat/
Un abrazo y ÁNIMO!!!
Amalio Rey
Gracias, Richi, por los ánimos. Tú me has ayudado mucho en su momento con la conceptualización del libro. Has participado en él. Viene a ser como un sobrino 🙂 Es verdad que una de las editoriales pendientes de darme respuesta sobre la valoración del manuscrito (que tú sabes cuál es porque lo hablamos) es la que más ilusión me hace. A ti también. Creo que sería la idónea, aunque reconozco que tanto silencio me hace pesimista. Un abrazo